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¿TENDENCIA A LA PERPETUALIDAD?
A pocos días de las elecciones sub-nacionales, en nuestra región cajamarquina se vienen escuchando
de forma enfática y ruidos por parte de muchos aspirantes al liderazgo político -entre otras profesias-
las ansias de hacer de este territorio un territorio de mayor igualdad que desemboque en “mayor
justicia social y en mayores oportunidades económicas: para adultos, jóvenes y futuras generaciones
de la ciudad y el campo…”. Pero ¿A Cuál desigualdad exactamente se refieren?. Tratemos de
entenderlos y empecemos mencionando que efectivamente si algo es un hecho factico, es la
desigualdad que venimos aconteciendo o “sufriendo” de forma palpable post cambio estructural
económico a partir del año 93´ con la industrialización de la actividad minera, donde que si bien es
cierto la producción real o “pastel económico” se ha incrementado enormemente, la distribución de
este no ha sido igualitaria; hecho comprobable, aunque subestimado, estadísticamente a través de la
encuesta de hogares que realiza el INEI, donde se observa (ver gráfico N°01) el alto y aun perdurable
nivel de desigualdad en la distribución de los ingresos familiares, medidos por el coeficiente de ginni;
coeficiente que varía entre 0 y 100, donde cero implica perfecta igualdad en la distribución del ingreso,
y 100, perfecta desigualdad (existe una sola persona u hogar que concentra todo el ingreso).
Anotemos que desiamos sub estimados, por cuestiones metodológicas de las propias encuestas, por
la evasión de los ricos y ultraricos a someterse a las encuestas, entre otros factores, que de ser
corregidos, la desigualdad seria aun mayor y posiblemente con una tendencia ascendente.
53.54 54.11
52.37 51.82
51.49 51.23 51.06 51.54 50.37
48.96 49.31 49.67
48.48
46.54
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Recalcando, el grafico refleja desde luego la alta y aun permanente desigualdad en estos días, a mismo
niveles que la reportada en 2004, donde los periodos de máximo nivel se encuentran entre 2008 y
2010 y, donde además se concluye que no se ha avanzado en la reducción de desigualdad de ingresos
Vista la alta desigualdad es inherente entonces preguntarse por los determinantes, es decir, que la
causa. En este sentido existen múltiples factores estudiados a nivel internacional y también nacional
como: desde el ámbito económico, el estilo de crecimiento económico, la imperfección de algunos
mercados, la naturaleza de la política fiscal, la herencia colonial, etc. Este último factor colonial es
mencionado por estudiosos como Figueroa (1999) y es donde pondremos énfasis en el presente
artículo, así entonces, postularemos tentativamente que la persistente desigualdad en nuestra región
estaría explicada, entre otros causantes, por nuestro punto de partida “nuestra herencia colonial”,
que generó una trayectoria de dependencia de normas o “instituciones” formales (reglas de juego) e
informales internas en nuestro territorio que reprodujeron la desigualdad; por elementos de la política
económica, como la exclusión de los mercados de crédito y de trabajo a amplios sectores de la
población, un estilo de crecimiento económico asentado en la exportación de materias primas y la falta
de una política regional-local redistributiva que compense de manera suficiente las diferentes
restricciones que enfrentan las familias para la transmisión intergeneracional de activos.
En sentido paralelo cabe pensar en ¿Cuánto de estas instituciones hemos heredado y/o seguimos
aplicando en formas diferentes, actualizadas e innovadas? Las mismas que sigue perpetuando la
desigualdad de ingresos en nuestra región.
Finalmente pensemos si nuestros gobernantes en nuestra región, han operado en el sector público de
forma de solo extraer beneficios para sus intereses personales, pensemos por último si los próximos
gobernantes lo seguirán haciendo, situación hipotética que no está nada ajena ni lejana de poder
suceder, y es que venimos viendo en estas campañas políticas -unas más “millonarias” que otras- que
aparecen evidencias poco o nada éticas de “capturas” o negociaciones entre candidato(s)-actuales
gobernadores-empresarios-personajes de la sociedad civil, que hacen sentir que nuestro bienestar,
recursos en el sentido abarcante de la palabra y nuestro futuro están queriendo ser perpetuados a la
mediocridad en alas de beneficios de unos pocos, acosta de muchos, a través de la implantación de
instituciones extractivas desde los más altos niveles de gobiernos locales, que entre sus consecuencias
alimenten la desigualdad económica y adyacentemente alimenten las débiles condiciones de vida de
nuestra población. Por lo tanto estimado lector, frases como “La municipalidad ya está empeñada”
no están fuera de tono ni contexto o ¿Si?.