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BIENES PÚBLICOS

Hay algunos bienes cuyo suministro no varía por el hecho de que una o muchas
personas los estén consumiendo; por ejemplo, las emisiones de TV por ondas aéreas:
sea cual sea la cantidad de receptores que tengan sintonizada una emisora, cualquier
otro podrá sintonizarla también sin que haya ninguna pérdida de calidad. No hay por
tanto rivalidad en su consumo y el aumento de la audiencia no implicará nunca un
aumento de los costes de producción y emisión de programas. Además, cuando las
emisiones de TV son sin codificar, no es posible impedir a nadie que las reciba en su
casa. Ambas características, la no rivalidad en el consumo y la imposibilidad de
exclusión son las que definen a los bienes públicos.

Conviene por tanto evitar la confusión entre los bienes públicos y los bienes de
titularidad pública. Estos últimos son todas las propiedades del Estado; los bienes
públicos puede que sean servidos por el Estado y puede que no.

Los bienes públicos pueden ser opcionales o no opcionales. Las emisiones de TV son
opcionales ya que la decisión de sintonizar o no la emisora es potestativa del
consumidor. La defensa nacional en cambio es un bien público no opcional ya que
inevitablemente se proporciona la misma cantidad de ella a todos los ciudadanos del
país, sea cual sea su interés en ser defendidos.

Algunos bienes públicos no presentan claramente las características que requeríamos


en su definición, son los llamados bienes públicos impuros. La educación es el ejemplo
más habitual. En principio, el hecho de que asista un alumno más a las clases en
nuestra Facultad no provoca que la cantidad de educación percibida por los demás
disminuya por lo que no parece que haya rivalidad en el consumo, pero lo que es
cierto para un sólo individuo no se cumple para un número más elevado; una
Universidad masificada y una clase abarrotada implican una disminución evidente de
la calidad de la enseñanza. Otra característica de la educación es que, aunque toda la
sociedad se beneficia de las mejoras en el sistema educativo y del aumento de la
cualificación de los profesionales del país, algunos individuos se benefician más que
otros: los propios receptores de la educación, sus familiares, sus empleadores.

Si se dejara exclusivamente a la iniciativa privada la provisión de los bienes públicos,


estos serían ofrecidos en una cantidad muy inferior a la socialmente eficiente. Como la
producción de esos bienes tiene un coste, pero no puede excluirse a nadie de su uso
aunque no hayan pagado por ellos, la iniciativa privada no podría percibir los ingresos
necesarios para compensar la producción. La intervención del Estado, bien
encargándose directamente de la producción, bien subvencionando a empresas
privadas, es la solución que puede garantizar el suministro suficiente de bienes
públicos. Pero esa intervención plantea dos problemas: determinar cuál es la provisión
óptima, en qué cantidad deben ser suministrados, y determinar sobre quién
deben repercutir los costes y en qué cuantía.

Supongamos que se está planeando la construcción de una presa en el cauce de un


río. Muchas personas se beneficiarán con ello en diferentes formas: los campesinos
que podrán utilizar las aguas del pantano para regadío, la empresa hidroeléctrica que
explotará su capacidad energética, los habitantes de los pueblos que reciben
protección ante las crecidas del río, los que acudirán a las instalaciones deportivas de
las orillas del pantano. Pero si se intenta que la presa sea costeada por los
beneficiarios y en proporción al beneficio que van a obtener, aparecerán
muchos parásitos o gorrones (free-riders) que no reconocerán estar interesados en su
construcción para eludir el pago, confiando en que las aportaciones de los demás sean
suficientes y poder así disfrutar del servicio sin tener que costearlo.
Es necesario que se revelen las verdaderas preferencias de los consumidores para
poder estimar la cantidad óptima de bienes públicos que deben ser suministrados.
Pero aunque los bienes vayan a suministrarse de forma gratuita, los consumidores
estarán tentados de falsear sus preferencias, exagerándolas, para obtener con mayor
probabilidad sus deseos. Si se realiza una encuesta para conocer los beneficios e
inconvenientes que reportará la construcción gratuita de una carretera para un pueblo,
los partidarios de su construcción declararán una previsión de beneficios muy superior
a la real mientras que los posibles perjudicados exagerarán también el probable daño.
Se han diseñado técnicas complejas que permiten descubrir las verdaderas
preferencias aunque existen muchas dificultades para su aplicación práctica. Más
realizables, aunque también muy sofisticadas matemáticamente, son las técnicas que
permiten la asignación equitativa de los costes.

El cumplimiento de los dos teoremas del Bienestar requiere que todos los bienes sean
bienes privados. Esto implica que cada bien puede ser consumido sólo por un
consumidor. La presencia de bienes públicos, como la defensa nacional, generan una
falla de mercado en la cual el equilibrio competitivo deja de ser eficiente, lo cual
genera un papel para el gobierno en el mercado.

Bien Público puro Tiene las siguientes dos características:


 No-Exclusión: Ningún consumidor puede ser excluido de su consumo.
 No-Rivalidad: El consumo del bien por parte de un consumidor no reduce la
cantidad del bien que puede consumir otro individuo.

En la práctica, casi siempre hay algún nivel de exclusión o rivalidad.


Defensa Nacional: Se pueden deportar algunos individuos.
Parques: Congestión.
Una forma sencilla de ver por qué falla el mercado: si una empresa provee un bien
público puro, podrá cobrar por la primera vez que alguien lo consume, pero después
cualquiera podrá consumirlo sin que la empresa pueda hacer algo para evitarlo.

Bien Privado
Se llama Bien Privado a un bien que permite excluir a un individuo de su consumo con
un costo nulo, y que es perfectamente rival, ya que al ser consumido no puede ser
consumido por nadie más.

Bien Club
Se llama Bien Club a un bien que permite excluir a un individuo de su consumo, pero
que es no-rival. Su nombre hace alusión a los clubes deportivos, los cuales cuentan
con estas características.

Recurso de Propiedad Común


Se llama Recurso de Propiedad Común a un bien que es rival, pero que no permite
excluir a los demás de su consumo. La explotación de este tipo de bienes lleva a la
llamada Tragedia de los Comunes.

„ Un bien público genera una externalidad positiva.


„ La exclusión de una persona de consumir un bien público es ineficiente.
„ No existe mercado para un bien público que no goce de la propiedad de exclusión.
„ Los mercado tienden a producir demasiado poco de un bien público exclusivo
debido a la ausencia de rivalidad -> CMg de suministrarlo a un consumidor adicional
es 0.
„ No todos los bienes que suministra el Estado son bienes públicos puros:
„ Algunos son rivales y otros son no excluyentes:
„ La educación.
„ Los parques nacionales.

