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A. POLÍTICA FISCAL
La política fiscal se puede entender como un conjunto de medidas relativas al régimen tributario,
al gasto público, al endeudamiento público, a las situaciones financieras de la economía y al
manejo por parte de los organismos públicos, tanto centrales como paraestatales y en todo el
ámbito nacional y en lo referente a todos los niveles de gobierno (federal, estatal y municipal).
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Hace 10 años, los conceptos de ciclos económicos (como recesión, recuperación y
expansión) eran relativamente desconocidos. Ni siquiera la mayoría de los
economistas mexicanos sabían bien cuál era la definición correcta de una recesión y,
mucho menos, la aplicación analítica correcta de las cifras ajustadas por
estacionalidad. En parte, esto obedece a que las cifras trimestrales del producto interno
bruto (PIB) fueron introducidas, por primera vez, en 1988 y empezaron a existir sólo a
partir de 1980. Eso significa que, antes de 1988, era imposible determinar si la
economía estaba en recesión o no ya que ni siquiera se podía aplicar la definición
popular de dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Desde ese año,
muchos comenzaron a observar el desempeño del PIB trimestral para ver si había dos
trimestres negativos consecutivos, pero a partir de tasas de crecimiento anuales, es
decir, respecto al mismo trimestre del año anterior, sin percatarse que la definición
correcta era respecto al trimestre inmediato pasado.
Por lo mismo, la aparición de las cifras trimestrales del PIB desestacionalizadas trajo
consigo mucha confusión. Por fortuna, en los 10 años más recientes, hemos visto la
aparición de numerosos artículos acerca de cuál es la forma correcta de interpretar
estas cifras y, poco a poco, existen más adeptos de su uso. A final de cuentas, la
aportación más importante de las series desestacionalizadas es poder ver el cambio
de una variable en el margen. Una tasa de crecimiento respecto al mismo periodo del
año anterior (tasa anual) es, en realidad, parecida a un promedio móvil, que suaviza la
tendencia de la variable. Esto es porque cada mes le añadimos el último dato
disponible pero le quitamos el más viejo. Ésta va a mostrar un crecimiento mayor en
el periodo señalado sólo si el mes o trimestre que añadimos es mayor al que quitamos
al final de la cola.
Por ejemplo, la tasa anual de inflación en septiembre baja sólo si la tasa mensual de
ese mes es menor al mismo mes del año anterior; si hubo algún acontecimiento
especial en septiembre del año anterior, la tasa de septiembre de este año se podrá
ver muy afectada, pero sin mérito alguno a lo que pasó en el mes en curso. Si la tasa
de crecimiento anual del indicador global de la actividad económica (IGAE) en junio es
menos negativa que la de mayo, ¿es signo de recuperación? En realidad no sabemos,
ya que incorpora 12 meses de información. La única forma de aislar la información del
último mes es a través de un ajuste estacional. Esta idea suena muy simple y fácil de
comprender, pero es sorprendente la cantidad de economistas que confunden al
público al utilizar definiciones o interpretaciones diferentes.
Lo mismo pasa con el análisis de los ciclos económicos. Parece ser que cada
economista opina diferente sobre la recesión y muchos utilizan definiciones
equivocadas o sui generis. Por ejemplo, es común escuchar que la recesión del 2009
fue la peor que hemos padecido desde 1934, sin embargo, la utilización correcta de
las definiciones adecuadas y la referencia apropiada a las cifras nos lleva a una
conclusión muy diferente.
A partir de la información que proporciona el INEGI podemos realizar un mapeo fiel de
los ciclos económicos en México a partir de 1980. Desafortunadamente, no existen las
estadísticas necesarias a ese año por lo que es casi imposible hacer un análisis
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comparativo con más historia que los últimos 30 años. Sin embargo, la información
disponible nos permite analizar de manera cabal las seis recesiones que hemos tenido
entre 1980 y 2010 y llegar a conclusiones precisas. Por ejemplo, la del 2000-2003 fue
la más larga (36 meses) y la del 2008-2009 se considera la tercera más profunda en
la era moderna de México.
La siguiente etapa, que es cuando la economía está creciendo, se conoce como la de expansión.
No obstante, la de crecimiento se puede dividir en dos partes: la primera (definida
como recuperación) empieza en el momento en que concluye la recesión, en el punto más bajo
del ciclo, y termina cuando se regresa al punto máximo anterior. A partir de ese instante inicia lo
que propiamente se llama expansión. En un ciclo típico, esta fase es casi siempre la más
prolongada como es el caso de la mayoría de los países desarrollados (ver gráfica 1).
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El comportamiento del ciclo económico más usual consiste en las tres etapas básicas
descritas (recesión, recuperación y expansión).
Por ejemplo, en Estados Unidos de América (EE.UU.) han existido 11 ciclos distintos
desde la Segunda Guerra Mundial a la fecha (1945 al 2010). Todos han tenido un
comportamiento similar al presentado en la gráfica 1. La duración promedio de las
recesiones norteamericanas ha sido de 10 meses: la más corta duró seis y la más
larga, 16. Todavía no se sabe la fecha de terminación de la recesión actual, pero es
muy probable que pudiera extenderse a 17 ó 18 meses, por lo que pudiera imponer
una nueva marca de duración.1 La combinación de las etapas de recuperación y
expansión ha promediado 67 meses y la más corta fue de seis. La expansión más
larga fue la que empezó en marzo de 1991 y concluyó en marzo del 2001.
