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ecía Jules Renard que la justicia con un cierto sentido común ocuparía mágicas del vuelo por la ventana: el
existe, pero la imparte un bro- el lugar que merece y, es más, andaría cante, el baile, las corridas de toros
mista. Viene esto a cuento al por los cuernos de la luna. Para reparar españolas, como el toque de improvisa-
observar el tratamiento cicatero que se esta injusticia que representa el trato ción que acompaña al que canta hondo,
da a la obra de José Bergamín en Espa- que se da a su poesía y a su inclasifica- las artes mágicas del vuelo. Esas artes,
ña. Como escribe González Troyano, ble obra en general –fue ensayista, decía Bergamín, “sin huella o trazo lite-
“el paso de los años no ha estabilizado la autor teatral, articulista, crítico taurino, ral que señalen su ruta para repetirse”.
figura literaria de Bergamín, sus obras guionista de cine, entre otras muchas Sólo cuando volvía a exiliarse, Berga-
continúan desprendiendo un cierto aire actividades, como la de entablar amis- mín se repetía. Pero su arte no partici-
de escritor incómodo y evasivo ante los tad con los ladrones que entraban a paba de la repetición, quedan de él las
intentos mejor intencionados de cata- robar en su casa del Madrid de los años huellas o los trazos literales, y eso difi-
logarlo”. Mientras sus compañeros de setenta–, y también por su condición de culta a los que intentan atraparlo. De
generación han sido ya sometidos y di- eterno exiliado, de repetidor de exilios, Bergamín son estos versos inéditos que
seccionados e incorporados al panteón de “hombre sin mundo”, la revista publica ahora Archipiélago: “Somos los
nacional de los ilustres, Bergamín o, Archipiélago, que se edita en Barcelona, herederos de un lenguaje,/ tan lejano
mejor dicho, su inclasificable obra pre- le ha dedicado su último número. en el tiempo,/ que se pierde en oscura
sencia día tras día cómo las autoridades Al destino de la obra de Bergamín en lejanía/ como una voz sin cuerpo”.
culturales españolas, autoridades bien España se le podría aplicar uno de los Como una voz sin cuerpo le ve Gior-
bromistas, siguen sin hacerle justicia. aforismos de este escritor –“maestro del gio Agamben en el artículo que le de-
Tal vez sea mejor para él y para la aforismo/ que gota a gota derramas”, le dica en este número de la revista barce-
“risa de su esqueleto”. Pero en cual- escribió Alfonso Reyes–, de este hombre lonesa y donde se pregunta cuál fue en
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os frailes que en el siglo XVI se en- des indígenas mexicanas, explicita, en cristiana, como tampoco lo hacen los
cargaron de la evangelización de un ficticio diálogo entre Cortés y Moc- santos que hoy en día se enamoran, se
los pueblos indígenas de la Nueva tezuma, este razonamiento que equipa- casan y se pelean para reflejar las alian-
España proclamaron casi inmediata- ra la fuerza bélica con el poder divino: zas, pactos y pleitos entre sus pueblos.
mente el éxito de su empresa cristianiza- El santo de las comunidades indígenas
dora: los indígenas acudían en masa a las Cortés: coloniales y actuales es un dios propio
iglesias, se bautizaban con avidez y par- Es tan eterno este Dios, y particular que reside en la estatua de
ticipaban con entusiasmo en las atracti- que si quieres ver su gloria madera a la que adoran y castigan y
vas procesiones y misas organizadas por olvida tu ley que tienes que poco tiene que ver con la figura del
los religiosos; además, con su trabajo se y observa a un Dios verdadero. santoral cristiano.
