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Leontxo García: "Los

niños que juegan al


ajedrez obtienen mejores
rendimientos en
matemáticas y en
comprensión de textos"
El periodista más prestigioso de habla hispana especializado en la
disciplina analizó en Infobae los beneficios que la práctica genera en
el desarrollo mental durante los años de escolaridad

Inteligencia emocional, pensamiento flexible, espíritu crítico,


conceptos como lateralidad, psicomotricidad y concentración son
algunos de los parámetros con los que, según diversos expertos, los
niños podrían enriquecerse en la escuela gracias a la materia del
ajedrez. Ese deporte tan complejo y con cientos de millones de
variables tiene la capacidad de entretener a los más pequeños y al
mismo tiempo alimentar su educación en campos como la
matemática y la lengua.

El español Leontxo García fue jugador semi profesional y a lo largo


de los últimos 35 años se convirtió en el periodista especializado
en ajedrez más prestigioso de habla hispana. Cubrió para el
diario El País uno de los grandes duelos de las leyendas Garry
Kasparov y Anatoli Karpov en 1985 y todavía mantiene una columna
diaria en el periódico ibérico.

Entre su rol como comunicador de los grandes eventos de ese


deporte, García también se desarrolla, desde hace 15 años, como
impulsor del ajedrez en el sistema educativo, tanto para escuelas
primarias como secundarias. En los últimos días, el español arribó a
la Argentina para participar de una iniciativa promovida por el ex
gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, en un
intento de acercamiento de este juego a la educación.

El evento se realizó en el Centro Cultural Fontanarrosa de Rosario,


adonde acudieron unos 150 alumnos pertenecientes al Plan Escolar
de Ajedrez de la provincia de Santa Fe.

A su vez, el prestigioso periodista brindó una entrevista a Infobae en


la que analizó los detalles el enriquecimiento académico que puede
aportar el milenario deporte a los alumnos en una escuela.

—Si tuviese que darle a un padre razones de por qué un niño


debería aprender a jugar al ajedrez…

—El ajedrez es una escuela de vida. Gran parte de lo que uno


aprende en el tablero de ajedrez es transferible a la vida real, salvo
que caigas en la obsesión, que es el pequeño riesgo que existe, pero
que solo se produce en un porcentaje realmente muy pequeño. O sea,
esa imagen de que los ajedrecistas están locos está tan extendida
como falsa es. Si tomamos, por ejemplo, la lista de los 100 mejores
jugadores del mundo y adoptamos una definición de loco muy flexible,
yo creo que apenas encontraríamos tres o cuatro de ellos que podrían
calificarse como personas muy fuera de lo común, digamos,
extravagantes, por decirlo así. Por tanto, el ajedrez es una gran
escuela de vida que desarrolla muchísimas habilidades, virtudes,
valores, desde los niños de dos años hasta las personas de 102,
porque también es un gran gimnasio mental para retrasar el
envejecimiento cerebral, por ejemplo.
—¿Cuál es una edad recomendable para aprender ajedrez? ¿Y
para poder jugarlo de una manera competitiva?

—Como herramienta educativa, se puede emplear desde los dos


años. Ahora bien, como para jugar al ajedrez hace falta haber
desarrollado la inteligencia abstracta, eso no ocurre salvo en los niños
superdotados, hasta los cinco o seis años. A esa edad se pueden
enseñar los movimientos de las piezas. Si usted quiere que su hijo o
su hija sea uno de los mejores jugadores del mundo, tendrá que
empezar a trabajar deportivamente antes de los 10 años porque el
ajedrez, junto con la música y las matemáticas, es la disciplina que
produce más niños prodigio. De alguna forma, la precocidad en el
ajedrez es natural, y por tanto, insisto, si lo que quiere es convertir a
esos niños en algunos de los mejores jugadores del mundo, hay que
empezar antes de los diez años. Pero, y este pero va con mayúsculas,
si usted simplemente quiere disfrutar del ajedrez o utilizarlo como
herramienta educativa, social o incluso terapéutica en algunas
aplicaciones, para eso vale absolutamente cualquier edad, cualquier
nivel de inteligencia, cualquier tipo de persona.

—¿Qué valores adquieren, toman y aprenden los niños que


tienen al ajedrez como materia en la escuela?

—Bueno, la lista de valores que desarrolla el ajedrez es tan enorme,


que haría esta respuesta interminable. Así que voy a seleccionar la
edad que creo que va a ser más llamativa para nuestros
espectadores, que es la de los niños de 2 a 5 años. Utilizando una
herramienta tan sencilla como un tablero gigante en el suelo y una
música agradable que tiene una letra que, por ejemplo, enseña a
mover los peones, hacemos que los niños sean las piezas. Usted es
un niño de 3 años y yo le digo que como usted es muy valiente es un
peón que solamente camina hacia adelante, nunca va hacia atrás.
Entonces, le digo que esta es su columna y que tiene que esperar
para poder jugar a que juegue primero su compañero. Fíjese de qué
manera tan sencilla le estoy transmitiendo valores importantísimos a
esa edad: lateralidad, psicomotricidad, memoria, concentración,
atención, respeto por las normas, respeto por el compañero, diagonal,
horizontal, vertical, control del primer impulso, algo importantísimo, no
sólo para los niños sino también para los adultos en el siglo XXI. Con
qué facilidad le damos al botón del celular o a cualquier otro
dispositivo, y a veces cometemos errores por darle demasiado rápido.

