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1) La descripción.
2) Aspectos pragmáticos. Funciones del lenguaje.
3) Procedimientos de creación del discurso descriptivo. Nombrar,
localizar, calificar.
4) Aspectos estructurales. Organización del contenido y técnicas
descriptivas.Observación, selección, ordenación y disposición de los
elementos, ex.
5) Aspectos lingüísticos. La expresión en los textos descriptivos.
i. Nombrar (denominación, sustantivos); situar (deícticos);
calificar (adj)
6) Tipos de descripciones. La descripción literaria.
i. Descripción de realidades concretas: prosopografía,
etopeya, retrato;
ii. Caricatura; esperpento; autorretrato.
iii. Descrip. de paisajes: topografía.
Definida habitualmente como “pintura con palabras”, la descripción es una variedad de discurso
(una forma de elocución) mediante la cual se atribuye a los objetos determinadas cualidades o
propiedades, creando así una representación verbal de sus rasgos característicos. Como la
narración, es también una forma de “recrear” la realidad: el emisor pretende formar una imagen de
los objetos que sea semejante a la que se puede percibir mediante los sentidos, para que el
receptor la perciba ya no sensitiva, sino intelectualmente.
Sin embargo, narrar es enunciar el desarrollo de acciones en el tiempo y describir es nombrar
seres, localizándolos y atribuyéndoles cualidades.
En la retórica antigua la descriptio o ékfrasis es, como señala Barthes, “una serie fluctuante de
estasis” (de “estático”), inserta en un momento en que la narratio se suspende y el autor describe un
lugar o un personaje.
Para Tomachevsky la trama de un relato está formada por motivos ligados (necesarios) y libres
(eliminables sin perjuicio para la fábula): entre estos estarían las digresiones y también las
descripciones. El mismo crítico considera las descripciones naturales, ambientales o paisajísticas,
como motivos estáticos, que no comportan cambio de situación.
No obstante, la descripción, caracterizada por la ausencia de temporalidad y de trabazón lógica
entre sus componentes, sirve para completar la narración y, en muchas ocasiones, para dar sentido
a la misma. En numerosas historias los hechos suceden así porque la realidad en la que se
enmarcan tiene unas determinadas características: en La familia de Pascual Duarte la violencia está
provocada por un determinado ambiente, por una situación, sin cuya descripción el argumento no
tendría sentido.
En principio, es posible concebir textos puramente descriptivos que tiendan a representar
objetos sólo en su existencia espacial, fuera de todo acontecimiento (como en las descripciones
técnicas). Es más fácil concebir una descripción pura de todo elemento narrativo, que la inversa,
porque resulta más fácil describir sin contar que contar sin describir. La descripción podría
conseguirse independientemente de la narración, pero de hecho no se la encuentra nunca en
estado puro. Existen géneros narrativos, como la epopeya, el cuento, la novela, donde la
descripción puede ocupar un lugar amplio sin dejar de ser un simple auxiliar del relato. En cambio,
no existen géneros descriptivos.
El estudio de las relaciones entre lo narrativo y lo descriptivo se reduce a considerar el papel jugado
por los pasajes descriptivos en el relato. Se destacan dos funciones distintas:
o La primera es de naturaleza decorativa; la retórica tradicional coloca a la descripción
entre los ornamentos del discurso; la descripción extensa y detallada aparece aquí como
una pausa y una recreación en el relato, con una función puramente estética.
o La segunda función, que se impuso con Balzac en la novela, es de naturaleza a la vez
explicativa y simbólica: los retratos físicos, las descripciones de vestimentas y de
moblajes tienden, en los escritores realistas, a justificar la psicología de los personajes de
los cuales son a la vez, signo, causa y efecto.
La intención comunicativa, el punto de vista y la actitud del emisor definen los dos grandes tipos
de descripción que suelen distinguirse: la descripción técnica y la descripción literaria.
La descripción TÉCNICA (u objetiva) tiene una finalidad práctica y, por tanto, lo que se
busca con este tipo de textos es informar de las características de lo descrito de una
forma objetiva, ordenada y precisa.
Está muy próxima a la exposición, de la que se distingue por ser, no tanto una explicación
de ideas como una presentación de rasgos característicos de la realidad. Con todo,
ambas variedades de discurso comparten muchas peculiaridades, como la tendencia a la
objetividad (léxico denotativo, con abundantes tecnicismos, sustantivos concretos y
adjetivos especificativos), la precisión en la información y la claridad (estructura lógica de
las observaciones). A menudo se acompañan de imágenes que complementan la
información incluida en la descripción verbal.
Son de carácter técnico las descripciones de los textos científicos (descripción de una
investigación, de un experimento…), técnicos (componentes y funcionamiento de objetos,
o textos instruccionales) o conativos (textos publicitarios o anuncios).
