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diciembre de 2004
año 9
31
ENCUADRE
PSICOANALÍTICO ALBERTO LOSCHI
El objeto del encuadre. Vivencia de
dolor y experiencia de satisfacción.
ADRIANA SORRENTINI
Encuadre psicoanalítico ¿por qué?
Su fundamento teórico.
FIDIAS CESIO
Encuadre de la sesión psicoanalítica.
Asociación libre y abstinencia.
LILIANA DENICOLA
Reflexiones sobre la práctica:
el encuadre.
CARLOS ISOD
De la forma.
El rito psicoanalítico.
CARLOS E. BARREDO
Encuadre: lo institucional,
lo instituyente.
LAURA PUGNALI
Encuadre: bases para un
encuentro psicoanalítico.
Sumario
El objeto del encuadre. Vivencia de dolor
y experiencia de satisfacción.
Alberto Loschi 3
31
Su fundamento teórico.
Editorial “La Peste” S.R.L. Adriana Sorrentini 9
Loreto 1520 - 1º “B”
(1426 ) Ciudad de Buenos Aires Encuadre de la sesión psicoanalítica.
Tel / fax: 4833-6114 Asociación libre y abstinencia.
e-mail: lapeste@fibertel.com.ar Fidias Cesio 17
Ilustración de tapa
Mariana Di Nardo de Faillace
Diseño Gráfico
Andrés Mendilaharzu
Secciones
Editorial 2
Impresión
El Taller
Mesa Redonda “La sombra del objeto” 36
EDITORIAL
E l psicoanálisis presenta
hallazgos notables pero
los mismos, a diferencia
de lo que ocurre en las discipli-
nas científicas, son volátiles,
EL OBJETO DEL CUAL
NOS OCUPAREMOS
SÓLO ES HALLADO EN EL
PSICOANÁLISIS Y, MÁS
¿qué es el objeto? La respuesta
a esta pregunta la encontramos
en la experiencia y en el marco
del encuadre. De ahí el interés
de reflexionar sobre éste.
tienden rápidamente a borrar-
se, opacarse. Forma parte de su ESPECÍFICAMENTE, EN Habida cuenta de las muchas
idiosincrasia el requerir ser ha- EL ‘LABORATORIO’ DE cosas que se han dicho y escrito
llados cada vez y eso ocurre en sobre el encuadre queremos hoy
ESTA DISCIPLINA, QUE
el espacio-tiempo de la sesión considerarlo desde un vértice
psicoanalítica. ES EL ENCUADRE. particular para poner de realce
su función. Para ello nos valdre-
Un ejemplo de esto es ‘el objeto’. mos de una analogía que facilite el hacer
El objeto del cual nos ocuparemos sólo es ‘más visible’ el objeto de nuestro comentario.
hallado en el psicoanálisis y, más específica-
mente, en ‘el laboratorio’ de esta disciplina Si lo pensamos en el sentido fotográfico,
que es el encuadre. Así como los neutrinos el encuadre es lo que enmarca una imagen
sólo se hallan en laboratorios ultra especiali- y pone en foco un detalle, un elemento de la
zados y en el marco de la física, este objeto misma. Con esta operación el cuadro que
sólo se halla en el encuadre y en el marco del así se logra queda separado de la realidad.
psicoanálisis. Si esto es realizado con arte el efecto es que
Tal limitación no le quita un ápice de valor la realidad queda suspendida para dar lu-
al hallazgo. Nadie duda del valor de los gar a algo que impresiona y actúa en quién
neutrinos aunque jamás hayamos visto uno lo observa por otra cualidad que ya no co-
y esto es así porque su venir a la existencia rresponde a la realidad y que hasta puede
en el seno de la física está preñado de conse- resultar más real que la realidad. El encua-
cuencias. Lo mismo ocurre con el objeto en dre así entendido logra plasmar algo que no
psicoanálisis. Pero, a diferencia del neutri- es visible en la realidad y que suscita la pre-
no, este objeto se volatiliza tan pronto que- gunta ¿dónde está eso? ¿en la realidad? ¿en
remos hablar de él. Es un objeto esquivo, la foto? ¿en el que la observa? Por otro lado
celoso, que sólo se muestra en la intimidad ¿en qué consiste ‘eso’? Es evidente que re-
del encuadre, en condiciones especiales y en sulta inútil tratar de responder; tales pre-
ausencia de testigos. Cuando luego quere- guntas sólo valen para aludir a ‘eso’, que si
mos comunicar esta experien- bien es inaprensible, se destaca
cia el concepto se desliza hacia AL SUSPENDER LA por sus efectos: las vivencias
versiones más triviales que re- que despierta y, sobre todo, la
ducen su dimensión: ¿es el ob- LUZ DE LA REALIDAD cualidad de ser algo que ‘da
jeto real externo? ¿el de la fan- ‘ESO’ MUESTRA que hablar’. Es algo que sin ser
tasía? ¿el de la identificación? SU PROPIA LUZ. realidad crea realidad.
¿el perdido? ¿un fantasma? Concluimos así que ese efecto
Encuadre psicoanalítico
¿ por qué ?
SU FUNDAMENTO TEÓRICO
ADRIANA SORRENTINI*
* Gelly 3550 6ª B (1425) BA Argentina / tel / fax (054) (011) 4802-0200 / e-mail adrianasorrentini@fibertel.com.ar
1 Proceso: acción de ir hacia delante.
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durante la sesión aunque le repugne verbali- de lo manifiesto del relato) sino en “abando-
zarlo, indicación que Freud resume en un narse por entero a sus “memorias inconscien-
precepto: “Diga, pues, todo cuanto se le pase tes”; 3 sólo desde esta escucha, repito, el ana-
por la mente”. lista ‘oye’ asociación libre a partir del
Por otra parte, el analista le asegura que oi- discurso de su analizado. De otra manera se
rá atentamente cuanto diga y se comprome- da un diálogo que puede ser todo lo com-
te a transmitir su interpretación. Para que es- prensivo y empático que podamos imaginar,
to sea posible debe disponerse a discernir el pero que no es un diálogo psicoanalítico, no
material inconsciente en hay análisis, solamente relatos y opiniones
La responsabilidad todo cuanto se le comuni- desde lo manifiesto.
recae sobre el que absteniéndose de sus- Freud recomienda concentrar nuestras
analista, quien en tituir la censura resignada fuerzas espirituales en una meta única, la de
por el paciente por una “realizar una operación lo más acorde posi-
virtud del lugar que propia, mucho más dañi- ble a las reglas del arte.” Esto exige tomar en
ocupa es conciente na. Freud describe esta es- cuenta otro elemento indispensable para el
del poder que le cucha de una manera pre- encuadre: la regla de abstinencia, sin la cual
confiere la cisa: el analista “debe volver éste es imposible. La abstinencia es garantía
hacia el inconsciente emisor del encuadre y éste es el marco regulatorio
transferencia de del enfermo su propio incons- que posibilita el despliegue de la escena in-
imagos ciente como órgano receptor, consciente en la sesión psicoanalítica.
primordiales... acomodarse al analizado como
el auricular del teléfono se
acomoda al micrófono”. Es decir que cuando el
¿Qué es la abstinencia
paciente habla, llegan a nuestro oído sonidos y porqué es condición ‘sine
que configuran huellas acústicas ligadas a qua non’ para el análisis?
significados y evocan una representación-
palabra (Wortvorstellung) en lo preconcien- Joan Corominas data este término en 1444,
te, palabra que atribuimos al paciente. Aho- proveniente del latín ‘abstinentia’, que refie-
ra bien, Freud continúa diciendo que a partir re a la acción de privarse parcial o totalmen-
de la incitación de estas “..ondas sonoras, lo in- te de satisfacer apetitos y tiene que ver con
consciente del médico se habilita para restablecer, sobriedad, continencia y templanza. Evitar
desde los retoños a él comunicados de lo incons- el exceso, moderar la fuerza, sujetar los sen-
ciente, esto inconsciente mismo que ha determi- tidos a la razón.
nado las ocurrencias del enfermo.”2 Es claro por- Por eso, ‘abs, teneo’, mantener alejado;
qué no es tolerable ninguna resistencia en el ‘manum abstineo’, no tocar; ‘omne ius belli
analista, quien de otro modo no podría hacer abstineo’, no usar de ninguno de los dere-
consciente y comunicar lo discernido desde chos de guerra; Y así sucesivamente el in-
lo inconsciente; afectado por la represión, su transitivo abstenerse ‘meo nomine’, de ha-
percepción analítica perturbada ofrecería blar de mí’; ‘abstineo voluptatibus’, …de
múltiples ‘puntos ciegos’ (W. Stekel, 1911). placeres, etc.
Parece ocioso destacar la importancia del Es casi literal la interpretación de esta con-
análisis del analista ya que su deficiencia dición: Es necesario mantener una distancia
anula toda posibilidad. respetuosa y no inmiscuirse en la vida priva-
“…el tratamiento Estamos enunciando “la da del analizado. Evitar el contacto físico, ex-
psicoanalítico se regla fundamental del psicoa- presiones afectivas corporales. No hacer uso
nálisis”, la de la libre aso- del poder que le confiere la transferencia sal-
edifica sobre la ciación, y su par comple- vo para analizar. No hablar de sí mismo ni
veracidad.” mentario y determinante proponerse como ejemplo. Abstenerse de
desde el analista, una par- dar curso a la satisfacción de demandas se-
ticular escucha marcada por la “atención li- xuales, de la seducción, sabiendo que surgi-
bremente flotante” o parejamente suspendida. rá de manera directa o desplazada.
