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PROGRAMA DE INTERVENCIÓN

PSICOSOCIAL ESPECIALIZADO
EN FACTORES DE RIESGO
DINÁMICOS

MANUAL GENERAL
DEL MÓDULO
PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
PSICOSOCIAL ESPECIALIZADO
EN FACTORES DE RIESGO
DINÁMICOS

MANUAL GENERAL
DEL MÓDULO
EQUIPO RESPONSABLE
Rodrigo Pantoja
Cristóbal Weinborn
División de Seguridad Pública
Ministerio del Interior
Gonzalo Guzmán
Alejandra Acevedo
Gendarmería de Chile
Ministerio de Justicia
PROGESSA

LUGAR DE PUBLICACIÓN
Rosas N o 1264
Santiago de Chile

FECHA DE PUBLICACIÓN
Junio 2009

DISEÑO GRÁFICO
Andrea Fazzolari

IMPRESIÓN
Salviat Impresores
I. PRESENTACIÓN 4
II. Introducción 6

III. Marco Conceptual


1. Factores de Riesgo de Reincidencia 9
2.
3.
Modelo de Riesgo-Necesidad-Disposición a Responder
Pensamiento Criminal
15
29 ÍNDICE
4. Efectividad de los Tratamientos Penitenciarios 32
5. Enfoque Transteórico de la Motivación para el Cambio Terapéutico 35
6. Entrevista Motivacional en el Contexto de los Tratamientos Penales 40
7. Tratamientos Cognitivo Conductuales para la Reducción de la
Reincidencia en Infractores de la Ley 67
8. Identidad Delictual 85

IV. Programa de Intervención Psicosocial


Especializado en Factores de Riesgo Dinámicos
1. Objetivo General 109
2. Objetivos Específicos 109
3. Perfil de Beneficiarios 109
3.1 Criterios de Exclusión 109
3.2 Perfil para Indicación de Participación en Talleres 110
4. Metodología 110
5. Actividades 111
5.1 Entrevista Individual de Ingreso 111
5.2 Talleres Grupales 112
5.3 Entrevista Individual de Egreso 112
6. Plan de Intervención Individual 113

V. Sistema de Seguimiento y Evaluación de Logro


1. Evaluación Inicial 115
2. Seguimiento del Programa 117
3. Visita de Seguimiento 117
4. Evaluación Facilitadores 117
5. Evaluación Usuarios 117
6. Evaluación Final 117

VI. Anexos
Anexo 1 Escala de Evaluación de Riesgo 121
Anexo 2 Escala de Evaluación de Logro por Taller 131
Anexo 3 Pauta de Visita de Seguimento 141
Anexo 4 Evaluación de Facilitadores 143
Anexo 5 Evaluación Usuarios 145

VII. CITAS 147

VIII. Referencias Bibliográficas 161

TALLER 1

Cómo Comunicarnos Mejor
I P R E S E N TACI N

La Seguridad es parte fundamental de los derechos de los individuos y cuando es vulnerada, otros
derechos fundamentales pierden la capacidad de realizarse en plenitud, por tanto es un factor que
no puede estar ausente entre las condiciones básicas para el crecimiento y desarrollo de las personas,
familias y naciones.

En el contexto de la demanda ciudadana, y del interés del Gobierno por avanzar en el mejoramiento
de las condiciones de seguridad del país, la Presidenta de la República lanzó la Estrategia Nacional
de Seguridad Pública 2006 – 2010, como principal instrumento de gestión para coordinar, focalizar y
temporalizar las acciones del Estado en la materia, las que se agrupan en los ejes de Institucionalidad,
Información, Control y Sanción, Prevención, Rehabilitación y Reinserción Social y Asistencia a Víctimas.

Aunque la Política Nacional de Seguridad Ciudadana del año 2004 ya había establecido la reinserción
social de personas en conflicto con la Justicia como un tema relevante de trabajar para enfrentar
problemas de delincuencia y violencia, es la Estrategia Nacional de Seguridad Pública el instrumento
que eleva a la Rehabilitación y Reinserción Social al nivel de eje estratégico, con el objetivo de abordar
integralmente el fenómeno delictual, generando iniciativas para cerrar el ciclo del delito mediante el
desarrollo de habilidades y competencias en las personas que hayan sido condenadas, de modo que
puedan desenvolverse normalmente en la sociedad tras el cumplimiento de la condena.

En esta perspectiva, las iniciativas agrupadas en el eje de Rehabilitación y Reinserción Social se orientan
a generar una oferta adecuada para el desarrollo de capacidades de emprendimiento, empleabilidad
y capacitación de personas que hayan cometido crímenes o delitos. Asimismo, se apunta a generar
oportunidades de tratamiento para infractores de ley que tengan consumo abusivo de alcohol o drogas,
lo que en muchos casos, podría estar relacionado con la comisión del delito. Por último, cabe destacar,
como propósito final de estas acciones, la reintegración de estas personas a la comunidad, en una
relación de convivencia respetuosa de los derechos de los demás y de las normas sociales y jurídicas.

La definición de la Rehabilitación y Reinserción Social como eje de la Estrategia Nacional de Seguridad


Pública ha avanzado ostensiblemente hacia el abordaje integral del delito y la violencia. Otro paso
sustancial ha sido la ejecución de proyectos especializados en el tratamiento de población penal, y la
asistencia a personas que cumplieron condena en términos de capacitación e inserción laboral. Ambos
temas han sido abordados decididamente por los Ministerios del Interior y de Justicia.

Sin embargo, incrementar la cobertura de servicios para la reinserción social no es suficiente, también
es importante mejorar su calidad. Por ello, hemos acordado con Gendarmería de Chile la licitación de
estudios para el desarrollo de módulos de intervención especializados en población penal.

Junto a esta breve descripción de los alcances y avances que hemos conseguido en esta materia a
través de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, me es grato presentar a los equipos profesionales
de Gendarmería de Chile y del Ministerio del Interior este texto, orientado a focalizar el tratamiento
penitenciario y el trabajo de reinserción social en aquellos aspectos que más aportan a la prevención
de la reincidencia delictual, de tal manera que el éxito en la intervención con la persona condenada
signifique un beneficio para la seguridad de la sociedad en su conjunto.

Este instrumento, fruto de la colaboración entre Gendarmería de Chile y el Ministerio del Interior, y
elaborado en el marco del Programa de reinserción social de personas condenadas por infracción a la ley
penal del Complejo Penitenciario de Valparaíso, es un producto que nos enorgullece y que seguramente
será un aporte para los y las profesionales que día a día contribuyen a la Seguridad Pública del país, a
través de la intervención penitenciaria.

Patricio Rosende Lynch


Subsecretario del Interior
MINISTERIO DEL INTERIOR

TALLER 1

Cómo Comunicarnos Mejor
II I N T R O D UCCI N

La importancia que tiene la reinserción social en un Estado de Derecho como el nuestro, es trascendente,
por cuanto se le ve como una eficiente forma de prevención del delito, mediante la atención y asistencia
del penado. La cárcel, entonces, no sólo contribuye a satisfacer intereses de seguridad para la comunidad,
sino además provee de una instancia para preocuparse de la persona que ha delinquido, reconociéndole
en toda su dimensión humana como un sujeto de derecho, que reclama de la comunidad, atención y
asistencia suficiente como para desarrollar los fines trascendentes de su vida.

Estas consideraciones influyen todas nuestras POLÍTICAS DE REINSERCIÓN, y hacen posible concebir al
penado como un sujeto capaz, que merece oportunidades reales de participar en la vida social y cuya
integración es responsabilidad de todos, rechazando la deshumanización del sistema, que pretende
transformar la cárcel en un depósito ciego de personas, que se les etiqueta como detentadores de una
amenaza inconmensurable para la subsistencia de nuestra sociedad, administrando con ello el miedo
y el rechazo por el sujeto que ha delinquido. Por el contrario, las directrices éticas de nuestro Estado,
nos obligan gustosos a reconocer que la mejor estrategia para ocuparnos del fenómeno del delito, es
recocerle como parte de la vida comunitaria y que en cuanto tal, nos obliga a movilizarnos, a promover
la integración del delincuente, reconociendo que necesita de nuestro aporte, solidaridad y por sobre
todo de nuestro respeto. Recomponer la esperanza de una vida mejor para él, es una de las grandes
tareas de Gendarmería de Chile, que se intenta lograr paso a paso a través de las múltiples acciones y
programas de tratamiento y asistencia que se le ofrece al penado y su familia y de los cuales se ocupan
nuestros profesionales. Estas prestaciones conforman en concreto las herramientas e INSTRUMENTOS
DE REINSERCIÓN por las cuales el sujeto puede optar y por cuya vía reclama una oportunidad y pretende
su reincorporación como un ciudadano útil a los fines de la sociedad.

Por otro lado, la Estrategia Nacional de Seguridad Pública contempla el perfeccionamiento de los sistemas
de enjuiciamiento criminal y del cumplimiento de penas, buscando con ello “lograr un mayor número
de reinserciones exitosas de personas que han delinquido, mediante un mejor diseño y aplicación de
penas, racionalizando su uso y adecuando la sanción a las características del hecho y del ofensor y la
creación de programas de reinserción social”. A este respecto se plantea el ámbito de la Rehabilitación
y la Reinserción Social como eje estratégico, cuyo desarrollo resulta trascendental para el avance en la
consolidación de una sociedad más segura.
De esta manera, el tratamiento del infractor de la ley penal no redunda en un beneficio exclusivo para
el propio infractor, sino que el beneficio de la intervención eficaz se extiende a toda la comunidad con
la que el sujeto se relaciona en el medio libre.

Esta coherencia de propósitos, ha llevado a establecer una alianza de trabajo entre el Ministerio del
Interior y Gendarmería de Chile, la cual se ha traducido en el “Programa de reinserción social de personas
condenadas por infracción a la ley penal de los Centros de Cumplimiento Penitenciario de Colina l, Colina
II y Valparaíso”. Éste ha estado orientado a la generación de un programa de intervención integral para
personas que se encuentran cumpliendo condena y que presentan distintos grados de compromiso con
la práctica y la cultura delictiva, pretendiendo potenciar en ellos todos aquellos aspectos que favorezcan
su reinserción social incorporando una fase de acompañamiento personalizado para los usuarios de
salida controlada al medio libre, en las dimensiones personal, familiar y comunitaria.

Tal como se describe, la reinserción social es entendida como un proceso gradual de integración, que
requiere que el sujeto cuente con capacidades y competencias que le permitan relacionarse de manera
eficaz con personas, grupos e instituciones en el medio libre, promoviendo estilos de interacción que le
permitan participar de la vida familiar y comunitaria de manera coherente con el respeto de la norma
jurídica, a la vez que releva su dimensión humana como sujeto de derecho, que reclama de la comunidad
a atención y asistencia necesaria para el desarrollo y plena expresión de sus potencialidades.

De esta manera, adquiere especial relevancia el desarrollo de competencias cognitivas, psicosociales,


relacionales y laborales en las personas que cumplen condena, como un medio que facilita la integración
a espacios sociales como la familia, la comunidad o la actividad laboral.

Considerando lo señalado, el proceso de reinserción social, cuya plena expresión comienza a


manifestarse cuando la persona concluye la reclusión, requiere de una etapa de preparación orientada
al desarrollo de competencias necesarias para una integración exitosa. Desde este punto de vista, el
período de privación de libertad constituye una oportunidad para iniciar el proceso de identificación de
motivaciones personales, potenciar el desarrollo de habilidades y competencias mínimas para el inicio
de un proceso de reinserción progresiva efectivo.

El proceso de reinserción implica entonces una serie de acciones que se inician desde el ingreso de la
persona al sistema, a través de una oferta programática variada y rica en posibilidades de aprendizaje,
que le permitan a futuro poder conducirse adecuadamente en el medio social.

Es así como Gendarmería de Chile pone a disposición de los funcionarios de esta Institución como del
Ministerio del Interior el presente MODULO PSICOSOCIAL ESPECIALIZADO EN FACTORES DE RIESGO
DINAMICOS, como un nuevo aporte a la labor de las Áreas Técnicas, dando un nuevo paso en la
consolidación de un servicio eficiente, digno y de calidad para los penados y la sociedad en su conjunto.

Myriam Olate Berrios


Subdirectora Técnica
GENDARMERÍA DE CHILE

TALLER 1

Cómo Comunicarnos Mejor
“Vivir es nacer a cada instante”
Erich Fromm 
M ARCO CO NCEPTUAL III
1 FACTORES DE RIESGO DE REINCIDENCIA

Makkai, Ratclifee, Veraar y Collins indican que uno de los estudios que impactó al campo de la
criminología respecto a la reincidencia en el delito, fue el estudio de Wolfgang, Figlio y Sellin publicado
en el año 1972, en el que se encontró que el 6% de los hombres nacidos el año 1954 en Filadelfia,
Estados Unidos, era el responsable del 52% del número total de arrestos en una muestra de detenidos.
Según Makkai, Ratclifee, Veraar y Collins, ese estudio demostró en forma empírica que había un pequeño
subgrupo de infractores de ley que eran infractores “crónicos”.
Desde la publicación de este estudio, la reincidencia en el delito se convirtió en un tópico importante
en la investigación criminológica y ha estimulado la idea que puede ser posible identificar e intervenir
a los infractores de ley reincidentes, para reducir la tasa de criminalidad.
Diversos autores han estudiado los factores que pueden dar cuenta de la reincidencia de los infractores
juveniles y adultos. Sin embargo, la búsqueda en bases de datos, lleva principalmente a estudios de los
factores de reincidencia realizados con población infractora juvenil e infractores sexuales juveniles y
adultos. Entre estas investigaciones encontramos las siguientes:

Carr y Vandiver2 estudiaron los factores de reincidencia en infractores juveniles, a través del análisis
de la ficha en poder de la agencia que entregó el tratamiento en el medio abierto. Encontraron que
los siguientes factores protectores juegan un rol colectivo en la disminución de la probabilidad de
reincidencia delictual: personales, familiares, sociales y antecedentes académicos. Las características
personales y las condiciones familiares diferenciaron en forma independiente al grupo de infractores
reincidentes del grupo de no reincidentes.

TALLER 1

Cómo Comunicarnos Mejor
Con respecto a los factores personales entre los no reincidentes, éstos se caracterizaban por sentirse
felices consigo mismos y por llevarse bien con otras personas. Reportaron tener actitudes más positivas
hacia las reglas de la escuela y hacia las autoridades, inclusive hacia la policía, que los infractores
reincidentes. Además, solicitaban más ayuda para hacer sus tareas escolares, aunque el desempeño
académico era mejor en los infractores reincidentes. Estos jóvenes se caracterizaban por tener familias
estructuradas y con reglas claras, apoyo y guía de sus familias y pocos hermanos/as. Además, reportaron
tener más amigos que los infractores reincidentes.
Los autores observaron que el consumo de drogas y la pertenencia a pandillas no permiten discriminar
entre los infractores no reincidentes y los reincidentes. Sin embargo, advirtieron que sus hallazgos tienen
algunas limitaciones, debido a la metodología usada.

Harness3 reportó un seguimiento de 5 años de infractores juveniles. Usaron como variables predictoras
de la reincidencia: edad del primer arresto, logros académicos, características familiares, comportamiento
institucional y estatus de la salud mental.

Seleccionaron al azar a 203 adolescentes masculinos, que habían sido liberados hacía 5 años de una
institución correccional estadounidense. El origen étnico de los sujetos fue el siguiente: afro-americanos
(66,5%), blancos (23,6%), hispánicos (8,4%) y asiáticos (1,5%). El 45,3% de los individuos vivía solo
con la madre; el 26,1% vivía con los padres biológicos; el 4,4% vivía con un padre/madre biológico y un
padrastro/madrastra; el 1,5% vivía solo con el padre; el 8,9% vivía con miembros de la familia extendida
y el 13,8% vivía fuera de la casa.

No se encontró una relación significativa entre ninguna de las variables predictivas y la reincidencia.
El análisis estadístico reveló que la reincidencia se distribuía uniformemente en todas las variables
independientes. La autora planteó que la ausencia de significación estadística podría deberse al hecho
que la adolescencia es una época de transición, característica que podría moderar rasgos considerados
estables. Además, las oportunidades legítimas de adaptación social a las que tiene acceso el individuo,
podrían reducir esos factores. La autora también señaló que su estudio no consideró variables cualitativas,
como la asociación a pandillas, relaciones con pares, ni las redes comunitarias.

Katsiyannis et al.4 estudiaron a 299 adolescentes encarcelados en un centro de rehabilitación juvenil en


Nebraska, Estados Unidos. Los sujetos habían sido derivados por una corte por la comisión de delitos o
por quebrantar la libertad vigilada y ser reincidentes. La permanencia media en el centro fue de 143 días.
Los delitos más comunes fueron: robo, asalto, atraco, robo de autos, vandalismo y posesión de drogas.

La edad media de los sujetos fue de 16,2 años; el 84,6% no eran reincidentes y el 15,4% eran reincidentes;
el 16% había quebrantado la libertad vigilada y el 7%, además, había reincidido en el delito.
El 30% de los sujetos reportó haber recibido educación especial (por problemas de aprendizaje o
inadaptación emocional). El 20% de los sujetos estaba asociado a pandillas.
A las dos semanas de haber ingresado al centro correccional, se les administró los siguientes instrumentos:
Adolescent Drinking Index (ADI), Reynolds Adolescent Depression Scale (RADS), Inventory of Parent and
Peer Attachment (IPPA), y Personality Research Form (PRF) 5.

Los sujetos reincidentes no mostraron diferencias con respecto a los no reincidentes en la historia de
educación especial, participación en pandillas ni en el origen étnico. El 40% de los reincidentes había
violado la libertad vigilada, en comparación con el 9% de los no reincidentes (lo que es consistente
con otras investigaciones que han estudiado la edad de la comisión del delito y la violación de la
libertad vigilada). Tampoco hubo diferencias en los logros educacionales (lo cual contrasta con otras
investigaciones).

La investigación también mostró diferencias en el cuestionario de depresión, aunque fue inconsistente


con la expectativa de encontrar más individuos deprimidos en los reincidentes.

En dos escalas del PRF se encontraron diferencias significativas: Estructura cognitiva y Afiliación. Aunque
el análisis mostró una relación débil, los sujetos reincidentes mostraron una menor regulación cognitiva
que los no reincidentes. Respecto a la afiliación, los sujetos reincidentes mostraron una menor necesidad
de afiliación.

DeLisi6, colocó a prueba la teoría de M. Gottfredson y T. Hirschi publicada en 1990, la que afirma que
el autocontrol es un poderoso predictor de la comisión de delitos. Esos autores sugieren que deben
considerarse los elementos que componen un acto delictual para definirlo apropiadamente. Según ellos,
el delito suministra una gratificación inmediata, con una orientación en el aquí y en el ahora. Los
delitos son fáciles y simples de cometer; son excitantes, riesgosos y emocionantes, en oposición a la
cautela, el razonamiento y la naturaleza verbal (autoinstrucción) de otros actos. El acto delictual no
requiere habilidades específicas, es de beneficio a corto plazo y resulta en un daño para la víctima.
Para Gottfredson y Hirschi, el perfil común de quien comete delitos es la falta de disciplina, ausencia
de tenacidad, orientado a la acción en lugar de ser orientado verbalmente, absorto en si mismo, rudo e
insensible a otros. Esas características contaminarían las relaciones familiares, el desempeño escolar y
laboral; y son agrupadas por los autores como “autocontrol”. A las personas con bajo autocontrol les
falta diligencia para participar exitosamente en las instituciones sociales. Esta teoría ha recibido muchas
críticas, ya que deja fuera del análisis en la génesis del delito, a las oportunidades para cometer delitos,
la variable de género, y explica una pequeña variabilidad en la comisión de delitos.

DeLisi7 estudió a 500 infractores adultos seleccionados al azar de una muestra de más de 25 mil
imputados. La muestra estuvo compuesta por un 73% de hombres y un 27% de mujeres, con una edad
promedio de 33 años, en un rango de 18 a 72 años, y la edad promedio del primer arresto fue de 26
años, con un rango de 10 a 70 años.

TALLER 1
11
Cómo Comunicarnos Mejor
No hubo diferencias étnicas en la reincidencia, pero sí en la edad. Los individuos de más edad tenían más
arrestos debido a no presentación al sistema legal, delitos y sentencias de prisión. Los infractores hombres
totalizaron más arrestos por no presentación, no cumplimiento de la sentencia y prisión por delitos.

La edad del primer arresto tuvo una relación inversa con cinco variables dependientes: las personas
que fueron arrestadas tempranamente en la vida asistieron menos a la corte, violaron la mayoría de la
condiciones, escaparon con mayor frecuencia, fueron a prisión por más delitos, y pasaron más tiempo
en prisión que los infractores cuyo arresto fue tardío.

En conjunto, los infractores con bajo autocontrol demostraron una mayor criminalidad y no adherencia,
en comparación con las personas con niveles más elevados de autocontrol.

Gendreau, Goggin y Little8, reportan un estudio de meta-análisis de 131 estudios para determinar
los factores asociados con la reincidencia en el delito en la población infractora adulta. El análisis
estadístico del efecto del tamaño de las variables estudiadas determinó los siguientes riesgos estáticos
y dinámicos:

  Riesgos estáticos
1. Edad al momento de la recolección/evaluación de los datos.
2. Historia criminal población adulta: arrestos anteriores, libertad vigilada, encarcelación, mala
conducta en el penal.
3. Historia del comportamiento antisocial antes de la adultez: arrestos anteriores, libertad vigilada,
encarcelación, consumo abusivo de alcohol/drogas, comportamiento agresivo, trastorno de conducta,
problemas conductuales en el hogar y en la escuela, pares delincuentes.
4. Criminalidad familiar: padres o hermanos en problemas con la ley.
5. Estilo de crianza familiar: falta de supervisión y de afecto, conflicto familiar, relaciones abusivas.
6. Estructura familiar: padres separados, hogares deshechos.
7. Género.
8. Funcionamiento intelectual: puntuaciones obtenidas en los tests de inteligencia (WAIS/WISC,
Raven, Porteous), problemas de aprendizaje, nivel lector.
9. Raza: blancos v/s nativos negros/hispánicos.
10. Clase social de origen: estatus socioeconómico de los padres (ocupación de los padres, educación
o ingreso económico).

  Riesgos dinámicos
1. Desempeño en escalas de personalidad antisocial/sociopatía/psicopatía: MMPI Pd, sistema
Megargee, EPI-Psicoticismo, CPI-Soc, PCL-R, trastornos de personalidad DSM III, índices de
pensamiento egocéntrico.
2. Identificación/socialización con otros infractores de ley.
3. Necesidades criminógenas: actitudes antisociales que apoyan un estilo de vida antisocial y
comportamientos respecto a la educación y el empleo.
4. Conflicto interpersonal: relaciones familiares problemáticas, conflicto con los otros significativos.
5. Sufrimiento personal: ansiedad, depresión, neuroticismo, baja autoestima, sintomatología
psiquiátrica (por ejemplo, episodios psicóticos, esquizofrenia, no imputabilidad debido a la presencia
de enfermedades mentales, trastorno afectivo), intentos suicidas, inadecuación personal.
6. Logros sociales: estado civil, nivel de educación, historia laboral, ingresos económicos,
afrontamiento de los cambios vitales.
7. Consumo abusivo de sustancias: historia reciente de abuso de alcohol/drogas.

Makkai, Ratclifee, Veraar y Collins9 , indican que la investigación ha mostrado las siguientes variables
asociadas con la reincidencia en el delito (sin embargo existe controversia entre los investigadores
acerca del peso de esas variables):

  Género: La investigación ha mostrado que es menos probable que las mujeres reincidan en el
delito. Sin embargo, cuando se han tomado en consideración las diferencias entre la edad y la
historia criminal, el género ha sido asociado débilmente con la reincidencia (es decir, las mujeres con
una abultada historia criminal reinciden tanto como los hombres).

  Raza/origen étnico: En Estados Unidos se ha encontrado que es más probable que un ex convicto
afro-americano sea arrestado nuevamente que un ex prisionero blanco. En Nueva Zelanda, se ha
encontrado que los aborígenes maorí tienen una mayor probabilidad de ser nuevamente arrestados
dentro de los 2 años siguientes a haber recobrado la libertad, en comparación con la población
blanca de origen europea. En Australia, la diferencia entre los ex convictos indígenas y no indígenas
es significativa, siendo mucho mayor en los individuos aborígenes.
Sin embargo, debe considerarse que en esos países, las minorías raciales/étnicas son una población
socialmente excluida10, situación que les dificulta integrarse en forma prosocial a la comunidad.

  Edad del infractor: Se ha indicado que la tasa de una nueva condena disminuye aproximadamente un
5% por cada año de edad del individuo. Los infractores más jóvenes tienen una mayor probabilidad
de cometer un nuevo delito y ser condenados.
Este fenómeno ha sido estudiado a través del enfoque de la “desistencia en el delito”. Laub y
Sampsom11 resumen los siguientes hallazgos de la investigación acerca de la desistencia del delito:
• La prevalencia del delito declina con la edad, aunque parece que hay una mayor variabilidad en
la edad según la distribución de los tipos de delito.
• La incidencia de los delitos no declina necesariamente con la edad y pueden incrementarse ciertos
tipos de delito según la edad de los individuos.
• Hay una continuidad en el delito desde la infancia a la adolescencia y en la adultez, y mientras
más temprano se inicia la vida criminal, la carrera delictiva perdura más en el tiempo.

TALLER 1
13
Cómo Comunicarnos Mejor
•  A pesar de los patrones de continuidad, existe una gran heterogeneidad en el comportamiento
delictivo, puesto que muchos infractores juveniles no hacen de su vida una carrera criminal.
•  Existen diversas vías para el abandono de una carrera criminal: establecer una relación de
pareja convencional (casarse), obtener un empleo estable, transformar la identidad personal, y
envejecer. Estos predictores y procesos parecen no variar mucho según las características de los
infractores o el tipo de delito.

  Tipo de delito: Se ha encontrado que el tipo de delito por el cual el individuo cumplió originalmente
la condena se relaciona con la probabilidad de un nuevo arresto. Quienes han cumplido condena
por crímenes contra la propiedad tienen una mayor probabilidad de reincidir que los individuos
condenados por otros delitos.

  Edad al cometer el primer delito: La investigación ha mostrado que a menor edad de inicio en la
comisión de delitos, es probable que la carrera criminal del sujeto sea más larga. Sin embargo debe
tenerse en cuenta que una porción de adolescentes que cometen delitos (“divergente esporádico”,
en la nomenclatura de Frechette y LeBlanc) presentan una conducta transgresora temporal y
circunstancial.

  Historia criminal: Un fuerte predictor de la probabilidad de ser arrestado nuevamente después


de haber cumplido la pena es la severidad de los antecedentes criminales del sujeto. Algunos
estudios indican que los sujetos con una carrera delictual más larga y con antecedentes de arrestos
y condenas anteriores, tienen una mayor probabilidad de ser arrestados nuevamente, ser imputados
y condenados.

  Otros factores: La investigación ha mostrado otros factores de riesgo de reincidencia: nivel


educacional, consumo abusivo de sustancias, empleo y estado civil.

En resumen, los hallazgos de la investigación tanto para la población infractora juvenil como para la
población adulta no son concluyentes, e incluso a veces pueden parecer contradictorios. Sin embargo,
dada la tasa de reincidencia mundial, el interés en determinar a qué tipo de infractores debería destinarse
los mayores esfuerzos penitenciarios para la reinserción (integración social) continúa vigente.
     MODELO DE RIESGO • NECESIDAD • DISPOSICIóN A RESPONDER
2 [RESPONSIVITY] DE BONTA Y ANDREWS

Introducción

Las investigaciones efectuadas en Estados Unidos a fines de los años 1970 acerca de los efectos
del tratamiento penitenciario sobre el comportamiento delictual, llevaron a la conclusión que la
rehabilitación no tenía efectos apreciables en la reincidencia. Esos hallazgos sirvieron como base a
la administración para reducir el apoyo financiero al tratamiento penal y retornar a leyes y políticas
basadas en el principio de la disuasión13 y el castigo de la población penal como una forma de reducir
la reincidencia14. Sin embargo, esas políticas y programas disuasivos tampoco fueron efectivos en la
reducción de la reincidencia15.
Ese estado del arte de la efectividad de los tratamientos penales, condujo a fines de los años 1980 y
principios de los años 1990, a efectuar investigaciones de la práctica basada en la evidencia; es decir,
iniciar investigaciones sistemáticas de lo que funciona en el tratamiento penal16.

Uno de esos hallazgos fue que los instrumentos usados en las prisiones para predecir el comportamiento
de los internos, también eran predictivos de la reincidencia. Esto motivó el interés por desarrollar
instrumentos predictores del riesgo de reincidencia17.

Según Bonta y Andrews18, pueden reconocerse cuatro generaciones en la evaluación del riesgo de
reincidencia de los infractores de ley:

  Primera generación: Juicio profesional


La evaluación del riesgo de reincidencia dependía del juicio profesional de los psicólogos, psiquiatras
y trabajadores sociales.

   Segunda generación: Herramientas de evaluación basadas en la evidencia


Al inicio de la década de los años 1970, hubo un reconocimiento creciente que la evaluación del
riesgo de reincidencia debía depender más de instrumentos actuariales, basados en la evidencia, y
menos en el juicio profesional. Los instrumentos actuariales asignaban un puntaje a antecedentes del
individuo cuya influencia en el aumento del riesgo de reincidencia estaba demostrada. Se concluyó
que esos instrumentos eran superiores en su capacidad de predicción que el juicio profesional y
comenzaron a ser adoptados en diversos sistemas de justicia penal en el mundo. Sin embargo
—indican Bonta y Andrews—, esos instrumentos no tenían una base teórica y los ítems eran
escogidos debido a que eran de fácil acceso y a que mostraban una asociación con la reincidencia
y no debido a su relevancia teórica.
Una segunda característica de esos instrumentos, era que los comportamientos consignados tendían
a ser de naturaleza histórica y por lo tanto, eran factores de riesgo estáticos19 y no daban cuenta de la

TALLER 1
15
Cómo Comunicarnos Mejor
mejoría del comportamiento de los infractores. Esto implicaba que las posibilidades que entregaban
esos instrumentos eran un riesgo invariante del individuo o un riesgo creciente y por lo tanto, no
había posibilidades de disminuir el riesgo de reincidencia.

