Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Indicadores de Estado
Referencias
Abogados
MAM
Destinatarios
Texto
Acción
Fuentes Legales
Descriptores
Documento Completo
1. Como cuestioí n previa al anaí lisis de fondo de las alegaciones que se formulan en el
recurso de autos, cabe senñ alar que este uí ltimo no ha sido creado para solucionar
conflictos que se encuentran sometidos a normas y procedimientos preestablecidos y
entregados al conocimiento de organismos competentes, que actuí an dentro de la
esfera de sus atribuciones legales y, consecuencialmente, bajo el imperio del derecho,
como lo han reconocido, entre otros, los fallos emitidos por la Iltma. Corte de
Apelaciones de Santiago con fecha 4 de septiembre y 2 de octubre de 1985
(considerandos 8° y 9°, respectivamente) en los recursos de proteccioí n deducidos por
donñ a Lagdi Dííaz Vega y donñ a Adela Gonzaí lez Molina, roles N°s. 196-85 y 247-85.
En este orden de ideas, es preciso anotar que los procesos sumariales tienen por objeto
establecer la existencia de hechos constitutivos de infracciones y determinar las
responsabilidades administrativas consiguientes. Las normas que regulan la
tramitacioí n de los mismos y, especííficamente, aquellas previstas en la Ley N° 10.336,
Orgaí nica Constitucional de esta Entidad Fiscalizadora y en el Reglamento de Sumarios
Instruidos por la Contraloríía General de la Repuí blica, aprobado por la Resolucioí n N°
236, de 1998, contienen todos los elementos necesarios para configurar un debido
proceso y asegurar una adecuada defensa de los inculpados.
Lo anterior, toda vez que en ellos se establecen, entre otros aspectos, las autoridades
llamadas a conocerlos; los plazos dentro de los cuales deben realizarse las actuaciones;
las formalidades de las notificaciones que deben efectuarse a los inculpados; la
formulacioí n de cargos y su debido emplazamiento; las formalidades de las
declaraciones y testimonios prestados en el sumario; la amplia admisibilidad de
medios de prueba; la praí ctica de diligencias probatorias solicitadas por los afectados y
los medios de defensa de que pueden hacer uso los inculpados, tales como la
formulacioí n de descargos y de observaciones ante la autoridad contralora, normativa a
la cual se cinñ oí la tramitacioí n del sumario administrativo instruido en contra de don XX.
Al respecto, cabe destacar que el recurrente tuvo acceso a todas las instancias de
defensa, lo que demuestra con claridad que las normas que regulan estos procesos
protegen adecuadamente a los funcionarios afectos a las mismas, en un reí gimen de
pleno imperio del derecho, de donde resulta la improcedencia de interponer el recurso
de proteccioí n formulando alegaciones destinadas a impugnar las resoluciones internas
de los sumarios, por cuanto ello importaríía desconocer el procedimiento fijado por ese
ordenamiento juríídico para determinar la responsabilidad de los servidores puí blicos.
Por lo tanto, atendida la naturaleza del recurso de proteccioí n, es de toda evidencia que
esta accioí n cautelar no puede ser entablada para obtener un pronunciamiento que
recaiga en una materia como la responsabilidad administrativa, la cual estaí sujeta a
normas que contemplan un procedimiento de tramitacioí n que asegura la defensa de
los afectados, lo que ha sido reconocido invariablemente por los Tribunales de Justicia
en los recursos de proteccioí n roles N°s. 114-83 y 14-84, de la Corte de Apelaciones de
Santiago.
2. Por otra parte, es necesario tener presente que en la situacioí n en examen, este
Organismo Superior de Control no ha hecho otra cosa sino que ejercer las facultades y
cumplir con las funciones que le corresponden de acuerdo con la Carta Fundamental y
su Orgaí nica Constitucional.
En efecto, la citada Ley N° 10.336, en sus artíículos 1°, 6° y 131 y siguientes, establece
que corresponde a este Organismo, entre otras funciones, vigilar el cumplimiento de
las normas del Estatuto Administrativo, y, en lo que interesa, instruir los sumarios
administrativos correspondientes en las entidades sujetas a su fiscalizacioí n, entre las
cuales estaí n las municipalidades.
En particular, el articulo 133 bis de la Ley N° 10.336 dispone que en los casos que esta
Entidad Fiscalizadora instruya sumarios en las municipalidades, corresponde al
Contralor General proponer al alcalde respectivo que haga efectiva la responsabilidad
administrativa de los funcionarios involucrados, autoridad que deberaí aplicar
directamente las sanciones que procedan.