Sólo desde esta manera de oír, regida por un Es clarísimo que la regla de abstinencia, in-
voluntario ‘no fijarse’ en algo particular (abs- dicada por Freud, nos señala el lugar de la so-
tenerse de todo interés o curiosidad acerca briedad, la continencia y la templanza, prohi-
4 Puntualizaciones sobre el amor de transferencia, (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis,III).
S. Freud, T XII, AE, pág.168y sig.
5 Profano, refiere a la vida secular, la que pertenece al mundo de los hombres, opuesto a lo sagrado.
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6 Tiene por objeto primordial establecer una barrera entre dos espacios heterogéneos, un adentro donde
sucede lo mágico y un afuera de material profano.
7 ‘Centro del mundo’, ‘ónfalos’, remite al que Pausanías describe en Delfos, situado en el centro de la Tierra.
Varrón describe al ‘ónfalos’ como una tumba, la de la serpiente sagrada de Delfos, Pythonis. Es considerado
como un punto de intersección del mundo de los muertos, el de los vivientes y el de los dioses; una tumba
puede ser un ‘centro’, un ‘onfalos’ de la Tierra: “Mortis et vitae locus”.
8 El sentimiento religioso. Sorrentini, A.. La Peste de Tebas nº 17, año 2000. BA.
9 Mircea Eliade. Tratado de historia de las religiones. Ed. ERA. Mx. Pág. 328.
10 Teofánico remite a la manifestación del dios, pensamos en el ideal, lo inconsciente que siempre ‘es’.
11 Ritual, en cuanto refiere a un conjunto de reglas establecidas que se repiten de igual manera, cada vez.
12 Mircea Eliade-Tratado de Historia de las Religiones. E. ERA, 1972, Mx.
13 Los infinitos ex-yoes de la filogenia; los objetos primordiales con las identificaciones primarias previas a
15 Recordemos que ‘inconsciente’ e ‘infantil’ corresponden en este caso a la cualidad de un determinado material.
16 Una unidad sellada:incesto-parricidio-castración, diferente del complejo secundario que se expresa en el
amor tierno, la ambivalncia ante el progenitor del mismo sexo y la amenaza de castración. Cap.III de El yo
y el ello, T XIX. AE, BA.
17 Vivencia es el término propuesto por Ortega y Gasset para la palabra alemana Erlebniss e indica meramente
que algo es vivido, pero no decide si fue un acontecimiento real. Difiere de ‘experiencia’, la que
precisamente se hace con algo objetivo.
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ENCUADRE DE LA
SESIÓN PSICOANALÍTICA
Asociación libre y abstinencia
FIDIAS CESIO*
* Gelly 3550 6ª B (1425) BA Argentina / tel / fax (054) (011) 4802-0200 / e-mail fidiascesio@fibertel.com.ar
1 Cesio, F,: Las fuentes de la transferencia. Imago. N°82, Agosto 2004
2 Denominamos ‘real’ a la realidad que transcurre en la sesión psicoanalítica dentro del encuadre de la
la necesidad. El deseo carga la imagen del objeto que una vez la satisfizo, la que aparece entonces en la
conciencia.
6 Cesio, F. y colaboradores. Freud y la palabra. Ediciones Kargieman. Buenos Aires. 1992.
7 Tengamos en consideración que también las palabras que el analista dice son oídas por él mismo por vía
aérea y ósea formando así parte de las que llegan al analista en la sesión.
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signo perteneciente a una lengua conocida y de palabra tiene que ver con la intensidad de
con la representación-palabra y cosa, presen- la frustración que la gestó. Cuando la frus-
tando así al objeto en su conciencia. tración es muy importante la imagen se ma-
nifiesta en alucinación –sueños y delirios– y
Recordemos que la imagen acústica más el no alcanza a constituir el signo de la lengua.
significado constituyen el signo de la lengua En el caso contrario, cuando hay satisfacción
–semejante a como aparece una palabra en el de la necesidad y una débil frustración de la
diccionario– y que la representación-palabra misma –siempre la hay– la imagen acústica
(Wortvorstellung) –que ubicamos en lo pre- de palabra derivada de esa frustración unida
consciente y en el yo inconsciente– está cons- a un significado constituye el signo de la len-
tituida por las innúmeras experiencias gua que a su vez se liga con la representa-
nombradas por este signo, y que la represen- ción-palabra, la representación-cosa y con la
tación-cosa (Sachvorstellung) –inconsciente, cosa del mundo, constituyendo al objeto, al
reprimida primariamente– comprende las que presenta en la conciencia; es un proceso
huellas que han dejado las ‘cosas del mundo’ indispensable para alcanzar la satisfacción
(Das Ding) en el aparato psíquico, que no de la necesidad.
han pasado por la conciencia.
Entre estos dos extremos, la imagen-aluci-
Como ya dijimos en nuestros trabajos pre- nación y la imagen del signo de la lengua
vios todas las imágenes, incluidas las del sig- que presenta la objeto en la conciencia, tene-
no de la lengua, presentan en la conciencia el mos toda la gradación imaginable. Estas
cumplimiento de deseo8, aunque las de la pa- consideraciones son validas para toda ima-
labra son por mucho las más importantes en gen, aunque en función del análisis la de pa-
el proceso analítico. Visto en sentido inverso labra es la más significativa. 9
el proceso sigue los siguientes pasos: las co-
sas del mundo (das Ding), las de la realidad, La represión tiene lugar entre la represen-
dejan su impronta en lo inconsciente, y van a tación-palabra y la representación-cosa y se-
constituir en el mismo la representación-cosa cundariamente actúa sobre la representa-
(Sachvorstellung); los retoños de las mismas ción-palabra y el signo (olvido de palabras,
alcanzan al yo inconsciente ligándose a la re- en particular la de los nombres). Cuando la
presentación-palabra (Wortvorstellung) pu- represión de la representación-cosa es inten-
diendo entonces llegar hasta la conciencia sa alcanza a la representación-palabra mas
cuando se ligan con los signos de la lengua y no a la del signo, el mismo tiene entonces una
en menor medida con otros signos. ligadura muy débil con la representación-
palabra y cuando las palabras correspon-
La complejidad que encontramos en la es- dientes son emitidas tienen cierta ‘liviandad’
tructura de la palabra se expresa en las trans- (un ejemplo lo encontramos en personas que
ferencias entre sus componentes; así la hay al hablar una lengua que conocen sólo su-
entre imágenes acústicas por semejanza de perficialmente, dicen palabras que no se
sonido; entre significados del signo de la len- atreverían a decir en la propia lengua en la
gua; entre representaciones-palabra y entre que el signo está plenamente ligado a la re-
representaciones-cosa y por fin entre los di- presentación-palabra y cosa).
versos componentes de la palabra que aca-
bamos de describir. Más allá de la palabra, que por alcanzar la
El papel que le cabe a la imagen acústica conciencia está caracterizada por poseer
8 Cesio, F.: Reflexiones sobre la pornografía y la transferencia. La Peste de Tebas. N° 28, 2003. Crueldad. La
Peste de Tebas N° 29, 2004. La sombra del objeto...Melancolía. La Peste de Tebas. N° 30, 2004 y Las
fuentes de la transferencia. Imago. N°82, Agosto 2004.
9 Analizando el fetichismo desde el punto de vista del cumplimiento de deseos nos encontramos con que el
fetiche aparece como derivado de la imagen del último objeto que cubre la ‘vista’ de la castración creando
la ilusión de completud al negar la evidencia del significado de castración que tiene la falta del pene en la
mujer. Como ocurre con el cumplimiento de deseos en general partimos de la idea de una frustración sexual
original, la castración fálica, que trae consigo la creación del deseo y la carga de la imagen que una vez
satisfizo la necesidad, en este caso la bombacha cumplió ese papel. El fetiche propiamente dicho, con su
carácter concreto, corresponde no ya al cumplimiento sino a la ‘realización’ del deseo, la imagen que
cumple el deseo encontró ahora una expresión concreta.
FIDIAS CESIO ENCUADRE DE LA SESIÓN PSICOANALÍTICA 19
tiempo y espacio, está lo actual, absoluta- nes actuales, afectivas, están, condensadas,
mente inconsciente, carente de tiempo y es- un número infinito de ‘palabras anteriores’.
pacio, que, como ya vimos, aparece en la Con el uso de las ‘construcciones’ buscamos
conciencia como realidad objetiva en térmi- descubrir en lo actual los textos que nos ha-
nos de afecto y otras manifestaciones somáti- blan de sus contenidos. Otra manera de ex-
cas, y que, cuando hace síntoma configura la presarlo es decir que con la ‘construcción’
neurosis actual. En este último caso el analis- buscamos traducir esas lenguas arcaicas a la
ta percibe alteraciones afectivas y/o somáti- nuestra para así procurar, tal como con la
cas; el letargo es un ejemplo paradigmático histeria, deshacer el síntoma ‘actual’, somáti-
de presentación de lo actual. co –angustia, hipocondría, letargo, y demás
manifestaciones somáticas–.
Lo ‘actual’ acompaña a la palabra en térmi-
nos de ‘cuota de afecto’, mas, de todos mo- El ‘lenguaje’ contenido en lo actual, cuan-
dos hay una continuidad entre la palabra y do tiene impedido alcanzar la palabra de la
lo actual. La encontramos cuando la palabra lengua presente se manifiesta por otros ca-
es plena, cuando la imagen acústica presen- minos, los de los afectos en general, y cuan-
ta en la conciencia al signo más la represen- do estos últimos están sofocados se mani-
tación-palabra y representación-cosa, y, más fiestan en síntomas de neurosis actual
allá, lo actual –el ello y la pulsión– y las co-
sas del mundo. La palabra adquiere enton- Llegamos así a la conclusión de que las
ces intensidad y matices, una identidad, dis- manifestaciones actuales, somáticas, los
tinta en cada ser humano. En este caso parte afectos, están a la espera de que encontre-
de lo actual, que en otras circunstancias es mos la clave que nos permita su traducción a
cuota de afecto, es ahora palabra. nuestra lengua, para hacerlas accesibles a la
interpretación al ligarlas a la palabra.
