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(UMA).
Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales
CATEDRA:
DERECHO ADMINISTRATIVO II
ORIENTADORA:
LICDA. BRENDA SORIANO
TEMATICA:
LA POSESION
ESTUDIANTES:
KARLA ALEJANDRA RODRIGUEZ FUENTES
YULISSA GUADALUPE BERRIOS VELIS
INDICE
LA POSESIÓN ........................................................................................................ 1
DEFINICION............................................................................................................ 1
Definición Legal.................................................................................................... 1
Ánimus. ................................................................................................................ 2
Corpus. ................................................................................................................ 2
La posesión irregular............................................................................................ 4
Buena Fe ............................................................................................................. 6
- Conservatorias. ................................................................................................ 21
- Recuperatorias................................................................................................. 21
- Acción de despojo............................................................................................ 23
INTRODUCCION
LA POSESIÓN
Posesión y poseer revelan la idea del poder o facultad de acceso a una cosa,
como dueño o como señor de ella. Tal es el sentido etimológico de esas dos
expresiones que, según el gran romanista contemporáneo, Vincenzo Arangio-
Ruiz, “Se derivan del verbo sedere y del Sufijo O-PO (t) se, que viene de pot-
estasy de pat-er”.
DEFINICION.
Definición Legal.
Definiciones Doctrinarias.
ELEMENTOS DE LA POSESION.
En el derecho civil para que pueda hablarse de posesión se requiere que haya
corpus y ánimus y como consecuencia de estos dos elementos se desprende
también la necesidad de existir otros dos elementos: un poseedor capaz de tener
ánimus, y una cosa determinada, singular o plural susceptible de ser poseída.
Estos son los elementos propios de la posesión y son los que permiten su
existencia; la falta de cualquiera de ellos impide el nacimiento de la posesión y el
de su subsistencia.
Ánimus.
Corpus.
Son la cosa misma y la relación de hecho material o inmaterial que se tiene sobre
ella. El corpus se manifiesta por el ejercicio de los actos de señor y dueño
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ejecutados por el poseedor sobre la cosa poseída. Todo el conjunto de actos que
ejerce el poseedor de manera continuada constituyen el corpus y hacen notorio
ese elemento ante los terceros que aprecian la conducta del poseedor y lo tienen
por eso como verdadero dueño del bien mientras dura la posesión. El corpus en la
posesión se hace algo real con actos tales, en hechos positivos de aquellos a que
sólo da derecho el dominio, como el corte de maderas, la construcción de
edificios, la de cerramientos, las plantaciones o sementeras, y otros de igual
significación, ejecutados sin el consentimiento del que disputa la posesión”. Pero
no es necesario que cuando se trata de una cosa corporal la tenencia material de
la cosa poseída la tenga el poseedor para que exista el corpus en la posesión, ya
que el poseedor, para ser tal, puede ejercer los actos de dominio directamente o
por otra persona que lo tenga en lugar y a nombre de él. La posesión también se
puede tomar y ejercer mediante un mandatario, o mediante un título de mera
tenencia otorgado por el poseedor al tenedor.
los bienes no apropiables por los particulares como los de uso público. El código
civil dice que la posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de
señor y dueño, no significa esta norma que sólo puede ejercerse posesión sobre
cosas singulares, pues también pueden poseerse cuotas-partes determinadas
proindiviso en una cosa singular. Tampoco se limita la posesión a cosas
corporales, pues las cosas incorporales también pueden poseerse. Sólo importa,
entonces, para poder poseer una cosa que, con respecto a ella, el poseedor
pueda ejercer hechos positivos de aquellos a que sólo da derecho el dominio en
cualquier forma imaginable, siempre que no esté prohibido por la ley ejercer tales
actos sobre el bien concreto que se pretende poseer. (Arteaga Jaime)
Posesión Regular
La posesión irregular
A contrario sensu, será la que ha sido adquirida sin justo título o de mala fe, es
decir, la posesión en cuya adquisición ha faltado uno de los elementos cuya
concurrencia configura la posesión regular, o ambos. (Barragán). Posesión
irregular es la que carece de uno o más de los requisitos señalados en el artículo
747: La posesión irregular es aquella que no reúne todos los requisitos de la
posesión regular, o sea, la que no proviene de un justo título, o se inició sin buena
fe, o cuando a pesar de haber justo título y de haberse adquirido de buena fe, no
se hizo la tradición legal si el título que le dio origen era traslaticio de dominio.