A su turno, el inciso segundo anñ ade que en el caso de que esa autoridad administrativa
imponga una sancioí n distinta, deberaí hacerlo mediante resolucioí n fundada, sujeta al
traí mite de toma de razoí n por la Contraloríía General.
Siendo ello asíí, es forzoso desde ya senñ alar que el recurso de autos resulta
improcedente, por cuanto estaí impugnando una resolucioí n emitida por la Contraloríía
General en uso, como se dijera, de sus facultades legales, y, por consiguiente, el
ejercicio de las mismas no puede constituir un acto ilegal o arbitrario, susceptible de
ser impugnado por el presente recurso, ya que quien se sienta afectado siempre podraí
hacer valer en esfera administrativa lo que estime pertinente, sin perjuicio de las
acciones legales ordinarias que pudieren corresponderle.
Al respecto, cabe considerar, tambieí n, lo senñ alado por la lltma. Corte de Apelaciones de
Santiago, en sentencia de 7 de septiembre de 1987, causa rol N° 242-87, recurso de
proteccioí n deducido por don Rubeí n Molina Gonzaí lez, la que ha precisado que un
pronunciamiento emitido por la Contraloríía General, emana del ejercicio de las
potestades que le otorgan la Carta Fundamental y su Ley Orgaí nica Constitucional y, por
ende, "no puede, en primer teí rmino, ser arbitrario, por cuanto ello supondríía ser sin
razoí n, meramente caprichoso, sin pretexto serio, lo que obviamente no es. Tampoco es
ilegal, toda vez que ha sido evacuado en ejercicio de las facultades antes mencionadas".
No obstante que lo expuesto resulte suficiente para que ese lltmo. Tribunal rechace el
recurso que se informa, se estima pertinente hacer presente a V.S.I. una breve relacioí n
cronoloí gica de los hechos que han dado lugar a la situacioí n a que se refiere el actor.
En primer teí rmino, cabe anotar que mediante la Resolucioí n N° 291, de 2005, de la
Contraloríía Regional de La Araucaníía, se dispuso investigar los hechos expuestos en la
presentacioí n efectuada por el Honorable Diputado senñ or Francisco Bayo Veloso, la cual
consignaba las denuncias efectuadas por un grupo de funcionarias de la Municipalidad
de Pureí n, quienes afirmaban haber sido objeto de tratos atentatorios contra su
dignidad funcionaria por parte del entonces Secretario Municipal don XX.
Por su parte, los descargos del inculpado, como asimismo los documentos probatorios
que acompanñ a en su defensa, rolan a fojas 72 a 145 del expediente.
Tal proposicioí n fue notificada al afectado, a fojas 182, a fin de que formulara sus
observaciones ante el Contralor General, lo que efectivamente hizo, como consta del
escrito que corre a fojas 185 a 207.
Finalmente, todos los antecedentes del sumario en cuestioí n fueron remitidos para la
resolucioí n del Contralor General, quien aproboí el procedimiento sumarial referido y
propuso aplicar, mediante su Resolucioí n Exenta N° 1.992, de 28 de septiembre de 2006
-impugnada en autos-, la medida disciplinaria de destitucioí n.
En todo caso, resulta uí til reiterar que la resolucioí n del Contralor General recaíída en un
sumario administrativo instruido por este Organismo de Control, soí lo reviste el
caraí cter de una proposicioí n o sugerencia que debe ponerse en conocimiento de la
respectiva autoridad administrativa para que, en uso de su potestad disciplinaria,
decida, en definitiva, la sancioí n a aplicar.
1. Cabe analizar ahora la supuesta incompetencia que, a juicio del recurrente, afectaríía
a esta Entidad Fiscalizadora para investigar cuestiones relativas al desempenñ o de las
labores de los funcionarios municipales.
Ahora bien, una de las obligaciones que impone la citada normativa a los servidores
puí blicos es la de respetar el principio de la probidad administrativa.
Por su parte, el artíículo 58, letra g), de la Ley N° 18.883 -Estatuto Administrativo del
Personal Municipal dispone que "seraí n obligaciones de cada funcionario: g) Observar
estrictamente el principio de probidad administrativa regulado por la Ley 18.575 y
demaí s disposiciones especiales".
2. Precisado lo anterior, cabe referirse a las alegaciones que realiza el actor en orden a
que el sumario en cuestioí n contendríía vicios de procedimiento.
