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La Masonería, heredera de milenarias tradiciones y ritos , ha podido mantener esos

conocimientos a través del uso de Símbolos en sus enseñanzas .Si esta transmisión se hubiese
realizado con el lenguaje cotidiano, irremediablemente llegaría contaminada con inevitables
errores aportados por distintas épocas históricas y la esencia de la M.·. quedaría, sino oculta,
OPACADA, DESTEÑIDA Y SIN VALIDEZ EN EL TIEMPO.

El filósofo Erich Fromm señala: El lenguaje simbólico es el único lenguaje universal que elaboró
la humanidad, igual para todas las culturas y para toda la historia.

El simbolismo constituye el eje fundamental de la vida masónica. Y lo más característico de él,


es que contiene en su interior un valor, una enseñanza ETICA y es Universal, cumpliendo
así con preceptos de sus principios. De esta manera, la enseñanza se recibe mediante dos
lenguajes: uno el cotidiano que capta el intelecto y otro, el Simbólico que capta el espíritu del
iniciado.

LA ESCUADRA. (Implica trabajo). Es uno de los Símbolos más importante y más significativos
de los Masones. Fue una de las principales herramientas de los Constructores, Escultores y
Artesanos de la antigüedad y a la primera impresión, la obvia, significa rectitud. Pero como
dijimos anteriormente, el símbolo dice más que lo que ven nuestros ojos. Es la parte
espiritual que los iniciados, con su constante estudio y trabajo, fácilmente la extrapolan al
concepto ético y moral del comportamiento del Hombre. Más aún, la internalizan en su mente.
Allí entonces verán además, rectitud, respeto de las leyes y las reglas, lección de moralidad, de
la verdad, de la honradez. Y, suspendida del collar del V.M. de la Logia, se entenderá que el
solo cumplirá con los Estatutos de la Orden. Y con el tiempo dirán de ti: El es Masón, en lenguaje
corriente significa: él es recto, es derecho, es de trato limpio, es persona de confiar, es de buena
fe, tiene honradez en sus compromisos es solidario, es justo.
EL COMPAS. (Implica trabajo).Significa la Universalidad, también mencionada en los
Principios, es el centro del conocimiento donde hay que caminar. Da las proporciones justas al
Arquitecto para asegurarle belleza y estabilidad en su trabajo. Esta estabilidad en la M.·.
Especulativa, es lo que da una uniformidad de la rectitud y de la conducta del iniciado, que le
conferirá felicidad hoy y en el futuro. Es el signo más prominente de la virtud ya que nos indica,
nos ilumina el límite donde contener nuestras pasiones o vicios.
Podemos concluir entonces que la Escuadra es el Símbolo de lo material y el Compás lo es de
la Espiritualidad, es decir, el instrumento del G.A.D.U.

Finalmente, si la Escuadra está ubicada sobre el Compás (Símbolo con que se presenta la
Orden en el mundo profano), nos indica un dominio de la Materia. Si ellos se entrelazan, nos
indica equilibrio entre las fuerzas de la Materia y de la Espiritualidad. Si el Compás se superpone
a la Escuadra, es que domina la Espiritualidad.

