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RESUMEN
La obra de Carl Schmitt ha sido polémica desde sus orígenes no solo en términos políticos,
por su crítica al liberalismo, sino por el rechazo, por parte de algunos teólogos de
renombre, de la fundamentación teológica de sus posiciones jurídico-políticas. Por esta
razón, no solo sus detractores, sino sus seguidores, han creado la imagen de un Carl
Schmitt “nazi”, “reaccionario” o “autoritario”. Si bien es cierto que su obra se nutre de
pensadores católicos considerados contrarrevolucionarios -como De Maistre, De Bonald
y Donoso Cortés-, también es cierto que el pensamiento de Schmitt posee otros
fundamentos teológicos, de manera que apelar a un ethos católico general para identificar
el núcleo de su pensamiento no solo es tendencioso, sino, por decir lo menos, confuso.
Lamentablemente, la mayoría de juristas, politólogos y filósofos, de cualquier orientación,
ha olvidado esta dimensión fundamental. Frente a esta interpretación, nuestro propósito
es esclarecer el verdadero fundamento teológico del decisionismo schmittiano, cuyo
origen, como veremos en el trabajo, se encuentra en el fideísmo de la filosofía de Søren
Kierkegaard.
ABSTRACT
The work of Carl Schmitt has been controversial from its origins not only in political
terms, for his criticism of liberalism, but for the rejection, on the part of some renowned
theologians, of the theological foundation of his legal-political positions. For this reason,
not only its detractors, but also its followers, have created the image of a "Nazi",
"reactionary" or "authoritarian" Carl Schmitt. While it is true that his work is nourished
by Catholic thinkers considered counterrevolutionary - such as De Maistre, De Bonald
and Donoso Cortés - it is also true that Schmitt's thinking has other theological
foundations, so to appeal to a general Catholic spirit to identify the core of his thinking is
not only partial, but, to say the least, confusing. Unfortunately, most jurists, political
scientists and philosophers, of any orientation, have forgotten this fundamental dimension.
Faced with this interpretation, our purpose is to clarify the true theological foundation of
Schmittian decisionism, whose origin, as we will see in the document, is in the fideism of
the philosophy of Søren Kierkegaard.
1. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene como objetivo aplicar el método de la teología política a
la obra de su propio creador, el jurista alemán Carl Schmitt. Como se sabe, en el capítulo
III de su libro Teología política (1922), Schmitt planteó un método que le permitió
establecer la analogía entre los conceptos jurídico-políticos y los conceptos teológico-
metafísicos de una misma época. Para esclarecer esta relación, Schmitt tomó como hilo
conductor el concepto de soberanía e hizo un recorrido por las diferentes nociones de
soberanía que la modernidad política había desarrollado. Así, pudo distinguir cuatro
doctrinas políticas correspondientes a cuatro momentos históricos en la vida de la
civilización europea: el absolutismo, la monarquía constitucional, la democracia y
finalmente la negación de la soberanía introducida por las doctrinas anarquistas. A cada
una de estas doctrinas políticas, le correspondía una doctrina filosófica acerca de la
naturaleza de Dios: al absolutismo, el teísmo; a la monarquía constitucional, el deísmo; a
la democracia, el panteísmo; y al anarquismo, el ateísmo.
El propio Schmitt planteó su concepto de soberanía en el Cap. I de su Teología
política en los siguientes términos: “soberano es quien decide sobre el estado de
excepción”.1 A esta doctrina, Schmitt la denominó decisionismo y la encontró reflejada
en la obra de dos autores de la modernidad política temprana: Juan Bodino y Thomas
Hobbes. Según Schmitt, el absolutismo creó esta doctrina al resaltar, como elemento
fundamental dentro del concepto de la soberanía, el elemento personal por el que su titular
la ponía en ejercicio. Tal ejercicio solo podría actualizarse frente a la situación de
necesidad tipificada por él bajo la famosa categoría jurídica de “estado de excepción”. Al
mismo tiempo, Schmitt creyó ver en la obra del político español Juan Donoso Cortés la
misma doctrina. Sin embargo, a diferencia de Bodino y de Hobbes, pensadores de la
modernidad temprana, Donoso era un típico representante del pensamiento del siglo XIX.
