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QUIEN TIENE UN AMIGO TIENE UN TESORO

“No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás


de mí, puede que no sea un guía. Solo camina a mi lado y se mi amigo”
-Albert Camus-
La amistad dicen por ahí que es un bien muy escaso, ya que no todo el
mundo llega a poder cultivarla, no todo el mundo llega a entregarse
pero si hay una cosa cierta es que existe.

Hoy quiero hablaros de la amistad verdadera, de la auténtica amistad,


de la que ya hablaba Aristóteles cuando decía: “La amistad es un alma
que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”.
Y es que no hay nada más gratificante que sentir la proximidad de un
amigo, su afecto, su compresión, su paciencia y su entrega.
Yo como psicóloga soy consciente de la importancia de tener buenos
amigos. El apoyo social que recibimos y el contacto con los amigos son
necesarios en la salud mental y emocional. Muchos estudios han
llegado a comprobar cómo nos reduce el estrés, mejora la autoestima,
incrementa nuestra capacidad de aprendizaje…
Y es que los amigos son esas maravillosas personas que están en
nuestro camino y nos acompañan para ayudarnos a mantenernos en
pie ante las dificultades que se van presentando en nuestra vida; será
con el tiempo que vayas consiguiendo un pasado común con ellos. Los
años harán que estas amistades se vayan profundizando.
No hay nada mejor en los momentos duros que contar con esa amiga
de turno dispuesta a escucharte, momentos donde lo único que quieres
es llorar pero preferirías reírte con ella y casi siempre así termina
ocurriendo. Para mi no hay nada mejor que pasar una tarde de risas
con esas personas irremplazables.
Además no olvides que estos amigos no sólo te amparan y consuelan
en tus momentos de desolación sino que los momentos aparentemente
neutrales los hacen buenos y los que son buenos los transforma en
mejores. Esto viene a recordarme lo que decía Francis Bacón:”la
amistad duplica las alegrías y divide las angustia por la mitad”. Aquí
tenemos el beneficio emocional pero en la amistad hay implícito mucho
más que todo esto, ya que la amistad nos ayuda a crecer, nos reprende
cuando podemos dar más de nosotros, nos impulsa a alcanzar nuestros
sueños…Nos transforma. Nos va haciendo mejores personas. Y es que
de manera natural nos compele a aprender continuamente más sobre
nosotros mismos y nos muestra alternativa de pensamientos y
conductas completamente diferentes de las que ya tenemos.
La cuestión que me planteo es que aunque sentimos diariamente los
beneficios de la amistad solemos estar un poco ciegos ante la
evidencia; No llegamos en muchas ocasiones a valorar los aspectos
positivos que producen en nosotros. Es por ello que os aconsejo que si
tenéis a un amigo que os provoque sentiros bien, positivos y
singulares. No dejarlo ir .

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