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PROFESORADO EN HISTORIA.
HISTORIA MUNDIAL III
PROFESOR: Fantìn, Guadalupe
TRABAJO PRÀCTICO EVALUADOR Nº 3
TEMA: Crisis del siglo XVII
Alumna: Molina, Luciana.
Consignas:
El debate interpretativo es una debate historiográfico a cerca de la crisis del siglo XVII, y se
discute desde su cronología (la fecha de la contracción varían) , su diversidad regional, sus
causas, su naturaleza y tanto la intensidad y el alcance de ésta en el territorio europeo.
Otras de las cuestiones que su podrán a debate en la investigación de Immanuel Wallerstein
es que si esta crisis se la puede denominar como una crisis coyuntural o estructural.
Las diferentes posiciones descritas del siglo XVII por diferentes historiadores argumentando
su posición citados por Wallerstein como a Reinhard y Armenguanudlo denominan como un
período de: ”estancamiento, si no (…) ligero retroceso (…)”, pero no como una crisis
“catastrófica del tipo que se produjo en el siglo XIV” (Wallerstein, s.f. Pp. 25)
Los autores hacen hincapié que en realidad la crisis del siglo XVII es un “ligero retroceso”,
que no puede ser comparada con la del siglo XIV. Con todos los factores que delimitan la
crisis del siglo XIV fue más abarcativa e intensiva.
Wallerstein se apoya Topolski afirma “Que la contracción no fue una “crisis económica
general en el sentido de un estancamiento, una pausa o una recesión provocados por un
debilitamiento de la actividad económica sino más bien un periodo caracterizado por un
“creciente desequilibrio” en el sistema general (…) un creciente desequilibrio como
mecanismo clave del capitalismo que permite mayor concentración y acumulación de capital”
(Wallerstein, s.f. Pp. 26)
Según Wallerstein, la explicación de Vilar es excelente, veamos por qué: “En toda coyuntura
general, los distintos países reaccionan de diversas maneras: de ahí las desigualdades de
desarrollo que finalmente hacen la historia” ” (Wallerstein, s.f. Pp. 26)
Romano hace una afirmación acerca de la economía europea geografía estratificada: “En
Inglaterra y los Países Bajos, la crisis tuvo efectos esencialmente liberadores; en Francia no
libero energías,, pero ciertamente sembró las semillas que más tarde darían fruto; en el resto
de Europa no significo sino involución. Italia debe ser indudablemente incluida en esta última
parte de Europa, bajo la etiqueta de involución” (Wallerstein, s.f. Pp. 27)
Para Wallerstein, Cipolla añade una matización a la geografía de Romano:
“El siglo XVII fue un siglo negro para España, Italia y Alemania, y al menos uno gris para
Francia. Pero para Holanda fue la edad de oro y para Inglaterra, si no de oro al menos de
plata” (Wallerstein, s.f. Pp. 28)
Es importante considerar que en las afirmaciones anteriores, el autor Wallerstein las cita
para afirmar que no fue una crisis porque se había resuelto la crisis del feudalismo y que en
realidad la contracción del siglo XVII se produjo dentro de una economía mundo todavía en
funcionamiento y esta se podría considerar una de las múltiples contracciones que este
sistema experimentaría, pero el sistema ya estaba lo suficiente mente anclado o cristalizadas
sus bases solo con intereses para las capas dominantes en la economía- mundo. Dicho de
otro modo no se arruina el sistema no caen sus bases sino más bien a descubrir los medios
para hacerlo funcionar solo para provecho de las capas dominantes. Que se enriquecen con
estas situaciones adversas.
2- ¿Hasta qué punto se puede considerar al siglo XVII como un siglo de crisis? ¿cuáles
la postura de I. Wallerstein y cuáles son sus argumentos históricos?
Se puede considerar la crisis del siglo XVII es un concepto empleado para definir los rasgos
básicos de ese periodo de Europa. La historiografía lo definió de esta forma ya que fue una
época plagada de dificultades en distintos ámbitos, incluyendo La Guerra de los Treinta
Años, la cual afectó sobre todo a Europa Central y a la economía española. Pero como
mencionamos hay muchos historiadores que cuestionan la existencia de la crisis. Si es cierto
que hay una un retroceso de la actividad económica en algunos países, un estancamiento
demográfico o conflictos sociales. Pero también es cierto que estas situaciones fueron
desiguales regionalmente en Europa.
Un ejemplo muy visibles que aun en el retroceso de Francia o España, otros países
emergieron como nuevas potencias económicas con un auge del comercio y de una nueva
industria que cogía el relevo de las industrias tradicionales urbanas.