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Justo Título
Puede decirse que el justo título es el otorgado con arreglo a la ley y que por eso
es apto para constituir derechos y obligaciones. En el caso de la posesión es justo
el título otorgado de conformidad con la ley y apto para constituir o transferir el
derecho real de dominio. También se ha definido el justo título diciendo que “es la
causa en virtud de la cual poseemos alguna cosa de acuerdo con las leyes”
(Fernando Vélez) o también “el que da al poseedor un justo motivo para creerse
dueño de la cosa” (Alessandri Rodríguez). Por consiguiente, para que en la
posesión pueda alegarse, no basta la existencia de un justo título, sino que es
también necesario que él se haya otorgado con la plenitud de los requisitos
legales; así, si de la posesión de un inmueble se trata, se requiere la existencia
previa de una escritura debidamente registrada, porque la constitución de derecho
reales sobre inmuebles es solemne. Se excluye de esta exigencia el inmueble que
se adquiere por accesión, pues el justo título para la posesión de ellos está en la
ley y en la posesión de la cosa principal. Si de muebles se trata, basta la
existencia de un título consensual válido, pues la ley no exige más para los
muebles; pero si el título fue traslaticio, también se requiere que se haya hecho
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Sobre el justo título ha dicho la Corte: “Por justo título se entiende todo hecho o
acto jurídico que, por su naturaleza y por su carácter de verdadero y válido, sería
apto atribuir en abstracto el dominio. Esto último porque se toma en cuenta el título
en sí, con prescindencia de circunstancias ajenas al mismo, que en concreto,
podrían determinar que, a pesar de su calidad de justo, no obrase la adquisición
del dominio” (Jaime Arteaga)
Por justo título se entiende todo hecho o acto jurídico que por su naturaleza y por
su carácter de verdadero y válido es apto para atribuir en abstracto el dominio
(Alessandri, Arturo. Somarriva, Manuel)
Buena Fe
Es éste un principio que campea en todas las instituciones del derecho; tuvo
origen en ideas morales y religiosas y su extensión al derecho privado ha sido y es
innegablemente valiosa.
Como elemento de la posesión regular, la ley toma el principio de buena fe en el
sentido de creencia profunda, de haber algo justo; así la define el artículo 768,
cuando dice: “La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de la
cosa por medios legítimos, exentos de fraudes y de todo otro vicio.
Pero el error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no
admite prueba en contrario”.
Títulos Injustos
Título injusto es aquel que carece de los requisitos de ley y no es apto, por
consiguiente, para constituir o transferir el derecho. El artículo 748 dice qué títulos
no son justos; al estudiarse esta norma debe tenerse en cuenta que ella contiene
una parte en la que se enumeran taxativamente las causas por las cuales un título
puede no ser justo y otra parte en la que se ejemplifica sobre tales causas. Dice el
artículo 748 mencionado: “No es justo título:
Sin embargo, al heredero putativo a quien por derecho judicial se haya dado la
posesión efectiva, servirá de justo título el decreto; como al legatario putativo al
correspondiente acto testamentario, que haya sido judicialmente reconocido”.
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La lectura de este artículo nos permite afirmar que hay cuatro factores que cuando
se presentan, hacen el título injusto. Ellos son: ser falso, ser otorgado sin facultad
para hacerlo, ser nulo y ser putativo el título.
a. Falsedad: Implica ésta la falta de conformidad entre las palabras, las ideas y
las cosas provocadas dolosamente. Hay falsedad cuando se hacen mutaciones a
la verdad o se oculta ésta, pues ello implica la limitación, suposición, alteración,
supresión u ocultación maliciosa de la realidad en perjuicio de alguien o en
beneficio injusto de quien la comete o de un tercero.
