Вы находитесь на странице: 1из 13

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CHIMBORAZO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


CARRERA DE ODONTOLOGÍA

TEMA:
Hipertensión Arterial

CÁTEDRA:
Medicina Interna

SEMESTRE:
8vo “B”

DOCENTE:
DRA. María Mercedes Calderón

ALUMNA:
Antonella Arteaga

RIOBMBA-ECUADOR
Definición

La hipertensión arterial (HTA) es la enfermedad


sistémica más frecuente en la población adulta. Se define
como el aumento sostenido de la presión arterial por
arriba de 140 mmHg para la presión sistólica, y superior
a 90 mmHg para la diastólica. Para su diagnóstico se
requiere de tres o más lecturas mayores a 140/90 mmHg.

En años recientes la HTA ha tenido un incremento en su prevalencia debido al


envejecimiento de la población; en su forma temprana es una enfermedad asintomática,
pero conforme evoluciona genera daño en todos los tejidos del organismo para dar lugar
a manifestaciones clínicas que son el factor de riesgo más importante para el desarrollo
de enfermedades coronarias, infarto del miocardio, muerte súbita, arritmia, insuficiencia
cardiaca y enfermedad renal terminal.

Etiología

La HTA esencial es una enfermedad multifactorial, en la que la herencia y el medio


ambiente van a influir en su desarrollo. Los antecedentes familiares son trascendentes a
medida que la enfermedad puede ser el resultado del efecto aditivo de los genes que la
codifican: entre más genes se hereden, mayores posibilidades de sufrir HTA. El ambiente
ejerce su influencia a través de la dieta, el estrés, la obesidad, el consumo de tabaco, la
vida sedentaria y el consumo elevado de sal. Muchos son los factores que controlan y
regulan el gasto cardiaco y la resistencia vascular periférica, las dos variables más
importantes que afectan a la tensión arterial.
El gasto cardiaco está condicionado por el volumen sanguíneo expulsado, como por la
frecuencia y la fuerza de contracción del ventrículo izquierdo. Elementos como sodio,
mineralocorticoides y el péptido auricular natriurético, aumentan el volumen sanguíneo,
repercutiendo de manera directa en el gasto cardiaco y la presión arterial.

Por otro lado, la resistencia vascular periférica, que es la fuerza que oponen los vasos
sanguíneos a la circulación, está representada especialmente por las arteriolas, las cuales
influyen directamente sobre la presión con que la sangre es impulsada desde el ventrículo
izquierdo, al contraerse o dilatarse. A su vez, sobre la contractilidad y dilatación de estos,
influyen elementos constrictores como la angiotensina II, las catecolaminas,
tromboxanos, leucotrienos y endotelina; como elementos dilatadores predominan las
prostaglandinas, las cininas y el óxido nítrico, así como cambios en el pH sanguíneo e
hipoxia.

El sistema vascular renal va a influir de manera decisiva sobre la regulación de la presión


arterial a través de diversos mecanismos como la activación del sistema renina–
angiotensina, la secreción de aldosterona y la homeostasis del sodio. La renina, sustancia
elaborada y secretada por los riñones ante situaciones de inadecuada perfusión renal, tiene
la propiedad de convertir el angiotensinógeno (sustrato) en angiotensina I, y éste, por
acción de la enzima convertidora de angiotensina, es transformado en angiotensina II,
potente vasoconstrictor que además se transforma en angiotensina III y estimula a la
corteza suprarrenal para la secreción de aldosterona, que retiene sodio y aumenta el
volumen sanguíneo. Para establecer un contrabalance homeostático, también en el
parénquima renal se producen sustancias con efectos contrarios, como las
prostaglandinas, cininas, óxido nítrico y factor activador de las plaquetas, con función
vasodilatadora.

Epidemiología

La prevalencia de HTA aumenta con la edad y se observa HTA en más de la mitad de las
personas mayores de 60 años; estas cifras se incrementan al 75% en mayores de 70 años
de edad.Las estadísticas demuestran que más del 7.5% de la población demandante de
atención dental, sin importar su edad, padece HTA, por lo que el conocimiento de la
misma, su prevención y manejo médico debe ser del dominio de los profesionales de la
odontología
Cuadro clínico

En su inicio esta enfermedad no suele presentar síntomas, siendo posible diagnosticarla


solamente por la lectura de la presión arterial. Cuando se observan manifestaciones
clínicas generalmente es que ya tiene largo tiempo establecida de manera silenciosa.
Tardíamente se presentan cefalea, mareos, náuseas, vómito, acúfenos, fosfenos o disnea.
De acuerdo con su patogenia, las complicaciones orgánicas son más frecuentemente
observadas en corazón y riñones, generando insuficiencia cardiaca congestiva (hipertrofia
del ventrículo izquierdo), angina de pecho (por un incremento en la demanda de oxígeno
por el miocardio) e insuficiencia renal. En otros órganos puede producir de igual manera,
hemorragias retinianas y trastornos cerebrales, caracterizados estos últimos por mareos,
acúfenos, fosfenos y cefalea occipital matutina.

