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Fernandez Arias c/ Poggio y otros

Corte Suprema de la Nación

Hechos: El Congreso sancionó las leyes 13.246, 13.897 y 14.451, que ordenaban al Poder Ejecutivo a
organizar en el Ministerio de Agricultura las Cámaras Regionales Paritarias de Conciliación y Arbitraje
obligatorio, y una Cámara Central. Estas cámaras estaban integradas por representantes de los
propietarios de terrenos rurales y de los arrendatarios y aparceros. Creados los organismos, se
organizaron de la siguiente manera, las Cámaras Regionales tenían competencia exclusiva en la decisión
de todas las cuestiones suscitadas entre arrendadores y arrendatarios o aparceros, con motivo de los
respectivos contratos de arrendamiento o aparcerías rurales, las decisiones de esta Cámara debían
apelarse ante la Cámara Central cuyas decisiones eran susceptibles del recurso extraordinario ante la
Corte Suprema. El caso se origina por un conflicto entre Fernández Arias y Poggio en el cual la Cámara
Regional de Trenque Lauquen, condenó a Poggio a entregar el predio en cuestión.

Considerandos:
09- Los tribunales argentinos, desde antiguo, han declarado la validez de disposiciones equivalentes que
rigieron o rigen en el orden nacional. Así, esta Corte, en numerosos fallos, resolvió que es compatible
con la Ley Fundamental la creación de órganos, procedimientos y jurisdicciones especiales de índole
administrativa destinados a hacer más efectiva y expedita la tutela de los intereses públicos, habida
cuenta de la creciente complejidad de las funciones asignadas a la Administración.

10- Esa doctrina, tendiente a adecuar el principio de la división de poderes a las necesidades vitales de la
Argentina contemporánea y a delinear en el aspecto que aquí interesa el ámbito razonable del art. 95 de
la Constitución Nacional, se apoya, implícitamente, en la idea de que ésta, lejos de significar un conjunto
de dogmas rígidos, susceptibles de convertirse en obstáculos opuestos a las transformaciones sociales,
es una creación viva, impregnada de realidad argentina y capaz de regular provisoriamente los intereses
de la comunidad en las progresivas etapas de su desarrollo.

14- El alcance que ese control judicial necesita poseer para que sea legítimo tenerlo por
verdaderamente suficiente, no depende de reglas generales u omnicomprensivas, sino que ha de ser
más o menos extenso y profundo según las modalidades de cada situación jurídica. En otras palabras:
la medida del control judicial requerido deberá ser la que resulte de un conjunto de factores y
circunstancias variables o contingentes, entre los que podría mencionarse, a título de ejemplo, la
naturaleza del derecho individual invocado, la magnitud de los intereses públicos comprometidos, la
complejidad de la organización administrativa creada para garantizarlos, la mayor o menor
descentralización del tribunal administrativo.

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17- Que en las decisiones citadas, y en otras similares, la Corte Suprema admitió la actuación de
cuerpos administrativos con facultades jurisdiccionales, mas lo hizo luego de establecer, con particular
énfasis, que la validez de los procedimientos hallábanse supeditada al requisito de que las leyes
pertinentes dejaran expedita la instancia judicial posterior. Así, se asignó valor esencial a la
circunstancia de haberse previsto "oportunidad para que los jueces revisen el pronunciamiento
administrativo" (Fallos, t. 187, p. 79), estimándose imprescindible el otorgamiento de "recurso u curso
subsiguiente ante los jueces del Poder Judicial".

19- Control judicial suficiente significa:

a) Reconocimiento a los litigantes del derecho a interponer recurso ante los jueces ordinarios;

b) Negación a los tribunales administrativos de la potestad de dictar resoluciones finales en cuanto a


los hechos y al derecho controvertidos, con excepción de los supuestos en que, existiendo opción
legal, los interesados hubiesen elegido la vía administrativa, privándose voluntariamente de la
judicial.

La mera facultad de deducir recurso extraordinario basado en inconstitucionalidad o arbitrariedad, no


satisface las exigencias que en la especie han detenerse por imperativas.

23- Que, por las consideraciones que anteceden y con su alcance, esta Corte, en su actual integración y
practicando un nuevo análisis del problema planteado, declara la invalidez de la organización vigente de
las Cámaras Paritarias de Arrendamientos y Aparcerías Rurales.

Resultado: La Corte declara la invalidez de la organización de las Cámaras Paritarias porque interponer
un recurso extraordinario no cumple el requisito de revisión judicial amparado por la Constitución. En el
voto de la minoría se hace notar además que los miembros de las cámaras no gozan de la independencia
de los magistrados ordinarios ya que son nombrados y removidos por el poder ejecutivo.