d. El título putativo es el otorgado por alguien que cree con algún fundamento
suficiente, tener un derecho que realmente no tiene. (Arteaga Carvajal)
Para Arturo Valencia Zea (la posesión es un derecho real auxiliar y provisional)
define la posesión como un “poder de hecho sobre cosas que normalmente
corresponde al ejercicio de un derecho patrimonial (derechos reales o derechos
personales). Ese poder de hecho adquiere sustantividad cuando se contemplan a
partir de él varios efectos, en el que al poseedor se le respeta su poder de hecho
aun sin que tenga un poder jurídico o derecho subjetivo, que se encuentra
traducido en la protección contra atentados que se den, y asimismo por medio de
las acciones posesorias de conservación y recuperación. Además de lo anterior al
poseedor se le otorga la facultad de “transmitir su poder de hecho a otro,
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A lo anterior agrega Valencia Zea “La circunstancia de que los poderes de hecho
sobre las cosas puedan adquirir autonomía frente al respectivo poder jurídico y de
que, además dichos poderes estén en si dotados de efectos jurídicos, ha llevado a
los juristas a preguntarse qué figura jurídica es la relación posesoria dentro de las
figuras o categorías jurídicas que integran la técnica jurídica e un sistema de
derecho”
Agrega que Valencia Zea, “existe una diferencia entre los derechos reales
propiamente tales y la posesión, ya que los primeros constituyen poderes jurídicos
definitivos, y la posesión, en cambio, es un poder de hecho provisional, en el
sentido de que puede desaparecer frente a la acción que se deriva de la
propiedad, de uno de los derechos reales desmembrados de ella o de un simple
derecho personal”. Dice el tratadista que la dificultad respecto a la noción de este
concepto deben clasificarse en derechos reales definitivos (la propiedad y sus
desmembraciones) y derechos reales provisionales (relaciones provisionales con
las cosas)
Judicial. Tomo LXXX No. 2153, p. 87 y ss.). A partir de lo anterior la corte hace un
cambio trascendental en la concepción de la posesión en la que concluye que “la
posesión es un derecho fundamental. En efecto, tiene, como ya se señaló,
conexión intima con el derecho de propiedad, la cual constituye en opinión de esta
Corte uno de los criterios específicos para la determinación de esa categoría
jurídica abierta que es el derecho constitucional fundamental. Además, la
ontología y especificidad de la relación posesoria y sus consecuencias
económicas y sociales son de tal relevancia en el seno de la comunidad y para el
logro de sus altos fines, que esta Corte reconoce que la posesión tiene,
igualmente, entidad autónoma de tales características y relevancia que ella es
hoy, por sí sola, con todas sus consecuencias, un derecho constitucional
fundamental de carácter económico y social.”
La propiedad o dominio es "el derecho real en cosa corporal para gozar y disponer
de ella, no siendo contra la ley o contra derecho ajeno" Sus características
principales son: carácter absoluto (porque el dueño tiene poderes sobre la cosa
dentro de los límites impuestos por la ley o el derecho ajeno), exclusivo (porque el
propietario puede imponerse a la intromisión de un tercero en el ejercicio de su
derecho)y perpetuo (porque dura mientras dure la cosa y no se extingue por el
uso)
VICIOS DE LA POSESIÓN:
Concepto y efectos.
-Violencia.
Para que la fuerza exista, se requiere que los actos que la constituyen, o las
amenazas en que se funda, sean suficientes para intimidar una persona de sano
juicio y lo obliguen por eso a abandonar el bien para permitir que otro lo ocupe. No
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hacen falta las armas; también puede constituir violencia la amenaza de revelar
hechos que se han mantenido en secreto, por ejemplo, deshonra para la familia.
-La clandestinidad.
Esta clase de vicio consiste en ocultar la posesión a los que tienen derecho para
oponerse a ella. Este vicio se opone a una cualidad que siempre debe tener la
posesión para ser eficaz: ser pública.
Este vicio no mira la forma como se adquirió la posesión sino a la manera como se
ejerce. Sera clandestina la posesión que se tomó ocultamente y así se mantiene.
AGREGACIÓN DE POSESIONES
La agregación de posesiones debe reunir ciertos requisitos para que tenga efecto;
tales son: que entre las posesiones que se agregan haya un vínculo jurídico
(herencia, venta, permuta, etc.), que las haga derivar una de otra; que la
agregación sea total, esto es, que se unan cualidades y vicios, y que todas sean
continuas entre sí y teniendo siempre en cuenta que hacerla o no es facultativo del
poseedor.
PERDIDA DE LA POSESION
Efectos jurídicos que produce. La posesión termina o se pierde desde que falta
alguno de los elementos esenciales de ella; el ánimus o el corpus. Por eso, si se
abandona el bien, no se puede decir que se tiene posesión, de acuerdo al código
civil “La posesión de la cosa mueble no se entiende perdida mientras se halla bajo
el poder del poseedor, aunque éste ignore accidentalmente su paradero”, tampoco
si se reconoce dominio ajeno y se paga un canon.
Terminará entonces la posesión, cuando falten los dos o uno de los elementos
esenciales de ella, sea porque se enajena la cosa y se permite que otra persona
entre a ejercer actos de dominio en ella, sea porque se abandona el bien para que
lo haga suyo el primer ocupante, sea porque un tercero se apodera de la cosa con
ánimo de hacerla suya, sea por un caso fortuito, por ejemplo, la destrucción total
del bien, poseído, caso en el cual no hay sobre que ejercer los actos de dominio
constitutivos de la posesión. También se pierde la posesión por decisión judicial
que ordena la restitución.