Según Giulanni Fonrouge, los recursos del Estado deben dividirse en dos grupos: “Los
provenientes de bienes y actividades del Estado; y los provenientes del ejercicio de poderes
inherentes a la soberanía o al Poder del Estado”.
Con base en este concepto, podemos sostener que los ingresos del Estado se clasifican en
dos grandes rubros, a saber:
1. INGRESOS TRIBUTARIOS.
Ingresos Tributarios
Ordinarios y Derivados
Ordinarios y Extraordinarios
Tributarios y no Tributarios
Patrimoniales
Crediticios
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Tipos de Ingresos Tributarios
2. INGRESOS FINANCIEROS.
Ingresos Contractuales
Donaciones
Empréstitos
Ingresos de Dominio: tasas y tarifas, Utilidades (dividendos, Intereses, Rentas de
Arrendamiento, Ventas y Enajenación de bienes)
Ingresos Extra contractuales
Impuestos
Contribuciones
Multas
Intereses
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Indemnizaciones
Confiscaciones
Fideicomisos
Herencias
Ingreso Financiero
Externo
Empréstitos
Devaluación
Privatización
F. PRESUPUESTO
Estos estudios señalan que este tópico tiene rezagos importantes en materia de modernización
presupuestal y sobre todo de transparencia en la rendición de cuentas por lo que se inhibe la
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participación ciudadana con un rol más activo en las diferentes etapas del proceso presupuestal.
El propósito del presente trabajo es hacer una revisión de las principales reformas
presupuestales en relación al desempeño del gasto público en México contrastando sus
resultados con algunas de las evaluaciones que se han realizado sobre la transparencia
presupuestal para conocer la eficiencia y eficacia con la que se han asignado los recursos
públicos.
La hipótesis de fondo que guía este ensayo es que en gran medida los indicadores de eficiencia
y efectividad incorporados en los presupuestos dan cuenta solamente de los Inputs (insumos) y
no de los Outcomes o resultados, por lo cual hace falta avanzar más en la medición y evaluación
de los impactos que el gasto público tiene en el combate a la pobreza.
1. Expansiva
2. Contractiva
Para comenzar, recordemos que toda política pública implementada por el Estado tiene como
algunos de sus objetivos, el bienestar de la población y el desarrollo del país, las políticas fiscales
no son ajenas a esto, y se enfocan principalmente en la búsqueda del crecimiento económico
del país, siempre de manera equitativa e inclusiva, a través de ciertos mecanismos, como lo son
el uso del gasto público y la recaudación de impuestos, buscando lograr el balance fiscal. En los
párrafos posteriores se realizara un análisis comparativo entre los dos tipos de políticas fiscales,
expansiva o contractiva y política fiscal restrictiva, que serán implementadas por el sector
competente del Estado, teniendo en cuenta la situación actual y lo que se requiere lograr, así
como las variables económicas. Es así que, se implementara una política fiscal expansiva, si lo
que desea es estimular el crecimiento de la demanda agregada; asimismo, podrá aplicarse una
política fiscal restrictiva recortando el gasto público y aumentando los impuestos.
Se entiende a la política fiscal expansiva como contraria a la política fiscal restrictiva, ya que
ambas implican distintos contextos sociales, políticos y económicos, además de ser excluyentes
entre sí, y requerir la utilización de los principales instrumentos de la política fiscal de manera
distinta. De esta manera, puede diferenciarse a ambos tipos de política fiscal por la finalidad de
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cada una, ya que la política fiscal expansiva, busca estimular la demanda agregada, y es común
en épocas de crisis, donde el Estado atraviesa periodos de recesión, que podría generar déficit
fiscal. Mientras que, la política fiscal restrictiva busca frenar la demanda agregada, y se da
cuando el Estado atraviesa un periodo de expansión excesiva desde el punto de vista económico,
y necesita ponerle un alto a esta expansión, a fin de no desarrollar un superávit.
Puede diferenciarse también a ambos tipos de política fiscal, como se mencionó en el párrafo
anterior, por la forma de utilización de los instrumentos de la política fiscal, los cuales son el gasto
público y los impuestos. En la política fiscal expansiva, se aumenta el gasto público a través de
la inversión en obras públicas, logrando el incremento de la demanda agregada, reduciendo el
desempleo; de igual forma, se reducen los impuestos, lo que genera un aumento en la renta de
las familias, provocando así un mayor consumo, y más recursos para las empresas, que pueden
ser invertidos, incrementando la producción y el empleo. En la política fiscal restrictiva en cambio,
se reduce el gasto público, logrando que el Estado gaste menos, buscando así bajar la demanda
agregada y la producción; en cuanto a los impuestos, esta política fiscal opta por aumentarlos,
disminuyendo la renta de las familias y generando mayores costes para las empresas, lo cual
tiene como consecuencia la disminución de la demanda agregada y de los precios.
De igual manera, es propicio mencionar que existe un tercer tipo de política fiscal, la política fiscal
contractiva, que en muchas ocasiones se define del mismo modo que la política fiscal restrictiva,
y se consideran como iguales, sin embargo, cuando se le asigna un concepto propio, se le
entiende como aquella política que busca disminuir la demanda agregada, generando un exceso
de oferta en bienes, reduciendo el nivel de ingresos. A modo de conclusión, cabe señalar que en
la actualidad nuestro país se aplica una política fiscal expansiva, que tiene miras de continuar
durante el próximo año, de una manera ‘‘moderada’’.