La descripción LITERARIA, en cambio, se caracteriza por la subjetividad y la
expresividad. Predomina la función poética, y su finalidad es más estética que práctica: lo
más importante no es la información que se transmite, sino la expresión de su visión
subjetiva de lo descrito. El léxico es connotativo, emplea a menudo recursos literarios y
adjetivos explicativos, y el orden depende de los criterios estéticos y de perspectiva que
el emisor considere oportunos.
Finalmente, hemos de tener en cuenta, entre los aspectos pragmáticos, los elementos del
proceso comunicativo. El referente de un texto descriptivo –el objeto descrito- puede ser
cualquier elemento de la realidad: es posible describir realidades físicas (seres inanimados,
animales, lugares, personas…), realidades abstractas (sentimientos, creencias,…) o incluso
procesos (una receta de cocina es una descripción de un proceso).
Hemos visto que la descripción es una variedad de discurso mediante la cual se atribuye a los
objetos determinadas cualidades, creando así una representación verbal de sus rasgos
característicos; además, organiza el contenido de un texto que está constituido por tres actividades
en relación con la realidad: nombrar la realidad, localizarla (situarla en el espacio y en el tiempo) y
calificarla.
Nombrar es definir los elementos de la realidad mediante un proceso consistente en percibir sus
rasgos diferenciales y, a la vez, sus rasgos de semejanza con otros; permite clasificar los
componentes de la realidad: “es árbol es un haya”.
Localizar es precisar el lugar que ocupa un objeto en el espacio y en el tiempo; significa también
aportar características:”el río de aquella localidad discurría mansamente durante todo el año”.
Calificar es atribuir a un ser cualidades que lo caracterizan. Toda calificación implica subjetividad,
por eso suele decirse que “calificar es tomar partido”: “Hoy hace un día espléndido”.
Estas actividades de nombrar, situar y calificar se ponen en práctica mediante ciertos
procedimientos de creación textual: la identificación, el análisis objetivo de la realidad y la
interpretación subjetiva de la realidad:
A) La identificación consiste en asignar un nombre a los seres, tanto materiales (libro)
como abstractos (paz). Ese nombre puede ser común si pretendemos hacer una
identificación genérica, o propio si se trata de una identificación específica.
El procedimiento de la identificación puede aparecer en textos que tienen objetivos
como hacer un inventario de seres (índices, catálogos, listas electorales, menús de
restaurantes, etc.) o informar sobre la identidad de los mismos; por ejemplo, en los
medios de comunicación: “Muere Antonio de Spinola, presidente del Portugal
revolucionario”.
B) El análisis objetivo de la realidad consiste en construir una determinada visión del
mundo, calificando a los elementos que integran la realidad con rasgos comprobables
por cualquier individuo.
A veces, el análisis objetivo de la realidad sirve para “explicar”, como en los textos
científicos que apoyan sus demostraciones con hechos concretos, en manuales de
instrucción donde se enumera una serie de actos que hay que reproducir, etc. En
otras ocasiones, se pretende incitar, como los anuncios de ventas de pisos o las del
tipo de las ofertas de empleo (con descripción objetiva).
C) La interpretación subjetiva de la realidad se basa en poner en marcha una serie de
procedimientos que llevan al hablante a describir el mundo desde su propia visión.
Dicha visión está condicionada por la imaginación del descriptor, que deja ver
claramente sus sentimientos y opiniones; tal es el caso de las descripciones en la
poesía lírica (pues hay también poesía narrativa).
En cuanto a los aspectos estructurales, el contenido de un texto descriptivo está constituido por
los diferentes rasgos, propiedades, cualidades, etc., que se atribuyen a la realidad. Este contenido
presenta las siguientes fases (fases del proceso descriptivo): observación, selección, ordenación y
expresión.
1. Observación. Hay que captar o imaginar todos los rasgos del objeto que se pretende
describir, incluso los aparentemente menos caracterizadores; para ello no se puede
prescindir de ningún ángulo de observación. La imagen que se da del objeto está
condicionada tanto por el objeto mismo como por el punto de vista y la actitud del
observador.
2. Selección. No se deben acumular todos los rasgos observados; se trata de escoger los más
sugeridores, los que despierten más fácilmente la imaginación del receptor.
Se seleccionan también los rasgos que están en relación con la intención comunicativa del
narrador: lúdica, humorística, incluso paródica (“Los más apremiados refuerzan el braceo por
mediación de carteras de piel o plástico o de unos maletines denominados Samsonite”, Sin
noticias de Gurb.