Al respecto, corresponde senñ alar, en primer teí rmino, que conforme lo ha reconocido
esa Iltma. Corte, los fundamentos del recurso, en cuanto dicen relacioí n con vicios
formales, irregularidades y apreciacioí n erroí nea de los antecedentes del proceso
sumarial, se apartan de las finalidades propias del recurso de proteccioí n, puesto que
por su intermedio no es posible solicitar la nulidad de determinadas actuaciones
sumariales ni subsanar defectos formales de que puedan adolecer dichos
procedimientos, ni tampoco resolver acerca de la diversa apreciacioí n de las pruebas
aportadas y al meí rito que pueda daí rseles.
No obstante lo anterior, se haraí una somera referencia a las alegaciones que hace el
recurrente.
2.2 En relacioí n ahora a los argumentos que formula el recurrente, en el sentido que el
procedimiento utilizado en la investigacioí n de los hechos materia de este recurso de
proteccioí n "adolece de muí ltiples vicios subsanables soí lo con la nulidad", cumple
senñ alar, en primer teí rmino, que,.como se dijo, esta accioí n cautelar no es el medio
idoí neo para impugnar la validez de un acto como el de la especie, ya que esa
posibilidad se encuentra consagrada en cada una de las etapas del sumario
administrativo.
Precisado lo anterior, cumple anotar, en lo que interesa, que acorde con lo dispuesto en
el artíículo 13 de la Ley N° 19.880, en armoníía con el artíículo 142 de la Ley N° 18.883,
el vicio de procedimiento soí lo afecta la validez del acto cuando recae en alguí n requisito
esencial, lo que en materia de sumarios administrativos ocurre soí lo cuando el defecto
incide en traí mites que tengan una influencia decisiva en el resultado de sumario.
2.4. Por otra parte, en lo que respecta a las aseveraciones formuladas por el recurrente
en orden a la supuesta "negativa del fiscal a realizar diligencias probatorias
solicitadas", cumple senñ alar que el fiscal instructor no estaí obligado a dar lugar a todas
y cada una de las diligencias solicitadas en la contestacioí n de cargos, pudiendo
rechazarlas de plano cuando no fueren conducentes al esclarecimiento de los hechos
que se investigan y solo constituyan una accioí n dilatoria, pudiendo reclamarse de ella
ante el Jefe de Divisioí n o el Contralor Regional respectivo, seguí n fuere procedente,
dentro del plazo de dos díías, conforme a lo dispuesto en el artíículo 22 del citado
Reglamento de Sumarios, derecho que no fue ejercido por el senñ or XX.
2.5. A continuacioí n, el recurrente alega como vicio del procedimiento "la parcialidad
del fiscal", respecto a lo cual cabe consignar que del anaí lisis del expediente sumarial
respectivo, se constata que no existe antecedente o elemento de juicio objetivo que
permita arribar a esa conclusioí n, toda vez que del meí rito de la investigacioí n queda de
manifiesto la imparcialidad del instructor para verificar la ocurrencia de los hechos, las
circunstancias en que ellos se desarrollaron, las responsabilidades comprometidas y
las atenuantes y agravantes que pudieron haber concurrido respecto del inculpado, lo
anterior sumado al hecho que la proposicioí n del fiscal fue visada y ratificada por el
Contralor General.
Al respecto, cabe senñ alar que tanto los cargos formulados en contra del senñ or XX como
la proposicioí n de la medida administrativa contenida en la Resolucioí n N° 1.992, de
2006, del Contralor General, se basaron exclusivamente en el meí rito del sumario, sin
apartarse del objetivo primitivo de la investigacioí n, todo lo anterior con arreglo a lo
dispuesto en el artíículo 20 de la citada resolucioí n N° 236, de 1998 y en la
jurisprudencia administrativa de la Contraloríía General, contenida, entre otros, en los
dictaí menes N°s 23.461, de 1991 y 10.489, de 1993.
Por las consideraciones antedichas no cabe sino concluir que esta Contraloríía General
no ha incurrido en ninguí n acto arbitrario o ilegal en la tramitacioí n del sumario seguido
en contra de don XX y de la correspondiente proposicioí n del castigo disciplinario que
se contiene en la resolucioí n exenta N° 1.992, de 2006, impugnada en autos, por lo que
la accioí n de la especie debe ser desestimada en todas sus partes.
V. Conclusión