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ID Dictamen: 058901N06 Vista preliminar

Indicadores de Estado

Nº Dictamen 58901 Fecha 06-12-2006


Nuevo SI Reactivado NO
Alterado NO Carácter NNN
Origenes MUN

Referencias

Decretos y/o Resoluciones

Abogados

MAM

Destinatarios

Presidenta de la Corte de Apelaciones de Santiago

Texto

Informa recurso de protección interpuesto en contra de esta Entidad Fiscalizadora por


haber dictado resolución en virtud de la cual y como consecuencia de un sumario
administrativo, se aprobó la investigación y se propuso aplicar la medida disciplinaria de
destitución a funcionario municipal. Ello, por haberse acreditado que el ex Administrador
Municipal, hizo uso de su posición jerárquica para presionar a distintas funcionarias del
municipio con insinuaciones de connotación sexual y ejerció un hostigamiento en contra de
dos de esas servidoras, creando un entorno hostil de trabajo al utilizar un lenguaje soez en
su contra, conductas que constituyen una vulneración grave al principio de la probidad
administrativa consagrado en el tit/iii de la ley 18575

Acción

aplica dictámenes 2680/99, 3737/99, 23461/91, 10489/93

Fuentes Legales

ley 18883 art/120 lt/d, ley 18883 art/123 inc/2


ley 18883 art/123 lt/c, ley 18883 art/138, ley 18883 art/58 lt/g
ley 18883 art/182 lt/l, ley 18883 art/142, pol art/19 num/3 inc/4
pol art/20, ley 18575 tit/iii, ley 18575 art/52, ley 18575 art/61
ley 18575 art/13, ley 10336 art/1, ley 10336 art/6, ley 10336 art/131
ley 10336 art/133 bis, res 236/98 contr, ley 18695 art/56
ley 18695 art/63 lt/c, ley 18695 art/63 lt/d, ley 18695 art/51
dfl 1/2006 inter, ley 18834, ley 20005, ley 19880 art/13
dfl 1/19653/2000 sepre, dfl 29/2004 hacie
dto 100/2005 sepre

Descriptores

recurso protección principio probidad administrativa

Documento Completo

N° 58.901 Fecha: 6-XII-2006

En respuesta a su oficio N° 1842-2006 P, de fecha 17 de noviembre de 2006 -ingresado


a esta Contraloríía General el 21 de noviembre del mismo anñ o-, mediante el cual V.S.I.
solicita se informe y se remitan todos los antecedentes relacionados con el recurso de
proteccioí n, Rol N° 6.120, de 2006, interpuesto por don XX en contra de la senñ ora
Contralor General de la Repuí blica subrogante, cumple con manifestar lo siguiente:

El recurso de autos ha sido deducido en contra de esta Entidad Fiscalizadora, en razoí n


de haber dictado la Resolucioí n Exenta N° 1.992, de 28 de septiembre de 2006, en
virtud de la cual, y como consecuencia de un sumario administrativo instruido por la
Contraloríía Regional de La Araucaníía en la Municipalidad de Pureí n, se aproboí esa
investigacioí n y se propuso aplicar a don XX, Administrador Municipal, la medida
disciplinaria de "Destitucioí n", establecida en el artíículo 120, letra d) de la Ley N°
18.883, Estatuto Administrativo para Funcionarios Municipales, en relacioí n con el
artíículo 123, inciso segundo, del mismo texto legal, lo cual, a juicio del actor, habríía
"perturbado, desconocido y violentado la Garantíía Constitucional del debido proceso,
prevista en el art/19 N° 3 inc/4 de la Constitucioí n Políítica de la Repuí blica y a que tiene
derecho todo ciudadano".