Pero, recordemos siempre que los Símbolos NO SON LA ESENCIA DE LA MASONERÍA, SON
LOS MEDIOS, NO EL FIN…
LA ESCUADRA: El símbolo consta de dos reglas unidas por un extremo formando un
Angulo de noventa grados. En este sentido suele encontrarse en forma de L, con un
brazo más largo que el otro, en una proporción de 3 a 4 medidas, que era como lo
usaban los maestros constructores europeos en la edad media y el renacimiento.
La escuadra no es una herramienta de construcción, sino un instrumento para confirmar
la verticalidad del trabajo adelantado con respecto a una base horizontal.
El significado moral masónico de la escuadra se parece mucho al de su simbolismo
latino, que evocaba al mismo tiempo un modelo, un ejemplo y una regla a seguir. Es
decir, que la alegoría de la escuadra contiene en sí misma un concepto intelectual y
moral de legalidad y rectitud en el compromiso equilibrado del masón en el marco de
un contexto constructivo aterrizado.
Es uno de los Símbolos más importante y más significativos de los Masones. Fue una
de las principales herramientas de los Constructores, Escultores y Artesanos de la
antigüedad y a la primera impresión, la obvia, significa rectitud. Los aprendices
internalizan el símbolo en su mente. Es ahí donde vemos, rectitud, respeto de las leyes
y las reglas, lección de moralidad, de la verdad, de la honradez. Este símbolo
suspendido del collar del V.M. de la Logia, significa, “que la voluntad de un jefe de logia
no puede tener más que un sentido, el de los estatutos del Orden, y que no debe operar
más que de una única manera, la del bien”.
Con el tiempo y la madurez obtenida en el sendero masónico, podrían decir de cada
uno de nosotros, “El es Masón: es recto, es derecho, es de trato limpio, es persona de
confiar, de buena fe, tiene honradez en sus compromisos es solidario, es justo”.
La escuadra sirve para trazar el cuadrado y para medir la tierra. En la china antigua, la
tierra se considera cuadrada, así como sus divisiones; por esta razón la escuadra tiene
los brazos iguales. La escuadra es un emblema del emperador, que es “señor de la
Tierra”, y a imagen de Yu el Grande, su organizador. La glosa tradicional del
carácter Kong (escuadra) indica que la escuadra “da su figura a todas las cosas; forma
el ángulo recto, que forma los cuadrados, los cuales forman los círculos”.
Otros textos confirman la formación, por inscripción, del círculo a partir del cuadrado:
por esta razón, según Granet, la escuadra es emblema del brujo, el cual es yin-
yang, (Un principio de la filosofía china, en donde el yin y yang son dos energías
opuestas que se necesitan y se complementan, la existencia de uno depende de la
existencia del otro. El yin y yang es un símbolo de armonía debido al equilibrio que
produce la interacción de las dos energías).
En la medida que indica varias dimensiones, la horizontal y la vertical, la escuadra
simboliza el espacio. Pero como no sirve más que para dibujar figuras cuadradas o de
ángulos rectos, simboliza también la rectitud y el respeto de las leyes y las reglas. Para
otros intérpretes, simboliza “el equilibrio resultante de la unión de lo activo y lo pasivo”,
sobre todo cuando tiene forma de T; por lo contrario, cuando es disimétrica como una
L, traduce la actividad y el dinamismo. La escuadra rectifica y ordena la materia. En
astrología el ángulo de 90° se considera a veces maléfico. Ciertos autores denotan la
escuadra como una cruz rota, la enseña del rey de los infiernos. Por oposición al
compás, que evoca el espíritu, pues dibuja curvas y es activo, la escuadra está ligada
a la materia y en ello sería pasiva y sumisa.
La palabra “compás” está formada con raíces latinas y significa: aparato formado
por dos puntas articuladas usado para medir. Sus componentes léxicos son el
prefijo con (junto, todo como en compuesto) y passus (paso) puede
complementarse también del latín compassare, que significa: “la idea de
mantener el paso”.
EL COMPAS: Es un instrumento formado por dos piernas agudas, unidas en su
extremidad superior por un eje o clavillo para que puedan abrirse o cerrarse. Sirve para
trazar circunferencias o arcos y tomar distancias.
El compás es también el instrumento que más simboliza el trabajo intelectual y el
entendimiento del masón, y el que, de acuerdo con los diferentes grados de apertura
de sus brazos, permite trazar círculos para delimitar nuestros derechos y nuestros
deberes en nuestras relaciones con los demás. Nos impone linderos para mantener a
raya nuestras pasiones, perjuicios y defectos, y nos indica la posibilidad del
conocimiento dentro de límites precisos que no podemos traspasar.
