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UNIDAD XII

A. Presupuestos de geografía e historia de América desde el siglo XV al XX.


Historia de la conquista y colonización de América y de las Islas Filipinas. La
evangelización. Las instituciones políticas españolas y la administración americana y
filipina. Los virreinatos y capitanías. La cultura y la educación españolas en América y
en las Islas Filipinas. Las universidades.

B. Historia de la lengua castellana fuera de España.


a) El español en la América Hispana. Orígenes peninsulares del español de América. El
español sevillano y andaluz. Controversia sobre el andalucismo lingüístico
hispanoamericano. Corrientes colonizadoras españolas, focos de administración y
civilización españolas e influjo sobre la formación del español americano. Influjo de las
lenguas indígenas de substrato y adstrato en la formación del español americano. Origen
y difusión del voseo. b) El español en los Estados Unidos de América: vicisitudes
históricas, geográficas y culturales de su vigencia. c) El español en las Islas Filipinas:
historia, rasgos característicos y perspectivas de vigencia. d) El judeo-español: orígenes,
historia, caracteres, extensión y vigencia actuales.
A. Presupuestos de geografía e historia de América desde el siglo XV al XX.

El dominio español de América comenzó cuando la Corona española incorporó


a su patrimonio en los extensos territorios del continente americano, y a los pueblos que
los habitaban, extendiendo así el vasto Imperio español.
A partir de 1808 con la caída del monarca Fernando VII, y el comienzo de la
transformación de España en un Estado liberal en 1812, da comienzo la desmembración
del Imperio español en América. Los territorios americanos bajo dominio español,
convertidas en Repúblicas, iniciaron sus luchas de emancipación. Por último las islas de
Cuba y Puerto Rico, bajo soberanía de España en el año 1898, se separan por la
intervención militar de los Estados Unidos, siendo las últimas posesiones coloniales
españolas de América en organizarse como Estados independientes.
Colonias europeas y pueblos originarios (siglos XVI-XVIII)
Virreinato de Nueva España: fue el actual país de México, y los estados de
California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Florida, Utah y parte de Colorado,
Wyoming, Kansas y Oklahoma en Estados Unidos que hasta 1848 pertenecieron a
México y fueron tomados de este país en la guerra conocida como la Intervención
Estadounidense en México.
Capitanía General de Guatemala: comprendía los territorios de Guatemala,
El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, y el estado mexicano de Chiapas.
Declaró su independencia en 1821, para sumarse al Primer Imperio Mexicano, del que
se separó (salvo Chiapas) en 1824.
Luisiana: cedida por Francia, España la mantuvo poco tiempo en su poder,
desde 1762 hasta 1801. Incorporaba territorios de los actuales estados de Luisiana,
Arkansas, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Wyoming,
Montana, Idaho, Minnesota y Iowa. La mayor parte de estos territorios nunca fueron
efectivamente controlados por España y permanecieron en poder de los pueblos
originarios hasta el siglo XIX.
Virreinato de Nueva Granada: los actuales países de: Panamá, Colombia y
Ecuador.
Capitanía General de Venezuela: la actual Venezuela.
Virreinato del Perú: el actual Perú, Bolivia, parte de Ecuador, Colombia,
Chile y Brasil.
Virreinato del Río de la Plata: los actuales países de Argentina (la Patagonia
oriental es considerada por algunas fuentes como parte del virreinato y por otras como
perteneciente a la Capitanía General de Chile), Paraguay, Uruguay y parte de Bolivia.
España nunca controló la casi totalidad de la pampa, el Chaco, ni la Patagonia que
permaneció bajo el dominio de los pueblos originarios hasta el siglo XIX.
Capitanía General de Chile: el actual Chile (para algunas fuentes también la
Patagonia oriental). España nunca controló la mitad sur de Chile ni la Patagonia que
permaneció bajo el dominio de la nación Mapuche y otros pueblos originarios hasta el
siglo XIX.
Territorios Insulares: los actuales países de Cuba, Puerto Rico, República
Dominicana, Bahamas (hasta 1670), Antigua y Barbuda (desde 1493 hasta 1632),
Trinidad y Tobago, Granada (desde 1498 hasta 1674), Jamaica (hasta 1655), San
Cristóbal y Nevis (Saint Kitts y Nevis), Dominica (desde 1493 hasta 1783), Barbados
(desde 1518 hasta 1624), Santa Lucía (desde 1504 hasta 1654), Islas Malvinas (hasta
1810).