Esta medida disciplinaria fue propuesta por haberse acreditado en el mencionado


proceso sumarial, los cargos imputados al recurrente, consistentes, el primero, en
hacer uso de su posicioí n jeraí rquica a fin de presionar a distintas funcionarias de ese
municipio con insinuaciones de connotacioí n sexual, y el segundo, por haber ejercido
un hostigamiento en contra de dos de esas servidoras, creando un entorno hostil de
trabajo al utilizar un lenguaje soez en su contra, conductas que constituyen una
vulneracioí n grave al principio de la probidad administrativa consagrado en el tíítulo III
de la Ley N° 18.575.

I.- Cuestiones previas que inciden en el recurso de autos.

1. Como cuestioí n previa al anaí lisis de fondo de las alegaciones que se formulan en el
recurso de autos, cabe senñ alar que este uí ltimo no ha sido creado para solucionar
conflictos que se encuentran sometidos a normas y procedimientos preestablecidos y
entregados al conocimiento de organismos competentes, que actuí an dentro de la
esfera de sus atribuciones legales y, consecuencialmente, bajo el imperio del derecho,
como lo han reconocido, entre otros, los fallos emitidos por la Iltma. Corte de
Apelaciones de Santiago con fecha 4 de septiembre y 2 de octubre de 1985
(considerandos 8° y 9°, respectivamente) en los recursos de proteccioí n deducidos por
donñ a Lagdi Dííaz Vega y donñ a Adela Gonzaí lez Molina, roles N°s. 196-85 y 247-85.

En este orden de ideas, es preciso anotar que los procesos sumariales tienen por objeto
establecer la existencia de hechos constitutivos de infracciones y determinar las
responsabilidades administrativas consiguientes. Las normas que regulan la
tramitacioí n de los mismos y, especííficamente, aquellas previstas en la Ley N° 10.336,
Orgaí nica Constitucional de esta Entidad Fiscalizadora y en el Reglamento de Sumarios
Instruidos por la Contraloríía General de la Repuí blica, aprobado por la Resolucioí n N°
236, de 1998, contienen todos los elementos necesarios para configurar un debido
proceso y asegurar una adecuada defensa de los inculpados.

Lo anterior, toda vez que en ellos se establecen, entre otros aspectos, las autoridades
llamadas a conocerlos; los plazos dentro de los cuales deben realizarse las actuaciones;
las formalidades de las notificaciones que deben efectuarse a los inculpados; la
formulacioí n de cargos y su debido emplazamiento; las formalidades de las
declaraciones y testimonios prestados en el sumario; la amplia admisibilidad de
medios de prueba; la praí ctica de diligencias probatorias solicitadas por los afectados y
los medios de defensa de que pueden hacer uso los inculpados, tales como la
formulacioí n de descargos y de observaciones ante la autoridad contralora, normativa a
la cual se cinñ oí la tramitacioí n del sumario administrativo instruido en contra de don XX.

Al respecto, cabe destacar que el recurrente tuvo acceso a todas las instancias de
defensa, lo que demuestra con claridad que las normas que regulan estos procesos
protegen adecuadamente a los funcionarios afectos a las mismas, en un reí gimen de
pleno imperio del derecho, de donde resulta la improcedencia de interponer el recurso
de proteccioí n formulando alegaciones destinadas a impugnar las resoluciones internas
de los sumarios, por cuanto ello importaríía desconocer el procedimiento fijado por ese
ordenamiento juríídico para determinar la responsabilidad de los servidores puí blicos.

Por lo tanto, atendida la naturaleza del recurso de proteccioí n, es de toda evidencia que
esta accioí n cautelar no puede ser entablada para obtener un pronunciamiento que
recaiga en una materia como la responsabilidad administrativa, la cual estaí sujeta a
normas que contemplan un procedimiento de tramitacioí n que asegura la defensa de
los afectados, lo que ha sido reconocido invariablemente por los Tribunales de Justicia
en los recursos de proteccioí n roles N°s. 114-83 y 14-84, de la Corte de Apelaciones de
Santiago.

2. Por otra parte, es necesario tener presente que en la situacioí n en examen, este
Organismo Superior de Control no ha hecho otra cosa sino que ejercer las facultades y
cumplir con las funciones que le corresponden de acuerdo con la Carta Fundamental y
su Orgaí nica Constitucional.