Por tal razón, su decisionismo tenía características crepusculares y nihilistas muy alejadas
del originario pensamiento político moderno. En su obra, se puede constatar el uso
descarnado de la decisión, de manera que toda referencia a la legitimidad del titular de la
soberanía quedaba supeditada a su capacidad para decidir sobre el estado de necesidad.
1
„Souverän ist, wer über den Ausnahmezustand entscheidet“ (Schmitt 1923: 5)
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Como ya había anotado Hugo Ball, fundador del dadaísmo tardíamente convertido
en historiador de la Iglesia, mediante la analogía teológico-política, Schmitt se propuso
“aprehender lo absoluto a partir de la eficacia histórica concreta, y no de lo abstracto”.
Así, se desentrañaba, en las formas históricas de los conceptos jurídicos, el núcleo
teológico implícito en ellas (Ball 2013: 229).
La descripción que hace Schmitt de la totalidad del proceso político moderno no
es más que la descripción del proceso de secularización del ejercicio de la soberanía. De
este modo, la soberanía personal encarnada por los reyes absolutistas y expresada
teológicamente en el teísmo derivó, por un proceso de despersonalización, en la
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monarquía constitucional deísta; luego, esta misma dio paso a la democracia panteísta
que, a su vez, preparó el terreno del anarquismo ateo
2
„Souverän ist, wer über den Ausnahmezustand entscheidet“ (Schmitt 1923: 5).
8
El legislador está fuera del Estado, pero dentro del Derecho; el dictador
está fuera del Derecho, pero dentro del Estado. El legislador no es nada
más que derecho aún no constituido. El dictador no es más que poder
constituido. Tan pronto como se establece una combinación que
posibilita dar al legislador el poder del legislador, construir un
legislador dictatorial y un dictador que da constituciones, la dictadura
comisarial se ha convertido en dictadura soberana. Esta combinación se
efectúa mediante una noción que, desde el punto de vista de su
contenido, es consecuencia del contrat social, pero a la que todavía no
se ha dado el nombre de un m poder especial: la noción del pouvoir
constituant (Schmitt 1985: 172).
Ahora bien, si, en efecto, Schmitt ha tomado como punto de partida la praxis
judicial para su investigación acerca de la decisión, es porque la función del juez se ha
trasladado al interior de la totalidad del aparato estatal. En efecto, no es casual que el
núcleo de la dictadura soberana recaiga en la capacidad para decidir que posee el
soberano en la situación excepcional. En este sentido, debemos resaltar que el
decisionismo schmittiano no es otra cosa que la función del juez, elevada a su máxima
potencia, en la figura del soberano. El soberano schmittiano es, en realidad, un juez
todopoderoso secularizado. En efecto, si atendemos a la figura del monarca medieval,
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comprobaremos que su función principal era, a imagen del Dios bíblico, la de impartir
justicia:
2.2. FIDEÍSMO
En el último párrafo del primer capítulo de su Teología política (1922), Schmitt
contrapone la necesidad de lo general a la pasión de la excepción. Para fundamentar su
posición, cita el texto de un “gran teólogo protestante del siglo XIX” al cual él mismo no
identifica. Como se sabe, este teólogo protestante no es otro que el pensador danés Søren
Kierkegaard:
La excepción es más interesante que el caso normal. Lo normal nada
prueba; la excepción, todo; no sólo confirma la regla, sino que ésta vive
de aquélla. En la excepción, la fuerza de la vida efectiva hace saltar la
costra de una mecánica anquilosada en repetición. Un teólogo
protestante, que ha demostrado la intensidad vital que puede alcanzar la
reflexión teológica aun en el siglo xix, ha dicho: “La excepción explica
lo general y se explica a sí misma. Y si se quiere estudiar correctamente
lo general, no hay sino mirar la excepción real. Más nos muestra en el
fondo la excepción que lo general. Llega un momento en que la
perpetua habladuría de lo general nos cansa; hay excepciones. Si no se
acierta a explicarlas, tampoco se explica lo general. No se para mientes,
de ordinario, en esta dificultad, porque ni siquiera sobre lo general se
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Critarquía significa “gobierno de los jueces”. Recordemos que los judíos, según el Antiguo Testamento,
fueron gobernados, antes de la constitución de la monarquía, por los jueces.