Temas:

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Ángel Estrada c/ Resolución
Corte Suprema de la Nación

Hechos: A fines de 1993 y comienzos de 1994, la empresa EDESUR interrumpió el servicio eléctrico
durante un mes y medio. El ENRE (organismo de contralor de las empresas que prestan el servicio
público de electricidad) sancionó a EDESUR por este incumplimiento y le impuso una multa de casi 4
millones de pesos. La sociedad comercial “Estrada y Cía., S.A” demandó a EDESUR ya que el
incumplimiento del servicio durante ese tiempo había impedido que funcionara su planta industrial. Por
ello exigió que le indemnizara los dañados causados por un total de $ 163.770 pesos. El ENRE dictó una
resolución que rechazaba el reclamo de indemnización con lo cual el actor recurrió a la justicia
ordinaria donde la cámara de apelaciones contencioso administrativa revoco la resolución y ordeno al
ENRE a cuantificar los danos sufridos por el usuario. Ante esto tanto la secretaria de Puertos de la
Nación como el Ente Regulador interponen recurso extraordinario a la Corte Suprema. Esta determinara
si a EDESUR se le podía exigir que pagara esta indemnización o, bien, si la ley y el contrato de servicio
público limitaba la responsabilidad de esta empresa al pago de la multa. La segunda cuestión que debe
resolver la Corte es si el reclamo por esta indemnización puede ser resuelto por el ENRE o si sólo puede
ser decidido por la justicia.

Considerandos: La Secretaria se agrava porque 1)El ente regulador tiene competencia para determinar
el incumplimiento contractual y para imponer la sanción cuyos parámetros están previamente definidos,
pero no puede -tal como lo pretende el a quo- expedirse sobre un tema de Derecho privado. 2) La
concesionaria tiene una doble relación obligacional que surge de la misma disposición reglamentaria
que determina las tarifas y los niveles de calidad: una hacia el poder concedente de cumplir con el
contrato de concesión y otra para con los usuarios cuando celebra. 3) Las penalidades del contrato de
concesión son verdaderas cláusulas penales en los términos del 652 del Código Civil y el hecho de que
el numeral 5.1. disponga que aquéllas tienden a orientar las inversiones, obliga a realizar una
interpretación íntegra valiosa y razonable de la todas las normas aplicables. La mayoría de la corte
entiende que el Poder Ejecutivo, al limitar la responsabilidad de los prestadores de servicios, está
vulnerando tanto el Art 42 como la ley 24.240, que prohíben la inclusión de cláusulas delimitación de
responsabilidad en los contratos y que además, en caso de duda, se debe estar siempre a favor del
consumidor. Por otro lado esto excede sus facultades ya que las mismas corresponden al Congreso.

Resultado: La Corte Suprema resolvió que EDESUR podía ser demandada por los daños y perjuicios
causados por no haber prestado el servicio de provisión de energía eléctrica en las condiciones previstas
en el contrato (Voto de los jueces Petracchi, Boggiano, Maqueda, Highton de Nolasco, Belluscio,
Zaffaroni y Lorenzetti. Fayt votó en disidencia, rechazando el recurso por cuestiones formales. Argibay
consideró innecesario resolver esta cuestión).Los jueces basaron su decisión en que el contrato de
servicio público con EDESUR expresamente establecía esta obligación. Además, señalaron que la
limitación a la responsabilidad civil sólo podría surgir de una ley dictada por el Congreso que
justificara, debidamente, la razón de ser de esa medida.

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Fibraca Constructora c/ Comisión Técnica Salto Grande
Corte Suprema de la Nación

Hechos: Ante una decisión del tribunal arbitral de Salto Grande la actora, Fibraca Constructora, va a
presentar un recurso extraordinario ante el mismo tribunal el cual será desestimado porque entiende
que su jurisdicción no es apelable ante la justicia nacional como consecuencia de la inmunidad de la
cual goza. Ante esto el actor presenta recurso extraordinario ante la Corte Suprema la cual opina en
forma coincidente a la del tribunal ya que las partes se han acogido a la jurisdicción del tribunal de
forma voluntaria para la solución de controversias.

Considerandos: La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados -aprobada por ley 19.865,
ratificada por el Poder Ejecutivo nacional el 5/12/1972 y en vigor desde el 27/01/1980- es un tratado
internacional, constitucionalmente válido, que en su art. 27 dispone: "Una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado".

Resultado: La obligación que trae aparejada la inmunidad de jurisdicción de contar con procedimientos
convenientes para la solución de las controversias en las cuales sea parte la organización encuentra
adecuada satisfacción en el Tribunal Arbitral creado para tales fines. No puede, por tanto, alegarse
válidamente privación de justicia ya que existe una jurisdicción internacional aceptada por nuestro
país y a la que las partes voluntariamente se sometieron y menos aún, pretender que esta Corte,
sobre la base de las argumentaciones desarrolladas por el recurrente, revise la decisión del Tribunal
Arbitral pues ello entra en contradicción con el espíritu de la norma internacional que ambas partes
acordaron. Cabe concluir que la inmunidad de jurisdicción de que goza la comisión Técnica Mixta de
Salto Grande impide la revisión del laudo por este tribunal. Por ello, se desestima la presentación
efectuada

Temas:

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Cocchia c/Estado Nacional
Corte Suprema de la Nación