La demanda de un bien privado


„ El beneficio marginal social de un bien privado es el mismo que el beneficio
marginal que obtienen los individuos que consumen dicho bien.
„ La demanda de mercado para los bienes privados, que es la curva del beneficio
marginal social, es la suma horizontal de las curvas de demanda de cada individuo.
„ El beneficio marginal social de un bien público es la suma del beneficio marginal que
recibe cada persona que consume dicho bien.
„ Si un bien público carece de rivalidad, muchas personas pueden obtener
satisfacción de la misma unidad de producto.
„ La curva de demanda social, o curva de disponibilidad a pagar por un bien público,
es la suma vertical de las curvas de demanda de cada individuo,
Bienes públicos y asignación de recursos
„ Modelo sencillo de equilibrio general con dos individuos (A y B).
„ Hay dos bienes:
„ Bien Y: bien privado ordinario.
„ Cada persona comienza teniendo una dotación inicial (YA* y YB* ).
„ Cada persona puede consumir la cantidad que posee de Y o dedicarla a la
producción el bien X.
„ Bien X : bien público que se produce utilizando Y X = f(Y) = f(Ys A + Ys B).
„ Las funciones de utilidad de A y B: UA[X , (YA* - Ys A)] UB[X , (YB* - Ys B)].
„ El bien público X aparece de la misma manera en las dos funciones de utilidad.
„ Es un bien no exclusivo y no rival.
„ El consumo de X por parte de A no hace que disminuya la cantidad que puede
consumir B.
„ La no exclusión se refleja en que el consumo de X de cada persona es
independiente de la cantidad con la que contribuye a su producción el individuo.
„ La no rivalidad se refleja en el hecho de que la cantidad de X es la misma para cada
persona e igual a la cantidad producida.
Bienes públicos y fallo de los mercados competitivos.
„ En el caso de los bienes públicos, el valor de la producción de una unidad adicional
es la suma de la valoración que tiene cada consumidor de esa unidad adicional de
producto, porque todos los consumidores se beneficiarán de ella.
„ Las curvas de demanda individuales deben sumarse verticalmente en lugar de
horizontalmente.
„ El precio sobre la curva de demanda del bien público reflejará cuánto valoran todos
los consumidores la unidad adicional de producto.
„ Por eso, la curva de demanda de mercado habitual no reflejará adecuadamente la
valoración marginal total.
„ La producción de X e Y en competencia perfecta no asigna adecuadamente los
recursos.
„ En competencia perfecta, dados los precios competitivos, PX y PY, cada individuo
debe igualar su RMS a PX/PY.
„ En el lado de la producción se iguala 1/f’ a PX/PY para maximizar el beneficio ¾El
ratio PX/PY será muy pequeño y no habrá incentivo para producir X ¾No se cumple la
condición de optimalidad:RMSA+RMSB = 1/f.
Los parásitos:
„ No es posible suministrar algunos bienes y servicios sin beneficiar a todo el mundo.
„ Los individuos y familias no tienen incentivos para pagar lo que realmente vale para
ellas el bien público.
„ Los parásitos (individuos) subestiman el valor de un bien o servicio con el fin de
poder disfrutar de sus beneficios sin pagarlos.
Las preferencias privadas por los bienes públicos
„ La producción pública de un bien público es ventajosa porque el Estado puede
evaluar los impuestos o las tasas que deben cobrarse por ellos.
„ Ahora bien, resulta difícil averiguar la cantidad que debe proporcionarse de un bien
público cuando hay parásitos.

Los bienes públicos y su provisión


Comúnmente se ha llegado a una definición bastante aceptada y generalizada sobre la
definición de un bien público sobre la base de dos características esenciales: la no
rivalidad y la no exclusión. Un bien es no rival cuando el disfrute de una persona
adicional no disminuye el bienestar que otra persona, o conjunto de personas adquiere
de este bien; y no excluyente implica que no se puede privar a ninguna persona del
disfrute de ese bien. Aunque este concepto es ampliamente conocido dentro de la
literatura económica, el número de características que comúnmente se le reconoce a
los bienes públicos es más amplio. Hart & Cowhey (1977) y James (1971) han
intentado agrupar estas características más comunes para definir qué es un bien
público. Para ello han usado cuatro criterios para la definición del bien conjunto; es
decir, además de las características tradicionales, los bienes públicos también han
sido definidos teóricamente por su indivisibilidad de los beneficios y su imposibilidad
de apropiación. El primer caso se puede presentar por la existencia de externalidades
en el consumo, lo que implica que la utilidad de una persona depende o es afectada
por el consumo o utilidad de otra. Por ejemplo, en el caso de los CDC esto ocurre
cuando un egresado ejerce lo aprendido, y permite que las personas directamente
relacionadas con él se beneficien o de sus ingresos o de sus gestiones comunitarias, y
el segundo caso se refiere a la dificultad de establecer derechos de propiedad sobre el
bien, debido a que los costos superan ampliamente los beneficios de la interiorización,
Debido a las anteriores características, la provisión de los bienes públicos a través de
la institución del mercado se dificulta por lo que el Estado tiende a jugar un papel
fundamental en su provisión pues, en el contexto actual de los modelos económicos,
mantiene la capacidad en recursos para su producción y la legitimidad de su
suministro la provisión del bien público tiene que ver con aquella capacidad del Estado
en transferir dicho bien y hacerlo llegar efectivamente a quien corresponde, haciendo
que su uso y gestión permita su disfrute y usufructo, en términos del mejoramiento de
la calidad de vida de quienes así lo consuman.

El impacto de la provisión
Reiteramos que el objetivo, dentro de la evaluación de impacto del proyecto, es
observar los beneficios directos y externos generados por el proyecto cuando se
provee el bien a la población objetivo. A esto se debe que la información de las pistas
sobre qué tanto la generación de capacidades en los individuos beneficia a otras
personas, principalmente para su entorno cercano, es relevante para la evaluación.
Para este análisis, se ha delimitado ese espacio al entorno cercano a los CDC, debido
a que uno de los objetivos del proyecto es generar ejercicios de asociatividad que
permitan potenciar la capacidad productiva de los individuos; y el éxito de las
asociaciones depende en gran parte de la aplicación efectiva de la capacidades de sus
miembros en pro de este objetivo común. Lo anterior refleja la importancia de la
externalidad como bien público a proveer en el momento en que, para generar
procesos efectivos de asociatividad, es relevante el nivel de capacitación individual de
cada uno de los miembros del grupo para la eficiencia y eficacia de su trabajo en
conjunto, por lo que cada uno de los miembros va a depender de la mejora en
capacidades de los otros para poder potenciar y hacer efectiva su propia capacitación.
Existe una amplia percepción, entre los distintos participantes del proyecto, de que los
cursos de capacitación ayudan a la generación de capacidades para conseguir un
ingreso. A pesar de ello, sólo un 13,3% de las personas encuestadas argumenta que
el trabajo actual es producto de los CDC, en donde el impacto sobre la capacidad de
trabajo de los individuos se puede justificar por la aplicación de lo aprendido en el
curso. Este primer resultado muestra una muy baja incidencia en la vinculación laboral
de los egresados del proyecto. Sin embargo, sobre ellos se realizó la medición de
impacto, en la concepción de bien público que se presenta en este estudio. Frente a lo
anterior, es claro que no todas las personas que van a capacitarse, persiguiendo el
objetivo de mejoramiento de los ingresos, lo consiguen, ya que sólo un 13,3% informa
que el traba jo que consiguió fue producto de los cursos del CDC, frente a un 18,5%
que informa que el principal beneficio es mejorar los ingresos. Pero eso no implica, de
acuerdo con lo planteado por los entrevistados, que esas capacidades no se generen,
e identifican que no sólo se entiende por generación de capacidades la capacitación
en alguna habilidad, sino también un mejor acceso y habilidad de manejar la
información, lo que les permite explotar mejor lo aprendido al momento de enfrentarse
al mercado laboral. Diríamos que, en este caso, el bien público se mantiene en
potencia de ser usufructuado, como un capital activo y dispuesto a ser usado. Muchas
razones se argumentan como obstáculos para el cumplimiento del anterior objetivo;
una de ellas es la dificultad propia de los entornos locales que no permite la realización
de los proyectos, en razón a los altos costos de la formalidad, la dificultad de
asociación, los bajos niveles de capital social y las dificultades de acceso a
financiación.

