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INTRODUCCIÓN A LAS

CIENCIAS POLÍTICAS
Primer año: Licenciatura en Relaciones Internacionales

1 DE ENERO DE 2018
UCASAL
Salta Capital
María del Milagro Nieva
D.N.I: 42079116
Introducción: Terminología: Ciencia Política
Aristóteles afirmó que el hombre es un “animal político”, un –zoon politikon-. Se refería al hombre
griego de la época clásica, para quien no existía vida civilizada fuera de los muros de la ciudad, donde
tenía la posibilidad de realizar su plenitud personal.

La polis, era la ciudad-Estado griega, realidad histórica concreta a la que se referían autores clásicos
como el ya mencionado. Designaba a la organización del grupo humano de mayor radio, y cuya
autoridad era la más alta. Su finalidad era la subsistencia del Estado y su objetivo era el bien común.

La política, en consecuencia, se refería inequívocamente a la formación, organización y subsistencia


del Estado, y a la actividad del hombre en cuanto su relación con la vida pública de la ciudad.

Prélot indica que:

 Para los antiguos: “la política pragmática es el estudio de la vida en común de los hombres, según la
estructura esencial de esta vida, que es la constitución de la ciudad”.
 En el sentido clásico es “la ciencia del gobierno de los Estados” o “el estudio de los principios que
constituyen el gobierno y deben dirigirlo en sus relaciones con los ciudadanos de otros Estados”, o “el
conocimiento de todo lo que se relaciona con el arte de gobernar un Estado”.
 Prélot expresa con respecto al contenido actual de esta ciencia que “en general, la política es
esencialmente la vida política, la lucha por el poder, el fenómeno en sí. En el lenguaje culto, la política
es el conocimiento del fenómeno”.

Por otro lado, con respecto a la ciencia, Platón y Aristóteles, que son los fundadores del pensamiento
reflexivo en el ámbito político, habían diferenciado el saber claro, preciso y cierto (la episteme) del saber
genérico, incierto o difuso que configura la mera opinión (la doxa). La ciencia, hoy en día presenta
características similares a la episteme.

Luego, en el siglo XX se retoma el concepto aristotélico de la ciencia, donde la relación causa-efecto era
primordial. Pero la pérdida de la certidumbre absoluta llevó a que esta relación sea probabilística. En
las ciencias naturales la probabilidad no presenta mayores problemas de exactitud, pero así también
se puso en tela de juicio su carácter absoluto y necesario del principio causa-efecto.

En el campo de las ciencias sociales, especialmente en el de la política (donde la realidad está


conformado por el comportamiento humano) no puede pretenderse la formulación de leyes que
respondan a patrones rígidos o a secuencias causales estrictas.

En este ámbito, el hombre con su libertad, con sus valores, su carga de irracionalidad y de lucidez,
con su personalidad irrepetible, es el protagonista que va tejiendo la urdimbre de la sociedad, y
participa en todas sus instancias: toma el poder, y lo administra o lo sufre y acepta o lo rechaza;
motivado por finalidades, valores y por sus características espirituales y morales.

Por ello, una Ciencia Política que descarta valores y análisis culturales y que pretende una objetividad
matemática es un absurdo. Es así que consideramos el objetivo de la disciplina es:

La búsqueda de aquellas regularidades sociales que se generan en la propia naturaleza del hombre y
cuyo análisis racional permitirá la formulación de un orden social y político justo, basado en el
derecho natural. Es decir, la ciencia de la política debe procurar como finalidad establecer los principios
y valores que permitan configurar un sistema político tendiente al bien común, para un desarrollo
pleno de todos los hombres y de todo el hombre.

Origen y desarrollo de la Ciencia Política: breve recorrido histórico


En la Grecia clásica, el pensamiento político llega por primera vez a constituir un sistema. Las antiguas
culturas orientales habían producido regímenes sociales altamente desarrollados pero no lograron
formular una teoría política, se creía que el gobierno era de origen divino, y quienes lo ejercían,
representantes; implicando despotismo, desprecio y desvalorización de la persona humana. En cambio,
la libertad del ciudadano griego derivaba del hecho de tener capacidad racional para convencer y ser
convencido mediante un trato libre y sin trabas con sus semejantes. Esto se refleja en la originalidad
de sus creaciones políticas (como la forma democrática) que fue precedida por una revolución en el
ámbito de la cultura y del pensamiento reflexivo.

Así, en la Edad Antigua encontramos los siguientes pensadores:

 Platón: fundador de la Ciencia Política en el siglo IV a.C. Formuló una propuesta de Estado perfecto,
sin corrupción, hecho que reinaba en la sociedad helénica tras el esplendor del siglo de Pericles. Sus
obras principales son: la República y Las Leyes, en donde desarrolla su teoría del Estado ideal, cuyo
arquetipo se encuentra en la mente de un Ser Divino, y que debería verse reflejado en la realización de
a polis humana. La justicia era primordial en conjunto de las otras virtudes del hombre y del Estado:
templanza, valor y sabiduría. En el Estado os filósofos deben mandar, pues encarnan la sabiduría, el
valor corresponde a los guerreros y la templanza a los artesanos. Si hombre y Estado son temperantes,
valerosos y sabios, serán justos hombres y Estado. En hombre y Estado, la parte mejor y más pequeña
debe mandar a la peor y más numerosa. Y la justicia consiste entonces en que todas las partes cumplan
su función correctamente.
 Aristóteles: se preocupó por estudiar la realidad social y política de las diversas ciudades cuyas
constituciones comparó y analizó. Ubicó a la Ciencia Política entre las que corresponden al hombre, y
le atribuyó un carácter empírico. Es fundador del realismo político que excluye planteamientos
utópicos, ideales o abstractos. Así, la corriente aristotélica considera que la política ocupa la cúspide
de la jerarquía de las ciencias, porque su objeto, la ciudad-Estado engloba toda la organización social.
Tiene una posición de preminencia sobre las demás ciencias porque regula las actividades humanas.
La ciudad-Estado, originada en las necesidades de la vida, existe porque las satisface todas, habiendo
el punto de autoabastecerse.
 Cicerón: puede decirse que era un “romano helenizado”. Fue un abogado romano, que puso en primer
plano el aspecto jurídico de la ciudad: el derecho común a todos, aceptado por todos, efectivamente
obedecido por todos. Se encuentra así, la naturaleza especifica de la sociedad política. Estuvo en contra
de la tiranía, así lo vemos en su defensa a Sexto Roscio Amerino.

Por otro lado, en la Edad Media, que abarca desde la fecha de la caída de Roma (año 476 de la
era cristiana hasta el año 1453, con la toma de los turcos a Constantinopla) podemos destacar
pensadores como:
 San Agustín: autor de la Ciudad de Dios. Tiene una concepción dual del mundo: la ciudad terrenal y
la ciudad celeste. Asume del maniqueísmo la concepción de la Ley Divina, siendo su autor dios. La
sociedad política, es el resultado de una inclinación natural del hombre, cuya función primordial es
asegurar la realización de la paz y la justicia dentro de los límites del orden natural. Esta última se
encuentra insertada irremediablemente entre la lucha entre las civitas. Con respecto a la justicia,
parte de la concepción Platónica que concibe la justicia como aquella virtud que da a cada cual lo suyo.
La sociedad política pagana no da lo que corresponde al Dios verdadero, por tanto solo hay una
verdadera justicia y esta se da en el cristianismo. Así mismo la existencia de la República cristiana
y en la consecuencia el gobernante perfecto, será el cristiano, y debe prevalecer en el la justica. Por
último, no hace mención de una forma de gobierno en específica de su preferencia, sino que cualquier
forma será buena mientras esté regida por la justicia.
 Santo Tomás de Aquino: recibe ideas de San Agustín, distinguiendo así: la Ley Eterna (rige el universo),
la Ley Natural (ley inserta en el corazón humano por influencia de Dios), y la Ley Humana (ordenada
al bien común y sancionada por el gobierno). Cree que el Estado es una institución de derecho
natural, insertada por la providencia divina para la perfección del hombre, ya que este necesita para
su perfección la ayuda de una comunidad. Y el Estado debe servir al bien común. El origen del poder
está, en Dios, quien no delega a ningún hombre el poder, la designación de un gobernante es un hecho
humano que tiene como fundamento al pueblo. La mejor forma del gobierno es uno mixto que
permita la unidad del mando. Santo Tomás de Aquino da origen a la Escuela Escolástica y rescata el
pensamiento aristotélico; que luego repercutió en el pensamiento político y jurídico posterior. Una de
sus obras destacadas es La Suma Teológica.

La Edad Media se caracterizó por el sistema feudal o feudalismo, que fue el modelo imperante durante
el medioevo, y consistía en la organización político-territorial de Europa en pequeños reinos llamados
feudos (extensiones de tierra concedidos por el rey a los nombres), en los que tenía pleno poder el
terrateniente o señor feudal. Por otro lado, La teocracia o el orden teocrático fue sistema político
gobernado por la Iglesia y el clero, así durante buena parte del medioevo: los nobles eran favorecidos o
desfavorecidos por el Papa y su autoridad era final, porque era la voz de Dios en la Tierra y no había
textos legales o jurisprudencia laica que le contradijera. La Iglesia influía en todos los aspectos públicos
y privados de la vida de las personas, imponiendo el orden divino y el temor a Dios por sobre todas las
cosas. Esto sin duda cercenó toda posibilidad de avance en materia científica y de concepciones sociales.
En el centro de todo estaba Dios y la Biblia. Se crearon contrapesos de poder. Así también, la Iglesia
era depositaria del sistema escolar, de las universidades, de una política social y pretendió regular
también la vida económica. Con respecto a la cultura, esta edad ha sido pobre en manifestaciones
artísticas y literarias, pero hoy en día se sabe que no es tan así. Simplemente estuvieron todas
atravesadas por el fervor religioso propio del primer cristianismo, y luego por la vigilancia celosa de la
Inquisición y sus fanáticos. Sin embargo, sobrevivieron muchos escritos, relatos místicos y obras que
exploraban los motivos judeocristianos y, además, numerosas tradiciones de origen pagano que no
lograron ser erradicadas por la Iglesia y eran practicadas popular e informalmente: culto a la naturaleza,
alquimia, sanación con hierbas, etc.

Unidad VI: Movimiento y desarrollo del Estado Moderno


La quiebra del orden medieval: sus causas y aspectos

El traspaso de la Edad Media a la Moderna (marcado con la caída de Constantinopla) se da tras un


quiebre progresivo. El hombre del siglo XVI descubre la Tierra y el cielo, se producen numerosos
descubrimientos: el hombre ha dado la vuelta alrededor del mundo demostrando la circularidad del
planeta. Copérnico, Kepler y Galileo han destronado a la Tierra del centro del universo, transformando
las relaciones de los astros con el orbe humano. El hombre deja de ser el gran protagonista del teatro
central de la Creación. Asume su posición de pequeño rey de un mundo insignificante. Estos hechos
resquebrajan la ciencia aristotélica, permitiendo el surgimiento de una nueva filosofía racional: la
filosofía cartesiana.

El camino del racionalismo quedó sin obstáculos. El método científico moderno se había separado del
bloque de la filosofía. Las transformaciones reales coinciden con el cambio de concepción del mundo.

La Reforma Protestante destruye la unidad del mundo cristiano. Max Weber ha señalado la
repercusión del protestantismo en la creación del orden capitalista basándose en las siguientes
pautas:

1) Los países protestantes disuelven sus vínculos con la Iglesia Católica y con el orden económico-
social medieval. La nueva cosmovisión aportada por la Reforma era de carácter individualista y anti
tradicional.