Agreguemos que a lo actual –lo reprimido
sepultado– le adscribimos lenguajes, los de Una metáfora que tiene un valor extraordi-
lo yoes anteriores10 11 cuyos textos, en tiem- nario para hablar de la búsqueda de esa cla-
pos remotos dieron lugar a ataques histéri- ve nos la da el encuentro de la piedra de Ro-
cos que hoy aparecen como afecto. –Ver los setta y la investigación de Jean Francois
llamados 9 y 10 al pié de página–. Son len- Champollion que hizo posible traducir el
guajes crípticos que, de manera oscura, pro- lenguaje jeroglífico egipcio a las lenguas mo-
fundamente inconsciente, participan en la dernas.12 En la piedra había una versión en
polisemia que caracteriza la palabra. Si- Griego, otra en Demótico y por fin una en Je-
guiendo esta hipótesis en las manifestacio- roglífico egipcio de un mismo texto. Cham-
10 “El núcleo que mantiene unido a ese ensemble (conjunto que define al afecto) es la repetición de una
determinada vivencia significativa. Esta sólo podría ser una impresión muy temprana de naturaleza muy
general, que ha de situarse en la prehistoria, no del individuo sino de la especie. Para que se me
comprenda mejor: el estado afectivo tendría la misma construcción que un ataque histérico y sería, como
éste, la decantación de una reminiscencia” Freud, S. (1917). Conferencias de introducción al psicoanálisis.
Conferencia 25. La angustia. Pag. 360 Obras Completas. T XVI.
11 “Opinamos que también los otros afectos (además de la angustia) son reproducciones de sucesos antiguos,
de importancia vital, preindividuales llegado el caso y en calidad de ataques histéricos universales, típicos,
congénitos, los comparamos con los ataques de la neurosis histérica, que se adquieren tardía e
individualmente, ataques estos últimos cuya génesis y significado de símbolos mnémicos nos fueron
revelados con nitidez por el análisis.” Freud, S. (1926) Inhibición, síntoma y angustia. cap VIII T. XX, pag.126.
12 Estela de basalto negro en la que figura una inscripción que fue la clave para que se descifraran los
jeroglíficos egipcios y sobre la que se cimenta la moderna egiptología. La encontraron las tropas francesas
en 1799 cerca de la ciudad de Rosetta, puerto en el brazo oeste del Nilo, cerca de la ciudad de Alejandría;
en la actualidad se encuentra en el Museo Británico de Londres. La piedra se grabó en el año 197 a.C. y
contiene un edicto en loor al rey de Egipto, Tolomeo V. Dado que la inscripción aparece en tres alfabetos
distintos, el jeroglífico, el demótico y el griego, quienes lo estudiaron fueron capaces de descifrar el
contenido en sus grafías jeroglífica y demótica porque lo compararon con la grafía griega. Jean François
Champollion, egiptólogo francés, llegó en solitario a esta conclusión, al darse cuenta de que en los textos
jeroglíficos figuraban dos cartuchos que encerraban los nombres de los soberanos, el de Cleopatra y el de
Tolomeo. (Enciclopedia Encarta)
20 DICIEMBRE DE 2004 N°31
pollion, apoyándose en la griega pudo tra- un bebé en el que las vicisitudes de la frus-
ducir la jeroglífica. tración y de la satisfacción se manifiestan de
La escritura jeroglífica egipcia tallada en manera armónica, la inevitable frustración
las paredes de los palacios y tumbas de que acompaña a la satisfacción dará lugar al
Egipto con el descubrimiento de Champo- deseo y su cumplimiento con la formación
llion fue accesible a la lectura, agregando así de imágenes, entre las que se destacará la de
a la cultura un inmenso tesoro. Tomando el la palabra: ‘mamá’. En este caso la imagen,
desciframiento de los jeroglíficos egipcios formando parte de la palabra presentará al
como una metáfora aplicable a la investiga- objeto participando en el encuentro del obje-
ción de las ‘lenguas’ crípticas encerradas en to de satisfacción de la necesidad.
lo ‘actual’, lo comparamos con la construc-
ción psicoanalítica13, entendiendo a esta últi- La vertiente fundamental en nuestra concep-
ma como un intento ‘champollionico’ de tra- ción de la constitución del ser la concebimos
ducción a nuestra lengua de las arcaicas haciéndolo nacer de las cosas del mundo, de
‘talladas’ en el soma. la impronta de la realidad en ‘lo inconscien-
Cuando ante una manifestación de neuro- te’. Constituye al ello, a la pulsión, al afecto,
sis actual logramos construir e interpretar a lo actual. Nunca fue conciente.
un texto que se aproxime al que motivó La otra vertiente esta dada por la per-
el síntoma, el mismo desaparece, tal cepción por la conciencia, la que cons-
como ocurre con los de conversión tituye al yo-conciencia, precons-
histérica. Claro está que es impo- ciente y yo inconsciente.
sible una traducción completa Ambas vertientes confluyen en
que haga palabra moderna lo inconsciente reprimido.
a esos textos ocultos y es
por eso que alguna En la constitución
manifestación ac- de la transferencia
tual, afecto, siem- en la persona del
pre está acompa- analista la asocia-
ñando la palabra. ción libre es funda-
mental. Las palabras del
Cuando la represión arras- paciente oídas por el analis-
tra a la representación-cosa y ta recorren el camino que seña-
palabra, en la conciencia perma- lamos en los párrafos preceden-
nece el signo de la lengua, entonces tes, y, conmoviendo su inconsciente,
la imagen cobra un relieve excepcional excitando afectos y textos, se confunde
hasta ser alucinación; en cambio, con la transferencia actual. Esta últi-
cuando la frustración es débil la ima- ▲ Mondrian / Rombo ma, excitada sobre todo por la regla
gen también lo es, aunque de todos con líneas grises de abstinencia, deja su impronta en lo
modos genera imagen de palabra que inconsciente del analista. Como re-
configura el signo de la lengua, el que pre- sultado de esta confluencia del yo y lo ac-
senta en la conciencia la palabra con su repre- tual se constituye la imago14.
sentación-palabra y cosa más la cosa del
mundo. En este caso una parte de la excita- De manera un tanto arbitraria decimos
ción ‘actual’, que en otro caso sería afecto, da que mientras la interpretación toma como
intensidad y un plus de sentido a la palabra material las palabras constitutivas del len-
y el resto de lo ‘actual’ acompaña a la palabra guaje del yo, la construcción intenta traducir
como cuota de afecto. el ‘lenguaje’ de lo actual a través de la crea-
ción de escenas verbales que, al darle ligadu-
Como un intento de aclarar lo que acaba- ra con nuestra palabra, lo hace pasible
mos de decir concebimos que en el caso de también a la interpretación.
Reflexiones sobre la
práctica: el encuadre
LILIANA DENICOLA*
En cierta calle hay una cierta puerta titución pública). Esto último generaba in-
Con su timbre y su número preciso tensos debates acerca de cómo estaba insta-
Y un sabor a perdido paraíso lada la transferencia (con el terapeuta, con la
J. L. Borges institución etc).
E
El modo de trabajo, adaptado a las circuns-
l encuadre de la sesión analítica remite tancias, no era cuestionado. Se observaban
a una serie de reglas que la tradición los efectos que el mismo producía. Toda la
ha convertido en exigencias o condi- práctica estaba presidida por el encuadre
ciones para el transcurrir de un análisis, al “ideal” que surgía de nuestra experiencia in-
extremo que su ausencia le resta, según algu- dividual, que procedía a su vez de una tradi-
nas opiniones, su atributo de psicoanalítico. ción analítica.
Cuando reviso todos estos años de desem- Nos acompañaba una evolución del psi-
peño en la clínica recuerdo cuando en “el La- coanálisis, en particular en Argentina, que a
nús” (década del 60) atendíamos con pocos partir de un impetuoso
elementos teóricos aún, pero con entusiasmo, movimiento inicial, ori- Tres son los elementos
convicción y solidaridad a tantos pacientes. ginó desarrollos que sin
con que cuenta un
¿Había un encuadre?. El que se podía. Sin apartarse de su raíz por
embargo, los pacientes evolucionaban favo- el imperativo de las analista para
rablemente. condiciones de prácti- desarrollar su
En el Centro de Salud Mental N° 1, jóvenes ca, producían sus pro- técnica: la asociación
y creadores, implementamos (exigidos por pios despliegues teóri-
libre, la abstinencia
la cantidad de consultas y sin imposiciones) cos (terapia de grupo,
una modalidad novedosa para ese tiempo en de pareja, de niños, de y las condiciones del
el tratamiento de púberes. Los pacientes familia etc.). encuadre. Sólo las dos
evolucionaban en la medida de las expecta- El analista adquiría un primeras pueden ser
tivas de ese momento. ¿Había un encuadre espacio dentro de la so-
consideradas como
para nuestra tarea? ciedad, entraba a formar
Todos teníamos como referencia (por aná- parte de ideales cultura- reglas, es decir
lisis personal y por la práctica privada) el les y conquistaba un lu- normas o pautas a las
denominado “encuadre ortodoxo”. No nos gar entre las distintas cuales debe ajustarse
deteníamos ante la posibilidad de crear y re- profesiones.