   Tercera generación: Instrumentos basados en la evidencia y dinámicos


El reconocimiento de las limitaciones de la segunda generación de instrumentos de evaluación del
riesgo de reincidencia, llevó al desarrollo de instrumentos que incluyeran los factores de riesgo
dinámicos. Se denominaron instrumentos de “riesgo—necesidad” y algunos de éstos cuentan con
una base teórica.
Estos instrumentos de tercera generación suministraron información al equipo de tratamiento
respecto a qué necesidades debían ser el objetivo de sus intervenciones. Actualmente hay evidencia
que los cambios en las puntuaciones en algunos de esos instrumentos de riesgo—necesidad
están asociados con los cambios en la reincidencia. Esta tercera generación ofreció una forma de
monitorear la efectividad de los programas de tratamiento.

   Cuarta generación: Sistemática y amplia


Esta nueva generación, integra la intervención sistemática y el monitoreo, junto a la evaluación de un
amplio rango de factores de riesgo que no eran medidos en la tercera generación de instrumentos y
otros factores personales importantes para el tratamiento.

Bonta y Andrews indican que la tercera y la cuarta generación de los instrumentos de evaluación de riesgo
no habrían sido posibles sin el modelo de riesgo—necesidad—disposición a responder [responsivity]
para la evaluación y la rehabilitación de infractores de ley.

Conceptos y componentes del Modelo de riesgo • necesidad • disposición a


responder de Bonta y Andrews

El modelo de riesgo—necesidad—disposición a responder [responsivity] fue desarrollado en 1990 por


Andrews, Bonta y Hoge20, bajo el marco de una teoría del aprendizaje social y cognitivo del comportamiento
criminal. Desde su elaboración inicial, los autores han agregado un número de principios para fomentar
y fortalecer el diseño de los programas de tratamiento penal.

Luego de la publicación de este modelo21, los sistemas de tratamiento penal en los países anglosajones
han incorporado estos conceptos y las recomendaciones de la investigación para el diseño de
instrumentos para evaluar el riesgo de reincidencia de la población penal en el medio cerrado y en
el medio abierto, diferenciar a la población penal a la que se entregará tratamiento, y para diseñar y
entregar los tratamientos penales22.

Este modelo está siendo tomado como referente para el desarrollo del Módulo de Intervención en el
marco del acuerdo de Gendarmería de Chile y el Ministerio del Interior.

  Principio de riesgo
Según Bonta y Andrews23, este principio afirma que la reincidencia puede ser reducida si el nivel de
las prestaciones entregadas al infractor es proporcional al riesgo de reincidencia del individuo.
  Principio de necesidad
Este principio indica que el tratamiento penal debe estar centrado en las necesidades criminógenas.
Las necesidades criminógenas son factores de riesgo dinámicos que están vinculados directamente
con el comportamiento infractor. Se diferencian de los factores de riesgo estáticos en que éstos
solo pueden cambiar en una dirección (aumento del riesgo) y son inmutables a las intervenciones
terapéuticas. Los individuos pueden tener muchas necesidades de tratamiento, pero no todas esas
necesidades están asociadas con el comportamiento infractor.

La investigación ha reconocido 7 factores centrales de riesgo/necesidad24:

PRICIPALES FACTORES DE
INDICADORES Metas de la intervención
RIESGO / NECESIDAD

Pauta de personalidad Impulsividad, búsqueda de Construcción de habilidades


antisocial. placer en acciones riesgosas, para el manejo de si mismo,
agresividad e irritación. enseñar habilidades de manejo
de la rabia.

Actitudes procriminales. Racionalizaciones para la Contrarrestar las


comisión de delitos, actitudes racionalizaciones con actitudes
negativas hacia la ley. prosociales; construcción de
una identidad prosocial.

Apoyo social para el Amigos criminales, aislamiento Reemplazo de los amigos


delito. de personas prosociales. criminales y asociados por
amigos y asociados
prosociales.

Consumo de sustancias. Consumo abusivo de alcohol Reducir el consumo abusivo de


y/u otras drogas. drogas, fomento de alternativas
para el consumo de sustancias.

Relaciones familiares/ Monitoreo y estrategias de Enseñar habilidades parentales,


matrimonial. disciplina de los padres fomentar el vínculo y el cuidado
inapropiadas, relación familiar débil. de otros.

Escuela/trabajo. Desempeño bajo, bajos niveles Fomentar las habilidades para


de satisfacción. el trabajo/estudio, fomento
de relaciones interpersonales
dentro del contexto del trabajo
y la escuela.

Actividades recreativas Ausencia de participación en Fomentar la participación


prosociales. actividades recreativas / de ocio en actividades recreativas
prosociales. prosociales, enseñar deportes y
pasatiempos prosociales.

TALLER 1
17
Cómo Comunicarnos Mejor
NECESIDADes MENORES
INDICADORES
no criminógenas

Autoestima25. Sentimientos débiles de autoestima y autovalía.

Sentimientos vagos de tensión personal. Ansiedad, sentirse deprimido.

Trastorno mental mayor. Esquizofrenia, trastorno bipolar.

Salud física. Deformidad física, nutrición deficiente.

Gendrau et al. encontraron en el año 200226 que los programas cuyo objetivo fue abordar de 4
a 6 necesidades criminógenas, disminuían la reincidencia en un promedio del 30%, mientras que
los programas cuyo objetivo fue abordar de 1 a 3 necesidades criminógenas, tendieron a elevar
levemente la reincidencia.

  Principio de disposición a responder [responsivity]


Este principio se refiere al hecho que las intervenciones de aprendizaje social son las formas más
efectivas para enseñar nuevos comportamientos a las personas, con independencia del tipo de
comportamiento. Las estrategias de aprendizaje cognitivo social operan de acuerdo a dos principios:

1) Principio de la relación
Establecimiento de una alianza de trabajo cálida, respetuosa y colaboradora con el cliente.

2) Principio de la estructura
Influenciar la dirección del cambio hacia las actitudes y comportamientos prosociales a través
del modelaje, refuerzo, resolución de problemas, etc.

La disposición a responder específica, indica que las intervenciones de tratamiento deben considerar
las fortalezas/competencias personales y los factores biopsico (personalidad) sociales de los individuos.
El tratamiento debiera adaptarse a esos factores, en la medida que ellos tienen el potencial de facilitar
u obstaculizar el tratamiento.

Los prestadores de tratamiento pueden necesitar tratar primero la ansiedad debilitante o un trastorno
mental en el individuo para posibilitarle asistir y participar en un programa, cuyo objetivo son las
necesidades criminógenas. Si los individuos tienen habilidades verbales limitadas y un estilo de
pensamiento concreto, el programa debe asegurar un mínimo de conceptos abstractos y fomentar la
práctica conductual.
A su vez, deben considerarse estrategias para fomentar la motivación de los individuos para adherir
al tratamiento y reducir las barreras para incorporarse a tratamiento. Los autores indican que esto
último puede ser particularmente importante en el tratamiento de mujeres y de infractores que
pertenecen a una etnia originaria.27

Lowenkamp, Pealer, Smith and Latessa28, examinaron las prácticas de 66 programas correccionales
comunitarios de acuerdo a los principios establecidos por Gendreau en 1996, respecto al riesgo y
la necesidad de tratamiento. Los autores indican que se han realizado diversos estudios de meta-
análisis que apoyan ese principio: Andrews y Dowden encontraron en 1999 que los programas
que adherían al principio de riesgo disminuían la reincidencia en un 19%, y los que lo violaban la
reducían en un 4%; Bonta et al. encontraron en el año 2000 que los programas que cumplían con
ese principio reducían en un 20% la tasa de reincidencia en los infractores de alto riesgo, mientras
que esos mismos programas aumentaban en un 17% el riesgo de reincidencia en los infractores de
bajo riesgo; Lowencamp y Latessa encontraron en el año 2005, que los programas que cumplían con
el principio de riesgo reducían la tasa de reincidencia entre un 10% y un 30% en los infractores de
alto riesgo, y que esos mismos programas aumentaban la tasa de reincidencia en los infractores de
bajo riesgo.

La investigación de Lowenkamp et al.29, mostró que los principios establecidos por Gendreau son
más aplicables en el tratamiento en los sistemas cerrados que en los abiertos.
Andrews (1995, 2001)30 identificó 18 “principios de la prestación de servicios de tratamiento
[penales]” que subyacen a las intervenciones efectivas en población infractora de ley:

1. Las intervenciones con los infractores debieran estar basadas en una teoría psicológica del
comportamiento criminal.
2. Esta teoría debiera tener a su vez una teoría de la personalidad y del aprendizaje social,
centrada en los factores de riesgo para la comisión de delitos.
3. Las estrategias de intervención debieran estar basadas en la prestación de servicios
humanizados31, más que en los principios de retribución, justicia restaurativa o disuasión.
4. En la medida posible, las intervenciones debieran ocurrir en la comunidad en contextos
naturales (como la familia). Sin embargo, cuando es necesario usar la privación de libertad, las
intervenciones realizadas al interior del penal debieran tener una orientación comunitaria.
5. Debiera evaluarse el nivel de riesgo del infractor reincidente y los resultados de la evaluación
debieran ser usados como fundamento de las prestaciones entregadas.
6. Las necesidades criminógenas dinámicas —asociadas con el comportamiento infractor—
debieran ser evaluadas y usadas como objetivos de la intervención.
7. Las intervenciones debieran ser de naturaleza multimodal y abarcar un rango de necesidades
criminógenas que reflejen que el delito está asociado a factores de riesgo múltiples.
8. La evaluación del nivel de riesgo y de las necesidades criminógenas debería ser efectuada por
medio de métodos validados.

TALLER 1
19
Cómo Comunicarnos Mejor
9. Las intervenciones debieran adecuarse a la disposición a responder [de los infractores],
con prestaciones atingentes a los estilos de aprendizaje de los infractores, sus motivaciones y
habilidades.
10. Las intervenciones debieran tener una disposición a responder específica [de los infractores]
y ser adaptadas según la diversidad de los infractores (por ejemplo, en términos de edad, género,
origen étnico/raza, lenguaje), con sus fortalezas y limitaciones.
11. La disposición a responder en forma específica de las fortalezas y debilidades de los infractores
debiera ser evaluada en forma rutinaria, por medio de herramientas diseñadas específicamente.
12. Debiera haber estrategias organizacionales para monitorear la continuidad de las prestaciones,
incluyendo el suministro de estrategias para la prevención de la reincidencia.
13. Las organizaciones debieran identificar áreas en las cuales el personal de tratamiento pueda
ejercer su discreción personal en la aplicación de los principios de las prestaciones apropiadas.
Esas áreas debieran estar claras para todo el personal.
14. Las organizaciones debieran desarrollar una política del nivel de las prestaciones y guías para
la aplicación de los principios de las prestaciones apropiadas, que aseguren que éstas circulen
por todo el equipo de tratamiento.
15. Las organizaciones debieran contar con procedimientos para monitorear la entrega y la
integridad de las intervenciones, y afrontar los problemas derivados de las mismas. Esos
procedimientos debieran incluir la selección del equipo de tratamiento, el entrenamiento, la
supervisión y el registro de la información del seguimiento de la entrega de prestaciones.
16. Debiera estimularse el desarrollo de las habilidades del equipo de tratamiento, incluyendo
la habilidad para generar alianza terapéutica, motivación y estructuración de los programas y las
sesiones.
17. Los encargados de gestión debieran tener las competencias esperadas para su equipo de
tratamiento, además de un conocimiento y una comprensión adecuada de los principios que
subyacen a las intervenciones. También necesitarían desarrollar la habilidad de coordinar los
procedimientos asociados con el programa.
18. A nivel organizacional, las intervenciones programáticas debieran situarse en un contexto
más amplio, prestándose atención a las diferencias entre los contextos locales y los grupos de
usuarios, así como también permitir la adaptación de las prestaciones cuando sea necesario.

  Género y modelo de riesgo • necesidad • disposición a responder [responsivity]

Covington32 ha indicado que la teoría y la investigación criminológica se han ocupado de los delitos
cometidos por hombres, y los programas de tratamiento penales han estado basados en el perfil y
en la trayectoria criminal de los hombres. Esto ha significado que el sistema penal no ha identificado
ni ha respondido a las necesidades de tratamiento de las mujeres, ni tampoco a las diferencias
culturales.
En el mismo sentido, Hannah-Moffat y Shaw33 afirman que a pesar del esfuerzo por reformar el
sistema penal canadiense, se ha usado un sistema de clasificación neutral al género para tipificar
el riesgo de reincidencia de mujeres, incluyendo a las mujeres aborígenes, negras y a otras minorías
culturales.

Hannah-Moffat y Shaw, mencionan las siguientes diferencias en el comportamiento criminal de las


mujeres respecto a los hombres, y que han sido estudiadas en diversas investigaciones desde fines
de los años 1980:

a) Actividades criminales
Las mujeres cometen crímenes violentos contra personas íntimas y no contra extraños, y muchas de
esas mujeres reportan haber sido abusadas por la víctima.
La imputación por robo en las mujeres está asociada a menudo con sus parejas masculinas y la
imputación de robo y asalto está frecuentemente relacionada con la prostitución.
Se ha argumentado que la mujer que comete violencia no tiene un elevado riesgo de reincidir en la
violencia contra el público en general.
También se ha argumentado que aunque no toda la violencia en la mujer está en el contexto de la
violencia en la relación de pareja, las mujeres no son socializadas para usar la rabia y la agresión en
la misma forma que los hombres, y tienden a usar la violencia en respuesta a la frustración, más que
como un medio instrumental para conseguir fines.
La investigación respecto al robo y el fraude, sugiere que la mujer tiende a ser imputada por crímenes
contra la propiedad menos severos que los hombres y sus fraudes generalmente implican delitos por
uso fraudulento de cheques y tarjetas de crédito.
Se ha evidenciado que las mujeres y los hombres se diferencian en las razones que los llevan a
cometer delitos contra la propiedad. Se ha indicado que es probable que la vida en condiciones de
pobreza contribuya a la comisión de delitos de éstas contra la propiedad.

b) Trayectoria criminal y compromiso con el crimen


La trayectoria criminal no es neutral al género como se presumía antes. Investigaciones en los años
1980 y en los años 1990, indicaron que diversos delitos en las mujeres estaban relacionados con la
supervivencia (prostitución, microtráfico de drogas). Otros autores observaron que muchas mujeres
se implican en actividades delictivas como consecuencia de la huida de hogares en las cuales han
sido sexualmente abusadas y maltratadas.
Respecto a los delitos de tráfico de drogas, la investigación mostró que las mujeres no juegan un rol
sustancial en el tráfico y que las penas de prisión en mujeres se asocian con el consumo de drogas.
Otros estudios evidenciaron que las mujeres y los hombres consumen drogas distintas, tienen una
pauta diferente de consumo y abuso de drogas.
Las pautas de abandono de la actividad criminal también están relacionadas con el género. Se vió
que las mujeres dejan de cometer delitos al final de la década de los 20 años y adoptan un estilo de
vida más estable. En los hombres, sin embargo, las relaciones estables y la independencia económica
no dan como resultado el abandono del delito si aún continúan abusando de las drogas/alcohol y
están asociados con otros infractores hombres.

TALLER 1
21
Cómo Comunicarnos Mejor
Los estudios de caso con infractoras mujeres con riesgo severo, indicaron que a menudo no presentan
un compromiso grave con el comportamiento criminal, lo cual contrasta marcadamente con el
frecuente compromiso e identificación de los infractores hombres con un estilo de vida criminal. Una
carrera criminal larga, es rara o virtualmente inexistente en las infractoras mujeres.
La asociación de los/las adolescentes a pandillas también mostró una variación de género y etnia.
La investigación canadiense exploró la relación entre una familia abusadora y el uso de la violencia
entre los/as adolescentes.

c) Ajuste institucional
Diversas investigaciones estadounidenses han mostrado que la experiencia de la mujer en prisión es
diferente a la de los hombres; esto tiene relación con la respuesta diferencial del personal de la prisión
hacia el género y la raza y las redes sociales de apoyo con las cuales cuentan las prisioneras (se ha
indicado que las internas afro-americanas cuentan con mayor apoyo social de la familia extendida
que las mujeres blancas).
Un problema importante para las prisioneras mujeres, es la relación con sus hijos; se ha indicado que
las mujeres son más responsables del cuidado de los niños que los infractores hombres.

Covington34 aporta a esta reflexión la “teoría relacional”, que permite entender la importancia de las
relaciones interpersonales y del compromiso con el delito en las mujeres, a través de su relación con
los miembros de la familia, otros significativos o amigos involucrados en actividades criminales. Por
ejemplo, las mujeres a menudo son introducidas en las drogas por sus padres y/o su pareja; participan
en la comisión de delitos, pueden prostituirse para aportar dinero y ser objeto de abuso y violencia
en sus relaciones de pareja, y sin embargo, no desean abandonar a esas parejas35. Obviamente, esto
tiene implicaciones significativas en las intervenciones terapéuticas con mujeres.

Desde una perspectiva de género, Howells36 sugiere las siguientes necesidades criminógenas que
debiera considerar la evaluación de riesgo de reincidencia en la población femenina infractora:
•  Responsabilidad en el cuidado de los hijos.
•  Problemas financieros.
•  Oportunidades laborales limitadas.
•  Depresión clínica actual.
•  Consumo de drogas actual.
•  Ausencia de relaciones estables.
•  Pares y actitudes antisociales.
•  Falta de afiliación con agencias prosociales.
•  Problemas educacionales.
•  Problemas de personalidad y problemas conductuales.
Ese autor indica además, que hay una serie de necesidades que requieren una mayor investigación:
•  Necesidades psiquiátricas/psicológicas.
•  Consumo abusivo de drogas.
•  Trastorno de estrés postraumático.
•  Baja autoestima.
•  Trastorno de personalidad.
•  Problemas de salud.
•  Abuso sexual/físico.
•  Heridas autoinflingidas y suicidio en prisión.
•  Cuidado de los hijos.

Como puede observarse, estas necesidades criminógenas descritas para la población femenina son
mucho más amplias que las descritas por la teoría cognitiva y del aprendizaje social y que sustentan
que el “pensamiento criminal” debiera ser el foco principal del tratamiento penal.37

Respecto al uso de instrumentos de predicción del riesgo de reincidencia en la población femenina,


Reisig, Holtfreter y Morash38 indicaron que el instrumento (LSI-R) clasifica en forma errónea a
una porción significativa de mujeres marginadas social y económicamente. En su investigación,
encontraron que el instrumento predecía en forma adecuada el comportamiento de las mujeres
que no seguían una pauta hacia el crimen relacionada con el género, sino que eran mujeres donde
el contexto en el cual se cometió el delito era similar al de los hombres y tenían un estatus social
relativamente aventajado.

En cuanto al principio de la disposición a responder [responsivity], Howells, citando a Peters et al.


(1997), sugiere que en la población femenina, debieran considerarse los siguientes principios:
•  Los problemas/trastornos múltiples debieran ser tratados con igual importancia.
•  Los problemas/trastornos concurrentes debieran ser tratados en forma simultánea, más que
en forma secuencial.
•  El problema/trastorno que ocasiona la mayor perturbación funcional debiera ser tratado
primero cuando se selecciona la secuencia de las prestaciones de tratamiento potenciales.
•  Debiera realizarse una evaluación de “línea base” para reconocer la complejidad de los
problemas psicosociales.
•  Es necesario capacitar a los equipos de tratamiento respecto a la naturaleza de los problemas/
trastornos concurrentes y sus efectos interactivos.

TALLER 1
23
Cómo Comunicarnos Mejor
INSTRUMENTOS PARA LA PREDICCIÓN DEL RIESGO DE REINCIDENCIA

En los sistemas de justicia penal de los países anglosajones se han desarrollado diversos instrumentos para
evaluar el riesgo de reincidencia de la población infractora. A continuación se señalan algunos instrumentos
de la tercera y la cuarta generación, descritos por Bonta y Andrews39 :

  LSI-R (The Level of Service Inventory-Revised) 40

Es el instrumento actuarial de tercera generación desarrollado por Bonta y Andrews en 2001, más
usado en Estados Unidos para la evaluación del riesgo de reincidencia en infractores adultos que
cumplen condena por delitos comunes (es decir, contra la propiedad ).41
Está compuesto de 54 ítems y entrega una puntuación de riesgo que se ubica en 5 categorías de
nivel de riesgo. Los niveles elevados de riesgo reflejan un aumento en la propensión a cometer actos
criminales futuros. Los 54 ítems (estáticos y dinámicos) están divididos en 10 dominios: historia
delictiva, educación/empleo, finanzas, relación familiar, vivienda, uso del tiempo libre y recreación,
pares, consumo de alcohol y drogas, salud mental y actitudes, y orientación. La información es
obtenida en una entrevista estructurada con el infractor y a través del análisis de la información
colateral disponible (registros penales o sentencia ejecutoria).
Se han efectuado diversos estudios para determinar la validez del LSI-R en distintos contextos penales
(medio cerrado y medio abierto) y con poblaciones diversas. Por ejemplo, un estudio realizado en
Canadá con reclusos condenados a condenas extensas, se encontró que era una buena herramienta
para predecir la reincidencia general (r = 0,44) y la reincidencia violenta (r = 0,26). Otra investigación
encontró una elevada correlación (r = 0,40) entre la puntuación total de riesgo y la reincidencia. La
revisión meta-analítica también ha sugerido que es un buen instrumento predictivo42. Sin embargo,
también hay detractores acerca del uso de este instrumento. Por ejemplo, Reisig, Holtfreter y Morash43
han indicado que este instrumento clasifica en forma errónea a una porción significativa de mujeres
marginadas social y económicamente. En su investigación, encontraron que el instrumento predecía
en forma adecuada el comportamiento de las mujeres que no seguían una pauta hacia el crimen
relacionada con el género, eran mujeres donde el contexto en el cual cometieron el delito era similar
al de los hombres y tenían un estatus social relativamente aventajado.

  COMPAS (Correctional Offender Management Profiling for Alternative Sanctions) 44

Es un instrumento de cuarta generación, desarrollado por Brennan y Oliver en el año 2000, para evaluar
el riesgo de reincidencia en la población adulta que cumple condena en el medio abierto. Suministra
riesgos separados para violencia, reincidencia, probabilidad de no cumplir con los requerimientos de la
pena y con los requerimientos comunitarios. También suministra un perfil de las necesidades criminógenas
de los infractores (historia criminal, actitudes criminales, ambiente social y factores adicionales como
fallas en la socialización, oportunidades criminales, personalidad criminal y apoyo social).
  OASyS (Offender Assessment System) 45

En Inglaterra se ha creado e investigado otro instrumento actuarial, desarrollado a petición de una


entidad gubernamental. Es un instrumento que está dividido en 14 dominios y evalúa factores de
riesgo estáticos y dinámicos:
•  Delito actual
•  Historia criminal
•  Actitudes
•  Vivienda
•  Relaciones
•  Educación y capacitación
•  Empleabilidad
•  Manejo de las finanzas
•  Estilo de vida y relaciones interpersonales
•  Abuso de alcohol
•  Abuso de drogas
•  Problemas emocionales
•  Problemas interpersonales
•  Habilidades cognitivas

Su aplicación es similar a la del LSI-R y entrega una puntuación total de riesgo y categorías de
riesgo.

Para la construcción del OASyS se tomaron en consideración los siguientes principios de la evaluación
del riesgo de reincidencia:
•  El instrumento debe suministrar un perfil de necesidades que identifique los factores más
relacionados con el delito individual (necesidades criminógenas).
•  Debe permitir formular un plan de supervisión que identifique los pasos que deben
considerarse para reducir las necesidades criminógenas.
•  Debe identificar la disposición a responder de los infractores (motivación para el cambio,
capacidad de cambio, déficit de aprendizaje, déficit en habilidades básicas o problemas de salud
mental que podrían excluir al individuo de ciertos tipos de intervención).
•  Debe ser capaz de identificar la probabilidad de reincidencia del infractor en un período dado
de tiempo (el período de tiempo generalmente aceptado es de 2 años). El comportamiento pasado
(historia de delitos) es siempre el mejor predictor del comportamiento futuro, pero el proceso de
calcular la probabilidad de reincidencia debiera incluir los suficientes factores dinámicos para
asegurar que los cambios significativos en las circunstancias o el comportamiento del infractor
puedan alterar esa predicción.
•  Además de la probabilidad de reincidencia, la evaluación debe ser capaz de identificar si el
infractor posee un riesgo de daño grave y bajo qué circunstancias existe un riesgo de daño.

TALLER 1
25
Cómo Comunicarnos Mejor
• Debe ser capaz de identificar el perfil de necesidades del infractor, la probabilidad de reincidencia
y riesgo de un daño grave, así como también sus circunstancias, actitudes y comportamientos de
cambio.
• El sistema de evaluación de riesgo/necesidades no puede ser estático, sino que debe ser
constantemente renovado.

El OASyS está dividido en 12 secciones, las que tienen el siguiente sustento empírico:

  Sección 1: Información del delito


El comportamiento pasado es invariablemente el mejor predictor del comportamiento futuro.
Esta sección fue diseñada para obtener información acerca de aspectos de la historia delictual,
incluyendo la edad de inicio del comportamiento antisocial, el volumen de los delitos, la gravedad
del comportamiento criminal y los tipos de delitos cometidos.
Los autores indican que los diferentes delitos poseen diferentes tasas de reincidencia. Por ejemplo,
es más probable que los infractores que cumplen condena debido a asaltos regresen a prisión más
rápidamente que aquellos que cometen agresiones sexuales.
También hay evidencia que la desobediencia de las reglas institucionales puede mejorar la
predicción de la reincidencia, especialmente para los infractores con carreras criminales breves y
para aquellos que han pasado un extenso período de tiempo en prisión.

  Sección 2: Análisis de los delitos


Esta sección no es usada principalmente para predecir la probabilidad de reincidencia. Diversos
aspectos del delito actual, como el número de víctimas, el uso de armas, el lugar y los motivadores
y desinhibidores son vitales para identificar el riesgo de un daño grave, riesgos tanto para el
individuo como para otras personas.

  Sección 3: Alojamiento
La investigación muestra que hay una clara asociación entre el lugar en que vive el infractor y
la comisión de nuevos delitos. Las condiciones precarias e inestables de vida en términos de la
vivienda están asociadas con la reincidencia en el delito. Por ejemplo, no tener una dirección
estable que entregar dificulta la integración social de los ex reclusos, así como también vivir en un
barrio donde ocurren muchos delitos se asocia con la tasa de comisión de nuevos delitos.

  Sección 4: Educación, capacitación y capacidad de empleo


Diversos estudios han demostrado que hay una relación entre el fracaso escolar, la deserción escolar
y el inicio en la comisión de delitos. Los infractores están entre las personas menos educadas y
capacitadas en la sociedad. Se supone que la relación entre el déficit en habilidades básicas
y el comportamiento criminal es debida principalmente a que el déficit en habilidades limita
las oportunidades para obtener un trabajo y también debido a que la sociedad exige elevadas
habilidades lectoras y numéricas. Sin embargo, la investigación ha sido ambigua respecto a que la
mejoría en las habilidades lectoras, numéricas y de capacitación laboral reducen la probabilidad
de la reincidencia; algunos estudios han demostrado que el desarrollo de habilidades básicas
puede reducir la probabilidad de reincidencia en algunos grupos de sujetos46.
La investigación es unánime en asociar el desempleo con elevadas tasas de reincidencia. Es
más probable que los infractores estén desempleados, tengan una historia de empleo pobre o
esporádico, y es menos probable que expresen su apoyo al trabajo legal. Los ítems de esta sección
miden la historia de empleo de los individuos y sus actitudes hacia el empleo.

  Sección5: Manejo de las finanzas y de los ingresos


La investigación ha demostrado que hay una fuerte correlación entre los ingresos y la reincidencia.
Los reincidentes tienen ingresos más bajos, sin embargo no es universalmente aceptado que las
variables financieras predicen la reincidencia en relación con el estatus laboral.

  Sección 6: Relaciones interpersonales


Existe evidencia que en los infractores hombres, al menos, la pareja es un factor protector respecto
a la reincidencia. En los infractores más jóvenes hay evidencia que la familia puede actuar como
un factor protector de la reincidencia.
Algunos de los ítems de esta sección son totalmente estáticos, mientras que otros son casi
estáticos. Esta sección posee una baja puntuación en el predictor de reincidencia.

  Sección 7: Estilo de vida y pares


La investigación ha demostrado que es más probable que reincidan los infractores que pasan
más tiempo con otros infractores y menos tiempo con personas no infractoras. La integración
del individuo con una comunidad con valores prosociales actúa como un factor protector de la
reincidencia.

  Sección 8: Abuso de drogas


Hay evidencia que existe un vínculo entre el abuso de drogas y la reincidencia. Se ha sugerido que
el abuso de drogas es un predictor clave de la reincidencia. Sin embargo, hay menos consenso
respecto a si las drogas son un factor causal en la reincidencia, o si es el producto de otros
problemas del infractor47.

  Sección 9: Abuso de alcohol


Aunque muchos instrumentos de evaluación de riesgo/necesidad combinan el consumo abusivo de
alcohol y otras drogas en un único ítem, debido a que muchos consumidores abusivos de sustancias
combinan distintas sustancias (y los programas de tratamiento no se diferencian según el tipo de
sustancia consumida), en este instrumento se decidió separar el alcohol de otras drogas, debido a que
las investigaciones indican que el alcohol y otras drogas operan en forma diferente respecto al delito.
El abuso de alcohol ha estado asociado con el comportamiento violento (delitos contra las
personas48) y la investigación reciente ha mostrado que la reincidencia en el delito se encuentra
en los infractores de mayor edad en algunos delitos específicos, y no en los delitos generales49.

TALLER 1
27
Cómo Comunicarnos Mejor
  Sección 10: Bienestar emocional
La investigación ha encontrado que hay una correlación moderada entre la reincidencia y factores
psicológicos y emocionales, incluyendo el déficit en la habilidad para afrontar el estrés, la depresión
y los problemas de salud mental. Es infrecuente para la mayoría de la población general que esos
problemas los conduzcan a la comisión de delitos; son un problema para ciertos individuos y
grupos de infractores.
Esta sección posee un peso bajo en la predicción de la reincidencia, pero está incluida en el
instrumento para indicar un problema que es necesario identificar en quienes están en riesgo de
inflingirse daño a si mismos o a otras personas.

