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Otra historia en Cevallos

Hace mucho tiempo atrás, existía un joven que tenía gran habilidad para tocar la guitarra
excelentemente; una noche le fue a dar una serenata a su novia y debía pasar por un lugar
muy oscuro, junto a un óvalo en donde se distribuye el agua para regadío, en ese sector
existía una peña bastante grande; de pronto, se apareció un individuo de edad similar a la
del joven trovador y le dijo: “sé que tú tocas muy bien la guitarra, pero estoy seguro que no
puedes hacerlo como yo”. El joven artista le dijo siéntate para que te des cuenta como toco
yo, al ejecutar el instrumento interpretó una melodía muy hermosa, pero se dio cuenta
rápidamente que su acompañante se reía a carcajadas lo que le molestó. Cansado de la
burla le dijo: entonces toca tú, desafío que fue aceptado inmediatamente diciéndole verás
como toco.

El ilustre desconocido comenzó a tocar la guitarra y lo hacía de tal manera que parecía que
el instrumento hablaba de una manera que parecía que el instrumento hablaba de una
manera muy bella, el joven asombrado le dijo a su nuevo amigo: “tocas muy bien”, y no se
cansaba de admirarlo, entonces el artista de la guitarra le dijo al joven que se aleje un
poquito de su lado: “no puedo” le dijo intrigado el joven, ¡no ves que ahí está la peña!.

Inmediatamente rasgó con mucha fuerza la guitarra y cantó una canción que parecía más
bien una oración que se llamaba “el rezo de las vacas”. Enseguida el joven se dio cuenta
que el que tocaba era un “Duende”.

Brutalmente impresionado el joven cayó al barranco como una piedra.

Tomado por: EDISON PAZMIÑO

Colegio: “Pedro Fermín Cevallos”


Por la ambición perdió su alma

Era una vez, una noche cubierta de neblina espesa, en la que un


hombre caminaba por la línea del tren, de pronto se sorprendió al
mirar una especie de traslado o funeral y los que estaban vestidos de
negro eran almas y el señor estaba tomando; entonces el diablo con su
látigo le obligó a cargarla caja negra del tesoro y el hombre entró en
una especie de shock y reaccionó al tercer día. En una casa
abandonada, muy vieja, que todavía existe aquí en Cevallos, en la mitad
de un terreno, se dice que siempre había como una especie de cuervo
en el techo y que toda persona que entraba en ella no salía con vida. Un
señor estaba borracho cuando el diablo lo llevó a esa casa y le obligó a
firmar una especie de contrato por toda la caja de oro del maligno a
cambio de la vida del hombre, y fue así como el hombre se volvió
millonario y obtuvo muchas riquezas, pero cuando estaba en agonía no
podía morirse porque su vida y su alma la entregó al diablo.
Así concluyó la historia de este hombre en la cama de un hospital,
pudriéndose en vida y jamás terminó de morir. Esta leyenda nos
enseña que la ambición no es buena consejera, por eso amigos no sean
ambiciosos al dinero ni a las cosas materiales y amasemos el pan de
Dios con buena voluntad y amando al prójimo.
El farol solitario
Hace muchos años en el barrio El Tambo, en una noche fría con pequeña llovizna
y viento huracanados, en el mes de agosto de 1978, entre las diez de la noche,
sucedió una historia que me conto mi padre
Había una casa abandonada donde los vecinos, adultos y niños que Vivian en el
lugar miraban con temor, aquella casa estaba rodeada de un bosque de
eucaliptos gigantescos, lo que le hacía tenebrosas
De pronto Milton Zamora, mi papa, miro que en la casa pasaba algo extraño un
farol iluminaba la puerta de ingreso y luego entraba a la habitación, asombrado
Milton, de aquel acontecimiento y al observar algo extraño, corrió a avisar a mi
tío Rogelio, le converso lo sucedido y lo que había visto. Entonces mi tío se armó
de valor y se dirigió a la casa abandonada, en su sangre corría el miedo, pero más
era la curiosidad de saber quién estaba ahí
Apareció el demonio. Entonces sus amigos le dijeron regresa a tu casa. El
temeroso pensando en lo que paso decidió ir por otro camino, pero al llegar a
unos matorrales altos, donde el viento de la mañana silbaba, se le aparecen
perros botando fuego por el hocico, quiso regresar, más se le apareció de pronto
un hombre alto, flaco que en vez de pelo tenía serpientes, que se reía a su
carcajada se perdía en el viento decidiendo te voy a llevar al infierno. Corrió Don
Paulino sin mirar atrás cerrando sus ojos, pasando por terrenos, gritando,
desesperado y su cuerpo desfallecido hasta que llego a su hogar, le pregunto. Y,
él le conto los hechos sucedidos. Sin pensar dos veces la señora le llevo a su
marido a la iglesia, le botaron agua bendita en todo su lugar y le dijeron que
llevar siempre un crucifico en su pecho. Desde ese día, don paulino asistió
devotamente a la misa todos los domingos, agradeciendo y refugiándose en dios
Tomado: por María Gabriela Barona