Hechos: El secretario general del Sindicato de Encargados Apuntadores Marítimos promovió acción de
amparo contra el Estado nacional y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación, a fin de
que se decretara la inconstitucionalidad de los arts. 34 a 37 del decreto 817/92. Entendió en su
demanda que con arbitrariedad manifiesta el Poder Ejecutivo cercenó las garantías establecidas en el
art. 14 bis de la Norma Fundamental que aseguran al trabajador condiciones dignas y equitativas de
labor, organización sindical libre y democrática; y a los gremios, la concertación de convenios colectivos
de trabajo. En su opinión, tales derechos pueden ser reglamentados legalmente, pero su "limitación o
vulneración" resulta inconstitucional; en concreto impugnó la derogación del convenio colectivo 44/89
y el marco legal del trabajo portuario, la convocatoria a nuevas negociaciones en los términos
establecidos por el art. 36, y la intervención del Estado fuera de los límites de razonabilidad
determinados por el art. 28 de la Constitución Nacional y la jurisprudencia de esta Corte respecto del
horario de trabajo, la dotación mínima, la contratación de personal especializado mediante la
habilitación que a su ver contribuye con la actividad del Estado como auxiliar a la de Aduana.

La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo hizo lugar al amparo y, al confirmar la sentencia de
primera instancia, declaró la inconstitucionalidad de los arts. 34, 35, 36 y 37 del dec. 817/92. Entendió
que las disposiciones del decreto no guardaban relación alguna con la reforma del Estado ni la
situación de emergencia y que, por lo tanto, el Poder Ejecutivo nacional había excedido sus facultades
constitucionales. Sostuvo también que un convenio colectivo no podía ser modificado por una
decisión administrativa.

Contra ese fallo el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social dedujo recurso extraordinario que fue
concedido.

Considerandos:
7) Que el dec. 817/92 ha sido sancionado por el Poder Ejecutivo nacional con invocación expresa de
las leyes 23.696 y 23.697 y del dec. 2284/91, sin que el amparista cuestionara la validez constitucional
de estas normas. En los considerandos del dec. 817/92 se señala, también, que el Poder Legislativo puso
en marcha un proceso de transformaciones económicas, para cuyo cumplimiento facultó al Poder
Ejecutivo nacional a adoptar decisiones tendientes a materializar las pautas allí fijadas, entre otras, las
que surgen del Tratado de Asunción respecto de la libre circulación de bienes, servicios y factores
productivos entre los países signatarios.

10) Que frente a situaciones como las traídas a juzgamiento en el sub examine en la que se confronta
la constitucionalidad de un acto emanado de los otros poderes del Estado, debe tenerse presente que
como principio la interpretación de la norma y su aplicación al caso, debe ser favorable a su validez,
privilegiando la solución que mejor respete la respuesta dada a la emergencia por el legislador, siempre
que tal interpretación o aplicación no resulte manifiestamente contradictoria con la Constitución.

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11) Que si se examinan las leyes que sancionó el Congreso sobre la reforma del Estado no existen dudas
acerca de la filosofía que inspiró a las políticas, tendientes a proteger y estimular el funcionamiento de
una economía de mercado.

13) Que a la vez, con fecha 3 de junio de 1992, el Poder Legislativo sancionó la ley 24.093, que en su
Título III reglamentó la administración y operatoria portuaria y facultó al Poder Ejecutivo Nacional a
ceder el dominio y/o la administración de los puertos a las provincias, o su transferencia a la actividad
privada mediante el régimen que allí se determina.

En el ya citado caso "Peralta", con referencia a un decreto "de necesidad y urgencia" es decir, de
ejercicio de competencias del Poder Legislativo sin ley que lo autorizara esta Corte reconoció la validez
constitucional de aquella norma de excepción con argumentos que, con mucha mayor fuerza aún,
pueden aplicarse al presente caso. Así, en el consid. 25 señala que "...el Congreso no ha tomado
decisiones que manifiesten su rechazo". Y agregó: "Esto implica que el Congreso Nacional ha tenido un
conocimiento de modo y por un lapso suficiente de la situación planteada en autos, sin que haya
mediado por su parte rechazo de lo dispuesto por el Poder Ejecutivo.

18) Este tribunal, en sus distintas integraciones, ha admitido la posibilidad de que la ley modifique
circunstancial y excepcionalmente el contenido de los contratos siempre que no se altere la
"sustancia" delos derechos en ellos intercambiados. En este orden de ideas, no se encuentra en duda
que en el sistema constitucional argentino el convenio colectivo debe sujetarse a la reglamentación
impuesta por el legislador, como tampoco lo está que ambas fuentes regulatorias no son inmutables, ya
que no podrían permanecer inertes ante la realidad social.