Instituciones políticas españolas en América


Con la conquista española de un vasto sector del continente americano, la
Corona española, a cuyo dominio fueron anexadas, debió establecer órganos de
gobierno que regularan la vida colonial, y que fueran capaces de aplicar en un territorio
distante de la Metrópoli, las órdenes y normas que emanaran de la misma.
Existían instituciones que gobernaban desde España, que eran el Rey, el
Consejo de Indias y la Casa de Contratación y otras que residían en América, y que eran
los Virreyes, los Adelantados, los Capitanes Generales, los Gobernadores, las
Audiencias, los Cabildos y los Consulados.
Entre las españolas, el Rey era la máxima autoridad, tanto en España como en
América, detentando el gobierno de un estado absolutista, o sea, que reunía en su
persona, todos los poderes del estado. Hasta el año 1700, gobernó la dinastía de los
Austrias y luego la de los Borbones.
Sin embargo, sólo en los primeros años posteriores a la conquista, el rey tuvo a
su cargo directo los asuntos de las colonias, luego la mayoría de las tareas pasaron a ser
desempeñadas por la Casa de Contratación de Sevilla, que también fue delegando
atribuciones al Consejo de Indias, que finalmente, hacia el siglo XVII era la institución
española con más poderes en América.
El Consejo de Indias proponía los candidatos a ocupar los cargos de virreyes,
gobernadores u otros cargos importantes. Presentaba las propuestas de ley que luego
eran evaluadas por el monarca quien decidía sobe la conveniencia de su aprobación.
Tenía además, funciones judiciales, interviniendo en grado e apelación, sobre
las sentencias de montos elevados dictadas por las Audiencias. Tenía a su cargo el juicio
de residencia que se aplicaba a virreyes, gobernadores, capitanes generales y otros
funcionarios importantes, acusados ante el juez de residencia, comisionado que se
trasladaba a las distintas ciudades de América con este fin, por abusos de poder o
corrupción entre otras cuestiones, y también cuando finalizaban su mandato. El
funcionario acusado debía permanecer en su puesto mientras duraba el proceso. Las
penas a aplicar podían consistir en multas, confiscación de bienes o prisión.
Enviaba igualmente visitadores generales con funciones de supervisión y
control. También le incumbía el ejercicio del Real Patronato, por concesión otorgada a
los Reyes Católicos por el Papa Julio II, para ejercer en América funciones eclesiásticas.

La Casa de Contratación, tenía fines comerciales, regulando la actividad


mercantil de las colonias. Regulaba el sistema de flotas y galeones, cobraba impuestos y
actuaba como tribunal de comercio. A partir de 1583, el tribunal de comercio se
independizó de la Casa de Contratación, y ésta compartió sus actividades con un nuevo
organismo, el Consulado, ente gremial que conformaban poderosos comerciantes que
regulaban el comercio con las Indias, de manera monopólica.
En América, la máxima autoridad eran los virreyes, representantes del rey, con
poderes políticos, religiosos, militares y judiciales. En general, duraban tres años en sus
funciones.
Los Capitanes Generales, ejercían todos los poderes pero en territorios de
menores dimensiones, en los que se dividía el virreinato, llamados capitanías generales.
Los gobernadores, ejercían sus funciones en territorios aún más pequeños, las
gobernaciones. Intervenían en grado de apelación en las decisiones de los Cabildos, que
luego podían apelarse nuevamente ante la Audiencia. Reemplazaron a los Adelantados,
durante el reinado de Felipe II.
Los Adelantados eran aquellos que habían conquistado las tierras para España,
y que habían firmado con el rey una capitulación, acuerdo por el cual los gastos de la
expedición quedaba a cargo de los conquistadores, recibiendo a cambio poderes
políticos, militares y judiciales sobre los territorios conquistados.
Los gobernadores designaban como sus asistentes a los tenientes generales y a
los tenientes de gobernador que se desempeñaban en ciudades que no eran cabeza de
provincia.
Las Audiencias tenían funciones judiciales y estaban integradas por los
oidores, prestigiosos hombres del Derecho, cuyas decisiones sólo podían ser apeladas
ante el Consejo de Indias cuando se tratara de asuntos de importancia económica
considerable. Entre otras funciones asesoraban y vigilaban a los virreyes en el
cumplimiento de sus funciones. Las Audiencias se instalaban en las provincias mayores,
que contaban con un gobernador-presidente, que presidía la Audiencia. Las provincias
menores contaban sólo con un gobernador.
Existían las Audiencias virreinales, ubicadas en las capitales de los virreinatos,
que eran presididas por el virrey. Las pretoriales, presididas por el gobernador y situadas
en la ciudad cabecera de provincia y las subordinadas en otras ciudades.
Los Cabildos, gobernaban las más pequeñas unidades administrativas, las
ciudades, y el ámbito rural que las rodeaba. Las ciudades sin Cabildo no tenían
existencia política. Eran instituciones integradas por vecinos, considerándose como
tales, los que tenían casa poblada en la ciudad. La formaban los alcaldes, uno o dos, con
funciones judiciales, los regidores con atribuciones militares, el alférez real, que
representaba a la ciudad en las ceremonias públicas y el alguacil mayor con poder de
policía.
Entre las autoridades residentes en América no había una jerarquía, sino un
equilibrio de funciones que eran autónomas pero a su vez interdependientes entre sí.

