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LA REALIDAD DE LOS CENTROS PENITENCIARIOS EN NUESTRA REGIÓN

EN COMPARACIÓN CON LA CAPITAL

La situación penitenciaria peruana, a pesar de algunos esfuerzos, sigue atravesando una


grave crisis.

Son pocos los signos de esperanza que se pueden encontrar en una cárcel:

 Las acciones de solidaridad


 El arte expresado en sus diversas modalidades
 La búsqueda para que la cultura y educación de calidad estén presentes y al
alcance de todos/as
 La promoción al trabajo, etc.

En general, la cárcel peruana se caracteriza - como todas las cárceles de la región - por
estar poblada por personas pobres y de valores diferentes a los que comúnmente se
consideran como positivos, donde impera la violencia física y/o psicológica; donde día a
día se evidencian actos de corrupción y abuso de poder, no sólo entre las autoridades y
los internos/as, sino también entre las mismas personas privadas de libertad.

Para la mayor parte de la sociedad y de nuestras autoridades, la cárcel es casi la única


alternativa para combatir la delincuencia. De acuerdo a cifras oficiales y encuestas
tomadas a diversos sectores de la población, en los últimos años se ha presentado un
incremento de la delincuencia2.

Algunas personas responsables de estos delitos son detenidas y llevadas a una prisión,
donde lamentablemente no existen apropiadas condiciones de vida y mecanismos para
ser rehabilitados y tratados adecuadamente; por el contrario, egresan del penal con
mayores conocimientos y estrategias para delinquir y también con deterioro en su salud
integral. Lamentablemente son pocas las instituciones públicas y privadas que se dedican
a analizar el porqué de estas acciones delictivas. Por el contrario, la opinión pública
general propone el incremento de penas, mayores castigos y la construcción de más
cárceles. Entonces, si no se presenta una alternativa a la pena privativa de libertad,
coherente con el desarrollo humano, un gran porcentaje de nuestra población,
especialmente la de menos recursos estará recluida en prisiones, cuyas condiciones cada
día se hacen más inhumanas.

El ordenamiento legal del país asume que la cárcel debe lograr que la persona que no
respetó las leyes de convivencia social modifique esa conducta. Para conseguirlo, la
persona privada de libertad recibe un tratamiento con la finalidad de reeducarlo y re-
socializarlo. Sin embargo, las autoridades responsables de brindar dicho tratamiento en
el penal señalan que los resultados obtenidos no han sido favorables. Afirman que carecen
de recursos materiales y del personal profesional necesario para poder efectuar un buen
trabajo

Nuestra realidad penitenciaria

Según estudios realizados mensualmente ingresan más de mil hombres a los recintos
penales del Instituto Nacional Penitenciario (INPE)? Esta cifra es realmente preocupante
si sabemos que la capacidad de albergue para los internos es del 50 % menos de la
realidad poblacional.

Si la misión del INPE es brindar tratamiento penitenciario integral al interno, en


adecuados establecimientos con óptimas condiciones de seguridad y eficiente gestión
para contribuir a la seguridad ciudadana, siendo esta realidad latente se considera que nos
es viable el óptimo cumplimiento del accionar frente a este problema latente.

Sabemos que realmente es difícil la tarea de transformar conductas antisociales y tener


estado excelencia en el control de los internos cuando se cuenta solamente con un escaso
capital humano, para contribuir en el cambio de las conductas de los internos, más aun
con la inadecuada infraestructura y el deficiente material logístico, por lo que pensar que
con un numero reducido de profesionales en tratamiento (educadores, trabajadores
sociales, psicólogos, abogados, enfermeras y médicos) logren trabajar diariamente con
toda la población recluida es simplemente imposible.

¿Cómo producir un cambio en las conductas de los internos que no cuentan con un
seguimiento adecuado?

Tal vez usted lo ignore, pero la labor penitenciaria implica diversas y complejas tareas,
tales como: resguardar el orden dentro de los recintos carcelarios, trasladar internos de
alto riesgo a otros penales por regresión en su tratamiento, a diligencias judiciales y
hospitales. Controlar el ingreso de visitas, torreones, cercos perimétricos y puertas de
ingreso, pero con el numero reducido de hombres –por más capacitados que se
encuentren– es realmente inconcebible.

SITUACION REAL DE LOS CENTROS PENITENCIARIOS EN NUESTRA


REGION

La situación actual de los Centros Penitenciarios en nuestra Región no es nada contrario a la


situación que viven los internos del los Centros penitenciarios de la capital, con la visita del
Ministro de Justicia al Penal al de Piura, se llegó a la conclusión que deberá ser reorganizado y
reestructurado
Uno de los problemas que afronta la sociedad son las extorsiones que se realizan desde el penal.
La tarea del Inpe se ve dificultada por la falta de equipos para detectar droga y celulares, por lo
que es necesario la implementación lo que para las autoridades esta en el plan de reorganización
de este centro penitenciario. El penal de Piura fue construido para albergar a 1,066 internos, pero
a la fecha ya cuenta con 3,621 reclusos.

FUNCIONES DEL PSICÓLOGO EN INSTITUCIONES PENITENCIARIAS


En nuestro país se contempla la necesidad de contar con especialistas para la Clasificación y
Tratamiento en las prisiones.
Según lo establecido en la legislación penitenciaria vigente (Ley Orgánica General Penitenciaria
y Reglamento Penitenciario), las funciones que llevan a cabo los psicólogos dentro de las
instituciones penitenciarias son las siguientes:
✔ Evaluación y diagnóstico psicológico de los internos.
✔ Intervención psicoterapéutica.
Tratamiento individual de los internos y realización de grupos terapéuticos.
✔ Diseño de programas. Establecer criterios de selección de internos, objetivos, recursos
necesarios, contenidos, metodología, sistemas de evaluación, entre otros.
✔ Dirección de los programas de tratamiento. En los casos en las que las actividades sean llevadas
a cabo por un equipo multidisciplinar, el psicólogo puede coordinar las distintas actuaciones.
✔ Elaboración de informes psicológicos a petición de los órganos directivos de la Administración
Penitenciaria y de los Juzgados.
✔ Coordinación de Equipos Técnicos. Se realiza un estudio de los individuos por parte de los
trabajadores sociales, educadores, psicólogos, juristas, médicos, monitores, etc.
✔ Participación como vocal en la Junta de Tratamiento.
La Junta de Tratamiento es un órgano colegiado, que se reúne una vez a la semana, presidido
por el Director del establecimiento penitenciario. Está compuesto por los Subdirectores
Médico y de Tratamiento, el Jefe de Servicios, los psicólogos, los juristas, los educadores y
los trabadores sociales. Tiene como función, previo informe de los Equipos Técnicos,
establecer programas de tratamiento, supervisar ejecución de actividades, formular propuestas
de clasificación en grado de tratamiento penitenciario, informar sobre permisos, elevar
propuestas de beneficios penitenciarios, etc.
✔ Asesoramiento a los órganos jurídicos y administrativos.
✔ Formación del personal de Instituciones Penitenciarias. Los psicólogos penitenciarios imparten
cursos, por ejemplo, sobre habilidades sociales, resolución pacífica de conflictos, programas
de tratamiento.
✔ Investigación. Ésta se basa en una metodología científica, con diseños de investigación, sobre
clima laboral, burnout, eficacia de los programas aplicados, etc.
✔ Dirección y Gestión. En algunos casos se desempeñan otros puestos de trabajo como
Subdirecciones y Direcciones

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