el analista y el
belarnos contra lo establecido. Sin embargo A lo largo de estos
había un punto que no cedíamos, ese era la años la sociedad ha su- paciente, mientras
abstinencia y (en la medida que la institu- frido modificaciones, que el cumplimiento
ción lo permitía) cierta monotonía de horario también el psicoanáli- del encuadre
y lugar, de espacio y tiempo. sis, el que-hacer del
pertenece al orden de
El tiempo de duración del tratamiento era analista, también ha pa-
acotado (aproximadamente un año) y estaba decido, imperceptibles las recomendaciones.
alterada la disposición física del encuadre modificaciones. Comien-
tradicional (no teníamos diván y los honora- za la dificultad en las distintas áreas que lo
rios consistían en el pago de un bono a la ins- comprende: su transmisión que no es ense-
ñanza, la curación que se da por añadidura, cuando menciona reglas lo hace advirtiendo
su finalización terapéutica que desde algún el peligro que ellas conllevan, el de conver-
punto de vista es interminable pero que a la tirnos en censores de aquello que convoca-
vez es finita, y las condiciones de su práctica mos y el de sacralizar un orden, vaciando así
que no están explicitadas o definidas ni res- de contenido la rica experiencia analítica.
ponden a exigencias inapelables, a la manera Freud vislumbró el riesgo de que su palabra
de otras ciencias. Esto conlleva innumerables se convirtiera en discurso dogmático y que
consecuencias pues ubica al psicoanalista y al su obra fuera transformada en escritura re-
psicoanálisis en un lugar podríamos decir de velada. Con la ambigüedad y reticencia con
no lugar. A tal extremo que querer definir es- que habló de la técnica quiso evitar las reglas
tas ambigüedades puede llegar a convertirse fijas y en consecuencia una cierta fetichiza-
en resistencia de un pensar psicoanalítico. ción de las mismas. Ex profeso utilizo el con-
Por ello y a esta altura de nuestros conoci- cepto de fetichización pues muchas veces se
mientos, después de haber transitado y sido define o se diferencia el tratamiento psicoa-
admitida en diversos centros asistenciales nalítico por la presencia o no del diván. Éste
públicos, querer definir la práctica, sólo por se ha convertido en fetiche que se dibuja so-
las condiciones de encuadre, iría en desme- bre el vacío de reglas fijas.
dro de su riqueza de posibilidades. Tres son los elementos con que cuenta el
analista para desarrollar su técnica: la aso-
El psicoanalista no es un técnico aunque a ciación libre, la abstinencia y las condicio-
veces se lo consulta como técnico, no aspira nes del encuadre. Sólo las dos primeras pue-
a una curación por lo menos como objetivo den ser consideradas como “reglas “, es decir
explícito, se le pide que en forma rápida y normas o pautas a las cuales debe ajustarse
eficaz alivie el sufri- analista y paciente, para realizar su tarea;
El lugar donde miento por el que se le mientras que el cumplimiento del encuadre,
transcurre la consulta y con un méto- según Freud, pertenece al orden de las reco-
do sin tiempo predeter- mendaciones. Por otra parte si nos detene-
experiencia minado y oneroso debe mos en los artículos dedicados a la técnica
analítica, el tiempo responder a una socie- dentro de la obra freudiana, observaremos
con límites, el pago dad que por distintas que estos no siempre dan indicaciones preci-
por lo que se recibe y razones, exige una res- sas de cómo llevarla a cabo, sino que más
puesta pronta y econó- bien puntualizan las dificultades con que se
la abstinencia visual, mica. Podríamos decir puede encontrar el psicoanalista Quienes de-
son condiciones que que hasta resulta enig- saprueban el psicoanálisis como técnica, sue-
rehabilitan el mático y hasta milagro- len centrar las objeciones en elementos del
momento de la caída so que el psicoanálisis encuadre tales como tiempo y honorarios.
sobreviva a tantos ava- Elementos cuya fundamentación su creador
del narcisismo. tares y existan interesa- dejó precisamente con cierta sombra. De es-
dos en profundizarlo. ta omisión podemos deducir por lo menos
El tiempo indefinido del tratamiento y la dos consecuencias: Una, que deja al analista
abstinencia sensorial del encuadre, no puede en una posición de ambigüedad suficiente
ser alterado o modificado sin consecuencias, como para generar y sostener la transferen-
por ello cada cual que se autorice a sí mismo cia (desconocimiento que lo ubica en dueño
como analista, los adoptará o no, de acuerdo de un misterioso saber, difícil de alcanzar), y
a una elección singular y de posibilidades. otra, que le exige a éste la continua revisión
No definen un psicoanálisis pero su altera- y elaboración de una técnica nunca del todo
ción (ya sea por parte del analista o del pa- aprehensible, es por esto que la sensación de
ciente)genera significantes y pueden ser en- imprecisión con respecto a su instrumento
tonces utilizados como monitoreo durante el de trabajo es constante.
transcurso de la cura
La asociación libre y la atención flotante
son fundamentalmente las que promueven
Reglas en la práctica
la escucha analítica, más allá de las circuns- Cuando le solicitamos al paciente que re-
tancias espaciales o temporales en que se de- nuncie a la voluntad de decir o no decir, es-
sarrolle un tratamiento. tamos facilitando el avance pulsional. Decir
Freud se ha ocupado en especial de no todo implica sortear la censura que impone
transmitir normas taxativas. Por el contrario, la lógica secundaria. Todo aquello que dé
LILIANA DENICOLA REFLEXIONES SOBRE LA PRÁCTICA: EL ENCUADRE 23
habilitan el momento de la caída del narci- vo del encuadre que es el significado de hos-
sismo. Por la renuncia que en cada sesión se pitalidad, de hogar, de lugar en este tiempo
exige, el análisis transcurre con un malestar de no lugares. Efectivamente, quizás no da-
de fondo que se hace protagónico, trágico y mos la dimensión necesaria, o quizás no se
atentatorio a la continuidad de la labor en nos ha planteado hasta este momento la im-
cuanto busca consumar las apetencias des- portancia de que haya alguien en un lugar
pertadas. Es así que el analizando busca bo- del planeta que aguarde al hombre de hoy.
rrar tiempo, espacio y todo aquello que in- Hombre de un siglo donde las fronteras se
troduzca el principio de realidad. borran y los idiomas se pierden en la bús-
Destaquemos entonces que el encuadre in- queda de un idioma universal..
troduce condiciones de monotonía, unifor- Pensando esta cuestión de lugar y de no lu-
midad y genera un imposible, convocando gar, de lugares de tránsito como destino re-
de esta manera a la expresión en sus fronte- cordé que hace mucho tiempo una analizada
ras, de la compulsión de repetición. exigida a realizar por su actividad frecuentes
viajes, narraba un sueño recurrente, que sur-
Trabajamos en un lugar repetido en gía durante las noches siguientes a su regreso
el que intentamos no realizar cam- a casa. En su sueño aún no había regresado.
bios, ámbito que representa al Semidormida, casi como continuación del
mismo analista. Lugar físico y sueño, miraba una cajita que estaba sobre su
analista se confunden en la mesita de luz. Esta cajita que poseía hondos
realidad psíquica. Surge significados históricos (la asimilaba al costu-
el interrogante si con rero de su mamá que de pequeña solía revi-
la aplicación de las sar y jugar), tenía una inscripción, que daba
condiciones del encuadre cuenta de su función GOOD HOUSEKEEPING.
en un siglo diferente al que Este semidespertarse era acompañado con el
se originó el psicoanálisis se inquietante pensamiento de que no podía ser
producen otros efectos. Los ana- que esa cajita estuviera en un hotel de otro
listas en general concordamos en país, no la había llevado consigo.
que es la escucha lo que define un psi- En el sueño aún se hallaba en tránsito en-
coanálisis, pero las condiciones en que se tre el último país y su casa, los tesoros de su
desarrolla ese encuadre, insistimos, tiene “cajita” y de su “casita”, que seguramente
sus consecuencias. pensó correrían algún peligro, estaban en
Es importante considerar que el hombre de tránsito. He observado que luego de un via-
hoy a diferencia del hombre del siglo pasado je algunas personas continúan en el sueño
transita por autopistas y viaja en trenes de viajando, ignorando su regreso.
gran velocidad, vías rápidas que lo alejan de Veamos otra experiencia de la que fui tes-
lo que se denomina el terruño, de su comar- tigo recientemente: de regreso de un congre-
/ Planos de ca natal, de aquello que contiene las marcas so aguardaba junto algunos colegas en esas
neas grises de su historia y de lugares donde conversar horas intermedias y de tránsito la salida de
con testigos de acontecimientos pasados. un segundo avión. Frente a mí, a unos me-
Es un mundo donde las fronteras se pier- tros atrae mi atención el hecho de que a una
den, donde en pocas horas cambiamos el colega se le acerca una monja y al poco tiem-
huso horario y nuestro organismo acusa el po entablan conversación. A distancia podía
impacto. La transitoriedad de la que nos ha- observar que mi colega la escuchaba y la
blaba Freud se ha angostado y lo perecedero monja hablaba. Más tarde me relató la ana-
se ha vuelto aún más rápidamente perecede- lista en cuestión, que la presentación de la
ro. Los analistas, en oposición a ello, propo- religiosa consistió en aquello de ¿Ud. es psi-
nemos al que nos consulta un compromiso cóloga no? Y de allí en más le planteó que su
de lugar, de referencia y hasta de encuentro interrogante fundamental se hallaba en el
uniforme, con las menores alternativas y por qué de su vocación religiosa.
cambios posibles. Quizás en esto resida el En un aeropuerto, en tránsito, fugaz en-
valor del encuadre analítico. cuentro de un analista al que se lo reconoce
Marcio Giovannetti1 en su último trabajo, y una desconocida que le plantea un interro-
pone el acento en un aspecto cierto y positi- gante fundamental en su vida.