Evangelización
La evangelización de América es una epopeya misionera que no se puede
olvidar. No es justo que algunos quieran formular una leyenda negra. Si bien hubo
sombras, no se puede olvidar la extraordinaria obra de evangelización llevada a cabo
por innumerables santos misioneros que en su gran mayoría lo dejaron todo para servir a
los indígenas.
Luego del descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, en
acuerdo con los reyes de España y Portugal, pequeños equipos de franciscanos, de
jesuitas y dominicos acompañan a las primeras expediciones y comparten las
condiciones de vida de los países a que llegan. Buscan, en primer lugar, sacar a las
poblaciones autóctonas de las creencias animistas, fetichistas y heliocentristas muy
antiguas, vivas, complejas y variadas; llevan a cabo con sentido práctico una catequesis
elemental e introducen con éxito el sentido de las bienaventuranzas, en medio de unas
concepciones religiosas cargadas de trascendencia divina, que, no obstante, están
mezcladas con un pesimismo y un fatalismo existencial acentuados; la
sacramentalización llega en cuanto se nota en el alma de los catecúmenos un mínimo de
adhesión personal para que los Sacramentos de la iniciación cristiana -el bautismo, la
confirmación y la Eucaristía- puedan constituir el punto de arranque indispensable para
la vida sobrenatural y el crecimiento de la fe inicial.
Conforme a una práctica ya habitual alrededor del Mediterráneo, los reyes de
España piden a la Santa Sede un patronazgo regio efectivo sobre las iglesias del Nuevo
Mundo, incluyen el derecho de nombramiento de los clérigos y la regulación de los
asuntos eclesiásticos; en compensación de esas ventajas, facilitan material y administran
el trabajo apostólico de los misioneros, y el conjunto de verdades naturales y
sobrenaturales que el cristianismo transmite de generaciones en generaciones se
extiende una vez más por nuevos territorios: desde Canadá, por ejemplo, se envían
misiones hasta California; aparecen rápidamente Catecismos impresos en lenguas
indígenas; varias personalidades se de3dican a mejorar las condiciones de
evangelización y de vida de las poblaciones, entre las cuales destacan el dominico
Bartolomé de las Casas (1474-1566), obispo de México, y el también dominico Antonio
de Montesinos en las Antillas.
La actuación y desarrollo de cada uno de los virreinatos, audiencias y
capitanías generales podía compararse, en su evolución civil y religiosa, a la de las
naciones europeas. Se multiplican las diócesis, se organiza su administración, se
celebran concilios, que determinan las prácticas y ritos del pueblo atendiendo más a los
privilegios de la Corona y a la mentalidad regalista que a las decisiones pontificias.
Las congregaciones religiosas se extendieron con celeridad, pero no faltó el
clero secular. La expulsión de los jesuitas, en 1767, tuvo consecuencias irreparables en
la mayoría de los territorios.
Se fundaron numerosas reducciones -veintiuna había en 1686- en el Marañón
español, donde se dieron algunos casos de martirio.
Después de las misiones del Paraguay, las misiones del norte de Méjico fueron
las más conocidas. Son igualmente importantes las misiones de Sonora y California,
que, a causa de numerosas dificultades, constituyeron una de las misiones más duras;
pero donde, no obstante, obtuvieron numerosas conversiones. Al ser expulsados los
jesuitas de las reducciones de California, fueron confiadas a los franciscanos del
Colegio de Méjico. Estos franciscanos estaban a las órdenes de un prefecto apostólico:
Fr. Junípero Serra (1713-1784), antiguo misionero de Nuevo Méjico, que concibió la
idea de establecer una cadena continua de misiones con la protección de soldados
españoles. Estos puestos partían de San Diego y remontaban la costa del Pacífico hasta
llegar más allá de San Francisco. A finales del siglo XVIII, los franciscanos, a quienes
los historiadores consideran como los verdaderos fundadores de la alta California,
contaban con más de 30.000 cristianos. Los dominicos, utilizando un sistema semejante
al de los jesuitas, fundaron algunas reducciones más, como Santo Rosario, en 1774;
Santo Domingo, en 1775; San Vicente Ferrer, en 1780; San Miguel, en 1787, y otras.
Los franciscanos pusieron especial empeño también en la evangelización de Nuevo
Méjico, Tejas y Florida.
La estructura eclesiástica de la América hispana era imponente: cuatro
arzobispados y cuarenta y un obispados. Franciscanos, dominicos, agustinos,
mercedarios y jesuitas llevaban el peso principal de la evangelización de los indígenas y
cuidado espiritual de los españoles y criollos. Excepto las Universidades de Méjico y
Lima, casi toda la educación que se impartía en estos territorios estaba en manos de los
regulares, especialmente de los jesuitas.
Desde Filipinas se misionaron Mindanao, las Marianas y Carolinas. La
evangelización de Mindanao la comenzaron los jesuitas en 1607, pero la misión se
estableció en 1637. La misión de las Marianas y Carolinas fue ideada po el P. San
Vitores cuando, en 1662, iba camino de Filipinas.
B. Historia de la lengua castellana fuera de España.