En fin, hay una serie muy larga de valores que se transmiten a través
del ajedrez a los niños de 2 a 5 años. Imagínese usted si vamos
elevando la edad. Por ejemplo, en secundaria estaríamos hablando de
tomar decisiones de forma razonada, pensamiento crítico,
pensamiento flexible, importantísimo en un mundo como el que nos
espera, dentro de solo diez años, donde buena parte de nuestros
niños actuales, quizás más de la mitad, van a ejercer profesiones que
hoy no existen. Y por tanto, eso requiere un pensamiento muy flexible
y el ajedrez te obliga a tener flexibilidad de pensamiento porque en
una partida, la posición, la evaluación de una posición puede cambiar
mucho con una sola jugada de cualquiera de los dos. Y si uno está
acostumbrado a que su cerebro funciona así porque juega al ajedrez
con frecuencia, eso es transferible a la vida real.

—¿Cuánto le sumaron y cuánto le restaron al ajedrez histórico, al


romántico, al tradicional el uso de las computadoras y la
inteligencia artificial?

—La informática en general ha revolucionado por completo el ajedrez.


El actual es muy distinto al que yo conocía, al que yo jugaba como
jugador profesional. Para cosas buenas y malas. Es decir, ahora hay
un peligro de que haya trampas con ayuda de computadoras. Yo
puedo estar jugando una partida aquí mismo y tengo un auricular
invisible metido en el oído, que incluso puede ser un auricular que
pase sin ser detectado en los controles. Entonces, yo estoy conectado
con un amigo mío, que es usted, y usted puede estar en su casa muy
lejos de aquí, pero está siguiendo mi partida de ese torneo en directo
por internet, con la ayuda de una máquina que calcula millones de
jugadas por segundo, y me está soplando la mejor jugada en mi
posición. Entonces, por eso hay detector de metales, hay inhibidores
de ondas, por ejemplo, hay cantidad de medidas para prevenir las
trampas en los torneos. Esa es la parte mala del progreso.

Pero claro, la parte buena es que cuando yo jugaba, si me invitaban a


un torneo en Buenos Aires, y por ejemplo era un torneo de diez
jugadores, para obtener información de mis nueve rivales, tenía que
empezar a moverme meses antes por correspondencia, yo qué sé
cómo, para conseguir partidas de esos jugadores en sus países, por
algún contacto que yo tuviera, una revista. Ahora, escribo el nombre
de cualquier jugador en mi base de datos, que tiene 6.600.000
partidas, perfectamente clasificadas, jugadas desde el siglo XV hasta
ayer, y en muy pocos segundos tengo todas las partidas que ha
jugado ese rival en toda su carrera. Y bueno, el ajedrez es el único
deporte que se puede practicar por internet, o que se puede enseñar
por internet con enorme eficacia. Todo eso es la parte positiva de la
aplicación de la informática al ajedrez.

—¿Qué diferencias habría entre un niño que se formó en una


escuela primaria o secundaria con clases de ajedrez respecto a
un colegio en el que no pudo tener esa oportunidad?

—Según los estudios científicos que conocemos en diversos países,


por ejemplo, estoy acordándome de España, Alemania, Reino Unido y
Dinamarca, entre otros, los niños con quienes se ha utilizado el
ajedrez como herramienta educativa desarrollan más su inteligencia
en múltiples parámetros, incluida la inteligencia emocional, que es
importantísima en el siglo XXI, y obtienen mejores rendimientos
académicos en general y sobre todo en matemáticas y en
comprensión lectora, que en muchos países de Latinoamérica son
precisamente los dos ámbitos donde nuestros niños fallan más de
acuerdo con el famoso Informe Pisa. El ajedrez incide exactamente
ahí, pero además, como hemos comentado, desarrollan muchos otros
valores.

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Un último informe presentado en agosto por el Observatorio Argentino


por la Educacióntitulado "Radiografía de los aprendizajes de
Matemática en Argentina" reveló que el 69% de los alumnos
argentinos tiene problemas para resolver operaciones sencillas y, en
el plano internacional, los estudiantes locales ocupan los últimos
puestos. A su vez, en las pruebas PISA 2012, las últimas en las que el
país participó con una muestra válida, Argentina quedó en el puesto
59 entre 65 sistemas educativos que participaron

—Alguien que vive del ajedrez de un modo profesional, ¿cuántas


horas y cuántos años necesita mantener a este ritmo de estudio
para estar entre los cien mejores del mundo?

—Alguien que está entre los cien primeros del mundo tiene el tablero
en su cabeza como una especie de idioma materno 24 horas al día.
Por supuesto, a partir de ahí ya varían los métodos. Hay algunos que
llevan un entrenamiento sistemático de ocho, diez o 12 horas diarias,
dividiéndolo entre las aperturas, es decir, la primera fase del juego, la
estrategia, la táctica, la técnica, de las posiciones finales con pocas
piezas, la preparación psicológica, la preparación física, todo eso es
importante. Y luego hay otros, como el actual campeón del mundo, el
noruego Magnus Carlsen, que huyen de cualquier planteamiento
sistemático pero están 24 horas al día con el ajedrez conectado y
pueden estar caminando por la calle y están pensando en el análisis
de una posición que no resolvió ayer y de pronto está caminando por
la calle y se le ocurre una jugada genial. Claro, pero es un genio y es
el campeón del mundo.

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