Las externalidades como bienes públicos


Como se había mencionado, una de las características de los bienes públicos es la
imposibilidad de la división de los beneficios que, en muchos casos, se da por
externalidades en el consumo y que genera una interdependencia de las funciones de
utilidad. Se hace referencia a este concepto cuando una persona depende
estrechamente de la utilidad o consumo de otra u otras personas. La generación de
externalidades del consumo lleva implícita esta cualidad; es decir, en el momento en
que existen externalidades en el consumo de un bien no se puede decir que el impacto
de ese consumo va únicamente al individuo que lo realiza, sino que hay otros sujetos
que verán afectada su utilidad por dicho suceso. Así, las externalidades se producen
cuando “el producto de un agente económico aparece como un insumo en el vector de
consumo o producción de otro agente económico, sin alguna compensación pagada
por cualquiera de las partes, excepto como un resultado de la intervención del
gobierno”. Teniendo en cuenta este concepto, se puede decir que un bien externo,
producto del consumo o la producción de otro individuo, puede considerarse como un
bien público cuando cumple con las cuatro características que se han referenciado
antes. Aunque se debe aclarar que, de acuerdo con la externalidad, las cumplirá en
mayor o menor medida; es decir, existirán cambios en la intensidad y efecto de dicho
bien público, tanto sobre el individuo que usa y gestiona el bien, como en su entorno
inmediato.
Si se observa con cuidado, los procesos de capacitación y educación son bienes
públicos, no sólo en el momento del suministro directo del bien donde evidentemente
existe una apropiación excluyente, sino también cuando al hacer efectivo el uso de
dicha capacitación, repercute en un aumento generalizado del bienestar de la
sociedad. El proyecto, a pesar de sus limitaciones, genera un bien público a través de
las externalidades que se producen a causa de las nuevas capacidades, habilidades y
destrezas reflejadas en la formación en artes y oficios y en capital social y humano
que, luego de participar en el proyecto, comienzan a manifestar los beneficiarios en
sus diferentes contextos sociales, políticos y económicos, tal como se evidenció en el
trabajo de campo realizado.
BIEN PÚBLICO
Son los bienes públicos, un tipo de bienes muy especial que no son susceptibles de
comprar ni vender en ningún mercado, puesto que tienen la característica de ser
‘colectivos’ y cuyo uso y disfrute puede llevarse a cabo por cualquier ciudadano sin
distinción, con independencia de que este deba respetar la jurisdicción aprobada al
respecto para protegerlos.
La gestión y/o provisión de los bienes públicos no es exclusiva del Estado, sino que
también pueden ser provistos por el sector privado. Un ejemplo de bien público
provisto por el Estado sería el alumbrado de las calles, ya que si no se sufragase entre
todos los ciudadanos de un municipio, nadie tendría incentivos privados como para
poder hacerlo. Y otro de un bien público gestionado por una institución privada sería
una señal de radio o unos fuegos artificiales sufragados por una empresa en una
convención anual, ya que podríamos disfrutar de ellos sin pagar y sin poseer la
invitación para dicha convención.
Los bienes públicos gestionados por el Estado, son una herencia del imperio romano,
época de la historia en la que se empezaron a proveer ciertos bienes y derechos
públicos como la seguridad ciudadana, la justicia, la gestión del agua y de los terrenos
municipales, etcétera.

Características de los bienes públicos


La esencia de un bien público, es decir, la característica que le distingue de otro que
no lo sea son dos propiedades, que sea no rival y no excluyente. Que sea
no rival significa que el uso y/o disfrute por parte de un usuario adicional no suponga
una limitación para el uso y/o disfrute de un usuario que ya hace uso de él, como por
ejemplo una señal de radio, que permite a distintos usuarios escuchar la sintonía en el
mismo momento.
Un ejemplo de bien rival sería un coche, puesto que cuando lo usa uno de nosotros,
otro usuario no puede hacerlo al mismo tiempo, o el consumo de una porción de tarta
cuando solo contamos con una, ya que al comerla uno de los comensales, disminuye
la cantidad disponible para el resto.
Que sea no excluyente, quiere decir que no es posible discriminar qué usuarios lo
disfrutarán y quiénes no mediante los precios, puesto que estos no tienen precio, y
cualquier usuario que lo desee puede acceder al uso y disfrute del mismo, con
independencia de que estos contribuyan o no a su mantenimiento y/o protección.
Algunos ejemplos son el viento, la arena de la playa o el olor de un exquisito pastel al
pasar por una panadería.

Los bienes públicos en nuestras vidas


El ejemplo más común de bien público es la defensa nacional, un servicio de
protección garantizado y gestionado por el Estado de la nación, que nos protege
frente a amenazas externas, bridándonos a todos nosotros el servicio, y para el cuál
es muy difícil excluir a un usuario en concreto.
Un ejemplo de por qué no podemos excluir a un usuario en concreto es el siguiente,
pensemos en que en nuestro país comienza un conflicto armado contra otra nación, el
Estado trataría de protegernos mediante la defensa nacional, defensa que
sería prácticamente imposible negar al vecino del tercer piso de un edificio, y proteger
al mismo tiempo al resto de los vecinos de la comunidad.
Respecto a este Concepto hay que tener muy claro que no por el hecho de que un
determinado bien o servicio lo administre el Estado, se trata de un bien público, solo
que estos son gestionados por la administración porque de lo contrario nadie tendría
incentivos para hacerlo.
Debiendo distinguirlos de los bienes públicos impuros, bienes que provee el Estado así
como instituciones privadas que pueden llegar a limitarse, a reducir su cantidad
disponible o a verse mermada su calidad, y que se ejemplarizan perfectamente en la
educación. Supongamos que un estudiante asiste a más clases que el resto de los
compañeros de su titulación, hecho que no provoca que la cantidad de educación
percibida por los demás disminuya, por lo que en principio no hay rivalidad en el
consumo, siempre y cuando este hecho sea individual y aislado, pero si este
‘fenómeno’ se extiende, podemos llegar a un punto de masificación de las
universidades, y por tanto disminuir la calidad de la enseñanza disponible para el
resto.
Una de las confusiones más extendidas al respecto es por ejemplo la Sanidad Pública,
un servicio de naturaleza económica privada, y que en cuyo consumo se pueden
excluir a determinados usuarios, a la par que es rival, porque si se tienen recursos
para hacer una sola intervención quirúrgica no podemos operar a dos pacientes al
mismo tiempo. Siendo otro debate el hecho de que este bien sea provisto por el
Estado, ya sea por las externalidades positivas que genera, el impacto social, o
razones de otro tipo.
Otra cuestión que no siempre queda clara es la confusión entre los bienes públicos
impuros y los bienes públicos preferentes, que no son bienes públicos puesto que no
reúnen ninguna de sus dos características, siendo más bien bienes de naturaleza
privada, algunos ejemplos son la sanidad, la educación, la vivienda o los alimentos.
Bienes que generan externalidades positivas a la sociedad, y que si no se gestionasen
por el Estado no se podrían proveer en una cantidad óptima por parte del sector
privado, constituyendo uno de los ‘fallos de mercado’ más significativos.