ESPAÑOL AMERICANO

 FORMACIÓN DEL ESPAÑOL AMERICANO

1º ETAPA: Período formativo-koeinización (siglo XVI)


Los pobladores iniciales de América no provenían de una sola área lingüística,
no fueron solamente castellanos, sino q eran españoles de la totalidad Castilla-León y de
otras regiones españolas, además también había extranjeros: portugueses, alemanes,
italianos. La coexistencia de estas variedades lingüísticas hace q no se entendieran entre
sí. ¿Qué hablaban entonces para entenderse? Hablaban algo parecido al castellano, q era
una koeinización. En griego: koiné: común. La koiné era en griego la unión de los
distintos dialectos; cuando se da la gran expansión helénica, sobre la base del ático, q
era el dialecto más prestigioso, se incorporan rasgos de otros dialectos hasta formar una
lengua común. En América pasó algo parecido: con una base castellana, con aportes
de los otros dialectos hispánicos se forma el español americano. Esta koeinización
ocupa todo el siglo XVI y cubre toda América.
Germán De Granda, en “Sobre la etapa inicial en la formación del español de
América”, define la koienización como un proceso de acomodación lingüística:
“adaptación mutua entre las modalidades idiomáticas distintas entre sí, manejadas
por hablantes con finalidades enderezadas a la conveniente integración social de
los mismos en una comunidad máximamente homogénea y a la eliminación de
indeseables diferenciaciones grupales”. La koeinización es entonces una
homogeneización de diferencias lingüísticas, q surgen de orígenes dialectales
distintos, las cuales se neutralizan. De esta manera, la heterogeneidad lingüística de los
colonizadores (tanto diatópico –vienen de distintos lugares-, como diastrático –
provenían de estratos socio-culturales diferentes-) se homogeneiza en una modalidad
común: el español de América-
Este español de América NO coincide con ningún dialecto peninsular
específico. De Granda dice q NO coincide con el andaluz, ni deriva de éste, por más q
se parezcan mucho. La tesis q sostiene q deriva del andaluz se basa en q en este primer
período, siglo XVI, la mayoría de los conquistadores venía del sur de España: (pues allí
estaba el puerto de salida, en Sevilla; y la aduana de Indias q daba el permiso para salir
capaz tardaba 10 años, tiempo suficiente para q el hablante q venía de otro lado, asuma
rasgos de allí y se case con una sevillana): andaluces, murcianos, extremeños, canarios,
en donde se habla un castellano bastante parecido.
Los rasgos del español americano q coinciden con rasgos andaluces son:
- aspiración de la s implosiva o eliminación
- neutralización de la l/r
- pérdida de la d final e interior
- aspiración de la j y de la h
- seseo
- yeísmo
- generalización del “ustedes” y eliminación del “vosotros”
- ausencia de leísmo