Immanuel Wallerstein hace alusión que el siglo XVII tanto en la política como de forma
cultural represento una búsqueda de estabilidad en la forma y en la estructura paralela al
momento del retroceso en la tasa de desarrollo de la economía-mundo. Sin este periodo no
habría sido posibles el salto delante de carácter cualitativo de la etapa siguiente. Wallerstein
el siglo XVII no era una época de “crisis” sino de cambio del ritmo necesario, no una época
de desastre, sino un elemento esencial para velar por los intereses de los demás se
beneficiaban de un sistema capitalista. También afirma que entre 1600 y 1750 para la
consolidación de la economía –mundo.
Dentro de esta situación de crisis aparecen teorías económicas como el mercantilismo, las
cuales sentaran las bases del capitalismo. Para afirmar esta hipótesis wallerstein cita a
Anderson, “el absolutismo fue esencialmente (…) un aparato reorganizado y potenciado de
dominación feudal, destinado a mantener a las masas campesinas en su posición social
tradicional, a pesar y en contra de las mejoras que habían conquistado por medio de la
amplia conmutación de las cargas”. Pero Wallerstein no acepto toda la afirmación
suprimiendo el adjetivo feudal y en su opinión seria, la reorganización implico precisamente
la sustitución de la dominación feudal por la dominación capitalista.
Solo en Inglaterra, a parir de la segunda mitad del siglo y de forma lenta y acumulativa pero
decisiva, adopto una solución innovadora, relativamente similar, aunque no igual, a la que
había permitido a Países Bajos superar la crisis bajomedieval rotaciones más complicadas
y enriquecedoras, con inclusión de legumbres, leguminosas y plantas de raíz; cultivos
forrajeros que nitrogenaban los suelos, restauraban su fertilidad sin necesidad del barbecho,
permitían el incremento de la ganadería. Los avances técnicos hacia una agricultura
organizada comercialmente en Inglaterra.
Según Polop (1992), el cultivo holandés de regadío que excluye el barbecho y algunos otros
cambios cualitativos en la estructura de cultivos en partes de Lombardía, norte de Francia o
Cataluña y litoral nortatlantico español. constituyen la excepción original al panorama
tradicional visto, una ganadería ovina trashumante en Castilla o el sur de Italia y vacuna en
el este y norte de Europa, engorda en el Atlántico.
El autor afirma: “Sobre este panorama mayoritario se abaten los signos de la crisis
coyuntural; caída de precios agrícolas y de las rentas agrarias; alza de los salarios reales
que multiplican los costos de producción; fenómeno desertización y despoblación, vigoroso
en Alemania, Castilla, Compañía un contracción del intercambio internacional d productos,
con declive a las exportaciones bálticas de granos (…) o la disminución del trafico húngaro
d ganado, paralización del procesos de expansión agraria (…) el descenso de ingresos
agrícola y del valor de los campos.
La producción celícola, obtenida con un claro declive secular, sobre tres modelos regionales
:
Europa oriental con una producción ligada a una demanda occidental en retroceso
progresivo y con una productividad en la servidumbre se traduce como una baja de los
rendimientos sin compensar los aumentos de la tierras roturadas. Aquí la crisis amplificadas
con los efectos de las guerras, régimen de explotación y los levantamientos campesinos
llegando a un panorama del s. XIV.
El debilitamiento de la producción de la productividad tuvo repercusiones negativas sobre el
precario equilibrio de las explotaciones agrícolas. La explotación campesina, constituye el
núcleo central sobre la que debían girar los demás apsectos, las inclemencias climáticas, los
efectos de las guerras la acción del Estado y sus clases dominante, la elevación de la tasa
fiscal mala cosecha . La crisis económica tiene sus repercusiones en la sociedad Polop
(1992)
En las manufacturas la crisis económica del siglo XVII se manifiesta la crisis en el arrea
manufacturera a igual que en las actividades agraria. Se producen innovaciones capaces de
superar el existo de la crisis. El problema es que ni todos los factores son favorables para
todos, ni todos sabrán aprovecharos. Primeramente vamos a tener una coyuntura depresiva
agraria impulsa una demanda de productos manufacturados (paso de trabajo agrícola al
industrial) . segundo, los factores políticos favorecen una redistribución de las industria
provocar mano de obra forzoso de mano de obra cualificada (como la emigración de
artesanos de Holanda e Inglaterra) se estimulan nuevos centros productivos (metalurgia
sueca) . Tercer y último las presiones económicas ocasionarán un fuerte aumento de la
demanda al crecer el comercio trasatlántico y crearse nuevas mercados.
