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NARRADOR
Había una vez en un lejano lugar de Panamá, un hombre que tenía una caballa y
que trabaja a diario en el campo; de regreso a casa sintiéndose cansado de caminar
se recostó debajo de un árbol y se durmió.
Entonces en su sueño encontró a ciertos huesos de su caja torácica que hablaban
entre sí.
INICIO
Tres huesos de la caja torácica dijeron:
Vertebras: Yo me encuentro posteriormente y mi límite superior es el más
estrecho.
Costillas: Yo estoy antero lateral y posterior.
Esternón: Yo estoy en el centro.
NARRADOR
Y de esta forma los huesos que conforman la caja torácica comprendieron que
unidos hacen una gran función.
GRACIAAAASSSS