Cefalea Mareos Náuseas Vómito Disnea

Complicaciones

Odontológicos Sistémicos
Clasificación de los niveles de la Hipertensión Arterial

Exámenes complementarios

La toma de presión arterial, como ya ha sido comentado, es el procedimiento


complementario más importante en el manejo del paciente hipertenso, sin embargo
existen otras pruebas de laboratorio que pueden ser de utilidad para que el cirujano
dentista pueda tomar decisiones. En quienes se sospeche de daño renal secundario a HTA
puede solicitarse una biometría hemática, urea, creatinina y examen general de orina.

La biometría hemática podría mostrar cambios en la cuenta eritrocitaria: anemia


secundaria a la falta de producción de eritropoyetina por daño al parénquima renal.
También pudieran presentarse cifras menores en la cuenta de leucocitos cuando el daño
renal es serio, lo que implicaría una tendencia a las infecciones que debiera compensarse
en el manejo dental quirúrgico.

Los valores de urea y creatinina deben solicitarse siempre juntos, pues evaluada de
manera aislada la urea brinda información relativa o sus cifras pueden distorsionarse en
pacientes con una ingestión alta de proteínas animales o hemorragias del tubo digestivo.
Valores superiores a lo normal (urea = o > a 46 y creatinina = o > a 1.2 mg) obligan a
referir al paciente a la consulta médica y a ser cautos con la administración de
medicamentos que se excreten por los riñones. El examen general de orina permite
identificar la pérdida de proteínas. Ante resultados anormales de las pruebas de
laboratorio, la referencia del paciente a la consulta médica es prioritaria.

Manejo Farmacológico

El médico buscará como objetivo terapéutico llevar al paciente hipertenso a cifras


cercanas a lo normal, para evitar el daño en los tejidos y sus complicaciones.
Suele iniciar el tratamiento farmacológico con un diurético (el fármaco más antiguo,
barato y efectivo) y un β-bloqueador como primera elección, o bien inhibidores de la
enzima convertidora de angiotensina, bloqueadores de los canales de calcio, bloqueadores
de los receptores α-1 y α-β-bloqueadores.

Es muy importante educar al paciente en la búsqueda de un cambio en el estilo de vida,


por lo que es deseable que las personas con un incremento en la PA a niveles de
prehipertensión y sobre todo aquellos que ya desarrollaron HTA, hagan modificaciones
profundas para eliminar los factores contribuyentes. Quienes padecen obesidad y
sobrepeso deben someterse a un régimen de pérdida de peso, con dieta y ejercicio (al
menos 30 min diarios la mayoría de los días de la semana); la limitación en la ingesta de
alcohol, de sodio, cafeína y lípidos, así como eliminación del uso del tabaco, además de
un aumento en el consumo de frutas y verduras resultan de suma utilidad para el control
hipertensivo y evitar la evolución de prehipertensión a HTA.

Sin embargo, debe destacarse que el cambio hacia un estilo de vida saludable en un
hipertenso no es suficiente para llevar y mantener la presión arterial en niveles normales,
por lo que el manejo de por vida con fármacos es de gran importancia; lo contrario
también es cierto: no habrá un control farmacológico adecuado de la PA sin una reducción
en el peso, modificaciones en la dieta, control del colesterol y eliminación del uso del
tabaco, cafeína y alcohol

Los antihipertensivos incluyen una gama muy amplia de más de 100 fármacos cuya
eficacia es muy similar; existen estas variaciones por las respuestas individuales a los
medicamentos incluso, las diferencias raciales inciden en la efectividad de los
medicamentos antihipertensivos y sus efectos secundarios.
Manejo Odontológico

Siendo la HTA una enfermedad prevalente en personas mayores de 40 años, silenciosa, y


una de las más comunes entre personas que solicitan atención dental, es muy importante
que el personal odontológico participe en su diagnóstico precoz. Tomar la presión arterial
por lo menos una vez al año a toda persona adulta, y en cada consulta, si es que el paciente
es identificado como hipertenso, es una práctica de enorme valor preventivo.
Ya que en sus inicios no presenta sintomatología, la lectura de la presión arterial es el
único medio con el que se cuenta para el diagnóstico temprano. Tener los valores base de
la presión arterial de pacientes en reposo, tomados desde la primera cita, sirven como
referencia para tomar decisiones ante situaciones de emergencia, así como para establecer
la duración y el grado de presión física y mental tolerables el día de la consulta.