El compás con sus trazos, incita al masón a situarse en el lado bueno de su vida al
perfilar la delicada frontera que existe entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal,
entre lo apropiado y lo inapropiado, entre lo justo y lo injusto, entre lo benevolente y lo
agresivo, entre lo útil y lo inútil. Es por excelencia, y en consecuencia, el instrumento
para delinear una compostura elegida a partir de un andamio ético.
Significa la Universalidad, también mencionada en los Principios, es el centro del
conocimiento donde hay que caminar. Da las proporciones justas al Arquitecto para
asegurarle belleza y estabilidad en su trabajo. Esta estabilidad en la Masonería
especulativa, es lo que da una uniformidad de la rectitud y de la conducta del iniciado,
que le conferirá felicidad hoy y en el futuro. Es el signo más prominente de la virtud ya
que nos indica, nos ilumina el límite donde contener nuestras pasiones o vicios.
La iconografía tradicional ha visto también en el compás un símbolo de prudencia,
justicia, templanza y veracidad, virtudes todas fundadas en el espíritu de medida. Se ha
convertido igualmente en el emblema de la geometría, de la astronomía, de la
arquitectura y de la geografía, siempre por esta razón de que es el instrumento de la
medida y particularmente de las relaciones.
Tanto en el esoterismo occidental como en la China Antigua, el compás; generalmente
asociada a la escuadra, es un importante símbolo cosmológico, en cuanto sirve para
medir y para trazar el círculo, mientras que la escuadra sirve para trazar el cuadrado.
Es en la escuadra y el compás, dicen los legistas, donde está la perfección del cuadrado
y del círculo.
Mas prosaicamente, la expresión compas y escuadra (kuei-kin) indica las buenas
costumbres, el buen orden, de hecho la armonía complementaria de las influencias
celestes y terrenas.
Habrá de notarse además que, en conformidad por otra parte del simbolismo del círculo
y del cuadrado, el compás está más especialmente en relación con la determinación
del tiempo y la escuadra con la del espacio; cosa que en China el carácter kin, que
designa una escuadra antigua, esta servía para las medidas espaciales.
Ya que la escuadra representa el símbolo de la materia, el compás representa el
símbolo del espíritu y de su poder sobre la materia. El compás abierto en 45° indica que
la materia no está completamente dominada, mientras que la abertura de 90° realiza
íntegramente el equilibrio entre las dos fuerzas; el compás se convierte en escuadra
justa. Las posiciones relativas del compás y de la escuadra simbolizan también los
diversos estados en los cuales se encuentra el artífice en relación con las fuerzas
materiales y espirituales: si la escuadra esta puesta sobre el compás, la materia domina
al espíritu; si los dos instrumentos se entrecruzan, ambas fuerzas se equilibran; si el
compás esta puesto sobre la escuadra, es la muestra un dominio espiritual; si en fin la
abertura del compás coincide con la de la escuadra, hay armonía suprema entre ambos,
la materia y el espíritu.
Todas las figuras tienen para el masón una importancia constructiva en el dominio moral
e intelectual.
La escuadra (símbolo de la virtud) y el compás (símbolo de los límites con los que debe
mantenerse cualquier masón respecto a los demás) son quizá los dos símbolos
masónicos más conocidos.
Pasar de la escuadra al compás, es prosperar en el método masónico, es apoyarse en
la base doctrinal más sólida que puede existir, que es el corazón mismo del masón,
para la indispensable perfección de la obra. La obra somos cada uno de nosotros. En
el método masónico se quiere que a mayor sea la graduación del masón superior sea
el predominio de la trascendencia sobre el propósito.
Estar perdido entre la Escuadra y compas, en conclusión, es el estado permanente
en que todos los masones que realmente hacen masonería deben estar, debemos estar
en un “estado” en el que todo el tiempo queramos ser mejores seres humanos,
dirigiéndonos con rectitud, siendo conscientes de nuestras limitaciones, buscando el
bien común, que se genera al momento donde uno mismo comienza a SER mejor que
ayer, y a la vez se vaya contagiando esa motivación(DE SER MEJOR) a sus
semejantes, porque al sembrar esa motivación, podrá otro individuo ser también mejor
que lo que fue ayer.
Pienso que al no buscar la uniformidad absoluta de nuestras ideas y pensamientos, el
ser Mason debe ir más allá del templo, debemos promulgar la idea de ser mejor que
ayer en todo lado, y en todos los círculos a los que pertenecemos
He cumplido V.·. M.·.
ENTRE LA ESCUADRA Y EL COMPÁS *
René Guénon