Las tesis calvinistas (de la doctrina religiosa protestante) sostienen que:

2) Dios ha creado el mundo, pero luego lo ha dejado a su propia suerte. Su destino es contemplado
desde la inmensurable lejanía del Ser Supremo. El orden de la creación no es ya un todo dado y
respetable por su jerarquía divina, sino un campo de materia sujeto a transformaciones mediante el
trabajo austero del hombre.
Así, este mundo des-divinizado desencadenó instancias del calvinismo, un tipo activista de hombre
para quien la única posibilidad de conocer el orbe era dominarlo, mediante la técnica.
El signo de la salvación era para las élites calvinistas radicalizadas, el éxito. La mentalidad que surge
de esta premisa tiene como eje la demostración de la eficacia del hombre. El progreso se convirtió
en su dogma, influyendo en la canalización de sus creyentes a la ciencia.
Esta mentalidad, contrastante con la católica, permitió que en el área de influencia del calvinismo se
adoptara rápidamente la aplicación de fuerzas inanimadas a la producción y la injerencia humana
en la determinación biológica.
Por ello, en Holanda e Inglaterra se experimenta por primera vez la cría de animales, se desarrolla
científicamente con miras a la fijación de un prototipo.
El conocimiento científico-técnico reemplaza a la tradición y las fórmulas artesanales heredadas,
se da un nuevo sistema productivo. Por ejemplo, el siglo XVI ve nacer la moderna técnica textil y
siderúrgica en las naciones calvinistas.
3) La metodología creada por Descartes, que reducía la realidad a esquemas racional-matemáticos,
encuentra su aplicación más racional en el mundo reformado con vocación a la ciencia (especialmente
en el área calvinista).
Las ciencias se independizan. El caso más patente es la aplicación de un esquema positivo a la
política (Maquiavelo, Hobbes) y también la aplicación del esquema racional-matemático al Derecho
(como Grocio). Esta filosofía política individualista y contractual (con un contrato social como base
del Estado) encontraría su cúspide en el pensador Rousseau.
4) El hecho de que se marginaron a los puritanos o calvinistas de las funciones públicas les obligó a
canalizar sus energías en las empresas comerciales e industriales. Esta élite se alzó contra el Estado
y se asentó sobre una base económica de libertad. Esta actitud unida a la idea de la regularidad interna
de la vida económica, negaba al mundo una relación directa con Dios. Pero esa relación que no afectaba
el orden universal y social, que era una emanación de su origen divino, confluyó en el pensamiento de
Hume, que en el siglo XVII expresaba la posibilidad de una vida económica sin intervención del
Estado.
El ideal científico-natural, la convicción de leyes económicas inmanentes (internas, propias de la
economía) y la visión del mundo que aún abandonado de la mano de Dios y del hombre funciona con
mecanismos automáticos es de factura calvinista.
La disgregación del calvinismo produce la secularización de estas tendencias. En cambio la
desintegración del luteranismo inclina el pensamiento filosófico a las ciencias del espíritu y la poesía.
La mentalidad calvinista fue la que promovió la deshumanización de las relaciones entre los seres
humanos y dio el cariz sombrío y fuera de todo espíritu de alegría al naciente capitalismo, en las zonas
de influencia puritana.
5) Otros factores que inclinaron al advenimiento del nuevo orden mundial fueron:
a) El nacimiento de los Estado-naciones, que al centralizar el poder fiscal destruyeron la clase feudal y
posibilitaron el nacimiento de mercados nacionales.
b) La conversión del Estado es un factor activo de desarrollo y la creación por ese, de empresas
monopolísticas.
c) El flujo de metales preciosos de América y los nuevos horizontes de intercambio gracias a la
navegación atlántica. Europa dejaba de mirar a su lago mediterráneo y se abría al mundo. El Océano
Atlántico iría desplazando al Mar Mediterráneo como el escenario primordial de la historia.

La expansión del mundo conocido:


El hombre medieval al igual que el hombre antiguo, no se proyecta más allá de su mundo conocido,
que se desarrolla en torno al Mar Mediterráneo.

Dante Alighieri, en la Divina Comedia explicita esta visión al señalar que Ulises debió pagar con penas
infernales por haber navegado más allá de las columnas de Hércules (el Estrecho de Gibraltar).

Esto quiere decir, que se desarrolla en un escenario geográfico preciso, contrastando con la
amplísima visión del hombre renacentista, con una gran atracción por lo desconocido.

La conmoción por el Descubrimiento de América y el ensanchamiento del cosmos, hechos que


aportan los nuevos datos científicos sobre la infinitud del universo, animan al hombre moderno a
explorar tierras desconocidas y lanzarse sobre el mundo para convertirse en su amo.

El Mediterráneo había sido el mar en torno al cual se desarrollaron y vincularon las civilizaciones
centrales de la historia: minoica, micénica, egipcia, persa, fenicia, romana, griega y cristiana. La Edad
Media continuó visualizando al Mediterráneo como el gran espacio de vinculación comercial y
cultural de Europa con África y Oriente. Las cruzadas atestiguan esto.

Desde 1492 se da un proceso de corrimiento del meridiano de la historia hacia el Norte y el Oeste.

España se consolida como un Estado nacional emergente y Portugal se afianza como potencia
marítima. Las naciones de la Península Ibérica aparecen con su atención en el Mediterráneo y a la vez
en el Atlántico, sobre el cual caerá su mayor esfuerzo.

Se colonizan diversos territorios a lo largo del continente Americano, y el oro encontrado allí
comienza a fluir a Europa generando cambios profundos. Se eleva con rapidez la clase comerciante,
aumenta el prestigio de la fortuna mobiliaria y se redobla el impulso industrial y comercial. Así, el
Estado recibe nuevos medios que lo hacen inmensamente rico, permitiendo acentuar su
centralización al darles a los reyes los medios para vencer los restos del feudalismo. La abundancia
del metal precioso provoca un proceso inflacionario que arruina a las clases que viven de rentas fijas
y de a los terratenientes, mientras que favorece a los comerciantes y productores. El imperioso deseo
de riqueza contradice la regla de moderación medieval y la desaprobación canónica de la ganancia del
lucro infinito que pasaría a ser la divisa de los burgueses. El conquistador, navegante y comerciante,
protagonistas del siglo XVI están movidos por el afán de gloria y riqueza. A esto se le sumó la Reforma
Protestante, que acentuó el fenómeno de la formación del espíritu capitalista europeo.

El Renacimiento. La Academia Platónica de Florencia. El retorno a la antigüedad clásica. El


humanismo.
El Renacimiento:

La palabra renacimiento como término definitorio del movimiento cultural de retorno a la


antigüedad clásica grecorromana fue acuñada con intención negativa contra la Edad Media por
Voltaire, filósofo de la Ilustración. En efecto, este nombre constituye una verdadera posición frente a
los largos “años de oscuridad” que según los autores de la Enciclopedia habían caracterizado al periodo
medieval.

La gestación de este periodo se incuba ya desde la Edad Media, cuando las creencias sociales y la
organización medieval estaban en crisis. La Edad Moderna comienza, pues, en una atmósfera de
soledad e inseguridad del hombre, provocada por la pérdida de Dios. Y correlativamente el hombre
ocuparía el centro de las preocupaciones de la mente y de las especulaciones de la razón. Estamos
frente al humanismo renacentista que abarcaba diferentes expresiones y que, renegando su raíz
cristiana, avanzó poco a poco hacia expresiones secularistas, positivistas y materialistas.

Desde el punto de vista social, el Renacimiento implicó el ascenso de una infinidad de valores propios
de la burguesía, que impondría los rasgos definitorios de la modernidad.

Es el gran momento del individualismo, el naturalismo, y la admiración por arquetipos


grecorromanos, que entra en conflicto con los modelos medievales que tendían a lo sobrenatural y
trascendente. Otro rasgo de esta época fue el racionalismo inmanentista, que resultará el principio
fundamental de la nueva filosofía.

En la vida política se produce un cambio significativo: la sociedad medieval tenía como centro de
poder social a la tierra, en la que el señor feudal basaba su poder económico y político, la ciudad estaba
en un periodo de decadencia, distinto de la Edad Antigua, que había sido el asiento de la civilización
greco-latina. Así, en el Renacimiento se desplaza el centro económico y social a la ciudad, y la
propiedad mobiliaria y el dinero (el capital) pasan a ser los instrumentos de poder de la burguesía en
ascenso.

La influencia de la Iglesia decayó durante este periodo, proceso que se acentuó tras la quiebra de la
unidad espiritual de la cristiandad provocada por la Reforma.

El “santo” y el “héroe”, protagonistas de la Edad Media, ceden el escenario al burgués, que aliado a las
coronas, a la monarquía absoluta, forjará los instrumentos racionales del advenimiento del Estado
moderno.

Se produce una modificación en los objetivos del hombre, cuya meta antes era el “paraíso”, ahora
es un hombre enraizado en lo terrenal y cuya meta exclusiva es hedonista y se encuentra insertado
en un universo racional. También, rinde un culto a la belleza del mundo de lo sensible, es un
epicúreo (el placer constituye el bien supremo), es un hombre también pragmático y utilitario. Su
instrumento de aproximación a la verdad y el conocimiento es la ciencia empírico-racional y ya no la
mística, ni la teología o la metafísica.

La mentalidad secular, que se abre camino en el Renacimiento presenta tres rasgos definitorios:

1) El individualismo: característica relacionada con el ascenso de la burguesía. En las artes


plásticas empieza a imponerse el retrato individual. El hombre es el protagonista de ese tiempo.
El tema religioso comienza a mediatizarse.
2) El humanismo: la confianza en el hombre, en sus capacidades para dominar el mundo y
transformarlo a su medida, se potencian en el retorno a los paradigmas griegos y romanos. El
arte es la tendencia nítida y pujante. En política, Maquiavelo exhumará (desenterrar) el modelo
de la República Romana.
3) El racionalismo: que se emplearía para la transformación utilitaria del mundo y las cosas.
El individualismo renacentista:
Como se mencionó anteriormente, se desarrolla en el siglo XVI una corriente intelectual de valorización
de la persona humana, del individuo, que tuvo sus raíces en:

a) El retorno a las ideas de la antigüedad sobre el individuo como ser consciente y dueño de su
propio e intransferible destino. Los humanistas introducen las concepciones de los sofistas, de
Platón, Zenón, los estoicos y de Cicerón.
b) La ascensión de la burguesía como clase protagonista proyecta sobre lo cultural una nueva
galaxia de valores.
El caso arquetípico puede verse en la familia Médicis de Florencia, representativa de una clase
y de una época. La especial inclinación por el arte los convirtió en los grandes mecenas del
Renacimiento florentino. Se veía su inclinación por el mundo sensible, por las artes, el gozo de
vivir y el apego a la riqueza; contrastando con el medioevo.
La visión burguesa también expresa una valorización de las aptitudes crematísticas (arte de
hacer riqueza), de las habilidades técnicas y de las capacidades de realización del hombre. Se
crea un culto al genio universal, al hombre culto, de buen gusto y exquisita sensibilidad, que a
la par, es un realizador, un emprendedor exitoso, hábil negociante, un político de recursos.
c) La Reforma potenció esta valoración del individuo al instalar el libre examen y hacer de cada
hombre un sacerdote, desvinculando a las personas de la autoridad eclesiástica.

La Academia Platónica de Florencia:


En la villa Médicis de Careggi, cerca de Florencia, existía una capilla con el busto de Platón. Ante él
se celebraba una curiosa ceremonia consistente en coronarlo de laurel mientras ardía la llama de
una lámpara votiva. Nueve humanistas celebraban su aniversario con fiestas y panegíricos; se
reunían regularmente para leer sus obras y desentrañar su sentido oculto en la Academia fundada
por Cosme de Médicis en 1459.

Según la tradición, cuando veinte años antes Cosme escuchó al filósofo Gemisto Pletón e inspirado
por su contacto con el mundo bizantino, decidió fundar la Academia Platónica en su propia ciudad,
pero comprendiendo que el tiempo aún no estaba maduro para llevar a cabo el proyecto, lo demoró
hasta reconocer en el joven Marsilio Ficino el instrumento a través del cual podría realizar su sueño.
Durante su infancia Ficino fue seleccionado por Cosme para ser educado en las humanidades. Más
tarde aprendió griego y tradujo al latín las obras de Platón, una tarea que completó en solo cinco años.

Bajo el mecenazgo de Cosme, y continuando con el de Lorenzo el Magnífico, la Academia floreció y se


convirtió en centro espiritual del Renacimiento. Buscaba inspiración en los ideales de las
civilizaciones griega y romana, especialmente a partir de fuentes literarias y filosóficas. Florencia era
entonces el centro europeo del arte y la cultura, y muchos talentos de muchos campos diferentes
resultaban atraídos por la Academia Platónica, entre ellos el propio Lorenzo de Médicis, el
arquitecto Alberti, el poeta Poliziano.

Otros rasgos comunes de esta Academia fueron:

 Su oposición al aristotelismo y en particular al averroísmo.

 Fuertes tendencias humanistas y consiguiente importancia dada al "buen decir" y a la


elocuencia en la filosofía.

 Intentos de conciliar el platonismo con el cristianismo.