Pero NO se encuentran en el español americano xq deriven del andaluz,
sino porque Andalucía sufrió un par de siglos antes q América el mismo proceso de
koeinización y homogeneización, xq también fue un lugar conquistado por las zonas
del norte de España. Por lo tanto, los resultados son coincidentes xq se deben a causas
históricas muy parecidas.
En la koeinización, hay 2 mecanismos q lo explican:
- de simplificación: se imponen los rasgos fonéticos más sencillos por el
principio de economía lingüística
- de nivelación: se impone el rasgo mayoritario
Y cuando entran en conflicto los dos, se impone el más simple.
Lo q ocurre en América es q coinciden los rasgos mayoritarios con los más
simples: los mayoritarios son los del sur de España y además los rasgos andaluces son
los más simples, pues implican una simplificación de los rasgos del castellano del norte
(xj si el castellano del norte diferencia s y z/c, el andaluz simplifica todo en s). Por lo
tanto, los rasgos andaluces se impusieron por ambos factores: por ser mayoritarios y
sobre todo por la simplificación, xq son los más económicos.
De Granda armoniza las dos tesis:
- la andalucista: el predominio de los andaluces influyó en la adopción de
los rasgos del español americano
- la antiandalucista: xq ese predominio no fue lo principal, sino q son
simples
En otras palabras, el español americano NO es andaluz, sino coincidente
con el andaluz por la simplificación de rasgos.

2º ETAPA: Período de estandarización monocéntrica: siglos XVII y XVIII


En algunas zonas de América (las más pobladas y desarrolladas, centros
culturales, como México, América Central sin el Caribe, Perú y el Alto Perú), hubo una
gran influencia del español norteño, el de la corte española, xq de allí venían los
virreyes, profesores de universidades, etc. Y lo q se aplicó fue un vertical retroceso de
los rasgos simples de la 1º etapa: se impusieron algunos rasgos del español del norte
en su modalidad cortesana q se impusieron como normativa.
Pero esto NO ocurrió en Paraguay, Chile, el Río de la Plata, Caribe, etc.; por
eso, en Perú y México no aspiran las s y nosotros sí.

3º ETAPA: Período de estandarización policéntrica: siglos XIX y XX (período de


independencia de las naciones)
Ya no es una única norma española q se impone, sino q cada lugar de América
va a evolucionar por sí mismo. Surgen debates como el de Sarmiento y Bello en Chile:
¿debemos apegarnos al español peninsular o evolucionar cada uno por su cuenta?
En regiones alejadas como la nuestra, ni la 2º ni la 3º etapa modificaron
sustancialmente la 1º etapa: hablamos como en el siglo XVI. Algún rasgo de la 3º por la
inmigración: xj la cadencia itálica al hablar, el yeísmo rehilado extremo. Pero nosotros
somos muy conservadores de la 1º etapa.

