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International Journal of
Philosophical Studies, vol. 17(4): 531-542.
Resumen
1
que toda conversación tienda a ese fin. Una conversación entre personas que falla
en resolver un desacuerdo pero que conduce a una mejor articulación por parte de
los interlocutores y, tal vez, a una mayor simpatía por las visiones de los otros puede
describirse como exitosa, incluso aceptando que entraron en conversación buscando
alcanzar el acuerdo. Por otra parte, el acuerdo por sí mismo no es el objetivo del
diálogo; los interlocutores podrían acordar únicamente a través de la fuerza de la
personalidad o de la inseguridad. Tal „acuerdo‟ violaría lo que debiera ser un
principio central del diálogo, que la resolución de la discrepancia debe basarse en la
evidencia de las posiciones avanzadas. Por muchas razones, entonces, la afirmación
de Gadamer que el diálogo busca la resolución en una fusión de horizonte es
comúnmente criticada por los filósofos. Aquí voy a mirar de cerca la visión de
Gadamer, porque creo [532] que la accesibilidad de la frase esconde lo que es en
realidad una visión plausible digna de ser defendida como un resultado apropiado
del diálogo.
Para llegar a su punto de vista, será útil comenzar con una objeción de E. D.
Hirsch.3 Hirsch piensa que la discusión de los horizontes de Gadamer
inmediatamente excluye algo así como una fusión de horizontes. Hirsch sostiene si
queremos comprender algo o bien es dentro de nuestro horizonte o más allá de
nuestro horizonte. Si es esto último, entonces no puede ser comprendido, ya que
significaría que está más allá de nuestro horizonte. Pero ya que no puede ser
comprendido, entonces no puede existir una fusión de horizontes. Si está dentro de
nuestro horizonte, entonces, no hay dos horizontes separados que deben ser
fundidos, y no tiene lugar la fusión. Debemos concluir, por lo tanto, que si los
horizontes son límites en la comprensión, una fusión de horizontes es imposible o
innecesaria. He aquí cómo pone esto Hirsch
2
reales, es decir, a menos que el sentido original del texto ha sido
comprendido? En efecto, la cuestión fundamental, que Gadamer no
ha logrado responder, es simplemente esta: ¿cómo se puede afirmar
que el sentido original de un texto está más allá de nuestro alcance y,
al mismo tiempo, que la interpretación valida es posible?... Si él fuera
fiel a su postulado de la historicidad radical, lo que él denomina una
fusión de perspectivas históricas no puede afirmarse en absoluto. Si el
intérprete está limitado por su propia historicidad, él no puede salir
de ella a algún punto a medio camino donde pasado y presente se
funden… Una vez que se admite que el intérprete puede adoptar una
perspectiva fusionada diferente de su propia contemporaneidad, a
continuación, se admite, en principio, que él pude salir de su propia
perspectiva. Si esto es posible, el supuesto fundamental de la teoría
[de estar limitados por horizontes] se hace añico.4
3
de una situación es el concepto de un „horizonte‟. El horizonte es el
rango de visión que incluye todo lo que puede ser visto desde un
punto de vista particular.5
Husserl señaló que a pesar que nuestros sentidos sólo nos brindan
información incompleta acerca de un objeto, percibimos al objeto como un todo.
Así, cuando al mirar una silla estemos observando un lado de la misma, percibimos
una silla, no un lado-silla. No nos sorprende cuando nos movemos ver que la silla
tiene otros lados, que es tridimensional, y así sucesivamente. De hecho, estaríamos
bastantes sorprendidos al encontrar que lo que pensamos que era una silla era en
realidad una fachada. Del mismo modo, cuando percibimos una persona podemos a
menudo decir quién es la persona aunque tengamos muy poca información
sensorial. Podemos reconocer a alguien mirando la parte posterior de su cabeza; si
5 Truth and Method (New York: Crossroad, 1989), p. 302, itálicas del autor. En adelante TM.
6 (Dordrecht: Kluwer Academic Publishers, 1990).
4
gira y revela que estábamos equivocados, esto sería una señal de que nuestra
percepción de la parte posterior de la cabeza incluía más que simplemente la parte
posterior de la cabeza. De lo contrario no nos habríamos sorprendido al descubrir
que era alguien que no esperábamos. Así, la percepción siempre va más allá de lo
que realmente esta dado a los sentidos. De acuerdo con Husserl, no es que nuestra
mente esté elaborando inferencias desde la información perceptual que recibimos de
manera que, por ejemplo, al ver por primera vez un campo de color y luego nuestra
mente organizar el color, concluimos que esto se trata de algún objeto o persona.
En realidad vemos esto como un objeto o persona. El contenido adicional que
completa el objeto está incorporado en la percepción del objeto.