Según sea la selección realizada por el autor, podemos encontrar tipos diferentes de
descripciones:
Cuando el autor acumula una gran cantidad de elementos con el fin de crear una imagen
completa y minuciosa de lo descrito, nos encontramos ante una descripción exhaustiva,
que es típica de los textos técnicos; las literarias, en cambio, son con frecuencia
descripciones selectivas porque la selección implica ocultación de información y el autor se
centra sólo en unos pocos rasgos a los que carga de expresividad:
“El Barón de Benicarlés, perfumado, maquillado, decorado, vestido con afeminada
elegancia…”, Tirano Banderas
En la descripción estática, la realidad se describe inmovilizada, como si permaneciera
fuera del discurrir del tiempo. La imagen se mantiene fija, de forma que los rasgos que el
autor ha seleccionado no cambian a lo largo del texto. Como ejemplo, sirven las
descripciones de la naturaleza en Azorín. En la descripción dinámica (también llamada
cinematográfica) se describe una realidad en movimiento y, por tanto, sujeta al transcurso
temporal: los rasgos descritos son cambiantes, se mueven y se transforman ( en el caso de
tantos personajes literarios).
- La descripción realista selecciona y presenta las características del tema descrito de
forma pretendidamente objetiva y fiel a la realidad, sin deformarlas mediante la imaginación.
Otras clases de descripciones se basan en algún tipo de deformación que el autor lleva a
cabo: por ejemplo, la descripción idealizada selecciona sólo los rasgos positivos para crear
una imagen embellecida del objeto; la descripción caricaturesca, en cambio, utiliza la
exageración de los rasgos para crear una imagen ridícula o grotesca (así, la descripción del
dómine Cabra en El buscón, de Quevedo).
3 Después de la selección de elementos, la siguiente fase el la ordenación y disposición de
los elementos. Se trata de decidir en qué orden aparecerán los rasgos seleccionados.
Depende de la intención del emisor, pero también a veces de ciertas convenciones
establecidas; así, es habitual en muchas descripciones técnicas seguir un orden prefijado que
pretende dar cuenta de todas las características del objeto (composición, uso y propiedades o
utilidad, en los prospectos de los medicamentos; componentes e instrucciones de
funcionamiento en los manuales de instrucción de ciertos aparatos, etc.)
C) En cuanto a calificar, gracias a este componente descriptivo se puede construir una visión
objetiva o subjetiva del mundo. En esta actividad es donde el adjetivo, elemento descriptor por
naturaleza, adquiere mayor relieve: los adjetivos expresan las cualidades y rasgos del objeto
descrito y proporcionan la visión denotativa o connotativa que el autor quiere transmitir; además,
ponen de relieve los componentes sensoriales de la descripción.
En los textos descriptivos suelen predominar los nombres, sustantivos y adjetivos, puesto que la
referencia a objetos es superior al de las acciones. Los sustantivos abundan en las
descripciones, pero más importante que el sustantivo es el adjetivo que puede completar la
información que el sustantivo nos ofrece, puede matizar el sentido…Aquí se tienen en cuenta
tanto los adjetivos necesarios para la comprensión del sustantivo como los denominados
epítetos, esto es, adjetivos con fines estéticos.
En cuanto a formas verbales, las más utilizadas en los textos descriptivos suelen ser el presente
y el pretérito imperfecto. Mediante el presente, se comunica el carácter intemporal de la materia
descrita; el pasado, sin embargo, la circunscribe a un determinado período temporal, pero en
ambos casos se destaca la intención de no mencionar el final de la acción.
Por lo que respecta a las estructuras sintácticas, predominan la yuxtaposición y la coordinación:
es común la presencia de oraciones yuxtapuestas y coordinadas que van sumándose y
conformando la visión global del objeto descrito.
El “locus oremus” constituye el paraje opuesto al “lugar ameno”; las flores y el prado se
convierten en arena y peñascos, y los ruiseñores en fieras. África y, en concreto, Libia son
lugares con los que a menudo se ha identificado este paisaje; también la nieve, el frío y los
hielos pueden aparecer en su descripción.
Como vemos, la descripción es un recurso muy utilizado por la narrativa, ya que gracias a
ella el novelista puede delimitar el escenario, personajes, situaciones, etc. Toda descripción supone
un corte en el desarrollo de los acontecimientos, una pausa temporal y provoca un remansamiento
después de un pasaje de acción, o bien una impaciente espera cuando interrumpe la narración en
un momento crítico; pero, sin embargo, es un espacio privilegiado para percibir la subjetividad de
los personajes o para observar los objetos, ambientes y paisajes. Algunos críticos la identifican con
la catálisis en cuanto que ésta es una pausa más o menos larga en la que se contemplan una serie
de acontecimientos que, aun no siendo principales, facilitan el desarrollo de la acción.
7.- BIBLIOGRAFIA.-