 RASGOS DEL ESPAÑOL AMERICANO

1) Homogeneidad lingüística: Lo más importante q debe decirse es q muestra una


asombrosa unidad lingüística. Hay menos diferencias entre el español de California y el
de Tierra del Fuego, q entre dos pueblos españoles distantes a 80 km. Desde la
perspectiva de un peninsular, el mexicano y el argentino hablan parecido. Y esto se
relaciona con el hecho de q la 1º fase se da en toda América a partir de hablas
peninsulares, ya desarrolladas y maduras; poco le quedó al español por evolucionar en
América.
2) Su arcaísmo: por ser América marginal y lateral, es una región arcaizante,
conservadora
3) Es vulgarizante: pero todos los manuales adoptaron una actitud diacrónica, xq en su
momento de gestación, todos los agentes lingüísticos eran colonizadores. Las dos causas
para el carácter vulgarizante del español americano, en un principio, sería q la población
q trajo el español era no culta, y q la educación americana es poco desarrollada; además
en España hubo un analfabetismo del 60% hasta la mitad del XX. Pero NO hay q
achacarlo a estas causas, sino llevarlo a su origen: en el momento de gestación se optó
por el rasgo vulgarizante, q generalmente coincide con el arcaísmo, xq las clases menos
instruidas conservan las formas arcaicas. Pero decir q el voseo es un rasgo vulgarizante
del español americano está mal: es universalmente aceptado, tbn por las clases cultas.
Zamora Vicente enumera algunos rasgos vulgares/arcaicos, pero q estaban
circunscriptos a zonas iletradas:
- cerrar la e átona en i
- abrir la i en e
- o en u
- u en o
- ei en ai
- reducir grupos cultos
- vocalizar el grupo ct
- caída de la d intervocálica
- diptongación excesiva
- no diptongar donde va
- cambios acentuales
En verdad, varios de estos rasgos están/estuvieron en el español peninsular de
las clases iletradas.
4) Indigenismo: A los efectos de mostrar la influencia de las lenguas indígenas en el
español americano, nos importan unas 7 u 8, no más:
- arahuaco: en las Antillas y q le prestó al español los primeros indigenismos: canoa,
hamaca
- lengua Caribe: islas del Caribe, Antillas del sur y costa norte
- náhuatl: México
- Maya quiché: sur de México y América Central continental
- Quechua: zona andina: Colombia hasta el norte de Argentina y Chile
- Aimaras: zona de Perú y Bolivia (emparentado con el anterior)
- Mapuche y araucano: parte central y sureña del Chile, por penetración posterior.
Un lingüista chileno, de origen alemán, Rodolfo Lenz, quiso elaborar la teoría
más radicalizada sobre la influencia indígena en el español americano. Para él, la
totalidad del español chileno, todos los rasgos fonéticos, están determinados por la
fonética araucana. Hoy en día sabemos q no es así, esta teoría está desacreditada: todos
los rasgos fonéticos del español chileno se encuentran o se encontraron en el español
peninsular.
El aporte de las lenguas indígenas sobre todo es en el léxico, muy poco en la
fonética y es prácticamente nulo en la morfosintáxis. Es lo mismo q se puede decir
de la influencia del árabe en el español peninsular.
a) Léxico:
- De origen arahuaco o Caribe: cacique, piragua, batata, patata, caníbal,
enagua, tiburón, maíz, caoba, iguana, maní, ají, macana (garrote).
- De origen náhuatl: todas las terminaciones en –ate y –ete: tomate,
chocolate, cacahuate, coyote, ocelote, huate, cacao, chicle, hule, tiza, tamal
- De origen quechua: de enorme influencia en el léxico argentino: cóndor,
alpaca, vicuña, guanaco, puma, llama, coca, mate, pampa, puma, papa,
carpa, chacra, china (muchacha), yapa, pucho, poroto, choclo, tambo,
chiripá, vincha, achura, charqui, quena, vizcacha, zapallo, cancha, yuyo
- De origen guaraní: che, tapir, mandioca, ñandú, jaguar, jaguareté, ananá,
yacaré, bagual, tucán, tapera, cobayo, coatí, petunia, mucama
- De origen araucano/mapuche: poncho, malón, laucha, boldo, gaucho
(palabra discutida, algunos dicen q es mapuche).

b) Morfología: (es todo muy discutido)