Todos los pacientes no diagnosticados como hipertensos, que cursen con cifras mayores
a 140/90 mmHg deben ser remitidos al médico para su confirmación, diagnóstico y
probable tratamiento. También deberán ser enviados quienes muestren signos de
repercusión orgánica, como disnea, dificultad para subir escaleras, o bien manifiesten la
necesidad de dormir con más de dos almohadas, ya que todos pueden ser indicios de
insuficiencia cardiaca secundaria a HTA. El edema de miembros inferiores o facial
matutino, puede ser indicador de insuficiencia renal crónica, derivada también de HTA.

Para efectos de manejo dental, los pacientes hipertensos pueden ser clasificados en
relación con el control médico que se tenga sobre sus cifras tensionales y el tipo de
comportamiento frente a esta enfermedad.

El paciente hipertenso debe ser informado sobre la necesidad de realizar algunas


modificaciones en su tratamiento dental, buscando como objetivo principal evitar una
crisis hipertensiva (cifra diastólica superior a 120 m mHg) derivada del tratamiento
odontológico. Los pacientes con HTA bien controlada generalmente no requieren de
modificaciones importantes en su manejo.

En general, el odontólogo no debe proveer tratamiento dental electivo a hipertensos que


cursen con cifras superiores en 20% a los valores considerados como base.
Dado que la ansiedad y el dolor están ligados de manera directa con aumento en la presión
arterial, el dentista y su equipo de trabajo deben tratar de reducir los eventos estresantes,
tratando de producir una atmósfera de relajación en la consulta. Si fuera necesario,
prescribir ansiolíticos la noche anterior y 45 minutos antes de la cita: diacepam 2 mg por
vía oral. Se ha comprobado que existe un incremento en la presión arterial antes de
despertar, con un máximo a media mañana, por lo que parece más sensato atender a los
pacientes hipertensos por la tarde.

En particular debe procurarse optimizar al máximo el tiempo de la consulta, tratado de


abarcar el mayor número de acciones y evitando sesiones prolongadas. Los hipertensos
en etapas 2, 3 y 4 pudieran mostrar prolongado el tiempo de sangrado, por lo que debe
tomarse esta observación en consideración al realizar procedimientos que impliquen
sangrado, ya que podrían sangrar de manera abundante.

La programación de cada cita estará estratégicamente determinada por el exceso de estrés


físico o mental a que el paciente será sometido, pudiendo influir el número y duración de
las citas o la elección del sitio de prestación de los servicios (consultorio o ambiente
hospitalario).

Diversos fármacos antihipertensivos y diuréticos pueden producir hipotensión ortostática,


por lo que debe tenerse cuidado cuando se levante al paciente del sillón dental, pues
movimientos bruscos pudieran generar mareos o síncope, por la falta de irrigación
cerebral. Por fortuna, esta sintomatología desaparece o la persona recobra la consciencia
con rapidez si se le coloca en posición supina, para regularizar de esta manera el riesgo
sanguíneo cerebral.

En los pacientes con HTA en etapa 1 pueden emplearse anestésicos con vasoconstrictores
adrenérgicos o no adrenérgicos. De igual manera no existe contraindicación para su uso
en aquellas personas que al estar en etapa 2 presentan cifras inferiores a 180/110 mm Hg
y además no tienen daño en los órganos blanco. El requisito debe ser que se haga uso de
ellos a dosis terapéuticas y se vigile que el vasoconstrictor tenga la concentración
adecuada.

