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24 ¿ M I ; l£SlAS LSCUCMANDDV INTRODUCCION 25

gistran mediante palabras. Ademáss, el niño es biológicamente un medio de comunicación sino también u n instrumento para
distinto al adulto. «Mira» con la bocea, y tiene más recursos para ordenar. Esto se observa bien en el hablar en voz alta el lenguaje
ello que el adulto. Existe realmente otra forma de percepción en interior de los niños pequeños (Vygotsky, 1996). El hablar en voz
los niños, una forma que el adultto desconoce o ha olvidado íVIta acompaña las actividades infantiles. Les ayuda a compren-
(Schachtel, 1959/1973). Por ello, loss recuerdos de la infancia se der la actividad, a ordenarla y a coordinarla: «Ahora pongo este
podrán evocar mejor a través de Icos olores o del tacto, siendo bloque aquí dentro...».
difíciles de expresar con palabras. ;E1 «cachorro humano» nace
Cuanto mayor es el niño, mayor es la presión para fimcionar
prematuramente y tarda unos veintticinco años en madurar (Ge-
verbalmente; el funcionamiento no verbal es, además, conside-
sell e I l g , 1949; Tannen, 1990; Brouiwers-de Jong, Burgmeijer y
rado como grosero por los adultos, «No señales, di lo que quieres».
Laurent de Angulo, 1996). Afinde ddejar espado suficiente, y tam-
A l hacerse mayor, el uso de ciertas formas expresivas disminu-
bién para conferir cierta flexibilidacd al cráneo durante el parto,
ye; por ejemplo, el apoyarse en alguien cuando se necesita pro-
existe una abertura en la parte smperior del mismo, llamada
tección o el señalar algo en vez de nombrarlo.
fontanela, que sólo se cierra tras m n o o dos años. El proceso de
maduración implica que aún no exiiste una forma integrada de Juan, de cinco años, preguntó a un adulto que estaba muy ocupa-
observación como en los adultos. Leos hemisferios cerebrales iz- do vaciando una habitación: «¿Dónde vas a poner esa caja?». En me-
quierdo y derecho funcionan de foirma bastante independiente dio de su trajín, el adulto no dio con la palabra adecuada. Si hubiese
hasta los siete años. Las experienciias se almacenan como frag- sido un adulto en lugar de un niño el que preguntaba, hubiera ofreci-
mentos de olor, color y de otras cUases, en diferentes regiones do posibilidades de respuesta en su afán de colaborar: «¿Bajo la ven-
del cerebro con pocas interconexicones. Los hemisferios no se tana? ¿En el rincón de la izquierda?». Pero Juan comprendía que el
integrarán hasta aproximadamentte los siete años, al mismo sistema lingüístico no funcionaba en medio del ajetreo y dijo amable-
tiempo que se aprecia u n cambio ein el patrón genético (Fulker, mente: «Pues señálalo», nombrando a continuación correctamente el
Cherry y Cardón, 1993). sitio señalado por el adulto.

Según Schachtel (1959/1973), cenando los niños crecen se Hasta qué punto limita a los niños (y a los adultos) el afán
dan cuenta de que los adultos tiernen una manera definida y de comunicación verbal de los adultos se demuestra en el mé-
lingüística de describir el m u n d o , ^y que, a su vez, ejercen una todo de trabajo de las guarderías infantiles en Reggio Emilia
gran presión sobre los niños para cque hagan lo mismo. Apar- (Edwards, Gandini y Forman, 1998; Keesom, 1998). En esa ciu-
tarse de la norma causa miedo al miño algo más mayor y tam- dad italiana, artistas y pedagogos trabajan juntos para guiar a
bién a los adultos. Por todo esto suirge una gran necesidad de los niños en su manera de expresarse y en su proceso de apren-
adaptación que resultará en que eñ niño se exprese cada vez dizaje. El enfoque de Reggio se centra en fomentar el desarrollo
más lingüísticamente, puesto que ceso es lo que los adultos es- intelectual de los niños mediante el enfoque sistemático de for-
peran de él. mas de expresión simbólicas. El resultado es sorprendente. Me-
diante su creatividad, los niños pequeños parecen ser capaces
Existe una gran variedad de pcosibilidades comunicativas, de hacernos entender muchas cosas, y su «arte» inspira de tal
siendo el olor una de las más importtantes para nuestro compor- manera que ha dado pie a una exposición en Reggio Emilia t i -
tamiento. Sin embargo, los adultos; tienden a limitarse a la co- tulada «Los cien lenguajes de los niños», causando la admiración
municación verbal, al contrario deil niño, quien gusta de usar mundial. El método de trabajo de Reggio Emilia puede ser con-
todas las posibilidades, incluyendo > los juegos y los gestos para siderado como una continuación del método de Montessori, ba-
hacerse entender. Además, el lengmaje es para el niño no sólo sado en los propios niños y en sus posibilidades de desarrollo.

0 J 0 3 SOLARES OJOS ©OL-ARHS

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