20) Que, a fin de examinar la razonabilidad de la medida en cuanto fue motivo de impugnación
corresponde dilucidar cuáles han sido los condicionamientos impuestos a la organización sindical para la
discusión del nuevo convenio colectivo. En la enunciación contenida en el art. 35 del decreto
cuestionado, encuentra esta Corte que dicha norma sólo impone la suspensión "transitoriamente y
hasta tanto se formalicen los nuevos convenios" dice textualmente el párrafo inicial del art. 35 de
ciertas modalidades de la contratación, sin afectar su sustancia, por lo cual y no cuestionada la
proporcionalidad de la medida se encuentra alcanzada por la ya citada doctrina de esta Corte relativa
a la constitucionalidad de las normas de excepción destinadas a enfrentar situaciones de grave
emergencia. Idéntica conclusión impone en el caso lo establecido por los incs. b, d, e, f, g, h, i, j, y l. En
efecto, se establecen allí limitaciones respecto del pago de contribuciones y subsidios para fines sociales
no establecidos en leyes vigentes, de cláusulas que limiten o condicionen las incorporaciones del
personal a requisitos ajenos a la idoneidad, competencia o capacidad de los trabajadores, regímenes de
estabilidad propia (ajenos a la actividad de que se trata), pago de salarios en lapso inferior a la quincena,
que impongan la contratación de personal nacional o de delegados o la prioridad a determinada clase de
trabajador o de personal especializado cuando no fuera necesario. En cuanto al inciso a del art. 35,
relacionado con el ajuste automático de salarios o viáticos, ninguna consideración se ha efectuado en
la causa que permita dejar de lado las disposiciones de la ley 23.928, cuya constitucionalidad tampoco
ha sido cuestionada. El examen que precede no conduce sino a la conclusión de que, respecto de todos
y cada uno de los aspectos que se señalan, la sentencia motivo de apelación debe ser revocada.

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21) Que distinto es el supuesto del art. 36 "in fine" del dec. 817 "El Ministerio de
Trabajo...procederá... a convocar a las comisiones negociadoras de los convenios colectivos...para
adecuarlas (las nuevas convenciones) a las disposiciones vigentes a partir del dictado de este decreto"
en su correlación con el inc. k del art. 35 y su confrontación con el derecho que al sindicato actor le
garantiza el art. 14 bis de la Constitución Nacional. Carece de razonabilidad la imposición al sindicato
aquí actor aunque se trate de una disposición de carácter general la concurrencia a la negociación con
el sector empresario en condiciones tales que le impidan cumplir con su objeto fundamental, cual es la
defensa de los intereses de sus representados, en el punto aquí en examen. En esas condiciones nada
podría negociar. Es en ese aspecto de la norma en examen nada desdeñable, por cierto que se
advierte la ausencia de proporción entre medio y fin y, por ende, no sólo la contradicción con el art.
42 de la ley 23.696, sino la violación de lo preceptuado por el art. 28 de la Constitución Nacional, pues
mediante esa limitación se suprime el derecho a negociar razonablemente condiciones de trabajo sin
que se encuentre presente un sustancial interés del Estado en intervenir en la forma establecida en el
decreto 817/92 en la materia analizada. Corresponde, en consecuencia, declarar que el art. 36 del dec.
817/92 en cuanto limita al sindicato actor a celebrar nuevos convenios colectivos de trabajo sin
apartarse de las condiciones mínimas fijadas en la ley de contrato de trabajo en lo referido a
remuneraciones, vacaciones descansos, despido y sueldo anual complementario y en lo referido a la
legislación general en materia de accidentes del trabajo (art. 35, inc. k), es contrario a la cláusula
contenida en el art. 14 bis de la Norma Fundamental que garantiza a los gremios concertar convenios
colectivos de trabajo, violatorio del art. 42 de la ley23.696, y por lo tanto, inconstitucional.

Resultado: Se declara procedente el recurso extraordinario concedido, se revoca parcialmente la


sentencia de acuerdo a lo expuesto en el consid. 18 y se la confirma conforme a lo expresado en el
consid. 20 de este fallo, en cuanto se declara que el art. 36,en su correlación con el art. 35, inc. k, del
dec. 817/92, es con los límites allí señalados, inconstitucional.

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Peralta c/ Banco Central
Corte Suprema

Hechos: Los actores suscribieron un plazo fijo a 7 días en el Banco Comercial de Finanzas S. A.,
convencimiento el 3/1/90. A esta fecha, el Poder Ejecutivo nacional dictó el dec. 36/90, por el que se
limitó la devolución de los depósitos a la suma de AA 1.000.000, abonándose el excedente en Bonos
Externos 1989, medida que se complementó, por parte del Banco Central de la República Argentina, con
la comunicación "A" 1603. A raíz del dictado de tales normativas iniciaron la presente acción de
amparo, en los términos de la ley 16.986, recabando la declaración de inconstitucionalidad del referido
decreto y sus normas consecuentes, y pidiendo, por tanto, el pago íntegro del capital que se les adeuda,
con más los intereses respectivos y las costas del pleito.

El magistrado de primera instancia rechazó la acción. Entendió que el problema que se suscita excede el
marco limitado de la acción excepcional de que se trata y que no se advierte la imposibilidad cierta de
recurrirse a las vías ordinarias para obtener la tutela de los derechos que se dice conculcados. Asimismo,
sostuvo que el tema en cuestión requiere de un mayor debate, impropio del restringido marco del
amparo. Apelada esta decisión, dictó sentencia la sala contencioso administrativa III de la Capital Federal
la cual, por voto mayoritario, revocó el pronunciamiento del juez de primer grado, declaró la
inconstitucionalidad del dec. 36/90, e hizo lugar a la demanda. Contra dicha sentencia interpusieron
recursos extraordinarios el Banco Central --el que fue denegado-- y la Procuración del Tesoro de la
Nación. Se agravian porque consideran que el amparo no es justificado existiendo vías ordinarias; por
otro lado entienden que el Poder Ejecutivo nacional actuó en el caso en el marco de validez que le
posibilita dictar medidas de este tipo dadas las circunstancias de necesidad y urgencia que las
inspiraron y que dieran lugar a las leyes de "emergencia económica"23.696 y 23.697, las que ponen en
evidencia que el legislador ha reconocido la gravísima situación por la que el país atraviesa.

Considerandos: Puede reconocerse la validez constitucional de una norma como la contenida en el


dec. 36/90, dictada por el Poder Ejecutivo. Esto, bien entendido, condicionado por dos razones
fundamentales: 1) que en definitiva el Congreso Nacional, en ejercicio de poderes constitucionales
propios, no adopte decisiones diferentes en los puntos de política económica involucrados; y 2) porque -
-y esto es de público y notorio-- ha mediado una situación de grave riesgo social, frente a la cual existió
la necesidad de medidas súbitas del tipo de las instrumentadas en aquel decreto, cuya eficacia no
parece concebible por medios distintos a los arbitrados.

33) Que es de importancia capital la preservación de la "unión nacional", entendida en el caso en el


marco de la promoción del "bienestar general. Es de recordar, también, en relación al caso que es
función del Presidente la "administración general del país

38) Que corresponde a los poderes del Estado proveer todo lo conducente a la prosperidad del país y
al bienestar de sus habitantes, lo que significa atender a la conservación del sistema político y del
orden económico, sin los cuales no podría subsistir la organización jurídica sobre la que reposan los
derechos y garantías individuales. Para que éstas tengan concreta realidad, es esencial la subsistencia
del Estado, de su estructura jurídica y su ordenamiento económico y político. Su existencia hace posible

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el disfrute de los derechos de la libertad y del patrimonio que asegura la Constitución. "Cuando por
razones de necesidad, sanciona una norma que no priva a los particulares de los beneficios
patrimoniales legítimamente reconocidos ni les niega su propiedad y sólo limita temporalmente la
percepción de tales beneficios o restringe el uso que puede hacerse de esa propiedad, no hay
violación del art. 17 de la Constitución Nacional, sino una limitación impuesta por la necesidad de
atenuar o superar una situación de crisis. En el sistema constitucional argentino, no hay derechos
absolutos y todos están subordinados a las leyes que reglamentan su ejercicio".

44) Que esta Corte ha reconocido la constitucionalidad de las leyes que suspenden temporalmente
tanto los efectos de los contratos como los efectos de las sentencias firmes, siempre que no se altere
la substancia de unos y otras, a fin de proteger el interés público en presencia de desastres o graves
perturbaciones de carácter físico, económico o de otra índole. En estos casos, el Gobierno "está
facultado para sancionar las leyes que considere conveniente, con el límite que tal legislación sea
razonable, y no desconozca las garantías o las restricciones que contiene la Constitución".

46) Que el tribunal ha sostenido --tras recordar que la Constitución Nacional no reconoce derechos
absolutos-- que en momentos de perturbación social y económica y en otras situaciones semejantes de
emergencia y ante la urgencia en atender a la solución de los problemas que crean, es posible el
ejercicio del poder del Estado en forma más enérgica que la admisible en períodos de sosiego y
normalidad.

48) Que en lo que al caso interesa, se cumple con el requisito relacionado con el carácter "de
emergencia" de la legislación en cuestión. Se tratan las impugnadas de normas destinadas a poner fin a
la grave situación de orden económico que afectó al sistema financiero argentino. En tal sentido no
puede dejar de señalarse el perverso mecanismo que, formado por múltiples impulsos, generó la
desmesurada y creciente deuda interna argentina, que el decreto en cuestión buscó remediar.

56) Que, en definitiva, de las medidas adoptadas por el gobierno no resulta menoscabo de la propiedad
protegida por el art. 17 de la Constitución Nacional. Porque, como se expuso al examinar genéricamente
los distintos problemas que plantea la "emergencia", no hay violación del art. 17 citado cuando por
razones de necesidad se sanciona una norma que no prive a los particulares de los beneficios
patrimoniales legítimamente reconocidos ni les niega su propiedad y sólo limita temporalmente la
percepción de tales beneficios o restringe el uso que pueda hacerse de esa propiedad. Antes bien, hay
una limitación impuesta por la necesidad de atenuar o superar una situación de crisis que,
paradojalmente, también está destinada a proteger los derechos presuntamente afectados que corrían
el riesgo de convertirse en ilusorios por un proceso de desarticulación del sistema económico y
financiero.

59) Que de lo expuesto surge la validez de los poderes puestos en juego por el legislador y la
razonabilidad del modo como los ha ejercido. El mérito, oportunidad o conveniencia de su decisión no
es tema que incumba decidir al Poder Judicial.

Resultado: Se declara procedente el recurso extraordinario, se deja sin efecto la sentencia apelada y se
rechaza la demanda.

