52, ANTIGUA POES{A ESPANOLA LIRICA Y NARRATIVA
. a su Hijo. Y apretaéndolo contra el pecho siguid cantando en you baja
para el pequerio leproso.
‘Al amanecer, cuando los pastores caminaban hacia el establo entre
flautas y rabeles, portando sus -aguinaldos y recentales y quesos mon-
taraces, todas las huellas del “mal blanco” habfan desaparecido mi-
Jagrosamente. El nifio leproso reia feliz, con todo su cuerpo sano y
limpio. Solamente en ‘el hombro derecho le habia quedado en recuerdo
una marca de plata pequefia y blanca como una flor de lis.
‘Treinta y tres afios mds tarde ardia Palestina en rebeliones de doc-
trina contra Roma pagana y de independencia contra la Roma im-
perial. Los mirtires de una y otra eran Ilevados al suplicio infame del
Tnadeto acusados de falsos ‘profetas o de ladrones.
A la cérdena luz de la tarde, el dulce Jess de Galilea agonizaba
en su cruz. A su diestra, un fuerte ontaiiés de barba aborrascada
se retorcia entre los cordcles de Ja suya con un lamento Jargo més
semejante a una queja que a una protesta.
—iPor qué me acusan de vivir fuera de la ley si nunca me han
dejado vivir dentro? De nifio sdlo conoci el borde de los caminos;
ni el lagar de Jas uvas ni el umbral de los molinos me permitfan pisar,
ni pedir mi pan si no. era con Ja boca contra el viento. Naci, como los
mios, marcado por el mal y la miseria. De mi padre sdlo heredé un
cuchillo y el instinto animal de las rontafias. De qué pueden acu-
sarme ahora los que me acosaron siernpre como a un perro sarnoso?
Solamente una dulce mujer me canté un noche de nicye sobre sus
wodillas, y a clla le debo 1a vida tanio como a mi propia madre. Si
hice algdn mal inutil, yo te pido perdén por su recuerdo...
El Rabi le mir profundamente, y yio que en el hombro derecho
tenia una marca de plata, pequefia y blanca como wna flor de lis.
Entonces le sonrié piadosamente con las palabras del perdén:
"Bn verdad te digo que esta misma noche entrarés conmigo en
Casa de mi Padre.”
stilesVIDA DE SANTA MARIA EGIPC{ACA