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En el jóven mundo de las finanzas, se han escritos varias teorías financieras, las
cuales son usadas por los analistas financieros, previas inversiones, o por los
propios inversores. Una de las principales teorías financieras es la Teoría del
Portafolio la cual luego sería modificada por William Sharper generando una
nueva: Capital Asset Pricing Model (CAPM).
La teoría del Portafolio fué creada por Markowitz, quien estudió la relación
existente entre el riesgo y el retorno. En dicha teoría (Portafolio Selection
Theory) estudió el mercado de valores más importante del mundo, el NYSE cuyo
principal indicador económico es el Dow Jones.
Teoría de la cartera
Ningún estudio del riesgo en el campo de las finanzas resulta completo sin la
consideración de la reducción del riesgo mediante la tenencia diversificada de las
inversiones. Hoy en día casi todas las inversiones están garantizadas dentro del
contexto de un conjunto de otras inversiones, esto es, una cartera. Si se puede
reducir el riesgo en algún grado mediante tenencias diversificadas apropiadas,
entonces la desviación estándar o variabilidad de los rendimientos de una
inversión única debe ser una aseveración exagerada de su riesgo actual. La
diversificación está garantizada en que la expectación del riesgo de una cartera
completa será menor que la suma ponderada de sus partes. La teoría de la cartera
muestra que el análisis razonado de la diversificación es correcta.
Elementos de la cartera
Los dos elementos básicos indispensables para realizar una elección de cartera
son:
Riesgo
Rendimiento
En una inversión, los rendimientos futuros no son seguros. Pueden ser grandes o
modestos, pueden no producirse, e incluso puede significar perder el capital
invertido. Esta incertidumbre se conoce como riesgo.
No existe inversión sin riesgo. Pero algunos productos implican más riesgo que
otros.
La única razón para elegir una inversión con riesgo ante una alternativa de ahorro
sin riesgo es la posibilidad de obtener de ella una rentabilidad mayor.
A iguales condiciones de riesgo, hay que optar por la inversión con mayor
rentabilidad.
Cuanto mayor el riesgo de una inversión, mayor tendrá que ser su rentabilidad
potencial para que sea atractiva a los inversores. Cada inversor tiene que decidir
el nivel de riesgo que está dispuesto a asumir en busca de rentabilidades
mayores. Esto lo veremos un poco más adelante.
Rentabilidad
Cuanto más riesgo se asume, más rentabilidad se debe exigir. Igualmente, cuanta
más rentabilidad se pretende obtener, más riesgo hay que asumir.
La desviación típica proporciona una medida global e intuitiva del riesgo, y por ello
puede emplearse para comparar distintas inversiones, independientemente de su
heterogeneidad (peras y manzanas, siderurgia y high-tech).
Todos somos conscientes de que concentrar todos nuestros fondos en una única
inversión (“poner todos los huevos en la misma cesta”) es arriesgado.
Obtendremos un rendimiento alto si ésta evoluciona a nuestro favor, pero nos
causará pérdidas considerables si las cosas no resultan como esperábamos. Por
ello, solemos repartir nuestro dinero en varias inversiones. Por supuesto,
esperamos que todas ellas vayan bien, pero somos conscientes de que la
probabilidad de que todas vayan mal es muy reducida. Repartir es diversificar , y
reduce el riesgo de manera significativa .
Ejemplo
¿Cómo se miden?
No. Aunque el riesgo sistemático afecta a todos los activos disponibles para
invertir en una economía, no lo hará de manera idéntica en todos los casos.
Renta Fija. Para la renta fija ocurre lo mismo, aunque en este caso los tipos
de interés juegan un papel predominante, por la propia naturaleza de estos
activos financieros. Las características del emisor (sector, calificación
crediticia) tienen efectos que pueden considerarse de segundo orden en la
mayoría de las ocasiones.
En general, no,…
Debido a que el futuro es incierto, la única solución del modelo que interesa y
puede ser útil para la toma se decisiones es la del primer periodo, ya que es la
única que requiere una decisión inmediata ; esta característica permite tomar
medidas correctivas ya que el modelo se resuelve periódicamente, adaptando la
solución a la exigencia de los eventos según estos se vayan presentado.