En efecto, la citada Ley N° 10.336, en sus artíículos 1°, 6° y 131 y siguientes, establece
que corresponde a este Organismo, entre otras funciones, vigilar el cumplimiento de
las normas del Estatuto Administrativo, y, en lo que interesa, instruir los sumarios
administrativos correspondientes en las entidades sujetas a su fiscalizacioí n, entre las
cuales estaí n las municipalidades.

En particular, el articulo 133 bis de la Ley N° 10.336 dispone que en los casos que esta
Entidad Fiscalizadora instruya sumarios en las municipalidades, corresponde al
Contralor General proponer al alcalde respectivo que haga efectiva la responsabilidad
administrativa de los funcionarios involucrados, autoridad que deberaí aplicar
directamente las sanciones que procedan.

A su turno, el inciso segundo anñ ade que en el caso de que esa autoridad administrativa
imponga una sancioí n distinta, deberaí hacerlo mediante resolucioí n fundada, sujeta al
traí mite de toma de razoí n por la Contraloríía General.

Siendo ello asíí, es forzoso desde ya senñ alar que el recurso de autos resulta
improcedente, por cuanto estaí impugnando una resolucioí n emitida por la Contraloríía
General en uso, como se dijera, de sus facultades legales, y, por consiguiente, el
ejercicio de las mismas no puede constituir un acto ilegal o arbitrario, susceptible de
ser impugnado por el presente recurso, ya que quien se sienta afectado siempre podraí
hacer valer en esfera administrativa lo que estime pertinente, sin perjuicio de las
acciones legales ordinarias que pudieren corresponderle.

Al respecto, cabe considerar, tambieí n, lo senñ alado por la lltma. Corte de Apelaciones de
Santiago, en sentencia de 7 de septiembre de 1987, causa rol N° 242-87, recurso de
proteccioí n deducido por don Rubeí n Molina Gonzaí lez, la que ha precisado que un
pronunciamiento emitido por la Contraloríía General, emana del ejercicio de las
potestades que le otorgan la Carta Fundamental y su Ley Orgaí nica Constitucional y, por
ende, "no puede, en primer teí rmino, ser arbitrario, por cuanto ello supondríía ser sin
razoí n, meramente caprichoso, sin pretexto serio, lo que obviamente no es. Tampoco es
ilegal, toda vez que ha sido evacuado en ejercicio de las facultades antes mencionadas".

A su vez, es uí til precisar que en la situacioí n planteada en la especie y conforme lo


dispone el citado artíículo 133 bis, el Contralor General soí lo esta facultado para
"proponer" la medida disciplinaria que, a su juicio, corresponderíía aplicar al
sumariado, siendo, en consecuencia, la autoridad municipal la que, en definitiva,
resuelve si la aplica o no, pudiendo, en todo caso, sustituirla, de manera fundada, por
otra o absolver al inculpado. De este modo, el proceso en comento soí lo se encontraraí
afinado cuando el alcalde dicte el acto terminal que dispone la respectiva medida, lo
que determina, ademaí s, conforme a lo ya anotado, la improcedencia de la accioí n
cautelar deducida en contra de las resoluciones que dicta este Organismo de Control y
que se impugnan en estos autos.

En este contexto, cabe concluir que la potestad disciplinaria respecto de los


funcionarios municipales estaí radicada en el Alcalde, maí xima autoridad edilicia, de
conformidad con lo dispuesto en los artíículos 56 y 63, letras c) y d), de la Ley N°
18.695, Orgaí nica Constitucional de Municipalidades, cuyo texto refundido, coordinado
y sistematizado fue fijado por el DFL. N° 1, de 2006, del Ministerio del Interior, y en el
artíículo 138 de la Ley N° 18.883, y no en el Contralor General de la Repuí blica, razoí n
por la cual, en la especie, el actor deberíía interponer la accioí n cautelar en contra del
Alcalde de la Municipalidad de Pureí n, quien en definitiva deberaí dictar el decreto
alcaldicio respectivo, disponiendo la medida disciplinaria correspondiente.

