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Células linfoides: Desde el punto de vista funcional podemos encontrar tres tipos de
células linfoides; los linfocitos originados de la medula ósea, cuyo órgano sinónimo
en las aves de denomina Bursa de Fabricio y por esta razón se nombran linfocitos
B, los que se originan del Timo, los linfocitos T y las células asesinas naturales o
comúnmente denominadas NK (del inglés Natural Killer). Los linfocitos T y B son
los responsables de la respuesta inmune específica.
Linfocitos B. Reconocen al antígeno en forma soluble, por medio de sus
inmunoglobulinas de membrana, que forman parte del complejo receptor de las
células B.
En ausencia de estímulo antigénico, estos linfocitos B maduros vírgenes mueren
por apoptosis al cabo de unos pocos días. Si, en cambio, se une por su BCR al Ag
complementario específico (y con la ayuda de señales de macrófagos y células T),
se pone en marcha la selección y proliferación clonal, que termina (al cabo de 4-5
días) con la diferenciación de dos subpoblaciones: una de células plasmáticas
secretoras de Anticuerpos (Ac), y otra de células B de memoria.
Inmunidad humoral: La inmunidad humoral es el principal mecanismo de defensa
contra los microorganismos extracelulares y sus toxinas, en el cual, los
componentes del sistema inmunitario que atacan a los antígenos, no son
las células directamente sino son macromoléculas, como anticuerpos o proteínas
del sistema del complemento. La primera fase de la inmunidad humoral es el
reconocimiento de antígenos extraños dentro del organismo por células B a través
de su receptor de membrana. Sin embargo, a pesar de la interacción con antígeno,
la célula B no se activa hasta ser estimulada por una línea de linfocitos
T llamados linfocitos T cooperadores. Esa unión, célula B-linfocito cooperador,
estimula la expansión clonal y diferenciación de los linfocitos B.
Los linfocitos T o células-T son linfocitos producidos en la médula ósea y que luego
maduran en el timo, cuyas funciones son parte importante del sistema inmunitario
adaptativo. La célula inmadura se denomina timocito, el cual durante el proceso de
maduración en el timo se diferencia en linfocito T cooperador (CD4+) o bien
en linfocito T citotóxico (CD8+). Los linfocitos así desarrollados circulan
posteriormente por la sangre y el sistema linfático hasta que son activados al
contactar con un antígeno específico, el cual interactúa con el receptor de linfocitos
T que hay en su superficie. Estos antígenos les deben ser presentados a los
linfocitos T por células presentadoras de antígenos, tales como las células
dendríticas o los macrófagos mediante moléculas del complejo mayor de
histocompatibilidad. De esta forma, los linfocitos T pueden responder en forma
específica contra patógenos y células tumorales.1
Inmunidad celular: La inmunidad celular es una forma de respuesta inmunitaria
adquirida1 mediada por linfocitos T. Actúa como mecanismo de defensa en contra
de los microorganismos intracelulares, como virus y algunas bacterias, capaces de
sobrevivir y proliferar en el interior de los fagocitos y otras células del huésped, lugar
al que no tienen acceso los anticuerpos circulantes (los cuales forman parte de
la inmunidad humoral). La defensa frente a este tipo de infecciones depende de la
inmunidad celular, que induce la destrucción de los microorganismos residentes en
los fagocitos o de las células infectadas.
La inmunidad celular se caracteriza por la participación de los linfocitos T, los cuales
poseen en su membrana receptores capaces de reconocer antígenos adheridos a
la superficie de otras células. Existen tres clases de linfocitos T:
Los linfocitos T citotóxicos identifican antígenos virales que se encuentran en la
superficie de células infectadas. Luego de este reconocimiento proliferan, atacan y
destruyen a estas células.
Los linfocitos T colaboradores identifican antígenos expuestos en la superficie de
células presentadoras de antígenos. Posteriormente, proliferan y secretan
interleucinas, moléculas que estimulan la proliferación de linfocitos T, la activación
de linfocitos B y también la activación de los macrófagos, incrementando su
capacidad fagocítica.
Los linfocitos T de memoria se diferencian a partir de linfocitos activados y pueden
ser colaboradores o citotóxicos. Al igual que los linfocitos B de memoria, su función
es identificar el antígeno en exposiciones sucesivas, iniciando una respuesta mucho
más rápida que la que se produjo por primera vez.