HAMILTON: AN AMERICAN MUSICAL

Hamilton: an american musical es una obra historica al estilo “musical de Brodway”, debido
a esto no esperaba gran cosa mientras me dirigía al teatro Richard Rodgers, a la función de
las 7:00 Pm, el boleto, que por cierto tenía un costo excesivo, me fue otorgado por una tía,
ansiosa por ver la obra, pero sin la salud o la compañía que hubiera deseado me obsequió una
entrada, según el ticket la obra había sido dirigida, escrita y protagonizada por Lin Manuel
Miranda, vaya egocentrismo, por cierto, sin embargo, pese a todos los detalles que parecían
gritar que era una obra sobrevalorada, me senté en mi butaca y esperé a ser sorprendido,
encontrándome con una grata sorpresa, la obra no era para nada como me la esperaba.

La obra narra la historia de vida de Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores
de los EEUU, el menos reconocido, el que aparece en el billete de 10 dólares
estadounidenses. A través de este recorrido, se nos narra también la historia de
independencia de este enorme y diverso país.

Como se mencionó anteriormente, Lin Manuel Miranda, interpreta a Alexander Hamilton,

un inmigrante preveniente del Caribe, hijo de un escocés y una prostituta, que, con pocos
recursos económicos, llega a Nueva York y se abre paso con su intelecto, carácter y carisma.

A lo largo del musical se nos presentan varios personajes influyentes en la vida del
protagonista, al inicio, en donde canta “My Shot”, se introducen aquellos que le acompañarán
a lo largo del primer acto, John Laurens interpretado por Anthony Ramos quien durante el
segundo acto interpreta al hijo de Hamilton, Philip Hamilton; Marqués de La Fayette
interpretado por Daveed Diggs, quien a lo largo del segundo acto interpreta a Thomas
Jefferson; Hercules Mulligan interpretado por Okieriete Onaodowan y que también, a fines
del primer acto y todo lo que es el segundo, interpreta a James Madison. Estos son los
personajes políticos con los que el protagonista se encuentra en su trayecto, con algunos de
ellos, una amistad hasta lograr la independencia; mientras con otros, una rivalidad respecto
de las ideas políticas para forjar este nuevo país.

Se destacan los personajes femeninos, especialmente, de las hermanas Schuyler, una de ellas,
esposa de Alexander Hamilton, Elizabeth, quien le dio 8 hijos y fue la encargada de recopilar
su historia y traspasar su legado a las nuevas generaciones. Angelica, hermana mayor, por
otro lado, la ayudó en esta tarea y sostuvo una relación epístola y de amistad con su cuñado.
Las hermanas nos describen una bullente ciudad de Nueva York, “La más grande ciudad en
el mundo”, lugar que les permite participar de la vida política, intelectual y social de
avanzada para la época. Y ellas, mujeres jóvenes, anhelaban ser parte activa de los
acontecimientos de su tiempo.

En cuanto a las actuaciones, tanto de los protagonistas como de los secundarios, me

parecieron excelentes. Se trata de un musical que se narra principalmente a través del
hip hop, lo que requiere de una especial capacidad para rapear con claridad, ritmo y
fluidez. Y además cantar algunas melodías de un estilo más clásico dentro de los
musicales.

El compositor de los temas, y además protagonista, Lin Manuel Miranda ha creado un

musical que aprovecha las capacidades del hip hop para otorgar intensidad, profundidad y
ritmo a los diálogos, e incluso brinda algunas “batallas de rap” formidables, como la que se
da entre Hamilton y Thomas Jefferson en el segundo acto.

Las actuaciones nos permiten acceder a un mundo de personajes vestidos con trajes de época
que narran la historia de los inicios de un país de una forma que nunca habíamos visto y junto
con el uso del hip hop consigue acercarnos de tal forma, que de otro modo podría habernos
parecido muy lejana, logrando así, hacernos empatizar con los personajes, jóvenes idealistas,
hambrientos de demostrar lo que son a través de la creación de una nueva sociedad.

Los actores nos conducen por diversas emociones, desde momentos de humor hasta otros de
auténtica tristeza, guiados por un protagonista cuya actuación sostiene con éxito gran parte
de la obra.

En términos grandes, la escenografía es más bien funcional, como una gran maqueta que
permite el desplazamiento de los personajes en niveles, con el uso de escaleras, mesas, sillas
y el centro del escenario, en donde se ubica un circulo giratorio que permite hacer transiciones
temporales de una forma sencilla y clara. Esto se acompaña de un gran trabajo de iluminación
que otorga ritmo y profundidad al montaje, lo cual me pareció una muy buena decisión.
Hamilton, es una obra redonda, innovadora, tanto en los temas que aborda como en la puesta
en escena, tiene todos los ingredientes para convertirse en un verdadero clásico musical.
Emociona, entretiene y hace reflexionar sobre el pasado y el presente de los Estados Unidos,
dando protagonismo a grupos que no siempre han tenido en la historia.

Sin más que decir, los invito a asegurar su ticket que, a pesar del elevado costo, vale cada
billete.

Harrieth Obando

Agata Oliva

Martina Riveros

Francisca Rodríguez