En consecuencia, acorde con lo anterior, no se advierte que lo obrado por la Contraloríía


General, dentro del aí mbito de su competencia, pueda configurar un acto arbitrario o
ilegal que pueda servir de fundamento para la interposicioí n del recurso en examen,
por lo que corresponde que ese lltmo. Tribunal desestime de plano dicha accioí n
cautelar.

II. Origen y fundamento de la Resolución Exenta N° 1.992, de 28 de septiembre


de 2006.

No obstante que lo expuesto resulte suficiente para que ese lltmo. Tribunal rechace el
recurso que se informa, se estima pertinente hacer presente a V.S.I. una breve relacioí n
cronoloí gica de los hechos que han dado lugar a la situacioí n a que se refiere el actor.

En primer teí rmino, cabe anotar que mediante la Resolucioí n N° 291, de 2005, de la
Contraloríía Regional de La Araucaníía, se dispuso investigar los hechos expuestos en la
presentacioí n efectuada por el Honorable Diputado senñ or Francisco Bayo Veloso, la cual
consignaba las denuncias efectuadas por un grupo de funcionarias de la Municipalidad
de Pureí n, quienes afirmaban haber sido objeto de tratos atentatorios contra su
dignidad funcionaria por parte del entonces Secretario Municipal don XX.

Agotada la etapa indagatoria de dicho sumario, al senñ or XX se le formularon los cargos


de rigor, que rolan a fojas 42 y 43 del expediente que se adjunta y que se dan por
reproducidos.

Por su parte, los descargos del inculpado, como asimismo los documentos probatorios
que acompanñ a en su defensa, rolan a fojas 72 a 145 del expediente.

Posteriormente, fue evacuada la Vista Fiscal respectiva, concluyeí ndose que se


encontraba acreditada la responsabilidad administrativa del senñ or XX y en base a ella,
y al expediente sumarial, el Contralor Regional, a traveí s de su Resolucioí n de fecha 21
de abril de 2006, aproboí ese proceso proponiendo aplicar la medida administrativa de
destitucioí n, contemplada en el artíículo 120, letra d), de la Ley N° 18.883. Todo ello,
seguí n rola a fojas 159 a 181.

Tal proposicioí n fue notificada al afectado, a fojas 182, a fin de que formulara sus
observaciones ante el Contralor General, lo que efectivamente hizo, como consta del
escrito que corre a fojas 185 a 207.

Finalmente, todos los antecedentes del sumario en cuestioí n fueron remitidos para la
resolucioí n del Contralor General, quien aproboí el procedimiento sumarial referido y
propuso aplicar, mediante su Resolucioí n Exenta N° 1.992, de 28 de septiembre de 2006
-impugnada en autos-, la medida disciplinaria de destitucioí n.

En todo caso, resulta uí til reiterar que la resolucioí n del Contralor General recaíída en un
sumario administrativo instruido por este Organismo de Control, soí lo reviste el
caraí cter de una proposicioí n o sugerencia que debe ponerse en conocimiento de la
respectiva autoridad administrativa para que, en uso de su potestad disciplinaria,
decida, en definitiva, la sancioí n a aplicar.

III. Análisis de Fondo de las alegaciones formuladas en autos.

1. Cabe analizar ahora la supuesta incompetencia que, a juicio del recurrente, afectaríía
a esta Entidad Fiscalizadora para investigar cuestiones relativas al desempenñ o de las
labores de los funcionarios municipales.

Al respecto, cumple con recordar que corresponde a la Contraloríía General de la


Repuí blica la facultad de vigilar el cumplimiento de las normas de la. Ley N° 18.575, Ley
de Bases Generales de la Administracioí n del Estado, del Estatuto Administrativo, a que
estaí n sujetos los funcionarios puí blicos y del Estatuto Administrativo para Funcionarios
Municipales, de acuerdo a las facultades que le confieren los artíículos 1°, 6° y 131 y
siguientes de la Ley N° 10.336 y el artíículo 51 de la Ley N° 18.695.