 Búsqueda de un Dios verdadero en todas las religiones

Hay que observar que tanto el platonismo y neoplatonismo influyeron en muchas otras corrientes del
Renacimiento, inclusive en algunas que parecían opuestas a Platón; es el caso de las renovaciones d
el estoicismo y el epicureísmo.

La siguiente lista contempla a los más importantes miembros de la Academia, todos grandes intelect
uales ymultifacéticos en las diversas artes y oficios.
 Cosme de Médicis: El gran mecenas florentino, fundador de la Academia.

 Marsilio Ficino: Traductor de las obras completas de Platón.

 Pico della Mirandola: El más joven del grupo, filósofo y teólogo, hablante de casi todas las len
guas conocidas.

 Cristóforo Landino: El más viejo del grupo, profesor universitario de retórica. Traductor
de Plinio.

 León Batista Alberti: El grandioso arquitecto renacentista.

 Lorenzo de Médicis: Hijo del fundador, heredero de su afición por la cultura y el mecenazgo.

 Benedetto Varchi: Humanista e historiador, autor de la Storia fioretina.

El Humanismo:
El humanismo fue un movimiento histórico de vastas proyecciones que intentó reestablecer en el seno
de la cultura europea los ideales de la Antigüedad Clásica respecto del hombre.

Desarrolla una concepción individualista, libre y crítica, que describe a la persona humana como “la
medida de todas las cosas”, descubren al hombre como el canon supremo de la armonía y lo ubican
en una posición central y hegemónica en el arte, eclipsando paulatinamente los motivos religiosos.

Los intelectuales del humanismo hablan un latín pulido basado en el movimiento ciceroniano.
Frecuentan los clásicos del orbe grecorromano y fuentes estilísticas purísimas, dándole un gran
brillo a su oratoria y a sus escritos. Por su erudición y vasta cultura, los humanistas acceden a altas
posiciones en las cortes de reyes, príncipes y papas.

Se reconoce como precursores de este movimiento al florentino Dante Alighieri, con su afamada Divina
Comedia. Al poeta Petrarca, con un cancionero que expresa su concepción de la vida como una alegre
manifestación de la belleza y el gozo de percibirla y amarla. A Bocaccio, que en su obra el Decamerón
proporcionará modelos literarios, transmitiendo la pasión por el clasicismo de las generaciones
posteriores.

A partir del siglo XV se producen una serie de hitos que conducirán el desarrollo del movimiento al
esplendor del siglo XVI.

En 1417, Poggio descubre el manuscrito De Rerum Natura de Lucrecio, que vierte en versos magistrales
las concepciones materialistas y hedonistas de Demócrito y Epicuro; abriendo nuevas dimensiones
a la percepción de los artistas plásticos y servirá de motivo de inspiración para Boticelli en su cuadro
“La Primavera”.

En 1421, el latinista Bruni traduce el Fedro de Platón sobre una versión romana. Esta obra tendría
una gran proyección en el desarrollo de los estudios platónicos.

Ese mismo año, Cosme de Médicis –el viejo- funda la Academia Platónica de Florencia, que será
fuente de propagación del ideario del Renacimiento italiano.

En el 1452, cae la ciudad de Constantinopla a mano de los turcos. Una de las consecuencias de este
hecho fue que los sabios helenistas de esa ciudad migraran en busca de refugio, especialmente a
Florencia, potenciando la Academia medicea. Por ejemplo, el cardenal Juan Bessarion lleva a Italia más
de 600 manuscritos de los tiempos clásicos. Era un sabio platonista y polemizará con algunos
intelectuales griegos aristotélicos.

Marsilio Ficino encabeza la Academia Platónica de Florencia y promuevo los estudios del griego,
apoyándose en los gramáticos griegos emigrados de Bizancio (Constantinopla). Su pensamiento
neoplatónico se concentra en la búsqueda de la nueva dimensión del hombre; sostiene que el
hombre es la culminación del universo y el intermediario entre el Cielo y la Tierra. También traduce
los diálogos platónicos y sobre la temática del filósofo griego intentará demostrar la continuidad de la
Revelación a través del tiempo, su planteo se caracteriza por su racionalidad.

Juan Pico de La Mirándola, un humanista que dominaba 22 lenguas, logró realizar una síntesis
integral de todo el saber de su época. Este pensador exalta los valores del hombre como suprema
realidad de la naturaleza y reflejo de la armonía del universo. Esta dignidad, esta soberanía natural,
implica que el hombre debe dominar el mundo y utilizarlo al servicio de su crecimiento hacia todas
las dimensiones del ser. En una de sus obras propone una religión natural panteísta (la totalidad del
universo es el único Dios); y en su obra Cicero Novis expone su modelo del “homo universale”, el
hombre culto y refinado, utiliza la palabra “humanista” para definir el nuevo concepto que impondría
el humanismo renacentista.

El Papa Pío II en 1460, y sobre el modelo florentino, crea la Academia Romana, designando como
director al humanista Pomponio Leto. La Academia Romana llegará a su auge intelectual bajo el Papa
León X (de la casa Médicis). En la corte de este pontífice brillaron Pedro Bembo, Juan Pontano y
Castiglione.

Castiglione en su obra “Il Corteggiano” fija el arquetipo del hombre renacentista. Boscán traduce
esta obra al español, y es a través de este libro que se proyecta el ideal en la Península Ibérica.

En el periodo comprendido entre los años 1494-1527 se puede ubicar el momento de esplendor y
gloria del humanismo en el arte: Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, Tiziano, Jacobo Robusti y el
Giorggione, entre otras figuras polifacéticas y dotadas de creatividad.

El genio humanista se proyectaría sobre las monumentales obras arquitectónicas que en el 1503 el
papa Julio II encomiendo a Miguel Ángel, entre ellas la obra y los frescos de la Capilla Sixtina y las
obras principales de la Catedral de San Pedro.

En el campo de la literatura política se escriben y publican en ese periodo las obras cumbre:

 En 1511 Erasmo escribiría Elogio de la Locura.


 En 1514 Maquiavelo publica El Príncipe.
 En 1516 Tomás Moro publica su obra Utopía.
 En 1521 Maquiavelo publica El Arte de la Guerra.

El Humanismo Cristiano:

Erasmo de Rotterdam (1467-1536)

Sus líneas de pensamiento están ubicadas en las antípodas (opuesto) a Maquiavelo, pues se
fundamenta en la religión y el Evangelio de Cristo. Es profundamente pacifista y descarta totalmente
los métodos basados en la mentira y la violencia, considerando que los preceptos morales deben regir
en la vida pública como en la privada.

Su obra principal es la “Institutio Principis Christiani”, escrita para Carlos I de España y V de Alemania.
Por otro lado, “El Elogio de la Locura” contiene profundas críticas a las formas y conductas políticas
de su tiempo. Erasmo puede bien ser llamado la contrafigura de Maquiavelo. En su “Elogio a la Locura”
condena las fechorías sanguinarias y ruinosas del despotismo. La sabiduría y caridad cristiana deben
regir la conducta pública y privada de las personas como condición intrínseca del orden, el progreso
y la prosperidad.

La educación cristiana del príncipe es un requisito previo a la instauración de un orden que se basa
en los preceptos evangélicos y que concuerda con un razonable orden natural. Traza las líneas
generales para el príncipe, que debe ser sabio, fuerte y justo, ya que constituye la representación y
la imagen de Dios en la Tierra. Los pedagogos del príncipe deben preferir los conocimientos técnicos
a las novelas de caballería y la misma historia.

A Erasmo le parece inaceptable la idea de la soberanía absoluta. La elección del soberano es


preferible a la herencia. Se inclina por un tipo mixto de gobierno que combine las ventajas de cada
una de las formas y modere sus defectos. Manifiesta su preferencia por regímenes donde existe una
representación popular o asambleas.

Enaltece la libertad cristiana que debe moderar el imperium y el dominium. Es un pacifista y ataca
vivamente la plaga de la guerra. Señala que un buen gobierno no puede ser teocrático (sistema político
en el cual los sacerdotes o los príncipes, en su calidad de ministros de Dios, ejercen el poder político).

Levanta la idea del control para limitar el capricho real y sus obras constituyen una constante
apelación a la libertad. Rechaza las construcciones sistemáticas al estilo escolástico o aristotélico.
Defina a la república cristiana como una comunidad de cultura y rechaza la idea de imperio. Desde
el punto de vista de las relaciones internacionales se inclina por una federación entre los países
cristianos.

Tomás Moro (1480-1535)

Fue un humanista inglés, abogado destacado, diputado en los Comunes y consejero-canciller del rey
Enrique VIII, quien lo mandó a ejecutar su fidelidad al catolicismo cuando el monarca ingles se apartó
de la Iglesia romana y pretendió que su canciller jurara el Acta de Supremacía, que declaraba al rey
jefe supremo de la Iglesia Inglesa Reformada.

Su obra más importante es Utopía, publicada en 1516, donde se refleja su pensamiento erasmista (era
íntimo amigo de Erasmo). En la Isla Utopía (es una sociedad igualitaria donde todos trabajan para
todos) no existe la propiedad privada y el Estado regula la vida económica. Todos los magistrados y
sacerdotes son elegidos, especialmente entre los letrados y este hecho da a las élites abiertas el
consenso y la representatividad para consolidar la armonía ciudadana.

Tomas Moro vio a la Reforma protestante como herejía y una amenaza a la unidad de la iglesia y la
sociedad. Sus primeras acciones en contra de la Reforma incluyeron ayudar al cardenal Wolsey a
deshacerse de libros luteranos que se importaban clandestinamente en Inglaterra, espiar e investigar
a presuntos protestantes, especialmente los editores, y detener a cualquier participante en la posesión,
transporte o venta de libros de la reforma protestante. Circularon rumores, durante y después del
curso de su vida, sobre malos tratos a los herejes durante su etapa como ministro de Justicia.

El rey Enrique VIII se enemistó con Tomás Moro debido a las desavenencias surgidas en torno a la
validez de su matrimonio con su esposa Catalina de Aragón que Tomás, como Canciller, apoyaba.
Enrique VIII había pedido al papa la concesión de la nulidad de su matrimonio con Catalina de
Aragón y la negativa de este supuso la ruptura de Inglaterra con la Iglesia de Roma y el nombramiento
del rey como cabeza de la Iglesia de Inglaterra.

El monarca insistió en obtener la nulidad de su matrimonio a fin de poder casarse nuevamente para
conseguir su deseo de tener un hijo varón, que Catalina de Aragón no podía ya darle. La nulidad habría
borrado la infidelidad y le hubiera permitido un matrimonio válido a los ojos de la Iglesia católica,
legitimando los hijos que pudiera tener de su matrimonio con Ana Bolena y todo habría quedado en
un asunto intrascendente.

Las sucesivas negativas de Tomás Moro a aceptar algunos de los deseos del rey acabaron por
provocar el rencor de Enrique VIII. Luego de la ruptura con Roma, y tras negarse Moro a pronunciar
el juramento que reconocía a Enrique como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, el rey lo
encarceló en la torre de Londres.

Finalmente el rey, enojado, mandó juzgar a Moro quien, en un juicio sumario, fue acusado de alta
traición y condenado a muerte (ya había sido condenado a cadena perpetua anteriormente). Otros
dirigentes europeos como el papa o el emperador Carlos V, quien veía en él al mejor pensador del
momento, presionaron para que se le perdonara la vida y se la conmutara por cadena perpetua
destierro, pero no sirvió de nada y fue decapitado en Tower Hill una semana después, el 6 de julio de
1535.

El Racionalismo:
La Edad Moderna acuñó el principio inmanentista que proclamaría la autonomía del hombre frente a
toda ley y toda realidad recibida desde el exterior.

El libre examen proclama el advenimiento del “yo”, la revolución de la conciencia individual frente a la
religión tradicional y a la institución eclesiástica. Lutero creyó su sentimiento interior y su propia
experiencia tenían más certeza y verdad que “las ridículas reglas de los lógicos”, las fantasías de los
filósofos, la cátedra vaticana y el “mago Aristóteles”. Ese movimiento de liberación del espíritu será
aplaudido siglos después por Hegel, que llevó el principio de la inmanencia a su apogeo.
René Descartes (1596-1650)

Es el primer apóstol del principio inmanentista en el campo de la filosofía. La verdad trascendental


del ser y la realidad objetiva de los entes serán suplantados por el “yo que piensa”, es desde ese “yo”
donde se habrá que extraer, mediante la actividad espiritual interior, la realidad del mundo exterior.