Escuela: Juana De Arco


Leyendas de Don Paulino Zamora
Esta historia inicia en una mañana normal de negocios para Don Paulino, el cual
se dirigía a la feria de Quero a las cinco de la mañana. Caminaba con inquietud
de ¿Qué tal será el día de trabajo?, más al llegar al sector de unos matorrales,
escucho un sonido entre las ramas regreso a mirar y vio una puerca enorme y
gorda, que brillaba como una bola de fuego, le aparecía cachos, y se
transformaba en una cabra que echaba fuego por el hocico, y parándose en dos
patas atacaba a don Paulino.
Detrás aparecía cinco puercos pequeños fenómenos que brillaban como oro,
asustando corrió don Paulino miraba a los lados y atrás nadie aparecía. Llego a la
feria cansado echando espuma verde por la boca sus amigos le corrieron a ver
¿Qué pasa? Se preguntaban entre ellos. Y entonces Don Paulino empezó a
relatarles lo que sucedió todos asombrados comentaban que se le avía aparecido
el diablo.
Victoria su hija aterrada y desesperada, acude donde la vecina Lourdes y dice
buscar ayuda donde el párroco que practicaba el exorcismo. El trabajo fue cruel
para el sacerdote ya que al liberarle de satanás destruyo el lugar donde realizo
esta acción fatal paro al fin mi tátara abuelo quedo sano y se salvó gracias a la
acción del sacerdote exorcista.
Los Muchachos del jun - jun
La leyenda inicia con dos muchachos que luego de su trabajo caminaban por los senderos
más abandonados, en esta ocasión caminaban por la quebrada de Jun Jun; jugaban,
corrían, parecía que no les importaba el tiempo. Eran ya las seis de la tarde, y de pronto se
les cruzó una oveja muy blanca. Por su mente pasó el deseo de coger y llevársela, por lo
que empezaron a correr tras de ella, se escondía en los árboles en las rocas, hasta que uno
de los muchachos se abalanzó sobre ella, pero desapareció', asomándose luego junto al río;
el otro joven la persiguió, entonces la oveja se introdujo en el río. Ellos se quedaron'
mirando para ver por donde salía, de repente, se les apareció ante ellos un animal negro y
peludo con ojos raros por donde salía candela; de, manos grandes y con iffinensas uñas,
hocico con colmillos muy grandes, empezó a salir de la poza de agua y se dirigió a ellos.
¡Silencio mocosa! O te disparo, Pero la niña sollozando por el susto que se había dado,
llegó al centro del pueblo y no encontró el traje de su padre, pero cuando regresaba, en
medio camino logró encontrar el traje debajo de una mata de durazno, cuando ella se
escondía de un nuevo encuentro con los cuatreros. Al llegar a casa con el traje, su madre
que recién estaba dada a luz de una niña llamada Laurita, encaminó a Angelita con su
hermana mayor, Teresita, a coger el agua de riego, para lo que tenían que llegar al
tenebroso camino real. A pocos minutos de haber salido de su casa, las dos hermanas
escucharon que poco a poco se iban acercando al tropel de unos caballos, eran los
cuatreros nuevamente, que esta vez bajaban robando ganado y Angelita asustada,
atemorizada y llena de pánico, entre sollozos dijo: nenas noches señores, a lo que contestó
el jefe de los cuatreros: Cállate muchacha del infierno o te tuerzo el pescuezo; mientras
tanto su hermana mayor Teresita, emprendió la fuga, corría despavorida de regreso a su
casa, por lo que Doña Rosita se alarmó mucho y el momento que se paró al pie de las
escaleras de su casa escuchó el tropel de unos caballos que venían a todo galope, entonces
ella se asustó mucho porque creía que iban a robar su ganado; pero el jefe de la banda le
dijo: Señora présteme un pasito y el respondió siga nomás señor; estaban cortando camino
para llegar pronto a su guarida antes de ser encontrados con el robo.
Es así como cuentan de la existencia de estos cuatreros, los que sembraban muerte y
sangre durante muchas décadas en nuestras comunidades, hasta que cierto día, luego de
varias fechorías similares cometidas por estos bandoleros, el pueblo rabioso e indignado
decide detener la ola de fechorías organizando las llamadas rondas del pueblo. Luego de
una ardua e inteligente tarea de la comunidad se logró su captura y se decidió hacer
justicia por sus propias manos, fue entonces que tuvo que intervenir el ejército, puesto que
en esos tiempos se vivía una dictadura, los cuatreros fueron trasladados al campo de
trabajo a realizar tareas de, riguroso esfuerzo. Tras rejas, picos, palas y cadenas, se supo
que continuó la ida y castigo de estos afamados cuatreros.

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