Ahora bien, una de las obligaciones que impone la citada normativa a los servidores
puí blicos es la de respetar el principio de la probidad administrativa.

En efecto, el artíículo 52 de Ley N° 18.575, establece que "las autoridades de la


administracioí n del Estado, cualquiera que sea la denominacioí n con las que las
designen la Constitucioí n y las leyes, y los funcionarios de la Administracioí n Puí blica,
sean de planta o a contrata, deberaí n dar estricto cumplimiento al principio de la
probidad administrativa".

"El principio de la probidad administrativa -continuí a el inciso segundo-, consiste en


observar una conducta funcionaria intachable y un desempenñ o honesto y leal de la
funcioí n o cargo, con preeminencia del intereí s general sobre el particular".

"Su inobservancia acarrearaí las responsabilidades y sanciones que determinen la


Constitucioí n, las leyes...".

Por su parte, el artíículo 58, letra g), de la Ley N° 18.883 -Estatuto Administrativo del
Personal Municipal dispone que "seraí n obligaciones de cada funcionario: g) Observar
estrictamente el principio de probidad administrativa regulado por la Ley 18.575 y
demaí s disposiciones especiales".

A su turno, el artíículo 123, inciso segundo, de la citada Ley N° 18.883 establece


expresamente como causal de destitucioí n la realizacioí n de conductas que vulneren
gravemente el principio de la probidad administrativa.

Como puede apreciarse, la Contraloríía General de la Repuí blica se encuentra facultada


para investigar aquellas faltas a las disposiciones contenidas en las Leyes N°s 18.575,
18.834 y 18.883, entre otras, que puedan afectar la responsabilidad administrativa de
los servidores puí blicos, como acontece con las conductas atentatorias al principio de la
probidad administrativa.

Ahora, si bien este Organismo de Control hizo referencia en la resolucioí n impugnada a


la letra I) del artíículo 82 de la Ley N° 18.883 -la cual fue introducida por la Ley N°
20.005, que tipifica y sanciona el acoso sexual-, lo cierto es que esa disposicioí n no
constituyoí la causal directa de ese acto administrativo, ya que en tal caso se habríía
invocado la letra c) del artíículo 123 de la Ley N° 18.883, y no el inciso segundo de esa
disposicioí n, relativa a la causal derivada de la infraccioí n grave al principio de la
probidad administrativa, como efectivamente ocurrioí en la especie.

En efecto, la proposicioí n de una medida disciplinaria como la de la especie, en la que se


ha comprobado durante el curso de la investigacioí n que el inculpado ha realizado actos
que vulneran gravemente el principio de la probidad administrativa, contemplado en el
artíículo 52 de la Ley N° 18.575 y en el artíículo 58, letra g), de la Ley N° 18.883, se
ajusta a las facultades y competencias de este Organismo de Control de velar por el
cabal cumplimiento del principio antes anotado.

En consecuencia, acorde con lo anterior, no se advierte que la Contraloríía General haya


obrado fuera de su aí mbito de competencia, ya que tanto los artíículos pertinentes de la
citada Ley N° 10.336 como los artíículos 61 de la Ley N° 18.575 y 51 de la Ley N°
18.695, la habilitan para fiscalizar el cumplimiento de las normas sobre probidad
administrativa.

En ese sentido, es dable anotar que no habríía relacioí n de causalidad, ni racionalidad


alguna, si, en la investigacioí n respectiva, no se propusiere la aplicacioí n al inculpado de
una medida congruente con la acreditacioí n de faltas tan graves como las de la especie,
las que son del todo incompatibles con el principio de la probidad administrativa que
el legislador exige a cada funcionario.