No deben emplearse anestésicos sin vasoconstrictor pues este fármaco contribuye a lograr
una anestesia duradera y profunda, que permita llevar a cabo procedimientos dentales sin
sobresaltos ni dolor para el paciente, de lo contrario la ansiedad y los estímulos dolorosos
generan la liberación de adrenalina endógena en mayor cantidad que la que puede
contener un cartucho de anestésico local, situación que no es deseada en el paciente
hipertenso. Por otro lado, debe destacarse el efecto benéfico del vasoconstrictor, que
reduce la toxicidad del anestésico local y brinda mayor seguridad para el paciente

Tanto la Asociación Americana del Corazón (AHA) como la Asociación Dental


Americana (ADA) recomiendan el uso de anestésicos locales con vasoconstrictor en
pacientes con hipertensión, y restringen la dosis máxima de epinefrina a 0.2 mg y 1.0 de
levonordefrina, (este último es un vasoconstrictor adrenérgico empleado junto con
mepivacaína)

Aún cuando es recomendado el uso de anestésicos locales con vasoconstrictores


adrenérgicos en pacientes hipertensos controlados, existen una serie de
contraindicaciones en su empleo, como son:

1. En pacientes hipertensos no controlados.

2. Cuando el paciente usualmente controlado presenta cifras de PA mayores a 179/109


mm Hg. 3. En pacientes con enfermedades cardiovasculares no diagnosticadas.

4. En pacientes que reciban β-bloqueadores adrenérgicos no cardioselectivos, como


atenolol, propranolol, timolol.

5. En pacientes con arritmia no tratada o refractaria al tratamiento.

6. Pacientes con historia de infarto del miocardio reciente en los que no han transcurrido
aún seis meses. El mismo periodo debe respetarse en pacientes a quienes se les haya
realizado la colocación de puentes o desviaciones coronarias, ya que en el siguiente
semestre posterior al procedimiento existe inestabilidad eléctrica miocárdica.

7. Angina de pecho inestable.


8. Pacientes que reciben antidepresores tricíclicos, como imipramina, amitriptilina o
maprotilina.

9. Individuos que consumen cocaína.

Una de las interacciones más importantes pudiera ser la que se observa entre algunos
antihipertensivos y los AINE, cuyo resultado sería una pérdida de control sobre la HTA,
si es que la hubiera, ya que disminuye el efecto de las drogas empleadas en el manejo de
la PA, como son los β-bloqueadores adrenérgicos, diuréticos, agonistas centrales,
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, α-bloqueadores y vasodilatadores.

Los AINE empleados a largo plazo, aun en personas sanas, incrementan la resistencia
vascular periférica y la función cardiaca, producen un aumento de la PA de 5 mm Hg y
además, aumentan el riesgo de paro cardiaco y de desarrollo de enfermedades coronarias
hasta 67% y 15% respectivamente. También es conocido el efecto tóxico sobre los riñones
que el uso prolongado de AINE puede llegar a producir. El odontólogo debe dar
instrucciones precisas al paciente para que no extienda su uso más allá de lo indicado en
forma estricta

Efectos secundarios de los antihipertensivos a nivel bucal

Hiposalivación Edema angioneurótico Eritema multiforme Hiperplasia gingival Lengua negra

Reacciones
Pénfigo buloso Sialadenitis Úlceras aftosas Urticaria
liquenoides
Bibliografía

 José Castellanos, L. D. (2006). Medicina en odontología. México: Manual


Moderno.
 José Castellanos, Laura Díaz, Oscar Gray. (2002). Medicina en Odontología.
México: Manual Moderno.
Se define como el aumento sostenido de la presión arterial por arriba de 140 mmHg para
DEFINICIÓN la presión sistólica, y superior a 90 mmHg para la diastólica. Para su diagnóstico se
requiere de tres o más lecturas mayores a 140/90 mmHg.

HERENCIA Los antecedentes familiares son trascendentes a medida que la


ETIOLOGÍA enfermedad puede ser el resultado del efecto aditivo de los genes
que la codifican: entre más genes se hereden, mayores
posibilidades de sufrir HTA.

MEDIO AMBIENTE Dieta, estrés, obesidad, el consumo de tabaco y alcohol, vida


sedentaria, consumo elevado de sal.

CUADRO CLÍNICO SIGNOS Y SÍNTOMAS Cefalea, Mareos, Náuseas, Vómitos, Disnea

HIPERTENSION
CLASIFICACIÓN
ARTERIAL

COMPLICACIONES Evento Cerebro Vascular: Hemorrágico o isquémico, Derrame Ocular, Angina de


SISTÉMICAS
Pecho, Infarto agudo de Miocardio, Insuficiencia Cardiaca, Insuficiencia renal.

ODONTOLÓGICO Hemorrágico o Crisis Hipertensiva

EXAMENES COMPLEMENTARIOS Biometría Hemática, Pruebas de Coagulación, Urea, creatinina, Examen general de orina.

eeE eeE

TRATAMIENTO

Вам также может понравиться