2. Ambientales.- las impone el medio que rodea al problema. Por ejemplo , las
restricciones legales, fiscales y de política institucional.
Estilos de Gestión
Gestión pasiva
A favor:
En contra:
Puesto que los productos derivados más líquidos son aquellos que se negocian
sobre determinadas referencias de los mercados, resultará más sencillo cubrir los
riesgos de la cartera si ésta se ajusta a la composición de los índices. Igualmente,
tomar posiciones en el mercado podrá hacerse fácil y eficientemente empleando
estos mismos derivados.
Gestión activa
Además, es necesario tener presente que la gestión activa resulta más arriesgada,
puesto que existe la incertidumbre sobre si se logrará batir al mercado o, por el
contrario, no se alcanzará el rendimiento de éste. Con esta perspectiva, la
obtención de rendimientos superiores no hace sino remunerar este riesgo
adicional.
Riesgo y Diversificación
En la práctica, no:
La desviación típica proporciona una medida global e intuitiva del riesgo, y por ello
puede emplearse para comparar distintas inversiones, independientemente de su
heterogeneidad (peras y manzanas, siderurgia y high-tech).
¿Cómo se miden?
No. Aunque el riesgo sistemático afecta a todos los activos disponibles para
invertir en una economía, no lo hará de manera idéntica en todos los casos.
Renta Fija. Para la renta fija ocurre lo mismo, aunque en este caso los tipos
de interés juegan un papel predominante, por la propia naturaleza de estos
activos financieros. Las características del emisor (sector, calificación
crediticia) tienen efectos que pueden considerarse de segundo orden en la
mayoría de las ocasiones.
En general, no,…
Por otro lado, no todas las carteras presentan el mismo nivel de este riesgo.
Según su composición, las habrá más y menos volátiles. ¿Puede determinarse
entonces qué rentabilidad le corresponde a cada una, de acuerdo con el riesgo
que implica? Necesitamos una referencia que permita relacionar rentabilidad
esperada de la inversión y riesgo sistemático de ésta. ¿Cómo podemos elegirla?
Este concepto sólo tiene sentido si los añadimos a una cartera diversificada,
puesto que en caso contrario asumimos su riesgo total, no sólo el sistemático.
En este contexto se ha desarrollado una medida del riesgo que tiene cada activo
individual cuando se añade a una cartera diversificada: la beta (b), que se calcula
según la siguiente expresión:
La beta de la cartera de referencia es la unidad, por lo que un activo con una beta
de 1 tendrá el mismo riesgo sistemático que aquélla; un activo con una beta
superior a 1 tendrá un riesgo mayor; y otro con beta menor que 1, inferior. Así,
analizar cómo cambiará el riesgo de nuestra cartera al añadir un activo nuevo
resulta sencillo: basta con comparar su beta con la de la cartera que ya tenemos.
La cartera de mercado
Fórmula
El modelo de Sharpe
Así pues, el modelo supone que los inversionistas tienen la habilidad y posibilidad
de diversificar sus inversiones de manera eficiente, eliminando el riesgo no
sistemático.
Pero por más que sea importante, el problema de la determinación del valor de
una empresa en funcionamiento –ya que no cuando la empresa va a ser disuelta y
liquidada por cesar en el desempeño de su actividad o negocio– es siempre una
cuestión muy delicada y espinosa, bien sea para fijar su precio de salida en los
casos de enajenación o venta, o bien para poder dar respuesta a los distintos
conflictos o contenciosos que se suscitan entre los socios y sus herederos.
Creación de valor
Siguiendo con estas reflexiones, la creación de valor debe ser el objetivo de toda
buena gerencia. Si hasta ahora el objetivo ha sido la maximización del beneficio,
ahora este objetivo de beneficio ha sido sustituido por el de creación de valor.