Este verdadero retorcimiento del sentido común persigue como finalidad la certeza. El ser concreto,
objeto de conocimiento deberá ser reducido a términos matemáticos, a formas geométricas que lo
tornen transparente para el espíritu, que lo conviertan en ideas “claras y distintas”.

Este proceso de reducción supone eliminar elementos de la realidad que se resisten a ser penetrados
por la razón raciocinante. Pero las ideas carecen de plenitud, de dimensión; son elementos opacos al
pensamiento. El mundo cartesiano carece de sustancia real, queda vacío de riqueza, de profundidad,
de la singularidad de la vida verdadera. Este sistema reduce la realidad a formas geométricas,
algebraicas, desplazando el mundo del ser. El método de la duda sistemática remueve toda adhesión
a lo singular e inmediato, rechaza la experiencia y trata de trascender hasta la certeza absoluta, hasta
el principio de la razón. Desde esa certeza, la razón discursiva ira deduciendo las realidades, las irá
generando desde el propio pensar.

La razón cartesiana separa los elementos de la realidad resistentes al pensamiento matemático y


reduce la realidad a ideas claras. Eso permite afirmar que el campo de la razón es infinito y que ella
puede penetrar en todos los secretos del universo.

El método está al alcance de cualquier hombre, pues “el buen sentido es la cosa mejor repartida en
el mundo”, según Descartes. El sujeto común, el hombre abstracto, es puesto como fundamento de la
verdad del ser. Las leyes inmanentes del pensamiento serán las mismas leyes del ser. El valor universal
y objetivo de la verdad nacerá del “yo” que piensa, cuya estructura es igual en todos los hombres.

Esta línea inmanentista será continuada por: Spinoza, Liebnitz, Kant, Hegel y los hegelianos de
izquierda: Feurbach y Marx, y de derecha: Nietzsche.

El siglo XVI vivió la quiebra de la filosofía permanente (platónica-agustiniana y aristotélica-tomista).


Esto se produjo en parte por la esterilidad científica del método lógico de Aristóteles. Los nuevos
nombres de la ciencia positiva fueron: Copérnico, Galileo y Kepler, quienes destronaron la Tierra de
su posición de centro del universo. El planeta se ve desplazado a ser un mero satélite del Sol y este,
una de las estrellas incontables. El hombre también pierde su cetro y pasa a integrar, a ser una parte
de la naturaleza. La filosofía sufre una enorme conmoción que promueve el cambio de la imagen del
mundo. Se aparta de la teología, que en su forma escolástica estaba mezclada con la física aristotélica,
ya desacreditada y abandonada.

El pensar filosófico buscó dentro de las ciencias de la naturaleza, recién nacidas, nuevos métodos de
investigación. Por su parte, las ciencias se convirtieron en dominios autónomos, separándose de la
unidad, que estaba antes determinada por un orden jerárquico del conocimiento, cuya cima era la
ciencia de los primeros: la filosofía.

Descartes intentará volver a formar una filosofía totalizante, buscando una nueva forma de certeza
absoluta. Esa certeza será su propio pensamiento, la razón que encuentra a Dios como su fundamento
también cierto y absoluto.

Desde el anterior mencionado punto de partida, el racionalismo filosófico se desarrollará hasta el


extremo de la divinización de la razón. La Enciclopedia de Diderot (y más tarde la Revolución
Francesa) proclamaron la divinización de la razón humana.

Descartes, en el afán de eliminar del pensamiento y de la vida todos los elementos no racionales
(superstición, fanatismo, pasiones) que se oponían a una era de conocimiento, progreso y felicidad, en
la que todos los hombres gozarían de los placeres de una vida racional e ilustrada, no podía dejar de
culminar una en una negación y en una despiadada contienda contra lo místico-religioso, que contiene
un sustrato no racional.

Las ciencias sociales, que fueron las últimas en independizarse gradualmente de la ética y de la
religión, también se hicieron autónomas y perdieron paulatinamente su vocación de unidad.
La política, a partir de Maquiavelo, buscará criterios de eficacia, métodos de dominio y conservación
del poder, eliminando lo ético y lo axiológico; la economía, más tardíamente tratará de encontrar sus
leyes causales, que no dependen de ninguna manera del concepto de lo justo o lo injusto.

Esa crisis llevó a la creación de un mundo intelectual disgregado, separado por especialidades y
abstractizantes de la naturaleza. Aumentó el poder del hombre al infinito y lo sumergió en un cosmos
racional y funcional, fabricado por la razón.

La Reforma:
Las naciones europeas habían integrado la cristiandad a través del largo periodo de la Edad Media. El
enjambre de reinos, señoríos y ciudades de Europa conformaban un “pueblo determinado y escogido”
que reconocían como factores de unidad espiritual a la Iglesia y al Imperio (continuador del Imperio
Romano) en lo temporal.

La Reforma que se inicia en el siglo XVI quebró la unidad del orbe cristiano, favoreciendo el proceso
de concentración del poder en manos de los monarcas y príncipes reformados e impulsó el desarrollo
del absolutismo monárquico. Estas consecuencias no fueron ni buscadas ni queridas por los
reformadores cuya visión principal se concentraba en materia religiosa.

La Iglesia ejercía una benéfica influencia moderadora en los conflictos europeos, que se irá eclipsando
progresivamente, mientras se van desatando las guerras religiosas, que desgarran la unidad del
mundo cristiano y ensangrentarán el continente. Estos conflictos darán impulso a la “necesidad de un
poder fuerte que restablezca la paz social”. La Reforma también acentuará el proceso de creciente
secularización de la cultura y el desarrollo de instituciones civiles cuya tutela se desplazará de la Iglesia
al Estado.

Antecedentes:

 John Wiclef (1324- 1384): profesor de la Universidad de Oxford. Uno de los primeros que
proclama la doctrina del libre examen de las Sagradas Escrituras, basadas en la dignidad de la
razón humana. En sus ataques al papado, reivindica la pureza originaria del cristianismo, de la
que se había desviado la Iglesia romana, y niega rotundamente el valor de los sacramentos. Los
concilios de Londres y Oxford repudian sus teorías que son posteriormente difundidas por Hus.

♦ Martín Lutero (1483-1546):

Nació en Turingia, en el seno de una familia de condición humilde. Sus padres, advirtiendo su
inteligencia lo envían a estudiar Derecho en Magdeburgo con muchos sacrificios. A los 20 años Lutero
obtuvo su anillo de magister.

El 2 de Junio de 1505, sobrecogido por un hecho prodigioso (un rayo cayó cerca y no le hizo ningún
daño a pesar de su proximidad), formula votos para entrar en la orden de los agustinos. En ese tiempo,
lee las obras de Hus y Wiclef, compenetrándose en sus teorías.

En 1511 viaja a Roma, donde recibe impresiones muy decisivas y una huella indeleble para su toma
de posición contra la Iglesia Romana, pues la Roma del Renacimiento mostró a sus ojos los abusos
religiosos y morales, reinaba la corrupción.

Bajo el papado de León X, este pontífice había encomendado a la orden de Santo Domingo la venta de
indulgencias para poder pagar los gastos de la construcción de la Basílica de San Pedro.

En Alemania, Lutero asiste a la predicación de uno de los más prestigiosos domínicos: Tetzel, quien
defendía la venta de indulgencias del papa Médicis. Lutero contesta tajantemente, fijando en la puerta
del Castillo de Witteinburg un escrito que contenía sus 95 tesis, en 1517. Era el primer acto de
proclamación de la doctrina protestante y el inicio del gran movimiento reformista. Tetzel contesta
en forma contundente y pormenorizada, provocando una nueva respuesta de Lutero, cristalizada en
su obra “Resoluciones”. Posteriormente, Lutero publicará diversas obras, siendo “De la Libertad
Cristiana” la que presenta un pensamiento maduro y consolidado.

León X, impasible por la situación, excomulga a Lutero. Este último le responde quemando la bula el
día de Navidad y publicando “Contra la bula del Anticristo”.
En el 1521, el emperador Carlos V lo hace comparecer ante la Dieta de Worms (Sacro Imperio Romano,
Alemania actual) con el propósito de zanjar definitivamente las diferencias entre Lutero y la Iglesia. El
reformador rechaza los intentos conciliatorios que suponían una rectificación de sus doctrinas. Sus
tesis son condenadas por la Dieta, y Lutero (protegido por el elector de Sajonia) se refugia en el castillo
de Wartburgo. En el año 1525 se casa dando “el ejemplo” sobre su rechazo al celibato sacerdotal con
la ex monja Katharina von Bora.

La ruptura con la Iglesia Católica se torna definitiva, y el protestantismo se difunde y arraiga en


Alemania y se extiende por los Países Bajos, Francia y Suiza. Estallan las guerras de religión que
desgarrarán en primer término a Alemania, hasta que en 1555 se celebra la Dieta de Augsburgo, en
la que se arriba a una fórmula conciliatoria: “los súbditos deben seguir la fe de sus príncipes y reyes”;
un principio absolutista que resuelve los problemas religiosos desde la cúpula del poder, prescindiendo
de la elección o la preferencia de los súbditos en esta materia.

Lutero fallece en 1546, triunfante y desesperado: triunfante porque la nueva iglesia que él ha instituido
se ha implantado ampliamente en Alemania; desesperado porque su temperamento angustiado no le
permite el descanso y porque la iglesia que se ha constituido está bastante lejos de lo que él había
soñado.

Con respecto a sus obras, Lutero publicó tres grandes tratados:

 El Papado de Roma, en el que defendía que el papa no tenía ninguna autoridad divina y que
estaba sometido, al igual que los demás fieles, a la Palabra.
 A la nobleza cristiana de la nación alemana, en el que definió la doctrina del sacerdocio
universal y afirmó la posibilidad de todos los hombres de leer e interpretar libremente las
Escrituras.
 De la libertad cristiana y la cautividad babilónica de la Iglesia, tratado en el que criticó el uso
de los sacramentos como medio para el refuerzo de la autoridad sacerdotal, la validez de solo
el bautismo y la comunión, y la teoría escolástica de la transustanciación.

Pensamiento político

Lutero se preocupó por definir el comportamiento del cristiano en su vida temporal, tocando temas
como la familia, el trabajo, la economía, las ciencias, las artes o la política. En general, creía que la fe
del cristiano debía hacerse explícita en las obras de la vida civil, y que el cristiano debía realizar su
trabajo para servir al prójimo y glorificar a Dios.

A Lutero no le interesaba especialmente el mundo de la política, pero tuvo que reflexionar sobre él con
motivo de los disturbios que agitaron Alemania entre 1523 y 1525, y cuando los príncipes protestantes
se enfrentaron al emperador.

La base de su pensamiento político se encuentra en la doctrina de los dos reinos y de los dos
regímenes, siendo “reino” un tipo de sociedad y “régimen” un tipo de gobierno. Partiendo de las ideas
de San Agustín, Lutero piensa que los hombres se agrupan en dos tipos de sociedad: la de los
cristianos verdaderos y la de los no cristianos. El reino espiritual, al que el hombre pertenece para
asegurar la salvación del alma, está gobernado por Cristo, sus normas son la ley de Dios (el derecho
divino), que es comunicado por la Palabra. Los ministros de este reino tienen únicamente la misión de
evangelizar (pero no tienen autoridad, porque todos los cristianos son sacerdotes).

El hombre, además, tiene una vida natural en la sociedad temporal, sometida a una autoridad civil,
que tiene como función utilizar la “espada” para evitar las maldades. El poder político es, por tanto,
una institución de origen divino cuya misión es evitar y reprimir la maldad del hombre para
hacer posible la vida en sociedad. De esta forma, obedecer al poder civil es obedecer a Dios. Los dos
regímenes, la Palabra y la espada, son los modos en que Dios gobierna a los hombres; ambos tienen
origen divino.

Aunque el buen cristiano no necesita la espada, se somete a ella por amor al prójimo, porque la espada
es buena para la sociedad. La gestión política es una profesión necesaria para la sociedad. El cristiano
dispuesto a ejercer dicho oficio debe asumirlo porque así sirve al prójimo. En esta línea, Lutero escribe
instrucciones al príncipe cristiano, para enseñarle cómo debe ejercer cristianamente la autoridad
secular.