En Italia la crisis afecta su producción textil. La incapacidad italiana para responder
elásticamente a las nuevas exigencias vuelven a sus paños menos competitivos con los
paños más baratos y atractivos del noroeste.
En España, precisamente Castilla, el derrumbe industrial es similar cae en manos de
comercio extranjero. El fracasado español se encuentra en la falta de competitividad de unos
centro fabriles.
En contraste con esta situación, son los países noroccidentales y en menor grado los
centrales. Encuentran soluciones innovadoras que le permite crecer la clave pasa por el
traslados de la industria al campo. Pero se ensayen otras soluciones. Se forman grandes
empresas, de carácter capitalista (Industria pesquera y blanqueo del lino de Holanda) o
estatal (astilleros y artesanos navales, manufacturas privilegiadas de Inglaterra) y que
concentran gran número de mano de obra. Pero mejor aún fue la renovación técnica y la
especialización que hizo posible el éxito mayor. Mano de obra creciente y barata aceptando
remuneraciones bajas
La respuesta adecuada a la crisis reside en la protoindustrializaciòn, cambios paulatinos,
pero profundos en la organización y la localización de las industrias, como consecuencia de
su desplazamiento al campo y el sistema de trabajo a domicilio todo esto impulsado y
coordinado por el capital comercial.
El comercio se quiebra el sistema anterior basado en la plata americana. El comercio
tradicional Mediterráneo entra en crisis y el báltico de cereales se inicia, ahora un
estancamiento que será retroceso a partir de 1650. El hundimiento afectara a España, Italia
y el este del Elba. Se crean nuevos mercados, serán la oportunidad para que nuevas
potencias releven a las que no se adaptan y asuman el liderazgo marítimo.
Holanda, cuyo comercio hasta 1672 estuvo en la vanguardia del desarrollo técnico y vinculo
a Europa a su red comercial y financiera centrada Ámsterdam; después Inglaterra, cuyo
comercio, tras la restauración construirá una dinámica economía atlántica.
El liderazgo comercial durante el último tercio de siglo para a estar en mano de los ingleses
para ello el sistema ingles tuvo que renovarse: abandona su carácter monopolístico y
reglamentado y adopto características holandesas con un diseño mercantilista adecuado;
restaurar la industrial textil (tejidos baratos , ampliar su gama de mercancías y mundializar
sus conexiones comerciales) . final mente el comercio asiático registra el declive de la rutas
terrestres a la penetración de compañías inglesa y holandesas de las indias Orientales.
Todo este pujante comercio extraeruroeo se expande con el apoyo formulas organizativas y
financieras nuevas. Frente a instituciones monolíticas ibéricas , las nuevas potencias
coloniales (Inglaterra, Francia Holanda) se basan n compañía comerciales más o menos
privadas, organizadas como sociedades anónimas, que trabajan con un fondeo social y
reciben del estado el monopolio de determinados mercados y ciertos derechos de soberanía.
Las innovaciones e la utilización de combustibles (Holanda e Inglaterra) permitieron a estos
países, no solo dinamizar sus circuitos comerciales internos sino sentar las bases de su
expansión industrial.
2.c) ¿Cuáles fueron las consecuencias que trajo aparejada dicha crisis para las
monarquías europeas?
La época en la que Felipe II se preocupaba directamente del gobierno de la Monarquía fue
seguida por una nueva etapa en la que Felipe III, Felipe IV y Carlos II renunciaron a ejercer
personalmente las tareas de gobierno, que pasó a manos de ministros omnipotentes, los
validos o privados. La consideración del ejercicio del gobierno como un instrumento útil para
el enriquecimiento personal y del patrimonio familiar, y en general, la poca talla política de
estos válidos, llevó frecuentemente a agravar la corrupción y la ineficacia de la
administración de la Corona
Pero la política exterior de España las dos primeras décadas del XVII se caracterizaron,
coincidiendo con el reinado de Felipe III, por una paralización de las actividades militares
que respondía a una incapacidad de la Monarquía para seguir luchando en Europa. En
este contexto cabe entender la firma con los holandeses de la Tregua de los Doce Años
(1609) que, de hecho, reconocía la independencia de las provincias holandesas del norte.