Principales problemas de sostenibilidad


Los bienes públicos necesitan de una gestión pública y de un estricto mecanismo
de control que garantice su uso y disfrute, así como su sostenibilidad. Para garantizar
esto último, debe instrumentalizarse un sistema de derecho y de garantías lo
suficientemente represivo como para que todos los usuarios del mercado se impliquen
en dicha tarea.
Por ejemplo, si no respetamos los bosques, los mares o el medio ambiente, podemos
excluir a los futuros habitantes del planeta del uso y disfrute de dichos bienes. Por ello,
se debe legislar en este sentido, y garantizar el respeto a las normas en pro de la
consecución de este fin.
Otra de las problemáticas más extendidas al respecto es el Problema del Polizón,
o ‘free rider’ en la lengua anglosajona, y que reza que es difícil excluir del servicio a
quién o quienes no contribuyan al esfuerzo colectivo para su mantenimiento. Un
ejemplo, al hilo de esta cuestión sería el uso de las autopistas públicas por parte
de aquéllos ciudadanos que no pagan sus impuestos en tiempo y forma,
proporcionando un daño económico y de disponibilidad de los recursos públicos a
quienes si contribuyen a su financiación.
Este problema supone un ‘daño’ tremendo para los intereses colectivos, porque al
esquivar estos usuarios ‘gratuitos’ el esfuerzo colectivo para su financiación o
mantenimiento, supone que esta carga no satisfecha incrementará el esfuerzo que los
ciudadanos contribuyentes han de satisfacer para garantizar su viabilidad.
Perspectivas, viabilidad y conclusiones

En los últimos años, en la medida que se han ido agudizando los problemas fiscales y
presupuestarios de los Estados, han ido tomando impulso ciertas iniciativas en contra
de la colectividad de las cargas tributarias, olvidando algunos que las cargas públicas
se basan en dos principios, la equidad y la igualdad. No contemplando que aunque no
se demanden servicios educativos o sanitarios por parte de algunos usuarios
potenciales, todos utilizamos en mayor o menor medida el transporte público, la red de
carreteras y la defensa nacional.
Por todo ello, los gobiernos deben promover una gestión a largo plazo y sostenible de
los bienes públicos para no caer en este engaño, máxime cuando estos escapan al
mercado, y si no se cuidan, pueden llegar a desaparecer
Bien público
Un bien público es aquel bien cuyo consumo es indivisible y que puede ser consumido
por todos los miembros de una comunidad sin excluir a ninguno. Como el alumbrado
de las calles, los parques, la defensa nacional o las políticas de medio ambiente entre
otras cosas.
Los bienes públicos se consideran uno de los fallos de mercado por los que se justifica
la actuación del Estado. Esto quiere decir que al tratarse de bienes cuya producción no
es rentable para la iniciativa privada, la experiencia demuestra, que de no mediar la
intervención estatal, se producirían una cantidad de bienes públicos mucho menor a la
requerida para satisfacer las necesidades de toda la población. Por tanto, son los
Estados, en la mayoría de los casos, los que proveen a la población de bienes
públicos.
Propiedades y distinciones de los bienes públicos
Teniendo en cuenta la definición que hemos hecho al principio, podríamos afirmar que
estos tipos de bienes tienen tres propiedades que les diferencian de los bienes
de propiedad privada. Los bienes públicos:
 Se consumen conjuntamente, dando utilidad a más de un consumidor a la vez.
 No se puede excluir a un individuo o a un colectivo de su consumo.
 El consumo no es rival: que lo consuma un nuevo individuo no afecta o limita el
consumo al resto de consumidores.

Por otro lado, debemos distinguir los bienes públicos puros, de los bienes públicos
impuros:
 Los bienes públicos puros son los que cumplen a rajatabla los tres puntos
anteriores. Por tanto, serían bienes públicos en el sentido más estricto. Como
por ejemplo el alumbrado o la defensa nacional.
 Los bienes públicos impuros cumplen la primera y la segunda propiedad, pero
no la tercera, es decir, su consumo es parcialmente rival. En estos casos el
consumo de una nueva unidad por parte de un individuo, disminuye la cantidad
disponible para el resto, aunque en menos de una unidad. Por ejemplo, las vías
públicas. Aunque una vía pública inicialmente pueda ser utilizada a la vez por
tantos conductores como se quiera, llegará un punto, en el que la entrada de
un conductor adicional, supondrá una disminución en la velocidad y en la
seguridad de todos los conductores, perjudicando así a los consumidores. Otro
ejemplo de bien impuro es la educación, aunque ésta beneficie a la sociedad,
afectará en mayor medida a la persona que la recibe y a sus familiares.
Si nos centramos en el principio de “no exclusión”, la segunda de las propiedades
mencionadas, también podemos hacer una distinción. En este caso, distinguiríamos
entre bienes públicos excluyentes y bienes públicos no excluyentes.
 Un bien público es no excluyente cuando no es posible impedir que consuma el
bien quien no paga por él.
 Un bien público excluyente es aquel que se puede impedir que un individuo
consuma el bien si no paga por el mismo. Un ejemplo de un bien público
excluyente serían las autopistas de peaje. Son ofrecidas por el sector público y
se establecen una serie de controles de peaje al objeto de impedir que circulen
por ellas quienes no pagan.

LOS BIENES PÚBLICOS

Para comprender en que se diferencian los bienes públicos de otros bienes y que
problemas plantean a la sociedad veamos un ejemplo: un espectáculo de fuegos
artificiales. Este bien no es excluible porque es imposible impedir que lo vea una
persona y no es rival porque el hecho de que disfrute de él una persona no reduce el
disfrute de otra.
Los bienes públicos plantean el problema del parásito. Parásito es una persona que
recibe el beneficio de un bien pero evita pagarlo. Una manera de ver esta falla del
mercado es considerar que se debe a una externalidad.

La historia muestra una lección general sobre los bienes públicos, como estos no son
excluibles, el problema del parásito impide al mercado privado suministrarlos. Sin
embargo, el Estado puede resolver el problema. Si llega a la conclusión de que los
beneficios totales son superiores a los costos, puede suministrar el bien público y
pagarlo con ingresos fiscales, mejorando el bienestar de todo el mundo.

