convierta en un hábito diario e insidioso si siempre lo mantienes a tu alcance. Si tu armario de licores siempre está abastecido, puedes sentirte tentado fácilmente. Si hay una botella de vino a medio beber o un paquete de seis cervezas en tu refrigerador, será difícil no beber. El primer paso para evitar el alcoholismo es mantener el alcohol fuera de tu casa cuando no haya un propósito social inmediato. Si no quieres dejar de beber sino simplemente reducir tu consumo de alcohol a una cantidad saludable, no rodearte de él es un buen punto de partida.[1] Abastece tu cocina con otras bebidas sabrosas que puedas sustituir por el alcohol cuando quieras algo reconfortante para beber. El té, el agua con gas, la limonada, la cerveza de raíz y los refrescos son mejores para tu salud que el alcohol.[2] Si tienes una fiesta y hay mucho alcohol de sobra, dáselo a tus amigos. Si nadie lo quiere, viértelo por el desagüe. No te sientas obligado a terminártelo solo porque no quieras que se desperdicie.
No bebas cuando te sientas mal. Beber cuando estás aburrido, solo,
estresado, triste o bajo la influencia de cualquier otra emoción negativa puede ocasionar una dependencia del alcohol. Debido a que el alcohol es un depresor, en realidad puede empeorar aún más las cosas.[3] Bébelo solo en ocasiones sociales, cuando todos estén pasándola bien y haya una razón para celebrar. No caigas en la trampa de hacer que cada día sea un día para celebrar. Asegúrate de guardar la bebida para ocasiones realmente especiales cuando alguien tenga algo digno de celebrar.
Deja de ir a bares tan a menudo. Debido a que el propósito de los bares es
vender bebidas alcohólicas, automáticamente te vas a sentir presionado para comprar una. Las luces bajas, el olor a alcohol mezclado con perfume o colonia, y la vibra sexi que todos los parroquianos exudan presentan una atmósfera que puede ser difícil de resistir. Debido a que todo el ambiente está enfocado en la bebida, es mejor evitar completamente los bares cuando estés tratando de reducir tu consumo.[6] Si estás invitado a una función social que se llevará a cabo en un bar, como a la "hora feliz" con tu jefe y tus colegas, trata de pedir agua con gas u otra bebida sin alcohol. Si el lugar tiene un menú de comida, pide algo para que de todas formas sientas que te estás dando un gusto. Cuando vayas a bares, elige lugares que ofrezcan más que solo bebidas. Por ejemplo, ve a un lugar con mesas de billar o bochas de forma que el enfoque no sea solamente en cuánto alcohol puedes beber. Es posible que te sea más fácil beber menos cuando hay distracciones.
Realiza actividades que no involucren a la bebida. La gente pasa mucho
tiempo en bares cuando podría estar haciendo algo más activo. Sugiere alternativas a tu grupo de amigos la próxima vez que se reúnan. Podrían realizar algún deporte, salir a caminar o montar bicicleta, ver una película u obra de teatro, o asistir a una presentación musical o una exposición de arte. Elige un local que no venda alcohol o una actividad que no conduzca a la bebida. Esto no solo hará que reduzcas tu consumo sino que también te volverá más saludable en general haciendo que seas más activo.[7]
Empieza a hacer ejercicio. El ejercicio es una gran forma de ayudarte a dejar
el hábito del alcohol. Beber hace que muchas personas se sientan lentas y flojas, y también puede ocasionar hinchazón y aumento de peso.[9] Si te pones como meta estar físicamente en forma, pronto te frustrarás con el efecto del alcohol en tu progreso. Inscríbete en una carrera de 5 km (3 millas) o únete a un equipo deportivo de tu localidad. Pronto notarás que rehúsas el alcohol la noche anterior a cuando tengas que estar en tu mejor forma física. Además de ejercitarte, asegúrate de comer bien, dormir bien y cuidarte en general de forma que seas menos propenso a la bebida.