Esta tregua, de la que quedaban excluidas las colonias, supuso el final del enfrentamiento
abierto, aunque dejó abierto un enfrentamiento encubierto bajo la forma de guerra
económica: bloqueo del comercio con Flandes, hostigamiento de las colonias españolas e
intromisión en el Mediterráneo con acuerdos con Argel, Marruecos y algunos estados
italianos. Pero bajo el reinado de Felipe IV (1621) se registró un claro intervencionismo en
los asuntos europeos. Las causas del cambio de actitud hay que buscarlas en el estallido de
la guerra de los Treinta Años (1618-1648) y en la voluntad del Conde-Duque de Olivares de
hacer que la monarquía continuase estando presente en Europa como potencia
hegemónica. La guerra de los Treinta Años, iniciada bajo el pretexto de la defensa del
catolicismo (Liga Católica) frente a los príncipes protestantes (Liga Evangélica), escondía la
colaboración de las dos ramas de los Habsburgo (la Hispánica y la Austríaca) para mantener
su hegemonía en los asuntos europeos. A pesar de algunas victorias iniciales (Breda, 1626),
las derrotas navales de Dunas (1639) y la terrestre de Rocroi (1643) demostraron el fracaso
de Olivares de devolverle a la Corona un prestigio internacional que había comenzado a
declinar. Las rebeliones de Cataluña y Portugal en 1640 ayudaron al fracaso de la Corona,
obligada a luchar en dos frentes. La paz de Wesfalia (1648) puso fin a la guerra de los Treinta
Años, consagrando la independencia de Holanda, si bien la Monarquía conservaba las
provincias católicas del sur (Bélgica).además se impuso la tolerancia religiosa en los
territorios del imperio, la Confederación Helvética se separó reconociendo todos su
neutralidad, Suecia y Francia ampliaron sus territorios y Austria se separó del Imperio. Sin
embargo, Wesfalia no fin a la guerra entre la Monarquía y Francia, que se prolongó hasta la
Paz de los Pirineos (1659).
La Paz de los Pirineos supuso la confirmación de la hegemonía francesa en el ámbito
europeo y el declive de la Monarquía Hispánica, que prefirió sacrificar el Rosellón y la
Cerdaña que eran de Cataluña, para conservar las posesiones de los Países Bajos. Por otra
parte sancionaba también la preponderancia marítima y comercial de Inglaterra y Holanda.
3- A partir de las lecturas y de la toma de apuntes de clase, realizar una redacción lo más
completa posible en la que describas las características que tuvo la Crisis del siglo
XVII en Europa Occidental:
La crisis del siglo XVII supuso el estancamiento de la población, el retroceso de la actividad
agraria, dificultades para la industria urbana y para el comercio tradicional. Y que de alguna
manera los que han sufrido son la población trabajadora y el propio estado como el perdedor
de esta crisis. Aunque, tal y como han reflejado algunos historiadores, la situación no fue
homogénea ni social ni económica ni regionalmente. La crisis del siglo XVII polariza a los
países, los sectores económicos y las clases sociales más importantes.
Pero en la crisis hay también beneficiarios. Los grandes beneficiarios son los sectores de la
economía que reconvirtieron su estructura productiva y su organización social: la agricultura
holandesa e inglesa, el comercio holandés e inglés y la industria rural de diversas áreas. Las
La demografía en la crisis del siglo XVII
Más que un retroceso general de la población, lo que se produjo fue la finalización de la
etapa de intenso crecimiento demográfico que se había producido en el siglo XVI. En
números, algunas fuentes indican que se pasaron de 100 millones de habitantes a inicios de
siglo hasta 115 millones de habitantes a finales de siglo. Las principales causas que explican
este estancamiento demográfico son el estancamiento de la producción agraria debido entre
otros factores a un cambio climático, la aparición de malas cosechas, los movimientos
migratorios hacia América, la difusión de epidemias y las guerras, sobre todo la Guerra de
los Treinta Años (1618-1648), que acabó con la Paz de Westfalia.
Los resultados de esta crisis en la sociedad fueron una degradación de las condiciones
sociales, que dan lugar a empobrecimiento; una mayor diferenciación social; endeudamiento
de la población y limitaciones y privaciones de tipo económico y jurídico.
Estos deterioros en la sociedad provocaron conflictos sociales y revueltas populares. El siglo
XVII contabiliza una excepcional proliferación de levantamientos campesinos y movimientos
urbanos, que se suelen catalogar como la respuesta social a la crisis. Las revueltas y
conflictos son variados, abarcando diversas regiones y que en ocasiones necesitó de la
intervención de los ejércitos estatales para su represión.