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ESTUDIO DEL LIDERAZGO COMPASIVO

CARLOS ALBERTO DE JESÚS PELÁEZ

JUAN PARK

LIDERAZGO Y ADMINISTRACIÓN

SEMINARIO TEOLOGICO PRESBITERIANO DE MÉXICO


JEREMÍAS:

En un antiguo trabajo estuve hablando de Jeremías como líder que llora, siente y sufre,
debemos ver a Jeremías más allá de un llanto propio hacia sí mismo, Jeremías llora por el
pueblo que olvida a Dios y se aleja de él, Jeremías sufre por el alejamiento a la ley y la
misericordia, en sus frases y palabras fuertes no ataca con el fin de dañar o lastimar a su
pueblo; Jeremías habla la Palabra profética de Dios con el fin de la conversión y el volver a
ÉL.

Jeremías es pues un ejemplo de líder compasivo dentro de las Escrituras, tiene una
personalidad atrayente y conmovedora. Los demás profetas nos han dejado un mensaje, sin
decirnos nada, o muy poco, acerca de sí mismos. En cambio, Jeremías, nos abre su alma en
varios poemas que estremecen nuestros corazones, pues estos nos hacen entrar en el drama
de su corazón, de su existencia.

Jeremías era miembro de una familia sacerdotal de Anatot. En los primeros años de su
profecía, sus esfuerzos están dirigidos a "quitar” el pecado en todas sus formas. Bajo la
influencia de Oseas, Jeremías insiste en que la Alianza es una relación de amor entre el
Señor e Israel. Si el pueblo no mantiene su compromiso, el Señor lo rechazará.

Desde el 605 a. C., Nabucodonosor, rey de Babilonia, impone su hegemonía en Palestina.


Frente a este hecho, los grupos dirigentes de Judá no saben qué hacer o cómo actuar. La
gran mayoría va hacia una resistencia armada, con el apoyo de Egipto. Muy a pesar suyo,
Jeremías se ve comprometido en estos debates: es preciso reconocer la supremacía de
Nabucodonosor, no por razones políticas, sino porque el Señor lo ha elegido como
instrumento para castigar los pecados de Judá. Una vez que haya cumplido esta misión,
también él tendrá que dar cuenta al Señor, que rige el destino de los pueblos y realiza sus
designios a través de ellos.

A lo largo de su acción profética, Jeremías no conoció más que la frustración. Pero la


influencia que él no logró ejercer durante su vida, se desarrolló después de su muerte. Sus
escritos, releídos y meditados, permitieron al pueblo desterrado en Babilonia superar la
tremenda crisis del exilio. Al encontrar en los oráculos de Jeremías el relato anticipado del
asedio y de la caída de Jerusalén, los exiliados comprendieron que ese era un signo de la
justicia del Señor y no una victoria de los dioses de Babilonia sobre el Dios de Israel. En el
momento en que se veían privados de las instituciones religiosas y políticas que constituían
los soportes materiales de la fe, Jeremías continuaba enseñándoles, más con su vida que con
sus palabras, que lo esencial de la religión no es el culto exterior sino la unión personal con
Dios y la fidelidad a sus mandamientos. Y mientras padecían el aparente silencio del Señor
en una tierra extranjera, la promesa de una "Nueva Alianza" los alentaba a seguir
esperando en él.
Jeremías estaba en un contexto muy complicado. Mientras muchos que se decían profetas
proclamaban un mensaje de “Paz” el cual era política y socialmente conveniente, pero que
no provenía de Dios. Jeremías fue seleccionado por Dios para llevar un mensaje autentico
de parte del Señor, para decir y anunciar la verdad. Llamaba al arrepentimiento de su
pueblo, aunque ya estaba dictado el castigo, Dios les daba instrucciones específicas a través
de Jeremías. Pero ni su familia, ni el rey ni nadie de su propia nación lo escucharon. A
pesar de las consecuencias Jeremías decía lo que Dios le ordenaba.