Un punto que da lugar a una aproximación particularmente significativa


entre la tradición extremo oriental y las tradiciones iniciáticas occidentales, es el
que concierne al simbolismo del compás y de la escuadra: éstos, como ya lo hemos
indicado, corresponden manifiestamente al círculo y al cuadrado[1], es decir, a las
figuras geométricas que representan respectivamente el Cielo y la Tierra[2]. En el
simbolismo masónico, conforme a esta correspondencia, el compás está colocado
normalmente arriba y la escuadra abajo[3]; entre los dos está representada
generalmente la Estrella irradiante, que es un símbolo del Hombre[4], y más
precisamente del «hombre regenerado»[5], y que completa así la representación
de la Gran Tríada. Además, se dice que «un Maestro Masón se encuentra siempre
entre la escuadra y el compás», es decir, en el «lugar» mismo donde se inscribe la
Estrella irradiante, y que es propiamente el «Invariable Medio»[6]; así pues, el
Maestro es asimilado al «hombre verdadero», situado entre la Tierra y el Cielo y
que ejerce la función de «mediador»; y esto es tanto más exacto cuanto que,
simbólica y «virtualmente» al menos, si no efectivamente, la Maestría representa
la culminación de los «pequeños misterios», donde el estado del «hombre
verdadero» es el término mismo[7]; vemos allí un simbolismo rigurosamente
equivalente al que hemos encontrado precedentemente, bajo varias formas
diferentes, en la tradición extremo oriental.
A propósito de lo que acabamos de decir del carácter de la Maestría,
haremos incidentalmente una observación: este carácter, que pertenece al último
grado de la Masonería propiamente dicha, concuerda bien con el hecho de que,
como lo hemos señalado en otra parte[8], las iniciaciones de oficio y las que se
derivan de ellas se refieren propiamente a los «pequeños misterios». Por otra parte,
es preciso agregar que, en aquellos que son llamados los «altos grados», y que
están formados por elementos de procedencias muy diversas, hay algunas
referencias a los «grandes misterios», entre las cuales hay al menos una que se
vincula directamente a la antigua Masonería operativa, lo que indica que ésta abría
al menos algunas perspectivas sobre lo que está más allá del término de los
«pequeños misterios»: nos referimos a la distinción que se hace, en la Masonería
anglosajona, entre la Square Masonry y la Arch Masonry. En efecto, en el paso
«from square to arch», o, como se decía de una manera equivalente en la
Masonería francesa del siglo XVIII, «du triangle au cercle» [«del triángulo al
círculo»][9], se encuentra la oposición entre las figuras cuadradas (o más
generalmente rectilíneas) y las figuras circulares, en tanto que corresponden
respectivamente a la Tierra y al Cielo; por consiguiente, no puede tratarse más que
de un paso del estado humano, representado por la Tierra, a los estados
suprahumanos, representados por el Cielo (o los Cielos)[10], es decir, de un paso
del dominio de los «pequeños misterios» al dominio de los «grandes misterios»[11].
Volviendo a la aproximación que hemos señalado al comienzo, debemos decir
también que, en la tradición extremo oriental, el compás y la escuadra no solo se
presupone implícitamente que sirven para trazar el círculo y el cuadrado, sino que
ellos aparecen expresamente en algunos casos, especialmente como atributos de
Fo-hi y de Niu-koua, como ya lo hemos señalado en otra ocasión[12]; pero
entonces no tuvimos en cuenta una particularidad que, a primera vista, puede
parecer una anomalía a este respecto, y que nos resta por explicar ahora. En
efecto, el compás, símbolo «celeste» y por tanto yang o masculino, pertenece
propiamente a Fo-hi, y la escuadra, símbolo «terrestre», y por consiguiente yin o
femenino, a Niu-koua; pero cuando son representados juntos y unidos por sus
colas de serpientes (que corresponden así exactamente a las dos serpientes del
caduceo), es por el contrario Fo-hi quien lleva la escuadra y Niu-koua el
compás[13]. Esto se explica en realidad por un intercambio comparable al que
hemos mencionado anteriormente en lo que concierne a los números «celestes» y
«terrestres», intercambio que muy propiamente se puede calificar, en casos
semejantes, de «hierogámico»[14]; no se ve cómo, sin un tal intercambio, el
compás podría pertenecer a Niu-Koua, tanto más cuanto que las acciones que le
son atribuidas la representan como ejerciendo sobre todo la función de asegurar la
estabilidad del mundo[15], función que se refiere efectivamente al lado
«substancial» de la manifestación, y que la estabilidad es expresada en el
simbolismo geométrico por la forma cúbica[16]. En cambio, en cierto sentido, la
escuadra pertenece también a Fo-hi en tanto que «Señor de la Tierra», la cual
utiliza para medirla[17], y, bajo este aspecto, corresponde, en el simbolismo
masónico, al «Venerable Maestro que gobierna con la escuadra» (the Worshipful
Master who rules by the square[18]); pero, si ello es así, es porque, en sí mismo y
no ya en su relación con Niu-koua, él es yin-yang en tanto que está reintegrado en
el estado y en la naturaleza del «hombre primordial». Desde esta nueva
perspectiva, la escuadra misma adquiere otro significado, ya que, debido al hecho
de estar formada por dos brazos rectangulares, se la puede considerar entonces
como la reunión de la horizontal y la vertical, que, en uno de sus sentidos,
corresponden respectivamente, como hemos visto precedentemente, a la Tierra y
al Cielo, así como también al yin y al yang en todas sus aplicaciones; y es por lo
demás así como, también en el simbolismo masónico, la escuadra del Venerable
es considerada en efecto como la unión o la síntesis del nivel y de la plomada[19].
Añadiremos una última observación en lo que concierne a la representación de Fo-
hi y de Niu-koua: el primero está situado a la izquierda y la segunda a la
derecha[20], lo que corresponde a la preeminencia que la tradición extremo oriental
atribuye habitualmente a la izquierda sobre la derecha, de la que ya hemos dado
la explicación anteriormente[21]. Al mismo tiempo, Fo-hi tiene la escuadra en la
mano izquierda, y Niu-koua tiene el compás en la mano derecha; aquí, en razón
del significado respectivo del compás y de la escuadra, deben recordarse las
palabras que ya hemos mencionado: «La Vía del Cielo prefiere la derecha, la Vía
de la Tierra prefiere la izquierda»[22]. Puede verse aquí con mucha claridad, en un
ejemplo como éste, cómo el simbolismo tradicional es siempre perfectamente
coherente, pero también se ve que no podría prestarse a ninguna
«sistematización» más o menos estrecha, dado que debe responder a los múltiples
puntos de vista bajo los que pueden considerarse las cosas, razón por la cual abre
posibilidades de concepción realmente ilimitadas♦

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