2. Precisado lo anterior, cabe referirse a las alegaciones que realiza el actor en orden a
que el sumario en cuestioí n contendríía vicios de procedimiento.

Al respecto, corresponde senñ alar, en primer teí rmino, que conforme lo ha reconocido
esa Iltma. Corte, los fundamentos del recurso, en cuanto dicen relacioí n con vicios
formales, irregularidades y apreciacioí n erroí nea de los antecedentes del proceso
sumarial, se apartan de las finalidades propias del recurso de proteccioí n, puesto que
por su intermedio no es posible solicitar la nulidad de determinadas actuaciones
sumariales ni subsanar defectos formales de que puedan adolecer dichos
procedimientos, ni tampoco resolver acerca de la diversa apreciacioí n de las pruebas
aportadas y al meí rito que pueda daí rseles.

De lo contrario, agrega, los Tribunales de Justicia se encontraríían facultados para


resolver materias entregadas por el ordenamiento juríídico a determinadas autoridades
administrativas, ello, sin perjuicio de los recursos judiciales y acciones ordinarias que
pudieran corresponder a los afectados (sentencia recaíída en recurso de proteccioí n
interpuesto por don Vííctor Rocher Ferrada, Roles N°s 802-98 y 1457-98).

No obstante lo anterior, se haraí una somera referencia a las alegaciones que hace el
recurrente.

2.1. En cuanto a lo manifestado por el actor en orden a que el procedimiento a seguir


era el contemplado en la Ley N° 20.005, y que en la especie no se daban los elementos
del tipo que establece ese ordenamiento, cumple manifestar que, como se ha dicho, la
medida disciplinaria propuesta al recurrente obedecioí , seguí n el meí rito del sumario
instruido por esta Entidad Fiscalizadora, a la comprobacioí n de conductas que
vulneraban gravemente el principio de la probidad administrativa, y no, como parece
estimar el recurrente, a la comisioí n de la conducta tipificada como acoso sexual
consagrada en esa ley, por lo que, en la situacioí n planteada, no ha tenido lugar la
aplicacioí n del referido texto legal.

En ese entendido, la Contraloríía General, durante su investigacioí n, establecioí que el


inculpado transgredioí gravemente el principio de la probidad administrativa al hacer
uso de su posicioí n jeraí rquica a fin de presionar a funcionarias que realizaban labores
en la Municipalidad de Pureí n con insinuaciones de connotacioí n sexual y al haber
ejercido un hostigamiento en contra de dos funcionarias municipales, creando, ademaí s,
un entorno hostil de trabajo al emplear un lenguaje soez en su contra.

En efecto, las conductas del senñ or XX afectaron gravemente su idoneidad como


funcionario municipal, la dignidad del cargo que servíía en esta condicioí n y la imagen
del municipio, aspectos que evidentemente rinñ en con el principio antes definido,
especialmente si se considera la posicioí n jeraí rquica que aqueí l teníía en la
municipalidad en la cual ocurrieron los hechos.

2.2 En relacioí n ahora a los argumentos que formula el recurrente, en el sentido que el
procedimiento utilizado en la investigacioí n de los hechos materia de este recurso de
proteccioí n "adolece de muí ltiples vicios subsanables soí lo con la nulidad", cumple
senñ alar, en primer teí rmino, que,.como se dijo, esta accioí n cautelar no es el medio
idoí neo para impugnar la validez de un acto como el de la especie, ya que esa
posibilidad se encuentra consagrada en cada una de las etapas del sumario
administrativo.

Precisado lo anterior, cumple anotar, en lo que interesa, que acorde con lo dispuesto en
el artíículo 13 de la Ley N° 19.880, en armoníía con el artíículo 142 de la Ley N° 18.883,
el vicio de procedimiento soí lo afecta la validez del acto cuando recae en alguí n requisito
esencial, lo que en materia de sumarios administrativos ocurre soí lo cuando el defecto
incide en traí mites que tengan una influencia decisiva en el resultado de sumario.

