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Parábola de la oveja perdida (San Lucas 15: 3 al 7)

Personajes:

Narrador
Oveja 1
Oveja 2
Blanquita (oveja)
Pastor
Sonido de Lobos

Introducción:

Narrador: ¡Hola a todos!,hoy les contaré una maravillosa historia que


se encuentra en la Biblia, saben uds.

Ahora vamos a despejar nuestros oídos y a parar bien las


antenitas para poner mucha atención a lo que Dios nos quiere enseñar
hoy, ¿¿¿ Están de acuerdo??? ¡Muy bien! Empecemos entonces.

Desarrollo de la Historia

Érase una vez un hombre que vivía en una montaña muy alta y
cubierta de pasto, que estaba rodeada de grandes y hermosos
árboles, a este hombre se le llamaba pastor, pues tenía que cuidar y
dirigir a las 100 ovejas que tenía en su redil (lugar donde se guardan
las ovejas), Dios amaba a este pastor pues le dio todas esas ovejas
para que cuidara, y pudiese vivir de ellas, qué tienen las ovejas en su
cuerpo que el hombre puede ocupar? (Muy bien! Lana, a lo mejor este
hombre vendía lana y la ocupaba para vestirse), pero a pesar de ello él
amaba a sus ovejas porque Dios lo amaba a él.

Bueno, siguiendo con la historia, un día como todos los días, el


pastor llevó a sus 100 ovejas a tomar agua al río que corría a los pies
de la montaña, y se puso a descansar debajo de un árbol mientras
algunas ovejas caminaban de un lado a otro y otras se sentaron a
descansar.

Pastor: uf! ¡Qué calor hace!, hemos caminado tanto! Estoy muy
cansado y creo que mis ovejas también lo están, las juntaré un poco
para que no se pierdan, y me sentaré un ratito a descansar debajo de
este árbol, mientras las miro como algunas comen, otras descansan y
otras beben agua.

Narrador: Mientras el pastor descansaba, dos de las ovejas


conversaban entre sí.

Oveja 1: ¡Oye! ¿Sabes qué? La blanquita me tiene muy preocupada


Oveja 2: ¿Por qué?
Oveja 1: Porque, últimamente siempre está inconforme con todo, nada
le parece bien y ya no anda tan contenta como antes, además siempre
busca cualquier excusa para alejarse de nosotras, que le ocurrirá?
Oveja 2: No lo sé, pero no te preocupes tanto, ya se le pasará.
Oveja 1: ¿Tú crees?
Oveja 2: Sííí, como ella es más joven que nosotras, quizás le llama la
atención otras cosas como toda joven, pero ya se le pasará.

Narrador: Después de estar casi todo el día en ese lugar cuidando a


sus ovejas, el pastor empezó a juntar sus ovejas para dirigirse a su
hogar, cuando ya las hubo juntado se fue. Mientras caminaba
Blanquita pensó:

Blanquita: Siempre nos venimos y nos vamos por el mismo camino,


¡estoy aburrida! Me iré por otro camino, uno que sea más corto a ver
mmm este sí, ¡por ahí me voy a ir!, de seguro llegaré antes que todas!

Pastor: ¡Vamos, vamos! Es hora de regresar a nuestro hogar.

Narrador: Cuando hubo llegado a su hogar, abrió el redil y comenzó a


contarlas una por una para ver si todas habían llegado bien de su largo
viaje.

Pastor: ¡Vamos a ver! Mmm veo que les gustó el paseo que hicimos hoy,
ahora dentro del redil podrán descansar y dormir hasta el otro día,
entraran una por una y así las iré contando para ver si están todas.
Una, dos tres cuatro….

Narrador: Así el pastor las contó una por una hasta que llegó a la
número noventa y nueve y se encontró con una gran sorpresa.
Pastor: Noventa y ocho, noventa y nueve y…. hay noventa y nueve, ¡me
falta una! ¡Qué ocurrió! ¿Habré contado bien? ¡Síí, conté bien me
falta una! ¡No puede ser! Claro! ¡Blanquita no está! ¡Cómo no me di
cuenta que me faltaba una.! Ha llegado la noche ¿Dónde la
encontraré?...

Narrador: El pastor en ese momento tenía un gran… problema

El pastor muy preocupado cerró el redil dejando adentro a las


noventa y nueve, se dirigió a su casa, se arropó, tomó su vara y salió
en busca de la oveja que se había perdido.
Mientras tanto, Blanquita se encontraba muy triste lejos de su hogar
en un lugar, muy apartado, en la oscuridad de la noche sólo el aullido
de los lobos, el viento, el frío y el hambre la acompañaban, acurrucada
en las raíces de un árbol se quedó y ahí pasó la noche, mientras
pensaba en lo que había sucedido.

Blanquita: ¿Por qué me habré ido por aquel camino?, porqué no


escuché la voz de mi pastor, estoy arrepentida y triste, ahora cómo
volveré? No sé donde ir, estoy perdida en este bosque, snif!

Narrador: Desesperado el pastor buscaba incansablemente a la


pequeña blanquita.

Pastor: ¡Blanquita!, ¡Blanquita! ¡Dónde estás! No dejaré de buscar, sé


que aún está viva, lo siento dentro de mi corazón, seguiré buscando
aunque tenga que pasar la noche buscándola, ¡Blanquita! ¡Regresa!

Narrador: Así el pastor, pasó todo la noche en busca de la oveja


perdida, pero no la hallaba, caminó mucho, subió y bajó cerros, cruzó
el río, corrió por entre los pastizales hasta que llegó la mañana, y aún
no tenía noticias de su oveja.

Blanquita: Ya es de día y muero de hambre y de sed, caminaré un poco


haber que encuentro…

Narrador: En eso estaba blanquita cuando escucho unos aullidos y


unos rugidos

Lobos: Auuuuuuu! Grrrrrrrrrrr


Narrador: Blanquita muy asustada corrió muy rápido cruzó todo el
bosque y sentía que esos rugidos se acercaban a ella.

Blanquita: ¡No puede ser! ¡Auxilio! ¡Ayúdenme por favor!

Narrador: En eso estaba cuando al cruzar unos árboles no se dio


cuenta y cayó muy bruscamente en un hoyo que se encontraba al lado
de un camino, ella muy agotada y con el hambre que la consumía sentía
que iba a morir, pues sus patitas heridas por el golpe y la corrida ya
no daban más, lloró un rato desconsoladamente al mirar su situación y
se quedó dormida.
Cuando de pronto aparece el pastor.

Pastor: Pronto llegará la tarde y aún no encuentro a Blanquita, ¿dónde


estará?
La he buscado por todas partes, sólo me queda este camino… ¡Qué
extraño! Algo se mueve ahí ¿Qué será lo que hay en ese hoyo?

Narrador: Asustado corrió a ver lo que había, y grande fue su


sorpresa cuando vio lo que estaba allí.

Pastor: ¡No puede ser! ¡ si es Blanquita!, ¡la oveja que se me había


perdido y que hoy he encontrado!, pero… si está toda herida y sucia,
la tomaré en mis brazos y nos iremos a casa, vamos mi niña ya pasó
todo, no temas, estoy aquí para cuidarte.

Finalización:

Narrador: El Pastor tomó a la oveja en sus hombros y se fue a casa


feliz por haberla hallado.

¡Que Dios les Bendiga!

¡Para Dios sea toda la honra Gloria y Alabanza!

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