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Esta patología está vinculada con la falta de agua salubre, la mala higiene
personal y un saneamiento deficiente.
Causas
Comer o beber alimentos contaminados por heces con el virus. Las frutas, las
verduras, los mariscos, el hielo y el agua son fuentes comunes del virus de la
hepatitis A.
Síntomas habituales:
Cansancio.
Náuseas.
Fiebre.
Dolor de estómago.
Diarrea.
Oscurecimiento de la orina.
Excrementos de color claro.
Prevención
Vacunación en bebés:
Se recomienda en todos los bebés. La primera inyección se administra en
cualquier momento entre la 4ª y la 8ª semana de vida, pero si la madre es
portadora se administra a las 12 horas del nacimiento; la segunda, entre los 30
días y los dos meses de edad (dependiendo de cuándo se haya administrado la
primera).
También pueden vacunarse los niños y los adultos que no lo hayan hecho antes.
La vacunación se realiza a lo largo de seis meses, durante los que hay que
ponerse dos inyecciones. Los niños que no se han vacunado deben hacerlo.
Pero, además, este método preventivo, que se conoce como vacuna combinada,
está especialmente indicado en:
Viajeros en zonas endémicas del virus A y B: África, América del Sur,
Mediterráneo Oriental, Sudeste Asiático, China y las islas del Pacífico (excepto
Australia, Nueva Zelanda y Japón).
Pacientes hemofílicos.
Tipos
Hepatitis epidémica:
Hepatitis de inoculación:
Se contrae durante un acto terapéutico que comporte inyección de sangre u otros
productos que la contengan, o por utilización de material contaminado (agujas,
jeringas, etcétera). El periodo de transmisión es el tiempo en qué la persona
portadora del virus de la hepatitis puede contagiar a otras personas. Es
importante darse cuenta de que una persona portadora, aunque no tenga
síntomas, puede contagiar la enfermedad. Se contagia por el contacto con
excrementos de una evacuación intestinal, que puede producirse de diversas
formas:
Beber agua contaminada con excremento infectado (muy frecuente en los países
en desarrollo).
Diagnóstico
Tratamientos
Seguir una dieta rica en proteínas y pobre en grasas (para hacer descender el
nivel de transaminasas en sangre).
Tomar los medicamentos que el médico indique (no actúan contra la hepatitis,
pero sí alivian los síntomas y ayudan a sentirse mejor).
Epidemiología
La hepatitis A es muy frecuente en aquellos países con condiciones salubres e
higiénicas pobres. En estos países, más del 90 por ciento de los niños han
contraído la enfermedad en algún momento, aunque no muestren síntomas de
ello. En zonas donde las condiciones de salud son intermedias, el virus es más
frecuente entre los adultos, mientras que en los países más desarrollados
apenas tiene prevalencia.