El poder civil tiene límites; no puede tomar decisiones relacionadas con los asuntos propios de la fe,
ni puede obligar a creer, porque la religión es personal e íntima. La espada no está al servicio de la
religión, sino para castigar a los delincuentes, controlar las obras de beneficencia y dirigir la educación.

La afirmación del carácter divino de la autoridad lleva implícita la obligación de obediencia del
cristiano al poder temporal. Lutero reflexiona sobre los límites de dicha obediencia, distinguiendo
entre desobediencia y resistencia:

 La desobediencia está justificada cuando el poder ordena algo contra la ley de Dios.
 En cuanto al derecho de resistencia, Lutero comenzó negándoselo a los súbditos de un
príncipe, incluso en situaciones de tiranía. Reconocía que solo Dios podía castigar a los tiranos
y que estos eran castigos enviados por Dios a los pueblos por los pecados cometidos. En cambio,
cuando los protestantes comenzaron a pensar en el recurso a la oposición armada para hacer
frente al emperador, Lutero admitió el derecho de resistencia de los príncipes respecto al
emperador. Y al final de la década de los 30, Lutero reconoció explícitamente el derecho de
resistencia contra el emperador afirmando que Carlos V era un soldado del papa y que este era
un monstruo contra el que era lícito luchar. Por tanto, la doctrina luterana enseña que el súbdito
privado nunca tiene derecho de resistencia, y que las autoridades civiles pueden tener derecho
de resistencia respecto de otra autoridad superior por motivos políticos (cuando el tirano
incumple las condiciones del pacto “feudal” con los príncipes) o religiosos (cuando el tirano se
convierte en agente del diablo).

El pensamiento político de Lutero es conservador. El orden social es definido por la Providencia y el


cristiano debe respetarlo. Este quietismo político y social queda confirmado por su pensamiento
económico. Lutero consideraba la agricultura como la base del modelo económico. Aceptaba con recelo
el comercio, defendiendo el concepto medieval del precio justo.

Juan Calvino (1509-1575)

Calvino pertenece a una generación posterior a Lutero y su vida se desenvuelve en un contexto social
y político diferente. La monarquía francesa se ha convertido en un Estado moderno y centralizado y
ha resuelto los problemas con Roma mediante un concordato firmado en 1515.

Se formó en la Facultad de Derecho de Orleans, donde se forjará su mentalidad jurídica.

Con sólo 27 años da culminación a su obra “La Institución Cristiana”, en un latín pulido. En 1547
publica esta obra en francés. Dedica este libro al rey de Francia. En esta obra remarca la necesidad
de obediencia irrestricta al poder que viene de Dios y señala que la libertad cristiana puede
“coexistir con la servidumbre civil”. Pero el hecho del origen divino del poder exige que este se ordene
racionalmente a las misiones espirituales impuestas por Dios, con el propósito de salvar a los hombres.

Posteriormente, Calvino ejerció una verdadera dictadura religiosa de hecho en la ciudad de Ginebra,
por más de dos décadas, que se fundamentaba con las ideas expuestas sobre la predestinación, es
decir, la creencia de que Dios eligió de antemano a los hombres, a unos para la salvación (los elegidos)
y a otros para la condenación eterna (los réprobos) y la subordinación a la voluntad divina. Sin
embargo, de esta corriente reformadora habrían de surgir los estilos del capitalismo anglosajón
ligados a la concepción liberal.

Este gobierno no sólo controlaba la vida religiosa, sino también la política, la economía, la educación,
las entretenciones y la vida familiar. Se vigilaba el actuar privado de cada ginebrino, se reglamentaba
su manera de vestir, se condenaba con multas a los que oraban en latín o jugaban a los naipes o a los
que reían en un sermón. Enviaba a la muerte a cualquiera que le combatía o no participaba de sus
creencias.

Bajo la dirección de Calvino, Ginebra llegó a ser la Roma del protestantismo y de aquí el
protestantismo penetró en Francia (hugonotes), los Países Bajos, Inglaterra (puritanos) y Escocia
(presbiterianos).
Calvino, con esta teocracia pretende instituir a la ciudad de Ginebra un arquetipo que deberá ser un
ejemplo para todas las iglesias basadas en la reforma cristiana. Sin embargo, el carácter tiránico de
esta, modelo de intolerancia religiosa, se manifestó claramente cuando el 22 de octubre de 1522, Miguel
Servet (médico español que sistematizó la teoría de la circulación de la sangre) fue quemado en la pira
de los herejes por disentir con Calvino. Esta ejecución y muchas otras realizadas bajo el mismo signo
de persecución religiosa provocaron conmoción en Europa.

Las teorías de Calvino se difundieron en Francia, Países Bajos e Inglaterra. En este último se dio origen
al movimiento puritano, que llegaría a su apogeo en el siglo XVII y que tendría una significativa
influencia en la colonización británica de América del Norte.

Pensamiento político:

Tanto Lutero como Calvino consideran necesario el gobierno civil y admiten el origen divino del
poder. Calvino reflexiona sobre el gobierno civil de una comunidad cristiana. No separa la esfera
temporal (política) de la espiritual (eclesiástica).

El gobierno civil de una comunidad cristiana tiene dos misiones:

 Mantener y conservar el culto divino externo, la pureza de la doctrina y la integridad de la Iglesia.

 Asegurar la paz social, asumiendo la educación cívica, la formación laboral y las actividades
asistenciales.

El poder civil tiene origen divino, por lo que el ciudadano debe obedecer a las autoridades civiles
siempre que sus disposiciones no vulneren la obediencia a Dios. El cristiano debe obedecer al
magistrado incluso cuando se comporte como un tirano, ya que es un instrumento divino y solo a
Dios le compete su castigo.

Este planteamiento parece eliminar cualquier derecho de resistencia. No obstante, Calvino llegó a
admitir que si un gobernante no cumple con su misión sagrada y procede contra el derecho y el honor
de Dios, pierde su autoridad y se convierte en un hombre particular.

Pensamiento económico:

El pensamiento económico de Calvino se centra en la valoración de la profesión como realización


del cristiano para la mejora de la comunidad. Además, el éxito en la profesión es signo claro de
predestinación, lo cual, refuerza la dedicación profesional de todo creyente. El objetivo del ejercicio de
la profesión es el servicio a los demás, no la obtención de lucro. El éxito profesional es, por tanto,
compatible con la austeridad.

Calvino reafirma el derecho de propiedad. Aunque Dios es el verdadero propietario de todo, el hombre
es un propietario de segundo orden, que debe responder ante Dios de la administración de su propiedad.

El pensamiento económico de Calvino no tiene un espíritu puramente capitalista ya que el trasfondo


del trabajo es la solidaridad y no el lucro.

John Knox (1514-1572):

Fue un predicador escocés, líder de la Reforma Protestante en Escocia y considerado el fundador


de presbiterianismo. Estudió teología en la Universidad de San Andrés y fue ordenado sacerdote
alrededor del 1540. Poco tiempo después comenzó a ser influenciado por el protestantismo por hombres
como George Wishart; finalmente se convirtió y, aunque al principio rehusó predicar, fue presionado a
hacerlo, de modo que llegó a ser el predicador de la comunidad protestante escocesa.

Este plantea una tesis revolucionaria que contrastaría con la apelación a la sumisión absoluta
contenida en el pensamiento calvinista: “Dios manda a castigar a los idólatras y derribar a los príncipes
enemigos de la verdadera fe”

En 1558 formula el llamamiento “a la nobleza, a los Estados y al pueblo” para deponer (apartar) a la
diabólica regente papista sobre el fundamento a la violencia profética.

Este exponente del puritanismo escocés copiará casi exactamente el arquetipo de gobierno teocrático
de Ginebra luego de la victoria.
El mercantilismo: siglos XVI y XVII
En esta faz histórico-económica se estableció el sistema de privilegios reales y monopolios. Era el
medio más adecuado para que los Estados naciones incipientes, que trataban de crearse una mayor
fuente de ingresos. El esquema monopolístico permaneció inalterado hasta el siglo XVIII, en el que el
capital industrial pujante y organizado sobre nuevas técnicas productivas, prefirió la eliminación de
todos los obstáculos mediante la instauración del mercado libre.

Pero mientras estuvo en boga el monopolio, permitió también extender el poder estatal a los
territorios colonizados y en las grandes compañías del sistema comerciaban exclusivamente con ellos.
Ejemplos: la Compañía Francesa de las Indias Orientales y Occidentales, la Compañía Inglesa de Indias,
etc. Este sistema también regía en las colonias de España.

El sistema de monopolio corresponde al ideario mercantilista que nacía de un afán de dinamizar al


Estado nación, de reciente nacimiento, que procura atesorar metales preciosos mediante el desarrollo
de exportaciones y la restricción de importaciones.

En forma dinámica apoya a empresas capaces de explotar los territorios coloniales en beneficio de
la metrópolis, y aquellas que pueden volcar a favor del país la balanza comercial (exportaciones).

Desde el punto de vista político, tendía a la centralización del Estado y su afianzamiento interno
e internacional. Desde el punto de vista social, fue un factor determinante de a extinción definitiva
del orden feudal.

Los teóricos del mercantilismo coincidían en cinco premisas fundamentales:

1) La alta estimación del dinero, especialmente en sus formas metálicas al que identificaban con
el capital.
2) La segunda preocupación es fomentar las exportaciones como medio para obtener oro y plata,
y la de restringir las importaciones para evitar que estos metales salieran fuera del reino.
3) La densidad de la población permite un mayor bienestar.
4) El comercio y la industria tienen mayor importancia que la agricultura en la formación de la
prosperidad nacional.
5) El Estado tiene como función fundamental promover el bienestar general, impulsando la
economía y el comercio, mediante la aplicación de una política del poder.

El manejo de una política centralizada de promoción del comercio exterior obligó a los monarcas a
instaurar un sistema de controles aduaneros permanentes, a otorgar seguridad a las fronteras, a
crear un sistema de seguridad jurídica que pudiera exigir la centralización y estabilidad de las leyes,
hechos que contribuyeron a afianzar al Estado y la creación de una burocracia altamente tecnificada,
en la que se apoyaría el crecimiento del poder centralizado.

Recapitulando, el centro hacia el cual gravita la sociedad medieval es la tierra, el suelo; pero en la
época del Renacimiento se desplaza el centro económico y también el social, a la ciudad. Se pasa del
polo “conservador” al “liberal”, pues la ciudad representa el elemento movedizo, cambiante. La riqueza
mobiliaria cobrará creciente importancia en desmedro de la riqueza inmobiliaria.

La Monarquía Absoluta:
En Francia, desde Luis XI, en Inglaterra a partir de los primeros dos Tudor, y en la España de Fernando
e Isabel, la autoridad del rey no cesó de afirmarse. El impuesto permanente, el ejército permanente
y la multiplicación de los funcionarios reales dan forma a una administración real que controla a las
autoridades locales o las sustituye.

Ese proceso de constante acrecentamiento del poder real no se realiza sin provocar algunas crisis
como la Revolución de Comuneros en España, que procuró conservar los antiguos y tradicionales
fueros que quería suprimir el autoritarismo de Carlos I.

Esta rebelión arquetípica se verificó en otros países, como lógica resistencia ante el avance del poder,
frente a las libertades y privilegios de las ciudades, comunas y señoríos feudales. Estos movimientos
fueron sofocados y no tuvieron entidad para detener el progreso del absolutismo monárquico.
La corriente absolutista se vio favorecida por la obra de los juristas y publicistas de los siglos XV y
XVI y de la Iglesia, que predicaba desde siglos la obediencia al poder establecido como el deber de un
buen cristiano, ya que este poder había sido instituido por Dios.

En esta línea de pensamiento el inglés Tindale justifica que el rey no está sometido a la ley en este
mundo y puede a su gusto hacer el bien o el mal, y solo dará cuenta de sus actos a Dios. Por otro lado,
Gardines expresa que el rey es la imagen de Dios sobre la Tierra.

En Francia, la Universidad de Toulouse genera una legión de juristas que abrevan en fuentes de
Derecho Romano y canónico, para exaltar al absolutismo real que beneficiará la dinastía de los Valois.
Ferraut, Grassaille, y Chasseneuz señalan que el monarca francés es la imagen encarnada de Dios,
y por ello de él emana un poder absoluto que está por encima de cualquier ley positiva.

