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Hay algunos bienes cuyo suministro no varía por el hecho de que una o muchas
personas los estén consumiendo; por ejemplo, las emisiones de TV por ondas aéreas:
sea cual sea la cantidad de receptores que tengan sintonizada una emisora, cualquier
otro podrá sintonizarla también sin que haya ninguna pérdida de calidad. No hay por
tanto rivalidad en su consumo y el aumento de la audiencia no implicará nunca un
aumento de los costes de producción y emisión de programas. Además, cuando las
emisiones de TV son sin codificar, no es posible impedir a nadie que las reciba en su
casa. Ambas características, la no rivalidad en el consumo y la imposibilidad de
exclusión son las que definen a los bienes públicos.
Conviene por tanto evitar la confusión entre los bienes públicos y los bienes de
titularidad pública. Estos últimos son todas las propiedades del Estado; los bienes
públicos puede que sean servidos por el Estado y puede que no.
Los bienes públicos pueden ser opcionales o no opcionales. Las emisiones de TV son
opcionales ya que la decisión de sintonizar o no la emisora es potestativa del
consumidor. La defensa nacional en cambio es un bien público no opcional ya que
inevitablemente se proporciona la misma cantidad de ella a todos los ciudadanos del
país, sea cual sea su interés en ser defendidos.
El cumplimiento de los dos teoremas del Bienestar requiere que todos los bienes sean
bienes privados. Esto implica que cada bien puede ser consumido sólo por un
consumidor. La presencia de bienes públicos, como la defensa nacional, generan una
falla de mercado en la cual el equilibrio competitivo deja de ser eficiente, lo cual
genera un papel para el gobierno en el mercado.
Bien Privado
Se llama Bien Privado a un bien que permite excluir a un individuo de su consumo con
un costo nulo, y que es perfectamente rival, ya que al ser consumido no puede ser
consumido por nadie más.
Bien Club
Se llama Bien Club a un bien que permite excluir a un individuo de su consumo, pero
que es no-rival. Su nombre hace alusión a los clubes deportivos, los cuales cuentan
con estas características.
El impacto de la provisión
Reiteramos que el objetivo, dentro de la evaluación de impacto del proyecto, es
observar los beneficios directos y externos generados por el proyecto cuando se
provee el bien a la población objetivo. A esto se debe que la información de las pistas
sobre qué tanto la generación de capacidades en los individuos beneficia a otras
personas, principalmente para su entorno cercano, es relevante para la evaluación.
Para este análisis, se ha delimitado ese espacio al entorno cercano a los CDC, debido
a que uno de los objetivos del proyecto es generar ejercicios de asociatividad que
permitan potenciar la capacidad productiva de los individuos; y el éxito de las
asociaciones depende en gran parte de la aplicación efectiva de la capacidades de sus
miembros en pro de este objetivo común. Lo anterior refleja la importancia de la
externalidad como bien público a proveer en el momento en que, para generar
procesos efectivos de asociatividad, es relevante el nivel de capacitación individual de
cada uno de los miembros del grupo para la eficiencia y eficacia de su trabajo en
conjunto, por lo que cada uno de los miembros va a depender de la mejora en
capacidades de los otros para poder potenciar y hacer efectiva su propia capacitación.
Existe una amplia percepción, entre los distintos participantes del proyecto, de que los
cursos de capacitación ayudan a la generación de capacidades para conseguir un
ingreso. A pesar de ello, sólo un 13,3% de las personas encuestadas argumenta que
el trabajo actual es producto de los CDC, en donde el impacto sobre la capacidad de
trabajo de los individuos se puede justificar por la aplicación de lo aprendido en el
curso. Este primer resultado muestra una muy baja incidencia en la vinculación laboral
de los egresados del proyecto. Sin embargo, sobre ellos se realizó la medición de
impacto, en la concepción de bien público que se presenta en este estudio. Frente a lo
anterior, es claro que no todas las personas que van a capacitarse, persiguiendo el
objetivo de mejoramiento de los ingresos, lo consiguen, ya que sólo un 13,3% informa
que el traba jo que consiguió fue producto de los cursos del CDC, frente a un 18,5%
que informa que el principal beneficio es mejorar los ingresos. Pero eso no implica, de
acuerdo con lo planteado por los entrevistados, que esas capacidades no se generen,
e identifican que no sólo se entiende por generación de capacidades la capacitación
en alguna habilidad, sino también un mejor acceso y habilidad de manejar la
información, lo que les permite explotar mejor lo aprendido al momento de enfrentarse
al mercado laboral. Diríamos que, en este caso, el bien público se mantiene en
potencia de ser usufructuado, como un capital activo y dispuesto a ser usado. Muchas
razones se argumentan como obstáculos para el cumplimiento del anterior objetivo;
una de ellas es la dificultad propia de los entornos locales que no permite la realización
de los proyectos, en razón a los altos costos de la formalidad, la dificultad de
asociación, los bajos niveles de capital social y las dificultades de acceso a
financiación.
En los últimos años, en la medida que se han ido agudizando los problemas fiscales y
presupuestarios de los Estados, han ido tomando impulso ciertas iniciativas en contra
de la colectividad de las cargas tributarias, olvidando algunos que las cargas públicas
se basan en dos principios, la equidad y la igualdad. No contemplando que aunque no
se demanden servicios educativos o sanitarios por parte de algunos usuarios
potenciales, todos utilizamos en mayor o menor medida el transporte público, la red de
carreteras y la defensa nacional.
Por todo ello, los gobiernos deben promover una gestión a largo plazo y sostenible de
los bienes públicos para no caer en este engaño, máxime cuando estos escapan al
mercado, y si no se cuidan, pueden llegar a desaparecer
Bien público
Un bien público es aquel bien cuyo consumo es indivisible y que puede ser consumido
por todos los miembros de una comunidad sin excluir a ninguno. Como el alumbrado
de las calles, los parques, la defensa nacional o las políticas de medio ambiente entre
otras cosas.
Los bienes públicos se consideran uno de los fallos de mercado por los que se justifica
la actuación del Estado. Esto quiere decir que al tratarse de bienes cuya producción no
es rentable para la iniciativa privada, la experiencia demuestra, que de no mediar la
intervención estatal, se producirían una cantidad de bienes públicos mucho menor a la
requerida para satisfacer las necesidades de toda la población. Por tanto, son los
Estados, en la mayoría de los casos, los que proveen a la población de bienes
públicos.
Propiedades y distinciones de los bienes públicos
Teniendo en cuenta la definición que hemos hecho al principio, podríamos afirmar que
estos tipos de bienes tienen tres propiedades que les diferencian de los bienes
de propiedad privada. Los bienes públicos:
Se consumen conjuntamente, dando utilidad a más de un consumidor a la vez.
No se puede excluir a un individuo o a un colectivo de su consumo.
El consumo no es rival: que lo consuma un nuevo individuo no afecta o limita el
consumo al resto de consumidores.
Por otro lado, debemos distinguir los bienes públicos puros, de los bienes públicos
impuros:
Los bienes públicos puros son los que cumplen a rajatabla los tres puntos
anteriores. Por tanto, serían bienes públicos en el sentido más estricto. Como
por ejemplo el alumbrado o la defensa nacional.
Los bienes públicos impuros cumplen la primera y la segunda propiedad, pero
no la tercera, es decir, su consumo es parcialmente rival. En estos casos el
consumo de una nueva unidad por parte de un individuo, disminuye la cantidad
disponible para el resto, aunque en menos de una unidad. Por ejemplo, las vías
públicas. Aunque una vía pública inicialmente pueda ser utilizada a la vez por
tantos conductores como se quiera, llegará un punto, en el que la entrada de
un conductor adicional, supondrá una disminución en la velocidad y en la
seguridad de todos los conductores, perjudicando así a los consumidores. Otro
ejemplo de bien impuro es la educación, aunque ésta beneficie a la sociedad,
afectará en mayor medida a la persona que la recibe y a sus familiares.
Si nos centramos en el principio de “no exclusión”, la segunda de las propiedades
mencionadas, también podemos hacer una distinción. En este caso, distinguiríamos
entre bienes públicos excluyentes y bienes públicos no excluyentes.
Un bien público es no excluyente cuando no es posible impedir que consuma el
bien quien no paga por él.
Un bien público excluyente es aquel que se puede impedir que un individuo
consuma el bien si no paga por el mismo. Un ejemplo de un bien público
excluyente serían las autopistas de peaje. Son ofrecidas por el sector público y
se establecen una serie de controles de peaje al objeto de impedir que circulen
por ellas quienes no pagan.
Para comprender en que se diferencian los bienes públicos de otros bienes y que
problemas plantean a la sociedad veamos un ejemplo: un espectáculo de fuegos
artificiales. Este bien no es excluible porque es imposible impedir que lo vea una
persona y no es rival porque el hecho de que disfrute de él una persona no reduce el
disfrute de otra.
Los bienes públicos plantean el problema del parásito. Parásito es una persona que
recibe el beneficio de un bien pero evita pagarlo. Una manera de ver esta falla del
mercado es considerar que se debe a una externalidad.
La historia muestra una lección general sobre los bienes públicos, como estos no son
excluibles, el problema del parásito impide al mercado privado suministrarlos. Sin
embargo, el Estado puede resolver el problema. Si llega a la conclusión de que los
beneficios totales son superiores a los costos, puede suministrar el bien público y
pagarlo con ingresos fiscales, mejorando el bienestar de todo el mundo.
En Montevideo - Uruguay La Noche de las Luces que se efectúa todos los años en el
mes de diciembre, no es un bien público porque lo organiza un privado pero de todos
modos sirve para apreciar la existencia de este problema del parásito. Es un
espectáculo que mejora el bienestar de la sociedad porque es agradable pero sin
embargo si se quisiera cobrar sería imposible.
Análisis costo beneficio. Hasta ahora hemos visto que el Estado suministra bienes
públicos porque el mercado privado no produce por su cuenta una cantidad eficiente.
El Estado debe decidir entonces el tipo de bienes públicos que va a suministrar, así
como las cantidades.
Supongamos que el gobierno está considerando la posibilidad de realizar un proyecto
público, como la construcción de una nueva autopista. Para saber si debe construirla,
ha de comparar los beneficios totales de todos los que la utilizarán con los costos de
su construcción y mantenimiento. Para tomar esta decisión, puede contratar a un
equipo de economistas e ingenieros a fin de que realicen un estudio, llamado análisis
costo-beneficio, cuyo objetivo es estimar los costos y los beneficios totales que tiene
un proyecto para la sociedad en su conjunto.
El análisis costo - beneficio es el estudio que compara los costos y los beneficios que
tiene para la sociedad la provisión de un bien público. Los analistas del costo-beneficio
tienen una ardua tarea. Como la autopista estará gratuitamente a disposición de todo
el mundo, no existe ningún precio con el que pueda juzgarse su valor. No es fiable
preguntar a la gente que valor concedería a la autopista. En primer lugar, es difícil
cuantificar los beneficios utilizando los resultados de un cuestionario. En segundo
lugar, los encuestados tienen pocos incentivos para decir la verdad. Los que utilizarían
la autopista tienen un incentivo para exagerar el beneficio que obtendrían con el fin de
conseguir que se construya la autopista. Los que resultarían perjudicados tienen un
incentivo para exagerar los costos que supone para ellos con el fin de impedir que se
construya.
La provisión eficiente de bienes públicos es, pues, intrínsecamente más difícil que la
provisión eficiente de bienes privados. Estos son suministrados por el mercado. Los
compradores de un bien privado revelan el valor que le conceden por medio de los
precios que están dispuestos a pagar. Los vendedores revelan sus costos por medio
de los precios que están dispuestos a aceptar. En cambio, los analistas de costo-
beneficio no observan ninguna señal de los precios cuando evalúan la conveniencia de
que el Estado suministre un bien público. El problema surge por la falta de un precio
de referencia, y esto dificulta la realización de ese estudio costo-beneficio, dado que el
costo se mide en dinero pero el beneficio no directamente. Por lo tanto, sus resultados
sobre los costos y los beneficios de los proyectos públicos son, en el mejor de los
casos, burdas aproximaciones.
Los bienes públicos cuentan con dos características que los distinguen de las otras
propiedades siendo éstas que no sean rival y no excluyente. La primera de ellas
significa que el uso y disfrute de las instalaciones por parte del usuario no suponga el
uso y disfrute de un ciudadano que ya hace uso de él; un perfecto ejemplo es
una señal de radio que permite a diferentes usuarios escuchar su frecuencia todos al
mismo tiempo.
ORIGENES
Aparentemente el origen de la denominación bienes de dominio público se debe a la
publicación de JB Víctor Proudhon (1845) quien con su traité du domaine public, tuvo
tal influencia que con justicia se le atribuye la paternidad de esa concepción.
Rafael Bielsa (1947) lo define como el conjunto cosas afectadas al uso directo de la
colectividad referida a una entidad administrativa de base territorial, destinadas al uso
público de los administrados y que no son susceptibles, por tanto, de apropiación
privada. El dominio público no se atribuye al Estado, sino al pueblo(o población en el
sentido de elemento constitutivo), si bien representado por el Estado”.
Bernales Ballesteros (1997) “Los bienes de dominio público son aquellos que han sido
reservados al dominio del estado como ente colectivo que ejerce el poder político y
que no son susceptibles de ser transferidos a personas particulares por ningún
derecho, los bienes de dominio público son, y quedaran en el dominio del Estado, los
recursos naturales, el mar, las playas, los cursos de agua, áreas naturales protegidas”
Rubio Correa (1999), "los bienes de uso público son aquellos que están destinados a
que los utilicen todas las personas indistintamente, sin que ninguna de ellas pueda
establecer un derecho individual, o colectivo, exclusivo sobre dichos bienes. cita
algunos ejemplos clásicos de bienes de uso público como los parques, las plazas, las
calzadas, las veredas, los ríos, los lagos y el mar, entre otros, así también hay bienes
de dominio público que no son de uso público, como los parques nacionales, los
fondos marinos, yacimientos minerales" acota el mismo autor sobre "el dominio, (…),
estaba más referido a los bienes entendidos como bienes de uso, la propiedad actual
considera a los bienes mas como bienes de cambio, por lo tanto para este autor
dominio no es propiedad, tiene más que ver con el ejercicio de derechos inamovibles y
no dedicados a la circulación sobre los bienes, esta ultima entendida como libertad de
disposición”
De ahí que la acotación que hace (María Ramírez, 1996, p. 251) en relación a la
clasificación entre bienes del estado y bienes de los particulares se tiene en cuenta la
persona a quien pertenece el bien, esto es, en atención al titular o sujeto. Resulta útil
al momento de determinar las reglas que le serán aplicables, pues de tratarse de
bienes de particulares le serán aplicables las reglas del derecho civil, y cuando se trate
de bienes que corresponden al estado o también denominados demaniales por ser de
uso público, tienen un tratamiento especial” el mismo autor concluye citando a Fiorini9
“en realidad entre los bienes del dominio público y los del dominio privado del estado
hay una amplia gama de bienes que no encuadran en los cliches tradicionales”, “el
dominio público no determina la función administrativa, sino esta la utiliza como
instrumento para realizar sus cometidos” . Sin embargo para Cervantes Anaya (2010)
esa distinción no resulta válida porque todos los bienes del pueblo que administra el
estado “mero administrador” conservan su carácter público. Acota además que “no
todos tienen la misma condición, puesto que hay algunos que se conceptúan desde
antiguo como parte del territorio o porciones territoriales (…) gozan los territoriales, del
amparo de la soberanía del Estado porque los ríos, lagos, mar territorial no pueden ser
desviados de la esencia de la territorialidad, más aún si la propia constitución y la ley
así lo definen (artículo 54º de la constitución política de 1993). Son por su naturaleza,
como la soberanía inalienables” concluye este autor señalando que la desafectación
no sería aplicable por ser porciones del territorio o el territorio mismo.
Siguiendo a María Ramírez, (1996) nos dice que la doctrina es unánime en señalar
tres notas o caracteres esenciales:
Esta es una posición más liberal, en donde prioriza el interés privado a través del
ejercicio del derecho de la propiedad, efectivamente algunos bienes de dominio
público se podrán desafectar o viceversa pero habrá algunos que como bien dice
Cervantes Anaya son bienes de dominio público por naturaleza y el Estado debe
ejercer el rol de policía para garantizar su protección.
Para María Ramírez (1996), “ambos fenómenos son formales, requieren declaración
legislativa o sea que deben ser establecidos por la ley”.
Fiorini, citado por el mismo autor enfatiza que, “para que los bienes estatales integren
el dominio público, un acto estatal general o particular los debe destinar al uso público,
afectar a un fin de la colectividad”.
Esta afectación puede ser formal, cuando tiene su origen en la ley y real cuando se
funda en el uso mismo, según Hariou también puede ser de circunstancias naturales,
completadas por actos administrativos (dominio público natural) o de actos
administrativos (dominio público artificial).
“La teoría de los derechos reales administrativos fue expuesta por Hariou, para quien
la administración puede obtener derechos sobre el dominio público, conferidos por
concesión o a precario, a empresas o particulares, capaz por tanto, de producir
rendimiento. Por tanto, se les puede definir como aquellos derechos concedidos por la
ley o por la administración pública sobre el dominio público; difieren de los derechos
reales que prevé y sanciona el derecho civil en que siempre son temporales y
revocables en condiciones determinadas”. Dentro de ellos tenemos, la servidumbre, y
en el caso especifico que nos interesa la concesión sobre los recursos naturales.
Reforzando esa idea, María Ramírez (1996) enfatiza “Ningún derecho civil llámese
uso, usufructo, servidumbre, puede imponerse sobre los bienes de dominio público, ni
ser reconocido por transmisión inter vivos sea gratuita, sea onerosa ni tampoco mortis
causa”.
Los Recursos Naturales como bienes de Dominio Público.
La Constitución Política de 1993 establece en el artículo 73º que los bienes de uso
público pueden ser concedidos a particulares conforme a ley, para su
aprovechamiento económico, que en esencia es un acto administrativo del Estado,
consistente en entregar un número determinado de derechos a un particular, por un
tiempo determinado, vinculado a la explotación de algún bien o riqueza natural. Y por
dicha concesión se obtiene un derecho de naturaleza real.
Para Bernales Ballesteros (1997) Los bienes de uso público, que son aquella especie
de bienes de dominio público que son destinados para ser utilizados por las personas
dentro del territorio porque esa es su finalidad, para satisfacer diversas necesidades
de la vida diaria, por ejemplo: los parques públicos, las calzadas y veredas, los
puentes, carreteras, las corrientes de agua de los ríos para el transporte.
Hasta aquí queda claro que el estado ejerce la titularidad de los bienes de dominio
público, a continuación desarrollamos las entidades públicas cuyo objeto de creación
es la administración de los bienes de dominio público y de uso público para concluir en
el análisis de tres casos vinculados al tema.
La ley Orgánica del Poder Ejecutivo Nº 29158 define al sistema como aquellos
conjuntos de principios, normas, procedimientos, técnicas e instrumentos mediante los
cuales se organizan las actividades de la Administración Pública que requieren ser
realizadas por todas o varias entidades de los poderes del Estado, los Organismos
Constitucionales y los niveles de gobierno.
Las zonas de dominio restringido serán dedicadas a playas públicas para el uso de la
población. La adjudicación y/o construcción de inmuebles dentro de la zona de
dominio restringido queda prohibida a partir de la entrada en vigencia de la presente
Ley.
Las Municipalidades.
Los funcionarios de las municipalidades y otras entidades que en ejercicio de sus
funciones les corresponda otorgar licencias de funcionamiento, autorizaciones para la
colocación de avisos publicitarios, autorización para la realización de actividades de
carácter permanente y otras actividades o acciones similares que impliquen la
ocupación temporal o indefinida de terrenos ubicados en la zona de playa protegida,
deberán exigir, bajo responsabilidad, que el interesado acredite la titularidad del
derecho en virtud del cual se le confiera la facultad de hacer uso del terreno
comprendido en dicha zona, el cual deberá haber sido otorgado por la Dirección
General de Capitanías y Guardacostas, cuando se trate de terrenos ubicados en el
área de playa, o por la Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN), cuando se trate
de terrenos ubicados en la zona de dominio restringido.
Las obras públicas de infraestructura y servicios públicos que ejecuten las
municipalidades y otras entidades que en ejercicio de sus funciones les corresponda,
sobre terrenos comprendidos en la zona de playa protegida, deberán contar con el
previo otorgamiento del correspondiente derecho de uso por parte de las entidades
mencionadas en el párrafo anterior, sin perjuicio de las coordinaciones que se
efectúen con PROINVERSIÓN para determinar la existencia de proyectos en la
referida zona.
Competencia de PROINVERSIÓN
Conforme a lo establecido por el artículo 16 de la Ley, la Agencia de Promoción de la
Inversión Privada - PROINVERSIÓN, es el órgano competente para el otorgamiento
del derecho de concesión sobre terrenos ubicados en la zona de playa protegida que
tengan por finalidad la ejecución y explotación de obras públicas de infraestructura y
servicios públicos. PROINVERSIÓN ejercerá dicha competencia de conformidad con
lo establecido por el Decreto Legislativo Nº 839, el Decreto Supremo Nº 059-96-PCM,
el Decreto Supremo Nº 060-96-PCM y las demás normas complementarias y conexas
conforme a sus competencias.
BIBLIOGRAFIA
https://www.elblogsalmon.com/conceptos-de-economia/que-son-los-bienes-publicos
http://economipedia.com/definiciones/bien-publico.html
http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-
tic/14002996/helvia/aula/archivos/repositorio/250/271/html/economia/9/Los%20bienes
%20publicos.htm
http://conceptodefinicion.de/bien-publico/
https://javierjimenezperu.files.wordpress.com/2013/03/02-irene-tratam-jurid-bienes-
dominio-pc3bablico.pdf