En Montevideo - Uruguay La Noche de las Luces que se efectúa todos los años en el
mes de diciembre, no es un bien público porque lo organiza un privado pero de todos
modos sirve para apreciar la existencia de este problema del parásito. Es un
espectáculo que mejora el bienestar de la sociedad porque es agradable pero sin
embargo si se quisiera cobrar sería imposible.

Algunos Bienes Públicos importantes:

a) La defensa nacional: la defensa del país de los agresores extranjeros es el


ejemplo clásico de bien público, también es uno de los más caros. Casi nadie duda
que es necesario destinar algún gasto público a la defensa nacional. Incluso los
economistas que son partidarios de que el Estado sea pequeño están de acuerdo
en que la defensa nacional es un bien público que debe ser suministrado por el
Estado.
b) La investigación básica: la creación de conocimientos es un bien público. Y el
Estado trata de suministrar el bien público de los conocimientos generales de
diferentes formas. Los organismos públicos subvencionan la investigación básica
en varias áreas. De esa forma se generan conocimientos que son de utilidad para
toda la sociedad, mejora la calidad de vida de todos.
c) Los faros: Los economistas utilizan desde hace mucho tiempo los faros como
ejemplo de bien público. El beneficio que proporcionan al capitán de un barco no
es ni excluible ni rival, por lo que cada capitán tiene un incentivo para
aprovecharse del faro sin pagar el servicio. Como consecuencia de este problema
del parásito, los mercados privados normalmente no proporcionan los faros que
necesitan los capitanes de los barcos, por lo que actualmente la mayoría de los
faros son gestionados por el Estado.

Análisis costo beneficio. Hasta ahora hemos visto que el Estado suministra bienes
públicos porque el mercado privado no produce por su cuenta una cantidad eficiente.
El Estado debe decidir entonces el tipo de bienes públicos que va a suministrar, así
como las cantidades.
Supongamos que el gobierno está considerando la posibilidad de realizar un proyecto
público, como la construcción de una nueva autopista. Para saber si debe construirla,
ha de comparar los beneficios totales de todos los que la utilizarán con los costos de
su construcción y mantenimiento. Para tomar esta decisión, puede contratar a un
equipo de economistas e ingenieros a fin de que realicen un estudio, llamado análisis
costo-beneficio, cuyo objetivo es estimar los costos y los beneficios totales que tiene
un proyecto para la sociedad en su conjunto.

El análisis costo - beneficio es el estudio que compara los costos y los beneficios que
tiene para la sociedad la provisión de un bien público. Los analistas del costo-beneficio
tienen una ardua tarea. Como la autopista estará gratuitamente a disposición de todo
el mundo, no existe ningún precio con el que pueda juzgarse su valor. No es fiable
preguntar a la gente que valor concedería a la autopista. En primer lugar, es difícil
cuantificar los beneficios utilizando los resultados de un cuestionario. En segundo
lugar, los encuestados tienen pocos incentivos para decir la verdad. Los que utilizarían
la autopista tienen un incentivo para exagerar el beneficio que obtendrían con el fin de
conseguir que se construya la autopista. Los que resultarían perjudicados tienen un
incentivo para exagerar los costos que supone para ellos con el fin de impedir que se
construya.

La provisión eficiente de bienes públicos es, pues, intrínsecamente más difícil que la
provisión eficiente de bienes privados. Estos son suministrados por el mercado. Los
compradores de un bien privado revelan el valor que le conceden por medio de los
precios que están dispuestos a pagar. Los vendedores revelan sus costos por medio
de los precios que están dispuestos a aceptar. En cambio, los analistas de costo-
beneficio no observan ninguna señal de los precios cuando evalúan la conveniencia de
que el Estado suministre un bien público. El problema surge por la falta de un precio
de referencia, y esto dificulta la realización de ese estudio costo-beneficio, dado que el
costo se mide en dinero pero el beneficio no directamente. Por lo tanto, sus resultados
sobre los costos y los beneficios de los proyectos públicos son, en el mejor de los
casos, burdas aproximaciones.

Los bienes públicos pertenecen a un tipo de bien que no es ni pueden negociarse en


ningún mercado, dado que tienen la característica de ser colectivos y su uso y disfrute
puede ser por cualquier ciudadano sin distinción de raza, sexo, religión
o clase social; el pueblo debe respetar las normas que allí se estipulan para
protegerlos. El cuidado o gestión de dichos bienes no es netamente exclusiva
del Estado, sino que también el sector privado puede ser provisto. La gestión por parte
del país como velador de los bienes públicos viene dada desde el Imperio Romano,
época en que se empezaron a proveer algunos bienes y derecho público como: la
seguridad ciudadana, la justicia; la distribución de agua y terrenos municipales, entre
otros.

Los bienes públicos cuentan con dos características que los distinguen de las otras
propiedades siendo éstas que no sean rival y no excluyente. La primera de ellas
significa que el uso y disfrute de las instalaciones por parte del usuario no suponga el
uso y disfrute de un ciudadano que ya hace uso de él; un perfecto ejemplo es
una señal de radio que permite a diferentes usuarios escuchar su frecuencia todos al
mismo tiempo.

Con respecto a la segunda que no sea excluyente, implica que no es posible


discriminar que el usuario disfrute o no del bien público mediante la implementación de
precios, dado que estos no tienen un valor monetario y cualquier ciudadano que quiera
y desee usarlo puede acceder al mismo de manera independiente y que estos ayuden
con el mantenimiento y cuidado de los espacios, ejemplo: la playa, parques el viento.
Estos bienes necesitan de una gestión pública y diversos mecanismos de control que
garantice el uso y disfrute de los mismos. Para garantizar sus sostenibilidad debe
crearse un sistema de derecho que garantice ser muy estricto para que todos aquellos
que participan en el mercado se vean en la responsabilidad de participar en su
cuidado. Por ejemplo, si no se respetan ni cuidan los bosques, mares y en general el
medio ambiente podemos excluir a las futuras generaciones del mundo y disfrute de
dichos bienes. En ese sentido se debe garantizar el respeto a las reglas en pro de
seguir dicho fin.
TRATAMIENTO JURIDICO DE LOS BIENES DE DOMINIO PÚBLICO

ORIGENES
Aparentemente el origen de la denominación bienes de dominio público se debe a la
publicación de JB Víctor Proudhon (1845) quien con su traité du domaine public, tuvo
tal influencia que con justicia se le atribuye la paternidad de esa concepción.

DOMINIO PÚBLICO: ALGUNAS DEFINICIONES

Rafael Bielsa (1947) lo define como el conjunto cosas afectadas al uso directo de la
colectividad referida a una entidad administrativa de base territorial, destinadas al uso
público de los administrados y que no son susceptibles, por tanto, de apropiación
privada. El dominio público no se atribuye al Estado, sino al pueblo(o población en el
sentido de elemento constitutivo), si bien representado por el Estado”.

Marienhoff “dominio público es un conjunto de bienes que, que de acuerdo al


ordenamiento jurídico, pertenecen a la comunidad política del pueblo, hallándose
destinados al uso público directo o indirecto de los habitantes”.