  Sección 11: Pensamiento y comportamiento


Esta sección combina el comportamiento interpersonal y las habilidades cognitivas. La investigación
ha demostrado que muchos infractores tienen habilidades de afrontamiento deficitarias debido
a que presentan déficit cognitivos, incluyendo un déficit en el control de impulsos, déficit en la
resolución de problemas, incapacidad para colocarse en la posición de otros y un pensamiento
rígido e inflexible50. La investigación ha encontrado que los déficit en esta área predicen la
probabilidad de reincidencia y que la reducción de esos déficit disminuyen la probabilidad de
reincidencia.
Los autores del instrumento consideraron que esta sección sería una medición importante del
cambio en relación a la probabilidad de reincidencia y que una puntuación elevada en esta
sección podría indicar un riesgo de daño severo.

  Sección 12: Actitudes


Esta sección recoge datos acerca de un rango de actitudes antisociales, conjuntamente con la
motivación para evitar nuevos delitos, aunque las actitudes del infractor acerca de su propio delito
son consignadas en la Sección 2. Los autores reconocen que las actitudes son muy difíciles de
evaluar en forma objetiva y se requiere del juicio de parte del evaluador.
Hay evidencia creciente que demuestra que las actitudes hacia el comportamiento criminal, incluso
cuando son evaluadas a través de cuestionarios de autorreporte, predicen la reincidencia, la
violación de la libertad vigilada y el comportamiento desviado en general. Autores como Andrews,
consideran que las actitudes son uno de los factores más importantes que necesita ser abordado
para reducir la tasa de reincidencia.
Es importante advertir que este instrumento no es sensible al género, de acuerdo al análisis
realizado más arriba51 y sería aplicable a los infractores adultos hombres.
  Iniciativa para la adecuación de instrumentos de predicción para la población femenina 52:

En Estados Unidos, a petición del National Institute of Corrections, se está llevando a cabo la
iniciativa de diseñar instrumentos para evaluar el riesgo de reincidencia de la población femenina.
Se ha agregado un suplemento al LSI-R y al COMPAS, y se han redactado los ítems en forma de
preguntas que indagan acerca de comportamientos y que requieren una escasa apreciación subjetiva
del profesional que aplica el instrumento y de la mujer que es entrevistada. Los ítems relativos a la
vivienda, enfermedad mental, finanzas y apoyo familiar han sido contextualizados en términos del
género; por ejemplo, se ha cubierto la presencia de violencia intrafamiliar; en el apartado de salud
mental se ha incluido la presencia de ansiedad y depresión; y en el que evalúa a la familia se han
incluido los conflictos emocionales, estrés ocasionado por la crianza y conflictos familiares. También
se han incluido ítems que evalúan las fortalezas y la autoeficacia.
El seguimiento a un año de la aplicación de los instrumentos ha mostrado que muchos de los factores
relacionados con el género predijeron la reincidencia en las mujeres. También se ha encontrado que
los predictores tradicionales de la reincidencia en hombres, también predicen mala conducta en el
penal y reincidencia en las mujeres. Las actitudes criminales no han mostrado estar asociadas con la
reincidencia, sin embargo, se ha observado que el consumo de drogas, la rabia, los pares antisociales
y la historia criminal es predictiva de reincidencia en el medio cerrado y en el medio abierto; y la
educación, el empleo y las finanzas son predictivas en el medio libre (libertad vigilada).

3 “PENSAMIENTO CRIMINAL”

La literatura53 propone abordar lo que se denomina el “pensamiento criminal”, es decir, una combinación
de actitudes y creencias que sustentan un estilo de vida y los comportamientos delictivos. Se sugiere
suministrar un entrenamiento en habilidades cognitivas específicas, para ayudar a los penados a
reconocer los errores de juicio que los llevan al consumo de drogas y a comportamientos delictivos.
La teoría cognitiva del comportamiento delictivo no interpreta la conducta antisocial de los infractores
como el reflejo de una psicopatología subyacente, sino que considera que los infractores no han sido
bien socializados, careciendo de valores, actitudes, razonamiento y habilidades sociales necesarios
para el ajuste social y que esas habilidades pueden ser enseñadas.54

Ross et al.55 señalan que el tratamiento del “pensamiento criminal” puede resultar terapéutico en
la medida que promueva una mejoría de las relaciones interpersonales y el ajuste social, aunque
no aborden directamente los problemas personales y emocionales de los infractores. El modelo de
tratamiento de Ross et al., ha sido diseñado para dotar a los infractores de habilidades que los
capaciten para afrontar sus propias dificultades y que les sirvan para evitar problemas.

TALLER 1
29
Cómo Comunicarnos Mejor
Un programa similar al descrito por Roos et al., “Habilidades de Pensamiento Cognitivo”, se ha
implementado en numerosas prisiones estadounidenses56 y se basa en los siguientes principios:
•  La impulsividad puede reducirse a través de la enseñanza de pensamientos consecutivos.
•  Los pensamientos fatalistas pueden reducirse a través del aprendizaje de habilidades
metacognitivas.
•  Las conductas antisociales pueden disminuirse por medio del aprendizaje de conductas
prosociales.
•  Los pensamientos rígidos pueden ser minimizados, enseñando a los internos habilidades de
pensamiento creativo, para que puedan afrontar de distinto modo los conflictos interpersonales.
•  Los pensamientos ilógicos pueden ser modificados a través del aprendizaje de habilidades
de razonamiento crítico.
•  El egocentrismo puede reducirse enseñando a los internos a tomar una perspectiva social y
a aumentar sus valores.
•  El ajuste social puede mejorarse enseñando a los reclusos técnicas de autocontrol.

Mandracchia et al.57, estudiaron las pautas de pensamiento desadaptativo en 435 infractores


hombres en 6 servicios del Sistema de Justicia Criminal de Texas, Estados Unidos, y realizaron un
análisis factorial de 77 errores del pensamiento derivados de las teorías de las distorsiones cognitivas
que influyen en el comportamiento. En base a sus hallazgos, los autores desarrollaron un modelo de
tres factores del pensamiento criminal desadaptativo:
•  Control
•  Inmadurez cognitiva
•  Egocentrismo

El análisis factorial condujo a la definición del factor control como pautas de pensamiento que
reflejan un deseo de obtener poder en todos los aspectos de la vida. Algunos aspectos de la obtención
de un sentido de poder incluyen el control de las emociones de las otras personas, rechazo al poder
social establecido, creación de un percepción de si mismo distorsionada y control de los demás a través
del uso del sexo y el miedo. Estas pautas también incluyen estrategias para disminuir el miedo en el
infractor que perpetúan un sentimiento de control (por ejemplo, minimización de los comportamientos
negativos, disminución de los pensamientos productores de ansiedad, toma de decisiones impulsivas
sin preocuparse de las consecuencias de las mismas, evitación de ser reducidos a un individuo
insignificante, absoluta falta de reconocimiento del miedo al tomar decisiones para la acción).

La inmadurez cognitiva incluye pautas de pensamiento que sugieren tácticas cognitivas inmaduras
y actitudes sentimentales. Las tácticas cognitivas inmaduras incluyen centrarse en solo un aspecto o
detalle de las situaciones, sin considerar el panorama completo, por medio del uso de generalizaciones
y el etiquetamiento de los demás y del ambiente, la creencia que uno conoce lo que los demás están
pensando, rechazo de la responsabilidad, falta de perseverancia respecto a las intenciones iniciales y
juicios basados en emociones aunque exista evidencia contraria. El componente de sentimentalismo
lleva a asumir juicios basados en un sentido negativo de si mismo. Implica buscar la aprobación
y el amor de los demás como una indicación de autovalía, atribución de los eventos positivos a
causas externas y los eventos negativos a causas internas, visión negativa de si mismo ante cualquier
fracaso, atribución de los sentimientos negativos de los demás a uno mismo, culpar al pasado por las
condiciones negativas del presente y tener un actitud general de sentimentalismo hacia ellos mismos
(es decir, asumir una actitud de víctima ante factores externos a su persona).

El egocentrismo  consiste en una pauta de pensamiento que se centra en el individuo en las diversas
situaciones e interacciones. Incluye la atribución de las acciones de los demás a uno mismo, actuando
en consecuencia debido a la creencia en la propia incompetencia de si mismo, un concepto de si
mismo de ser único e importante, esperar un trato justo de parte de los demás con independencia de
la situación, buscar elevados estándares de vida y ser pomposos, cerrados y enigmáticos. El individuo
puede basarse en las experiencias infantiles para establecer los principios morales y el desempeño
de actos positivos puede compensar las percepciones negativas de los comportamientos criminales
del individuo.

Los autores indican que esas pautas de pensamiento desadaptativo llevan al comportamiento criminal.
La necesidad de tener control y de reducir el miedo es adaptativo para la comisión de actividades
que son potencialmente dañinas, como cometer delitos y cuando el individuo se siente amenazado
en su integridad física (por ejemplo, resultar herido mientras se comete un delito) y en su libertad
(por ejemplo, ser encarcelado por cometer un delito). La inmadurez cognitiva puede contribuir al
pensamiento y al comportamiento criminal debido a que este tipo de pensamiento impide la percepción
de riesgo cuando se busca la obtención de los resultados deseados y el sentimentalismo puede servir
como una racionalización para los comportamientos negativos, debido a que el sentimiento de ser
maltratado puede llevar a racionalizaciones para obtener compensaciones por todos los medios que
sean necesarios. El egocentrismo puede llevar a creer que está justificado por comportarse en forma
criminal debido a que las reglas y las regulaciones para la masa no se aplican para si mismo.
Los autores indican que el sistema penal puede identificar con facilidad estas pautas cognitivas
distorsionadas y entregar un tratamiento centrado en aquellas pautas cognitivas que han mostrado
estar relacionadas con la comisión de delitos, en lugar de intentar cubrir con el tratamiento un amplio
rango de pautas de pensamiento individual desadaptativo.

TALLER 1
31
Cómo Comunicarnos Mejor
EFECTIVIDAD DE LOS TRATAMIENTOS PENITENCIARIOS:
4 TRATAMIENTOS BASADOS EN LA EVIDENCIA

La evidencia empírica indica que la pena de reclusión parece no tener efecto disuasivo alguno para el
ingreso de nuevos individuos al mundo del delito, ni tampoco para los condenados dada la elevada
tasa de reincidencia en la comisión de nuevos delitos58. Aunque desde los años 1950 se ha abogado
por medidas alternativas a la reclusión59, esos programas tampoco han demostrado ser efectivos en
la reducción de la reincidencia.

El estado del arte de los tratamientos penitenciarios, ha promovido en la última década la investigación
de los tratamientos efectivos basados en la evidencia60 (un esfuerzo que busca emular a la medicina
basada en la evidencia) y las investigaciones de lo “que funciona” 61 en la prevención del delito.

Welsh y Farrington62 resumen los hallazgos principales —hasta ahora— de la evidencia científica acerca
de lo que funciona en la prevención del crimen y que son el resultado del Campbell Collaboration Crime
and Justice Group (CCJG)63. Al igual que en el movimiento de la medicina basada en la evidencia (y que
se ha replicado en el movimiento de la psicoterapia basada en la evidencia)64, este esfuerzo recopila
grupos de investigaciones en estudios de meta-análisis que incluyen los siguientes tipos de estudios:
experimentos controlados con asignación al azar de los sujetos al grupo experimental y a los grupos
control, investigaciones con un número suficientemente grande de sujetos experimentales, estudios con
poblaciones específicas, estudios con análisis cuantitativo y con un diseño experimental claro.65

  ¿Qué funciona con niños en riesgo?


•  La revisión sistemática de los efectos del entrenamiento en competencias sociales o
habilidades sociales infantiles sobre el comportamiento antisocial (incluida la delincuencia) reveló
resultados positivos (en la mitad de las investigaciones incluidas en el meta-análisis) en los niños
que recibieron el tratamiento.
•  El meta-análisis encontró un buen resultado en los programas de entrenamiento en habilidades
sociales que usaron el enfoque cognitivoconductual y que fueron implementados en niños de 13
o más años que ya exhibían algunos problemas conductuales.

  ¿Qué funciona para los infractores?


•  El meta-análisis encontró resultados mixtos. En el caso de la terapia cognitiva conductual
(TCC), ninguno de los experimentos controlados mostró un efecto deseable sobre la reincidencia.
Los autores del meta-análisis encontraron que el factor más importante relacionado con los
efectos de la TCC sobre la reincidencia, es si la intervención fue llevada a cabo como parte de
una investigación experimental o un proyecto demostrativo o como una práctica penitenciaria
rutinaria. Al comparar las diferencias de los grupos de tratamiento con los controles, se encontró
que las investigaciones y los proyectos de demostración fueron cuatro veces más efectivos que la
práctica penitenciaria rutinaria. Welsh y Farrington66 indicaron que aunque este hallazgo disminuye
el potencial de la TCC para los infractores en ambientes reales, los autores del meta-análisis
advirtieron que la buena noticia para las políticas y prácticas penitenciarias, es que la efectividad
del tratamiento parece ser principalmente una función de la calidad de la TCC entregada.67
•  La revisión sistemática de los Campos de Botas68 no encontraron diferencias en la reincidencia
entre los participantes en esos programas y sus contrapartes controles. Sin embargo, hallaron
alguna evidencia de un mayor efecto positivo en los programas que incluyeron un componente
de consejería o tuvieron un foco primario en un programa terapéutico en lugar del entrenamiento
físico.
•  La revisión del Scared Straight69 encontró que ninguna de las intervenciones fueron efectivas
para prevenir la comisión de delitos en los infractores juveniles, e incluso tuvieron efectos dañinos,
porque los jóvenes que pasaron por ese programa tuvieron más probabilidad de implicarse en
conductas delictivas que los controles que no recibieron el programa.
•  El estudio de meta-análisis de los tratamientos de drogas basados en la reclusión, que abarcó
un amplio rango de modalidades de tratamiento para infractores con consumo problemático de
drogas (por ejemplo: mantención con metadona, psicoterapia) mostró un tamaño del efecto del
11% en la reducción de la tasa de reincidencia. Se encontró que los programas más intensivos,
como las comunidades terapéuticas, fueron los más efectivos en la reducción de la reincidencia y
el consumo de drogas.70

  ¿Qué funciona para las víctimas?


•  Los estudios de meta-análisis en el tratamiento de la violencia familiar encontraron impactos
diferenciales dependiendo de la fuente de la medición de los resultados. En el caso de los reportes
oficiales de resultados, hubo evidencia que los programas de tratamiento redujeron la repetición
de la violencia desde el 15% al 10% en los grupos controlados. En el caso de los reportes de
las víctimas, hubo evidencia que la intervención no produjo un beneficio total en la reducción
de la repetición de la violencia intrafamiliar. Una revisión más cuidadosa de los reportes oficiales
indicó que los efectos beneficiosos solamente podían aplicarse a un grupo selecto y motivado de
maltratadores reclusos.
•  La revisión sistemática de la justicia restaurativa sobre su efecto en la reincidencia y en la
satisfacción de las víctimas, permitió realizar un meta-análisis con tres estudios que implicaron
conversaciones cara a cara de las víctimas y los infractores. Respecto a su efecto sobre la
reincidencia, éste favoreció a la justicia restaurativa y la satisfacción de las víctimas con la
intervención fue positiva.

  ¿Qué funciona para los sitios con elevada tasa de delitos?


•  La revisión mostró que las medidas de control policial (por ejemplo: patrullaje) en las áreas
problemáticas pueden prevenir los delitos y los desórdenes en esas áreas. Asimismo, se evidenció
que las áreas aledañas no controladas por la policía se beneficiaron de las medidas de control en
las áreas problemáticas (esto sugiere que los actos delictivos se concentran en algunas áreas y
los infractores no emigran hacia otras áreas).

TALLER 1
33
Cómo Comunicarnos Mejor
•  Se revisaron las experiencias de colocar cámaras de televisión en las áreas conflictivas;
se evidenció que los delitos disminuyeron en un 21% en las áreas experimentales y su efecto
aumentó cuando se acompañó de calles iluminadas.
•  La revisión de la medida de mejorar la iluminación de las calles disminuyó los delitos en un 22%.

Shrum71, refiriéndose a los programas que han demostrado ser eficaces en la disminución de la
reincidencia de los reclusos, menciona a los siguientes:
•  Tratamiento intrapenitenciario del consumo problemático de drogas y en particular el
tratamiento cognitivoconductual.
•  Logoterapia de Víctor Flankl: el autor menciona dos investigaciones (aunque con muy pocos
sujetos) que indicaron que quienes finalizaron el tratamiento tuvieron una tasa de reincidencia
de 5,5% y de 0%.
•  “Diario de Vida Intensivo”: programa introducido en la prisión estatal de Folson en 1992,
consistente en un método de autodesarrollo que utiliza ejercicios escritos en un diario de vida. El
objetivo de esta estrategia es ayudar a las personas a trabajar con sus experiencias vitales, sus
sentimientos respecto a las relaciones familiares, la salud y el significado de su vida.
•  Educación intrapenitenciaria: el autor indica que la tasa de reincidencia de los internos que
han recibido educación en el penal y han completado un entrenamiento vocacional, es un 20%
menor que aquellos internos que no asistieron a la escuela.

Williamson72 (2004) basándose en la evaluación de la investigación internacional, describe las


siguientes características que debieran tener los programas de tratamiento penitenciarios para que
cumplan con el objetivo de reducir la tasa de reincidencia73:
•  Las prestaciones deben entregarse a los penados de alto riesgo.
•  Deben identificarse las necesidades criminógenas de los internos.
•  Los programas deben adecuarse a las necesidades de los reclusos y ser sensibles a los estilos
de aprendizaje individual.
•  El personal que entrega el tratamiento debe estar adecuadamente formado en la entrega de
los mismos.
•  Los programas deben estar estructurados y focalizados, centrándose en el desarrollo de
habilidades (sociales, académicas o laborales).

También se ha indicado que los prestadores terapéuticos deben resguardar la integridad del
tratamiento74, es decir, el programa debe: poseer un fundamento teórico claro, concentrarse en el
tratamiento de las necesidades criminógenas con una metodología clara y los prestadores deben
estar capacitados para la entrega. Desde la perspectiva de los usuarios, éstos deben haber sido
elegidos de acuerdo a la necesidad de tratamiento para ellos y el programa debe acomodarse a las
variables de la disposición a responder de los usuarios.
ENFOQUE TRANSTEÓRICO DE LA MOTIVACIÓN PARA EL CAMBIO
5 TERAPÉUTICO DE JAMES PROCHASKA Y CARLO DICLEMENTE

El Enfoque Transteórico de la Motivación para el cambio terapéutico, surge del esfuerzo de James
Prochaska, Psicólogo del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, por indagar acerca de las
similitudes en los diversos enfoques psicoterapéuticos más destacados en la década de los años 1970.75

La psicoterapia moderna se inicia con la formulación del Psicoanálisis desarrollado por Sigmund Freud
en la primera década del siglo XX. Desde esa época y hacia alrededor de los años 1970, la psicoterapia
era una disciplina en la cual se habían desarrollado centenares de enfoques76 , todos ellos indicando
que eran efectivos y superiores a los demás. Prochaska pensó que si tantos proponentes afirmaban
que sus enfoques eran efectivos en el tratamiento de diversas dolencias psicológicas, se debía a que
estaban usando principios y procesos de cambio similares. Prochaska77 decidió estudiar la bibliografía
psicoanalítica (Freud, Jung), humanista experiencial (Rogers, May), gestáltica experiencial (Perls,
Janov), cognitiva (Ellis, Beck) y conductual (Skinner, Wolpe) y encontró que aunque esos enfoques
tenían distintas teorías respecto a la causa de los problemas psicológicos, había un mayor acuerdo
respecto a cómo se efectuaba el cambio psicológico.

Prochaska definió como procesos de cambio a “cualquier actividad que [alguien] inicia para ayudarse
a modificar el pensamiento, los sentimientos o el comportamiento”78. Distinguió nueve procesos
de cambio compartidos por esos enfoques terapéuticos, aunque advirtió que cada uno privilegiaba
algunos procesos de cambio por sobre otros y no necesariamente usaban todos los procesos de
cambio descritos.
Prochaska, Norcross y DiClemente79 definieron a esos procesos de cambio del siguiente modo:

•  Concienciación: aumento de la información respecto a uno mismo y al problema.


•  Liberación social: aumento de alternativas sociales para comportamientos que no son un
problema.
•  Activación emocional (auxilio dramático): experimentar y expresar sentimientos y pensamientos
respecto a los problemas de uno mismo y respecto a las soluciones.
•  Reevaluación de si mismo: sopesar los sentimientos y los pensamientos sobre uno mismo con
respecto al problema.
•  Compromiso: optar y comprometerse con la actuación o la creencia en la habilidad para
cambiar.
•  Oposición: alternativas sustitutas de los problemas de conducta.
•  Control del ambiente: evitar los estímulos que desencadenan los problemas de conducta.
•  Refuerzo: recompensarse o ser recompensado por otras personas por estar haciendo
cambios.
•  Relaciones de ayuda: usar la ayuda de otra persona que nos cuida.

TALLER 1
35
Cómo Comunicarnos Mejor
Posteriormente, Prochaska y DiClemente investigaron si las personas que cambiaban sin ayuda
profesional usaban los mismos procesos de cambio descritos por Prochaska. Realizaron una
investigación cualitativa con 200 ex fumadores80, por medio de una entrevista en profundidad acerca
del tema, “¿cómo hizo para dejar de fumar y no continuar fumando hasta ahora?”.

Encontraron que los ex fumadores habían hecho uso en forma diferencial —en momentos específicos—
de los procesos de cambio, escogiéndolos según la situación lo exigía. Además, descubrieron que
había una constante en sus entrevistados acerca del uso de esos procesos de cambio.

Prochaska y DiClemente denominaron fases del cambio al uso diferencial de los procesos de cambio
y distinguieron seis81:

•  Precontemplación: La persona aún no está considerando, o no está dispuesta, o no está


capacitada para cambiar.
•  Contemplación: La persona reconoce preocupaciones respecto a su situación personal y está
considerando la posibilidad de cambiar, pero es ambivalente e insegura.
•  Preparación: La persona se compromete con el cambio y su planificación en un futuro cercano,
pero aún está considerando qué hacer.
•  Acción: La persona está tomando activamente medidas para cambiar, pero aún no ha
alcanzado una etapa estable.
•  Mantenimiento: La persona ha alcanzado las metas iniciales como la abstinencia y ahora está
trabajando para mantener lo ganado.82
•  Recaída: La persona ha experimentado una recurrencia de sus síntomas (por ejemplo: vuelve
a consumir la sustancia o vuelve a comportarse de la forma que deseaba cambiar) y tiene que
afrontar las consecuencias y decidir qué hacer ahora.
•  Finalización: Prochaska indica que esta es una etapa eventual (es decir, no todos los individuos
la alcanzan), en la cual la persona ya no necesita estar actuando en forma consciente los nuevos
comportamientos, puesto que ya sabe que no volverá a recaer en los viejos hábitos.

Las primeras tres fases de la motivación para el cambio implican la intención de realizar comportamientos
para cambiar y las siguientes tienen relación con los comportamientos efectuados por el individuo
para alcanzar los objetivos propuestos.83

Un hallazgo importante en el estudio de Prochaska y DiClemente, y que ha influido notablemente en


el tratamiento de los comportamientos adictivos, es el hecho que la recaída en el comportamiento
problema es un fenómeno común, que tiene relación con los procesos de cambio usados por el
individuo y no con problemas de personalidad o defensas psíquicas como se suponía en el tratamiento
tradicional del beber problema.
Miller y Rollnick84 han graficado de la siguiente forma la “Rueda del Cambio”:

Salida Permanente

Precontemplación

Nota: “Determinación” = “Preparación”


Figura 1: Fases de la motivación para el cambio

La motivación para el cambio puede ser entendida entonces, como un componente importante
durante todo el proceso de cambio. Las fases del cambio especifican las exigencias motivacionales
por medio de la segmentación de los procesos de cambio en tareas específicas a ser logradas,
si es que ocurre un movimiento exitoso y sostenido hacia el cambio. Cada una de estas tareas
requiere esfuerzo, energía y ‘motivación’ de parte del individuo adicto. La superación de una adicción
representa una resolución de las tareas de cada fase de manera tal que apoye el compromiso con las
tareas de la fase siguiente.”85

Un segundo hallazgo muy importante de Prochaska y DiClemente —comprobado experimentalmente


en forma reiterada y con diversas poblaciones86— fue que las personas adherían al tratamiento
cuando el enfoque terapéutico usado se adaptaba a la fase de motivación para el cambio en la cual
se encontraban. Este hallazgo es muy relevante, debido a que los principales enfoques de tratamiento
suponen que las personas están motivadas o dispuestas a aplicar las técnicas terapéuticas por el
simple hecho de haber acudido a tratamiento.87

TALLER 1
37
Cómo Comunicarnos Mejor
Posteriormente, DiClemente88 observó que la fase de contemplación no era una entidad unitaria y
que podían distinguirse diversos estilos de precontemplación, que requerían estrategias distintas de
los terapeutas para motivar hacia el cambio. DiClemente definió esos estilos del siguiente modo:

•  Precontemplación renuente: Para esas personas, la información o el efecto de su


comportamiento problema no es totalmente consciente. Más que “resistirse” activamente, están
pasivamente renuentes respecto al cambio. Puede ser que teman al cambio, o quizá están cómodos
donde se encuentran y no quieren arriesgarse a la incomodidad potencial del cambio.89
•  Precontemplación rebelde: Es probable que en el tratamiento en contexto obligado, sea
más frecuente que la persona se presente en precontemplación rebelde —después de todo, fue
obligada a entrevistarse con un equipo para tratar un supuesto problema que otros ven en ella.
El individuo en esta fase tiene muchos conocimientos respecto al comportamiento problema, ha
invertido demasiado en aquel, y valora sus propias decisiones.
•  Precontemplación resignada: Las personas en esta posición se caracterizan por una falta de
energía y compromiso; han abandonado la posibilidad de cambio y parecen sobrepasadas por el
problema.90
•  Precontemplación racionalizadora: Se caracteriza porque las personas tienen buenas razones
para mantener el comportamiento que otros ven como un problema y están prontas a discutir
sus puntos de vista.

Más recientemente, diversos investigadores91 han propuesto hacer una distinción entre dos conceptos
relacionados: disposición para el cambio y disposición para el tratamiento.
La disposición para el cambio se refiere a la combinación de la importancia percibida por el individuo
acerca del problema y la confianza en su habilidad para lograr cambiar.

La disposición para el tratamiento se refiere a la motivación para buscar ayuda y a la preparación


para comprometerse en las actividades terapéuticas, e impacta directamente sobre la asistencia, la
adherencia y los resultados del tratamiento.
Desde esta perspectiva, podría ocurrir que un individuo tenga una elevada disposición motivacional
respecto a su problema, pero que no esté dispuesto a ingresar a tratamiento, porque tal vez considere
que es la persona misma quien debe cambiar sus comportamientos sin ayuda de terceros92. También
podría ocurrir que aunque el individuo tenga una buena disposición motivacional, su disposición para
el tratamiento puede ser baja para una opción terapeútica.93
La investigación acerca de la motivación para el cambio, ha llevado a elaborar la siguiente teoría
contemporánea del cambio terapéutico94:
1.  La motivación es modificable.
2.  La motivación es probabilística: ¿cuán probable es que la persona inicie y persista en una acción
particular? Tiene relación con el inicio y la dirección de la acción. Por lo tanto, las intervenciones
para influenciar la motivación, son aquellas que aumentan o disminuyen efectivamente la
probabilidad de una acción.
3.  La motivación es un fenómeno interpersonal, algo que ocurre y cambia dentro del contexto de
relaciones humanas.
4.  La motivación es a menudo muy específica para un curso de acción. Una persona puede estar
no motivada (probabilidad baja) para un tipo de tratamiento o cambio, pero muy dispuesta a
participar en otro.
5.  La motivación es intrínseca y extrínseca. Aunque es posible obligar al cambio de comportamiento
cuando uno tiene el control de las contingencias externas, es más probable que perdure el cambio
motivado intrínsecamente.95
6.  La motivación intrínseca para el cambio es extraída más que instalada en la persona.

Sin embargo, diversos autores han criticado al Enfoque Transteórico del Cambio de Prochaska y
DiClemente96, en cuanto a la validez de la distinción entre las fases de precontemplación y
contemplación. También se ha cuestionado la aplicación del enfoque en campos distintos al del
tratamiento de los comportamientos adictivos.

DiClemente97 ha respondido a esas críticas del siguiente modo:


a)  El modelo transteórico ha hecho explícitos los elementos del proceso de cambio intencional; ha
reemplazado la noción tradicional acerca de la motivación para el cambio (la dicotomía “se está
o no se está motivado”) por una concepción de la motivación como un proceso influenciable y ha
evidenciado que el cambio de comportamiento implica tareas específicas y separadas.

b)  Las fases de la motivación para el cambio no son rasgos de personalidad de los individuos; las fases
iniciales son muy inestables, los individuos pueden movilizarse rápidamente a través de ellas, comprome-
terse con un objetivo de cambio e incluso abandonar ese objetivo en una sola sesión de terapia.

c)  Y desde otro nivel de análisis, el modelo transteórico ha contribuido a modificar la forma en que los
profesionales concebían tanto la derivación como la acogida en un tratamiento de comportamientos
adictivos y de otros problemas de salud; el modelo ha desafiado al campo a considerar el cambio de
comportamiento en una forma compleja.

TALLER 1
39
Cómo Comunicarnos Mejor
Es interesante notar aquí que otros enfoques terapéuticos98 que han tenido un desarrollo independiente
del modelo de Prochaska y DiClemente, también advirtieron en los años 1980 que la disposición
motivacional de los clientes era un evento crítico a partir del cual debían derivarse las intervenciones de
los terapeutas. Aunque esas distinciones no tienen el refinamiento del modelo transteórico, han servido
para sugerir estrategias útiles para fomentar la disposición para el cambio de los clientes.