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Si resumimos nuestra lectura de estos tres libros, podemos hacer la analogía con
la definición dada por Schmitt. Así, la dialéctica de la excepción y lo general muestra el
primer elemento de la definición schmittiana de la soberanía. La suspensión teleológica
de la ética de la que habla Kierkegaard por medio de la decisión constituye el segundo
elemento. Finalmente, la soberanía interior que el individuo ético alcanza constituye el
tercer elemento de la definición.
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Sin embargo, por si fuera poco, la relación entre el decisionismo de Donoso Cortés
y el fideísmo de Kierkegaard queda demostrada en un famoso texto del propio Schmitt
Interpretación europea de Donoso Cortés. En efecto, en este texto, el jurista de
Plettemberg nos muestra el vínculo estrecho entre ambos pensadores. En efecto, según
Schmitt, “el contemporáneo histórico de Donoso en el Norte fue Kierkegaard”, no solo
desde un punto de vista estrictamente temporal, sino desde una visión existencial de los
acontecimientos. Por ello, fue uno de los que, como Donoso, avizoró la gran debacle de
la civilización cristiana europea. Sin embargo, lo hizo desde la interioridad del hombre
religioso, no desde el punto de vista público del político (Schmitt 1963: 62-63).
La critica del tempo di Schmitt non può non ricordare, fra le altre, quella
di Kierkegaard nei confronti della nascente società di massa dominata
dal "pubblico" e dalla "folla" che ingoia il singolo e lo spirito dentro le
spire dell' organizzazione, della quantità, del numero, ma, mentre la
critica kierkegaardiana è rivolta contro la mancanza di "personalità", di
"soggettività", di "responsabilità" dei singoli, quella di Schmitt ha come
riferimento il soggetto stato (Nicoletti 1990: 41).
racional acerca de Dios, de manera que su lugar solo tendrá espacio para la fe, pero, en
cuanto esta debe ser análoga al decisionismo, será una fe basada también en la decisión:
el fideísmo de Kierkegaard.
Así, al igual que Kierkegaard, que apeló a la decisión, en el plano teológico, para
restaurar la integridad espiritual del individuo, respondiendo al llamado de la fe en Dios;
Schmitt apeló al ejercicio de la decisión, en el plano jurídico-político, para restaurar la
soberanía del cuerpo social, respondiendo al llamado de la fe en la excepción. De esta
manera, mediante el decisionismo en el plano jurídico-político y el fideísmo en el plano
teológico-metafísico, se cumple la analogía teológico-política que el método de Carl
Schmitt descubre en el concepto de soberanía del mismo Carl Schmitt.
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4. BIBLIOGRAFÍA BÁSICA:
1. BALL, H. (2013). La teología política de Carl Schmitt. En Dios tras Dadá. Madrid:
Berenice.
8. GRAF VON KROCKOW, Ch. (2017). La decisión. Un estudio sobre Ernst Jünger,
Carl Schmitt y Martin Heidegger. Madrid: Editorial Tecnos.
10. KERVÉGAN, J-F. (1993). L’enjeu d’une “theologie politique”: Carl Schmitt.
Revue de Metaphysique et Morale, 100 Anné, 2, 201-220.
14. MEIER, H. (2011). The Lesson of Carl Schmitt. Four Chapter on the Distinction
between Political Theology and Political Philosophy. Chicago and London: The
University Chicago Press.
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17. _______. (1934). Politische Theologie. Vier Kapitel zur Lehre von der
Souveränität. München und Leipzig: Verlag von Duncker & Humblot.
19. _______. (1985). La Dictadura. Desde los comienzos del pensamiento moderno de
la soberanía hasta la lucha de clases proletaria. Madrid: Alianza Editorial.
23. _______. (2012). Ley y juicio. En Posiciones ante el Derecho. Madrid: Editorial
Tecnos.