Así el aparente "fracaso" de Jeremías (como el de Jesucristo en la Cruz) fue el camino


elegido por Dios para hacer surgir la vida de la muerte. No en vano la tradición cristiana ha
visto en Jeremías la imagen más acabada del "Siervo sufriente".

PUNTOS FUERTES.

Uno de los puntos más fuertes dentro de la vida y el ministerio profético de Jeremías es la
fidelidad radical al Señor Dios, pues pese a todas las circunstancias en las que vivía se
mantenía fiel y constante en su llamado… repasemos más puntos fuertes de su ministerio.

1. Constante oración y comunión con el Señor


2. Conocía el contexto de su sociedad
3. Conocía a los que estaba hablando y enseñando
4. Se mantenía fiel a la Palabra pese a todo el dolor y sufrimiento
5. Era sensible a su contexto
6. Tenía preparación ministerial en:
-sacerdocio
-trabajo de campo
-paciencia
-humildad
-fe
-esperanza en el Señor
-amor ferviente a Dios
7. Cumple integralmente con su misión:

En medio de la desesperación ante la cercanía de la destrucción, el profeta Jeremías se


levanta como “una columna de hierro”. El profeta, tuvo la difícil misión, en proximidades
de la gran catástrofe de Sión, de proclamar que en el futuro inmediato la ciudad y el templo
serían derribados. Desde la época de su primera vocación vio la vara de corrección en la
mano de Dios, oyó la palabra que el Señor velaría por la ejecución de su mandato. Su
constante afirmación fue que Jerusalén sería destruida. Apareció ante el pueblo con cadenas
alrededor de su cuello para dar una drástica ilustración de la cautividad y cadenas que
predecía. Los falsos profetas sólo predicaban acerca de libertad y victoria, pero el Señor
dijo: “Libertad para vosotros de la espada, de la peste y del hambre”. Estaba tan claro para
él que la siguiente generación estaría implicada en el derrumbe del reino que renunció al
matrimonio y a fundar una familia, porque no deseaba tener hijos que seguramente serían
víctimas de la espada o se convertirían en esclavos de los babilonios. Su celibato fue, por
consiguiente, una declaración de su fe en la revelación que se le hizo de la destrucción de la
ciudad.

Junto a esta primera tarea, probar la certeza de la catástrofe de Sión, Jeremías tuvo el
segundo encargo de declarar que esta catástrofe era una necesidad moral, proclamarlo a los
oídos del pueblo como el resultado inevitable de la culpa moral desde los días de Manases,
en una palabra, explicar la Cautividad de Babilonia como un hecho moral, no meramente
histórico. Fue sólo a causa de que la nación se sacudió el yugo del Señor por lo que debió
inclinar su cuello bajo el yugo de los babilonios. Para despertar a la nación de su torpeza
moral, y hacer preparación moral para el día del Señor, los sermones del predicador
subrayaban esta relación causal entre castigo y culpa, hasta que se hizo simple. Aunque
fracasó en convertir al pueblo, y desviar así por completo la desgracia de Jerusalén, sin
embargo la palabra del Señor en su boca se convirtió, para algunos en un martillo que
rompía sus corazones de piedra al arrepentimiento. Así, Jeremías tuvo no sólo que
“desarraigar y demoler”, también tuvo en la obra positiva de salvación que “construir y
plantar”. Estas últimas finalidades de los discursos de Jeremías aclaran porqué las
condiciones religiosas y morales de la época se nos dan todas en el mismo tono sombrío:
los sacerdotes no se preocupan de Dios; los mismos dirigentes se extravían por extraños
caminos; los profetas profetizan en nombre de Baal; Judá se ha convertido en lugar de
reunión de dioses extraños, el pueblo ha renegado de la fuente de agua viva y ha provocado
la ira del Señor por la idolatría y el culto de los lugares elevados, por el sacrificio de niños,
la profanación del Sábado y por los falsos pesos. Esta severidad en los discursos de
Jeremías los hace el tipo más destacado de declamación profética contra el pecado.