A pesar de las críticas que ha recibido el Enfoque Transteórico de Prochaska y DiClemente, éste no solo
ha influido en la concepción contemporánea del tratamiento de comportamientos adictivos99, sino que
también ha sido incluido en las atenciones de salud, especialmente en las estrategias para la promoción
de estilos de vida saludable100 y en las atenciones de salud mental.101

Recientemente, en Inglaterra y en Estados Unidos se ha propuesto la incorporación del enfoque de


Prochaska y DiClemente como marco conceptual para la promoción y el fomento de la incorporación
y la adherencia a tratamiento de los infractores de ley que cumplen condena en el medio cerrado y
en el medio abierto102, una población que se muestra renuente a incorporarse y adherir a los diversos
tratamientos que buscan reducir la probabilidad de reincidencia en el delito.

Prochaska y Levesque103 han indicado que los prestadores de tratamiento debieran abandonar
la posición tradicional sostenida por los sistemas de tratamiento que históricamente han esperado
que los infractores acudan voluntariamente a buscar ayuda104 y reemplazar esa posición por la del
reclutamiento activo de usuarios. La literatura contemporánea ha propuesto usar el enfoque de la
Entrevista Motivacional de Miller y Rollnick para fomentar la motivación intrínseca para el cambio en
esta población.

ENTREVISTA MOTIVACIONAL EN EL CONTEXTO DE


6 LOS TRATAMIENTOS PENALES

La literatura ha destacado que los individuos infractores de ley son renuentes a incorporarse, permanecer
y finalizar un tratamiento en el contexto penal, tanto en el medio cerrado como en el abierto.105
También ha observado que los programas que dan énfasis a la motivación y al cambio de comportamiento
por sobre el castigo, han tenido éxito en la reducción de la tasa de reincidencia de los infractores de ley.106

Uno de los enfoques de terapia breve para fomentar la motivación para el cambio de comportamiento
más difundido en la última década, es el enfoque de la Entrevista Motivacional desarrollado por
William Miller y Stephen Rollnick107. Éste es congruente con el enfoque transteórico de la motivación
para el cambio de Prochaska y DiClemente, que fue desarrollado originalmente para motivar a los
usuarios bebedores problema a ingresar a tratamiento. También ha sido ocupado en consumidores
problemáticos de drogas ilegales, en usuarios con diversos problemas de salud en el ámbito de
la salud pública108, y más recientemente en contextos terapéuticos de reclusión penal en medios
cerrado y abierto.109

Definición y Filosofía de la Entrevista Motivacional

Rollnick y Miller110 definen a la Entrevista Motivacional como un enfoque de terapia breve directiva111
que busca fomentar y apoyar la motivación intrínseca para el cambio, la que se supone llevará al
individuo a iniciar, persistir y cumplir con los esfuerzos para el cambio de comportamiento.

Esos autores112 describen del siguiente modo la filosofía de la Entrevista Motivacional:


•  La motivación para el cambio, es extraída desde el mismo cliente, no impuesta desde afuera.
•  Es tarea del cliente, no del terapeuta, articular y resolver su ambivalencia.
•  La persuasión directa no es un método efectivo para resolver la ambivalencia hacia el cambio
de comportamiento.
•  El estilo de la consejería, es en general un estilo pausado y de extracción de procesos del
cliente.
•  El consejero es directivo en ayudar al cliente a examinar y resolver la ambivalencia.
•  La disposición para el cambio no es un rasgo de personalidad del cliente, sino que un producto
fluctuante de la interacción interpersonal.
•  La relación terapéutica es más una relación entre personas o colaboradores que una relación
entre experto/receptor. El terapeuta respeta la autonomía y la libertad de opción del cliente (y las
consecuencias) respecto a su propio comportamiento.

Técnicas de la Entrevista Motivacional

La Entrevista Motivacional se basa en la integración de los fundamentos de la terapia centrada en el


cliente de Carl Rogers y de los hallazgos de la psicología social (teoría de la disonancia cognitiva).
Miller y Rollnick han dividido a la Entrevista Motivacional en dos fases relacionadas:
1. Construcción de la motivación para el cambio.
2. Fortalecimiento del compromiso para el cambio.

TALLER 1
41
Cómo Comunicarnos Mejor
1  Construcción de la motivación para el cambio113

La primera fase de la Entrevista Motivacional implica la construcción de motivación intrínseca para el


cambio, un proceso gradual cuya velocidad dependerá de la disposición motivacional del individuo.114

En la primera fase es esencial la construcción de un buen vínculo terapéutico con el cliente. Miller y
Rollnick han tomado las condiciones necesarias y suficientes115 de la terapia centrada en el cliente de
Rogers para el fomento de una relación terapéutica sólida que facilite el proceso de la construcción
de motivación en los clientes. Esas condiciones son las siguientes116:

1. Armonía empática: “El terapeuta intenta continuamente tomar contacto y mantener una
comprensión auténtica de la experiencia interna o marco de referencia del cliente. Como Rogers
ha dicho: …ser empático es percibir el marco de referencia interno del otro con exactitud y con los
componentes emocionales de significado… como si uno fuera la persona, pero sin perder jamás la
condición de ‘como si’.”117

2. Aprecio: Además de ser empático, es también esencial que el terapeuta fomente el vínculo
terapéutico desarrollando y comunicando una sensación de afecto y respeto por el cliente.

Greenberg et al. (1996) distinguen dos aspectos subordinados de esta actitud: aceptación
(incondicionalidad o consistencia) y afecto. La aceptación se refiere a una actitud de interés, congruente,
auténtica y no crítica y a la tolerancia a todos los aspectos del cliente. Aceptar al consultante en forma
incondicional requiere que el terapeuta renuncie a las preconcepciones y expectativas respecto a
aquél y también a los valores, preferencias y puntos personales del terapeuta.

Al describir de ese modo a la aceptación, Rogers estaba significando establecer una diferenciación
entre el consultante y el problema, lo que posteriormente White y Epston118 describen del siguiente
modo: “la persona es la persona y el problema es el problema”, es decir, la persona es distinta al
problema que la aqueja. Esta afirmación implica la no estigmatización del sujeto, es decir, no es un
“infractor de ley”, sino que una persona que exhibe/(adhiere a) comportamientos etiquetados como
“delitos” en nuestra sociedad.

White y Epston119 describen del siguiente modo el impacto que posee para la terapia esa distinción:
“[…] permite a las personas separarse de los relatos dominantes que han estado dando forma a su
vida y sus relaciones. Al hacerlo, recuperan la capacidad de identificar aspectos previamente ignorados,
pero cruciales, de la experiencia vivida, aspectos ignorados que no podrían haberse predicho a partir
de la lectura del relato dominante.”

Greenberg et al.120 han descrito la calidez como un estado más fuerte y activo, que el terapeuta
puede experimentar, a veces en terapia. En determinados momentos el terapeuta experimenta una
sensación activa e inmediata de cariño, aprecio, de sentirse privilegiado y de valorar al cliente en el
momento dado. La calidez también supone desear lo mejor para él, o valorarlo, o desearle lo mejor,
pero sin sentirse responsable de “cambiarlo”.

3. Autenticidad: El terapeuta debe experimentar en forma genuina la empatía y la comprensión del


cliente. Si éstas no son auténticas y solo son una “técnica”, es probable que el cliente las perciba como
falsas y experimente desconfianza. “Así, el aspecto final del vínculo terapéutico, es la autenticidad,
expresada en la idea que el terapeuta sea apropiadamente congruente, íntegro, abierto, ‘real’ o
auténtico en la relación. […] La relación terapéutica se concibe como una relación real y humana en
la que el terapeuta evita desempeñar roles o esconderse detrás del ‘rol del experto’.”121

El énfasis colocado por Miller y Rollnick en el fomento de un buen vínculo terapéutico, tiene como
objetivo que el cliente —al sentirse aceptado y valorado— se sienta estimulado a comunicarse en
forma abierta con el terapeuta y a explorar su experiencia, posibilitándose de este modo una relación
de colaboración y la disminución de la probabilidad que el cliente se muestre defensivo ante un
terapeuta que lo enjuicia o lo desafía.

En la entrevista motivacional se usan las siguientes estrategias comunicacionales para fomentar la


colaboración y apertura del cliente122:

Preguntas abiertas: este tipo de preguntas posibilita que el cliente explore su propia experiencia.
Por ejemplo, en una conversación entre un delegado de libertad vigilada y un penado123:

Terapeuta (T): Hábleme un poco de su historia laboral. [Pregunta abierta]


Cliente (C): Soy soldador y trabajo a trato, dependiendo de dónde me necesiten.
T: ¿Durante cuánto tiempo ha estado trabajando en esa ocupación? [Pregunta cerrada]
C: Creo que durante 5 años.
T: ¿Qué otras habilidades tiene? [Pregunta abierta]
C: A veces me llaman para que maneje equipo pesado cuando ha faltado alguien al trabajo.
T: De modo que podría estar trabajando en un mismo lugar. ¿Qué otras cosas ha hecho? [Pregunta
abierta]
C: Cuando era joven fui reponedor en un supermercado, pero realmente usted no puede mantener
a la familia con ese trabajo.
T: Bien, entonces usted podría trabajar en un supermercado como último recurso, pero realmente
no le gustaría que esa fuera una solución que durara mucho. ¿Cuáles son algunas de las cosas
que usted piensa que podría lograr cuando encuentre un trabajo que usted considere que es
adecuado? [Reflejo; pregunta abierta]

TALLER 1
43
Cómo Comunicarnos Mejor
Escucha activa o refleja (reflejos terapéuticos): son afirmaciones que realiza el terapeuta en respuesta
a los comentarios del cliente y que tienen como objetivo indicarle que el terapeuta lo comprende y a
la vez estimularlo a seguir hablando.124

Por ejemplo125:

Terapeuta (T): ¿Qué efecto cree tiene su consumo de drogas sobre sus hijos? [Pregunta abierta]
Cliente (C): Realmente no creo que los afecte. Cuando consumo drogas ellos nunca están cerca.
T: Usted tiene el cuidado de asegurarse que no los afecte. [Reflejo; afirmación]
C: Sí, no quiero que ellos tengan que sufrir lo que yo sufrí cuando fue niño.
T: ¿Cómo era eso? [Pregunta abierta]
C: Lo pasé mal, sin un padre y con una madre consumidora de drogas.
T: … y usted quiere algo mejor para sus hijos. [Reflejo]
C: Exactamente. Eso no está en discusión.

Miller y Rollnick afirman que el terapeuta debe elegir qué reflejar y qué ignorar, a qué dar y a qué quitar
énfasis, o bien puede modificar ligeramente lo dicho por el cliente. Los autores indican que cuando el
terapeuta responde con un reflejo, el cliente está escuchando sus comentarios al menos dos veces126, lo
cual posibilita que éste reflexione respecto a lo dicho y se continúe con la exploración personal.

En el siguiente ejemplo, el terapeuta está haciendo un reflejo de “ambos lados”127:

Cliente (C): Mis padres realmente son muy estrictos, y los odio, pero al mismo tiempo sé que se
preocupan por mí.
Terapeuta (T): Ellos te cuidan y te colocan límites. [Reflejo de un lado…]
C: ¡Pero sus reglas son muy poco razonables! […extrayendo el otro lado]
T: A veces deseas que no te cuiden mucho, porque a ellos se les pasa la mano intentando
protegerte. [Reflejo de ambos lados…]
C: ¡Exacto! Quiero decir, sé que ellos me cuidan. Me gustaría que me dieran más libertad y que
confiaran más en mi. [… y restaura una perspectiva equilibrada]

Cliente: Creo que probablemente me gustaría trabajar, pero…


Terapeuta: Parte de usted sabe que encontrar un trabajo realmente lo ayudaría a salir de esta situación,
pero al mismo tiempo es difícil pensar cómo obtener el tipo de trabajo que usted quiere. [Reflejo de
ambos lados —sentimientos mezclados o contradicción en lo que el cliente ha dicho] 128

Miller y Rollnick indican que la escucha refleja debiera constituir una proporción importante de
los comentarios del terapeuta en la primera fase de la entrevista motivacional, y debiera usarse
especialmente después de las preguntas abiertas (los autores afirman que ese ritmo disminuye la
probabilidad que el cliente se sienta “interrogado” y que se evoque resistencia).
Afirmación: El terapeuta expresa su apreciación y comprensión por los esfuerzos que está realizando
el cliente.

La siguiente conversación ocurrió entre un consejero y una mujer que estaba en riesgo de perder la
custodia de sus hijos debido a que el Servicio de Menores sospechaba que ella era negligente129:

Consejero (C): Entiendo que el Servicio de Menores está investigando la situación en su casa para
ver si están realmente satisfechos con la forma en que usted cuida a sus hijos.
Mujer (M): Cierto y estoy muy asustada. Tengo cuatro hijos: Juan de 4 años, María de 3, y los
gemelos que tienen 10 meses. Me dan un montón de trabajo.
C: Estoy seguro que así debe ser. Debe ser difícil tener cuatro hijos pequeños. [Reflejo]
M: Sí, me siento agotada y a veces parece que todos ellos me necesitan al mismo tiempo. Lo que empeora
las cosas, es que mi esposo está comenzando con un negocio y siempre está afuera de la casa.
C: Parece que usted es una madre que cuida mucho de sus hijos, intentando darles todo lo que
necesitan. [Afirmación]
M: (Llorando) Los cuido mucho, pero a veces no puedo y las cosas se colocan peor. Pero intento
darle un poco de tiempo a cada uno por separado; todos necesitan saber que son especiales.
C: Parece estar trabajando realmente bastante para ser una buena madre. [Afirmación] Estoy
interesado en esta idea de que cada niño es especial. Parece que es algo importante para usted.
¿Descubrió eso por usted misma o lo aprendió de otra persona?
M: Mi mamá tuvo muchos hijos y estaba realmente enferma con depresión y tuvo que ser
hospitalizada. Nunca tuvo tiempo para nosotros, menos para cada uno de nosotros por separado.
Entonces decidí hace mucho tiempo atrás que sería diferente cuando tuviera mis propios hijos; le
daría atención a cada uno por separado.
C: Puedo ver que ha pensado mucho en eso. [Afirmación] Dígame exactamente lo que hace
cuando trata a cada uno de sus hijos como alguien especial.

Resumir: El terapeuta resume periódicamente lo que el cliente está comentando; esta estrategia
le comunica al cliente que se lo está escuchando y comprendiendo, y lo prepara para continuar
elaborando el material presentado.

En el siguiente ejemplo, el terapeuta resume la ambivalencia del cliente130:

“Parece que usted estuviera inclinado hacia dos direcciones diferentes. En un lado, está algo
preocupado respecto a las consecuencias a largo plazo de su diabetes si usted no la manejara bien
—ceguera, amputaciones y cosas como esas. Es angustiante pensar en eso. La visita a la sala de
emergencia hace un rato atrás también lo asustó y se da cuenta que si nadie lo hubiera encontrado
(el cliente se desmayó), sus hijos se hubiesen quedado sin su padre. Por otro lado, usted es joven y se
siente bien la mayor parte del tiempo. Disfruta comiendo lo que le gusta y las consecuencias a largo
plazo parecen muy lejanas. Está preocupado y al mismo tiempo no está preocupado.”

TALLER 1
45
Cómo Comunicarnos Mejor
Sin embargo —afirman Miller y Rollnick— aunque esas estrategias fomentan una relación de
confianza y colaboración, no tienen la capacidad para fomentar la motivación intrínseca. El terapeuta
busca activamente crear discrepancia (disonancia cognitiva) y canalizarla hacia el cambio de
comportamiento.

“Creemos que si el comportamiento ‘problema’ actual no está en conflicto con algo que la persona
valora mucho, no hay un fundamento para que la entrevista motivacional funcione […] La entrevista
motivacional no inducirá cambio de comportamiento a menos que el cliente perciba que ese cambio
sirve a sus valores intrínsecos y por lo tanto, sirve a sus propios intereses.”131

Con el propósito de provocar discrepancia, Miller y Rollnick sugieren explorar los valores y metas
del cliente y preguntar acerca de cómo la situación actual/problema del cliente le dificulta/impide
alcanzar esos valores. Esta estrategia busca extraer preocupaciones del cliente acerca de su
comportamiento actual.

Obsérvese en los siguientes ejemplos el uso de preguntas para provocar discrepancia132:

Terapeuta 1: Hummm. Ayúdeme a entender esto. Usted me ha dicho que mantener la custodia de
su hija y ser una buena madre, son las dos cosas más importantes para usted. ¿Cómo encaja con
esto su consumo de heroína?

Terapeuta 2: Así que algunas veces cuando bebe durante la semana no se puede levantar por la
mañana para ir a trabajar. El mes pasado, faltó 5 días. Pero le gusta su trabajo y hacerlo bien es
muy importante para usted.

En ambos casos, el terapeuta expresa confusión, lo que permite al cliente tomar la palabra y explicar
cómo los dos deseos conflictivos encajan.

Miller133 indica que cuando el terapeuta ha tenido éxito en evocar preocupaciones en el cliente y se
han explorado motivaciones intrínsecas o extrínsecas para el cambio, el terapeuta puede explorar el
balance de decisiones del cliente.

La técnica del balance de decisiones implica revisar los pros y los contra del comportamiento actual,
y los pros y los contra del cambio de comportamiento.

Miller134 propone que una buena estrategia para ayudar al cliente a sopesar las ventajas y desventajas
de seguir igual, es organizar la lista de preocupaciones y presentárselas por medio de un resumen
cuidadoso, que exprese empatía, desarrolle discrepancia e incline la balanza hacia el cambio.
Obviamente, una vez finalizado el resumen, debe preguntársele al cliente si está de acuerdo con esas
preocupaciones descritas.
Miller135 afirma que, “a pesar de que las razones iniciales para querer un cambio pueden ser pocas,
toda razón es importante y se debe explorar y apoyar. Puesto que el apoyo para el cambio, con
frecuencia se vincula con los motivadores intrínsecos de un cliente, repasarlos podría extraer más
aspectos del lado positivo en la hoja de balance. […] las preocupaciones acerca de la identidad,
roles, autoestima y autoimagen, y regresar a los valores culturales y familiares tradicionales, podría
vincularse con razones específicas para cambiar.”

Este ejercicio también ayuda al cliente a explorar y articular sus valores y establecer una conexión
entre ellos y un cambio positivo para si mismo.

Balance de Decisiones (Tomado de Miller y Rollnick136)

continuar bebiendo como hasta ahora Dejar de beber alcohol


beneficios costos beneficios costos

Me ayuda a Podría perder a mi Tener menos Disfruto sintiéndome


relajarme. familia. conflictos familiares. chispeado.

Un mal ejemplo para Pasar más tiempo ¿Qué hacer con mis
Disfruto bebiendo mis hijos. con mis hijos. amigos?
con mis amigos.
Dañar mi salud. Sentirme mejor. ¿Cómo bajar mi
estrés?
Gastar mucho dinero. Ayudarme con
mis problemas
Dañar mis monetarios.
capacidades mentales.

Podría perder mi
trabajo.

Malgastar mi vida.

El terapeuta puede usar preguntas abiertas reflexivas para extraer comentarios del cliente acerca de
la necesidad de hacer cambios. Miller137 sugiere que esos comentarios que el cliente escucha saliendo
de su propia boca le provocan disonancia cognitiva: “las palabras que salen de la boca de la persona
son muy persuasivas para ella—quizá más que las expresadas por otra persona. Si yo digo algo y no
he sido obligado a decirlo, ¡entonces debo creer en eso!”

TALLER 1
47
Cómo Comunicarnos Mejor
Miller y Rollnick han clasificado y ejemplificado un grupo de preguntas abiertas que buscan evocar
comentarios automotivadores (o comentarios acerca del cambio [change talk])138:

  Desventajas de mantener el status quo


¿Qué lo preocupa de su situación actual?
¿En qué forma esto lo preocupa?
¿Cómo esto ha dificultado lo que usted quiere hacer con su vida?
¿Qué cree que ocurrirá si usted deja todo igual?

  Ventajas del cambio


¿Cómo le gustaría que las cosas fueran diferentes?
¿Cómo le gustaría que fuera su vida dentro de 5 años?
El hecho que usted esté aquí, indica que al menos una parte de usted piensa que es el momento
para hacer algo. ¿Cuáles son las razones principales para hacer un cambio?
¿Cuáles serían las ventajas de hacer este cambio?

  Optimismo respecto al cambio


¿Qué le hace pensar que si usted decidiera hacer un cambio, usted podría llevarlo a cabo?
¿Qué piensa que podría funcionar para usted, si se decidiera a hacer un cambio?
¿En qué otro momento de su vida ha hecho un cambio significativo como éste? ¿Cómo lo hizo?
¿Qué confianza tiene respecto a que puede hacer este cambio?
¿Quién podría ayudarlo a hacer este cambio?

  Intención de cambio
Puedo observar que está sintiéndose estancado en este momento. ¿Qué hará que tenga un cambio?
¿Qué piensa que podría hacer?
¿En qué es importante esto para usted? ¿Cuánto quiere hacer esto?

El terapeuta necesita tomar en consideración que la renuncia/abandono de un estilo de vida puede
ser una experiencia intensamente dolorosa para el cliente. Miller139 indica que es necesario que el
cliente reconozca y sufra esta pérdida antes de comprometerse con acciones para el cambio. El cliente
necesitará de un terapeuta empático que lo comprenda y apoye; a la vez el terapeuta puede ayudar
al cliente a visualizar posibles ganancias que reemplazarán a las pérdidas.

Es probable que en la primera fase de la entrevista motivacional, el terapeuta se encuentre con


resistencia del cliente (especialmente cuando éste ha sido obligado a acudir a una entrevista o un
tratamiento). Miller y Rollnick —al igual que la terapia breve sistémica— entienden a la resistencia
como producto de la interacción terapeuta-cliente y no como un fenómeno intrapsíquico del cliente.
Por lo tanto, es crucial la forma en que el terapeuta la maneje. Obviamente, la resistencia aumentará
con la confrontación. Miller y Rollnick proponen diversas estrategias para el manejo de la resistencia
en la fase de construcción de la motivación para el cambio140:
  Reflejo simple
Consiste en expresar el reconocimiento del desacuerdo, sentimiento o percepción del cliente. Miller y
Rollnick indican que es una estrategia simple que contribuye a disminuir la defensividad del cliente.

Cliente: ¡Estoy esforzándome! Si el delegado de libertad vigilada no estuviera siempre detrás de


mí, yo podría concentrarme en colocar orden a mi vida.
Terapeuta: Usted está esforzándose en hacer los cambios que necesita.
Terapeuta: Es frustrante tener a su delegado de libertad vigilada vigilando sus pasos.141

  Reflejo amplificado
Implica reflejarle al cliente en una forma exagerada su comentario; esto puede fomentar que la
persona se retracte y exprese el otro lado de la ambivalencia.

Cliente: Mi esposa está siempre exagerando. Yo no he sido tan malo.


Terapeuta: A usted le parece que ella no tiene razones para preocuparse.

Cliente: Puedo cuidar de mi mismo. No necesito que mis padres anden siempre controlándome.
Terapeuta: Entonces, realmente usted podría estar mucho mejor sin padres.142

  Reflejo de ambos lados


Consiste en reflejar al cliente ambos lados de la ambivalencia. Miller y Rollnick sugieren usar la
conjunción para conectar ambos lados de la ambivalencia.

Cliente: De acuerdo, quizá tenga algunos problemas con el juego, pero no me parece que yo sea
un adicto.143
Terapeuta: Usted ve que su hábito de jugar está ocasionándole problemas a usted y a su familia y
también es importante para usted que las personas no crean que es un adicto.

  Cambio de foco
Esta estrategia implica retirar la atención del cliente del punto en el cual está atascado y dirigirlo
hacia un tema que probablemente estará más dispuesto a abordar.

Cliente: El juez dijo que viniera a verlo, para que usted me diga lo que tengo que hacer.
Terapeuta: No conozco nada de usted y creo que debemos comenzar conversando acerca de lo
que usted cree que debe hacer. ¿Qué necesita hacer?…144

  Reencuadre
En el reencuadre, la información entregada por el cliente es devuelta por el terapeuta bajo una nueva
perspectiva que sea más útil para fomentar el cambio.

Cliente: He intentado cambiar muchas veces y he fracasado.


Terapeuta: Ha sido persistente, incluso ante el fracaso. Este cambio debe ser realmente importante
para usted.145

TALLER 1
49
Cómo Comunicarnos Mejor
Cliente: Mi esposo siempre está fastidiándome con la bebida, llamándome alcohólica siempre.
Realmente me molesta.
Terapeuta: Parecería que realmente se interesa por usted y que está preocupado, a pesar de que
lo exprese de una forma en que la enfada. Quizás podamos ayudarle a aprender cómo decirle que
la ama y que se preocupa por usted en una forma más positiva y aceptable.146

  Estar de acuerdo con el cliente, pero con un giro de dirección


Esta estrategia consiste en un reflejo que es seguido de un reencuadre.

Cliente: Nadie puede enseñarme cómo criar a mis hijos. Usted no vive en mi casa. Usted no sabe
cómo es eso.
Terapeuta: La verdad es que es realmente importante el cómo usted está criando a sus hijos y lo
que ellos están aprendiendo. Usted está en la mejor posición para saber qué funciona y que no
funciona en la relación con sus hijos, y no puedo indicarle qué hacer.147

Cliente: ¿Por qué usted y mi esposa están tan obsesionados con lo que bebo? ¿Qué pasa con
todos los problemas de ella? Usted también bebería si su familia estuviese fastidiándolo todo el
tiempo.
Terapeuta: Buen punto y es importante. Hay algo más grande que poner en perspectiva y quizás
no le haya estado prestando suficiente atención. No es tan fácil como el consumo de bebida de
alguien. Estoy de acuerdo en que no deberíamos estar buscando a quién culpar. Los problemas de
bebida como éstos involucran a toda la familia.148

  Dar énfasis a la elección y al control personal


La resistencia también puede ser comprendida como el fenómeno descrito por la psicología social
como reactancia149.
La reactancia ha sido definida como la predisposición a no ser condescendiente con las demandas
interpersonales del tratamiento. ”Los pacientes con altos niveles de reactancia tienden a experimentar
pérdida del sentido de individualidad, de libertad o autonomía en las relaciones interpersonales, sobre
todo en su relación con figuras de autoridad. Este tipo de pacientes tienden a rechazar la estructura
y prefieren usar su iniciativa personal y su experiencia.”150

Miller y Rollnick151 sugieren que en estos casos, el terapeuta debe entregar la libertad de opción al
cliente.

Cliente: El juez me dijo que tenía que venir a verlo. No tengo ninguna opción.
Terapeuta: Realmente usted tiene opciones. Eligió venir a verme en lugar de haber desobedecido
al juez. Sin embargo, si no quiere venir, puedo trabajar con usted y con la corte para encontrar un
programa diferente, uno en el cual usted podría sentirse mejor.152
  Utilización estratégica de la reactancia
La literatura ha sugerido que los terapeutas usen estrategias indirectas para tratar con la
reactancia153.
La terapia estratégica usa diversas estrategias paradojales para abordar la reactancia elevada154:
“pesimismo terapéutico”, “advertir acerca de los peligros de la mejoría” y “fomentar la peor
alternativa”.

Cliente: No estoy seguro si quiero o no estar en este programa. Parece que toma mucho tiempo.
Terapeuta: Y eso es algo que me atañe. Un programa como este requiere mucha motivación y
esfuerzo. Realmente no quiero comenzar a trabajar con alguien hasta que esté tan mal como
para querer cambiar y, francamente, no estoy seguro de lo preparado que está usted. A medida
que lo escucho, no estoy convencido que usted esté suficientemente motivado para estar en
tratamiento.155

2 Fortalecimiento del compromiso para el cambio

Miller y Rollnick proponen pasar a la segunda fase de la Entrevista Motivacional cuando el terapeuta
advierte las siguientes señales de disposición para el cambio en el discurso y en el comportamiento
del cliente156:

•  Resistencia disminuida. El cliente deja de argumentar, interrumpir, denegar u objetar.


•  Menos preguntas acerca del problema. El cliente parece tener suficiente información acerca
del problema y deja de hacer preguntas.
•  Decidido. El cliente parece haber llegado a una resolución y podría estar más pacífico, calmado,
relajado, despejado y asentado. Algunas veces esto pasa durante un período de angustia o de
llanto.
•  Afirmaciones automotivacionales. El cliente hace afirmaciones directas, automotivacionales,
que reflejan apertura al cambio (“Tengo que hacer algo”) y optimismo (“Voy a vencer esto”).
•  Más preguntas acerca del cambio. El cliente pregunta qué puede hacer acerca del problema,
cómo cambia la gente una vez se ha decidido a hacerlo y así sucesivamente.
•  Visualización. El cliente comienza a hablar acerca de cómo sería su vida después de un
cambio, o a anticipar las dificultades de hacer un cambio, o a discutir las ventajas del mismo.
•  Experimentación. Si el cliente ha tenido tiempo entre sesiones, podría haber comenzado a
experimentar los acercamientos posibles para un cambio.

TALLER 1
51
Cómo Comunicarnos Mejor
Miller y Rollnick sugieren comenzar esta segunda fase realizando una recapitulación de lo trabajado
hasta ese momento. Estos autores indican que la recapitulación debe contener los siguientes
elementos157:

1.  Resumir las propias percepciones del cliente acerca de su problema [situación], que se
reflejaron en sus comentarios de cambio.
2.  Resumir la ambivalencia del cliente, incluyendo el reconocimiento de que el cliente aun percibe
como positivo o atractivo la mantención del estatus quo.
3.  Revisar cualquier evidencia objetiva que sea relevante para la importancia del cambio.
4.  Comentar acerca de todas las indicaciones que el cliente ha ofrecido de querer intentar o
planificar el cambio, y sobre las opiniones que dan cuenta de su confianza.
5.  Ofrecer la evaluación del terapeuta acerca de la situación del cliente, particularmente en los
puntos que son convergentes con las preocupaciones del cliente.