María Ramírez, (1996,) “el concepto de cosa pública es un importante instrumento de


centralización política y de reforzamiento del estado moderno frente a los grupos
corporativos y comunitarios” el proceso de institución y apropiación de la propiedad
común por el príncipe, hunde sus raíces en el antiguo régimen, pero culmina en la
revolución liberal, donde quedan reconocidos como únicos sujetos el individuo y el
Estado”.

Bernales Ballesteros (1997) “Los bienes de dominio público son aquellos que han sido
reservados al dominio del estado como ente colectivo que ejerce el poder político y
que no son susceptibles de ser transferidos a personas particulares por ningún
derecho, los bienes de dominio público son, y quedaran en el dominio del Estado, los
recursos naturales, el mar, las playas, los cursos de agua, áreas naturales protegidas”

Rubio Correa (1999), "los bienes de uso público son aquellos que están destinados a
que los utilicen todas las personas indistintamente, sin que ninguna de ellas pueda
establecer un derecho individual, o colectivo, exclusivo sobre dichos bienes. cita
algunos ejemplos clásicos de bienes de uso público como los parques, las plazas, las
calzadas, las veredas, los ríos, los lagos y el mar, entre otros, así también hay bienes
de dominio público que no son de uso público, como los parques nacionales, los
fondos marinos, yacimientos minerales" acota el mismo autor sobre "el dominio, (…),
estaba más referido a los bienes entendidos como bienes de uso, la propiedad actual
considera a los bienes mas como bienes de cambio, por lo tanto para este autor
dominio no es propiedad, tiene más que ver con el ejercicio de derechos inamovibles y
no dedicados a la circulación sobre los bienes, esta ultima entendida como libertad de
disposición”

De ahí que la acotación que hace (María Ramírez, 1996, p. 251) en relación a la
clasificación entre bienes del estado y bienes de los particulares se tiene en cuenta la
persona a quien pertenece el bien, esto es, en atención al titular o sujeto. Resulta útil
al momento de determinar las reglas que le serán aplicables, pues de tratarse de
bienes de particulares le serán aplicables las reglas del derecho civil, y cuando se trate
de bienes que corresponden al estado o también denominados demaniales por ser de
uso público, tienen un tratamiento especial” el mismo autor concluye citando a Fiorini9
“en realidad entre los bienes del dominio público y los del dominio privado del estado
hay una amplia gama de bienes que no encuadran en los cliches tradicionales”, “el
dominio público no determina la función administrativa, sino esta la utiliza como
instrumento para realizar sus cometidos” . Sin embargo para Cervantes Anaya (2010)
esa distinción no resulta válida porque todos los bienes del pueblo que administra el
estado “mero administrador” conservan su carácter público. Acota además que “no
todos tienen la misma condición, puesto que hay algunos que se conceptúan desde
antiguo como parte del territorio o porciones territoriales (…) gozan los territoriales, del
amparo de la soberanía del Estado porque los ríos, lagos, mar territorial no pueden ser
desviados de la esencia de la territorialidad, más aún si la propia constitución y la ley
así lo definen (artículo 54º de la constitución política de 1993). Son por su naturaleza,
como la soberanía inalienables” concluye este autor señalando que la desafectación
no sería aplicable por ser porciones del territorio o el territorio mismo.

Caracteres Jurídicos del Dominio Público.

Siguiendo a María Ramírez, (1996) nos dice que la doctrina es unánime en señalar
tres notas o caracteres esenciales:

a) La inalienabilidad.- Característica según la cual, los bienes públicos no


pueden ser transferidos a particulares bajo ninguna forma de derecho; es decir,
se descarta el uso y goce individual, su propia naturaleza impide que estos
bienes sean materia de posesión de particulares. Una importante acotación la
hace Clavero citado por María Ramírez (1996) cuando nos dice que “la
inalienabilidad garantiza la inseparabilidad de los bienes de la función pública,
manteniendo la titularidad administrativa” a su vez el mismo autor nos dice
categóricamente que “es la afectación la que fija la iniciación de esa
inalienabilidad, así como también la desafectación es la que determina el cese
de la inalienabilidad”. Del principio de inalienabilidad se derivan algunas otras
notas o consecuencias jurídicas; así:
 Los bienes del dominio público no pueden embargarse.
 No son hipotecables, ni materia de gravamen civil alguno.
 No son expropiables: sobre los bienes y dependencias del dominio
público no procede la expropiación por el mismo poder público, por ser
bienes de utilidad pública (Jordano Fraga).
 De la inalienabilidad se deduce que un bien del dominio público no
puede ser reinvidicado (no proceden las acciones petitorias respecto del
dominio público).
 No cabe el ejercicio de interdictos ni acciones posesorias para recuperar
la posesión.
 No pagan contribución.
b) Imprescriptibilidad.- Carácter por el cual, a pesar del transcurso del tiempo
como requisito para adquirir la propiedad sobre este, no es susceptible de ser
transferido. A esto María Ramírez acota que este principio tiene por objeto
conservar el dominio público en su integridad.
c) Inembargabilidad.- Los bienes del dominio público del Estado no pueden
embargarse, es una consecuencia de la inalienabilidad de los bienes de
dominio público.

Al respecto Carolina Gamarra (2011) “el concepto de dominio público es un concepto


instrumental, de naturaleza compleja, que es empleado por el Estado para extraer un
bien determinado del mercado, a fin de impedir que el mismo pueda ser transferido o
adquirido por prescripción, como lo señala la norma constitucional. Esta situación
genera evidentes limitaciones a varios derechos fundamentales, en primer lugar, el
derecho de propiedad que incluye también el derecho a acceder a la propiedad
privada; asimismo, existen limitaciones a los derechos de libertad de empresa y
libertad de comercio, contenidas en el artículo 59° de la Constitución, dado que no
existe posibilidad de comprar o vender dichos bienes. (…) el bien de dominio público
genera ciertas distorsiones, puesto que no permite que los bienes puedan asignarse a
sus usos más eficientes. Lo que ocurre es que la propiedad privada, (…), permite la
asignación de los bienes a sus usos más eficientes. Es cierto que el otorgamiento de
concesiones respecto a bienes públicos permite paliar esta distorsión. Pero, por un
lado, no todos los bienes de dominio público pueden ser otorgados en concesión. Por
otro lado, estos bienes susceptibles de aprovechamiento económico, en su mayoría,
podrían ser transferidos en propiedad a los particulares, quienes los aprovecharían de
manera más eficiente puesto que los mismos irían de un titular a otro titular hasta
llegar a quien lo explote de la manera más adecuada.

Esta es una posición más liberal, en donde prioriza el interés privado a través del
ejercicio del derecho de la propiedad, efectivamente algunos bienes de dominio
público se podrán desafectar o viceversa pero habrá algunos que como bien dice
Cervantes Anaya son bienes de dominio público por naturaleza y el Estado debe
ejercer el rol de policía para garantizar su protección.

Afectación y Desafectación del Dominio Público

Para María Ramírez (1996), “ambos fenómenos son formales, requieren declaración
legislativa o sea que deben ser establecidos por la ley”.