- sufijo –eco, -eca del sufijo náhuatl: azteca, guatemalteco
- sufijos guaraníes en el español de Corrientes: -i con valor diminutivo
(señorí = señorito, patroní), sufijo cuantitativo –cuera (los amigocuera =
amigos), sufijo –cue (maridocue = ex marido); el “che” guaraní usado no
como vocativo, sino como pronombre posesivo (che amigo = mi amigo,
che patrona)
- algunos le adjudican al sustrato quechua el poner en Bolivia el verbo detrás
de la frase (pero González dice “no!!!!”)

c) Fonética:
- en el español de Bolivia y Perú, la caída de las vocales átonas junto a la –s.
El remarcar las s conlleva la síncopa de la vocal
- otros adjudican a un estrato náhuatl en México q se pronuncie como
oclusiva consonantes intervocálicas q en español son fricativas: caballo,
deuda. Pero también puedo entenderse como arcaico, xq en el español
medieval tbn se pronunciaba así
- En Puerto Rico, la r como francesa, algunos lo adjudican a una influencia
de las lenguas antillanas. Pero es un proceso q existe en la dinámica de las
lenguas romances
- Otro rasgo fonético del sustrato quechua es en Bolivia y Perú: en quechua
hay tres vocales: a, e/i (no se definen como vocales diferentes), o/u;
aplican este sistema económico al español y confunden i con e, y o con u:
dolzora por dulzura.

 CLASIFICACIÓN
Hay una división clásica de las distintas modalidades interiores al español
americano, hecha por Pedro Enríquez Ureña, muy criticada, pero a la vez no
reemplazada por otra superadora, si bien las razones de la crítica son atendibles. Divide
el español americano en 5 zonas (de norte a sur):
1) sur de los EEUU, México y América Central
2) Caribe y costa norte de América del Sur ( costa atlántica colombiana, y costa
venezolana)
3) Zona andina: desde el sur de Venezuela, parte central y sur de Colombia (con
costa del Pacífico), Ecuador, Perú, Bolivia, norte chileno y noroeste argentino
4) Parte central y sur de Chile
5) Zona del Plata: casi toda la Argentina, Uruguay y Paraguay.
Cuando Enríquez Ureña dice por qué define estas cinco zonas, menciona tres
elementos:
- vecindad geográfica (pero en verdad no tiene nada q ver: el norte
argentino forma una zona con Venezuela y dos con Chile ?
- lazos políticos, culturales, históricos (pero la misma objeción: ¿qué lazos
tiene Santiago del Estero con Venezuela? En cambio, tiene más con Chile)
- los sustratos indígenas comunes: la verdadera causa y la más discutible:
cada zona se define por tener un mismo sustrato indígena: 1. náhuatl y un
poco menos el quechua, 2. arahuaco y caribe, 3. quechua, 4. araucano, 5.
guaraní. En verdad, es ridículo: Enríquez Ureña se fijó cuál es la lengua
indígena de la zona, pero no significa q haya operado como sustrato en
toda la zona, sino, por ejemplo, un habitante de Ushuaia hablaría con un
sustrato guaraní.
En verdad, NO hay cortes abruptos, sino gradaciones, transiciones.

