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“Elaboración de representaciones” en 'La Representación de la realidad' de Jonathan Potter.

Elaboración de representaciones a través de la descripción.

Potter busca dejar en claro que el sentido epistemológico de las descripciones no es una
característica abstracta, puesto que tiene una naturaleza práctica en tanto retórica. Es decir,
constituye un marco de actividades en sí misma. Para desglosar dicho sentido revisa algunas
de las características generales de la orientación de las descripciones hacia la acción. Son
tres las vertientes sobre las que gira el análisis.

1) La categorización y la manipulación ontológica. Consistente en las prácticas de


categorización y formulación que se emplean en la constitución de una acción, un objeto, un
suceso, una persona o un grupo como poseedor de un carácter distintivo y específico
adecuado para alguna acción. El interés desde esta vertiente va de la selección de palabras
individuales hasta el empleo de repertorios interpretativos o discursivos alternativos. De tal
suerte, formular algo como algo en particular, hace que ese algo sea real únicamente en la
medida en que se entienda o se trate como tal en una interacción concreta, los significados
abstractos se convierten en concretos, particulares y en contextos especificos. Durante el
proceso de categorización suele ser frecuente recurrir a metáforas, por lo cual vale la pena
distinguir a éstas de las descripciones. La diferencia es pragmática, las descripciones
pretenden contar las cosas simplemente como son, mientra la metáfora hace otro tanto, pero
de manera solapada. La diferencia, más bien, parece de grado. Potter propone alejarse de
clarificaciones y concentrarse en el estudio del dicurso (independientemente metafórico o
literal) por su funcionamiento retórico y constructivo. Sin embargo, el proceso de
categorización influye sobre la agencia, básicamente de dos maneras: por medio del empleo
de la “nominalización” (técnica para categorizar acciones y procesos que permiten al
hablante o escribiente evitar pronunciarse sobre la responsabilidad de una historia concreta)
y de “verbos promotores de intenciones” (algunos verbos ofrecen un grado diferente de
'opacidad' en cuanto a la manera de explicitar la intensión y la agencia).

Mientras tanto, mediante la manipulación ontológica, el proposito consiste en ofrecer una


explicación sobre algún tópico. Implica establecer una frontera entre las presuposiciones que
se deben considerar problemáticas y las que no. El éxito de la explicación de un problema
depende de poner en duda el estatus de verdad de los estados de cosas elegidos para
analizar y explicar, y de socavar o minimizar la posibilidad de que estos mismos problemas
también se apliquen a las presuposiciones en las que se basa el análisis.

2) El extremismo y la minimización. Las actividades llevadas a cabo por las descripciones se


orientan a indicar evaluativamente lo que algo es, el trabajo de las descripciones es elaborar
dicha evaluación. Cuando alguien intenta justificar, desacreditar o contradecir alguna
conclusión, suele recurrir a la formulación de casos extremos, es decir, se utilizan los
extremos de las dimensiones descriptivas pertinentes.

3) La normalización y la anormalización. Los relatos hechos por individuos o grupos procuran


presentar sus propias acciones como normales y naturales y, las de otros, como
injustificadas, sospechosas o problemáticas en algún sentido. Lo que se considera normal
tiene valores indicativos. No basta con describir una acción que por consenso se considere
anormal o extraña, esa anormalidad se debe construir durante el discurso. Algunos de los
mecanismos susceptibles de ser empleados para ello son, por ejemplo, las 'estructuras de
contraste' (organización discursiva que describe una actividad y que, simultáneamente,
proporcioina elementos para verla como anormal o extraña). Otro de esos mecanismos es el
de presentar los hechos como 'regularidades', o sea, más que subrayar a las acciones
pretendidamente anormales como aisladas o malentendidos, se ofrecen como casos
genéricos y representativos. También parece ser de utilidad la formulación de 'guíones' para
determinar, en una descripción, si la conducta de alguien es/parece metódica o no.

En términos generales lo que se intenta por medio de esta vertiente es señalar que la
descripción puede ser empleada para presentar una actividad como rutinaria o como
excepcional, y para vincular esa actividad con las predisposiciones permanentes de un
individuo o, al contrario, para vincularla ocn una situación o unas circunstancias
excepcionales. Concretamente, para establecer los parámetros de lo que podríamos
identificar como un “problema” o como una “virtud”, o bien, como una “crisis” o una
“oportunidad”.

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