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Consumidores Argentinos c / Estado Nacional
Corte Suprema

Hechos: La Asociación para la defensa de los Consumidores Argentinos promovió acción de amparo,
en los términos del art. 43 de la Constitución Nacional y de la ley 16.986, contra el Poder Ejecutivo
Nacional, con el objeto de que se declare la inconstitucionalidad del decreto de necesidad y urgencia
558/02, en cuanto modifica en forma sustancial la ley 20.091 de entidades de seguros y su control. Puso
de resalto, por un lado, que el art. 1 del decreto 558/02 incorporó, a continuación del último párrafo
del art.29 de la ley 20.091, la posibilidad de que las aseguradoras, ante una situación de iliquidez
transitoria, realicen y constituyan deuda subordinada a los privilegios generales y especiales derivados
de los contratos de seguro; y por otro lado, que el art. 2º del decreto impugnado sustituyó el art.31 de
la ley por la disposición que establece cesiones de cartera sin la exigencia de la publicidad, la exclusión
de activos dela aseguradora, la imposibilidad de iniciar actos de ejecución forzada sobre los activos
excluidos y de trabarse medidas cautelares sobre dichos activos. En el plano sustancial, tales
modificaciones, según su criterio, provocan, concretamente, las siguientes alteraciones: (i) privan de
ejercer el derecho de oposición fundada en un caso de transferencia de cartera y, en consecuencia,
atentan contra el art. 42 de la Constitución Nacional, (ii) permiten la exclusión de activos de la
aseguradora sin dar ninguna noticia a los asegurados, en violación al derecho de propiedad (art. 17 de la
Constitución Nacional), (iii) restringen el ejercicio del derecho a ejecutar al deudor en sus activos por
deudas impagas con afectación del derecho de propiedad (art. 17 de la Constitución Nacional),(iv)
limitan la traba de medidas cautelares sobre los bienes del deudor e imponen a los jueces la obligación
de ordenar el levantamiento de las medidas trabadas sobre los bienes excluidos por voluntad de las
empresas aseguradoras, en violación a los derechos de propiedad y de igualdad, al debido proceso y al
principio de división de poderes (arts. 17, 18 y 109 de la Constitución Nacional).

La Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, al confirmar


la sentencia del juez de primera instancia, hizo lugar a la demanda. En su decisión sostuvo que no
basta que la situación sea de emergencia, sino que debe haber una circunstancia excepcional en grado
tal de hacer imposible el trámite legislativo, y que en el caso, si bien se había dado lo primero, no se
cumplía con lo segundo, toda vez que el Congreso Nacional se encontraba en sesiones. Asimismo, señaló
que el decreto contiene normas de regulación permanente, modificatorias de leyes del Congreso
Nacional, las que traducen un apartamiento de los derechos reconocidos por los arts. 14, 17, 18 y 42 de
la Constitución Nacional. Contra esa decisión, el demandado dedujo recurso extraordinario que fue
concedido.

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Considerandos:
8) La Convención reformadora de 1994 pretendió atenuar el sistema presidencialista, fortaleciendo el
rol del Congreso y la mayor independencia del Poder Judicial (confr. en igual sentido "Verrocchi", Fallos:
322:1726, y sus citas). De manera que es ese el espíritu que deberá guiar a los tribunales de justicia
tanto al determinar los alcances que corresponde asignar a las previsiones del art. 99, inciso 3º, de la
Constitución Nacional, como al revisar su efectivo cumplimiento por parte del Poder Ejecutivo Nacional
en ocasión de dictar un decreto de necesidad y urgencia.

9) Que, en este orden de ideas, es menester señalar que en el referido art. 99, inciso 3º, se establece
que el Poder Ejecutivo sólo podrá emitir disposiciones de carácter legislativo "cuando circunstancias
excepcionales hicieran imposible seguir los trámites ordinarios previstos por esta Constitución para la
sanción de las leyes, y no se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral o el
régimen de los partidos políticos". Estos decretos serán decididos en acuerdo general de ministros que
deberán refrendarlos, conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros. Asimismo se establece que
el Jefe de Gabinete de ministros personalmente y dentro de los diez días someterá la medida a
consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya composición deberá respetar la proporción
de las representaciones políticas de cada Cámara. Esta comisión elevará su despacho en un plazo de diez
días al plenario de cada Cámara para su expreso tratamiento, el que de inmediato considerarán las
Cámaras. Una ley especial sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada
Cámara regulará el trámite y los alcances de la intervención del Congreso. En el mismo sentido el art.
100, inciso 13, dispone que corresponde al Jefe de Gabinete refrendar conjuntamente con los demás
ministros los decretos de necesidad y urgencia.

13) En el precedente "Verrocchi", esta Corte resolvió que para que el Presidente de la Nación pueda
ejercer legítimamente las excepcionales facultades legislativas que, en principio, le son ajenas, es
necesaria la concurrencia de alguna de estas dos circunstancias: 1) que sea imposible dictar la ley
mediante el trámite ordinario previsto por la Constitución, vale decir, que las cámaras del Congreso
no puedan reunirse por circunstancias de fuerza mayor que lo impidan, como ocurriría en el caso de
acciones bélicas o desastres naturales que impidiesen su reunión o el traslado de los legisladores a la
Capital Federal; o 2) que la situación que requiere solución legislativa sea de una urgencia tal que
deba ser solucionada inmediatamente, en un plazo incompatible con el que demanda el trámite
normal de las leyes (considerando 9).