En Italia, la exaltación del poder absoluto la encarnará Maquiavelo, como instrumento al servicio de
la unificación del país y la expulsión de los extranjeros que han hecho su territorio un campo de
batalla. Desarrolla la idea de que el Estado (mientras goza de salud) tiene una gravitante tendencia a
expandirse hacia el exterior e interior de sus fronteras. En esta última vertiente, el Estado ejerce
su coacción sobre el individuo por encima del bien y el mal, siempre en el sentido del crecimiento
del poder.

Jean Bodin (1530-1596):

Es el tratadista francés que con mayor lucidez y profundidad desarrolla el concepto de “soberanía”,
que es el poder perpetuo e ilimitado inherente al soberano. Este expresa su potestad especialmente
cuando dicta las leyes. El príncipe está por encima de la ley (porque las normas positivas emanan
de su designio), pero está limitado por el Derecho que se fundamenta en las leyes eterna y natural
y en los principios que surgen de la naturaleza humana y por ello exceden la esfera de su voluntad.
La soberanía se legitima por ser un imperativo a la de la existencia y de la unidad del Estado. Por ello
es indivisible y absoluta. Pero cuando el soberano ordena actos contarios a la ley natural, la
desobediencia se convierte en lícita. Esto no supone que la rebelión sea legítima, porque es “más
fuerte la tiranía a la anarquía”. Aunque reconoce las formas clásicas de gobierno de Aristóteles, se
inclina por la monarquía como aquella que se ajusta más claramente al orden natural.

A pesar de ser un teórico del absolutismo, Bodin trata de moderar el poder. En esa tarea distingue:

1) La monarquía tiránica: cuando el rey no respeta las leyes naturales.


2) La monarquía señorial: el rey es propietario de los bienes y las personas, y no se ajusta a
derecho.
3) La monarquía real o legítima: que es aquella en que los súbditos obedecen a las leyes del
monarca y el monarca a las leyes naturales.

En estas verdaderas comunidades la libertad de los ciudadanos, la intangibilidad de la propiedad


privada y la salud de las familias, están preservados por el poder absoluto.

“República”, escribe, es un derecho justo de varios hogares y de lo que les es común, con poder
soberano. La república sin poder soberano que mueva a todos los miembros y a todos los hogares en
un solo cuerpo, no es una república.

Según Bodin, el Estado se funda en la condición humana y en la naturaleza social del hombre, y
no como creía la doctrina medieval: que los individuos libremente concertaban un pacto para instituir
una sociedad y darle nacimiento. Su pensamiento se endereza a afianzar el poder para evitar la
anarquía y la continuidad de las guerras de religión que habían desangrado a Francia, que tuvieron
como protagonistas al partido católico y al hugonote (calvinista). En el aspecto religioso, se inclinará
a propugnar la tolerancia para evitar la destrucción de los hombres por causas de fe.

Bodin, además de jurista y humanista eminente, fue también uno de los grandes teóricos del
mercantilismo, que era la doctrina hegemónica congruente con el absolutismo real y el proceso de
unificación de Francia. También añade herramientas teóricas a la abundante literatura que teoriza
sobre el poder absoluto de los monarcas y refuerza la tendencia que se verifica en el plano de los hechos.
En España, bajo Carlos I y Felipe II, el poder real alcanza su cenit. En Francia, Francisco I culmina el
proceso de consolidación de la unidad territorial del reino. En Inglaterra, los Tudor y especialmente
Enrique VIII e Isabel I, serán soberanos de carácter absolutista.

Este proceso de centralización del poder unido a un profundo sentimiento de identidad nacional,
favorecerá el desarrollo de las naciones europeas.

El Estado Moderno
Heller señala que el concepto abstracto con el que hoy nos referimos al Estado sólo se puede aplicar a
la organización política que nace en Europa Occidental en finales del siglo XV y el siglo XVI.

Maquiavelo es quien designa a la nueva realidad política como “Lo Stato”; el Estado renacentista, cuyos
primeros modelos históricos podemos encontrar en Francia, España e Inglaterra.

Sus características fundamentales serán:

a) La concentración del poder en una sola unidad de acción política.


b) La organización de un ejército permanente al servicio del poder estatal unificado que
reemplazará a las tropas feudales, cuya convocatoria es ocasional y que dependen en cuanto
al mando de una pluralidad de señores feudales. La universalización de las armas de fuego
(con la pólvora) favorecerá el desarrollo de ejércitos profesionales y tendrá un impacto
decisivo en su configuración.
c) El establecimiento de una burocracia estable, organizada jerárquicamente mediante una
clara especialización de funciones, que permitieron al poder centralizado avanzar y aplicar
las energías estatales al cumplimiento de sus finalidades políticas, y logró articular un
sistema impositivo (impuestos) racionalmente reglado, que le permitirá sostener la
burocracia estable y los gastos de la defensa. Debe recordarse que en la Edad Media la
facultad tributaria la disponía cada señor feudal para los territorios bajo su dominio. La
unificación y la racionalización de los tributos permitirían otorgarle una gran independencia
del Estado dotándolo de un régimen patrimonial propio y exclusivo, que deja de confundirse
con el patrimonio del soberano. Desde el punto de vista económico, la unificación tributaria
facilitó la circulación de mercaderías y la moneda, creándose grandes espacios económicos
que superaban los limitados territorios feudales y favorecían el crecimiento de la economía.
d) Una organización centralizada y racional del Derecho. El proceso de organización del
Derecho requería una organización jurídica cierta. La Iglesia proveyó el paradigma jurídico
pues había conservado, para sus propias necesidades, el Derecho Romano. La recepción de
este último se produce especialmente en el ámbito del poder laico, hacia el siglo XVI,
desplazando al derecho germánico que era consuetudinario, casuístico y no sistemático. Se
puede contar a partir de ese momento con un sistema legal unitario, escrito y preciso que
se ordena sistemáticamente desde el poder, otorgándole una nueva dimensión a su
expansión. Los conceptos jurídicos que debieron forjarse para fortalecer la unidad y
organización del poder provienen de una lentísima elaboración que culminará en la teoría
de la ficción (Fieschi), por medio de la cual se ve al Estado como una persona jurídica de
mayor radio y envergadura. En las obras de los teóricos de la monarquía absoluta, que
condujeron a la unidad jurídica del Estado y a la elaboración del concepto de soberanía
como poder excluyente y supremo del Estado, se plasman estos nuevos conceptos con gran
precisión técnico-jurídica.

En el siglo XVII, durante la revolución de Cromwell en Gran Bretaña se dictará el Instrument of


Government, que constituirá el ejemplo de una Constitución moderna.

El nacimiento de la Ciencia Política


Contexto histórico:

El siglo XVI se caracterizó por los grandes cambios en todas las dimensiones del pensamiento y las
actividades humanas. Se producía la Reforma, el Renacimiento, la expansión de la economía y
surgía la inflación, consecuencia del flujo de metales preciosos provenientes de América, se producía
la modificación de las rutas de comercio, la expansión de la demografía y el ensanchamiento
progresivo del mundo conocido. Asciende la clase burguesa, con base en el crecimiento económico en
el desarrollo de la riqueza mobiliaria e industrial, mientras se mediatiza lentamente la prevalencia
de la propiedad de la tierra.

El poder real se irá concentrando con el apoyo de la burguesía en desmedro de la vieja clase feudal y
terrateniente. El absolutismo y la teoría de la soberanía irrestricta del monarca servirán de base
ideológica de este proceso, y a la vez que permitirá la formación de nuevos espacios económicos
verificados en un Estado centralizado.

Situación política italiana:

En ese momento Italia tenía una estructura muy similar a la ciudad-Estado griega. Eran 3 las
ciudades principales: Génova, Ferrara y Bolonia. Maquiavelo capta la necesidad de abandonar estas
estructuras cualitativa y cuantitativamente ya superadas. Las ciudades son unidades militar y
demográficamente insuficientes. Con el desarrollo adquirido por las industrias y el comercio
resultan inclusive débiles económicamente. Maquiavelo cree que Italia puede y debe unificarse, al
igual que en los procesos de unidad nacional de España, Francia e Inglaterra.

Nicolás Maquiavelo (1490-1527):

Nació en Florencia, en el seno de una familia burguesa. Tiene los rasgos característicos de un
burgués florentino: gusto por la “buena vida”, ama la belleza de las cosas y los seres, las mujeres, la
cocina, las pasiones, etc.

Desempeñó cargo de secretario de “Libertad y Paz” cuando los Médici eran restablecidos en el
poder con apoyo español.

Es detenido bajo cargo de conspiración contra los Médici y es sometido a malos tratos y torturas, y
aunque no existiesen pruebas concretas en su contra, es obligado al exilio. Entonces se retira a su
villa de Albergaccio, y desde su destierro reflexiona sobre los hechos políticos del pasado y presente, y
escribe sus obras fundamentales. Vivió una dura vida dedicándose a tareas como la agricultura y
ganadería, convivía con obreros, con los que comía y hablaba para sentirse vivo.

En este retiro, frecuentó mucho la lectura de los autores de la Antigüedad como Petrarca, Dante y
Ovidio. Es así que sus anotaciones y su honda reflexión surge su obra magna “Discursos sobre la
Primera Década de Tito Livio” a la que se dedicó completamente, solo pausándola para escribir “El
Príncipe”, dedicado a Lorenzo de Médici. Por otro lado, escribió “La Mandrágora”, una comedia al
estilo de Bocaccio y “El Arte de la Guerra”, en la que insiste en la necesidad de un ejército de
ciudadanos para no depender de los mercenarios, que luchaban por el dinero y no por la patria. Por
último, obras como “Vida de Castruccio Castracani” e “Historias Florentinas”.

Maquiavelo es un hombre cabal del Renacimiento, tenía un amor por los tiempos clásicos,
inclinación por los poetas de este periodo, su conformidad con la vida agreste que debió llevar en su
retiro, su convicción del rol de la fortuna, su permanente actitud de mantener la mente abierta y
viva, su pasión por la belleza y la añoranza por su patria, que solo pudo visitar 20 días durante su
retiro.

La fortuna política cambió en 1527, cuando fue reestablecida la Republica florentina y expulsado
Lorenzo de Médici. Entonces, Maquiavelo esperó ser votado para ser secretario de la Segunda
Cancillería Florentina, pero solo lo apoyaron 12 de 100 personas. No pudo soportar esto, y muere
dos semanas después, en la soledad de su retiro, rechazado por la República, que según sus
palabras amaba más que a su vida. Esperaba una mejor actitud de su gente a pesar de que en sus
obras criticó ácidamente el comportamiento humano descripto en “El Príncipe”. La posterioridad
también le fue ingrata y su fama mundial le es negativa. Aun así, en su lápida dice: “Nicolás
Maquiavelo, ningún elogio podrá igualar ese nombre”.

Sus obras:

Las más importantes son “Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio” y “El Príncipe”,
ambas comenzadas en 1513. En ambas obras se ve una forma distinta de considerar al gobierno.
Algunos autores han creído que eran contradictorias, pero la dicotomía puede aclararse si se analiza
la finalidad de cada obra.
“El Príncipe”

Su clave puede encontrarse en el último capítulo que se titula “Exhortación a liberar a Italia de los
bárbaros”, que constituye una exaltada convocatoria a los italianos, especialmente a Lorenzo de
Médici para unificar la península, convirtiéndola en una nueva y poderosa nación-Estado, bajo un
mando absoluto.

El absolutismo de Maquiavelo es de carácter instrumental, inclinándose por esta solución ya que


la ve como la única manera (tras haber analizado la historia antigua y reciente) de llegar a la unidad
y consolidarla.

En esta obra, su autor piensa en la situación italiana: ¿cómo hacer reinar el orden, cómo instaurar
un Estado estable?, ¿cómo lograr la unidad italiana?

Para ello, se requiere de un Príncipe dotado de “virtud maquiavélica”, es decir una suerte de
energías sutiles, voluntad de poder brutal, y poseer fortuna.

Según Bernorst, las características fundamentales del príncipe son:

1) Su realismo: atento con los hechos y puede descifrar la realidad/verdad para operar con
eficacia.
2) Su egoísmo: antepone su persona, ejercitando su voluntad, disciplina su pensamiento y
emociones.
3) Su sentido del cálculo: prefiere ser temido que amado, pero si logra ser amado gobernará
más eficazmente.
4) Su indiferencia del bien y el mal: prefiere el bien pero si necesita ejercer el mal, lo hará.
5) Su habilidad: su cualidad esencial es la “virtú”, fuerza impetuosa: destreza, astucia,
determinación y fuerza.
6) Su capacidad de simulación y mimetismo: se consiguen mejores resultados con la
simulación y el fraude que con la fuerza. La consolidación de su poder requiere la fortuna por
lo que la debe buscar y mantener.
7) Su grandeza: por esta puede evadirse de los cánones de la moral media. Su genio lo ubica
más allá del bien y del mal. Sus decisiones son para engrandecer al Estado y su estabilidad,
no está condicionado por la moral privada.