5
está predelineado. Por otra parte, mis entornos indeterminados son
infinitos, lo brumoso y nunca completamente determinado está
necesariamente allí. … Este horizonte, sin embargo, es el correlato de
los componentes de lo esencialmente indeterminado unido a la
experiencias de las cosas físicas en sí; y aquellos componentes –otra
vez, esenciales- dejan abiertas las posibilidades de realización, lo cual
no significa completamente indeterminado, sino que son, por el
contrario, posibilidades motivadas predelineadas con respecto a su tipo
esencial.7
6
teniendo una cara. Pertenece al horizonte interno de una cabeza tener una cara. Los
horizontes externos son horizontes establecidos por la relación entre el objeto y su
entorno. Si hay un poste telefónico obstruyendo parcialmente nuestra visión [535]
de una casa, reconocemos a las partes de la casa a ambos lados del poste como
perteneciendo a la misma casa y como estando localizada ésta detrás del poste.
También percibimos el carácter de la interacción entre los objetos en virtud de un
horizonte externo. Todas las relaciones obtienen su carácter desde el horizonte
externo, incluyendo la relación de pertenecer a un todo espacio-temporal que
vincula todas las cosas.
Merleau-Ponty reúne tres temas: los objetos nunca aparecen sin horizontes,
los horizontes establecen el conjunto de expectativas que acompañan a la
9 Phenomenology of Perception (New York: Humanities Press, 1962), p. 68.
7
percepción de un objeto y las estructuras objeto-horizonte están conectadas a las
perspectivas. El horizonte interno –aquellas características del objeto que forman
nuestras expectativas de las percepciones futuras del objeto– y el horizonte exterior
–aquellas características del entorno que forman nuestras expectativas de la
interacción entre el objeto y sus entornos– son los dos horizontes más significativos
a los fines de comprender el uso del término de Gadamer. Sin embargo, para
Husserl el horizonte temporal es el más importante ya que todos los objetos se nos
aparecen como objetos temporales, como extendidos en el tiempo así como
extendidos en el espacio. Dados que el horizonte interno revela nuestras
expectativas normales para las futuras revelaciones sobre el objeto y el horizonte
externo revela la manera de cómo el objeto interactúa con su entorno, el tiempo es
el tema fundamental de enlace. Las revelaciones y las interacciones futuras, así como
las historias pasadas que hicieron lo que es y lo establecieron donde está, son
esencialmente temporales, y así Husserl concluye que es el horizonte temporal la
condición para todos los otros horizontes.
8
investigaciones. Esto es claramente contrario al énfasis cotidiano acerca del
horizonte como un límite.
10TM, 245.
11 “What is Truth?”, en Hermeneutics and Truth, ed. Brice Wachterhauser (Evanston, IL: Northwestern
University Press, 1994), p. 42. Este ensayo, publicado originalmente en 1957, contiene su primer uso de la
frase „fusión de horizontes‟.
9
significativas las proposiciones. Su foco es lingüístico más que perceptual y, por lo
tanto, está íntimamente conectado con el diálogo.
10
de una existencia histórica y que es contemporánea a todo aquello
que hace sentir su presencia. Cuando queremos comprender
sentencias que han llegado hasta nosotros, nos hundimos en
reflexiones históricas, a partir de las cuales se determina dónde y
cómo estas sentencias son dichas, cuáles son sus motivaciones reales
y con ello cuáles son sus significados reales. Cuando queremos
representar una sentencia ante nosotros mismos debemos, por lo
tanto, representar su horizonte histórico.12
Del mismo modo que para Husserl el horizonte del objeto presenta al objeto
perteneciendo a un mundo físico, para Gadamer, el horizonte de una sentencia
presenta a la sentencia perteneciendo a un mundo lingüístico, cultural e histórico.
12 Ibid., p. 44.
13 TM, 305.
14 TM, 302.
11
El alejamiento de Gadamer de la percepción hacia la inteligibilidad a través
del lenguaje refleja una de sus críticas a Husserl, a saber, que Husserl da demasiada
prioridad a la percepción sensorial en la adquisición del conocimiento y, en general,
en la explicación de la relación fundamental de una persona a su medio ambiente. 15
También refleja el uso de Heidegger del término „horizonte‟ que conduce a Ser y
Tiempo. Heidegger utiliza esta palabra esporádicamente antes de Ser y Tiempo, cuando
introduce la idea del “tiempo como el horizonte posible para cualquier comprensión
del ser”.16 Al hablar explícitamente de los horizontes temporales, Heidegger dice que
la unidad de horizonte (los esquemas de horizontes pasados, presentes y futuros)
“hace posible la conexión primordial de las relaciones del estar-en-orden-a con el
buscar-el-bien-para”;17 es decir, el horizonte hace posible comprender algo como
teniendo relevancia dentro de un mundo. En Los problemas básicos de la fenomenología,
Heidegger define el horizonte como “aquello hacia lo cual cada éxtasis está
intrínsecamente abierto en una forma específica… la extensión abierta hacia la cual la
remoción en sí misma está fuera de sí”.18 Al igual que Gadamer y Husserl,
Heidegger utiliza el término „horizonte‟ para referir no a los límites de la
comprensión, sino a las condiciones de la comprensión que siempre nos conducen
hacia nuevas comprensiones.