La segunda fase de la Entrevista Motivacional tiene relación con la “negociación de un plan de


cambio”, el cual obviamente comenzará por la coconstrucción de los objetivos terapéuticos.
En este punto, es útil recordar las características de las metas u objetivos bien formulados158, que han
sido valorados a partir del uso de la metodología de intervención-evaluación159 con clientes reales,
cuyo proceso de psicoterapia ha sido observado, seguido y retroalimentado por medio de un equipo
de observación a través del espejo de visión unilateral:

1.  Tienen que ser importantes para el individuo. Los objetivos que el terapeuta crea que son los
adecuados para el infractor no son los importantes, sino aquellos que el sujeto valora para si mismo.
Cuando los consultantes se sienten respetados es más probable que desarrollen respeto hacia ellos
mismos y estén motivados a efectuar cambios en sus vidas.

2.  Necesitan estar definidos en términos interaccionales. En general las personas vivimos nuestra
vida en relación con otros significativos. Cuando los individuos describen sus problemas y qué podría
ser diferente en sus vidas, regularmente incluyen referencias hacia otros significativos.

3.  Deben incluir rasgos de la situación. DeJong y Berg afirman que generalmente los clientes están
desalentados y exhaustos por haber batallado con sus problemas durante días, semanas, meses o
incluso años y suelen describir sus problemas como si estuvieran ocurriendo todo el tiempo y en todas
partes. Ayudar a los clientes a determinar qué podría ser diferente en cierto lugar y ambiente, les
permite desarrollar objetivos que sean más posibles de alcanzar.

4.  Deben enunciar la presencia de algunos comportamientos deseables en lugar de la ausencia de


problemas. DeJong y Berg afirman que los objetivos enunciados en torno a la ausencia de problemas
implican usar repetidamente negaciones que alimentan desaliento, baja energía y un sentido de
estar atrapado en el problema. Es mucho más fácil hacer algo que se percibe como positivo. En
consecuencia, los objetivos bien formulados están descritos en términos de la presencia de algo
positivo en lugar de la ausencia de los problemas percibidos.

5.  Necesitan ser un paso inicial en lugar del resultado final. Los clientes pueden haber intentado
diversas soluciones fallidas para resolver sus problemas antes de iniciar un tratamiento y cuando
acuden a un experto buscan un alivio inmediato. Sin embargo, la búsqueda de soluciones inmediatas
no es realista, puesto que las soluciones son el resultado final una vez que los clientes han dado los
pasos iniciales e intermedios para hacer algo diferente en sus vidas. El terapeuta, por lo tanto, debiera
ofrecer asistencia para que el cliente encuentre nuevas formas para comenzar a construir soluciones
más exitosas. DeJong y Berg sugieren que los terapeutas serán más exitosos si en lugar de buscar los
resultados finales cuando los problemas estén resueltos, preguntan por los primeros signos de algo
diferente.

6.  El cliente debe reconocer un rol para si mismo en el objetivo. Muchas veces, cuando los clientes
comienzan a trabajar en el tratamiento, se sienten desalentados respecto a si tendrán éxito después,
porque creen que sus problemas se deben a las acciones de otros y se sienten con poco poder
para hacer algo con esos problemas. Para resolver esto, DeJong y Miller proponen aliarse a las
percepciones de los consultantes y solicitar más descripciones de lo que esos otros significativos en
la vida del consultante estarán haciendo en forma diferente.

7.  Los objetivos deben enunciarse en términos concretos, conductuales y mensurables. Cuando se
ayuda a los clientes a enunciar objetivos concretos, conductuales y por lo tanto, mensurables, se permite
que terapeuta y cliente sepan cuando están haciéndo progresos hacia soluciones satisfactorias. Que
los clientes sientan que están progresando, los impulsa a seguir creando una vida más satisfactoria.

8. Los objetivos deben ser realistas. Es decir, deben ser fáciles de alcanzar. Sin embargo, los clientes
suelen expresar deseos de cambio poco realistas y el terapeuta debe ayudarlos a definirlos en términos
concretos.

9.  Los objetivos deben ser un desafío para el consultante. Según DeJong y Berg, es útil indicarles
a los clientes que la solución del problema implicará un trabajo duro de su parte. Esto coloca la
responsabilidad del cambio en el consultante y si el progreso es lento puede recordárseles que
necesitan seguir trabajando duramente. Según esos autores, los clientes saben por experiencia que
algo de esfuerzo de su parte ha jugado un rol importante en los éxitos del pasado.

Sin embargo, los objetivos de los clientes deben negociarse cuando:


•  Son imposibles de conseguir.
•  No son claros.
•  No dependen en lo absoluto de los clientes.
•  Son ilegales.
•  Colocan en peligro su vida y la de otros.

TALLER 1
53
Cómo Comunicarnos Mejor
Algunos ejemplos de preguntas que ayudan a la formulación de objetivos son las siguientes:
•  Qué quiere conseguir?
•  Y cuando ya esté resuelto el problema que me cuenta…
•  ¿En qué notará que ya está bien (que ya se ha resuelto)?
•  ¿Qué cosas hará en forma distinta a cómo las hace ahora?
•  ¿En qué notarán los demás que ya está bien (que ya se ha resuelto)?
•  Si usted no le dijera a nadie que ya está bien… ¿Quién será la primera persona que se dará
cuenta que ha ocurrido el cambio? ¿Y luego?
•  ¿Qué le indicará que las cosas siguen una dirección adecuada?
•  ¿Cuál será la primera señal que las cosas van por buen camino?

A continuación se describen probables intervenciones del facilitador ante las respuestas de usuarios/as160
a reactivos relacionados con el diseño de metas personales (este ejemplo se ha tomado de un trabajo
de plan de cambio, con usuarias en tratamiento por consumo problemático de drogas161)

Razones por las que quiero hacer estos cambios: “Por mi familia y en especial por mi hijo…”

Ejemplos de preguntas abiertas para ayudar a el/la usuario/a a convertir ese deseo en acciones concretas:
•  ¿Qué conseguiría tu familia con tus cambios?...
•  ¿Qué cambios tendría que comenzar a ver tu familia en tu comportamiento diario que les
indicara que estás cambiando para ellos?
•  ¿Cómo se beneficiaría tu hijo con tus cambios?
•  ¿Qué comportamientos tendría que ver tu hijo en ti, que le indicarían que estás haciendo un
esfuerzo por él?

Los pasos que planeo dar son: “Ser perseverante, poner todo de mi parte para salir adelante…”

Como ésta es una respuesta vaga y general, a continuación se dan ejemplos de preguntas abiertas
para ayudarlo/a concretar acciones:
•  Imagínate que ya llevas un mes en la comunidad terapéutica… ¿qué comportamientos
podrías contarme que has hecho que te indican que has sido perseverante? (Corto plazo)
•  ¿Cómo se darían cuenta los profesionales y tus compañeros/as en la comunidad terapéutica
que estás poniendo todo tu empeño para salir adelante? (Se busca que el/la usuario/a, al
asumir la posición de otros, pueda visualizar comportamientos en él/ella)

Sabré que mi plan está trabajando si: “Si todo sale bien, si me gusta lo que hago y si estoy feliz… “

Como ésta respuesta es vaga, a continuación se dan ejemplos de preguntas abiertas para ayudarlo/la
a concretar un sistema de retroalimentación personal:
•  ¿Qué tendrías que ver en ti mismo/a, que te indicaría que las cosas están saliendo bien?
•  En una escala de 1 a 10, donde “1” significa que nada sale bien y “10” indica que todo está
saliendo super bien, ¿qué número significaría que las cosas están saliendo lo suficientemente
bien como para que te des ánimo para seguir adelante?
•  ¿Podrías decirme qué cosas tendrías que estar haciendo para hacer más probable que te
sintieras feliz?
•  Aunque las cosas estén saliendo bien, siempre hay contratiempos inesperados en la vida…
¿Qué te imaginas que podrías hacer para mantenerte trabajando en forma perseverante y
superar aquellos momentos en los cuales no te sintieras feliz?

Las preguntas de escala son una herramienta conversacional que ofrece muchas oportunidades para
trabajar con los/as usuarios/as. Por ejemplo, si el/la usuario/a se encuentra en “1”, la conversación
podría derivar en qué podría hacer él/ella para aumentar a “2” en un tiempo razonable; es decir, se
exploran posibilidades para que el/la usuario/a las ponga a prueba.

Si el/la usuario/a se ubicara en un número entre “5” y “10”, podríamos preguntar qué ha hecho hasta
ahora para alejarse del número “1”; es decir, estaríamos explorando sus éxitos anteriores (y, por lo
tanto, fomentando su percepción de autoeficacia), y luego preguntar si continuara aplicando algunas
de esas estrategias, en qué número creería ella que se encontraría en las próximas semanas162.

En el desarrollo original de la Entrevista Motivacional para los clientes bebedores problema, Miller
y Rollnick se propusieron fomentar los procesos naturales de cambio de los usuarios y fomentar/
monitorear la implementación de las propias habilidades de los clientes; en lugar de enseñar la
aplicación de técnicas de acuerdo a un marco teórico preestablecido163. Sin embargo —y desde una
perspectiva motivacional— es en esta segunda fase donde los terapeutas podrán sugerir técnicas
a los clientes para ayudarlos a alcanzar sus objetivos terapéuticos cuando aquellos no sepan qué
estrategias implementar. Sin embargo, puede ocurrir que el terapeuta se convierta en un asesor del
cliente164, cuando éste cuenta con suficientes recursos personales/ambientales para lograr lo que se
propone.

TALLER 1
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Cómo Comunicarnos Mejor
Estudios de Meta-Análisis de la Efectividad de la Entrevista Motivacional

Burke, Arkowitz y Dunn165, para evaluar la eficacia de la Entrevista Motivacional, examinaron 26


estudios que cumplían con los estándares para la investigación de la eficacia en psicoterapia (la
intervención clínica estudiada era principalmente la entrevista motivacional, la cual fue entregada en
entrevistas individuales; la eficacia del componente individual de la entrevista motivacional pudo ser
razonablemente atribuida, a partir del diseño del estudio, y la investigación estudiada cumplía con
los criterios de un estudio clínico con controles). Los autores concluyeron lo siguiente acerca de la
eficacia de la Entrevista Motivacional:

•  No hay estudios que evalúen la eficacia de la entrevista motivacional “pura”, como es definida
por Miller y Rollnick. Virtualmente todos los estudios en esta revisión evalúan adaptaciones de la
entrevista motivacional (AMI)166, que consisten en la entrega de retroalimentación en un estilo de
entrevista motivacional u en otra modificación significativa.
•  En las áreas de los problemas con el alcohol y la adicción a drogas, las AMI relativamente
breves (de una a cuatro sesiones) han mostrado efectos de moderados a extensos y buena
mantención a través del tiempo.
•  En general, las AMI son más eficaces que la condición sin tratamiento y no difieren
significativamente de los tratamientos alternativos confiables.
•  Las AMI son eficaces como tratamiento único o como un preludio a otros tratamientos.
•  Mientras que la mayoría de los estudios de resultados se encuentran en las áreas de los
problemas del alcohol y la adicción a drogas, también hay estudios que apoyan la eficacia de las
AMI para personas con hipertensión, diabetes, diagnóstico dual y trastornos alimentarios.
•  Muchos de los resultados de las AMI, especialmente para los problemas del alcohol, no sólo han
sido estadísticamente significativos, sino que también parecen ser clínicamente significativos.
•  La mayoría de los estudios de las AMI tienen una validez externa sólida.
•  La validez interna de los estudios AMI ha sido muy variable y a menudo es débil.167

Estos autores indican que a pesar de las dificultades con la validez interna de esos estudios, puede
confiarse en la eficacia de las AMI en dos áreas: existe convergencia en las investigaciones acerca
de los resultados positivos, que señala efectos consistentes y sólidos, y hay tres estudios que han
eliminado los problemas de validez interna y suministran un buen apoyo para la eficacia de las AMI
en el dominio del beber problemático de alcohol y la adicción a drogas.

Hettema, Steele y Miller168 reportan otro estudio meta-analítico de la efectividad de la entrevista


motivacional, en una muestra compuesta por 72 estudios que probaron la eficacia de la entrevista
motivacional en los siguientes dominios conductuales: consumo de alcohol, fumar, HIV/SIDA, consumo
de drogas, adherencia a tratamiento, juego, relaciones íntimas, purificación del agua para su consumo,
trastornos alimentarios y dieta y actividad física.
En la mayoría de los estudios analizados, la entrevista motivacional fue entregada sola, pero en
forma típica fue combinada con la retroalimentación de alguna otra forma de tratamiento. En 41 de
los estudios, los grupos de tratamiento recibieron como único tratamiento la entrevista motivacional
o entrevista motivacional más retroalimentación, y en 31 estudios la entrevista motivacional fue
combinada con otros tipos de intervención (educación, manuales de autoayuda, prevención de
recaídas, terapia cognitiva, entrenamiento en habilidades, asistencia a Alcohólicos Anónimos, manejo
de estrés y otros tratamientos que se entregaban regularmente en los centros clínicos en los cuales
se realizó la investigación).

Los investigadores codificaron los componentes de la Entrevista Motivacional descrita por Miller
y Rollnick de la siguiente forma: colaboración, centrada en el cliente, aceptación, construcción de
confianza, reducción de la resistencia, aumento de la disposición para el cambio, aumento de la
autoeficacia, aumento de la discrepancia percibida, escucha activa, extracción de comentarios acerca
del cambio, exploración de la ambivalencia y escucha empática. Encontraron que el número promedio
de esos componentes en los estudios analizados fue de 3,6 (con una SD de 2,8).

La duración de la entrevista motivacional variaba entre un rango de 15 minutos a 12 horas, con un


promedio de 2 sesiones (duración promedio = 2,24 horas, SD = 2,15).

El 74% de los estudios reportó que usaron un formato estandarizado de Entrevista Motivacional o
un entrenamiento específico.

La entrevista motivacional se entregó en diversos contextos y por profesionales de diversas


disciplinas.

Los hallazgos de este estudio meta-analítico son los siguientes:

•  El tamaño del efecto de la intervención muestra una gran variabilidad entre los estudios,
e incluso dentro de las mismas áreas problema. Los autores sugieren que las variaciones en la
entrega de la entrevista motivacional pueden tener un impacto sustancial sobre su resultado.
•  El efecto de la entrevista motivacional tiende a ser temprano y a disminuir en el seguimiento
de un año. Sin embargo, en aquellos estudios en que los clientes fueron asignados al azar a grupos
que recibieron o no entrevista motivacional, los grupos que recibieron entrevista motivacional
tendieron a mantener en el tiempo los efectos de la misma.
•  La entrevista motivacional demostró ser más efectiva en el tratamiento del consumo abusivo
de alcohol o drogas; también se demostró su efectividad en la prevención del VIH/SIDA.
•  Algunos estudios reportaron un amplio efecto de la entrevista motivacional para promover la
incorporación, retención y adherencia al tratamiento, y sus efectos parecen persistir o aumentar
en el tiempo cuando se añadió un tratamiento activo.

TALLER 1
57
Cómo Comunicarnos Mejor
•  La entrega de la entrevista motivacional según el formato de un manual, estuvo asociada con
el tamaño del efecto más pequeño. Los autores indican que en general esos manuales han sido
diseñados para ser entregados en una sesión y en forma típica finalizan con la construcción de un
plan de cambio concreto; paradójicamente, si el terapeuta obedece al manual, puede ignorar las
señales que está enviando el cliente que aun no está preparado para comprometerse con un plan
de cambio y el diseño de ese plan puede provocar resistencia.

Los autores también revisaron los efectos de la entrevista motivacional en el Proyecto MATCH169, y
parece que es más efectiva en los clientes que están más molestos y resistentes (es decir, que fueron
obligados a ingresar a tratamiento), o que están menos preparados para el cambio. La entrevista
motivacional puede estar contraindicada en los clientes que ya están claramente comprometidos con
el cambio y preparados para la acción170.

Hettema, Steele y Miller indicaron que desde la introducción de la entrevista motivacional hace más
de veinte años, ha emergido una teoría de los componentes que hace funcionar a este enfoque
terapéutico:

1.  Los terapeutas que practican la entrevista motivacional extraen niveles elevados de comentarios
de cambio y niveles disminuidos de resistencia de parte de los clientes, al ser comparados con los
estilos de consejería abiertamente directivos o confrontacionales.

2.  El grado de verbalización de argumentos contra el cambio (resistencia) de los clientes durante
la entrevista motivacional, es inversamente proporcional al grado de verbalización posterior a la
entrevista.

3.  El grado de verbalización de argumentos para el cambio de los clientes durante la entrevista
motivacional, es directamente proporcional al grado de verbalización posterior a la entrevista.
Los autores observaron que la investigación ha comprobado repetidamente las dos primeras
hipótesis, no así la tercera hipótesis. Sin embargo, la colaboración del psicolingüista Amrheid aportó
un enfoque diferente para analizar los comentarios de los clientes. Amrheid sugirió descomponer
los comentarios de cambio de los clientes en: deseo, habilidad, razones, necesidad y compromiso.
Este investigador estudió más de 100 entrevistas motivacionales, observando que comentarios
como “lo pensaré” o “lo intentaré”, reflejan un nivel mucho más bajo de compromiso que “lo
prometo” o “lo haré”.

Solamente uno de los subtipos de comentarios de cambio —compromiso— predice cambio de


comportamiento. También encontró que no fue la frecuencia del comentario de compromiso la que
estaba asociada al cambio, sino que el énfasis del mismo. Este investigador ha concluido que los
comentarios de deseo, habilidad, razones y necesidad no predicen el cambio, sin embargo predicen
la emergencia del compromiso.
Hettema, Steele y Miller indicaron que los hallazgos de este psicolingüista han dado un apoyo empírico
a la distinción intuitiva que hicieron Miller y Rollnick de dos fases en la entrevista motivacional (fase
1: fomento de la motivación para el cambio y fase 2: fortalecimiento del compromiso para el cambio
y diseño de un plan de cambio).

Respecto al efecto del entrenamiento de los terapeutas para la aplicación efectiva de la entrevista
motivacional, los autores señalaron que los estudios muestran que no basta con un breve taller de
capacitación171, sino que se requiere un aprendizaje continuo, supervisión y especialmente que los
terapeutas aprendan a distinguir los comentarios de los clientes (cambio, compromiso y resistencia)
y acomoden sus estrategias de acuerdo a la posición asumida por ellos.

Incorporación de la Entrevista Motivacional en el Contexto Penal

Miller172 propuso en 1999 la incorporación de la Entrevista Motivacional en el ámbito de los


tratamientos penales. Escribió:

“Los ‘prisioneros’ y los ‘criminales’ están entre los miembros de la sociedad más despreciados
y rechazados. En nombre de la justicia, son rutinariamente sujetos a aislamiento en la prisión,
hacinamiento, deshumanización, humillación, terror, consumo de drogas y violencia física y sexual.
Esas condiciones son ampliamente conocidas (e incluso son objeto de monólogos cómicos en la
TV) y son toleradas, como si ellas fueran ‘buenas’ para los infractores y para la sociedad. Entre
las naciones, Estados Unidos es uno de los países en el mundo con la mayor tasa de ciudadanos
encarcelados, encontrándose entre las naciones más opresivas. En este contexto, la construcción
de nuevas prisiones es una industria floreciente.
Esto me recuerda cómo eran las cosas en el campo del tratamiento de las adicciones en los Estados
Unidos. La atmósfera del Campo de Botas de Synanon. Gritarles insultos y obscenidades [era la
norma]. Quebrar la negación. La silla caliente, ‘deshacerlos en lágrimas para luego construirlos
[de nuevo]’. Las reuniones confrontacionales sorpresivas que podían encabezar la primera página
del Wall Street Journal, como una práctica ejemplar, un médico gritándole a un ejecutivo, ‘¡Cierre
la boca y escuche! ¡Los alcohólicos son mentirosos y no queremos oír lo que tenga que decir!’.
Los ‘fines de semana familiares’ donde se les decía a las personas que tenían una enfermedad
fatal de codependencia debido a que estaban emparentadas con un alcohólico, que debían tocar
tierra y seguir un tratamiento. Ahora eso parece un mal sueño, pero era muy común hace dos
décadas. Aun hay muchos lugares donde esas cosas suceden.

Algo ha ocurrido en el campo de las adicciones. La posición punitiva, moralista y arrogante,


común en el tratamiento en Estados Unidos veinte años atrás, ha dado forma a un enfoque mucho
más respetuoso y colaborador. No estoy seguro que la Entrevista Motivacional tenga algo que

TALLER 1
59
Cómo Comunicarnos Mejor
ver con eso, pero la asombrosa receptividad del cambio a la Entrevista Motivacional es al menos
un reflejo de esta profunda transformación. En 1979 era aceptable, incluso loable, abusar de los
‘alcohólicos’ y los ‘drogodependientes’, porque era bueno para ellos, era lo que necesitaban, la
única forma de tratarlos. No es sorprendente, dado este tratamiento, que surgiera la impresión
que la defensividad era un concomitante natural del trastorno de consumo de sustancias. Algo
sucedió y en un período relativamente corto de tiempo, el tratamiento cambió.

¿Sería mucho esperar, entonces, que en el campo del [tratamiento] penal pudiera ver un cambio de
ese tipo en los próximos veinte años? Los infractores son el último grupo en nuestra sociedad para
quienes es aceptable que se abuse de ellos, porque “necesitan” y “se lo merecen” —porque es
bueno para ellos y la sociedad y es ‘el único lenguaje que pueden comprender’. Toda la evidencia
muestra lo contrario, imaginemos colectivamente algo que los haga ser mejores y construiremos
una sociedad más segura y justa.

¿Qué ocurriría si la entrevista motivacional se convirtiera en una parte rutinaria del entrenamiento
de los prestadores de tratamiento penal? ¿Si un gran número de voluntarios fuera entrenado
para entrar a las prisiones y escuchar a los infractores en esta forma? ¿Cómo afectaría eso a los
resultados si los infractores fueran vistos como preparados para el cambio (como aquellos que
entran a tratamiento), más que convictos menos que humanos? ¿Qué ocurriría si asumiéramos
que el propósito central del sistema penal no es actuar vengativamente, sino que cambiar el
comportamiento? Sé que eso es posible. Han ocurrido cambios destacables, en las personas y en
el sistema, en un período de tiempo relativamente corto. Hay muchos puntos en el sistema de
la justicia penal donde podría intentarse la aplicación de la entrevista motivacional. […] ¿Qué
ocurriría, si después del arresto, alguien al lado del abogado se encontrara con las personas en
la estación de policía, solo para escuchar en el estilo de la entrevista motivacional? Y después
a través del sistema: en la cárcel, en los encuentros con el abogado, antes del juicio, antes de
la sentencia, después de la sentencia, en la libertad vigilada, al comienzo y al término de la
encarcelación, o en la liberación laboral, antes de la libertad condicional, después de la liberación,
antes y después del término de la sentencia. Hay muchos puntos en el sistema donde la entrevista
motivacional podría llevarse a cabo. Uno puede imaginar muchos obstáculos y objeciones. Pero es
posible. Los entrevistadores motivacionales actuando detrás de las rejas.”

Ginsburg et al.173 entregan el siguiente panorama de los tratamientos en los sistemas penales de
Estados Unidos y Canadá:

•  Con frecuencia los infractores son obligados a ingresar a tratamiento, situación que lleva
a muchos de ellos a oponerse a esa imposición en defensa de sus derechos personales, y por
lo tanto se niegan a considerar cambios en su comportamiento. Otros en cambio, “cooperan”
asistiendo a tratamiento pero sin comprometerse.
•  Los prestadores de tratamiento consideran que es innecesario cooperar con los prisioneros…
después de todo están presos.
•  Los “planes de tratamiento” dictan las metas que debieran alcanzar los infractores, no
involucrando a los prisioneros en su diseño. Esos planes exigen que los individuos los lleven
a cabo, lo cual disminuye la libertad de elección y la responsabilidad del infractor, e incluso
contienen descripciones peyorativas.
•  En el contexto penal es frecuente encontrar que los profesionales les dicen a los infractores lo
que ellos “debieran” hacer. Los argumentos de los profesionales acerca de la ventaja del cambio
y los consejos que entregan, fomentan la resistencia al cambio. Además, los pares pueden reforzar
las actitudes y el comportamiento antisocial, promoviendo el rechazo a la participación en los
tratamientos.
•  Y finalmente, muchos infractores de ley suelen negar su responsabilidad en los delitos por los
cuales han sido condenados.

Según esos autores, el espíritu de la Entrevista Motivacional posibilita que los prestadores de
tratamiento creen un contexto que haga más probable la motivación intrínseca y los cambios duraderos
de los infractores de ley: la Entrevista Motivacional da énfasis a la responsabilidad individual y la
autonomía del individuo, se aceptan y validan la visión de mundo, las creencias y comportamientos
del sujeto, y se fomenta la competencia personal al reforzar los intentos y compromisos que hace el
individuo como un cambio positivo para si mismo.

Sin embargo, la incorporación de la Entrevista Motivacional como una “técnica más” en las
herramientas de los prestadores de tratamiento en el contexto penal no hará ninguna diferencia.
Como puede haberse percatado el lector, ese enfoque terapéutico es mucho más que la aplicación
de comentarios empáticos y preguntas de final abierto como respuesta a los comentarios de los
infractores. La incorporación de la Entrevista Motivacional implica, a lo menos, la reflexión y el cambio
en dos aspectos esenciales del desempeño de los profesionales: la posición asumida por el terapeuta
en relación al cliente y el tipo de entrevista a realizar.

Posición del Terapeuta

Desde la creación del psicoanálisis y hasta hace pocos años atrás, la figura popular del prestador
de tratamiento psicosocial era la de un experto que entregaba un tratamiento a un paciente que se
sometía al mismo. Ese experto —reconocido por la sociedad como tal— explicaba (diagnosticaba) y
trataba (intervenía) el comportamiento del cliente en base a un conocimiento anterior a la interacción
con él y a su situación particular; el experto operaba en base a una teoría general acerca de las
personas. De ese modo, el experto destacaba (y protegía) su propia coherencia narrativa, no la del
cliente.174

TALLER 1
61
Cómo Comunicarnos Mejor
El desarrollo experimentado en los últimos años en la concepción de la terapia sistémica, ha invitado
a los terapeutas a abandonar esa posición de expertos y a entender las interacciones terapéuticas
como conversaciones.

Anderson y Goolishian175 han definido a la conversación terapéutica como “una búsqueda y una
exploración mutuas, a través del diálogo, un intercambio de doble vía, un entrelazamiento de ideas en
el que los nuevos significados se desarrollan continuamente hacia la ‘disolución’ de los problemas, es
decir, hacia la disolución del sistema terapéutico y, por ende, del sistema de disolución del problema
y de organización del problema” .

Esa definición de la conversación terapéutica lleva a una redefinición del rol del terapeuta: “el
papel del terapeuta es el de un artista de la conversación —un arquitecto del proceso dialogal—
cuya pericia se manifiesta en el campo de la creación de un espacio que facilite la conversación
dialogal. El terapeuta es un participante observador y un participante facilitador de la conversación
terapéutica”.176

Esa misma definición implica que el cliente deja de ser un receptor pasivo en el proceso y es convertido
en un actor. El terapeuta y el cliente se convierten en colaboradores en el desarrollo de nuevos
significados y nuevas realidades.

Anderson y Goolishian indican que para lograr ese tipo de conversación terapéutica, el terapeuta
debe adoptar una posición de ignorancia. “La posición de ignorancia implica una actitud general,
una postura en la que las acciones del terapeuta comunican una abundante y genuina curiosidad.
Es decir, las acciones y las actitudes del terapeuta expresan la necesidad de saber más acerca de lo
que se ha dicho, y no transmiten en modo alguno opiniones y expectativas preconcebidas acerca del
cliente, el problema o lo que deba cambiarse. Por lo tanto, así el terapeuta está siempre en situación
de ‘ser informado’ por el cliente.” 177

Las herramientas que proponen Anderson y Goolishian para el terapeuta —además de la comunicación
empática178— son las preguntas conversacionales o terapéuticas. “La pregunta terapéutica es el
principal instrumento para facilitar el desarrollo del espacio conversacional y del proceso dialogal.
Para lograrlo, el terapeuta ejercita una pericia en la formulación de preguntas desde una posición
de ‘ignorancia’, en vez de formular preguntas informadas por un método y que exijan respuestas
específicas”. 179

Es decir, las preguntas terapéuticas son preguntas abiertas que promueven la reflexión del cliente.
“Durante el proceso de la psicoterapia el terapeuta no está aplicando un método de interrogación,
sino que está continuamente adaptando su comprensión a la de otra persona. Así, el terapeuta está
siempre en proceso de comprensión, siempre en camino hacia la comprensión, siempre en proceso
de cambio. Las preguntas formuladas desde la ignorancia reflejan esta posición del terapeuta y este
proceso terapéutico. De este modo, el terapeuta no domina al cliente con su conocimiento psicológico;
al menos, solo lo domina en la misma medida en que se ve conducido por el cliente y aprende de
su pericia. La tarea del terapeuta, por lo tanto, no consiste en analizar sino en intentar comprender,
comprender desde la cambiante perspectiva de la experiencia vital del cliente.” 180

Entrevista Diagnóstica: ¿una entrevista estructurada o un proceso


de indagación compartida?

La literatura acerca del modelo de riesgo—necesidad—disposición a responder aconseja que


los prestadores de tratamiento realicen un diagnóstico de las necesidades criminógenas. Bonta y
Andrews181 indican que pueden distinguirse cuatro fases en el procedimiento diagnóstico de los
factores de riesgo de la reincidencia:
•  Primera fase: uso del juicio clínico de los psicólogos y los trabajadores sociales para determinar
el riesgo de reincidencia de los individuos.
•  Segunda fase: uso de instrumentos actuariales, que demostraron ser mejores que el uso
del juicio clínico. Sin embargo, esos instrumentos no tenían una base teórica y los indicadores
elegidos no tenían un buen fundamento teórico, además eran más indicadores estáticos que
dinámicos.
•  Tercera fase: los instrumentos actuariales incluyeron necesidades de riesgo dinámico.
•  Cuarta fase: se han construido instrumentos de evaluación del riesgo de reincidencia que
integran la intervención sistemática y el monitoreo, junto a la evaluación de un amplio rango de
factores de riesgo que no eran medidos en la tercera generación de instrumentos, y otros factores
personales importantes para el tratamiento.

