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FILOSOFÍA Y AMBIENTE

El pasado diecinueve de septiembre fuimos testigos del poder de la naturaleza y de la fragilidad e


impotencia del ser humano ante tal situación. Muchos consideran a estos acontecimientos como
desastres naturales, sin embargo, resulta falso considerar como catastrófico el dinamismo propio
de la naturaleza de la cual cada uno de nosotros formamos parte. El hombre se ha autoproclamado
como el legítimo dueño del mundo y los recursos que éste nos ofrece, sin embargo, ha olvidado el
sentido de pertenencia a la naturaleza de la que él también forma parte; él es parte de este entramado
al que llamamos realidad. Dada las situaciones actual resulta conveniente realizar un análisis
filosófico que no solo nos lleve a hacer reflexiones críticas sobre las relaciones morales, políticas,
económicas y sociales actuales sino que la reflexión nos lleve a una actitud de vida, en la que nos
encaremos con la realidad, con el mundo existente, con el mundo deseado, sin dejar a un lado las
cuestiones ambientales. Sin embargo, el ser humano actual ha puesto en segundo término el
cuidado del medio debido a su forma de vida actual. Muchos filósofos han afirmado, que el hombre
es bueno por naturaleza, dicha afirmación es cuestionable debido a las acciones y las actitudes del
hombre moderno. Tomemos por ejemplo la postura social de Nicolás Maquiavelo quien concebía
la naturaleza del hombre como vil, despiadada, convenenciera y egoísta; siempre pensando
primeramente en sí mismo, en su propio bienestar sin importarle cómo y en que formas pueda
alcanzar sus ambiciones y deseos. Prueba fehaciente de lo anterior es el uso desmesurado de los
recursos naturales, el hombre toma de la naturaleza todo aquello que le sirva para satisfacer sus
necesidades, principalmente, capitalistas, basadas en la producción y comercialización destinados
a una cultura globalizada y consumista; contaminamos desmesuradamente sin ponernos a pensar
el daño que causamos al ambiente y a nosotros mismos, contaminamos el aire, el agua y a nuestro
propia conciencia con nuestra forma de actuar egoísta.

Como respuesta a lo anterior, ha surgido una nueva doctrina filosófica que se ha ocupado
de los problemas que atañen al ambiente, esta se ha denominado filosofía medioambiental.
Filosofía del medio es una rama de la filosofía que se ocupa del entorno natural y del lugar de los
seres humanos dentro de ella. Como tal, es una posición única, en sí misma, para hacer frente a los
desafíos del siglo XXI. La Filosofía medioambiental incluye la ética ambiental, la estética del
medio ambiente, la hermenéutica del medio ambiente, entre otros.
Los aspectos modernos dentro de la filosofía del medio ambiente están incluidos, pero no
se limitan a las preocupaciones de activismo ambiental el cual desafortunadamente le ha dado mala
fama al cuidado del ambiente, sino también a las cuestiones planteadas por la ciencia y la tecnología
medioambiental. Estos incluyen temas relacionados con el agotamiento de los recursos y otros
efectos dañinos y permanentes provocados al ambiente por los seres humanos, así como los
problemas éticos y prácticos planteados por filosofías y prácticas de conservación del medio
ambiente, la restauración y la política en general. Al mismo tiempo, la filosofía se ocupa del medio
ambiente con el valor de los seres humanos que se unen a diferentes tipos de experiencia con el
medio, particularmente cómo experiencias en o cerca de entornos de contraste no humanos con
experiencias industriales o urbanas, y cómo esto, varía de una cultura a otra. Algunas de las
principales áreas ambientales de interés para la filosofía son: el definir el medioambiente y la
naturaleza, ¿Cómo y cuál es el valor del ambiente?, el estatus moral de los animales y las plantas,
las especies en peligro, el ecologismo y la ecología profunda, el valor estético de la naturaleza, la
restauración de la naturaleza

Por lo tanto Es necesario realizar una reflexión crítica y tomar conciencia de nuestro papel
en este mundo, ser conscientes de que somos seres naturales parte de un ecosistema que, gracias a
nuestra inteligencia y capacidad de razonamiento, debemos ser capaces de cuidar y de preservar
los recursos para un desarrollo sustentable de la sociedad actual y futura. Si realmente queremos
alcanzar a construir una sociedad con un desarrollo sustentable es necesario primero crear una
“utopía” desde nuestra propia conciencia para así plasmarla en nuestra relación con los demás y
con nuestro entorno.

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