¿Qué debemos hacer, luego, con la cita previa de Gadamer donde parece
presentar los horizontes como límites? Recordemos que allí dice que
15 Por ejemplo, véase “The Hermeneutics of Suspicion”, Man and World, 17 (3/4) (1984), p. 316.
16 Being and Time, trans. Joan Stambaugh (Albany, NY: SUNY Press, 1996), p xix. Para una discusión detallada
de desarrollo del concepto véase el libro de Theodore Kisiel The Genesis of Heidegger’s Being and Time (Berkeley:
University of California Press, 1995), pp. 446-51.
17 Being and Time, p. 334.
18 (Bloomington, IN: Indiana University Press, 1982), p. 267, itálicas del autor. Este texto contiene el uso más
extensivo del término „horizonte‟ de Heidegger y así mismo su último uso como un término técnico.
12
incluye todo lo que se puede ver a partir de un punto de vista
determinado.19
[539] Nótese la diferencia clave entre el uso del término por parte de Husserl
y Gadamer. Los horizontes perceptuales están siempre presentes; los horizontes
para la comprensión puede que no lo estén y requieran un arduo trabajo para ser
adquiridos. Cuando estamos tratando de comprender a otra persona o a un texto,
necesitamos tener alguna idea del horizonte en que el asunto es inteligible para el
autor o para el hablante. Esto no significa que necesitemos conocer las intenciones
del hablante o del autor (no obstante conocerlos podrían ayudarnos), los horizontes
son rasgos objetivos del entorno conceptual que hacen inteligible el asunto, no
rasgos subjetivos de la mente de los hablantes. Gadamer escribe,
19 TM, 302.
20 TM, 302.
21 TM, 292.
13
Para comprender la objetividad del significado de los horizontes,
consideremos nuevamente la analogía perceptual: el hecho que una casa sea
percibida como teniendo una parte trasera no es una intención del espectador, sino
un hecho de la naturaleza de las casas. Del mismo modo, el hecho de que una
sentencia sea inteligible no es un hecho de las intenciones del hablante, sino de la
naturaleza del lenguaje y del asunto del que trata la sentencia. Tener conocimientos
básicos del asunto del que trata la sentencia es paralelo al horizonte interno de
Husserl y tener conocimientos básicos acerca del contexto de la sentencia es
paralelo al horizonte externo de Husserl. La clave para una correcta interpretación
radica en la adquisición de los horizontes adecuados.
14
relacionado a todas las otras cosas físicas, o como algo fundamentalmente diferente
de las cosas inanimadas); rechazaríamos una interpretación de la „máquina‟ si nos
conduce a conclusiones sin sentido acerca del cuerpo. Por ejemplo, si encontramos
una asociación en el siglo XVII entre la palabra „máquina‟ y la frase „el uso del hierro
en la construcción‟, podríamos concluir correctamente que este no es el sentido de
„máquina‟ cuando Descartes afirma que el cuerpo es una máquina. Los contextos
interpretativos relevantes, los horizontes históricos, son aquellos que producen
sentencias posiblemente verdaderas. Nótese que en la práctica para determinar el
significado de una sentencia y en la de determinar cómo una sentencia puede ser
verdadera, no existen dos operaciones separadas. Esta visión es necesaria para
comprender cómo la fusión de horizontes es apropiadamente denominada una
fusión.
Debe quedar claro, entonces, por qué Hirsch está errado. Él considera a
los horizontes como límites fijos para la comprensión, y si bien es cierto que en
cualquier momento el horizonte es un límite a lo que puede ser comprendido, no se
requiere un esfuerzo extraordinario para que el horizonte cambie y surjan nuevas
comprensiones. El problema de pensar los horizontes como límites es que uno
piensa en superarlos como si fuera a cruzar sus límites. De hecho, como hemos
15
visto, conocer lo que yace más allá de un horizonte no requiere cruzar el horizonte:
simplemente requiere moverse hacia el horizonte, o más acertadamente, trasladarse
a un terreno más alto donde el horizonte anterior quede incluido en un horizonte
más amplio. Nuestros horizontes intelectuales cambian cada vez que aprendemos
algo nuevo o cuando valoramos de manera diferente lo que ya sabemos, y estos
cambios no requieren cruzar más allá de los límites de nuestra comprensión.
Gadamer afirma “el movimiento histórico de la vida humana consiste en el hecho
de que nunca está obligado absolutamente a un punto de vista, y por lo tanto nunca
puede tener un horizonte verdaderamente cerrado. El horizonte es, más bien, algo
en el cual nos movemos y que se mueve con nosotros. Los horizontes cambian para
quien esté en movimiento.”22 „Moverse‟ conceptualmente [541] requiere
simplemente obtener nueva información o nuevos puntos de vista, un evento
bastante común.
22 TM, 304.
23 TM, 304.
24 TM, 306.
16
creencias equivale a un cambio en la organización de nuestras experiencias e
interpretaciones.
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