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"
De tal suerte, la sentencia debe ser el producto y reflejo de la verdad que haya arribado
el juzgador en base a la justa y reflexiva valoración de las pruebas sometidas a su juicio, con
criterio de razonabilidad y equidad, la que debe ser clara, precisa y concreta, debidamente
justificada de modo que sea fácilmente comprendida y no sea objeto de aclaraciones, menos
produzca dudas.
a) Sentencias interlocutorias.
b) Sentencias definitivas.
Proviene del latín definiré, que significa terminar, con lo cual se entiende que se
trata de la resolución por la cual el juez resuelve, terminando el proceso, poniendo
fin a la controversia ante él suscitada.
Según FRAILE (1988), solo con Bartolo y Baldo se llega a retener aquel principio
esbozado por el derecho canónico, consistente en que el conocimiento que incidía
directamente en la instancia, en el sentido más amplio de la palabra, tenía fuerza de definitiva,
y no se podía revocar, siendo este el caso de las decisiones sobre puntos prejudiciales cuando
no incidían directamente sino implícitamente en la causa principal.
A partir de aquí se realiza una distinción entre interlocutoria en sentido amplio, la cual
no finaliza el proceso, sino que decide una cuestión en el curso del mismo, y la interlocutoria
en sentido estricto, que se pronuncia sobre cada uno de los asuntos del derecho material.
De acuerdo a lo señalado por esta autora, "al auto judicial también se le denomina
sentencia interlocutoria, refiriéndose a aquellas decisiones judiciales que resuelven una
controversia incidental suscitada entre las partes en un juicio. Se diferencia de la sentencia
definitiva en que esta resuelve el asunto principal objeto del litigio."
Así, puede afirmarse que a las sentencias se le denominan interlocutorias porque sus
efectos jurídicos en relación con las partes son provisionales, en el sentido de que pueden ser
modificadas sus consecuencias por la sentencia definitiva.
- Sentencias que en el curso del procedimiento versan sobre una relación singular de
derecho procesal- sentencias incidentales, que pueden ser aquellas que fallan
sobre la incompetencia jurisdiccional, la admisión de un medio de prueba, o de
naturaleza provisional.
Comenta ROCCO (2005) que, a raíz de las graves dificultades que la distinción de las
sentencias en finales o definitivas e interlocutorias había dado lugar, el Código Italiano de
Procedimiento Civil desterró toda diferencia de apelabilidad entre unas y otras sentencias,
declarándolas apelables todas, aun las interlocutorias, cualquiera que fuese su naturaleza.
Considerando esta decisión como oportuna, puesto que se pretendía mantener el principio del
doble grado de jurisdicción para todas las cuestiones concernientes al fondo de la controversia,
la distinción entre interlocutorias que prejuzgan el fondo e interlocutorias que no lo prejuzgan,
se imponía como una necesidad lógica y práctica.
El recurso de apelación
es un medio de impugnación a través del cual se busca que un tribunal superior enmiende
conforme a Derecho la resolución del inferior.
Dentro del orden jurisdiccional existen diferentes instancias ordenadas de forma jerárquica.
Esto significa que la decisión de un órgano jurisdiccional puede ser revisada por uno superior.
Cuando un juez o tribunal emite una resolución judicial, es posible que alguna de las partes
implicadas no esté de acuerdo con la decisión. En este caso, habitualmente, la parte puede
usar la apelación, a través de la cual se recurre a un órgano jurisdiccional superior para que
revise el auto judicial o la sentencia y, si estima que tiene defectos, la corrija en consecuencia.
El equivalente en el orden administrativo suele denominarse recurso de alzada, que es la
forma en que se solicita al funcionario superior que revise la decisión de un subordinado y que
se contrapone al recurso de reposición o reconsideración, que se dirige al mismo funcionario
que dictó la resolución.
Cuando una sentencia jurisdiccional no admite ningún recurso, o ha terminado el plazo para
presentarlos, se denomina sentencia firme.
Índice
1Características
2Importancia de la apelación
3Procedimiento del recurso de apelación en el derecho español
4Véase también
5Referencias
Características[editar]
La apelación es un recurso ordinario, es decir, la ley lo admite por regla general contra
toda clase de resoluciones.
Además, es un recurso constitutivo de instancia, lo que significa que el tribunal superior
puede pronunciarse sobre todas las cuestiones de hecho y derecho que han sido
discutidas en el proceso. En otras palabras, no está limitado sólo a revisar la aplicación
correcta de la ley, como sucede en los recursos de casación.
Aunque normalmente varía en función de la legislación y de la materia, lo normal es que el
ámbito del tribunal en la apelación se limite a lo solicitado por las partes (el petitum). Es
posible que una sentencia no sea completamente favorable a ninguna de las partes, y si
sólo una de las partes apela una decisión, el tribunal que revisa el caso no puede
perjudicar la situación del apelante y dictar una nueva sentencia que le sea más perjudicial
(reformatio in peius). En este caso, lo normal es que ambas partes presenten apelaciones,
de forma que el órgano judicial tenga un ámbito de actuación mayor.
Se trata de un recurso de enmienda, pues se interpone ante el mismo tribunal que dictó la
resolución que se ataca, para que conozca y resuelva el tribunal superior jerárquico.1
Importancia de la apelación[editar]
El recurso de apelación se considera una expresión del derecho a la tutela judicial efectiva.
Hasta tal punto es así que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha reconocido que se
vulnera este derecho si, en un juicio penal, un acusado no tiene derecho a apelar su sentencia
condenatoria.
Se distingue el recurso de apelación de los siguientes: