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Familias monoparentales y su incidencia en la adaptabilidad social

infantil

Con respecto a la familia como núcleo principal de toda sociedad, desde el inicio del ser
humano, esta se ha constituido en el eje articulador de los cambios en toda sociedad, ya que
desde el nacimiento de los nuevos sujetos, es la familia en primer entorno en el que se
desenvuelve, teniendo en este entorno los lazos afectivos y los primeros cuidados, los cuales
determinará los rasgos personológicos y los patrones de comportamiento del mismo, cabe
recalcar que, la familia tiene su concepción desde los vínculos consanguíneos, siendo así
que, la familia como tal es concebida desde la genética hereditaria (Sánchez, 2008). Es así
que la familia cumple un papel preponderante en el aporte de los patrones de conducta de
los nuevos integrantes de la misma (Arias, 2012), de esto dependerá en gran medida el o los
aportes adecuados o no de su futura calidad de vida, lo que se evidenciará en sus habilidades
sociales a futuro (Bronfenbrener. 1991).

No sólo la consanguinidad es la única norma que rige las sociedades para conformar una
familia como tal, ya que, también existe la conformación de familia desde la vinculación
afectiva, así como desde una conformación de familia por intereses mutuos, esta última
conformación familiar, se ha dado desde los inicios de la civilización, ya que esto ha servido
para poder conservar bienes materiales, castas sociales, costumbres culturales, etc. Estas
características han constituido la formación de los diversos tipos de familia a lo largo de la
historia humana (Gómez & Villa, 2013). Cabe recalcar que esto, con el pasar de los siglos
y gracias a los avances de la sociedad, los diversos motivos para conformar una familia, las
cuales no poseen vínculos consanguíneos, han ido evolucionando de tal manera que sería
incalculable intentar describir dichas características.

Para Freud, “La tendencia neuropática hereditaria, afecciones extrañas al dominio de la


Neuropatología, y que no dependen necesariamente de una enfermedad del sistema nervioso,
sino con mayor dependencia en la interacción con la familia primaria” (1896, p. 141). Como
se aprecia en su teoría acerca de la dinámica familiar, esta es la que marca si los niveles de
neuróticos se trasladan a los otros miembros de la familia o estos disminuyen, todo
dependiendo de dicha interacción, por lo cual cobra relevancia para la constitución psíquica
de todo individuo, los primeros estadios de vida y como estos se relacionan con los vínculos
afectivos y psicológicos con los padres, ya que estos marcaran los patrones de crianza, los
cuales serán arraigados con los patrones personológicos de cada sujeto.

Mientras tanto para Lacan, la familia, mediante la interaccion primaria, es al que determina
el patrón salubridad mental y psicopatología (2012), esto sucede porque la asimilación de
los infantes para con sus padres, está ligada intrínsecamente, ya que son los padres y madres
o las figuras paternas, las que mediante su comportamiento determinan la concepción de la
personalidad de los nuevos sujetos, así como las relaciones que estos tendrán con los demás
miembros, tanto con los miembros de la familia, como los integrantes de las demás esferas
sociales. Siendo así que para los niños, si no han tenido una interacción adecuada, con altas
cargas de neuroticismo, asimilaran esto y se verá esto reflejado en su adaptación con los
siguientes entornos sociales en donde deberá interactuar, lo que determinara su
comportamiento y los posibles problemas psicológicos que puede llegar a presentar a lo
largo de su desarrollo.

Con respecto a la evolución que la familia ha tenido a lo largo de la historia de la humanidad,


se tiene que, han existido diferentes tipos de causalidades que han contribuido a que la
concepción misma de la familia no sea la misma que hace 50 años atrás, esto entre otros
aspectos se debe a los cambios de paradigmas sociales, los cambios económicos, los
patrones y estilos de vida actuales, son determinantes en gran medida que la familia vaya
evolucionando a lo largo de estos años, en la actualidad los cambios psicosociales van
cambiando a medida que las sociedades adaptan nuevos estilos culturales y como la familia
sigue siendo el núcleo de toda sociedad, esta se va adaptando a dichos cambios y así ha ido
aportando con los patrones de crianza a la creación de estos nuevos paradigmas
socioculturales.

La familia se ha visto en la necesidad de reinventarse a medida que las sociedades se han


enfrentado a nuevos y más agresivos cambios, económicos, migratorios, naturales y sociales
en general, la posmodernidad que todas las sociedades han venido experimentado, ha
contribuido a que la dinámica familiar vaya evolucionado, ya que a medida que la
globalización avanza y que la economía demanda mayor tiempo de trabajo para así poder
alcanzar un estilo de vida medianamente aceptable o para la subsistencia mínima de las
personas de escasos recursos económicos, provoca que el tiempo dedicado a los hijos por
parte de los padres sea el mínimo, lo que repercute directamente en los lazos afectivos de
los integrantes de la familia (Beck-Gernsheim, 2003). Esto repercute directamente en los
niños, ya que su si se compara con siglos anteriores, en los que la educación parental estaba
subrogada a los mismos integrantes familiares, lo que en la actualidad no se da, ya que en la
mayoría de los casos, tanto la madre y el padre se deben dedicar a la constante búsqueda de
recursos económicos para la manutención de la familia, lo que dificulta el poder brindar una
adecuada educación familiar y por ende la educación afectiva, lo que ha permitido la
evolución de los problemas psicológicos que no permiten la adaptación social de sus hijos.

Cabe recordar que la familia desde sus inicios ha tenido un alto contenido patriarcal y que
la monogamia era exclusiva de la mujer, ya en la actualidad con los cambios estructurales
de la sociedad, el patriarcado ha venido disminuyendo a lo largo de los siglos, dando un
papel más preponderante y activo en la sociedad en general, este protagonismo tanto dentro
de la familia y de la sociedad en general, ha permitido que la mujer deje de lado ese sistema
patriarcal y de ser el único individuo neurotizante dentro de la familia (Gómez & Villa,
2013), ya que mediante la evolución que ha sufrido la familia, le ha aportado al padre no
solo el papel de proveedor de recursos para la subsistencia de la familia, sino que se ha visto
inmerso en la crianza activa de los hijos, transformándose la mujer en un actor determinante
en el desarrollo socioeconómico, esto debido a que en su afán de liberación patriarcal, la
mujer ha ido ocupando roles activos dentro del desarrollo cultural, económico y social de
todas las sociedades, dejando la familia en un segundo plano de interés.

Este desarraigo social que ha experimentado la mujer en su rol de ese ente netamente
afectivo dentro del hogar, ha permitido o provocado que las nuevas generaciones presenten
mayores problemas psicológicos de carácter emocional, lo que ha contribuido a que en la
actualidad se deba tener mayormente presente el papel de la terapia psicológica con la
finalidad de subsanar estos problemas, los cuales no permite que la adaptación social sea la
adecuada, esto provoca no solo problemas a nivel familiar, ya que esto repercute
directamente en todas las esferas sociales donde el individuo se relaciona directa o
indirectamente (Martínez, 2015). Se debe recalcar que la psicología en la actualidad va
teniendo mayor aceptación, comparado con los dogmas sociales antiguos, teniendo esta que
ser una herramienta esencial al momento de mitigar los problemas y trastornos infantiles
que en la actualidad son más comunes, no obstante, la depresión, la esquizofrenia o la
ansiedad u otros trastornos psicológicos que suelen aparecer a temprana edad, no son
exclusiva de tiempos modernos, pero si se ha experimentado un crecimiento de estos
problemas psicológicos, teniendo base en los problemas emocionales originados en el seno
de la familia moderna.

En cuanto a los tipos de familia, se ha venido estudiando y clasificándola, esto según su


concepción y composición, desde la psicología, el estudio de los diferentes tipos de familia,
se ha estudiado como cada una de estas incluye en el crecimiento psicosocial de los hijos,
ya que cada una de estas familias, posee características distintas entre sí y es así que los
patrones de crianza varían de familia a familia (Cardenas, 2015). Cada una de estas familias
y su constitución, aportara características distintas, estas de carácter psicológico, dichas
características influenciaran directamente en el tipo de relaciones interpersonales de cada
uno de los integrantes, siendo los niños los que mayoritariamente se verán afectados. Por
este motivo es válido poder abordar cada uno de los diversos tipos de familias.

Si se acepta que la familia nuclear biparental es la mayormente aceptada como familia


normal o tradicional, tenemos que este tipo de familia es la que se compone por un padre,
una madre y sus hijos, por lo general la interacción entre los miembros de este tipo de
familias está constituido de forma tal, que la madre es la que provee el cuidado y crianza
afectiva y que el padre es que se encarga de los patrones o normas de sus miembros tanto
dentro y fuera del hogar, aunque estas tareas no son exclusivas, ya que también suelen ser
compartidas, siendo que el los patrones de crianza en lo afectivo, autoridad están cubiertos,
los problemas de socialización o de adaptabilidad de los hijos no deberá presentar mayores
inconvenientes, claro está que esto no depende solo de estos patrones, sino depende de varios
factores, tales como las relaciones o dinámica familiar, el tiempo familiar de calidad, el
respeto entre sus miembros, es decir la funcionalidad de la familia como tal (Wainerman &
Geldstein, 1994).

Otro tipo de familia, es la familia monoparental, está constituida tan solo por uno de los
padres y los hijos, ya sea la madre o el padre, esto en gran medida dificulta la crianza de los
hijos, que el padre o la madre que el centro de la familia, deberá suplir las necesidades
afectivas, de autoridad, educacionales y económica de sus hijos. Este tipo de familia, para
muchos se ha convertido en la principal fuente de los problemas emocionales y de la
adaptabilidad social de los niños, ya que al no tener cubierta una adecuada interacción
afectiva, ya sea por carencia por parte de la cabeza familiar o por la falta de tiempo que este
le brinda a sus padres, repercutiendo directamente en la autopercepción que sus hijos
adoptaran, esto repercute directamente en sus niveles de autoestima (Muñoz, Bello,
Sandoval, Romero & Nieto, 2016). Dejando así sentadas las bases para la aparición de
problemas psicológicos mayores, tales como la depresión, ansiedad y otros trastornos que
afectaran el desenvolvimiento psico afectivo de los niños.

Por otra parte se tiene a la familia adoptiva, este tipo de familias es la que acoge a los niños
y niñas en riesgo o vulneración social, ya sea por la pérdida o por el abandono de sus padres,
por lo general las familias adoptivas por parte de los padres y madres adoptivos, son hogares
que acogen a hijos de otras familias, brindándoles afecto y adecuados patrones de crianza,
sin mayores inconvenientes, pero dentro de sus crisis normativas, esta cuando se procede a
socializar con los hijos adoptivos sus orígenes biológicos, esta crisis suele degenerar en
problemas emocionales, los cuales afectará en cierta medida la interacción familiar y social,
es por esto que lo más recomendable es realizar esto con el acompañamiento de un
profesional del área de la psicología. (Váldes, 2016).

Dentro de los diversos tipos de familias, también se encuentran las familias compuestas, este
tipo de familias son las que están constituidas por varias familias nucleares conviviendo
dentro de un mismo hogar, por lo general este tipo de familias son más comunes en los
lugares donde existen mayores índices de pobreza estructural, la interacción o dinámica
familiar en este tipo de familias, se vuelve caótica en cierta medida, ya que por el exceso
número de integrantes, la socialización presenta diversos matices, estos matices pasan por
falta o escasa accesibilidad a servicios sociales básicos, como por ejemplo la escolaridad, es
así que en la mayoría de estas familias la educación no es la adecuada, esto se ve reflejado
en el trato de sus miembros, los mismos que suelen llegar a cometer diversos abusos hacia
los miembros de su familia, como por ejemplo violaciones de primos, tíos, abuelos u otro
miembro de la familia hacia los más indefensos (Armijos, 2015).

En tanto que, otro de los tipos de familias que se tiene en las sociedades modernas, es la
familia homoparental, este tipo de familia se encuentra conformada por dos padres o dos
madres, esto se ha venido dando en la actualidad, gracias al desarraigo social que se ha
experimentado con la sexualidad y la identidad de género, siendo este tipo de familias, novel
en cierta medida, no se ha establecido relaciones causales entre su conformación y los
patrones de crianza, con el desarrollo psicosocial y emocional de los hijos que conforman
este tipo de familias. Aunque si se ha generado debates entre los diversos estudiosos de la
psicología moderna, ya que la constitución cognitiva y conductual en los primeros estadios
de vida se ven marcados por la asimilación parental, es decir por el modelado que los padres
brindan a sus hijos, es así que si un niño es criado por dos madres, podría asimilar
mayormente conductas propias del sexo femenino, por muy masculino que intenten ser sus
rasgos sociales (Placeres, Moncayo, Rosero, Calero, Robles., & Barbadillo, (2017).

Al hablar del tema de la familia monoparental y como esta interviene causalmente en la


adaptabilidad social de los infantes presente en estas familias, se debe empezar desde la
epistemología del término, el cual indica que es una familia cuyo figura o cabeza de hogar
está constituida por tan solo uno de los padres (López, 2002). Este término, el cual es
considerado como terminológicamente novel, intenta conceptualizar la contraposición de la
familia nuclear, la cual se ha tomado como modelo de patrones de crianza adecuados y
emocionalmente positivos. Siendo así que, las familias monoparentales son asociadas
directamente con las conductas disruptivas infantiles, siendo abordado desde el aspecto de
autoridad o de figura parental (Nerín, Nieto & de Dios Pérez, 2014). Es así que la tendencia
psicosocial, es la de identificar la relación causal directa entre las familias monoparentales
y los diversos problemas de conductas inadaptadas de los infantes.

Más aún, si se toma en cuenta que en la actualidad son varios los factores que determinan
las crisis familiares o la ruptura del núcleo familiar como tal, estas crisis pueden llegar a
determinar no solo la composición orgánica de la familia como núcleo activo de toda
sociedad, ya que la composición psíquica de los miembros de la familia que sufre una
ruptura, suelen verse afectados emocionalmente y si no existe una adecuada contención
psicológica, la dinámica familiar se verá determinada por conflictos que conllevan a la
generación de nuevas crisis familiares, las cuales suelen poseer mayores niveles de carga
anímica, las mismas que determinen los patrones de crianza para con los hijos (Gómez &
Guardiola, 2014).

Dado que, existen varias causales para que una familia nuclear, se transforme en una familia
monoparental, inclusive existen familias que desde su concepción social, ya nacen como
familias monoparentales, siendo así que entre los factores suelen estar presente el abandono
de hogar por parte de uno de los progenitores, ya sea este por voluntad propia, como lo son
las rupturas amorosas, la muerte del padre o la madre, siendo que en varias sociedades
consideradas como subdesarrolladas, las cuales padecen de violencia económica, suele
existir casos de migración parental, donde por motivos económicos uno de los padres deja
al cuidado de la familia a su conyugue, rompiéndose así la familia nuclear.
Se debe agregar que, la familia nuclear puede pasar por varias crisis durante su desarrollo
como tal, estas crisis pueden ser de carácter normativa o paranormativa, al referirse de las
crisis normativas se está hablando acerca de, de las crisis evolutivas que las familias
presentan, estas crisis contemplan 4 etapas de desarrollo, la etapa constitutiva, la procreativa,
etapa de dispersión y la etapa final familiar, este tipo de crisis suelen ser tomadas como
habituales, ya que toda familia es propensa a padecerlas, pero sin embargo si dificultan el
desarrollo de las familias y de sus integrantes (Palacio & Cárdenas, 2017).

En tanto que las crisis paranormtativas, se entienden como las que no se contemplan
habitualmente durante el desarrollo, ya que estas son de carácter inesperadas y por
circunstancias ajenas a la familia como inicio de la crisis, aunque en su desarrollo este tipo
de crisis suele complicar en gran medida el desarrollo familiar, lo que afecta en gran medida
a los hijos, este tipo de crisis suele afectar instrumentalmente y afectivamente, ya que
conllevan problemas económicos y emocionales, en el caso de esta crisis los hijos
absorberán la problemática de los padres y la transmutaran en su desenvolvimiento social y
su adaptación con los demás entornos.

Siendo así que, para Miranda, Mejía y Diaz, cuando existe abandono o ruptura familiar, por
motivos de migración, la cual forma parte de una crisis normativa en etapa de dispersión o
si esta abordada como abandono, se la tomaría como una crisis paranormativa, los niños,
presentan problemas conductuales y problemas de adaptabilidad social, manifestando de
manera negativa su necesidad de atención y afectividad (2018). Considerando que, la
carencia afectiva es de carácter latente y la falta de autoridad en algunos de los casos, genera
que las conductas disruptivas entren en conflicto directo con la adaptabilidad social de los
niños, considerando que el desarrollo de las habilidades sociales y afectivas, son las que
determinaran en gran medida la personalidad de los individuos. En estos casos en específico,
el abandono de hogar por parte de uno de los progenitores, es a causa de factores económicos
y en algunos casos se intenta subsanar la carencia emocional, mediante el dinero, lo cual
dificulta en gran medida el desarrollo de los niños.

Otro de los rasgos que deja la migración parental, es la carencia de una de las figuras
parentales, en el caso del padre, cuya presencia es asociada directamente con la autoridad
dentro del hogar, esto suele desencadenar en demostraciones de autoritarismo por parte de
los hijos, los cuales no se someten a las normas familiares, las cuales son interpuestas por la
madre, la cual pasa a suplir o intentar suplir el rol del padre, esto puede contraponerse, ya
que en estos casos suele aparecer la figura de madre autoritaria o en contraposición, una
madre permisiva, lo cual generará conflictos en el desarrollo familiar, manifestándose en
problemas conductuales claramente identificables, los cuales son evidentemente asociados
al desarrollo del niño, manifestando carencia acatando ordenes o normas.

Por otra parte el abandono parental, por parte de la madre, suele ser un predictor en la
aparición de conflictos emocionales dentro de la familia, ya que en las sociedades
contemporáneas, aún sigue arraigadas los dogmas sociales, acerca del rol familiar que
cumplen los padres o las madres, siendo estas las encargadas del desarrollo emocional de
los hijos, siendo que, su rol familiar se caracteriza más por el transmitir enseñanzas mediante
la emotividad (Torres & Aguilar, 2017). Es así que cuando la familia monoparental está
dirigida por el padre, suelen existir conflictos emocionales dentro de la familia, ya que al no
existir ese rol bien definido, suele evidenciarse con la carencia de lazos afectivos sólidos,
los cuales son manifestados en conductas depresivas o ansiosas por parte del niño, lo que
repercute en su desarrollo psico afectivo de manera directa.

En lo que respecta a las familias monoparentales y como esta incide en la adaptabilidad


social de los hijos, se debe recalcar que, cuando una familia nuclear pasa a ser de carácter
monoparental, empiezan las dificultades para el progenitor, ya que debe suplir dos roles
distintos y no dejar que estos roles interfieran uno con el otro, es aquí cuando empiezan
aparecer los conflictos entre la autoridad y la afectividad, ya que al verse como único
referente en los patrones de crianza, este conflicto interno suele detener el adecuado
desarrollo de la familia.

Las familias monoparentales, suelen formarse por diversos motivos, como por ejemplo, los
divorcios, la migración como lo antes expuesto, la muerte de uno de los conyugue u otros
motivos, pero sin importar en gran medida el porqué de su conformación, suelen aparecer
desordenes en los patrones de crianza, por ejemplo si es la madre la queda al frente del hogar,
esta debe cumplir varios roles, la de ser la proveedora en el factor económico y debe ser
también la que articule las normas tanto educativas, afectivas y de autoridad, por lo general
cuando esto ocurre, los patrones de crianza afectiva suelen ser los más afectados, ya que el
o los hijos, empiezan a detectar la carencia de afectividad y es ahí cuando los hijos empiezan
a desarrollar inadaptación a los otros entornos, como por ejemplo en el entorno educativo,
donde presentan conductas violentas, aislamiento social, bajos niveles de autoestima, entre
otros problemas, los cuales de no ser tratados a tiempo suelen desarrollar mayores problemas
emocionales como la depresión infantil, problemas psicológico con mayor incidencia entre
la población infantil en la actualidad (Martínez, 2015).

Otro de los problemas psicológicos que suelen desarrollar los hijos de madres cabeza de
hogar en familias monoparentales, son los trastornos disóciales, aunque estos más están
ligados a la falta de autoridad que pueden presentar las madres en estos casos, es así que los
hijos pueden llegar a desarrollar conductas netamente agresivas, sin acatar órdenes de
terceros, estos casos son medianamente habituales en el sistema educativo, dificultado en
gran medida el desarrollo de las actividades, de igual manera en el hogar también se ve
complicada la interacción entre hermanos, ya que al no existir figura de autoridad, la cual
delimite normas y patrones de convivencia, puede primar el caos y la violencia,
desarrollando problemas mayores (Moran & Maoly, 2017).

En lo que respecta a la figura paterna, cuando este suele ser el que queda al frente del hogar,
los problemas emocionales son los que mayormente tienen incidencia en los hijos, esto en
gran medida debido al acervo cultural de que el hombre es el encargado mayormente de
proveer dinero y seguridad, así como de las normas de autoridad dentro de un hogar, esto
suele repercutir en los estados de ánimo de los hijos, ya que al no percibir afectividad
adecuada, suelen buscar este en otros entornos, lo cual deja en ciertos niveles de indefensión
a los hijos (Ibabe, 2015). El clima familiar en estos casos se vuelve de carácter hostil, ya que
los hijos no ven a la figura de autoridad como fuente de afectividad, es aquí donde los
problemas emocionales suelen aparecer, estos problemas pueden pasar por la depresión,
ansiedad, distímico, bipolaridad, ciclotimia y otros.

Hay que mencionar que la terapia psicológica de carácter cognitiva conductual, suele dar
resultados óptimos, ya que interviene no solo en la parte tangible, es decir en las conductas
inadaptadas que presentan los infantes en este caso, sino que además trabaja por los patrones
cognitivos de los infantes, por lo general estos patrones se encuentran distorsionados, lo que
hace que los diferentes estímulos sociales, no sean tomaos ni con la intensidad adecuada, ni
con la claridad que se debe darle, es ahí cuando el psicoterapista debe empezar a empezar a
desarrollar diversas estrategias que tengan como objetivo cambiar estas distorsiones
cognitivas y esto contribuirá a que las conductas inadaptadas se vallan disipando con el
avance terapéutico, claro esta que esta terapia da mayores resultados cuando se trabaja con
todos los integrantes de la familia (Proaño & Mendieta, 2015).
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