En ese contexto, la jurisprudencia administrativa de esta Contraloríía General,


contenida, entre otros, en los dictaí menes N°s 2.680 y 3.737, ambos de 1999, ha
precisado que afecta la legalidad de un sumario la omisioí n de traí mites que priven al
inculpado de su derecho a defenderse oportunamente, como ocurre con la declaracioí n
del inculpado, la formulacioí n de cargos concretos, la notificacioí n legal de los cargos o
de la sancioí n que se pretende aplicar, traí mites que no dicen relacioí n con los alegados
por el actor.

2.3. En lo que respecta a la supuesta "negativa del fiscal de otorgar copias",


contravinieí ndose con ello lo establecido en el artíículo 19 de la Resolucioí n N° 236, de
1998, cumple senñ alar que, de acuerdo con el meí rito del proceso y de los antecedentes
de fojas 47 a 70 del expediente, se aprecia con claridad que el fiscal a cargo del sumario
ha dado cumplimiento a dicha normativa, entregando la informacioí n requerida en los
teí rminos establecidos en el artíículo 13 de la Ley N° 18.575.

2.4. Por otra parte, en lo que respecta a las aseveraciones formuladas por el recurrente
en orden a la supuesta "negativa del fiscal a realizar diligencias probatorias
solicitadas", cumple senñ alar que el fiscal instructor no estaí obligado a dar lugar a todas
y cada una de las diligencias solicitadas en la contestacioí n de cargos, pudiendo
rechazarlas de plano cuando no fueren conducentes al esclarecimiento de los hechos
que se investigan y solo constituyan una accioí n dilatoria, pudiendo reclamarse de ella
ante el Jefe de Divisioí n o el Contralor Regional respectivo, seguí n fuere procedente,
dentro del plazo de dos díías, conforme a lo dispuesto en el artíículo 22 del citado
Reglamento de Sumarios, derecho que no fue ejercido por el senñ or XX.
2.5. A continuacioí n, el recurrente alega como vicio del procedimiento "la parcialidad
del fiscal", respecto a lo cual cabe consignar que del anaí lisis del expediente sumarial
respectivo, se constata que no existe antecedente o elemento de juicio objetivo que
permita arribar a esa conclusioí n, toda vez que del meí rito de la investigacioí n queda de
manifiesto la imparcialidad del instructor para verificar la ocurrencia de los hechos, las
circunstancias en que ellos se desarrollaron, las responsabilidades comprometidas y
las atenuantes y agravantes que pudieron haber concurrido respecto del inculpado, lo
anterior sumado al hecho que la proposicioí n del fiscal fue visada y ratificada por el
Contralor General.

2.6. En el mismo sentido, en cuanto a lo reclamado por el actor en orden a la "omisioí n


del apercibimiento de formulacioí n de causales de recusacioí n en contra del fiscal"
cumple senñ alar que la jurisprudencia administrativa de este Organismo de Control,
contenida, entre otros, en el dictamen N° 3.737, de 1999, senñ ala que la omisioí n de
dicho traí mite no reviste el caraí cter de actuaciones esenciales que impidan al inculpado
defenderse.

2.7. En lo que respecta a las supuestas "conclusiones basadas en dichos sin


fundamentos ni pruebas", cumple anotar que en la Vista Fiscal del sumario, el fiscal
realizoí una detallada y documentada relacioí n de los hechos investigados, los cuales, en
definitiva, fueron acreditados mediante los medios de prueba legales, lo anterior se
manifiesta en fojas 61, 62, 63 y 64 del expediente, antecedentes que, por lo demaí s,
fueron debidamente analizados, tanto por el fiscal como por el Contralor General de la
Repuí blica, arribaí ndose en todas las instancias que establece el proceso sumaria¡ a la
responsabilidad administrativa del senñ or XX.

2.8. Finalmente, cabe referirse a la posible "violacioí n del principio de congruencia"


existente entre la solicitud de investigacioí n, la formulacioí n de cargos y la proposicioí n
de sanciones del sumario materia del recurso de proteccioí n de autos.