Sin embargo, ya sea que se usen o no instrumentos para determinar las necesidades criminógenas
de los infractores de ley, cabe preguntarse ¿cómo implementarán los evaluadores esos instrumentos:
por medio de un proceso diagnóstico tradicional o un proceso diagnóstico que busque influenciar/
perturbar al usuario respecto a su situación personal?

Podemos denominar tradicional al proceso diagnóstico que se fundamenta en una epistemología


moderna182 que ha colocado al terapeuta en la posición de un observador independiente que posee un
acceso privilegiado al conocimiento de la naturaleza humana, de la personalidad de los individuos, su
vida relacional, sus conductas normales y anormales, sus pensamientos, sentimientos y emociones.

En base a esta autoridad de conocimiento y verdad, los profesionales que realizan el diagnóstico
mantienen una posición jerárquica, predominando su saber por sobre el saber marginal y cotidiano
de los “clientes” no profesionales.

TALLER 1
63
Cómo Comunicarnos Mejor
Según Anderson183, los profesionales de la salud mental son representantes de un discurso social y
cultural dominante. Este saber del terapeuta, basado en teorías, prejuicios y experiencias profesionales
y personales, actúa como una estructura a priori que determina el conocimiento que el profesional
lleva a la entrevista diagnóstica, y que se impone al conocimiento del “diagnosticado”. “El terapeuta
se convierte en un experto en observar, revelar y deconstruir la historia tal como realmente es y tal
como debería ser”.184

Ginsburg et al.185 reflexionan que es probable que esa posición de los profesionales diagnosticadores—
tratantes sea un factor que en forma inadvertida fomenta la baja adherencia de los usuarios infractores
de ley a los tratamientos en los contextos penales: son los profesionales quienes determinan los
objetivos del tratamiento (congruentes con su mirada experta), sin que necesariamente esos objetivos
sean percibidos como significativos/necesarios para si mismo por los usuarios.

Según Anderson, la terapia modernista es un proyecto liderado por el terapeuta, “influido por las
verdades dominantes de la cultura, y que conduce a posibilidades determinadas por el terapeuta.
Estas verdades se expresan en diagnósticos, objetivos y estrategias de tratamiento que se determinan
a priori y se aplican indiscriminadamente. A su vez, los pensamientos y las acciones del terapeuta
pueden validar y reificar su preconocimiento y hacer que se pierda o deseche lo singular, rico y
complejo en un individuo o un grupo de individuos”.186

O’Hanlon187 ha denominado “contratransferencia teórica” a la tendencia de los terapeutas a imponer


su propias premisas teóricas, las cuales pueden violar los sentimientos y creencias de los usuarios,
con la consiguiente amenaza al vínculo terapéutico y el fomento inadvertido de la no adherencia del
usuario al tratamiento. “Todos los modelos teóricos y estrategias terapéuticas están limitados en
forma inherente y todos generarán cierta imposibilidad cuando se apliquen reiteradamente. De hecho,
la respuesta a este problema ha sido la proliferación de diferentes escuelas de psicoterapia, cada una
de las cuales se suponía que corregía las deficiencias de las anteriores. Los 400 enfoques rivales que
han aparecido hasta el momento actual parecen poco más que productos envasados que compiten
por una porción del mercado”.188

La posición emergente para el proceso diagnóstico tiene relación con la evolución de la epistemología
en el campo de las ciencias sociales y en la terapia familiar sistémica y ha sido promovida por el
desarrollo de la cibernética de segundo orden y el constructivismo.

Joturán189 resume del siguiente modo los principios básicos de esta segunda cibernética: (1) las
observaciones no son absolutas, sino que relativas al punto de vista del observador y (2) el acto de
observar influye sobre el objeto observado, al punto de anular toda expectativa de predicción de parte
del observador. Es decir, esta posición sostiene la pérdida de la neutralidad y de la objetividad del
observador; el observador forma parte de lo observado.
Desde esta perspectiva, todo lo que haga o no haga el entrevistador influye en su “diagnosticado”190;
es decir, es insostenible asumir a un entrevistador en una posición de un observador “objetivo” que
estudia la realidad “objetiva” de su sujeto191. Por lo tanto, todo proceso de entrevista diagnóstica es
una intervención. “La entrevista como intervención también toma en serio el punto de vista de que
el efecto que de hecho tenga cualquier intervención con un cliente está siempre determinado por el
cliente, no por el terapeuta”.192

Según Anderson y Goolishian193, las personas viven y entienden su vida a través de realidades
narrativas socialmente construidas, que dan sentido a su experiencia y la organizan. Por lo tanto, el
proceso diagnóstico busca indagar en las narrativas del entrevistado y la posición más adecuada del
terapeuta en ese proceso es la posición de ignorancia que hemos analizado más arriba.

La Entrevista Motivacional de Miller y Rollnick194 puede entenderse bajo el marco de esta posición
diagnóstica emergente, y puede ser incorporada en la evaluación de las necesidades criminógenas
de la población infractora. Esa entrevista —tal como la concibieron Miller y Rollnick— implica el
uso de instrumentos diagnósticos para el consumo de sustancias y otorga una especial importancia
a lo que denominan el “proceso de retroalimentación”195, donde el terapeuta y el usuario revisan
los resultados de los instrumentos y el terapeuta por medio de preguntas abiertas reflexivas buscar
provocar discrepancia en el usuario. Como hemos revisado más arriba, el objetivo de la Entrevista
Motivacional no es el de persuadir ni obligar al usuario hacia el cambio, sino que fomentar su
motivación intrínseca a través de un proceso de autoexploración, en un contexto en el cual el cliente
y el terapeuta reflexionan respecto a ciertos hechos “objetivos” y buscan comprender la situación
vital del cliente.

La revisión de instrumentos para la predicción del riesgo de reincidencia y determinación de las
necesidades criminógenas, por ejemplo el OASyS (Offender Assessment System)196, muestra que ese
instrumento consiste en la obtención de información acerca de los antecedentes del infractor y es,
a la vez, una pauta para una entrevista semiestructurada que recoge información acerca de las
necesidades criminógenas.

Las entrevistas semiestructuradas pueden ser convertidas en conversaciones terapéuticas, en las


cuales los entrevistadores —desde una posición de ignorancia deliberada197— en el proceso de
comprender al infractor, pueden realizar intervenciones para promover discrepancia y fomentar la
motivación intrínseca para el cambio y eventualmente cooperar con el infractor en la coconstrucción
de un plan de cambio personal.

TALLER 1
65
Cómo Comunicarnos Mejor
Entrevista Motivacional y Contextos de Tratamiento Grupal

Miller198 ha indicado que la Entrevista Motivacional es un enfoque terapéutico diseñado para ser
implementado en entrevistas/conversaciones individuales, pues —como hemos descrito más arriba—
es una conversación muy individualizada en la cual el terapeuta se va acomodando a la disposición
motivacional del individuo y a sus comentarios/respuestas, en un proceso cuya duración dependerá
de la disposición motivacional del cliente como de la pericia del terapeuta.

Walters et al.199 reportan experiencias de intervenciones grupales con la estructura de la Entrevista
Motivacional con alumnos universitarios con consumo problemático de alcohol y con adultos
consumidores problemáticos de alcohol en un contexto de tratamiento ambulatorio.

En el estudio universitario, se realizó una sesión de grupo de 2 horas de duración, en la cual se entregó
psicoeducación en el formato de una entrevista motivacional. Los contenidos de la sesión fueron los
siguientes: comparación con las normas estadísticas respecto al consumo de alcohol, una conversación
acerca de los pros y los contras del consumo de alcohol y juego de roles. A un grupo de los sujetos, se les
envió por correo información acerca de su consumo de alcohol, comparación con las normas nacionales,
indicadores de riesgo y se les entregó un consejo acerca de la reducción del riesgo.

En un seguimiento realizado 6 semanas después, los estudiantes que asistieron al grupo y recibieron
la retroalimentación por correo200 mostraron en promedio una disminución del consumo de alcohol
de un 53,1%, mientras que el grupo control que no asistió a la sesión psicoeducativa no modificó su
consumo. Los hallazgos de ese estudio han sido replicados en otros estudios posteriores.

En la investigación con adultos, se estudió el efecto de una intervención motivacional grupal, desde
una sesión hasta seis sesiones de grupo, entregadas antes de la participación en un tratamiento
más extenso. Se encontró que mejoró la adherencia de quienes ingresaron a tratamiento. En esas
experiencias se usó el Drinkers’ Check-up de Miller, se exploraron los pros y contras de beber y una
conversación acerca de las reacciones de los participantes a sus respuestas en el cuestionario.

Puede advertirse que en esos estudios todos los participantes presentaban un “problema” similar
(bebedores problema). Sin embargo, en el contexto de los tratamientos grupales penales para
abordar las necesidades criminógenas, los terapeutas podrían incorporar las estrategias de la
entrevista motivacional en las sesiones de grupo para fomentar la participación y la reflexión de
los participantes y facilitar de ese modo la incorporación significativa de las diversas temáticas o
estrategias trabajadas.

Es necesario recordar que la Entrevista Motivacional es un estilo muy individualizado de conversación/


interacción con el/la usuario/a, en la que los comentarios del terapeuta (reflejos terapéuticos/
preguntas abiertas) variarán según el material aportado por el/la usuario/a; es decir, la Entrevista
Motivacional no consiste en un conjunto de preguntas estándar que deban hacerse a el/la paciente/a
en determinado orden.

En este sentido, la introducción de la filosofía y de las “técnicas” de la Entrevista Motivacional en el


operar de los terapeutas en los diversos Talleres con los/as usuarios/as, implica que en esas sesiones
grupales (cada una con un objetivo específico) el terapeuta podría interactuar con los ellos/ellas de
acuerdo al modo sugerido por Miller y Rollnick, según sus comentarios ante las diversas actividades
planteadas y respetando ciertos principios básicos:
•  Expresando empatía hacia el/la usuario/a, por medio del uso de reflejos terapéuticos.
•  Fomentando la discrepancia en el discurso de el/la usuario/a, a través del uso de preguntas
abiertas reflexivas.
•  Evitando las discusiones y las confrontaciones.
•  Fomentando la autoeficacia de los/as participantes al indagar acerca de las estrategias
exitosas de los usuarios/as, y fomentando los comentarios de cambio.
•  Absteniéndose de dar consejos y entregar soluciones.

TRATAMIENTOS COGNITIVO CONDUCTUALES PARA LA REDUCCIÓN DE


7 LA REINCIDENCIA EN INFRACTORES DE LEY: BREVE DESCRIPCIÓN Y
EVALUACIÓN DE SU EFECTIVIDAD

INTRODUCCIÓN

La Terapia Cognitivo Conductual surge del desarrollo de la Terapia Conductual (derivada de la teoría
del Aprendizaje Operante de B. F. Skinner, la que sostiene que los comportamientos son aprendidos y
mantenidos según las consecuencias que tengan para el individuo en los contextos en los cuales éste
se comporta) y de la Terapia Cognitiva (basada en el enfoque de Albert Ellis que los pensamientos
afectan a las emociones y en el enfoque de Aaron Beck que sostiene que ciertos patrones de
pensamiento conducen a un pensamiento maduro o a un pensamiento “primitivo”, que expone
a los individuos a experimentar sintomatología cuando sus mecanismos de afrontamiento de las
dificultades de la vida cotidiana sucumben201).

Milkam y Wanberg202, concluyeron al revisar la literatura, que el elemento que combina los enfoques
conductuales y cognitivos en la terapia cognitivo conductual, es el autorrefuerzo. Es decir, los cambios
cognitivos y conductuales se refuerzan unos a otros, aumentan un sentimiento de bienestar en el
individuo y fomentan cambios tanto a nivel del pensamiento como de las conductas.

TALLER 1
67
Cómo Comunicarnos Mejor
Principios de la Terapia Cognitivo Conductual203

Esta propuesta terapéutica usa dos enfoques básicos para fomentar el cambio:
1. Reestructuración cognitiva.
2. Entrenamiento en habilidades sociales e interpersonales. Desde el punto de vista práctico, se usan
estrategias para fortalecer los pensamientos que llevan a comportamientos positivos y se refuerza el
comportamiento según sus consecuencias positivas.

Los conceptos cognitivos que se destacan en este enfoque son los siguientes:

  Pensamientos Automáticos
Son procesos cognitivos que ocurren en una forma aparentemente automática en respuesta a las
situaciones en las cuales se encuentra el individuo y que de no mediar un proceso reflexivo y de
autoobservación de la persona, es probable que no se percate que está pensando en forma repetitiva
(e incontrolable) en contextos/situaciones similares.

  Expectativas
El individuo espera que ciertos comportamientos den lugar a determinados resultados. Se describe
la expectativa de eficacia como la evaluación que hace la persona de su habilidad para ejecutar
exitosamente un comportamiento particular en una situación difícil. En la medida que la persona
tiene una mayor expectativa de autoeficacia respecto a determinado tipo de comportamiento, es
probable que lo ejecute con frecuencia.

  Evaluaciones
Procesos cognitivos que otorgan valor y significado a la experiencia del individuo, así como también
a sus respuestas a esas experiencias. La evaluación que hace la persona de las situaciones puede ser
“distorsionada” debido a “errores”204 en el pensamiento. Un objetivo de la terapia es, ayudar a las
personas a identificar los errores en el pensamiento, lo que podría conducir a una evaluación más
“realista” de las situaciones.

  Atribuciones
Explicaciones de la persona acerca de por qué ocurren las cosas o acerca de los fundamentos de
ciertos comportamientos. La teoría atribucional, especialmente en el trabajo con infractores de ley,
otorga particular importancia al locus de control del individuo, es decir a qué atribuye el individuo la
fuente de sus comportamientos.205

  Supuestos Subyacentes y Creencias Centrales


Los supuestos y las creencias centrales son menos conscientes que los pensamientos automáticos. Los
supuestos subyacentes y las creencias centrales pueden ser entendidas como esquemas cognitivos206
un sistema organizacional que estructura el pensamiento automático del individuo.
Las creencias son las ideas que usan las personas para evaluar las situaciones externas. La terapia
supone ayudar a las personas a identificar los pensamientos automáticos y las distorsiones cognitivas
y luego abordar las creencias subyacentes centrales que están asociados con aquellos (proceso de
“reestructuración cognitiva”).

Milkam y Wanberg207 han graficado de este modo el proceso de cambio en la Terapia Cognitivo
Conductual:

Acción Adaptativa: Resultados Positivos o Buenos:


Activación de eventos positivos y Comportamientos y
desactivación experiencias negativas pensamientos fortalecidos

Eventos Pensamientos Emociones Conducta


Interno Automáticos: y o
Externo Expectativas Sentimientos Acción Elegida
Aproximación
Atribuciones
Desiciones
Acción Desadaptativa: Resultados Negativos o Malos:
Actitudes Activación de eventos o Debilidad en el comportamiento
Valores experiencias negativas aunque los pensamientos
Creencias pueden ser fuertes

Figura 2: Proceso de Aprendizaje y Cambio en el Enfoque Cognitivo Conductual

  Habilidades Interpersonales y Sociales


La teoría cognitiva conductual supone que las personas con pensamientos desadaptativos presentan un
déficit en las habilidades para afrontar las dificultades y problemas cotidianos en el vivir. Los objetivos
del desarrollo de habilidades sociales involucran el aprendizaje de habilidades de comunicación
eficaz, entrenamiento asertivo, habilidades interpersonales, entrenamiento en resolución de conflictos
y manejo de la agresividad.

  Construcción Cognitivo Conductual de Habilidades Prosociales


La incorporación de tratamientos cognitivo conductuales en el tratamiento con infractores de ley,
se sustenta en la teoría cognitiva del comportamiento delictivo. Ésta considera que los infractores
no han sido bien socializados, careciendo de valores, actitudes, razonamiento y habilidades sociales
necesarias para el ajuste social y que esas habilidades pueden ser enseñadas.208

TALLER 1
69
Cómo Comunicarnos Mejor
En el contexto del trabajo con infractores de ley, un tercer objetivo de la terapia cognitivo conductual
(además de la reestructuración cognitiva y el desarrollo de habilidades interpersonales) es el
desarrollo de habilidades para vivir en armonía con la comunidad y desempeñar comportamientos
que contribuyan a resultados positivos en la sociedad.

Esto implica construir actitudes y habilidades necesarias para ser moralmente responsables, desarrollar
empatía e interés por el bienestar de los demás y la sociedad. Los diversos enfoques cognitivo
conductuales descritos más abajo, se proponen fomentar en el individuo un interés sociocéntrico,
dándose énfasis a la responsabilidad para con los demás y la comunidad.

Milkam y Wanberg209 grafican del siguiente modo las metas y objetivos de la terapia cognitivo-
conductual en el tratamiento de infractores de ley:

Aprendizaje de habilidades
de responsabilidad comunitaria

Prevención de Prevención de
reincidencias recaídas

Metas

Aprendizaje Aprendizaje de habilidades


de habilidades sociales Estilo de vida cognitivas de autocontrol
significativo y responsable

Figura 3: Autocontrol y autogestión (Tomado de Milkam y Wanberg, 2007, p. 11)

Al-Attar210 indica que los factores de riesgo criminógenos hacen más probable que el individuo resuelva
los conflictos y responda a los estresores de la vida cotidiana por medio de la comisión de delitos. Desde
una perspectiva cognitivoconductual —señala ese autor— el comportamiento infractor, es un método
desadaptativo para resolver los estresores personales, situacionales o ambientales y si ese comportamiento
es reforzado, aumenta la probabilidad del mismo y se refuerza el ciclo de la comisión de delitos.
Al-Attar representa en el siguiente esquema la relación de las necesidades criminógenas y la comisión
de delitos:

Desencadenante
Situacional Estresores personales, situacionales o ambientales percibidos

Déficit/errores Déficit del Déficit en Privación/ Déficit en


cognitivos desarrollo/ habilidades recursos
sociales Desventaja personales
Necesidades +
Criminógeneas Errores en el + ambiental/
Déficit/errores razonamiento (autoestima,
en la resolución moral Déficit en la social autocontrol)
de problemas cognición
social

Delito Comportamiento Infractor

Figura 4: Relación entre las necesidades criminógenas y la comisión de delitos (Al-Attar)

Proposiciones Técnicas Cognitivo Conductuales para el Tratamiento de las


Necesidades Criminógenas

Al-Attar211 ha propuesto las siguientes técnicas cognitivo conductuales para el tratamiento de las
necesidades criminógenas:

1. Déficit en habilidades y estilos cognitivos


a)  Egocentrismo y dificultad para tomar la perspectiva de otra persona y empatía.
El autor propone entrenar a los individuos para tomar la perspectiva de otras personas, técnica
que se supone fortalecerá la empatía cognitiva y afectiva212. También propone usar la inversión de
roles, técnica que busca fomentar perspectivas diferentes.
b)  Déficit en la resolución de problemas.
El entrenamiento en resolución de problemas implica el desarrollo de la habilidad para identificarlos
y diferenciar entre los hechos y los problemas y los pensamientos y sentimientos respecto a ellos.
La impulsividad, es reemplazada por la reflexividad.
Sugiere la enseñanza de métodos de autoinstrucción, como la detención del pensamiento, fomento
del pensamiento secuencial, ejercicios para asumir otras perspectivas e inversión de roles.

TALLER 1
71
Cómo Comunicarnos Mejor
Se supone que la reestructuración de los procesos cognitivos, asociados con la identificación y
resolución de los problemas (reestructuración cognitiva), llevará a una reestructuración de las
emociones y los comportamientos relacionados.
c)  Errores y sesgos cognitivos.
Se propone desafiar los estilos y sesgos cognitivos, a través del examen y puesta a prueba de los
pensamientos (evidencia a favor y en contra del pensamiento).

2.  Razonamiento moral


Se sugieren las instrucciones, el modelaje, los ejercicios de dilemas morales y los debates para
estimular el desarrollo del razonamiento moral.

3.  Déficit en habilidades sociales y en la cognición social


Para la construcción y la mantención de relaciones interpersonales funcionales y la resolución de
problemas interpersonales, el individuo necesita desarrollar el procesamiento de la información
social, competencia social y habilidades de comunicación.
Para el fomento de habilidades sociales pueden usarse las siguientes técnicas: entrenamiento en
asertividad, relajación, inversión de roles y tomar la perspectiva de otros, modelaje, resolución de
problemas sociales (interpretación de claves sociales, generación de soluciones y negociación).

4.  Déficit de recursos internos


La literatura ha indicado que los individuos infractores de ley, al ser comparados con individuos no
infractores, presentan una autoestima negativa (y que los individuos a través de la comisión de actos
violentos evitan esa imagen negativa de si mismos). Sin embargo, otros estudios han mostrado que
hay individuos infractores de ley que presentan una elevada autoestima y tienden a comportarse en
forma violenta cuando son amenazados.
Se proponen las siguientes estrategias para fomentar un buen autoconcepto en los individuos
infractores de ley: examinar y desafiar los estándares por medio de los cuales los individuos se evalúan
a si mismos y a los demás, centrarse en los atributos y aspiraciones positivas, el entrenamiento en
resolución de problemas y de habilidades sociales fomentará el desarrollo de un buen autoconcepto,
ayudar a los individuos a establecer evaluaciones más funcionales y más realistas de si mismos.

5.  Locus de control


La investigación ha mostrado que los infractores de ley muestran un locus de control más bien
externo (es decir, son “manejados” por las circunstancias). El entrenamiento en habilidades sociales
y en la resolución de problemas aumentan el locus de control interno.
El Rol de los Terapeutas y los Tratamientos Cognitivo Conductuales

Según Milkman y Wanberg213, los dos componentes más importantes de la implementación de un


tratamiento cognitivo conductual, son las características del profesional a cargo del tratamiento y la
relación terapéutica que éste establece con los usuarios.

Características de los profesionales: La investigación en psicoterapia ha mostrado que éstas son


centrales en la implementación de cualquier tratamiento psicoterapéutico. Entre ellas destacan la
calidez genuina, la empatía, la creatividad y la flexibilidad.214

Relación cliente terapeuta: Desde los inicios de la psicoterapia como una relación de ayuda
profesionalizada, se ha destacado la calidad emocional y relacional del vínculo entre el terapeuta y
los clientes, como una variable clave para el éxito del proceso terapéutico.215

Programas Cognitivo Conductuales más difundidos en el Tratamiento de


Infractores de Ley

En la década de los años 1990 comenzaron a usarse programas en formato de manuales de enfoque
cognitivo conductual para la entrega de intervenciones en los sistemas penales. Algunos de esos
programas son los siguientes216:

1. Reasoning and Rehabilitation, R & R (Razonamiento y Rehabilitación) (Ross y Fabiano, 1985217)


El programa R & R fue el primer programa cognitivo conductual estructurado, basado en la evidencia,
cuyo objetivo fue reducir la reincidencia. Este programa se apoyó en la investigación respecto al
estilo y pautas del pensamiento de los infractores, la que sugiere asociaciones entre la cognición y
el delito.
El objetivo de este programa era suministrar y promover formas de pensamiento alternativas para
posibilitar el desarrollo de pautas de pensamiento y habilidades que es probable que promuevan al
comportamiento prosocial.
El programa R & R —por medio de técnicas como los juegos de rol, ensayo conductual, modelaje,
refuerzo y ejercicios cognitivos— se propone promover el pensamiento reflexivo en contraposición al
pensamiento reactivo. Los objetivos específicos para el cambio incluyen el autocontrol de los infractores,
habilidades para la resolución de problemas sociales, asumir una perspectiva social, razonamiento
crítico, y actitudes y creencias que apoyan el comportamiento criminal, dándose un énfasis a la práctica
y al aprendizaje y mostrando cómo esas habilidades son relevantes en la vida cotidiana.
El programa fue diseñado para ser entregado por un amplio rango de equipos de tratamiento y no
solo por terapeutas profesionales. Este programa ha sido usado en muchos países y ha estado sujeto
a algunas evaluaciones, las que muestran resultados positivos en términos de la reincidencia en
infractores adultos que finalizaron el programa. Sin embargo, hay evidencia de una menor efectividad
con otras poblaciones de infractores.

TALLER 1
73
Cómo Comunicarnos Mejor
2. Straight Thinking on Probation, STOP (Pensando en forma correcta en la libertad vigilada)
Es un programa construido en base a una adaptación del R & R para ser usado en el sistema de
libertad vigilada en Gales. Una evaluación del programa reportó que las tasas reales y predichas de
reincidencia fueron las mismas para el grupo de tratamiento y los grupos control en un seguimiento de
12 meses. Sin embargo, en los usuarios que finalizaron realmente el programa, hubo una reincidencia
significativamente más baja, junto con una tasa menor de sentencias de reclusión para quienes
cometieron nuevos delitos. Los resultados positivos se mantuvieron en un seguimiento de 2 años.

3. Enhanced Thinking Skills, ETS (Fomento de Habilidades de Pensamiento)


Este programa fue desarrollado en el año 2000 para el servicio de prisión inglés, para ser usado en
el sistema de libertad vigilada en Inglaterra y Gales. Sus objetivos terapéuticos son los mismos que
los del programa R & R. Al igual que ocurre con el R & R, las evaluaciones han mostrado que el ETS
es efectivo en los contextos institucionales, con infractores adultos masculinos que finalizaron el
programa. Hay menor evidencia de la efectividad del programa con otras poblaciones de infractores
y en otros contextos.

4. Think First (Piense Primero)


Este es un programa desarrollado en Inglaterra y Gales, usado primero con infractores convictos y
luego en el sistema de libertad vigilada. Es similar al R & R y al ETS en sus contenidos y objetivos,
pero se diferencia en que tiene un foco más explícito en el delito e incluye materiales que requieren
que los infractores analicen las acciones delictuales específicas que han cometido.
Incluye sesiones anteriores a la conformación del grupo de tratamiento, para preparar a los usuarios,
fomentar la adherencia y la motivación, y sesiones posteriores al trabajo grupal, para trabajar en
estrategias de prevención de recaídas.
Las evaluaciones del programa evidenciaron reducciones significativas en las actitudes criminales
y en el locus de control y un aumento significativo en la autoestima posterior a la participación
en el programa. Las evaluaciones efectuadas en el Servicio de Libertad Vigilada de Inglaterra y
Gales, mostraron una disminución significativa en la tasa de nuevas condenas para los infractores
que finalizaron el programa, en comparación con quienes no lo iniciaron y aquellos que no lo
terminaron.

5. Thinking for a Change (Pensando en un Cambio) 218


Este es un programa de 22 sesiones, basado en las conclusiones de paneles de expertos cognitivo-
conductuales. Considera que el comportamiento criminal puede modificarse cuando los individuos
infractores de ley pueden hacer uso de herramientas cognitivas derivadas de la reestructuración
cognitiva y de los programas de habilidades cognitivas. Está construido en base a técnicas de
reestructuración cognitiva y entrenamiento en habilidades cognitivas. Se divide en 3 partes: Actitudes
criminales, Habilidades sociales y Resolución de problemas interpersonales.
Golden219 realizó una investigación de la efectividad del programa con 100 penados hombres y 42
mujeres penadas en libertad vigilada, con riesgo de reincidencia media y alta. Los sujetos estudiados
fueron contrastados con un grupo control que no asistió al programa. La autora hizo un seguimiento
durante un período de tres meses a un año después de la finalización del programa y evaluó la reincidencia
(definida como la comisión de nuevos delitos) y la violación técnica de la libertad vigilada.
Los resultados mostraron que la tasa de nuevos delitos en quienes finalizaron el programa fue un 33%
más baja que quienes no lo terminaron y que la del grupo control. No hubo diferencias significativas en
las violaciones técnicas de la medida de libertad vigilada. Los penados que abandonaron el programa
(evaluados como de alto riesgo de reincidencia y con déficit en habilidades para la resolución de
problemas interpersonales) tuvieron un mayor número de violaciones técnicas a la libertad vigilada
que aquellos que lo finalizaron y que el grupo control.
Respecto a las mediciones de las actitudes de los sujetos, no hubo diferencias entre los grupos en los
sentimientos procriminales. Las habilidades sociales mejoraron en quienes finalizaron el programa
o lo abandonaron, y se mantuvieron constantes en el grupo control. Los sujetos que finalizaron el
programa mejoraron significativamente sus habilidades para resolver problemas interpersonales.
La autora concluye la investigación afirmando que sus hallazgos suministran algún apoyo al
tratamiento grupal cognitivo-conductual con infractores, para la reducción de la actividad criminal;
sin embargo, esos hallazgos no son lo suficientemente sólidos.

Otros tratamientos cognitivo conductuales para infractores de ley, cuya eficacia ha sido investigada son
los siguientes:

  Entrenamiento en Habilidades Cognitivas


Robinson220 reporta un estudio experimental efectuado en Canadá que comparó a 1746 infractores
asignados a un grupo experimental de entrenamiento cognitivo con 379 infractores asignados a una
lista de espera (grupo control). Todos los sujetos fueron seguidos durante un período de 12 meses
después que recobraron la libertad.
Los participantes en el grupo experimental fueron seleccionados cuidadosamente y los métodos cognitivo
conductuales, fueron acomodados al estilo de aprendizaje de los sujetos. Los objetivos incluidos en el
programa incluyeron la impulsividad, déficit en perspectiva social, habilidades para resolver problemas
interpersonales, pensamiento concreto, déficit en la capacidad de planificación e incapacidad para
visualizar metas.

El 47% de la muestra regresó a prisión dentro del año de seguimiento; el 21,9% fue condenado por
un nuevo delito. El 44,5% de quienes finalizaron el programa regresaron a prisión en comparación con
el 50,1% de quienes estaban en el grupo control y con el 58% de quienes abandonaron el programa
(17,3% de los participantes en el grupo experimental).
La diferencia entre el grupo experimental y el grupo control representó una reducción del 11% (p < 0,5)
en el retorno de quienes terminaron el programa.

TALLER 1
75
Cómo Comunicarnos Mejor
La reducción de la reincidencia fue aún mayor. Quienes finalizaron el programa redujeron la reincidencia
en un 20% (p < 0,3), aunque el programa parece que no tuvo un impacto significativo en el retorno a
prisión por violaciones a las condiciones de la libertad condicional.

