Características fundamentales del Estado liberal

Las tres grandes revoluciones político-sociales de la modernidad (Revolución Americana,

Revolución francesa, Revolución Rusa), plasmaron ideas universales dentro de sus fronteras. Ese
triunfo paso de ser un movimiento, tradición y discurso llegando a mediados del siglo XX como
una ideología basada en la armonía entre los Estados liberales. De esta manera, se conoce como
Estado liberal a aquel que se organiza con un marco político y jurídico, en ejemplo contrario a los
regímenes absolutistas. El Estado liberal obtiene su fundamentación teórica en la ideología liberal
y la filosofía del liberalismo, siendo la libertad una de las grandes esencias.

Las instituciones y la estructuración político-democrático y pluripartidista, conforman las

relaciones pacíficas de los Estados democráticos en base a, como Doyle afirma, la representación
democrática, el compromiso con los derechos humanos y la interdependencia trasnacional. De
esta forma, los Estados liberales, seguidores de la paz democrática, forjan la manera de pacificar
el mundo evitando ataques y batallas mutuas; lo que implica la negociación y la diplomacia para
la resolución de conflictos. El internacionalismo liberal que acompaña induce a las democracias
a proceder en sus acciones políticas nacionales como internacionales, de manera cooperativa,
solidaria y capaz de articular confianza y respeto, incluso sobre sus fronteras. Así pues, la paz
democrática representa el pacifismo liberal en función a 4 fines: ideología liberal, percepción de
normas y valores compartidos, restricciones institucionales y comportamiento estratégico.

En constitución del Estado de Derecho y conformación del contrato social, el humano consciente
y racional debe obtener respeto por la libertad individual como derecho universalmente
fundamental; siguiendo así, su autoconservación, seguridad y bienestar, con capacidad de
discernimiento y elección. La libertad e igualdad política que al Estado liberal le conforma,
permite participar en los asuntos públicos por igual, dejando los intereses individuales y
enfocando a los comunitarios, reconociendo principalmente la dignidad y la perspectiva
individual. De esta manera, los gobernados dejan que los asuntos públicos queden en organización
de las instituciones representativas. No obstante, es necesario recalcar que en un principio los
estados liberales optaban por el sufragio universal masculino.

El Estado liberal expande la hospitalidad universal que marcan el mutuo beneficio, la libre
decisión, la producción y la distribución; se impone el liberalismo promulgando por “fuerza” la
democracia, la propiedad privada y los derechos individuales. Recurre a la interdependencia
económica tanto en las relaciones mercantiles trasnacionales como pacíficas. Estas políticas
económicas son el sustento de paz, prosperidad y bienestar nacional que emanan los Estados
liberales; así pues, se establecen características y fundamentaciones como la libertad de acción,
la iniciativa comercial, la competitividad, la productividad industrial, la optimización de recursos,
la libre navegación, el intercambio de bienes y servicios, la transnacionalización de capitales…;
todo ello en una realidad poliédrica que crea intereses comunes y beneficios mutuos.

Finalmente, en cuanto a la parte económica se refiere, se sostiene la factibilidad del <<dejar

hacer>> <<dejar pasar>> que sostiene la doctrina liberal. Dicho esto, cabe destacar que en aun
Estado liberal se conforma la propiedad privada como derecho que debe ser protegido por la ley.
No obstante, hay que señalar que la intromisión e intervención del Estado intenta ser minoritaria,
lo cual corresponde a la satisfacción de libertad y privacidad de los individuos.