La vida de Jeremías desarrolla un líder al que nadie sigue en la oportunidad y el gozo, pero
que anima realmente bien en medio del pesar y la desilusión (es por ello que es un líder
compasivo).

PUNTOS DEBILES

Como hemos visto a lo largo del curso un líder siervo debe ser optimista en lo que hace y
dice, unos de los puntos débiles del ministerio de servicio del profeta es la falta de este,
pues su optimismo solo se hace presente en los capítulos 30-33 del libro.

Otros puntos débiles son:

1. Aparente falta de credibilidad


2. Es indeciso en algunas situaciones (aunque al final de ellas demuestra una fe
poderosa)
3. Busca aprobación de otros
4. Duda (aunque a pesar de las dudas sigue trabajando, dependiendo del Señor)
5. Es poco escuchado por su mensaje (el mensaje era divino, pero si lo vemos desde un
punto de vista actual, un líder debe ser escuchado y provocar reacciones de
seguimiento)
6. En muchas ocasiones se ve independiente de Dios y pronuncia mensajes (como la
muerte del falso profeta).

A LA LUZ DE LA ACTUALIDAD:

En la actualidad se vive con miedo a las catástrofes y el dolor, vivimos en un mundo lleno
de miedo y temor al mañana, miedo y temor que quieren suplir con dinero y la falsa
seguridad que la fama, las riquezas, el poder y otras muchas cosas más… estas cosas nunca
podrán garantizar vida o seguridad a las personas en el mundo de hoy.

Lo único que hacen las cosas materiales o inmateriales de la actualidad es proporcionar una
falsa paz ante el dolor o la angustia, pero este dolor y angustia debe esperarse en cualquier
situación, sea la que sea, pues no importa lo poderoso o rico que se es, todos estamos
expuestos al sufrimiento.

Jeremías es el profeta del llanto y malestar, vive en medio de un pueblo que está
condenado al dolor por rechazar a su Señor en la vida cotidiana; olvidar al Señor y sus
mandatos no traerán beneficios a la vida del creyente, solo acarrearán incomodidad e
inquietud.

Actualmente el mundo y muchos cristianos en distintas iglesias buscan líderes que


demuestren fortaleza o den seguridad dentro de las iglesias, se buscan líderes carismáticos y
llenos de vida que saquen sonrisas a la iglesia.

La iglesia se convierte así en un mero centro de entretenimiento o de motivación para gente


que quiere escapar de sus problemas y de sus angustias, la iglesia ya no tiene líderes
compasivos como Jeremías, tiene líderes explosivos y libertinos como Acab o Jezabel, la
iglesia busca actualmente a pastores “ideales” que no visiten, no prediquen contra el pecado
o la iniquidad de la vida, no buscan pastores que hablen del mal o la inconformidad; la
iglesia hoy busca pastores que los entretengan y los solapen en todas sus obras, pastores
dominicales que no buscan servir (o llorar) a sus ovejas.

Jeremías es el ejemplo de un predicador noble, que se llena de preocupación por su


situación, por la situación de su pueblo.

Jeremías es un hombre lleno de sentimientos y de un corazón de servicio, a pesar de su


rudeza la voluntad de su vida es servir a su Señor de toda el alma y con todas sus fuerzas, e
incluso está dispuesto a llegar a la muerte y la tortura por predicar su Palabra.
La iglesia actual debe aprender de este líder siervo y noble, de este líder que ama realmente
lo que hace y que lo hace con todo lo que es, no importan las circunstancias o los
problemas, para Jeremías lo más importante es cumplir la voluntad de Dios.

Debemos aplicar estos principios, los principios de compasión y lealtad radical, los
principios del amor y del servicio a pesar de todo, debemos convertirnos en líderes que
lloran, que sienten que sus huesos arden como fuego por proclamar la Palabra del Señor en
todo momento y circunstancia, ese es Jeremías, ese es el líder llorón que debemos aspirar a
ser, un líder que se entrega totalmente a la voluntad de su Padre.

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