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I.

E “NSG” PROF: YURI ALBERCA JIMÈNEZ


AREA: RELIGION GRADO: QUINTO

LA ÉTICA CRISTIANA

La ética cristiana radica en la práctica del bien y de las buenas obras, tal
como lo manda Jesucristo en el Evangelio. Por otra parte, el bien o el buen
obrar está presente de modo intrínseco en la persona misma, que según el
dogma cristiano fue hecho a imagen y semejanza de Dios.

ELEMENTOS DE LA ÉTICA EVANGÉLICA CRISTIANA


La verdad

Previo a definir la verdad en la comunicación, es necesario explicar la mentira y


el error. La mentira es una disociación entre lo que se piensa y lo que se dice, o
lo que se dice con lo que se hace. Una persona miente al declarar que tiene
cuarenta años de edad, cuando él sabe en su interior que tiene cincuenta. Si
nuestro hablar no está de acuerdo con nuestro entendimiento, es mentira;
aunque esté en conformidad con la esencia del asunto en cuestión.

Un ejemplo de hablar y vivir una mentira es este: «Una persona que vive como
si tuviera los ingresos que él sabe no tiene. Se le oye hablar y suena a que sí
tiene esa posición económica y trata de vivir en esa apariencia, engañando a
los otros». A diferencia del error o falsedad, que es una disociación entre lo que
se piensa y la realidad, por ejemplo, el niño dice ser supermán; ¿está
mintiendo? No, está en un error.

En su naturaleza, la verdad es la conformidad de nuestras expresiones a la


esencia de las cosas, o a nuestro entendimiento o comprensión de esas cosas.
Por cierto, que acarrearía culpa cuando un comunicador dispone de los medios
necesarios para conocer la esencia de un asunto, pero no hace uso de ello, o
que por negligencia difunde rumores como si fueran verdad.

La justicia

Definir esta virtud es difícil por su amplia aplicación, y en la época que nos ha
tocado vivir se dificulta aún más entenderla y aplicarla. Su definición bíblica y
aplicable a todo trato con nuestro prójimo es dada en la regla que dio el Señor
Jesucristo: “Todas las cosas que queráis que los hombres hablen de vosotros,
así también hablad vosotros de ellos”. Esto es, habla de los otros lo que tú
esperas que ellos hablen de ti en iguales circunstancias. En sentido general y
humano, Hablar con justicia es aquella virtud del alma que inclina al hombre a
hablar de su prójimo con bondad y sin engaño. Lo que se conoce como el
hacer una buena construcción de las intenciones del prójimo. Esta justicia es
un hábito de mente que nos dispone a decir del otro lo que es debido o es
nuestro deber por amor a Dios.

La fuente donde ha de brotar esta santa virtud es el deseo de ser bueno como
Dios es bueno. El buen hombre guiado por la equidad todo lo cree, o que
acepta como sana la intención del otro, mientras las evidencias no testifiquen lo
I.E “NSG” PROF: YURI ALBERCA JIMÈNEZ
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contrario. Es un hábito mental, no una acción aislada, sino de una regla general
de vida. Justicia es equivalente a equidad, rectitud, honradez, honestidad,
amante de lo honesto y decente. Es alguien que procura de corazón mostrarse
a los demás como lo que dice ser, un hombre de corazón justo. Un ladrón no
debe ser nombrado custodio de los bienes del Estado. Eso sería mayúscula
injusticia; ni a un hombre de mente injusta dársele cabida en los medios de
comunicación social.

La bondad

Oiga este mandamiento del Señor nuestro Dios: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” (Mt. 22:39). El amor o bondad a nuestro prójimo es algo que se
discierne con facilidad, o que el amor me dice lo que es bueno para mí, y si es
bueno para ti, dáselo a tu prójimo. Así que, en la ética, ejercer bondad es una
regla bien sencilla: Lo que Tú quieres que se diga de ti, tanto en público como
en privado, dilo de tu prójimo. Esta no es una tarea fácil, y quienes se
comprometan a este virtuoso esfuerzo pudieran ser llamados con propiedad
como nuestros líderes modernos.

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