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Contrato de cuenta corriente

Junto con el contrato de ahorros, son los servicios más difundidos y de mayor empleo en la banca.
Naturaleza Por el contrato de cuenta corriente, el banco se compromete a recibir dinero en
depósito de un cliente y tenerlo a su disposición para que este pueda utilizarlo en cualquier
momento, ya sea ordenando pagos a favor de terceros o disponiendo retiros en su beneficio. A
diferencia de otro tipo de depósitos, donde los recursos permanecen más tiempo, la cuenta
corriente es propiamente una cuenta de transacción y los movimientos de ingresos y egresos de
dinero son continuos, por eso se las conoce también como “depósitos a la vista” Dado ese carácter
transaccional, por lo general no se abonan intereses por el dinero depositado en la cuenta y en
cambio se cobran gastos de mantenimiento, portes, chequeras y otros servicios que se prestan a
través de la cuenta corriente, tales como pagos, transferencias etc. Excepcionalmente se puede
pactar el pago de intereses por los montos depositados en la cuenta corriente; no hay norma legal
que impida ese pacto. La cuenta corriente ha evolucionado desde sus orígenes y hoy día se
prestan muchos otros servicios asociados a ella, tales como cargos automáticos por otros servicios
que adquiere el cliente del propio banco o de terceros, sirviendo asimismo como un medio para
que el cliente reciba pagos y abonos de terceros (remuneraciones, transferencias etc.). El cliente
no solo hace uso de sus recursos, sino que inclusive, de haberlo pactado así puede hacer uso de
recursos que le habilita el banco en forma de sobregiros o líneas de crédito, a cuya devolución
posterior queda obligado incluyendo el pago de los intereses convenidos. El contrato de cuenta
corriente La relación que se genera entre un banco y su cliente titular de la cuenta es contractual,
se rige por las cláusulas pactadas en el propio contrato y las normas que regulan el contrato de
cuenta corriente (Ley de Bancos 26702, arts 225 a 228, el Código de Comercio, el Reglamento de
Cuenta Corriente y otras disposiciones de la SBS etc.). Apertura de la cuenta Dada su naturaleza
contractual, la cuenta solo se puede abrir por un acuerdo de voluntades entre ambas partes y se
requiere de una manifestación de voluntad de las partes que intervienen para celebrar el contrato
de cuenta corriente. Esto exige la participación personal del cliente quien debe intervenir por si
mismo o representado por un apoderado con facultades suficientes para contratar. El Reglamento
de Cuenta Corriente de la SBS nos exige como banco solicitar al cliente una documentación
mínima requerida a efectos de abrirle la cuenta corriente, sin perjuicio de que el banco pueda
pedirle cualquier otra documentación que estime pertinente a efectos de cumplir con el principio
de “conozca a su cliente”.

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