El autor reflexiona que la diferencia entre los infractores que finalizaron el programa y aquellos que
no, puede deberse a que los infractores que lo abandonaron eran de mayor riesgo de reincidencia
(alrededor de los 2/3 de los abandonos se debieron a falta de interés o comportamiento disruptivo)
además, quienes dejaron el programa pueden no haber recibido todos los beneficios del mismo
debido a su abandono prematuro.

El análisis de los datos de esta investigación indica que el programa funciona mejor con infractores
con riesgo de reincidencia de medio a bajo, pero no necesariamente funciona con infractores que
poseen mayor riesgo de reincidencia.

Un estudio realizado en Inglaterra221, mostró que no hubo diferencias significativas en las tasas de
una nueva condena en el seguimiento a uno y dos años de infractoras mujeres que participaron en los
programas de habilidades cognitivas entregados en las prisiones entre los años 1996 y 2000.

La autora de la investigación señala que esos programas cognitivos fueron construídos en base a un
marco teórico desarrollado para explicar las necesidades criminógenas en hombres222, y pasan por
alto el hecho que “las mujeres no solo cometen delitos debido a déficit cognitivo conductual, sino
que debido a una serie de exigencias colocadas sobre ellas. [Ellas] No solo no creen que tienen pocas
opciones legítimas positivas, sino que tienen pocas opciones legítimas. El fomento de las habilidades
de pensamiento puede ser al menos, un pre-requisito para empoderar a las mujeres para que tomen
decisiones mejores, si es que esas opciones realmente existen para ellas” (Worrall, 2002223).
La autora indica que aunque hay similitudes entre las necesidades criminógenas de los hombres y las
mujeres, la importancia de esas necesidades difiere en ambos géneros224. Por ejemplo, las mujeres
infractoras muestran una tasa mayor de trastornos mentales y es más probable que reporten abuso
sexual o físico; también se sugiere que su riesgo aumenta debido al consumo abusivo de drogas225 y
que la necesidad económica las ha impulsado a la comisión de delitos.

Por lo tanto —desde la perspectiva de Cann226— programas como el R & R y el ETS, aunque pueden
ser valiosos para las mujeres, no consiguen llevarlas a la reducción de la reincidencia.

  Programa Breve de Manejo de la Rabia 227


Los autores reportan un estudio con 418 infractores hombres (en prisión y en libertad vigilada) que
participaron en un programa de manejo de la rabia en Australia del Sur y Australia Occidental (el 86%
se los sujetos recibió el programa cumpliendo la condena en prisión).
El programa consistió en 10 sesiones cognitivo conductuales de 2 horas de duración, e incluyó ejercicios
estructurados para el desarrollo de las siguientes habilidades: identificación de las provocaciones,
relajación, reestructuración cognitiva, asertividad y prevención de recaídas.

Los sujetos fueron comparados con un grupo control en lista de espera. Una de las preguntas de
investigación fue cuál era la eficacia del programa. Los resultados demostraron que el impacto del
programa fue menor, ya que aunque el grupo tratado mostró cambios en la dirección esperada, éstos
no tuvieron significación clínica. Esas diferencias esperadas también ocurrieron en el grupo control y
los investigadores indicaron que el acto de completar los cuestionarios de evaluación (medición pre
y post) pudo haber tenido un pequeño efecto beneficioso en si mismo, aunque el tratamiento no fue
entregado.

Los cambios encontrados en el grupo tratado no fueron estadísticamente significativos al ser


comparados con los del grupo control. El grupo tratado mejoró su conocimiento de la rabia; una
explicación para este hallazgo, es que el programa de manejo de la rabia pudo haber tenido sólo un
efecto a nivel educativo, sin que haya provocado cambios importantes en los componentes fisiológicos,
cognitivos o conductuales de la rabia.

Respecto a la mantención de los cambios después del tratamiento (seguimiento a los 2 y a los 6
meses), se encontró que los cambios fueron modestos: se mantuvo el conocimiento de la rabia e
incluso aumentó.

Una segunda pregunta de la investigación fue qué características de los participantes están asociadas
con las ganancias del tratamiento. Los resultados mostraron que la variable motivación de los sujetos
(en la medición pretratamiento) fue la mejor predictora de los logros del tratamiento.

En una investigación anterior con 200 sujetos, los mismos autores228 encontraron resultados similares
para la evaluación del programa de manejo de la rabia. Advirtieron que los individuos que en la
medición pre-tratamiento habían recibido elevadas puntuaciones en experiencia de rabia y bajas
puntuaciones en autocontrol de la rabia, fueron los que más se beneficiaron con el programa.

Algunos autores han indicado que los factores que hacen que programas de ese tipo muestren
resultados pobres son los siguientes: baja motivación de los participantes, contenido muy complejo
de los programas para ser entregados en un tiempo reducido, integridad débil229 del programa y
oportunidades limitadas para practicar las habilidades aprendidas.

  Entrenamiento en Inoculación de Estrés


Forde230 realizó una investigación para determinar la efectividad de un programa de inoculación
de estrés en prisioneros hombres en un Penal de Ohio, Estados Unidos. El objetivo fue entregar

TALLER 1
77
Cómo Comunicarnos Mejor
psicoeducación a los convictos para ayudarlos a corregir sus distorsiones de pensamiento, desarrollar
habilidades de afrontamiento adaptativo y para resolver problemas. También se implementó la
prevención de recaídas para ayudarlos a generalizar los logros terapéuticos más allá de la sala de
terapia.

Contrariamente a lo esperado, no se encontraron diferencias en las mediciones previas y posteriores a


la intervención, en el pensamiento criminal, el propósito en la vida, en el autocontrol y la disposición
para el cambio.

Aunque los internos encontraron útiles las sesiones, el autor concluye reflexionando que la ausencia
de diferencia puede deberse a diversos factores: tamaño pequeño de la muestra, falta de integridad
en la entrega del tratamiento debido a diversas dificultades de seguridad en el penal, que hicieron
difícil la entrega de las sesiones de acuerdo a lo planificado y no hubo una selección previa de
internos de acuerdo a su motivación para participar en el programa.

  Perspectivas Contemporáneas en la Teoría Cognitivo Conductual con Infractores de Ley


Maruna231 ha reflexionado acerca de la tendencia de la investigación de los tratamientos penitenciarios
en centrarse en el grado en que los infractores de ley aceptan su responsabilidad por el delito y la
relación con su proceso de rehabilitación; sin embargo —indica ese autor— se ha prestado menos
atención a la dimensión de los estilos explicativos232 de los infractores de ley y sus argumentaciones
acerca de los delitos cometidos.
Basado en las investigaciones de la teoría de los estilos explicativos en las personas deprimidas
(estilo explicativo depresiógeno o pesimista)233 Maruna hipotetizó, que los infractores reincidentes
que regresan a los penales una y otra vez en su vida, mostrarían un estilo explicativo semejante, es
decir, esos infractores podrían considerar a los eventos positivos en su vida como externos, inestables
y específicos (por ejemplo, “solo fue suerte”) mientras que verían a los eventos negativos como
el producto de causas internas, estables y globales (por ejemplo, “nací así”) (estilo explicativo
pesimista)234. Desde esta perspectiva, Maruna hipotetizó que los infractores de ley que abandonan
la vida delictual conciben los eventos positivos en su vida como internos, estables y globales, y los
eventos negativos como externos, inestables y específicos (estilo explicativo optimista).235

Para examinar sus hipótesis, Maruna y sus colaboradores realizaron un análisis de la historia de vida
de 100 individuos que habían estado recluidos debido a la comisión de diversos delitos. Usaron la
técnica de análisis de discurso CAVE, desarrollada por Seligman y sus colaboradores236 para el estudio
de los estilos explicativos.
Según su autorreporte, 55 de los individuos que formaron parte de la muestra, no habían cometido
delitos ni consumido drogas en el último año, tampoco reportaron tener planes para cometer nuevos
delitos237. 34 entrevistados aún persistían en su carrera criminal, reportaron actividad delictual y
admitieron tener planes para continuar vendiendo drogas, robando tiendas, etc.
Maruna entregó extractos de las entrevistas a codificadores “ciegos” para que aplicaran la técnica
CAVE en el análisis de los estilos explicativos y los clasificaran en términos de 6 dimensiones (negativo-
interno, negativo-estable, negativo-global, positivo-interno, positivo-estable y positivo-global). La
hipótesis de Maruna era que el estilo explicativo optimista podría ayudar al individuo a mantener sus
esfuerzos para abstenerse de cometer delitos.

El análisis reveló que el grupo de quienes habían desistido de la comisión de delitos, se diferenciaba
en cinco de las seis dimensiones respecto al grupo de quienes persistían en el delito y todas las
diferencias significativas estaban en la dirección indicada en la hipótesis.

Maruna reflexionó que los criminólogos han estado más interesados en si los infractores aceptan su
responsabilidad interna o culpan de sus comportamientos a factores externos y sugirió —en base
a los resultados de su investigación, en la cual las dimensiones de la estabilidad y la globalidad
mostraron una mayor correlación que la de la atribución interna— que se coloque atención a otras
dimensiones cognitivas asociadas con el grado de control percibido de los eventos.

Seligman y sus colaboradores238, han descrito diversos modos de conversar con las personas que
muestran un estilo explicativo pesimista, para ayudarlos a desafiar ese modo de pensar. Esas
estrategias podrían incorporarse en los programas cognitivoconductuales diseñados para tratar las
necesidades criminónegas de la población infractora.

  Estudios de Meta-analísis acerca de la Efectividad de los Tratamientos Cognitivo Conductuales


para Infractores de Ley
Landenberger y Lipsey239 reportan un meta-análisis de 58 estudios experimentales y cuasiexperimentales
acerca de los efectos de la terapia cognitivo conductual en la reincidencia de infractores de ley
juveniles y adultos.

Los autores identificaron unos pocos factores que están relacionados con variaciones en la tasa de
reincidencia. Encontraron que los programas con una buena capacitación de los prestadores y los
programas construidos con el propósito de realizar demostraciones (en contraste con los programas
entregados en forma rutinaria) están asociados con mayores efectos. Según los autores, la efectividad
del tratamiento está en función de la calidad del tratamiento entregado.

Ese estudio de meta-análisis arrojó las siguientes conclusiones acerca de los factores que participan
en la influencia de esos programas sobre la reincidencia:
(a)  El nivel de riesgo de los participantes.
(b)  La forma en que el tratamiento fue implementado.
(c)  La presencia o ausencia de algunos elementos del tratamiento (la inclusión del manejo de la
rabia y la resolución de problemas interpersonales, están asociados con un efecto mayor sobre la

TALLER 1
79
Cómo Comunicarnos Mejor
reincidencia, mientras que la inclusión del impacto de la víctima y la modificación conductual, están
asociados con los efectos más pequeños).

También encontraron que los efectos de la terapia cognitivo conductual fueron mayores para
los infractores de mayor riesgo de reincidencia, lo cual es consistente con los principios para los
tratamientos efectivos de Andrews y Bonta240.
Los autores observaron que los tratamientos cognitivo conductuales fueron efectivos para los
infractores juveniles y los adultos, mientras que el contexto terapéutico, no estaba relacionado con
la efectividad del tratamiento: el tratamiento entregado en prisión (generalmente cerca del final de
la condena) mostró una disminución de la reincidencia comparable a la de infractores tratados en el
medio abierto (libertad vigilada, libertad condicional y aftercare241).

Hollin et al.242 estudiaron el efecto de diversos programas de tratamiento cognitivo conductual sobre
la imputación de nuevos delitos en una muestra de 2.186 infractores hombres en régimen de libertad
vigilada, a los que compararon con 2.749 infractores hombres que no estuvieron obligados por
la corte a participar en los tratamientos. La edad de los hombres que componían la muestra varió
entre 16 y 83 años (con una edad promedio de 28,23 años y una desviación estándar de 8,77). La
muestra presentaba un amplio rango de condenas previas (desde 0 a 9 condenas, con un promedio
de condenas de 8,41 y una desviación estándar de 8,77), debido a una amplia variedad de delitos
que incluían hurto y tenencia de mercancía robada (29,22%), delitos relacionados con la conducción
de vehículos (21,99%), violencia (15,83%), asalto (8,86%), delitos relacionados con drogas (7,03%),
daño criminal (5,25%), fraude y desfalco (3,73%), delitos sexuales (1,20%), robo (0,36%) y otros
delitos diversos (6,55%).

Los investigadores evaluaron la efectividad del R & R de Ross et al., el ETS -un programa abreviado
del R & R desarrollado en el Servicio de Prisiones Inglés- y el Think First. Se usó un diseño cuasi-
experimental con un análisis multivariado para controlar las diferencias estadísticas en la muestra.

Se controlaron cuatro variables asociadas con el riesgo de reincidencia: la edad de los infractores,
el número de condenas anteriores, el tipo de delito y la duración del período de seguimiento del
infractor.

Al igual como se ha encontrado en otras investigaciones —descritas más arriba— los infractores que
completaron el programa tuvieron una tasa de reincidencia más baja que los individuos que no lo
terminaron, que los que no lo iniciaron y que el grupo de control no tratado:

El 28,2% de los individuos completó el programa (tasa de nuevas imputaciones de delitos, 39,77%),
el 23,3% inició pero no completó el programa (tasa de nuevas imputaciones de delitos, 75,25%) y el
48,5% no lo inició (tasa de nuevas imputaciones de delitos, 78,04%). La tasa de nuevas imputaciones
de delitos en el grupo control fue de 64,79%. El análisis multivariado mostró que los resultados
fueron similares en los tres programas evaluados, lo cual no debiera sorprender, ya que los programas
estudiados tienen las mismas bases teóricas y usan métodos similares.

Los autores hicieron notar que los tres programas evaluados fueron diseñados para que tengan
un efecto cuando los individuos participan hasta el final en los mismos. Indicaron además, que el
elevado porcentaje de penados que no iniciaron el programa puede deberse a diversos problemas
organizacionales de las instituciones penales y de los mismos infractores.

  Una Reflexión acerca de la Efectividad de los Tratamientos Cognitivo Conductuales en el


Tratamiento de Infractores de Ley
La incorporación de tratamientos cognitivo conductuales en el ámbito penal y la evaluación de su eficacia,
necesitan ser analizadas en el contexto más amplio de la tendencia actual en psicoterapia de evaluar
científicamente la efectividad y el costo/beneficio de los tratamientos publicitados como eficaces.

La tendencia actual de investigar “lo que funciona”243 en el tratamiento de infractores de ley, es


un esfuerzo que se inserta en lo que se ha denominado “tratamientos validados por la evidencia”
(“medicina basada en la evidencia” y “psicoterapia basada en la evidencia”244).

Los requisitos para probar que un enfoque terapéutico es eficaz (es decir, empíricamente validado)
son los mismos que se usan para probar la respuesta a un fármaco; esto significa que el “estándar de
oro”245 es el estudio a través de diseños experimentales cuantitativos con asignación al azar de los
sujetos a un grupo experimental o a un grupo control246. Los sujetos que componen ambos grupos,
deben estar igualados en diversas características: al grupo experimental se le administra la misma
intervención (en el formato de un manual, que prescribe los objetivos, los contenidos y la aplicación
de las técnicas de intervención en el mismo orden para todos los individuos) y en la misma “dosis”
(número de sesiones).

Es decir, en este tipo de investigación se supone que los “agentes activos” asociados con los cambios
en el grupo tratado son el enfoque teórico y las técnicas usadas247. De acuerdo a las investigaciones
de meta-análisis que comparan la efectividad de enfoques terapéuticos, se ha determinado que
el enfoque cognitivo conductual, es un enfoque efectivo para el tratamiento de una diversidad
de trastornos de salud mental248 y es el enfoque eficaz para el tratamiento de las poblaciones
infractoras de ley.249

Sin embargo, esta tendencia de la efectividad “de lo que funciona” en psicoterapia, ha recibido
diversas críticas250 y se ha cuestionado el hallazgo que la terapia cognitivo conductual sea un
enfoque superior a otros enfoques terapéuticos. Se ha indicado que este hallazgo es un “artefacto
metodológico”251, debido a que la terapia conductual cognitiva es un enfoque que puede colocarse
a prueba según los requisitos fijados para la validación empírica de tratamientos252 (es decir, técnicas

TALLER 1
81
Cómo Comunicarnos Mejor
que pueden entregarse en el formato de un manual, en forma estandarizada y en la misma dosis.
El enfoque cognitivo conductual cumple con esos requisitos, ya que supone que las técnicas son las
responsables del tamaño del efecto del cambio).

Un ejemplo en el campo del tratamiento de comportamientos adictivos del supuesto que las variables
específicas (enfoque y técnicas) son las que tienen mayor peso en la varianza de resultados, fue el
Proyecto MATCH para el estudio de tratamientos eficaces en pacientes bebedores problemáticos.253

El Proyecto MATCH fue un estudio clínico efectuado en diversos lugares, diseñado para colocar a
prueba una serie de hipótesis respecto a cómo las interacciones paciente tratamiento se relacionan
con los resultados. Se efectuaron dos estudios paralelos independientes: en uno, los clientes fueron
reclutados de entornos hospitalarios ambulatorios y en el otro, los clientes recibieron tratamiento
hospitalario seguido de tratamiento ambulatorio.

Los pacientes fueron asignados al azar a tres enfoques de terapia —epistemológica, teórica
y técnicamente distintos: Terapia de Doce-Pasos (Twelve-Step Facilitation)254, Habilidades de
Afrontamiento Cognitivo-Conductuales (Cognitive-Behavioral Coping Skills)255, o a Terapia de
Fomento Motivacional (Motivational Enhancement Therapy).256

La terapia fue entregada por terapeutas expertos bajo el formato de un Manual y los sujetos fueron
seguidos en intervalos de 3 meses durante un año, después de haber completado el período de
tratamiento de 12 semanas. Se evaluaron los cambios en el patrón de consumo, estatus/calidad de
vida funcional y utilización de servicios de tratamiento. Se estudiaron los efectos de la interacción con
las características seleccionadas de los pacientes. “El Proyecto MATCH fue diseñado para suministrar
una puesta a prueba rigurosa general de la utilidad del aparejamiento paciente-tratamiento y las
implicaciones para la práctica clínica”.257

En este estudio no pudo determinarse la superioridad de un enfoque sobre los demás, sino que los
tres tratamientos produjeron resultados idénticos258. Investigaciones posteriores basadas en los datos
del Proyecto MATCH, han llevado a los investigadores a indicar que el único factor predictor del éxito
en los tres tratamientos comparados, fue la adherencia a tratamiento.259

Es interesante advertir que en las investigaciones para determinar la efectividad de programas


cognitivo conductuales en el ámbito penal descritas más arriba, se ha encontrado que los programas
usados han sido eficaces para reducir la reincidencia en los infractores que finalizaron el programa,
es decir, quienes adhirieron al mismo.

Tomando en conjunto esos hallazgos con los resultados del Proyecto MATCH, la evidencia parece
indicar que la variable responsable del éxito del tratamiento —la principal contribuyente al éxito—
no es el tipo de tratamiento usado, sino que el cliente mismo. La investigación contemporánea de
resultados en psicoterapia260 ha mostrado que el factor que posee menor peso en la varianza de
resultados, es el enfoque teórico y las técnicas usadas (15%), teniendo un mayor peso los factores
del cliente y de la alianza terapéutica (70%).

Sin embargo, la alianza terapéutica es un constructo que no solo se refiere a la calidad del vínculo
entre el terapeuta y el cliente, sino que considera como esenciales que exista un acuerdo entre el
cliente y el terapeuta acerca de los objetivos del tratamiento y los métodos usados.261

El acuerdo en los objetivos y metas del tratamiento se relaciona directamente con la disposición del
usuario para participar en un tratamiento. Desde esta perspectiva, podemos afirmar que existiría un
tratamiento cuando existe un usuario dispuesto a alcanzar metas que tienen significado para él. En
este aspecto, la investigación de la eficacia de los tratamientos cognitivoconductuales en el ámbito
penal ha pasado por alto esta variable y ha estado centrada principalmente en el cuidado de la
integridad de la entrega del programa y en la determinación del riesgo de reincidencia de los usuarios
de los mismos.

Sin embargo, de acuerdo al principio de riesgo—necesidad—disposición a responder [responsivity]


de Bonta y Andrews262, la disposición a responder no solo se relaciona con el estilo de aprendizaje del
individuo, sino que especialmente con su motivación. Según Walters et al.263, el equipo de tratamiento
debiera hacerse las siguientes preguntas: “(1) ¿Cuán preparada está esta persona para cambiar este
comportamiento?, (2) ¿Debido a qué podría esta persona querer cambiar este comportamiento? y (3)
¿Qué tipo de interacción será más efectiva con esta persona?”

En el estudio de Hollin et al.264 reportado más arriba, los autores llegan a la misma conclusión
esbozada en este apartado: las diversas explicaciones que se han esgrimido para explicar las
diferencias entre quienes finalizan y quienes no finalizan un programa, pueden agruparse bajo
el concepto de disposición para el cambio, concepto que incluye la motivación del individuo para
cambiar más los factores situacionales (incluido el ambiente del tratamiento) que pueden impactar
la adherencia a éste. Hollin et al. indican que esta afirmación es concordante con los hallazgos de
estudios cualitativos que muestran que la disposición para el cambio es crítica en la finalización y en
el provecho obtenido del programa.

Este problema ha conducido recientemente a dar importancia en el contexto de los tratamientos


penales, a evaluar la disposición de los individuos para implicarse en un proceso de cambio y no
solamente a considerar la estimación del riesgo de reincidencia para diseñar una intervención.

Casey et al.265 reportan una investigación realizada para evaluar las propiedades psicométricas de
un instrumento de evaluación de la disposición para participar y comprometerse en un programa de
entrenamiento en habilidades cognitivas, desarrollado en el Departamento Penal de Victoria, Australia,
el Corrections Victoria Treatment Readiness Questionnaire (CVTRQ). Un instrumento de 40 ítems con

TALLER 1
83
Cómo Comunicarnos Mejor
evaluación tipo Likert de 5 puntos, que considera los factores Persona/Individuo (factores cognitivos,
factores afectivos, factores volitivos e identidad persona), factores Persona/Contexto (factores de la
circunstancia, de la localidad, de oportunidad, recursos y de apoyo) y los factores Objetivo (cambio de
comportamiento, problema específico, tipo de intervención y tiempo de la intervención).

El estudio realizado por esos investigadores los llevó a concluír que el CVTRQ, es una herramienta
valiosa para evaluar a los infractores que serán incluídos en los tratamientos, puede ayudar a identificar
a los individuos que es más probable que se comprometan con el tratamiento y respondan a éste.
Asimismo, la aplicación de ese instrumento puede ser usado para derivar a una intervención adicional
pretratamiento, a los individuos con baja probabilidad de adherencia.

Otro aspecto que no debe pasarse por alto en la implementación de un programa de tratamiento
potencialmente eficaz, son las expectativas de los profesionales que lo entregan respecto al éxito
del mismo. Landenberger y Lipsey266 encontraron que el factor más importante relacionado con los
efectos terapéuticos cognitivo conductuales sobre la reincidencia, es si la intervención fue llevada a
cabo como parte de una investigación experimental, un proyecto demostrativo o como una práctica
penitenciaria rutinaria. Al comparar las diferencias de los grupos de tratamiento con los controles, las
autoras encontraron que las investigaciones y los proyectos de demostración fueron cuatro veces más
efectivos que la práctica penitenciaria rutinaria.267

En síntesis, la implementación de programas cognitivo conductuales en el tratamiento de infractores


de ley, debe considerar como esenciales los siguientes elementos:
1.  Integridad teórica y técnica del programa.
2.  Profesionales adecuadamente capacitados en la teoría, las técnicas y la metodología
usada en el programa.
3.  Elegibilidad de los usuarios según el criterio de riesgo-necesidad.
4.  Trabajo previo con los usuarios para fomentar su motivación y eventual adherencia al
programa.
5.  Adaptación del programa a los estilos de aprendizaje y capacidades de los usuarios.
6.  Desarrollo de un sistema de rotación de los prestadores de los tratamientos, para
asegurar que éstos implementen el programa con una frecuencia que no convierta la
actividad en una rutina para ellos.
8 IDENTIDAD DELICTUAL

Introducción

Ward y Marshall268, entregan una serie de críticas que se han hecho al modelo de riesgo—necesidad—
disposición a responder de Bonta y Adrews269 para la rehabilitación de infractores de ley, en el sentido
que la reducción de los factores de riesgo dinámicos (necesidades criminógenas) es una condición
necesaria pero no suficiente para un tratamiento efectivo con infractores de ley.

Las críticas al modelo de Bonta y Andrews, pueden ser resumidas en los siguientes puntos:
1.  Es difícil motivar a los infractores centrándose en la reducción del riesgo de reincidencia.
2.  El modelo de Bonta y Andrews, no presta atención al rol de la identidad personal o narrativa y a
la agencia del individuo (autodirección, acciones intencionales diseñadas para proveerse de metas
valoradas) en el proceso de cambio.
3.  Bonta y Andrews trabajan con una noción estrecha de la naturaleza humana e ignoran que los
seres humanos buscan ciertos bienes valorados para vivir una vida satisfactoria.
4.  El modelo de Bonta y Andrews no otorga la atención suficiente a la alianza terapéutica y a las
necesidades no criminógenas como la ansiedad personal y la baja autoestima.
5.  El modelo de riesgo—necesidad—disposición a responder, es un modelo fundamentalmente
psicométrico, que tiende a centrarse en los perfiles de riesgo de los individuos infractores y pasa por
alto la relevancia de los factores del contexto o ecológicos en la rehabilitación de los individuos.
6.  La implementación usual del principio de riesgo—necesidad—disposición a responder ignora
el propio principio de la disposición a responder, ya que los programas se aplican del mismo
modo a todos los individuos o son programas que difícilmente pueden acomodarse a los rasgos
idiosincrásicos de los individuos infractores.270

La insatisfacción con el modelo de riesgo—necesidad—disposición a responder de Bonta y Andrews,


ha llevado recientemente al desarrollo de modelos alternativos de enfoques de rehabilitación basados
en las fortalezas de los infractores de ley. Por ejemplo, el enfoque GLM (Goods Living Model) de Ward y
colaboradores271 propone que es improbable que el tratamiento de solo los factores de riesgo promueva
un amplio rango de valores específicos y metas necesarias para un abandono persistente de la comisión
de delitos.

El enfoque GLM supone que todos los seres humanos buscan alcanzar bienes instrumentales como un
medio para satisfacer valores personales primarios. Según Ward y Marshall, son ejemplos de valores
primarios la cercanía con otros, el sentido de maestría, la autonomía, la creatividad, el bienestar físico y
el juego. Los medios a través de los cuales las personas buscan satisfacer esos valores primarios revelan
los valores centrales del individuo y son indicativos —por lo tanto— de la narrativa o la identidad de
la persona.

TALLER 1
85
Cómo Comunicarnos Mejor
Esto implica que las personas, en algún grado están constituyéndose a si mismas por la forma en
que viven su vida y los significados que otorgan a sus experiencias. En la medida que el individuo
desarrolla actividades y tiene experiencias que dan realidad a lo que valora, la persona se convierte
en determinado tipo de individuo con intereses específicos, estilo de vida y metas. Este es un proceso
dinámico que utiliza los recuerdos personales y el repertorio de significados del individuo, así como
también las oportunidades y los recursos culturales que están a disposición de éste.

Maruna272 comparó en el 2001 la narrativa de infractores de ley que habían abandonado exitosamente
la vida delictual con la de infractores que aún continuaban cometiendo delitos. Ese investigador
encontró que quienes persistían en el delito, parecían vivir de acuerdo a un guión que los condenaba
a delinquir y sentían que podían hacer poco para cambiar su vida o a si mismos, mientras que quienes
habían abandonado el delito como forma de vida, parecían vivir de acuerdo a un guión de redención,
en el cual las experiencias negativas de su pasado eran reinterpretadas como una forma de forjarse
una nueva identidad y una forma más auténtica de vivir.

Cooper273, se aproximó al estudio de la población penal femenina en Chile desde la perspectiva


del Interaccionismo Simbólico, para estudiar el modo en que se autoperciben las y los condenados
que cumplen condena en los penales chilenos: ¿cómo se autodefinen, cómo se autoevalúan y a
qué categoría social pertenecen? La autora encontró que el 69% de las mujeres condenadas y el
63% de los hombres condenados se definen como “ladronas-ladronas” y como “ladrones-ladrones”
respectivamente y que se sienten pertenecientes al hampa.

La autora encontró las siguientes categorías en la población penal masculina:


1.  Ladrones-ladrones: personas cuya profesión y trabajo es el robo.
2.  Ocasionales: trabajadores y obreros que han robado ocasionalmente en situaciones de extrema
pobreza, pero que se autoperciben como trabajadores.
3.  Pandilleros o choros de esquina: jóvenes que han cometido delitos contra la propiedad e incluso
robos con homicidio, bajo los efectos de psicotrópicos, para adquirir ropa de marca y drogas.
4.  Traficantes: que se autoperciben como traficantes de drogas.
5.  Psicópatas sexuales: que no se autoperciben ni se autodefinen como delincuentes, no tienen
conciencia de su patología y solo algunos de ellos solicitan ayuda psiquiátrica.

Cooper encontró las siguientes categorías en la población penal femenina:


1.  Ladronas-ladronas: que se autoperciben y se autodefinen como ladronas profesionales, siendo el
robo su trabajo y viven de él.
2.  Ocasionales: que se autodefinen como trabajadoras que tuvieron problemas de subsistencia.
3.  Integrantes o amigas de integrantes de grupos de choros de esquina (“pandilleras”): que se
han involucrado en robos para apropiarse de ropas de marca y/o dinero para adquirir drogas, que
se autoperciben y se autodefinen como mujeres a las cuales les gustaba “reventarse”, “borrarse”,
“buenas para salir” y en una baja proporción como “choras de esquina”.
4.  Traficantes: que se autodefinen como mujeres que se han dedicado al tráfico de drogas por
razones económicas y como comerciantes ilegales y no como delincuentes.
5.  Mujeres que han cometido delitos específicamente femeninos (parricidio, homicidio, infanticidio,
abusos deshonestos y violaciones, abortos): que no se autoperciben como delincuentes, sino que
han “vivido una fatalidad”.
6.  Psicópatas y/o psicóticas: mujeres que se han involucrado en homicidio simple, lesiones y/u
homicidios múltiples, que no se autoperciben ni se autodefinen como delincuentes ni tampoco en
otra categoría social.