Resultado: Cabe concluir en la invalidez del decreto cuestionado en el sub lite, por cuanto no han
existido las circunstancias fácticas que el art. 99, inciso3º, de la Constitución Nacional describe con rigor
de vocabulario (conf. "Verrocchi", considerando 10). Por ello, y lo concordemente dictaminado por la
señora Procuradora Fiscal, se declara admisible el recurso extraordinario y se confirma la sentencia
apelada.

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Universidad de Mar del Plata c /Bco. Nación
Corte Suprema

Hechos: La universidad de Mar del Plata demanda al Bco. Nación por haberle provocado un perjuicio en
lo económico. El Banco Nación opone una excepción por incompetencia porque entiende que por la
ley 19.983, siendo ambas instituciones entidades autárquicas del Estado Nacional, no pueden dirimir
sus conflictos por vía judicial sino que deben someterse a las decisiones del poder ejecutivo. A razón
de este planteo el juez de primera instancia se declara incompetente para entender en la causa porque
determina que dado que las Universidades deben someter sus estatutos al ministerio de educación y
que además corresponde al estado nacional el mantenimiento económico de las mismas, no son
entidades que gozan de una autonomía absoluta .

La Universidad apela a la Cámara que va a revocar lo declarado en primera instancia y a declarar, por un
lado, que la autonomía funcional de las universidades es amplia y que las mismas no pueden estar fuera
de la ley, por otro lado que no se puede pensar que el único medio para dirimir un conflicto
interorganico sea por las vías administrativas, máxime cuando siendo personas jurídicas autónomas,
las vías recursivas que la constitución determina son las judiciales. Disconforme con esta decisión el
Banco interpone una acción de recurso extraordinario, sosteniendo que la decisión de la cámara no
tiene en cuenta el grave daño institucional que reviste la cuestión en cuanto el interés de la misma
excede a las partes y atañe a la comunidad, y que por otro lado, lo que la universidad busca es un
resarcimiento de fondos que provienen del tesoro al igual que los fondos que resarcirán.

La cuestión del recurso extraordinario va a ser tratada por el procurador general. El punto que entiende
que se debe debatir es determinar si se trata la presente de una causa judicial, que debe tramitar ante el
fuero federal, o de un conflicto interadministrativo, que deberá resolver el procurador del Tesoro de la
Nación o el Poder Ejecutivo Nacional, en su caso. La ley 19.983 establece, para su aplicación, dos
requisitos fundamentales: que se trate de un conflicto pecuniario, cualquiera sea su naturaleza o
causa, y que se suscite entre organismos administrativos del Estado Nacional, centralizados o
descentralizados, incluidas las entidades autárquicas. Sin embargo, esta disposición requiere ciertas
precisiones cuando, como en el caso de autos, se trata de dos entidades que, estrictamente, no pueden
ser consideradas de "análoga naturaleza", tal como pretende el apelante, en razón de que las
universidades nacionales tienen en la actualidad una particular ubicación dentro del esquema
institucional. Ha sostenido la Corte que, a diferencia de las provincias, que en nuestra estructura
constitucional son las únicas entidades autónomas porque se dan sus propias instituciones (arts. 5 y 106
de la Constitución Nacional, texto anterior a la reforma de 1994),las universidades nacionales sólo están
dotadas de autarquía administrativa, económica y financiera para adoptar y ejecutar por sí mismas las
decisiones que hacen al cumplimiento de sus fines. La denominada autonomía universitaria no impide
que otros órganos controlen, ya que las decisiones universitarias no escapan al ámbito de aplicación
de las leyes de la Nación ni confieren privilegios especiales a los integrantes de sus claustros. Sin
embargo, a mí modo de ver, los constituyentes y legisladores han producido innovaciones significativas
a partir de la sanción de nuevos ordenamientos jurídicos.

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En efecto, cuando en 1994 se reformó la Constitución, se encomendó al Congreso Nacional la sanción de
leyes de educación que "garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal
y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales". En ese marco, se dictó la Ley de Educación
Superior 24.521, en donde se reafirma su autonomía, es decir su entero dominio, condición esencial
para su funcionamiento y la realización de sus fines, con amplias facultades para ejercer las funciones de
docencia, extensión e investigación (art. 29); se dispone que sólo pueden ser intervenidas por el
Congreso Nacional o, durante su receso y ad referéndum, por el Poder Ejecutivo, que determinan sus
propios órganos de gobierno, eligen a sus autoridades y dictan sus propios estatutos, los cuales, en caso
de merecer observaciones por parte del Ministerio de Cultura y Educación, esta cartera del Estado
sólo puede hacerlo ante la cámara federal citada o, en caso contrario, los estatutos se consideran
aprobados y deben ser publicados (art. 34). Las vías recursivas establecidas por esta ley merecen
especial atención, en cuanto marcan una sustancial diferencia con el régimen anterior, bajo el cual se
vedaba a los entes autárquicos legitimación para impugnar administrativa-mente los actos de la
administración central, y menos permitía hacerlo judicialmente.