♦ La razón del Estado:

Esta es una de las claves del maquiavelismo; su legado es fundamental para la corriente política que
surgirá luego. La formulación explícita de la razón del Estado no fue definida por Maquiavelo, pero su
amigo Giuchardini habla de la razón y uso del Estado:

“La razón del Estado es precisamente el principio que absuelve (exime) al Príncipe en la toma de sus
decisiones políticas, de aplicar consideraciones morales e incluso la legislación vigente”. “El fin
justifica los medios” si los medios resultan perversos o inmorales estarán justificados en tanto y
cuanto se logren los objetivos del poder.

Esto llevó a hablar de un inmoralismo de Maquiavelo, pero debería hablarse más de un


amoralismo, porque no es un autor que ataque la moral, sino que simplemente prescinde de ella.

En síntesis, “El Príncipe”, obra dedicada a Lorenzo de Médici con el objetivo de inducirlo a emprender
la tarea de unificar Italia y dotar al Estado latino de solidez y estabilidad de Francia y España. El
“modelo humano” que tuvo en mente al escribir esta obra fue César Borgia, prototipo del individuo
cruel y ambicioso que no abrigó ningún sentimiento generoso y para satisfacer sus odios cometió
innumerables asesinatos. En realidad no fue una excepción, pues semejante conducta siguieron la
mayoría de los príncipes italianos del siglo XV.

El absolutismo de Maquiavelo es una manera de conseguir la unidad italiana.

“Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio”

En esta obra, donde Maquiavelo, bajo la excusa de reflexionar con respecto a un libro clásico,
expresa su convicción sobre la República como modo insuperable de organización social y
política. Lo propone como un modelo histórico, no un arquetipo ya que sabe que un Estado
perfecto es una vana ilusión, ya que la vida política presenta un dinamismo que no puede ser
contenido en moldes estáticos.

Sin embargo, entre todos los Estados históricos destaca la República Romana, una realidad que
sirve de elemento orientador y de reflexión política.

La obra fue concluida entre 1513 y 1519. La historia de la República Romana le permite reflexionar
desde una perspectiva histórica y proponer como paradigma a futuro al Estado Republicano.

Actualizando el pensamiento de Aristóteles y Polibio, toma las tres formas clásicas de gobierno y
señala la superioridad de la constitución mixta que se verificó en la República de Roma.

El Estado maquiavélico es laico, racionalmente constituido y basado en el arquetipo romano. Es


por ello que considera imprescindible la creación de un ejército nacional formado por ciudadanos,
siendo el servicio militar necesario. Está en contra de los mercenarios.

Tuvo gran influencia en los jacobinos, quienes lo tenían como libro cabecera, y fue un gran modelo
político de la Revolución Francesa.

El concepto de Estado actual fue acuñado entre fines del siglo XV y la primera mitad del XVI. Los
pensadores que dan marco teórico al nacimiento del Estado son: Maquiavelo, Bodin y Hobbes,
quienes vivieron el proceso de concentración del poder real y la unificación de las naciones.

Maquiavelo lo designó “Lo Stato”. El Estado es un ente teleológico porque persigue fines que debe
cumplir por cualquier medio y los ejecutores de esos objetivos son los hombres dotados de una
virtud o fuerza especial y tienen como guía la eficacia y no la moral.

Así también, este autor fue el primero que desligó la política de la moral y la religión, intentando
comprender esta disciplina en su realidad, en su ser, y no en su deber ser. Con respecto a la religión,
considera a la Iglesia católica como una gran responsable en la obstrucción de la unidad italiana, ya
que a pesar de tener poder, no fue suficiente, ni fuerte para ocupar a toda Italia y unirla, ni lo
demasiado débil como para no importarle perder su poder. Entonces, la subordina al Estado,
teniendo un papel de instrumento de cohesión social y de fomento a la obediencia civil. Pero
Maquiavelo cree que la religión cristiana santifica a humildes y exalta a los débiles, promoviendo una
moral símil a la de los esclavos.

La política como ciencia: su nacimiento


Hay ciertos fines peculiares y propios de la ciencia sin los cuales la misma no existe. Estos son:

1) La descripción exacta y sistemática de los hechos públicos.


2) La tentativa de establecer correlaciones entre la serie de estos hechos para descubrir leyes,
y mediante estas correlaciones,
3) La tentativa de predecir con cierto grado de probabilidad hechos futuros.

En los escritos de Maquiavelo siempre están presentes y rige la lógica de sus investigaciones. Su
método es el método de la ciencia aplicado a la política.

♦ El método político de Maquiavelo:

1- Se expresa de forma “cognoscitiva y científica”. Analiza hechos históricos buscando


regularidades, tras una búsqueda objetiva, observando la realidad. Establece relaciones entre
causa y efecto sin ceder a prejuicios. Busca la verdad despojado de condicionantes. Teoriza
sobre el ser, no sobre el deber. No crea construcciones utópicas de la realidad política, intenta
describirla como es. Sus escritos son claros, su temática es explicita, sin propósitos
subyacentes. Sus hipótesis pueden ser cotejadas, sometidas a pruebas y contrastadas con la
realidad.
2- Describe y delimita con claridad el ámbito de la política excluyendo las diferencias metafísicas,
teológicas o valorativas. Entiende que la política estudia las luchas por el poder, actitudes y
acciones que permiten conservarlo y acrecentarlo. Allí, el punto de partida son los hechos
observados y no lo deductivo-abstracto y general; así no fuerza los hechos, como otros
pensadores, a que la realidad coincida con su hipótesis. Privilegia los hechos.
3- Intenta establecer correlaciones entre una serie de sucesos que permitan hacer
generalizaciones o establecer leyes. No se interesaba solo por el fenómeno singular, sino
también en las leyes relacionadas con los sucesos.
Ejemplo: analiza la periodicidad en los cargos públicos en la República Romana y concluye en
que esta era una condición lógica para preservar las libertades ciudadanas, fundamentado en
su observación de la decadencia del Estado latino al haber mandatos vitalicios. Desde que
acuñó esto la periodicidad es determinante en la estructura republicana.
4- Diferencia entre tipos de hombre político: el tipo gobernado y el tipo gobernante. Los primeros
tienen ambición, deseo y perseverancia para acceder al poder. Los segundos integran la
mayoría, que no aspiran ni tienen la capacidad de gobernar. Esto supone entonces que la
lucha por el poder se reduce a pequeños núcleos de hombres que integran la “clase
gobernante”, caracterizados por la “virtú”. Para alcanzar sus propósitos, el político (tipo
gobernante) no reconocerá límites éticos. Deberá dominar el arte del fraude, siendo este válido
para todos los tiempos y lugares. Maquiavelistas posteriores recogen y desarrollan la
distinción entre minorías gobernantes y los gobernados.

♦ El Maquiavelismo:

El sustantivo “maquiavelismo” es utilizado por autores del siglo XVI y alude a un pragmatismo
amoral, apreciado como indispensable para el éxito político. En el maquiavelismo práctico se pueden
alinear: Enrique VIII, Isabel de Inglaterra, Napoleón, Mussolini y Hitler. También dictadores
marxistas, con el lema de “el fin justifica los medios”. En muchos pensadores está presente, y en
movimientos nacionalistas. También en los jacobinos y en los movimientos de unidad nacional de
Italia. Pero su vertiente más profunda e integral es…:

♦ El maquiavelismo científico:

Reconocen a Maquiavelo como el fundador de la Ciencia Política y de su método, aquel que


definió al objeto material y formal de la política, es decir, el poder, sus formas de adquisición,
conservación, auge y caducidad; también quien definió la aplicación del método científico al
análisis de la fenomenología política.

Los más destacados autores de esta corriente son:

 Vilfredo Pareto: con su teoría de la circulación de las élites. Las sociedades siempre
terminan por ser gobernadas y administradas por “élites”, o minorías sociales, de cualquier
índole ideológica, y que no responden a cálculo racional previo alguno. La historia de los
regímenes políticos deviene así en cuna y cementerio a la vez de “élites” sucesivas.
 Gaetano Mosca: teorizador de la clase política. Propone que en todo organismo político hay
siempre una persona que está por encima de la jerarquía de toda la clase política y que dirige
lo que se llama el timón del Estado. Sin embargo en algunas circunstancias especiales, en vez
de una persona sola, son dos o tres las que toman a su cargo la dirección suprema y controla
el acceso a la élite de manera burocrática. Afirma que aunque cambie el sistema político, la
élite dominante sigue existiendo.
 Robert Michels: formuló la “ley de hierro de la oligarquía”. Tanto en autocracia como en
democracia siempre gobernará una minoría"; la idea básica es que toda organización se vuelve
oligárquica. Los líderes, aunque en principio se guíen por la voluntad de la masa y se digan
revolucionarios, pronto se emancipan de esta y se vuelven conservadores. Siempre el líder
buscará incrementar o mantener su poder a cualquier precio, incluso olvidando sus viejos
ideales. Por eso, las organizaciones políticas pronto dejan de ser un medio para alcanzar
determinados objetivos socioeconómicos y se transforman en un fin en sí mismas.
 Georges Sorel: con su teoría de la violencia metódica. Exalta la “violencia“, energía creadora
puesta al servicio de los intereses primordiales del proletariado y la civilización; pero la
distingue de la “fuerza“, que tiene como objetivo imponer la organización de un determinado
orden social en el que una minoría gobierna a la mayoría. La “violencia“, para él, es el arma
revolucionaria que debe ser usada contra la “fuerza“. Está en contra de un Estado fuerte y
opresor, ya sea burgués, proletario o fascista.

♦ Crítica a Maquiavelo:
Han cuestionado el inmoralismo (Prélot) o amoralismo maquiavélico (Sabine, Maritain, etc.). Sin
embargo, se reitera que Maquiavelo se mantiene en el ámbito del ser, aplicando el método científico a
la fenomenología política. Aun así, esa visión pondera el elemento moral como una condición de
crecimiento y estabilidad de las instituciones.

Por último, debe destacarse su amor por la patria, a la verdad y los valores que fortalecieron a la
República Romana.

Sin embargo, el maquiavelismo como concepto peyorativo aplicado a los amoralistas políticos se
extendió universalmente.

SÍNTESIS:

1) Se inspira en los modelos del mundo clásico.


2) Es un racionalista en cuanto aplica sus reflexiones políticas al método científico.
3) Es humanista, pues su principal fuente de inspiración son los autores clásicos y además
Dante, Petrarca y Bocaccio. En cuanto a la Ciencia Política, continúa la tradición de Bruneto
Latini (ideólogo de la República en Florencia, traductor de obras de Aristóteles y Cicerón;
coloca al lenguaje en un lugar privilegiado en la acción política).
4) Es un pensador realista: da prioridad a los hechos. Recordar que el realismo en una corriente
del pensamiento inaugurada por Aristóteles que se preocupa por estudiar la realidad de la
vida política para extraer los principios de la razón. Contraria al utopismo, corriente liderada
por Platón, que habla de un Estado ideal
5) Es un pragmático porque sus propósitos no son utópicos, son verosímiles y alcanzables.
6) Es un nacionalista, porque advirtió que la nación era la realidad que advenía.
7) Es un patriota, porque todos sus escritos y actos estaban atravesados por su amor a la
patria.

La Contrarreforma
♦ El Concilio de Trento: (fuente de internet)

Fue un concilio ecuménico, esto es, una reunión de los principales cargos de la Iglesia para tratar
temas eclesiásticos convocado por el Papa y que repercutía a toda la cristiandad. Concretamente lo
convocó el Papa Paulo III, no sólo para responder a la Reforma protestante sino también para fijar
el dogma católico tras la degradación y crisis a que había llegado la Iglesia católica en el siglo XVI.

En el Concilio había dos posturas enfrentadas: una, que proponía una actitud conciliadora hacia
los protestantes para llegar a un acuerdo, y otra, la intransigente, que acabó por ganar.