Art. 918 CC que “Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar
la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos”.
- Conservatorias.
Por medio de estas acciones “el poseedor tiene derecho para pedir que no se le
turbe o embarace su posesión…” (art. 922 C.C). El objeto de esta acción es el
prohibirle al “perturbador” seguir ejecutando actos de embarazo o incluso nuevos
actos. Lo que se busca generar es el obtener el pago de perjuicios causados por
parte del perturbador. Al ejercerla, la ley exige un tiempo para que esta prescriba,
este se da al cabo de un año completo, contando desde la molestia o embarazo
referido a ella. La acción se da departe del poseedor perturbado a todo aquel que
participe en la turbación, embarazo o intento de usurpación de la propiedad.
- Recuperatorias.
"El que injustamente ha sido privado de la posesión, tendrá derecho para pedir
que se le restituya con indemnización de perjuicios” (art 927 C.C). La acción tiene
como objeto la restitución de la propiedad usurpada. Se concede ejercerla solo al
poseedor que ha sido despojado por medios ilícitos, como: la posesión violenta
adquirida por la fuerza, la posesión adquirida en ausencia del dueño y volviendo el
dueño le repele se convierte en poseedor violento, por posesión clandestina (que
se ejerce ocultándola a los que tienen derecho para oponerse a ella). La acción se
da departe del poseedor, ya sea propietario o mero tenedor. (art. 928 C.C).
Para entablar esta acción, es necesario que concurran en quien la alega, las
siguientes circunstancias:
b) Haber tenido al momento del despojo la posesión o la mera tenencia del bien
raíz de que se trata.
derecho real desde hace mucho tiempo como al que acaba de entrar en posesión
o tenencia de los mismos.
- Acción de despojo.
“Esta acción tiene por objeto obtener que las cosas vuelvan al estado en que se
encontraban, cuando el poseedor o el mero tenedor han sido víctimas de un
despojo violento que se funda en el sólo hecho del despojo violento que
usualmente no es violento físicamente hablando, pero implica violencia en cuanto
ruptura de la paz cívica, sin necesidad que exista una violencia calificada previa.
(OCHOA CARVAJAL, RAUL HUMBERTO. Ed. Temis, Bogotá, 2006.)” Las
acciones posesorias se dan en contra de aquellos que turban las posesiones de
otros, contra los que privan de la posesión al poseedor sin orden judicial o contra
su voluntad y contra los que realicen obra nueva. De esto surge en principio dos
acciones que contempla el Código Civil.
Pueden constituir objetos de la posesión tanto las cosas corporales cuanto las
incorporales.
Es evidente que el Código se refiere a las cosas corporales en el Art. 745 C.;
también es claro que estima que las incorporales, son aptas para ser poseídas, al
declarar en el Art. 754 C. “Que la posesión de las cosas incorporales es
susceptibles de las mismas calidades y vicios que la posesión de una cosa
corporal”.
Otros Códigos, como por ejemplo el de Portugal, son más lacónicos, pero más
explícitos, al decir en su Art. 434
Vale la pena explicar que es necesario que la cosa corporal que constituye el
objeto de la posesión, sea una cosa específica, autónoma y determinada, ya se
trate de un mueble o de un inmueble. Así como no se concibe el derecho de
propiedad sobre una cosa incierta, tampoco es dable concebir la posesión que no
recaiga sobre una cosa material y especifica. Lo anterior es una consecuencia del
paralelismo que existe entre el derecho de propiedad y la posesión; lo que viene a
expresar el Art. 745 C. al decirnos “Que la posesión es la tenencia de una cosa
determinada, etc.” y encuentra su confirmación en el Art. 2237 C. que establece
que se gana por prescripción a la que conduce la posesión el dominio de las cosas
corporales, raíces o muebles, etc.
“”No es posible la posesión de una cosa incierta o genérica, dice Butera, como no
lo es la reivindicación, ni la asunción de los riesgos, ni la prenda, ni la actio furtis,
ni el secuestro judicial, ni la tradición, etc. porque todas estas instituciones, afines
a la propiedad, son inaplicables a las cosas inciertas, genéricas o
indeterminadas””.
Hay que advertir que no todas las cosas corporales, son aptas para ser poseídas,
así como no lo son todas las corporales para constituir el objeto del derecho de
dominio. El principio es que sólo las cosas que están en el comercio pueden ser
objeto de posesión. Así, no pueden ser poseídas las cosas comunes, ni los bienes
nacionales de uso público, ni las cosas consagradas al culto divino.