Al respecto, cabe senñ alar que tanto los cargos formulados en contra del senñ or XX como
la proposicioí n de la medida administrativa contenida en la Resolucioí n N° 1.992, de
2006, del Contralor General, se basaron exclusivamente en el meí rito del sumario, sin
apartarse del objetivo primitivo de la investigacioí n, todo lo anterior con arreglo a lo
dispuesto en el artíículo 20 de la citada resolucioí n N° 236, de 1998 y en la
jurisprudencia administrativa de la Contraloríía General, contenida, entre otros, en los
dictaí menes N°s 23.461, de 1991 y 10.489, de 1993.

Como puede apreciarse, durante la tramitacioí n del sumario se comproboí , a traveí s de


los medios de prueba que contempla la ley, las infracciones a las normas estatutarias
realizadas por el actor, lo que ha configurado su responsabilidad administrativa con la
subsiguiente formulacioí n de cargos y proposicioí n de la sancioí n respectiva.

Por las consideraciones antedichas no cabe sino concluir que esta Contraloríía General
no ha incurrido en ninguí n acto arbitrario o ilegal en la tramitacioí n del sumario seguido
en contra de don XX y de la correspondiente proposicioí n del castigo disciplinario que
se contiene en la resolucioí n exenta N° 1.992, de 2006, impugnada en autos, por lo que
la accioí n de la especie debe ser desestimada en todas sus partes.

IV. Garantía Constitucional del artículo 19, N° 3, de la Constitución Política de la


República.

Con relacioí n a la garantíía constitucional que el recurrente estima vulnerada, cumple


anotar que de conformidad con lo previsto en el artíículo 20 de la Carta Fundamental,
quien recurra de proteccioí n debe proporcionar pormenorizadamente los elementos de
juicio y demaí s antecedentes concretos que demuestren de manera fehaciente coí mo se
ha producido la privacioí n, perturbacioí n o amenaza en el legíítimo ejercicio de las
garantíías que estima vulneradas.

En lo que respecta a la garantíía consagrada en el artíículo 19, N° 3, inciso cuarto, de la


Constitucioí n Políítica uí nica disposicioí n que es invocada por el actor para deducir el
recurso de proteccioí n de autos-, que establece que "nadie puede ser juzgado por
comisiones especiales, sino por el tribunal que senñ alare la ley y que se hallare
establecido por eí sta con anterioridad a la perpetracioí n del hecho", cumple con
manifestar que de los antecedentes expuestos en este informe se infiere con meridiana
claridad que no se ha transgredido, en modo alguno, dicha garantíía constitucional.

Sobre el particular, es dable hacer presente que no se advierte coí mo podríía la


Contraloríía General haber infringido esta garantíía constitucional al instruir en la
Municipalidad de Pureí n, y en uso de sus atribuciones privativas contempladas en la
propia Carta Fundamental, en su Ley Orgaí nica Constitucional y en la Resolucioí n N°
411, de 2000, de esta Entidad, un sumario administrativo destinado a establecer la
responsabilidad administrativa del inculpado y al proponer, mediante su Resolucioí n
exenta N° 1.992, de 2006, la medida disciplinaria de destitucioí n en su contra.

Conviene destacar, asimismo, que la instruccioí n de sumarios administrativos configura


un debido proceso sometido a reglas preestablecidas con anterioridad a la comisioí n de
los hechos, que permiten a los inculpados formular descargos y observaciones, y rendir
todas las pruebas que estimen necesarias, tal como se ha senñ alado precedentemente en
este informe.

V. Conclusión

Por consiguiente, en atencioí n a los antecedentes y consideraciones anotados, y


teniendo presente las disposiciones citadas, asíí como las atribuciones que
constitucional y legalmente competen a este Organismo de Control, procede que ese
Iltmo, Tribunal desestime el recurso deducido por don XX.

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