Marc Augé2 señala los aeropuertos como lu- de un tren bala arrasa con esta analogía.
gares paradigmáticos de no lugar de la mo- Afortunadamente aún perduran lugares
dernidad y dentro de ese espacio infinito, anó- donde hallamos recortado del paisaje, una
nimo y de tiempo acotado por la espera a otro ventana y en ella una joven que mira, nos
destino, se produjo el encuentro entre un inte- mira pasar a los pasajeros en tránsito y no-
rrogante fundamental y alguien que podía es- sotros la miramos a ella con curiosidad y no
cucharlo. Se recortó un lugar de encuentro. sin cierta nostalgia. El encuadre, en su mo-
Además de la utilidad o no del las condi- notonía, también propone al hombre en
ciones del encuadre, de la comodidad para transito de nuestros días una lenta y deteni-
una práctica, debemos considerar los efectos da mirada a través del marco de una venta-
que produce, sus consecuencias en un con- na abierta a la fantasía.
texto cultural diferente a la Viena de cien
años atrás.
¿Qué ofrecemos, contra qué corriente na-
Para concluir
damos? En esta era de hombres migrantes, Considero que la utilización de un encua-
lo que ofrecemos es un lugar recortado, se- dre no es aleatoria, produce como hemos di-
guro, repetido, al que se puede regresar. cho consecuencias. El problema consiste en
El barrio, los comercios donde se dialoga- poder utilizarlo y no que el aferramiento al
ba con el dueño, las esquinas, la puerta de la mismo implique un sometimiento inhabili-
iglesia, lugares de encuentro y de intercam- tante. En cada caso, lo utilizaremos en forma
bio donde se practicaba lazos sociales, todo singular pero hay un punto que pienso que
ello ha desaparecido o se ha reducido. De no debemos ceder y que forma parte del nú-
aquellos clubes que propugnaban la unión y cleo de nuestro método, la abstinencia. Las
la benevolencia, la unión y el progreso pasa- disposiciones del encuadre coadyuvan a ella.
mos, significativamente, a los encuentros de El negativo del encuadre, su aspecto no vi-
solos y solas. Encuentro de individualida- sible y mudo, es la posibilidad de despliegue
des, de soledades anónimas. que da a la compulsión de repetición. Su po-
Concordamos con la afirmación de Lacan sitivo es el delimitar un lugar desde un pun-
que el psicoanálisis no es un humanismo. Lo to de vista geométrico, de intersección. Un
afirma en el sentido en que el sujeto del in- espacio donde se cruzan, se entrecruzan dos
consciente en tanto lugar vacío sin sustancia singularidades. Un lugar, de espacio, donde
ni identidad a priori está siempre en forma se teje una historia movilizada por la repeti-
contingente subordinado a diferentes proce- ción, cerrado, familiar y en consecuencia
sos de subjetivación. ominoso y una puerta, un umbral que repre-
Por ello no es posible senta el intercambio, el afuera, un más allá.
En esta era de una ética universal que A su vez provee el encuadre un transcurrir
hombres migrantes, determine lo que se de- repetido y uniforme, cercano a lo atemporal.
de no lugares, lo que be hacer con respecto a Renuente Freud a desarrollar una teoría de
ofrecemos es un lugar la esencia humana. Pe- la técnica, prefirió limitarse a una serie de re-
ro considero importante comendaciones. Sabía de la importancia de
recortado, seguro, que el analista reflexio- la palabra pero también que el encuentro en-
repetido al que se ne sobre los efectos de tre analista y paciente excedía el lenguaje.
puede regresar. las modalidades de su Quizás como Chesterton3 podemos finalizar
práctica en diferentes diciendo “ El hombre sabe que hay en el al-
contextos culturales. Qué ma tintes más desconcertantes, más innume-
ofrecemos con nuestro encuadre y cómo será rables y más anónimos que los colores de
significado dentro de las coordenadas en que una selva otoñal…cree, sin embargo, que
se mueve el hombre de nuestro tiempo. esos tintes, en todas sus fusiones y conver-
En el decir de Augé los lugares se han siones, son representables con precisión por
transformado en pasajes y ya aquella pro- un mecanismo arbitrario de gruñidos y de
puesta de Freud de que el paciente descri- chillidos. Cree que del interior de un bolsis-
ba lo que se le ocurra como cuando ve el ta salen realmente ruidos que significan to-
paisaje pasar por la ventanilla de un tren dos los misterios de la memoria y to-
resulta anacrónica. La idea de la existencia das las agonías del anhelo”.
De la Forma
El rito psicoanalítico
CARLOS ISOD*
“Hay tiempo para mostrarse síntesis, el encuadre es, desde esa perspecti-
y tiempo para ocultarse; va, el formato de la sesión psicoanalítica.
Hay tiempo para hablar
y también tiempo para callar.” Intentaré pensar al encuadre desde el punto
Norman Brown de vista opuesto al que lo define como forma-
to, buscando su espíritu, su forma, “el principio
1. INTRODUCCIÓN activo que le da entidad” Algo así como ‘el ser’
del encuadre y sus condiciones de existencia;
a) Forma vs. Formato en síntesis, su obviedad. Pa-
rece tarea sencilla. Sin em-
Forma: Configuración externa./Principio activo que da bargo nos encontramos de CUANDO UNO TOLERA
a algo su entidad./Principio activo que con la materia inmediato con una dificul- ACOMODAR SU VISIÓN A
constituye la esencia de las cosas. tad, una resistencia. La for- LA FORMA COMO SE
Formato: Conjunto de características técnicas (...) ma tiene la particularidad PRESENTA ‘LO QUE ESTÁ
Obvio: Que se encuentra o pone delante de los ojos.1 de impactar de manera AHÍ’, RESULTA
E
traumática la conciencia,
COMPELIDO A SUPERAR
n psicoanálisis llamamos encuadre al que inmediatamente tiende
ESA INERCIA DEL
conjunto de operatorias y normas de a fragmentarla, atomizarla,
PENSAMIENTO QUE
procedimiento que enmarcan o regulan descomponerla en partes.
TIENDE A ORGANIZAR LO
la relación entre analista y paciente durante
el tratamiento 2. Desde otro punto de vista el Ejemplifiquemos esta afir- PERCIBIDO EN PLANOS,
encuadre es el conjunto estable de variables mación con un caso para- DIMENSIONES,
controladas que, siguiendo el modelo de las digmático: la presentación RELACIONES CAUSALES,
ciencias, permite aislar, evaluar y operar so- en familia de un recién na- CATEGORÍAS,
bre otra variable, la del comportamiento del cido. La jauría familiar, im- DESARROLLOS
paciente y, eventualmente, del analista, ga- pactada por la visión inso- TEMPORALES,
rantizando que esas variaciones no sean con- portable del objeto tabú, COMPARACIONES,
secuencia de modificaciones contextuales. procede de inmediato a su OPOSICIONES,
descuartizamiento, apenas FILIACIONES,
En ambos casos parece haber acuerdo simbólico. Así se dirá del ANTECEDENTES,
acerca de que encuadre es un título, nombre infante que sus ojos son de CONSECUENCIAS,
del conjunto, carente en sí de entidad y sig- la mamá, la nariz del papá, ABSTRACCIONES Y
nificación, salvo en lo que hace a denominar el pelo de la tía, la oreja de- GENERALIZACIONES.
la serie de convenciones que contiene. En recha del abuelo paterno,
técnicos.
28 DICIEMBRE DE 2004 N°31
3 El narcisismo del yo, la vida rutinaria y las políticas conservadoras tienen en común el aborrecer la
diferencia, “lo otro”.
4 Real Academia Española. Op.cit.
CARLOS ISOD DE LA FORMA 29
6 La palabra continente tiene también estrecha relación con continencia, una de cuyas acepciones alude a
moderación de las pasiones y, más específicamente a la abstinencia sexual, tema éste del que se ocupó
Cesio y que vale recuperar en cualquier reflexión sobre el encuadre psicoanalítico.
7 Isod, C. “La medida del hombre”. La Peste de Tebas, Nº 24.
CARLOS ISOD DE LA FORMA 31
cualidad de aceptar lo diferente, el odio. Ese reconocimiento de nosotros en otros, que de manera abreviada
llamamos investidura social, permite poner en evidencia que toda empatía es portadora de investidura sexual.
32 DICIEMBRE DE 2004 N°31
perentoriedad de la vida y por nuestras pul- tormentoso romance entre Breuer y Ana O. y
siones de autoconservación. Pero si no se de los apasionados sentimientos homose-
diera por aposición ese necesario movimien- xuales de Freud hacia Fliess. Esa fue su cuna
to de la sexualidad que, coartada, se expresa y esos son sus blasones. Y esa es ‘la base’ –el
como entusiasmo, curiosidad, cualidades es- amor de transferencia, como entiendo desta-
tas devenidas del amor de transferencia, es ca el texto de Freud antes citado– del víncu-
inconcebible suponer la construcción de un lo analítico.
vínculo analítico.