Los dogmas concluidos, si bien no eran nuevos, sí se perfilaron y aclararon con respecto a
ambigüedades anteriores, aportando una mayor unidad a la doctrina católica y oponiéndose a las
ideas protestantes, con lo que el Concilio resultó la ruptura definitiva de ambas tendencias. Algunos
de los dogmas o medidas a aplicar fueron:

 La idea de la salvación del ser humano tanto por la fe como por las buenas obras.

 Una mayor moralización del clero.

 La consideración de la presencia real de Cristo en el sacramento de la Eucaristía.

 El control de la acumulación de los altos cargos en la jerarquía eclesiástica.

 El control de las indulgencias en detrimento de su abuso.

 La Vulgata de San Jerónimo como texto oficial de la Biblia.

 La interpretación de las Sagradas Escrituras reservada a la Iglesia católica.

 La sistematización de las ceremonias litúrgicas.

 La veneración a la Virgen y a los santos.

 La creación de seminarios diocesanos.


 La creación de los archivos parroquiales.

El 13 de diciembre de 1545, cuando comienza a sesionar el Concilio de Trento, convocado por Paulo
III, la unidad del Medioevo europeo se cae a pedazos. La filosofía aristotélica cede antes las ideas de
la modernidad. La política ya no está subordinada a la moral por imperio de la ciencia nueva de
inspiración maquiavélica. Galileo ya se ha retractado pero la verdadera víctima es el mundo que
imaginó Ptolomeo: la ciencia gira en su propia órbita, distante de la teología. Erasmo y los
humanistas enseñan a distinguir la ética de la filosofía. Tras las banderas de la Reforma avanzan el
libre examen y la doctrina de la predestinación: la base del posterior capitalismo.

Carlos V, liderando las coronas de España y el imperio lucha por restaurar la unidad perdida.
Fracasa en su intento de reconciliación con Lutero, y mientras disputa con Franciso I por la
supremacía del norte de Italia, presiona para reunir el Concilio, que debería ayudar a juntar las
piezas dispersas de la cristiandad. Choca varias veces con la desconfianza de los pontífices que no se
dejan seducir por sus arrebatos.

El objetivo es la unidad: por ello se elige Trento, a donde podrían concurrir sin dificultades los
alemanes reformados. El resultado, en cambio, sanciona definitivamente la fractura que pone
punto final a la Edad Media.

Interrumpido dos veces, el Concilio se clausura en 1563, a los 18 años de su iniciación; su doctrina
se condensa en un documento final: “Professio Fidel Tridentinae”, donde se niega a cada devoto el
derecho de interpretar personalmente las Sagradas Escrituras, se reestablece la autoridad sacerdotal,
se reafirma el celibato, y se reivindica el derecho del pontífice de designar a los obispos.

La separación de los protestantes se torna irreversible, las grietas se han ensanchado y la unidad
buscada solo será posible entre los que quedan bajo la hegemonía vaticana, luego de su amputación.
El Concilio, que debió oponerse al surgimiento de nuevas naciones, es escenario de la lucha entre
ellas: cada Estado propone reformas, ansiosos por poder lograr poder sobre sus iglesias. Los
españoles formados en la escuela del cardenal Cisneros, compiten con los austriacos; estos con los
franceses, todos entre sí.

También el cuadro político se trastornó en esos 18 años. El imperio cristiano se ha dividido en dos
cabezas: la de Felipe II que reina en España, y la de su tío Fernando, titular del Imperio Alemán.
Francia está a punto de sumirse en horribles guerras religiosas y Alemania le seguirá poco después.

♦ Las doctrinas de la contrarreforma:

Los protestantes franceses apoyaron fervientemente la causa de los reyes Enrique III y Enrique IV.

Los católicos fundaron La Liga en 1576 para poder equilibrar las fuerzas en pugna. En ese periodo y
en diversas ocasiones tomaron las ideas de los monarcómanos hugonotes (protestantes franceses
calvinistas) para dar fundamento sus posiciones políticas.

Enrique IV debió convertirse al catolicismo para ser ungido en el trono de Francia, tuvo a los jesuitas
como adversarios más tenaces. Se trataba de un rey sospechoso, frente al que cabía sostener la tesis
medieval de que el Papa tiene derecho a deponer al gobernante herético (hereje).

El cardenal Belarmino sostiene que el Papa tiene un derecho limitado que puede ejercerse solamente
a fines espirituales, y que le permite estigmatizar a quien haga peligrar la salud del pueblo cristiano,
desde el orden político.

Luis Molina explica que el hecho de le defenestración (destitución inesperada o violenta) del
monarca herético debe ser realizada por el pueblo, tras la señal inequívoca emanada del Papa. Esta
formulación llegaría a justificar este tipo de movimientos, basándose en la tesis jesuítica de que la
soberanía radica en el pueblo, especialmente perfeccionada en la obra de Juan de Mariana, donde
incluso hace una apología al tiranicidio.

La posición jesuítica, cabalmente contra-reformista, es anti-absolutista por oposición a la tesis


luterana y calvinista de la obediencia absoluta y señala que la soberanía pertenece al pueblo.
♦ La escolástica española:

Francisco de Vitoria (1480-1546):

Es un dominicano eclesiástico que recibió una fuerte influencia de Erasmo. Catedrático de La


Salamanca y La Sorbona, es un decidido anti-imperialista. En su obra “Las Relectiones Theologiae”,
abarca claramente el ámbito político. La sociedad y el Estado pertenecen al ámbito del derecho
natural. No puede concebirse a la humanidad sin organización social y política, cuya finalidad
debe ser el bien común. La monarquía está sometida a las leyes divinas. El mundo es una sola
república y es así que todos los hombres están amparados por el mismo e irrenunciable derecho
natural.

Sus “Relectiones Theologiae” fueron publicadas en Lyon (Francia) en 1557. Entre ellas sobresalen “De
Potestate Civile”, “De Indis” y “De Iure Bellis”.
En este último título, Vitoria aparece como fundador del derecho internacional, anticipándose a
Grocio. Vitoria es partidario de la monarquía por el hecho de favorecer a la unidad del poder y
sustraerlo de las fracturas de las diferencias de opinión y de las divisiones del “gobierno de varios”.
Esta afirmación no impidió su convicción sobre el consenso de la mayoría en decisiones como la que
se refiere a las formas de gobierno.

Juan de Mariana (1537-1624):

Fue profesor en Roma y en París y luego se retira a Toledo. Su obra “De Regeet Regis Institutione” de
1594 nos recuerda a Erasmo, en especial en los capítulos en los que se refiere a la educación del
príncipe.
Mariana señala las limitaciones que debe enmarcar el poder del rey mediante la participación del
pueblo en los asuntos públicos y por la sumisión del príncipe a las leyes del Estado.
Aparece como uno de los grandes apologistas católicos del tiranicidio. Sin embargo, ha reiterado los
argumentos contra el regicidio (asesinato de un rey), aunque justificó el asesinato de Enrique III a
manos de Clement, como una justa venganza por la cruel eliminación del duque de Guisa realizada
por la orden del monarca.
En síntesis, los autores de la Contrarreforma más representativos son:
- El Cardenal Roberto Belarmino: en su obra “De Sumo Pontífice” (1586) expresa que el Papa no
tiene una espada temporal, pero si el derecho de oponerse al príncipe que ponga en peligro la
catolicidad de su pueblo y la salud de la cristiandad.
- Por esta razón, los jesuitas sostendrán que la soberanía pertenece por derecho divino al
pueblo y no al soberano. El pueblo no deberá acatamiento al soberano herético (Luis Molina)
y sobre todo Juan de Mariana: “De Rege et Regis Instituttione”. Es quien justifica el tiranicidio.
La Escolástica española:
 Se inspira en Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.
 Apunta a la monarquía limitada.
 Sostiene que la legitimidad se sustenta sobre la base del bien común y del consenso.
 La soberanía, en última instancia, viene de Dios al pueblo y de este al Príncipe.

El Padre Suárez (1548-1617):

Francisco Suárez de Toledo nació en Granada, procedía de un noble linaje castellano. Ingresó a la
Universidad de Salamanca donde siguió estudios de derecho canónico, que abandonó sin terminarlos,
pues no se distinguió por su aprovechamiento. Solicitó su ingreso a la Compañía de Jesús (jesuitas)
en 1564.
Enseñó teología en Segovia, Valladolid y en Roma. Trasladado a Alcalá, después de haber asentado
en Roma su justa fama de erudito, de trabajador incansable y de espíritu sagaz, comenzó a escribir
las obras que inmortalizarían su nombre. Las primeras que compuso y publicó fueron de carácter
teológico, y entre ellas un comentario a 33 cuestiones de la tercera parte de la Suma Teológica de
Santo Tomás de Aquino. Luego hizo conocer sus “Comentarios y Disputaciones” en que también
desarrolla los principios de la filosofía tomista. A esa obra le siguió “Disputaciones Metafísicas” en
que, señalando una notable diferencia con sus contemporáneos que se aplicaban a comentar los 12
libros de Aristóteles, expuso su propia doctrina.
Nombrado por Felipe II profesor de la Universidad de Coimbra, adonde se trasladó en 1599, comenzó
a explicar al poco tiempo la materia que constituye su obra fundamental sobre las leyes y que tituló
años después al publicarla, “Tratado de las Leyes y de Dios Legislador”.
♦ Pensamiento político:
Sostiene que el Estado es una “comunidad perfecta” (inspirado por Aristóteles), que se define por la
capacidad de darse un gobierno propio y por el hecho que no se encuentra sometido a un poder
exterior. Ese poder exclusivo y excluyente está fundado en el derecho natural. El basamento del
poder reside en el conjunto de hombres, que nacen libres. En el momento en que los hombres se
unen como comunidad (es un orden prevalentemente moral) la autoridad emerge del pueblo.
Esta potestad de dictar leyes y ejercer el mando no está dada a todos los hombres
“separadamente”, ni en la colección o multitud de todos ellos en un cuerpo. Es antes que tal cuerpo
se constituya, que está en los hombres tal potestad, al menos en el orden de la naturaleza.
Piensa que toda potestad viene de Dios. La vía de descenso de la autoridad desde el Creador hasta
el mundo político concreto se realiza en forma indirecta. Dios ha establecido el poder como un
elemento esencial de la comunidad perfecta y su titular y dueño es el pueblo constituido en
comunidad.
No existe una designación directa al rey o al caudillo providencial que pretende gobernar por gracia
de Dios, como pretendieron sostener los teóricos del absolutismo monárquico. Sino que entre el rey y
Dios quiso que el pueblo fuera el medio a través del cual el rey recibe esa clase de poder.
Según Suárez, Dios es la causa eficiente de todo lo que existe en el universo, del hombre y de la
sociedad. La comunidad es inherente a la naturaleza del hombre, y esta requiere un poder
ordenar, que puede tener diversas formas legítimas: la monarquía, la aristocracia, la democracia, o
las formas mixtas. La comunidad al ser la entidad depositaria del poder, puede discernir
voluntariamente la forma de gobierno, por lo que esta es una creación del derecho positivo.
El pueblo puede otorgar su consenso necesario para legitimar el poder por una vía contractual o
por una vía tácita (cuasi contractual). Esta última es la más común y generalmente se verifica por la
costumbre o por el acatamiento de los ciudadanos expresan explícitamente o incluso con su
conducta de obediencia al poder.
El consentimiento es siempre voluntario y explícito, y origina un verdadero pacto social. Una vez
que el pueblo trasladó su poder al rey, ya no puede legítimamente el pueblo, apelando a dicho poder,
reclamar su libertad a su capricho o siempre que se le antoje; a menos que haya justificadas y
graves razones.
Pero esta situación de estabilidad del poder no es irreversible, y el pueblo puede revertirlo en caso
de extinción de la dinastía o cuando se verifica la violación evidente del pacto social y el rey
deviene en tirano (ilegitimidad de ejercicio). Esto es el derecho a la resistencia, que debe ser
desencadenado por los órganos naturales de la nación y debe ser general. La defenestración del
monarca no debe causar peores males que los que se combaten y finalmente debe existir una
relación armónica y razonable entre los medios utilizados y los fines que se aspira lograr.
Se puede afirmar que Suárez lleva a la madurez las teorías políticas de la Escolástica y les imprime
un gran brillo intelectual. Su pensamiento tuvo una gran influencia en la dirigencia argentina, y
sus argumentos renovados serán esgrimidos por nuestros próceres en las jornadas libertarias de
mayo de 1810.

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