Del sistema normativo descripto, aparece manifiesto que, en la actualidad, las universidades
nacionales, aun siendo entes públicos, no pueden ser asimiladas a los que se mencionan en la ley
19.983, puesto que, más allá de que su artículo no efectúa distinción alguna, quedó demostrado que el
régimen vigente sustrae en forma notoria del ámbito académico las intervenciones del Poder Ejecutivo
en las actividades que les son propias, lo que incluye, naturalmente, su accionar de índole financiera,
que puede dar lugar a reclamos pecuniarios y a decisiones finales en los términos del art. 32 ya citado.
No obsta a esta inteligencia, la idea de la unidad patrimonial del Estado ni la circunstancia de que el
Tesoro Nacional les proporcione el apoyo económico, puesto que de ello no cabe extraer una
subordinación desnaturalizante de la voluntad legislativa antes expuesta, como la que se derivaría de
afirmar que, por estar incluidas en la administración, deban acatar órdenes y admitir la supervisión en
aquellas decisiones que deben tomar libremente. De las razones expuestas, se infiere que, por decisión
política de los órganos habilitados constitucionalmente, se dispuso apartar a las altas casas de estudio
de la injerencia de los poderes políticos, lo que se convierte en un obstáculo insalvable para que, en el
marco de tales principios que sustentan la peculiar naturaleza de la institución universitaria, el litigio
sea resuelto por el Poder Ejecutivo Nacional o por el procurador del Tesoro, por aplicación de la ley
19.983, aun cuando la actora en estas actuaciones pertenezca al Estado Nacional. Ello es así, desde mi
punto de vista, toda vez que, admitir lo contrario, implicaría soslayar la realidad institucional que se
instauró a través del ordenamiento jurídico vigente desde 1994 y, por lo demás, siempre existiría la
posibilidad de que las universidades nacionales vieran restringida, por motivos económicos, la
autonomía que, en el ámbito académico, el constituyente y el legislador quisieron asegurarles.

Resultado: La Corte comparte los fundamentos y conclusiones del dictamen del señor Procurador
General, a cuyos términos corresponde remitirse por razón de brevedad. Por ello, se declara admisible
el recurso extraordinario deducido y se confirma la sentencia recurrida.

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Universidad de Córdoba c/Estado Nacional
Corte Suprema

Hechos: El Poder Ejecutivo establece por el decreto 2609/93 un beneficio de disminución de las
contribuciones patronales para las universidades privadas con el fin de promover el empleo mediante
la disminución del costo laboral. Ante la exclusión de las Universidades Nacionales de este beneficio la
Universidad de Córdoba plantea un recurso en la Cámara agraviándose porque considera que no se
respeta el principio de igualdad y la autonomía de las Universidades. Además considera que el Poder
Ejecutivo no puede por decreto tratar sobre temas tributario, los cuales son facultad del Legislativo. La
Cámara rechaza el planteo por considerar que la exclusión de la UNC no representa un ejercicio
abusivo, arbitrario o irrazonable de las facultades discrecionales con que cuenta el PEN en la materia y
en consecuencia desestimó la acción promovida. Disconforme la actora interpone un recurso
extraordinario. Niega que se la pueda considerar como parte del Estado Nacional ya que cuenta con
autonomía (El decreto disponía que la disminución de las contribuciones a cargo de los empleadores
sobre la nómina salarial sería de aplicación para todas las actividades, excepto las desarrolladas por los
estados nacional, provinciales y municipales, y por las instituciones que les pertenecen.) . Además
considero transgredido el principio de igualdad del Art. 14 ya que siente que se la discrimina
tributariamente.

El Procurador General va a dictaminar respecto a los varios puntos que se cuestionan. Por un lado
respecto al principio de igualdad entiende que la garantía resulta aplicable, pues la actora acude en su
situación de contribuyente, y no en su carácter de autoridad estatal, quien soporta una detracción
coactiva de riqueza que presume más gravosa que otros en idéntica situación. Sobre tales parámetros,
en el caso no aparece violada la garantía constitucional invocada, desde que todas las instituciones
universitarias estatales son gravadas con una base uniforme. Por otra parte, no es posible desconocer la
existencia de motivos razonables para hacer distinción entre las universidades públicas y las
instituciones privadas a los fines de la procedencia del beneficio, dado que la limitación del beneficio
a las instituciones privadas -únicamente- responde a una justificada finalidad económica, dirigida a
fomentar el crecimiento de sus niveles de ocupación y productividad. Ello no implica -en mi opinión-
hostilizar ni perseguir arbitrariamente a la universidad estatal, pues el pleno funcionamiento, desarrollo
y cumplimiento de sus fines se encuentra suficientemente garantizado por el Estado nacional.

Respecto a la facultad del Ejecutivo para dictar por decreto el beneficio, tampoco existe, en mi
criterio, violación al principio de reserva de ley, pues el decreto 2609/93 ha sido dictado en uso de las
atribuciones conferidas por el art. 188 de la ley 24241, cuya legitimidad no ha sido cuestionada, lo cual
sella -en mi parecer- la suerte adversa de su pretensión.

Por lo expuesto, opino que debe confirmarse la sentencia de fs. 229/243 en cuanto fue materia de
recurso extraordinario.

Resultado: La Corte comparte y hace suyas las razones expuestas por el Sr. procurador general en su
dictamen, al que cabe remitirse en razón de brevedad. Por ello, de conformidad con lo dictaminado por
aquél, se confirma la sentencia apelada.

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