El impacto de la investidura sexual –y de
La mención al amor de transferencia obliga la moción hostil que implica– por parte del
a que nos detengamos un momento para su analista sobre la persona del paciente es, en
consideración. Siguiendo el camino trazado mi comprensión, la base incitante a partir de
por el pensamiento de Garma cuando habla la cual se establecen primero en y luego des-
del núcleo traumático que subyace a todo de el paciente la transferencia erótica y la
sueño y el de Cesio acerca de la tragedia edí- transferencia negativa que van a constituir
pica que subyace a toda manifestación neu- los ejes del análisis.
rótica, llamo aquí amor de transferencia al
fundamento pulsional del vínculo analítico,
su sentido y motivo, que, cuando es soslaya- 4. LAS MÁSCARAS DEL
do –no admitido, disociado, desestimado, PSICOANÁLISIS EL LUGAR
banalizado, no analizado– lleva a que se ma-
nifieste con total intensidad, tanáticamente,
DE LA TEORÍA EN EL
constituyendo la circunstancia que acaba con ENCUADRE PSICOANALÍTICO
él. Trasciendo así, en mi formulación, la ver-
sión acotada que habitualmente conocemos “laborare est orare”
bajo esa denominación. Aún así me enfrento
con la paradoja de que lo que sostiene y ali- Una vez admitida esa cualidad principal
menta el análisis es de la misma naturaleza del encuadre y del vínculo psicoanalítico
última que aquello que lo clausura. podemos ingresar en otra cuestión, en más
de un sentido vinculada con la anterior, que
Adhiero a la idea de que, en psicoanálisis, tiene que ver con el status que la teoría
curar es sinónimo de transformar 13 y que el guarda en nosotros. De la misma manera
trabajo psicoanalítico es transformación en que cierta disposición a la transferencia en
tono de ensoñación. El analista trabaja en un sus actores es condición de posibilidad para
punto intermedio entre el sueño y la vigilia, un análisis, considero necesario, para que se
entre la hiperrealidad del relato y los fantas- establezca el encuadre psicoanalítico, que el
mas del letargo, entre la tragedia y el pensa- analista haya realizado adecuadas y sufi-
miento, con un pie en la cordura y otro en la cientes transferencias –de investidura se-
aparente insensatez del delirio (de-lirium = xual, admitámos lo obvio– con la teoría que
fuera del surco). Y esto sólo puede ser llevado sustenta y es producto de su quehacer. Vale
a cabo en un clima de entusiasmo (entheos = decir que haya logrado la experiencia de
el Dios (Dionisos) en nosotros), de intenso afec- conmoverse, no sólo intelectual, sino tam-
to constantemente renovado. bién vivencialmente, en la ardua labor de
transvasar los conceptos, muchas veces
Cuando Racker 14 dice que el analista fun- enunciados en términos de las ciencias du-
ciona durante el análisis como una buena ras en los modelos de los textos madres de
amante, “como una mujer plenamente activa la teoría psicoanalítica, al lenguaje coloquial
dentro de su papel pasivo”, rescata, a mi en- del diálogo. Privilegiando la lectura psicoana-
tender, con esta analogía, esa cualidad se- lítica de los textos por sobre la lectura de los
xual 15 del análisis. El psicoanálisis nació del textos psicoanalíticos.
sino porque quiero destacar que si bien sexo y sexualidad, así como genital y genitalidad son términos que
vale la pena discriminar, una diferenciación excesiva que olvide las coincidencias favorece la resistencia
que, bajo la forma de disociación e intelectualización, sirve a la represión.
CARLOS ISOD DE LA FORMA 33
16 Propuse este concepto, con idénticos términos, en “El lugar de la técnica en la clínica psicoanalítica”.
Terceras jornadas del Circulo Freudiano. Bs.As., l980.
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34 DICIEMBRE DE 2004 N°31
MESA REDONDA
da por Cóccaro acerca de la cualidad del objeto en tá en el duelo y no en la melancolía, la melancolía es-
la melancolía. Comenta que el título del artículo de tá en lugar del dolor, rechaza la vivencia de dolor.
Freud le sonaría mejor si en lugar de llamarse “Due- Puede haber en ella sufrimiento, malestar, pero no es
lo y Melancolía” se llamase “Duelo o Melancolía”. dolor. Incluso Freud mismo se pregunta por qué el
Porque parecería que quedaran incluidos en un mis- duelo es tan doloroso y no se pregunta lo mismo de la
mo proceso con pequeñas diferencias dependientes melancolía. Hay algo, ligado a la vivencia de dolor,
de la elección narcisista de objeto. Sin embargo da que marca una diferencia entre duelo y melancolía.
la impresión que el objeto perdido en la melancolía Sara Hodara se refiere a la diferencia entre dolor y
ni es perdido ni es objeto. No se puede perder aque- sufrimiento. Dice que en la melancolía hay una iden-
llo que nunca se tuvo y la melancolía se monta so- tificación directa y en la identificación directa no hay
bre una estructura donde nunca se tuvo al objeto. objeto. Considera que eso es la fuente del sufrimien-
Félix Giménez Noble retoma la cuestión de la defle- to melancólico. Da el ejemplo de Hamlet. Cuando
xión sobre un objeto de la carga pulsional del ello y Hamlet recita su ser o no ser, puede entenderse co-
hace un comentario sobre el término investidura. En mo ser él o ser el padre, la sombra que lo invade. Le
general se la asocia con ocupación pero hay otra parece que allí reside el sufrimiento de Hamlet.
acepción que vincula la palabra a una relación entre Fidias Cesio comenta que la palabra sombra es una
dos cosas y esa acepción es la adecuación; lo que condensación de sol y umbra, porque no hay sombra
mejor grafica esto es la adecuación que hay entre un sin sol. Señala esto porque siempre se descarta la
personaje que hay que poner en escena y el artista luz cuando se habla de sombra. De acuerdo a Freud,
que lo encarna. Está por un lado el actor, por otro el la representación cosa más la representación pala-
personaje y hay una tercera cosa que es lo que re- bra configuran el objeto. No hay objeto sin palabra.
sulta de esa adecuación. Esta significación acceso- El objeto es lo que la conciencia discrimina, recorta
ria de investidura tienta a profundizar en lo que re- y entonces puede hablar de eso. El objeto siempre
sulta de la conjunción de esas investiduras con lo es algo creado por la conciencia y en donde la pala-
que las soporta. En ese caso se trata de un objeto bra tiene su papel. Refiriéndose al dolor, comenta
que se crea en esa adecuación, y esto le da un sen- que cuando la necesidad no puede satisfacerse se
tido mucho más dinámico. También le pregunta a carga la imagen de aquello que pudo satisfacerla y
Cesio cómo entender el ataque del superyó al yo en esa imagen alcanza la conciencia como alucinación,
la melancolía. Comenta que le resulta difícil imagi- allí no habría dolor. Cuando la alucinación es plena
nar ese ataque y más tiende a pensar en un retiro de no hay dolor ni sufrimiento.
investiduras libidinales que le quitan vida al yo. Pero cuando hubo alguna sa- ▼ Fidias Cesio
tisfacción, cuando la frustra-
Hay un diálogo cruzado entre Sara Hodara, Félix ción no fue tan intensa, ahí sí
Giménez Noble y Diana Turjanski alrededor del su- puede pensarse que puede ha-
peryó que el grabador no pudo captar. ber dolor y sufrimiento.
Alberto Loschi señala que el
Ernesto Turjanski, pensando en esa tercera cosa que deseo incluye en sí el dolor.
aparece como resultado de la adecuación, lo asocia Recuerda que Freud lo define
con la sombra. La sombra no es una sombra platóni- como aquella corriente psíqui-
ca, de adecuación entre la idea y su sombra, más ca que partiendo del displacer
bien son sombras chinescas, fantasmáticas, que em- tiende hacia el placer, es decir
piezan a definirse en el transcurso de un análisis. No que en el punto de partida del
hay que buscarlas en la historia porque eso lleva nue- deseo está el dolor. Luego, el
vamente a la repetición. La posibilidad de salida de deseo consiste en la desinves- ▼ Alberto Loschi
la melancolía es la posibilidad de descripción de esa tidura de esa vivencia de dolor
sombra, la que cae sobre el yo y se apodera del suje- y en la catexis de una imagen
to. Esa identificación con el objeto suele entenderse de satisfacción. Esta última es
que se estructura sobre alguna característica del ob- de carácter alucinatorio y co-
jeto real perdido, pero eso es propio del duelo y le pa- mo tal vela la vivencia de dolor
rece importante subrayar, una vez más, que el duelo que está incluida en ella aun-
y la melancolía son dos procesos distintos. que negativizada.
Alberto Loschi, tomando la cuestión de la diferencia Diana Turjanski considera
entre duelo y melancolía señala que a su entender hay que lo que se quiere eludir es
un elemento importante que interviene en la misma el objeto que produce el dolor,
que es la vivencia de dolor. Esta vivencia de dolor es- no la vivencia de dolor. Ese ob-
38 DICIEMBRE DE 2004 N°31
Encuadre: lo institucional,
lo instituyente
CARLOS E. BARREDO*
E
como elementos de un conjunto en interrela-
l encuadre en psicoanálisis ha sido de- ción necesaria, sin la cual sería imposible le-
finido como lo que es necesario para gitimar cualquier interpretación como psi-
que una transferencia se despliegue. coanalítica.
Intento en este trabajo reflexionar sobre lo Cuando Lacan afirma que “al adentrarse en
implicado en esa necesidad. análisis el sujeto acepta una posición más consti-
Comienzo con la regla fundamental, la que tuyente que las consignas con las que se deja más
abre el juego delimitando el funcionar de la o menos engañar, la de la interlocución”, entien-
asociación libre. do que apunta a una posición que se estable-
En el intercambio con analistas en supervi- ce tomando como referencia la interrelación
siones o talleres clínicos me ha sorprendido, antes mencionada, en el seno del dispositivo
en ocasiones, la ausencia de su formulación freudiano. Artificio que cambia las reglas del
explícita, o reticencias al respecto. Práctica diálogo tal como se lo concebía antes del ad-
que se sostiene en la creencia de que es con- venimiento del psicoanálisis.
veniente omitir este acto y suplantarlo por Desde esa posición así establecida, el ana-
una modalidad de intercambio dialogado lizante se libra a un decir sin ninguna pre-
“más natural”. tensión de verdad, dirigido más allá de su
Al mismo tiempo es observable la perple- interlocutor circunstancial (su semejante,
jidad, el desconcierto teñido de increduli- quien lo enfrenta como alter ego en la oca-
dad, conque es recibida por los futuros sión) a ese Otro, no un ser sino un lugar,
analizantes, incluso los más advertidos so- también fijado por las condiciones de inter-
bre el método. Esto lleva a la rápida caída locución que el dispositivo freudiano estipu-
en el olvido de lo escuchado, lo que no de- la. En relación a este Otro deberá situarse el
ja de favorecer el efecto de sorpresa de la analista, para poder responder a lo que le es
interpretación cuando recoge los frutos de dirigido en el decir del analizante.
lo libremente asociado. En la interlocución así definida, la verdad
La contrapartida necesaria de lo prescripto no consiste en un contenido que un individuo
por la regla fundamental como asociación li- pueda formular como confesión, sino en un
bre para el analizante, es la atención flotante recorte de una trama simbólica que a su vez
para el analista. La ausencia o perturbación ubica un sujeto. Queda a cargo del analista
de esta última impediría la lectura de los decidir cuáles son las articulaciones de esa
efectos de la primera, anulando la eficacia trama que harán posible el buen corte, aquel
del procedimiento. que sancione la emergencia del efecto sujeto.