construyeron centenares de iglesias y Moctezuma: En suma, el culto a los santos patro-
monasterios que modificaron irreversi- ¿Y para qué traes tu acero? nos, que conforma la columna verte-
blemente el paisaje sagrado del país. Cortés: bral de la religiosidad indocristiana, es
¿Qué atrajo a los indígenas a la nue- Porque si renuente estás una combinación característica de las
va fe predicada por los franciscanos, y no admites lo que quiero, complejas negociaciones culturales que
dominicos y agustinos? En primera en él experimentarás han marcado la historia indígena tras la
instancia, no hay que olvidar que los que éste es el Dios verdadero. conquista. Por un lado, los santos
españoles destruyeron y proscribieron continúan la tradición prehispánica de
los templos, los cultos, los libros y las Los cronistas cuentan que ya durante la los dioses tutelares, pues cumplen el
doctrinas de las antiguas religiones es- guerra de conquista los tlaxcaltecas se mismo papel de símbolo y encarnación
tatales mesoamericanas. Inhabilitaron acogían a la protección de Santiago de la identidad comunitaria, pero
de esta manera a las antiguas deidades Matamoros y pronto hicieron lo mismo por el otro su efectividad y su poder
tutelares, los dioses patronos que la mayoría de sus coterráneos, pues les dependen precisamente del hecho de
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s dudoso que hoy en día Borges cias de todo ello sobre ese territorio de juegos de palabras casi nunca son in-
pudiese agotarse los insomnios, fronteras difusas llamado cultura. cruentos. Lo asombroso es que todavía
como solía, caminando a buen Y sin embargo, comienza a ser palpa- haya gente que agite banderas exclu-
ritmo toda la noche por Buenos Aires, ble. En la emigración, por ejemplo. Pues yentes en su nombre (y la wiphala es la
en compañía de Estela Canto, Mastro- entre la última y ecléctica oleada de in- más bonita que conozco).
nardi, Xul Solar o Manuel Peyrou. Pues telectuales viajeros que, sobre todo des- Es posible que, en España, los mu-
ahora resulta peligroso. Tanto, a juzgar de América, llegan a España desde hace chachos puedan andar por la calle (den-
por lo que dice la gente, ilustra en unos años, no es difícil distinguir, ade- tro de unos límites). Pero no se debe
amarillo la televisión, o se siente en más de motivaciones que incluyen la del olvidar que, en el País Vasco, la esquina
cualquier desierta calle del centro un clásico grand tour que ya realizaron los de España que colinda con Francia por
solitario domingo por la tarde, que uno próceres de la independencia america- el noroeste, y a casi un paseo en barco
podría preguntarse –además de otros na, una suerte de búsqueda de refugio. desde Inglaterra, no pocos intelectuales
peligros como el de que las aceras de la Aunque vienen también por otras y todos los políticos constitucionalistas
ciudad parezcan obstáculos de un con- motivaciones, no menos ciertas, como se tienen que callar, o hacerse escoltar, o
curso de saltos– si hoy en día Buenos estudios, congresos, la prospección exiliar, por miedo a ser asesinados. Y lo
Aires es la misma ciudad de la que salie- editorial, presentación de libros, el obli- extraordinario es que algunos de ellos,
ron –de la que pudieron salir– creaciones gatorio viaje a Barcelona… No hay nada como el escritor Fernando Savater o el
tan libres como las del primer Cortázar, que, al cabo de una conversación un po- escultor Agustín de Ibarrola, en la auto-
Borges, Macedonio Fernández, Silvina co larga, sea incompatible con una razón satisfecha España y pudiendo encontrar
Ocampo, José Blanco y aquellos años común: la búsqueda del en apariencia una vida cómoda a poco más de una
privilegiados de Sur. En una intuición soleado régimen de vida, sin demasia- hora de viaje en coche, han decidido
indemostrable, me parece que así como das preocupaciones de seguridad, que quedarse y defender su derecho a ha-
algunas páginas requieren del acoso en efecto caracteriza a España. A casi blar, y a crear –y a crear sobre y a partir
(Sade), la experiencia (Saint-Exupéry) o toda España. Más temprano que tarde, de su experiencia–, en una lección de
hasta la urgencia del testimonio tras el todo intelectual termina diciendo: “Aquí compromiso que no es un mal modo de
peligro (Orwell), creaciones como la del mi hijo puede andar solo por la calle”. superar el miedo, y vencerle, y que ha
“arte deliberado” de Borges necesitan El miedo como generador cultural terminado por convertirse en símbolo. ~
entre otras cosas de poder andar de no afecta sólo a las ciudades apuñaladas – Pedro Sorela
noche por la calle sin ninguna preocu- por la inseguridad de rateros y secues-
pación que distraiga la de si seremos ca- tradores. En La Paz, por ejemplo, una DEPORTES