El Art. 754 C. consagra implícitamente, que las cosas incorporales y parecería que
no distingue entre derechos reales y personales, pueden ser objeto de posesión y
declara de modo expreso, que esa posesión es susceptible de las mismas
calidades y vicios que la posesión de una cosa corporal. Por consiguiente, la
posesión de una cosa incorporal puede ser regular o irregular, violenta y
clandestina.
La generalidad de los términos del Artículo antes citado permitiría suponer que la
posesión de las cosas incorporales comprende la posesión de los derechos reales
y de los créditos o derechos personales ambas categorías de derechos están
incluidas en el concepto de cosas incorporales (Art. 567 C.), y aparentemente el
inciso segundo del Art. 1446 C. vendría a confirmarlo.
Empero, y contra la opinión del profesor Barros Errazuriz, creemos que semejante
extensión de la posesión a los créditos o derechos personales, estaría en primer
lugar, en abierta pugna con la tradición Romana, ya que en Román se había
admitido en la época postclásica y Justinianea, la posesión de los derechos de
servidumbre y de usufructo; y que era conocida como la QUASI POSSESIO. Pero
jamás se extendió esta a los derechos personales; se mantuvo pues en el ámbito
de ciertos derechos reales.
Victorio Pescio V., en su Manual de Derecho Civil, nos trae la explicación que a
este respecto emitió Ferrara, quien sostuvo “”Que suele hablarse de la posesión
del estado familiar, de la condición de padres, de hijo, de cónyuge, pero
evidentemente se trata de una manera de expresarse de carácter imaginativo para
poner de relieve la persistencia de la posición del padre, de hijo o de cónyuge y en
general, de un estado familiar. Equiparar la persistencia de un estado familiar con
la persistencia del poder de hecho sobre la cosa, conduciría en el fondo, a
equiparar las relaciones respecto de las personas con las relaciones
concernientes a las cosas. Otro tanto puede decirse tratándose de la extensión de
la posesión al ejercicio de hecho de una situación de crédito, justamente, cuando
se habla de la posesión de los créditos. Esa afirmación constituye un exceso
teórico que solo se justificaría por constituir un resabio del Derecho Intermediario:
cuando se ejercía por largo tiempo una cierta prestación, se terminaba por
prescindir, del título que la justificaba, para referirse al título del crédito. Pero
semejante concepto es inadmisible en el Derecho Moderno, en que el ejercicio de
hecho del contenido de un derecho adquiere especial importancia y constituye
estado de posesión únicamente cuando su contenido consiste en el poder sobre
una cosa, esto es, cuando se trata de un derecho real”.
En nuestro Derecho esta parece ser la opinión verdadera. La parte del Mensaje
del Código Civil más arriba reproducido deja de manifiesto que con toda
seguridad, cuando se discutió el Código Civil Chileno del cual el nuestro es una
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copia casi completa, por no decirlo enteramente, se recalco la idea en cuanto a las
cosas incorporales, restringiendo la posesión de estas solo a los Derechos Reales.
Tal acontece cuando el Código nos define lo que entiende por Usufructo, así “”El
Derecho de Usufructo es un derecho real que consiste..etc. “”Art. 769 C. y lo dice
expresamente que es un derecho real para señalarlo que es susceptible de
posesión y como consecuencia de ello, que se puede adquirir por prescripción, tal
como lo dice el Art. 771 en su numeral cuarto.
Toda obra voladiza que atraviese el plano vertical de la línea divisoria de los
predios, aunque no se apoye sobre el predio ajeno, ni dé vista, ni vierta aguas
lluvias sobre él.
Las obras estrictamente necesarias para precaver la ruina del edificio, acueducto,
canal, puente, acequia.
“El que tema que la ruina de un edificio vecino le pare perjuicio, tiene derecho de
querellarse al juez para que se mande al dueño de tal edificio derribarlo, si
estuviere tan deteriorado que no admita reparación; o para que, si la admite, se le
ordene hacerla inmediatamente; y si el querellado no procediere a cumplir el fallo
judicial, se derribará el edificio o se hará la reparación a su costa”. Por tanto esta
acción constituye una caución para garantizar resarcimiento de daños causados a
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Los sujetos capaces de interponer esta acción son: 1) toda persona que crea estar
en riesgo frente a algún edificio vecino en ruina o deterioro podrá recurrir al órgano
jurisdiccional para denunciar, además de 2) aquel que “tema un perjuicio cuando
se trate de cualquiera construcción o de árboles mal arraigados” (Velásquez).
Esta acción no tendrá tiempo para prescribir, pues en medida que exista tal riesgo
se ejecutará o no la acción; en caso de que el poseedor deje pasar un año, su
derecho prescribe para siempre.