Otro tanto acontece con la llamada regla Este planteo contrasta con la idea del en-
de abstinencia, que más que formular patro- cuadre concebido como la sumatoria de re-
LO I N STITUYE NTE.
LO QU E NO S E E N S EÑA.
▲ Mondrian / Tableau 1
El descubrimiento freudiano es el del cam-
quisitos independientes entre sí que funcio- po de las incidencias sobre el viviente de sus
nan como condiciones previas para que algo relaciones con el orden del lenguaje.
de un proceso se instaure. La repetición como saber imposible, real,
Quiero enfatizar la noción de un dispositi- muestra al lenguaje como aparato del goce
vo compuesto por relaciones entre términos, que se satisface recorriendo los mismos ca-
que distribuyen lugares asimétricos. minos en los que goza buscando sin encon-
De esta manera lo que encuadra es inhe- trar. Estatuto del goce en la insatisfacción.
rente, no deslindable del procedimiento mis- La imposibilidad remite a lo reprimido
mo de la cura al que rige en su operatoria, primordial, núcleo real opaco que al sus-
regulando sus transformaciones desde el ini- traerse hace del inconsciente ese saber no
cio hasta su desenlace. sabido. Imposible saberlo todo, no hay con-
La idea de un proceso lineal, secuencia na- cepto de lo real, sólo se lo aprehende en la
tural de configuraciones que se suceden en angustia.
el devenir de una cura, no parece reflejar el No es entonces abordable como episteme
acontecer de la experiencia en un análisis. transmisible, sino sólo por la vía de una éti-
La noción de dirección de la cura como ta- ca que lo hace accesible como equívoco, se-
rea del analista implica momentos singula- midecir cuya ley ya implica esa función del
res de decisión cuya eficacia sólo podrá leerse residuo en la verdad, que resiste en todo
en sus efectos. Actos que tienden a promover discurso.
la experiencia del inconsciente en un devenir El saber inconsciente que se produce en
de encuentros azaroso y discontinuo que da- momentos de retornos contingentes en la
rá como consecuencia un cambio en las con- cura, dando lugar a una articulación del de-
diciones de goce del sujeto. seo del analizante, no tiene existencia previa
42 DICIEMBRE DE 2004 N°31
por la vía del crimen que ingresa en los hu- oponen a las referencias ideales que organi-
manos la ley. zan los intercambios institucionales.
Piglia señala como un elemento de atrac- De allí la permanente tensión entre la nece-
ción del psicoanálisis que este ofrezca, en sidad de las instituciones para los analistas y
medio de la crisis de experiencia contempo- el malestar que inevitablemente generan. La
ránea, una versión violenta y oscura del pa- historia del psicoanálisis abunda en ejem-
sado personal. plos al respecto.
El origen de esta versión de lo padecido El panorama actual parece indicar la con-
apunta a la noción de trauma como un saber veniencia de una alianza de intereses con
que se sustrae, sólo reconstruíble por la lec- medios académicos para fines formativos y
tura de sus efectos. Lectura que permite al- de expansión de nuestra disciplina. Se impo-
canzar una verdad que se puede formular ne ante ello la necesidad de reflexionar, sin
como un saber sobre lo acontecido traumáti- retroceder ante el desafío de desarrollar nue-
co, imposible de ser sabido. vas formas y ámbitos en los que preservar y
El detective es esa invención del género enriquecer el legado freudiano, sobre las
policial cuya función será investigar la falta vías a inventar para que esta nueva oportu-
de coincidencia entre la ley y la verdad, a nidad no se reduzca a un mero matrimonio
raíz de ese desorden evidenciado en el enig- por conveniencias.
ma oscuro como centro secreto de la socie- De ello resultará el marco institucional
dad. Se verá llevado a interpretar algo acon- que en el futuro encuadre nuestra
tecido de lo que quedan signos y puede práctica.
realizar esa función por estar fuera de cual-
quier institución. Esta ahí para hacer ver que
la ley, en su lugar institucional (la policía),
funciona mal.
Es a la vez el último intelectual en tanto Bibliografía
muestra que la verdad ya no puede perma-
necer en el ámbito de sujetos puros del pen-
sar (filósofos, científicos), sino que debe ser Barredo, C. (1992) “La mente es cosa seria,
construída en situación de peligro, y se dis- la interpretación es un chiste”. En
pone para hacerlo. “La misteriosa desaparición de
Su marginalidad responde al problema de las neurosis” Ed. Letra Viva,
cómo criticar la sociedad que lo determina, 1998.-
cómo hacerlo desde su interior, formando Barredo, C.; (1993) “Clínica de la angustia:
parte del universo que se analiza. Se suma a Paulucci, O. Acting-out y pasaje al acto”. En
esa posición la presencia de un elemento “La misteriosa desaparición de
extraño, inasimilable a toda institución en las neurosis”. Ed. Letra Viva,
el sistema de interpretación que encarna, y 1998.-
con el que enfrenta una historia que no es la Glasman, S. (1993) “Rasgos de método”.
de él, un crimen y una verdad que le son Conjetural N° 28.
ajenas, pero en las que está extrañamente Lacan, J. (1956) “Situación del psicoanáli-
implicado. sis y formación del analista en
Un analista no es un detective, sus lugares 1956”. En Escritos I. Ed.Siglo
de encuentro con la verdad y sus métodos XXI, Buenos Aires.
para provocar esos encuentros difieren de la —————————– (1955) Le Seminaire, Livre III
práctica detectivesca. “Les Psychoses” Ed. Seuil.
Comparten sin embargo su posición de ex- —————————– (1962) Le Seminaire, Livre X
centricidad respecto de los ideales que orga- “L’Angoisse”. Editions de
nizan el universo discursivo que habitan. L’ Association Freudienne
Lacan teorizó con el término de “extimi- Internationale.
dad” a la dimensión de profunda alteridad Piglia, R. (1997) “Los sujetos trágicos. Lite-
que nos habita intimamente y que caracteriza ratura y Psicoanálisis”. En
a eso por lo que el analista debe orientarse en “Formas Breves”. Ed. Temas,
su práctica. Algo que siéndole ajeno no deja Buenos Aires.
de implicarlo de modos extraños. Un objeto Rabinovich, D. (1989) “Una clínica de la pul-
privado, sin medida común, que no circula ni sión: las impulsiones” Ed.
es socializable. Características todas que se Manantial, Buenos Aires.
44 DICIEMBRE DE 2004 N°31
Encuadre: Bases
para un Encuentro
Psicoanalítico
LAURA PUGNALI*
El psicoanálisis, abandona
la linealidad del pensamien-
to causa-efecto para aden-
trarnos a otras posibilidades
de pensar los fenómenos a
partir del concepto de resig-
nificación (nachtraglich). Así,
en esta lógica freudiana los
términos pierden el hilo dia-
crónico de los tiempos crono-
lógicos para adquirir la sin-
cronía de los tiempos lógicos.
Será en la sincronía de la se-
sión donde cada uno de los ▲ Mondrian / Construcción
elementos del encuadre se
verá alcanzado, y modificado a su vez, por rante la sesión y al que Freud le otorga el es-
las vicisitudes de la misma. Así podemos tatuto de requisito indispensable para ejer-
pensar al encuadre como una expresión del en- cer la función de analista. Este se “abandona-
cuentro psicoanalítico, donde cada uno de los rá a sus memorias inconcientes” sirviéndose así
elementos que adscribimos al mismo será la de su propio inconciente como instrumento
cabal formalización de los fundamentos con- del análisis, además de todo cuanto ocurra
tenidos en la sesión. en la sesión y pueda ser percibido y hecho
Entre éstos cabe hacer una distinción entre conciente por el trabajo de autoanálisis. En
la regla fundamental, asociación libre y su cambio si el analista fija su atención en deter-
contrapartida en el analista, la escucha en minadas representaciones o elimina otras,
atención flotante y la ley de abstinencia y los entonces “se corre el riesgo de no hallar nunca
demás componentes del encuadre. más de lo que ya se sabe.” Por lo que podemos
Podríamos pensar que horarios y honora- pensar que ambos términos contenidos en la
rios estarían más expuestos a estas vicisitudes. regla fundamental se copertenecen, son indi-
Reiteradas llegadas tarde o las dificultades solubles, es decir, la atención flotante escu-
que se presentan en el pago de los honora- cha asociación libre, o más aún, decimos que
rios serán expresión de la resistencia. la primera crea la segunda.