paces de dormir al llegar a casa, preocu- ciudad en la que la ineficacia policial ha
pación, por cierto, que terminó provo- provocado una inquietante oleada de Didí (1928-2001),
cando el célebre “Funes el memorioso”. linchamientos hasta la muerte (como en El príncipe etíope
Sucede que, con sus modernos peli- otras ciudades americanas), la crisis
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gros (que poco tienen que ver con el de económica, la incompetencia política y a muerte de Waldir Pereira, Didí,
los románticos malevos añorados por el la presión estadounidense para que sea en estos momentos de enorme
escritor), Buenos Aires no hace otra erradicada la hoja de coca han termina- crisis del futbol brasileño, donde
cosa que enfilar el nuevo eje de insegu- do por hacer revivir las siempre latentes las estrellas se interesan poco por su
ridad que alinea América, y al que, tras reivindicaciones indígenas, hasta el selección y los jóvenes no dan aún el
Nueva York, Washington y Bogotá, se punto de que hace dos meses El Maliku, ancho para sustituir a las figuras; en
han ido sumando Caracas, México, Río el más radical líder indígena, entraba tiempos en los que todavía no sabemos
de Janeiro y Lima, y otras ciudades en La Paz, a bordo de un tractor y si Brasil asistirá al Mundial de Corea y
violentadas por la economía salvaje, la haciendo ondear la wiphala, la bandera Japón, muere uno de los impulsores de
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hermano mayor –trece años–, como su omo toda ciudad, Praga es una y La sensación de opresión que produce
mentor creativo y como el jugador que es muchas. Es la Praga judía del el edificio es idéntica a la del libro. ¿O
le ofrecía la libertad necesaria para que rabino Löw, el creador del míti- es que el edificio ha sido contaminado,
luciera. Didí hablaba mucho en la co Golem, y es la Praga de Smetana, y la tomado por el libro? De vuelta en la
cancha, daba instrucciones permanen- Praga de la Primavera sangrienta aque- calle un hombre gordo, mal vestido,
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la consiguiente pérdida de sentido– en alquimistas, en pleno corazón del casti- ranz Kafka se sienta a almorzar un
el Estado capitalista. llo. Visito la casita azul, casi de juguete, plato de viandas que le coloca su
Naturalmente, hay otras Pragas don- con un sótano y una buhardilla en los madre sobre la larga mesa de ma-
de el recuerdo más secreto, más privado que no es posible erguirse. A diario, jagua del comedor. O quizás la mesa era
de Kafka, subsiste. Basta apartarse durante varios meses, Kafka cruzaba el de jagüey. Ya se sabrá. La yuca y la ma-
un poco del sendero trillado de la calle puente Karluv y subía desde la ciudad langa humean en el plato de porcelana
Karlova en la ciudad vieja, para encon- hasta el castillo, al atardecer, para ence- percudido: un poco de mojo no vendría
trarse de pronto a la vuelta de una es- rrarse en este estudio a escribir. Y al mal. Franz lo pide con un gesto apenas
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tos descomunales ya nos dice mucho de tra vez, a empezar desde cero. eso les lleva a un pasional encuentro en
su autor. Para sus defensores, se trata de Hace seis meses, se anuncia- un cuarto de hotel y un recorrido por
una forma artística que tiende a ponerse ban signos de optimismo todos los sitios turísticos imaginables
en el límite extremo de nuestra percep- desbordante en el cine mexicano: la (de las mariposas monarca a Monte Al-
ción y a llenar nuestro mundo con su producción de 2000, aunque de sólo 27 bán) que se irá administrando en idíli-
existencia en un continuo intento por largometrajes, era el doble de la del año cos flash backs a lo largo de la película.
destruir los límites de la tradición pic- anterior, y se veían signos de que podría Porque resulta que no vuelve a ver a
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nalismos a un lado, México de costa a a conmemoración de la invasión mientos bolivarianos, con tronantes in-
costa y de frontera a frontera, con sus de Bahía de Cochinos y de la re- vectivas martinianas o de Maceo; y sus
obligadas escalas, es toda una odisea. Y velación del carácter marxista de rezos, estratégicamente conmovidos
finalmente, la indefinición de género: la Revolución Cubana quizá ha tenido por invocaciones espartaquistas, algo
el espectador aspira a que lo que ve sea este año una mayor intensidad retórica melodramáticas... porque, simple y lla-
una comedia, porque, en términos ge- y litúrgica, por lo cuadrado del ani- namente, Castro Ruz no es Espartaco.
nerales, Beatriz y la anécdota están muy versario. Amparado por un incansable Ni quiso, ciertamente, ni podría ser-
debajo de la media, pero resulta que es ángel de la guarda, a Fidel Castro lo lo: Espartaco, un esclavo, encabezó una