La afectación, su importancia radica en determinar el momento a partir del cual el ente


o persona goza de las prerrogativas, para Villegas Basavilvaso citado por María
Ramírez la palabra más apropiada es “consagrar” o “consagración del bien al uso
público” que al final de cuentas la dedicación a un fin público.

Fiorini, citado por el mismo autor enfatiza que, “para que los bienes estatales integren
el dominio público, un acto estatal general o particular los debe destinar al uso público,
afectar a un fin de la colectividad”.

Esta afectación puede ser formal, cuando tiene su origen en la ley y real cuando se
funda en el uso mismo, según Hariou también puede ser de circunstancias naturales,
completadas por actos administrativos (dominio público natural) o de actos
administrativos (dominio público artificial).

La afectación a veces presupone ciertas obras (construcción de caminos, canales,


puentes, puertos) otras, no las exige, porque se fundan en hechos naturales, como en
las playas, ríos, riberas, etc.

Los Derechos Reales Administrativos

“La teoría de los derechos reales administrativos fue expuesta por Hariou, para quien
la administración puede obtener derechos sobre el dominio público, conferidos por
concesión o a precario, a empresas o particulares, capaz por tanto, de producir
rendimiento. Por tanto, se les puede definir como aquellos derechos concedidos por la
ley o por la administración pública sobre el dominio público; difieren de los derechos
reales que prevé y sanciona el derecho civil en que siempre son temporales y
revocables en condiciones determinadas”. Dentro de ellos tenemos, la servidumbre, y
en el caso especifico que nos interesa la concesión sobre los recursos naturales.

Reforzando esa idea, María Ramírez (1996) enfatiza “Ningún derecho civil llámese
uso, usufructo, servidumbre, puede imponerse sobre los bienes de dominio público, ni
ser reconocido por transmisión inter vivos sea gratuita, sea onerosa ni tampoco mortis
causa”.
Los Recursos Naturales como bienes de Dominio Público.

La Constitución Política de 1993 establece en el artículo 73º que los bienes de uso
público pueden ser concedidos a particulares conforme a ley, para su
aprovechamiento económico, que en esencia es un acto administrativo del Estado,
consistente en entregar un número determinado de derechos a un particular, por un
tiempo determinado, vinculado a la explotación de algún bien o riqueza natural. Y por
dicha concesión se obtiene un derecho de naturaleza real.

Para Bernales Ballesteros (1997) Los bienes de uso público, que son aquella especie
de bienes de dominio público que son destinados para ser utilizados por las personas
dentro del territorio porque esa es su finalidad, para satisfacer diversas necesidades
de la vida diaria, por ejemplo: los parques públicos, las calzadas y veredas, los
puentes, carreteras, las corrientes de agua de los ríos para el transporte.

La ley 26821, ”Ley Orgánica para el Aprovechamiento Sostenible de los Recursos


Naturales” nos dice que: 24 “La concesión otorga al concesionario el derecho para el
aprovechamiento sostenible del recurso natural concedido, en las condiciones y con
las limitaciones que establezca el título respectivo.

La concesión otorga a su titular el derecho de uso y disfrute del recurso natural


concedido y en consecuencia la propiedad de los frutos y productos a extraerse. Las
concesiones pueden ser otorgadas a plazo fijo o indefinido. Son irrevocables en tanto
el titular cumpla las obligaciones. Las concesiones son bienes incorporales,
registrables, pueden ser objeto de disposición, hipoteca, cesión y reivindicación,
conforme a las leyes especiales, el tercero adquiriente deberá sujetarse a las
condiciones en que fue originalmente otorgada”.

Para Cervantes Anaya (2010) la concesión es un contrato, un acto bilateral(…) crea


para el concesionario dos vertientes de obligaciones: con el concedente y con los
usuarios, cuando el uso del dominio público es con el objeto de facilitar un servicio
público uti universi, empero la concesión del dominio público es un acto unilateral,
expresión de soberanía, como la concesión de una mina o recursos naturales.
Conceden derechos especiales e imponen deberes de trabajo racional”.

Hasta aquí queda claro que el estado ejerce la titularidad de los bienes de dominio
público, a continuación desarrollamos las entidades públicas cuyo objeto de creación
es la administración de los bienes de dominio público y de uso público para concluir en
el análisis de tres casos vinculados al tema.

ENTIDADES COMPETENTES - SISTEMA FUNCIONAL

La ley Orgánica del Poder Ejecutivo Nº 29158 define al sistema como aquellos
conjuntos de principios, normas, procedimientos, técnicas e instrumentos mediante los
cuales se organizan las actividades de la Administración Pública que requieren ser
realizadas por todas o varias entidades de los poderes del Estado, los Organismos
Constitucionales y los niveles de gobierno.

Un Sistema funcional tiene por finalidad asegurar el cumplimiento de políticas públicas


que requieren la participación de todas o varias entidades del Estado. El Poder
Ejecutivo es responsable de reglamentar y operar los Sistemas Funcionales. Las
normas del Sistema establecen las atribuciones del Ente Rector del Sistema.

Los Sistemas están a cargo de un Ente Rector que se constituye en su autoridad


técnico-normativa a nivel nacional, dicta las normas y establece los procedimientos
relacionados con su ámbito, coordina su operación técnica y es responsable de su
correcto funcionamiento en el marco de la ley Orgánica del Poder Ejecutivo, sus leyes
especiales y disposiciones complementarias.

Sistema Nacional de Bienes Estatales (SBN).

Creado por Ley 29151 y su reglamento Decreto Supremo Nº 007-2008- Vivienda en


cuyo artículo 5º crea el SISTEMA NACIONAL DE BIENES ESTATALES como el
Conjunto de organismos, garantías y normas que regulan de manera integral
coherente los bienes estatales en sus niveles de gobierno nacional, regional y local, a
fin de lograr una administración ordenada, simplificada y eficiente teniendo a la
Superintendencia Nacional de Bienes Nacionales – SBN como ente rector. La
Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN), es un organismo público
descentralizado y constituye un pliego presupuestal siendo el ente rector responsable
tanto de normar los actos de adquisición, disposición, administración y supervisión de
los bienes estatales como de ejecutar dichos actos respecto de los bienes cuya
administración está a su cargo, de acuerdo a la normatividad vigente gozando de
autonomía económica, presupuestal, financiera, técnica y funcional con representación
judicial propia.

La SBN tiene las siguientes funciones generales:


“(…). e) Supervisar los bienes estatales, así como el cumplimiento del debido
procedimiento y de los actos que ejecuten las entidades pertenecientes al SNBE. en
caso que la SBN determine infracciones a la normatividad, pondrá la misma en
conocimiento de la entidad pública correspondiente y de la Contraloría General de la
República.