En la instauración de la regla fundamental,
REGLA FUNDAMENTAL: asociación libre y su complemento la escu-
ASOCIACIÓN LIBRE- cha en atención flotante, tiene consecuencias
en lo económico. Si pensamos en la atención
ATENCIÓN FLOTANTE como una sobreinvestidura, podemos pen-
Es uno de los pilares del encuadre y del sar que una atención parejamente flotante
método psicoanalítico. redistribuirá las cargas de investidura de la
A partir de su formulación paciente y ana- percepción. Dice Freud en la Interpretación
lista dejarán afluir sus asociaciones y ocu- de los sueños: “El monto de energía psíquica
rrencias libremente. Al paciente se le pide que así se quita a la actividad crítica, y con el cual
que sofoque la crítica y comunique todo puede elevarse la intensidad de la observación de
cuanto se le ocurra. Como contrapartida el sí, oscila considerablemente según el tema en que
analista escuchará distribuyendo pareja- se ha de fijar la atención.”
mente su atención entre las palabras del pa- La regla fundamental, enmarca la palabra
ciente y sus propias ocurrencias. La atención del encuentro psicoanalítico que tendrá, a
flotante queda por lo tanto ligada íntima- partir de ese momento otra legalidad que la
mente al autoanálisis, ése que transcurre du- de la lógica formal. Mediante la asociación li-
46 DICIEMBRE DE 2004 N°31
bre se afloja la eficacia del yo encargado de la El encuadre así dispuesto estaría pensado
represión y se hace posible el levantamiento como esa ley que se sirve de una norma pa-
de la resistencia, ya que pondrá en jaque las ra poder hablar de la trasgresión: incesto y
defensas yoicas acantonadas en la coherencia parricidio.
que le brinda el proceso secundario. Y así, en Cuando estos contenidos no son interpre-
un traspiés del lenguaje o simplemente en los tados, es decir cuando no pueden quedar ex-
nexos faltantes entre una representación y presados en la interpretación-construcción
otra, aparecerá el sujeto deseante en su ver- del analista dan lugar a manifestaciones co-
dadera dimensión. Será la escucha en aten- mo el “amor de trasferencia” o a actuaciones,
ción flotante, al abandonar la representacio- tanto desde el paciente como desde el analis-
nes-meta de la lógica del discurso manifiesto, ta. “Lo más resistido es el reconocimiento de los
aquella encargada de traer a la conciencia lo fundamentos sexuales, edípicos, en la trasferen-
que permanecía no sabido, coligiendo nexos cia, activados por el encuadre.” En este caso la
inconcientes entre una representación y otra ley de abstinencia podría pensarse en una
y encontrando en la palabra preconciente la formación reactiva, es decir, una imposición
trasferencia desde una idea inconciente. a la motilidad voluntaria que depende de
El yo-coherente del analista se podría ver una función yoica, al servicio del superyó.
amenazado si el discurso pierde los nexos ló- Así el encuadre toma el carácter de forma-
gicos del proceso secundario y esto modifi- ción reactiva defendiéndose de los demonios
caría la escucha en atención flotante para que él mismo convoca. La podemos pensar
quedar escuchando las representaciones-me- como el resultado de la resistencia acantona-
ta del discurso manifiesto que devuelven la da en el ideal del yo del analista que en esa
ilusión de síntesis y control yoico. función reactiva se extraña del yo ideal don-
de encontramos estos contenidos sexuales
LEY DE ABSTINENCIA incestuosos. De esta manera se sustraen a la
interpretación, quedando expedito el cami-
Es pieza esencial de la técnica psicoanalíti- no a la actuación.
ca, porque da a la sesión su fundamento sexual,
ya que en la prohibición a toda actividad se- DIVÁN: LA SESIÓN-SUEÑO
xual directa se excitan y convocan a su vez
los derivados de lo prohibido, el complejo de En el encuadre, el uso del diván, favorecerá
Edipo, en los retoños de lo reprimido-sepul- la inhibición del polo motor y de la percep-
tado primordial. El acatamiento de la ley de ción para iniciar un camino regrediente y la
abstinencia, que comprende tanto a paciente frustración instalada desde la abstinencia,
como analista, se entiende como la frustra- dará lugar, vía la regresión y movilidad de
ción de las necesidades, tomando las sexuales las cargas favorecida por el encuadre, a la se-
como su máxima expresión. El encuadre y la sión-sueño.
abstinencia, promueven la frustración reani- En ese sentido podríamos pensar una ana-
mando así el circuito del deseo, que promo- logía entre el contenido manifiesto (dado
verá y esforzará hacia una satisfacción. por las representaciones finales formales) en
El deseo no busca la satisfacción sino que se el discurso de un paciente y en el contenido
podría pensar al revés, que por la satisfacción latente que será posible escuchar por la aten-
que una vez existió se engendró el deseo de ción flotante; comparándola con un sueño,
retornar a aquella. Y el deseo queda buscando donde en su contenido manifiesto podremos
investir la imagen del objeto que una vez pro- encontrar, mediante la interpretación, los de-
dujo la satisfacción de la necesidad. Entonces seos inconcientes que hallaron cumplimien-
el deseo toma ese carácter alucinatorio y me- to en las imágenes oníricas después del tra-
tonímico con el que aparece en el sueño. bajo del sueño.
En la misma dialéctica podemos pensar a la Dice Freud en la interpretación de los sue-
ley y a la trasgresión. Porque hubo incesto- ños que el deseo se abre paso porque hay un
parricidio se instauró la ley. O sea, no hay ley rebajamiento en la censura y éste es posible
sin trasgresión. En la lógica del a posteriori la justamente por la inhibición del polo motor.
trasgresión funda la ley, la necesita. Y la ley a También la percepción externa queda aboli-
su vez será la que posibilite entender al inces- da y vía regresión y condensación, darán lu-
to-parricidio como tal. Antes de la ley esto gar a la reanimación de la huellas mnémicas
era, ocurría sin sanción alguna. Después de que posibilitarán el cumplimiento de deseo.
la interdicción se resignifica como prohibido. El encuadre es el responsable de la sesión-
LAURA PUGNALI ENCUADRE: BASES PARA UN ENCUENTRO PSICOANALÍTICO 47
sueño, donde el polo motor queda inhibido y les” y como participante en la ecuación sim-
la percepción del analista, por parte del pa- bólica, tendrá la posibilidad de atraer sobre
ciente, queda abolida, favoreciendo el camino sí, quizás más que otros componentes del
regrediente que llevará a una movilidad en encuadre, altos montos de investidura que
las cargas, posibilitando deshacer el falso en- subrogará al falo.
lace, para encontrar representaciones, ofre- Por lo tanto la castración del analista se ve-
ciendo así otra posibilidad en la modalidad rá convocada y participará activamente en la
de satisfacción. La frustración buscará a aque- posibilidad de aceptar o no el pago de hono-
lla representación que dé cumplimiento a un rarios ya que en éstos se acantonaría el po-
deseo, en tanto se irán sustituyendo las repre- der fálico del paciente. El paciente a su vez,
sentaciones en busca de una capaz de ser in- retendrá al dinero, actualizando la amenaza
vestida, ampliando el recorrido, consiguiendo de castración, entendiendo el pago de hono-
de esta manera una redistribución de cargas rarios como la entrega de una parte valiosa
que podrán sustituir, desplazar, diferir, por de su cuerpo.
último encontrar representaciones sustituti- Sabemos que la deposición de las heces en
vas, producir pensamientos (por su anuda- la fase anal es la primera disyuntiva que se le
miento con la palabra), que se opondrán a la plantea al niño, si entrega obediente, esa
descarga que esfuerza en un circuito escaso parte tan preciada de su cuerpo y altamente
de representaciones al que una vez fue fijada investida en favor del amor de objeto o la re-
la pulsión. Ofrecerá así la reelaboración la po- tiene para su satisfacción autoerótica, (libido
sibilidad de un mayor recorrido en la búsque- narcisista). En Sobre las trasposiciones de la
da de un objeto para la satisfacción. Dice pulsión, en particular del erotismo anal
Freud: “…esta reelaboración de las resistencias (1917) dice Freud: “O bien entrega obediente la
puede convertirse en una ardua tarea para el ana- caca, la “sacrifica” al amor, o la retiene para la sa-
lizado (….) En teoría se la puede equiparar a la tisfacción autoerótica, o más tarde, para afirmar
“abreacción” de los montos de afecto estrangulados su propia voluntad. Con esta última decisión
por la represión, abreacción sin la cual el trata- queda constituido el desafío (terquedad) que nace,
miento hipnótico permanece infructuoso.” pues, de una porfía narcisista en el erotismo
anal.” Aquí se le presenta al niño una prime-
Horario y honorarios rompen la díada nar- ra decisión entre la actitud narcisista y la del
cisista e introducen de lleno el complejo de amor de objeto.
castración. “Es la hora” pone fin al sueño Podemos seguir con otro de los términos
soñado por ambos. Esa terceridad, dada de la ecuación simbólica y avanzar hacia re-
por la hora de sesión establecida y acatada, galo: en realidad el niño no posee otro dine-
es un recorte al análisis que podría transcu- ro que el regalado, así, sus heces se convier-
rrir interminablemente en la atemporali- ten en el primer regalo que luego transfiere
dad del inconciente. al dinero.
En el intercambio entre ambos representa- En el historial del Hombre de los Lobos di-
do por los honorarios podemos encontrar al ce: “La columna de heces, en la medida que esti-
dinero como una condensación de lo fálico. mula la membrana intestinal erógena, desempeña
Ese dinero que circula entre ambos será la el papel de un órgano activo para esta última, se
expresión cabal del complejo de castración comporta como el pene hacia la membrana vagi-
con todas sus visicitudes. Sabemos que en el nal y deviene, por así decir, precursora de aquel
dinero “coparticipan poderosos factores sexua- en la época de la cloaca. La entrega de la caca a fa-
lapeste @ fibertel.com.ar
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