Pero, ¿cómo se mide el valor creado? Esta cuestión, muy sencilla en su
planteamiento, no lo es tanto a la hora de ponerla en práctica. En síntesis
podemos medir el valor creado en la empresa considerando no solamente el
beneficio sino también el coste que ha supuesto generar ese beneficio. En
definitiva, si el beneficio obtenido supera el coste de los recursos implicados,
podremos decir que se ha creado valor. Si esto lo trasladamos a la toma de
decisiones de inversión significa que para que se cree valor en la empresa el valor
actual neto (VAN) de la inversión deberá ser positivo y por tanto estaremos
invirtiendo en activos que generan un valor adicional para la empresa. Dicho de
otro modo, se crea valor en la empresa cuando la utilidad o riqueza que genera es
lo suficientemente grande para cubrir el coste de todas las fuentes de
financiamiento de los recursos invertidos en el negocio. Para medir la creación de
valor en la empresa se parte de tres conceptos básicos:
• Capital empleado,
• Coste de capital y,
Con estos tres elementos se busca llegar a lo que se conoce como “utilidad
económica” (economic profit = EP). También se le conoce a la utilidad económica
como EVA (Economic Value Added) ó VEA (Valor Económico Agregado). Tanto
EVA como VEA son marcas registradas por la firma neoyorquina Stern Stewart.
Llegados a este punto permítanme no extenderme aquí y ahora a este respecto y
posponer para un artículo futuro el apasionante tema del EVA. Siguiendo con la
reflexión que hoy nos ocupa, para maximizar la creación de valor mientras se
minimizan los costes recurrimos a la herramienta conocida como la cadena de
valor, que es un modelo teórico definido por Michael Porter que permite describir el
desarrollo de las actividades de una organización empresarial generando valor al
cliente final y que enseguida se puso en el frente del pensamiento de gestión de
empresa como una poderosa herramienta de análisis para la planificación
estratégica. De lo que se trata es de crear valor para el cliente, lo que se traduce
en un margen entre lo que se acepta pagar y los costes incurridos por adquirir la
oferta; sin embargo, la práctica ha demostrado que la reducción de costes
monetarios tiene también un límite tecnológico, pues en ocasiones ha afectado
dicha reducción finalmente también a la calidad de la oferta y el valor que esta
genera. Por ello, el pensamiento sistémico en este aspecto ha evolucionado a
desarrollar propuestas de valor, en las que la oferta se diseña integralmente para
atender de modo óptimo a la demanda.
La cadena de valor
El trabajo pionero de esta época es el de Durand “Cost of Debt and Equity Funds
for Business: Trends and Problems of Measurement” (1952). Con este trabajo se
expandió la creencia de que un uso moderado de la deuda aumentaba el valor de
la firma y disminuía el costo de capital. Aumentar la deuda incrementaba el riesgo
de insolvencia y tanto acreedores como accionistas exigirían mayores
rendimientos haciendo que se aumentara el costo de capital y se disminuyera el
valor de la firma. Por tanto, existía una estructura óptima de capital que el directivo
financiero debería encontrar de acuerdo con una combinación óptima entre deuda
y capital de los socios. En este artículo el autor analizó algunos aspectos como un
paralelo entre la maximización de la deuda versus la maximización del valor de la
firma; muestra que no siempre al maximizar los ingresos se logra obtener el
máximo valor de la firma y que el hombre de negocios siempre trata de maximizar
la diferencia de las posibles alternativas para sus futuros ingresos. Después
analiza el retorno de la inversión y los requerimientos de los accionistas y plantea
una reformulación de la teoría básica a partir del uso moderado de la deuda. Sin
embargo, debe resaltarse que la tesis tradicional no desarrolla una teoría
específica sino que toma una posición intermedia entre dos de sus enfoques
básicos como son la utilidad operacional (UAII) y la utilidad neta (UN). En primer
lugar, desde la UAII afirma que no es posible que la empresa logre una estructura
de capital óptima puesto que su valor y el costo promedio ponderado de capital
son constantes, haciendo que sea indiferente cualquier esfuerzo de la empresa
por combinar los recursos de financiación de manera óptima. Por otro lado, con el
enfoque de la UN se supone que tanto el rendimiento de la deuda como el exigido
por los accionistas son constantes, pero siendo el primero inferior al segundo,
sería preferible sustituir el capital de los socios por deuda y la mejor estructura de
capital sería aquella en donde se maximizara el uso de la deuda contratada.
El modelo de mercado