 CARACTERÍSTICAS
El español americano es coincidente con el español meridional de la Península
o con el español andaluz.
Rasgos fonéticos (coincidentes con el andaluz)
- el seseo: rasgo principal. Toda América es seseante.
- Aspiración de la s final o implosiva: no en toda América: en la 1 y 3 NO.
En el resto, se aspira de modo diferentes: total en el Caribe: tbn se aspira la
s final de palabra; a diferencia del porteño: sólo las finales de sílaba. Varía
si la sílaba q sigue empieza con consonante o con vocal: los ojos, xj, al
comenzar la siguiente palabra en vocal, un porteño no la aspira; en cambio
un cordobés sí.
- Neutralización u omisión de la l/r implosiva: mujel por mujer, calbón
por carbón. A veces se vocaliza la r: poique, taide, pero es un fenómeno
acotado al español caribeño, q es el más andalucista
- Aspiración más suave de la j/g: fenómeno acotado al español caribeño
- Yeísmo: hay cuatro tipos:
a) [y]: q puede haber en España y en la zona andina y mexicana. Pronuncia la
ll como yod cerrada: calie
b) [i]: la yod se abre y se transforma en vocal. Se da en ek Caribe: caie
c) [z]: yeísmo rehilad fricativo (no ya como africada = yod) sonoro; igual a la
ll italiana, a la j inglesa (aunque ésta es más africada)
d) [s]: ll fricativa rehilada sorda
Estas dos últimas conviven en el habla rioplatense. Están connotados
socioculturalmente, pero además responde a una causa más profunda: de la
Edad Media a la Modernidad, todos los fonemas sonoros se hicieron sordos.
Hay una tendencia del castellano al ensordecimiento; pero en este caso quedó
detenido. Es el rasgo más característico del área rioplatense.
Rasgos morfo-sintácticos q caracterizan al español americano
- mayor flexibilidad para marcar el género: para feminizar cargos
masculinos: jueza, ministra; ídola, la federala. También se generan
masculinos para nombres q no son masculinos: modisto, bombisto
- universalización del diminutivo –ito, en desmedro de otros q se usan en la
Península (-ete, -illo, –in, -iño). –illo lo usamos en palabras q perdieron el
valor diminutivo.
- Uso del adjetivos con valor de adverbios: lindo x bien, caminaban lento
(por lentamente), esto se hace fácil (por fácilmente)
- Se usa el pronombre yo como término en lugar de mí: xj. Esto es para yo
- Se generalizó una construcción q consiste en interponer el pronombre
sujeto entre el interrogativo y el verbo: ¿qué tú dices? (por ¿qué dices tú?).
Nosotros tbn lo usamos: ¿por qué usted dice eso? Son arcaísmos.
- En general, NO hay leísmo ni laísmo, se practica el loísmo conforme a la
norma andaluza. Con una característica particular: uso del “le” siempre en
singular cuando luego se repite el dativo plural: xj. Le di de comer a los
chicos. Es un rasgo económico: se ve como superfluo, redundante.
- Se los dije: cuando uno dice una sola cosa a muchos y no muchas cosas a
uno: “Dije eso a ellos” = el dije pasa el final, eso pasa a lo y ellos a les,
pero como para la concurrencia de lo y le, reemplazamos el le con el se q
es invariable, pasamos la s del dativo al acusativo, pero NO corresponde.
- Pronombres enclíticos q toman la n del verbo: arremánguense, cállensen
- Confundir el posesivo con el personal: delante mío en lugar de delante de
mí; encima nuestro en lugar de encima de nosotros
- Poner el posesivo delante del sustantivo en el vocativo: ¿Cómo le va, mi
amigo? en lugar de ¿Cómo le va amigo mío?
- Convertir en personales y someterlos al número a los impersonales haber y
hacer: xj. Hubieron muchas personas; De esto harán seis años
- Uso del imperfecto subjuntivo en lugar del pluscuamperfecto MI o
perfecto MI: la empresa q fundara mi bisabuelo: está mal: lo correcto es
“fundó” o “había fundado”
- Uso casi universal del presente MS en correlación con tiempos pretéritos:
cuando hay un verbo principal pretérito, el MS tbn debe ser pretérito: Fui
a verla para q me preste un libro es incorrecto: la forma correcta es
prestara o prestase
- Universalización del futuro perifrástico: voy a decirle en lugar de le diré
- Uso de recién como adverbio modificador del verbo con sentido de “hace
un momento”: Recién lo vi: es incorrecto (como apócope de
“recientemente”)
Léxico:
- Abundancia de arcaísmos (América es área lateral): lindo, liviano (x
ligero), pollera (x falda), vidriera (x escaparate), prolijo, retar (x regañar),
cuero (x piel), candela (x fuego), frazada (x manta), masa (x pastel), sobrar
(x burlarse), de arriba (x gratis)
- Leonesismos: carozo, lamber, fierro.
- Galleguismos: bosta, cardumen, laja.
- Derivación: Lapesa dice que el vocabulario que llevaron los españoles a
América se fue empobreciendo, pero hay intensa formación de palabras
nuevas.
- -IAR: cueriar, carniar
- -ADA muchachada
- Neologismos: sesionar ‘celebrar sesión’, vivar ‘vitorear’
- Cambio sdo: estancia ‘habitación’ (España) ‘campo’ (Argentina)
- Italianismos (Río de la Plata): capuchino, chau
- Galicismos : orientación francesa domina cultura americana XIX masacre,
usina, rol

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