De acuerdo al Reglamento de la ley Nº 29151, Ley General del Sistema Nacional de


Bienes Estatales, DS Nº 007-2008-VIVIENDA. En su Artículo 2, los Bienes de Dominio
Público son aquellos bienes estatales destinados al uso público como playas, plazas,
parques , infraestructura vial, vías férreas, caminos y otros cuya administración,
conservación y mantenimiento corresponde a una entidad, aquellos que sirven de
soporte para la prestación de cualquier servicio público como los palacios, sedes
gubernativas e institucionales escuelas, hospitales, estadios aportes reglamentarios,
bienes reservados, y afectados en uso a la defensa nacional, establecimientos
penitenciarios, museos cementerios, puestos, aeropuertos y otros destinados al
cumplimiento de los fines de responsabilidad estatal o cuya concesión compete al
estado.

Tienen el carácter de inalienables e imprescriptibles sobre ellos el estado ejerce su


potestad, administrativa, reglamentaria y de tutela conforme a ley.

Sería entonces la Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN), la encargada de


velar por la correcta administración de los bienes de dominio público, sin embargo
existe un hecho fáctico que llama nuestra atención nos referimos a las playas del litoral
de la República que tienen la calidad de bienes de uso público, inalienables e
imprescriptibles. De acuerdo a la Ley Nro. 26856 QUE DECLARA QUE LAS PLAYAS
DEL LITORAL SON BIENES DE USO PÚBLICO, INALIENABLES E
IMPRESCRIPTIBLES Y ESTABLECEN ZONA DE DOMINIO RESTRINGIDO Se
entiende como playa el área donde la costa se presenta como plana descubierta con
declive suave hacia el mar y formada de arena o piedra, canto rodado o arena
entremezclada con fango más una franja no menor de 50 metros de ancho paralela a
la línea de alta marea.
El ingreso y uso de las playas es libre, salvo en los casos señalados expresamente en
la presente Ley. De Acuerdo al artículo 101 de la Ley General del Ambiente en su
inciso e) regular el adecuado uso de las playas, promoviendo su buen mantenimiento,
se constituye en una responsabilidad del estado, de ahí la importancia de los
siguientes conceptos y competencias.

La “Zona de Dominio Restringido” es aquella franja de 200 metros ubicada a


continuación de la franja de 50 metros descrita en el artículo anterior, siempre que
exista continuidad geográfica en toda esa área. En consecuencia no se entenderán
comprendidos dentro de la zona de dominio restringido los terrenos ubicados más allá
de acantilados, lagos, montañas, lomas, carreteras y otras situaciones similares que
rompan con la continuidad geográfica de la playa.
Tampoco están comprendidos dentro de la zona de dominio restringido los terrenos de
propiedad privada adquirido legalmente a la fecha de entrada en vigencia de la
presente Ley, que se encuentren dentro de los 200 metros señalados en el párrafo
anterior.

Las zonas de dominio restringido serán dedicadas a playas públicas para el uso de la
población. La adjudicación y/o construcción de inmuebles dentro de la zona de
dominio restringido queda prohibida a partir de la entrada en vigencia de la presente
Ley.

Sólo por Decreto Supremo refrendado por el Ministro de Transportes,


Comunicaciones, Vivienda y Construcción y por el Ministro de Defensa se podrá
desafectar áreas de la zona de dominio restringido o establecer las causales,
condiciones y procedimientos de desafectación.

Ninguna autoridad podrá, bajo responsabilidad, adjudicar terrenos o autorizar


habilitaciones en la zona de dominio restringido que no hayan sido desafectadas.

Competencias sobre la Zona de Dominio Restringido o también denominada


“Playas”

Los Gobiernos Regionales.


La Ley Orgánica de Gobiernos Regionales reconoce las siguientes competencias
exclusivas:
“(…). f. Facilitar los procesos orientados a los mercados internacionales para la
agricultura, la agroindustria, la artesanía, la actividad forestal y otros sectores
productivos, de acuerdo a sus potencialidades. g. Desarrollar circuitos turísticos que
puedan convertirse en ejes de desarrollo. (…)”.

Las Municipalidades.
Los funcionarios de las municipalidades y otras entidades que en ejercicio de sus
funciones les corresponda otorgar licencias de funcionamiento, autorizaciones para la
colocación de avisos publicitarios, autorización para la realización de actividades de
carácter permanente y otras actividades o acciones similares que impliquen la
ocupación temporal o indefinida de terrenos ubicados en la zona de playa protegida,
deberán exigir, bajo responsabilidad, que el interesado acredite la titularidad del
derecho en virtud del cual se le confiera la facultad de hacer uso del terreno
comprendido en dicha zona, el cual deberá haber sido otorgado por la Dirección
General de Capitanías y Guardacostas, cuando se trate de terrenos ubicados en el
área de playa, o por la Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN), cuando se trate
de terrenos ubicados en la zona de dominio restringido.
Las obras públicas de infraestructura y servicios públicos que ejecuten las
municipalidades y otras entidades que en ejercicio de sus funciones les corresponda,
sobre terrenos comprendidos en la zona de playa protegida, deberán contar con el
previo otorgamiento del correspondiente derecho de uso por parte de las entidades
mencionadas en el párrafo anterior, sin perjuicio de las coordinaciones que se
efectúen con PROINVERSIÓN para determinar la existencia de proyectos en la
referida zona.

Competencia de la Dirección General de Capitanías y Guardacostas


La competencia que, según lo establecido por la Ley Nº 26620, Ley de Control y
Vigilancia de las Actividades Marítimas, Fluviales y Lacustres, y su Reglamento,
aprobado por el Decreto Supremo Nº 028-DE/MGP, corresponde a la Dirección
General de Capitanías y Guardacostas para el otorgamiento del derecho de uso sobre
la franja de hasta 50 metros de ancho paralela a la línea de alta marea, se ejercerá sin
afectar la competencia de PROINVERSIÓN para otorgar los derechos de concesión.

En todos los casos, quienes obtengan un derecho de concesión de PROINVERSIÓN o


quienes obtengan un derecho de uso de parte de la Dirección General de Capitanías y
Guardacostas quedarán sujetos, en el desarrollo de sus proyectos y en el ejercicio de
sus actividades, a las acciones de vigilancia y control que corresponden a esta última
respecto del área de playa.

Competencia de PROINVERSIÓN
Conforme a lo establecido por el artículo 16 de la Ley, la Agencia de Promoción de la
Inversión Privada - PROINVERSIÓN, es el órgano competente para el otorgamiento
del derecho de concesión sobre terrenos ubicados en la zona de playa protegida que
tengan por finalidad la ejecución y explotación de obras públicas de infraestructura y
servicios públicos. PROINVERSIÓN ejercerá dicha competencia de conformidad con
lo establecido por el Decreto Legislativo Nº 839, el Decreto Supremo Nº 059-96-PCM,
el Decreto Supremo Nº 060-96-PCM y las demás normas complementarias y conexas
conforme a sus competencias.

BIBLIOGRAFIA

https://www.elblogsalmon.com/conceptos-de-economia/que-son-los-bienes-publicos

http://economipedia.com/definiciones/bien-publico.html

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-
tic/14002996/helvia/aula/archivos/repositorio/250/271/html/economia/9/Los%20bienes
%20publicos.htm

http://conceptodefinicion.de/bien-publico/

https://javierjimenezperu.files.wordpress.com/2013/03/02-irene-tratam-jurid-bienes-
dominio-pc3bablico.pdf

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