Según Cooper, en su estudio se demuestra que los y las ladrones/as-ladrones/as se autoperciben


como tales a partir de su experiencia laboral como ladrones y en segundo lugar debido a la rotulación
de ladrón/a que hacen de ellos otros ladrones y ladronas y no debido a la rotulación que hace de
ellos el control social normativo (según lo indica la teoría de la rotulación de Becker y Lemert274).
La autora postula que la autopercepción como ladrón o ladrona se realiza en base a la rotulación
que se establece al interior de la contracultura del hampa, al punto que un infractor de ley que se
defina como ladrón, pero no sea reconocido como tal por otros ladrones será marginado, segregado
e incluso golpeado y lesionado (ya que es visto como peligroso para los ladrones profesionales).
Asimismo, el control social relevante para los ladrones-ladrones, es el control social del hampa y no
el control social normativo, el respeto y consideración de los compañeros, es esencial para fortalecer
la autovaloración y más aún la autovaloración positiva.275

Identidad Social

González, Cavieres y Valdebenito276 indican que la teoría de la identidad social postula, que el auto
concepto se conforma en parte por la identificación con los grupos de pertenencia y de referencia por
medio de tres procesos: categorización, comparación e identificación.

•  La categorización es un proceso psicológico que ordena al mundo en categorías, en tanto


son semejantes o equivalentes a la actuación, a las intenciones o a las actitudes del individuo.
Este proceso da lugar a la distinción endo-grupo o exo-grupo, según cuales sean los grupos a
los que el sujeto se adscribe o no y se constituirán en los referentes para la articulación del auto-
concepto.
•  Los individuos hacen comparaciones entre las categorías generadas, buscando siempre un
saldo positivo para el endo-grupo.
•  Y la identificación tiene relación con los elementos afectivos, evaluativos, derivados de la
adscripción a un determinado grupo o categoría social y es el elemento que completa la identidad
social del individuo.

TALLER 1
87
Cómo Comunicarnos Mejor
Debido a que el individuo debe mantener una autoestima positiva, hay una necesidad de justificar las
acciones. Esta justificación operaría en tres niveles: personal, grupal y del sistema:

•  Nivel personal: implica la necesidad de justificar el propio yo, recurre a los mecanismos de
defensa y a los métodos para reducir la disonancia cognitiva.
•  Nivel grupal: necesidad de justificar la conducta del grupo de pertenencia y de
referencia,operarían a este nivel los prejuicios o la discriminación.
•  Del sistema: corresponde a la necesidad de justificar el ordenamiento social en su conjunto; ello
implicaría justificar las desigualdades sociales, por medio de lo cual se legitiman ciertas prácticas que
mantienen a algunos grupos en posición de desventaja respecto a otros. Este último nivel operaría
a través de una “falsa conciencia”, no consciente, que actúa contra los intereses del propio grupo y
ayuda a perpetuar las posiciones ventajosas para algunos y desventajosas para otros.

Desde la perspectiva de la teoría histórico-cultural e instrumental, la identidad personal sería


entonces un constructo sociocultural que integraría la identificación con los otros y la continuidad
del yo. Esa integración sería el resultado de la internalización de lo social a través del lenguaje. Esta
internalización daría lugar a la apropiación de la herencia cultural a través de la actividad de los
individuos en el mundo y consecuentemente, su visión de si mismos y del mundo.

El lenguaje y la identidad jugarían roles imbricados, pero distintivos, en los procesos de mediación de
la actividad. El lenguaje tendría por función principal la organización del pensamiento y la identidad
tendría por función, organizar los diversos significados que tienden a conformarse y a estabilizarse
a lo largo de la vida de los individuos y las comunidades como producto de la internalización de la
herencia cultural y de la actividad orientada hacia propósitos.

González, Cavieres y Valdebenito277 indican que en la medida que el proyecto básico del yo, en
conformación con la identidad, consiste en dar continuidad y verosimilitud subjetiva y colectiva a
la crónica biográfica, la noción de estilo de vida adquiere una marcada preponderancia. Un estilo
de vida puede definirse como un conjunto de prácticas relativamente integradas que el individuo
adopta, no solo porque satisfacen necesidades utilitarias, sino porque dan forma material a una
crónica concreta de la identidad del yo. Las decisiones personales que se toman dentro de ese estilo
de vida, no solamente se refieren a cómo actuar, sino a quién ser. Desde esta perspectiva, podría
hablarse entonces de un estilo de vida infractor y en la medida que el individuo no elija o no tenga
oportunidades reales para modificar ese estilo de vida, es poco probable que las intervenciones en las
necesidades criminógenas descritas por Bonta y Andrews278 en su modelo de riesgo—necesidad—
disposición a responder fomenten el abandono permanente de la vida delictual.
Construcción de Identidad en Personas Infractoras de Ley

Zambrano y Pérez-Luco279 proponen aproximarse a la construcción de la identidad de los infractores


juveniles por medio del constructo de las representaciones sociales de Moscovici. La representación
social se refiere a “la actividad mental que despliegan los individuos y los grupos con el objetivo de fijar
su posición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y comunicaciones que les conciernen
de la vida cotidiana y que se encuentran a la base de la construcción de una realidad social de orden
consensual”280. Las representaciones sociales describen, clasifican y explican los eventos de la vida
cotidiana. Se relacionan con los contenidos del pensamiento cotidiano, refiriéndose específicamente a
las imágenes y modelos explicativos que un determinado grupo social tiene acerca de algún fenómeno
de la realidad.

El desarrollo económico, la pobreza, la inequidad distributiva y la exclusión social, han sido indicados
como factores relevantes en el comportamiento delictivo y en la reincidencia en delitos, en países
occidentales281. En Chile como en otros países, los pobres están más expuestos a ser detenidos y recluidos
en centros de control social, es decir, los pobres no solo tienen una mayor probabilidad de transgredir las
normas establecidas, sino que también están más expuestos a ser castigados por el sistema social282.

Se han descrito una serie de factores de riesgo para el inicio en el delito de infractores juveniles. Córdova283
describe los siguientes factores de riesgo:

Factores ambientales/del entorno: valores de la comunidad o del entorno son buenos predictores
del comportamiento antisocial, el tipo de vecindario en que viven los adolescentes desde la temprana
infancia y el estrato socioeconómico.

Otros tres factores del entorno son:


•  La familia: clima familiar, calidad de las relaciones vinculares, apego del adolescente hacia sus
padres, comunicación intrafamiliar, estilos de crianza y disciplina en el hogar. La supervisión y
el monitoreo que hacen los padres de los adolescentes varones se resalta como importante (se
indica que a mayor concentración de infractores en la familia del adolescente, es más probable
que éste se involucre en ese estilo de vida).
•  La escuela: el fracaso escolar constituye un factor de riesgo, mientras que el logro escolar
representa un factor protector, al igual que la actitud del adolescente hacia la escuela.
•  El grupo de pares.

Factores individuales: presencia de psicopatología, déficit cognitivo en el procesamiento verbal (lo cual
lleva a fracaso escolar, que repercute en el autoconcepto, facilita las dificultades relacionales con los
pares y los profesores y puede generar una mala actitud hacia la escuela, conductas oposicionistas o
deserción escolar) y dificultades afectivas (se ha indicado la presencia de rasgos temperamentales como
la búsqueda de sensaciones, impulsividad y ausencia de miedo).

TALLER 1
89
Cómo Comunicarnos Mejor
Vanderschueren y Lunecke284, desde una perspectiva sociológica, describen una serie de factores de
riesgo macrosociales:
•  La sociedad es un estimulante indirecto de los comportamientos antisociales debido a los
valores y prácticas que difunde, la falta de oportunidades de integración social y los entornos
naturales de proximidad que crea.

Los autores indican que los jóvenes en la modernidad se enfrentan a una cultura generalizada de
competencia social, la cual muchos individuos —que debido a su origen social, educación inadecuada
o su entorno— no están en condiciones de enfrentar. Y esos jóvenes saben que en ese mercado
tan competitivo tendrán muchas dificultades para conseguir y conservar un empleo y un ingreso
satisfactorio respecto a las generaciones anteriores.

Por otro lado, la sociedad de mercado propone a los jóvenes la imagen de una sociedad de consumo en
la que el individuo es valorado en función de los bienes que ha adquirido. Y aunque los adolescentes
están en sintonía con la sociedad de consumo que le ofrecen las mismas redes económicas y culturales,
ésta no ofrece a la mayoría de los adolescentes el acceso satisfactorio al consumo que les propone.
Esa sociedad de consumo inaccesible acentúa la frustración de los individuos que han acumulado
desventajas, los que pueden tomar diversos caminos entre los cuales está la apropiación ilegítima,
agresiva y normativamente prohibida.

Tanto en los países del “primer” como del “tercer” mundo, existen comportamientos adultos que
legitiman el reciclaje de los bienes robados y el tráfico de drogas, reforzando así los medios ilegítimos
para tener acceso a los bienes sociales deseados.

Por otro lado, Walgrave285 ha descrito a la vulnerabilidad social como un marco que integra el
conjunto de los factores sociales que favorecen el ingreso de los adolescentes en comportamientos
criminales:
1.  Algunos niños han nacido en familias socialmente vulnerables. Los padres viven en la pobreza y
tienen malas experiencias con las instituciones sociales. Esas familias poseen, en consecuencia,
una perspectiva social desfavorable y son incapaces de procurar a sus hijos un clima familiar
estimulante y claramente estructurado.
2.  Esas familias viven en barrios en desmedro y con servicios deficitarios286. Los habitantes se
perciben a si mismos como “perdedores sociales”, sin esperanza de que la situación cambie;
ese desaliento lleva a la desorganización y el desarrollo subcultural.
3.  En base a sus experiencias, el comportamiento de los niños es menos estructurado, su capacidad
intelectual, es menor y manifiestan poca capacidad de adaptación social.
4.  Esos niños presentan dificultades para soportar la presión necesaria y la disciplina para alcanzar
el éxito en la escuela. Son estigmatizados como estudiantes limitados e indisciplinados, lo cual
favorece un menoscabo en su autoestima y confianza en si mismos.
5.  Se colocan en marcha mecanismos de compensación psicosociales: se apoyan en grupos
de pares cuyos valores han sido deformados, que restan importancia a los valores estimados
socialmente e incluso los desafían, desarrollando de ese modo una autoestima alternativa y
desarrollando las habilidades para cometer delitos.
6.  Dada su situación, presentan mayores probabilidades de entrar en contacto con la policía
y los tribunales, cualesquiera sean sus delitos. Su relación con el sistema judicial lleva a la
estigmatización y a perspectivas sociales desfavorables.

En contraposición, la literatura ha descrito los siguientes factores protectores287 del comportamiento


infractor en jóvenes:

  Del individuo
•  Temperamento positivo/resilientes.
•  Religiosidad/valorar la participación en actividades religiosas organizadas.
•  Competencias sociales y habilidades para resolver problemas.
•  Percepción de apoyo social de parte de los adultos y los pares.
•  Sentimiento saludable de si mismo.
•  Expectativas positivas/optimismo hacia el futuro.
•  Expectativas elevadas.

  Familiares
•  Buenas relaciones con los padres/vinculación con la familia.
•  Oportunidades y recompensa por la participación familiar prosocial.
•  Tener una familia estable.
•  Expectativas familiares elevadas.

  Escuela
•  Motivación hacia la escuela/actitud positiva hacia la escuela.
•  Vinculación con el entorno escolar (cercanía con los profesores, creer en la educación y
compromiso con la educación).
•  Logro académico/habilidades lectoras y matemáticas.
•  Oportunidades y recompensas por el compromiso prosocial con la escuela.
•  Escuelas de calidad/con estándares y reglas claras.
•  Expectativas elevadas de los estudiantes.
•  Presencia y compromiso de adultos.

  Pares
•  Compromiso con actividades y normas grupales positivas.
•  Buenas relaciones con los pares.
•  Aprobación paterna de los amigos.

TALLER 1
91
Cómo Comunicarnos Mejor
  Comunidad
•  Comunidades económicamente sustentables/estables.
•  Ambiente seguro y que promueve la salud/presencia de policías.
•  Normas sociales positivas.
•  Oportunidades y recompensas por el compromiso prosocial con la comunidad/disponibilidad de
recursos en el vecindario.
•  Expectativas elevadas de la comunidad.
•  Cohesión social en el vecindario.

Ward y Marshall288 indican que un individuo que vive en un vecindario violento y empobrecido puede
luchar para encontrar formas prosociales para vivir, pero tiene pocas oportunidades para construir una
identidad más adaptativa. Por ejemplo, la presencia de una masculinidad tradicional289 (“los hombres
deben ser duros y controladores”), la clase social (“si eres pobre, no tienes escape”) o los estereotipos
raciales (“los afro-americanos son violentos por naturaleza”), entregan pocas oportunidades para
construir una visión diferente de si mismo y los demás.

Zambrano y Pérez-Luco290 —integrando la teoría de las representaciones sociales y la teoría del


etiquetamiento— describen del siguiente modo la construcción de identidad en los infractores juveniles
que se han desarrollado en esos entornos micro y macrosociales de riesgo:

1. La socialización temprana de esos niños ocurre en un marco de inestabilidad que se proyecta


en los diversos ámbitos que rodean a la vida familiar. En ese contexto, los niños se ubican como
espectadores de lo que ocurre a su alrededor, experimentando vivencias de marginación, abandono,
desprotección y afecto condicionado, las que pasan a formar parte central de la construcción de su
identidad. Dado que el contexto no entrega oportunidades para desarrollar recursos, aprendizajes
y habilidades compatibles con un comportamiento prosocial, aumentan las probabilidades de
transgredir la norma.

2. A su vez, la convivencia cercana con grupos de pares con compromiso delictivo, sumado a una familia
que no es capaz de orientar ni disciplinar al niño, inciden en que éste termine viviendo en un sistema
organizado que fomentan las premisas que justifican que se conduzca como violador de las reglas
sociales. Como consecuencia, el joven va construyendo una representación de si mismo basado en sus
competencias delictivas y en su capacidad para transgredir eficientemente las normas sociales, lo que le
impide relacionarse con un contexto que le permita extraer sus habilidades y recursos no delictivos.

Zambrano y Pérez-Luco indican que esas conductas infractoras provocan la intervención de instituciones de
control social, las que actúan no sobre el entorno del muchacho, sino que sobre el individuo. Las acciones
de esas instituciones lo estigmatizan y lo devalúan, lo que conduce a que el chico se considere a si mismo
como inadaptado (o delincuente) y asuma esas etiquetas y tenderá a alejarse de las normas convencionales
de conducta y desarrollará pautas de comportamiento consonantes con la etiqueta “delincuente”.
Esas circunstancias promueven un poderoso proceso de identificación con los pares, los grupos de
pares se convierten en una instancia de referencia, pertenencia, afecto e identificación, lo que facilita
más aun el acercamiento de los jóvenes a pautas de comportamiento delictivo. En la carrera delictiva,
a la que ingresan algunos preadolescentes, comienza a producirse la definición de si mismo en base
a los valores y prácticas propias del mundo delictivo. El compromiso delictual va aumentando en
la medida del contínuo ir y venir de los chicos entre las instituciones de protección, rehabilitación,
control social y el medio en el cual interactúa normalmente con su grupo de pares.

Proposiciones para el Tratamiento de la Identidad Delictual


en Infractores de Ley

a) Cuestionamiento y desafío de las representaciones sociales


Zambrano y Pérez-Luco291 indican que de no mediar un cuestionamiento de las representaciones
sociales que se expresan en la comunicación en la vida cotidiana, las actitudes y comportamientos
se hacen recurrentes y congruentes con esas representaciones. De este modo, el tratamiento de la
identidad delictual de las personas infractoras de ley implicaría cuestionar, tensionar y desafiar las
representaciones sociales de esos individuos. Esto implicaría, necesariamente, fomentar la interacción
en diversos contextos que amplíen y enriquezcan sus experiencias.

Según Glauben y cols.292, al ampliar las personas sus dominios cognitivos o representacionales, se
posibilita el desarrollo de una mayor autonomía en la elaboración de sus distintas respuestas en
el vivir cotidiano. Desde esta perspectiva —reflexionan Zambrano y Pérez-Luco— si al ampliar el
repertorio conductual del joven infractor, se promueve una reinterpretación del compromiso delictivo,
es posible que el individuo se aleje de las premisas del si mismo como “violador de normas” y se
desarrollen competencias distintas a la del “ladrón eficiente”.

Sin embargo, el cuestionamiento y desafío de las representaciones sociales de los individuos infractores
de ley propuesta por Zambrano y Pérez-Luco, debiera hacerse en una forma que no coloque en riesgo
la alianza terapéutica.

La investigación de resultados en psicoterapia, ha asignado un peso importante en la varianza de


resultados al constructo de la alianza terapéutica (30%)293. Bordin y Luborsky294 han indicado los
siguientes componentes de la alianza terapéutica: un vínculo positivo, acuerdo en las metas, objetivos
del tratamiento y acuerdo en los métodos del tratamiento. Un cuestionamiento agresivo y desafío
evidente de las representaciones sociales/creencias de los individuos probablemente dará como
resultado resistencia a la intervención y debilitará la alianza terapéutica.

TALLER 1
93
Cómo Comunicarnos Mejor
Miller y Rollnick295 han indicado que la confrontación agresiva usual en los tratamiento tradicionales
de individuos con consumo problemático de sustancias y en el tratamiento de infractores de ley
(ambas poblaciones consideradas como negadoras y manipuladoras) tiene el peligro de provocar
resistencia en el individuo, la que aumenta la renuencia o rebeldía296 de los individuos a considerar la
modificación de sus comportamientos.

En el contexto del trabajo grupal con infractores de ley que no han solicitado participar en un Taller
para alcanzar algún objetivo específico importante para ellos/ellas, adquirirá gran relevancia que el
terapeuta se esfuerce por desarrollar un vínculo positivo con los/as usuarios/as. Ya describimos con
anterioridad los planteamientos de Rogers acerca de las condiciones necesarias para el fomento de
un vínculo positivo; condiciones que probablemente fomentarán una relación de confianza de el/la
paciente/a hacia el terapeuta, la que se traducirá en una apertura del individuo y en una disposición
a compartir y explorar su experiencia.

Como se vio anteriormente en el apartado de la Entrevista Motivacional, Miller y Rollnick han


propuesto estrategias que fomentan la alianza terapéutica y al mismo tiempo introducen tensión en
el discurso del individuo: creación de discrepancia entre lo que el individuo dice valorar (motivación
intrínseca) y su comportamiento actual, de una forma que evite provocar resistencia en el sujeto.

b) Modelo de una Buena Vida (GLM, Goods Living Model)


Desde la perspectiva de Ward y Marshall297 el tratamiento de los individuos infractores de ley debiera
centrarse en la promoción de valores (metas a las cuales dirigirse) y en el manejo del riesgo (metas
para evitar). Según esos autores, los individuos infractores no tienen las habilidades, las actitudes ni
las habilidades discursivas que se necesitan para conducir a una vida satisfactoria y a la satisfacción
de las necesidades por medios prosociales. Además, es frecuente encontrar que esos individuos no
tienen claras sus metas personales para alcanzar una buena vida. Desde este punto de vista, ayudar a
esas personas a desarrollar una “buena vida”, de acuerdo a sus intereses y capacidades, las ayudará
en el proceso de desarrollar una identidad narrativa más apropiada.

Ward y Gannon298 indican que el Modelo de la Buena Vida (GLM-O) está centrado en el fomento de las
capacidades de los infractores para obtener valores humanos y reducir de este modo la probabilidad
de continuar cometiendo delitos cuando han cumplido la pena.

Los autores definen a los valores humanos primarios como estados mentales, características
personales, actividades o experiencias, que son buscadas por las personas y que es probable que
aumenten el bienestar psicológico una vez que son alcanzados. Han identificado 10 valores primarios
(extraídos de la literatura de la investigación en psicología, biología y antropología):
•  vivir (vida y funcionamiento saludables)
•  conocimiento
•  excelencia en el trabajo y en el juego (incluidas las experiencias de maestría)
•  excelencia en la agencia personal (autonomía y auto-dirección)
•  paz interna (liberación de la confusión emocional y del estrés)
•  amistad (incluyendo las relaciones íntimas, románicas y familiares)
•  comunidad
•  espiritualidad (en el amplio sentido de encontrar un significado y un propósito en la vida)
•  felicidad
•  creatividad

Los valores secundarios o instrumentales proveen formas concretas para lograr esos valores primarios,
como por ejemplo ciertos tipos de trabajo, relaciones interpersonales y actividades de ocio.

El objetivo principal del tratamiento, es fomentar el desarrollo del conocimiento, las habilidades y
las competencias para alcanzar los valores humanos primarios en una forma aceptable una vez que
recuperen su libertad. El foco del tratamiento está colocado en las ideas centrales de la agencia
personal (el individuo como el constructor de su vida), el bienestar psicológico y la oportunidad para
vivir un tipo diferente de vida que probablemente suministre una alternativa viable al estilo de vida
delictual.

La posibilidad de construir y traducir los conceptos de una Buena Vida en acciones y formas concretas
de vivir dependerá de la posesión de capacidades internas (habilidades, actitudes y creencias) y
condiciones externas (oportunidades y apoyo). La forma específica de esos objetivos personales
dependerá de las habilidades, intereses y oportunidades de cada individuo y el peso que el individuo
le dé a los valores primarios específicos. El peso o prioridad colocada en los valores primarios
específicos, es constitutivo de la identidad personal del infractor y explica la clase de vida buscada y
está relacionado con el tipo de persona que le gustaría ser.

En este modelo, las necesidades criminógenas o factores de riesgo dinámico se entienden como
obstáculos internos y externos que frustran o impiden la adquisición de valores humanos primarios.
Implican a la falta de habilidades del individuo para obtener resultados importantes en la vida y a la
incapacidad frecuente para pensar acerca de la vida de un modo reflexivo.

El modelo supone que al fomentarse las condiciones internas y externas necesarias (habilidades,
valores, oportunidades y apoyo social) para satisfacer sus necesidades humanas en formas más
adaptativas, se disminuye la probabilidad de la reincidencia en la comisión de delitos.

A su vez, el entrenamiento en habilidades, el desarrollo de actitudes apropiadas y el desarrollo de una


regulación emocional efectiva, permitirá que los infractores de ley coloquen en práctica las actividades
necesarias para que alcancen sus metas para una “buena vida” y desarrollen una identidad narrativa
más útil.

TALLER 1
95
Cómo Comunicarnos Mejor
Ward y Marshall indican las siguientes implicaciones del énfasis del Modelo de la Buena Vida en la
identidad narrativa para la rehabilitación de los individuos infractores:
•  El tratamiento debiera estar dirigido hacia el infractor como su propia agencia de cambio
dentro de su ecología social y no hacia las necesidades criminógenas en si mismas (las necesidades
criminógenas indican los problemas en las condiciones internas y externas requeridas para
implementar un plan para la buena vida y sirven para indicar qué capacidades y factores sociales
debieran ser fomentados para permitir al individuo vivir una vida mejor, una vida que sea más
satisfactoria y socialmente aceptable).
•  El acento colocado en la ecología le recuerda al terapeuta que la identidad emerge de las
interacciones entre las personas y su ambiente social (y que por lo tanto no es una condición
prefijada por la “naturaleza humana”). Debido a la característica dinámica de la construcción de
identidad, es importante dar énfasis al suministro de recursos a los individuos para que establezcan
sus propios proyectos personales y asegurar que sean capaces de monitorear su progreso en la
implementación de esos proyectos y efectuar los cambios necesarios para asegurar su éxito.

En la práctica, la implementación de este modelo implicaría indagar acerca de los valores que son
importantes para el individuo infractor de ley y provocar una discrepancia299 entre esos valores buscados
por el individuo y los comportamientos que ha usado hasta ahora para alcanzarlos y posteriormente
ayudar al infractor a formular metas alternativas prosociales para alcanzar esos valores300 (las metas
debieran ser individuales, alcanzables, renovables y esa construcción debiera permitir añadir nuevas
metas en la medida que se han alcanzado las metas iniciales).

En una línea de trabajo relacionada con la de Ward y Marshall301, Maruna y Mann302 —en base
a la aplicación de la teoría de las atribuciones humanas al comportamiento de los infractores de
ley— proponen modificar la práctica usual de los tratamientos penales de los infractores que coloca
el énfasis en que los individuos asuman la responsabilidad por sus actos pasados e indican que los
esfuerzos del tratamiento debieran esforzarse en ayudar a los individuos a hacerse responsables de
sus actos futuros.

Maruna y Mann indican que diversos estudios, incluidos los estudios experimentales y los estudios
etnográficos de campo, han evidenciado que los personas occidentales modernas tienden a formular
excusas post hoc y justificaciones cuando hacen algo que es percibido como ofensivo. No es
sorprendente, por lo tanto, que la investigación en criminología haya encontrado que los infractores
de ley invocan excusas y justificaciones cuando dan cuenta de sus transgresiones criminales (desde
asesinar a un animal protegido por la ley, asaltar prostitutas, robar en tiendas o cometer atracos,
cometer violencia racial, asesinar a alguien, hasta contribuir al genocidio de pueblos completos). Los
estudios han encontrado consistentemente que las personas excusan esos comportamientos en base
a causas externas, inestables y específicas303, más que en su responsabilidad personal internalizada.
Esos autores indican que la teoría criminológica, basada en el pensamiento psicodinámico, ha entendido
la negación y la justificación de los delitos como un mecanismo de defensa para proteger la integridad
del ego (por ejemplo: la teoría de la neutralización de Sykes y Matza304) o desde una perspectiva
cognitivo-conductual305 como distorsiones en el pensamiento de los infractores de ley. Maruna y Mann
afirman que en base a esas teorías, se ha colocado el énfasis que el tratamiento penal debe conseguir
que los infractores asuman su responsabilidad por los delitos cometidos, por medio de uso de la
identificación y confrontación de las distorsiones cognitivas, las racionalizaciones y las excusas.

Maruna y Mann aseveran que esa práctica usual en el tratamiento penal puede tener serias
consecuencias en el futuro de los infractores de ley, debido a que el acceso a los beneficios penales
está asociado con el reconocimiento del infractor de su responsabilidad por los delitos cometidos, ya
que se supone que la probabilidad de reincidencia está asociada con la toma de la responsabilidad
por los propios actos.

Según Maruna y Mann, muchas de las racionalizaciones y minimizaciones de los infractores ante
sus actos delictuales pueden deberse a factores situacionales, más que a factores intrínsecos de los
individuos. Los autores reflexionan que cuando una persona es desafiada (confrontada) por hacer
algo errado, es razonable que responda haciendo atribuciones a múltiples factores, tanto externos
como internos; sin embargo, el sistema penal patologiza a los infractores de ley por comportarse
del mismo modo que las personas no infractoras cuando son acusadas por haberse comportado en
forma errónea. Maruna y Mann indican que en la vida cotidiana, las excusas son empleadas por las
personas como una forma de demostrar a la audiencia que ellas están de acuerdo con el orden social,
aunque ellas hayan violado ese acuerdo con su comportamiento. Por lo tanto, la patologización
de ese comportamiento en el ámbito penal, coloca a los infractores en una situación de la cual
no pueden escapar y en la que siempre saldrán perdedores306. “Si [los infractores] asumen la total
responsabilidad de sus delitos —indicando que cometieron el delito del cual son acusados ‘porque
querían’ y debido al ‘tipo de persona que son’— entonces son, por definición, criminales”.307

Maruna y Mann indican que la creencia sostenida por el sistema de tratamiento penal que el
reconocimiento de la responsabilidad por el delito cometido se asocia con la disminución del riesgo
de reincidencia, ha sido desafiada por estudios recientes de meta-análisis de los predictores de la
reincidencia. Por ejemplo, los meta-análisis de Hanson y Bussiere308 y de Hanson y Morton-Bourgon309
sugieren que el reconocimiento de la responsabilidad no tiene una relación consistente con la
reincidencia entre los infractores sexuales; sin embargo esos estudios han sido criticados debido a la
heterogeneidad de los delitos cometidos por los sujetos.

También se ha postulado que las estrategias de neutralización usadas por los infractores, es una
forma de protegerse de la estigmatización que hace la sociedad del individuo y que puede llevar a la
reincidencia en el delito. Se ha indicado que la culpa estigmatizadora es particularmente criminógena.
Según Maruna y Mann, en términos del proceso de rehabilitación, en algunos casos puede ser mejor
para un individuo que ha cometido un crimen que éste crea que sus actos se debieron a un factor

TALLER 1
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Cómo Comunicarnos Mejor
externo (“estaba ebrio”) que debido a una atribución interna peligrosa (“actué así porque quise”, o
“actué de ese modo porque yo soy así”). “Los individuos que hacen ese tipo de atribuciones internas
pueden asumir la responsabilidad de sus delitos, pero también muestran una sorprendente falta
de sensibilidad social y entregan poca evidencia que debieran ser reintegrados [socialmente] o ser
perdonados.”310

En un estudio realizado en 2002311 en un sistema de libertad vigilada, se encontró que los penados
que negaban su responsabilidad en los delitos de los cuales fueron acusados, mostraron una menor
probabilidad de reincidir en delitos que quienes asumían la responsabilidad de los delitos. Esto ha
sido explicado del siguiente modo312: “los individuos cuando enfrentan el estigma de la pena y el
castigo, pueden no aceptar el delito como un reflejo de su si mismo real y es menos probable que se
conviertan en desviados secundarios”, es decir, personas que aceptan y justifican su comportamiento
desviado. La desviación secundaria fue propuesta por Lemert313: la desviación social continúa siendo
primaria, sintomática y situacional cuando es racionalizada.

El individuo se desplaza hacia la desviación secundaria cuando pasa por el proceso de identificarse
con el acto desviado, el cual es incorporado como una parte del yo del individuo. De acuerdo a
Meisenhelder314, el plan para abandonar el crimen está en gran parte fundamentado en el sentido del
si mismo como un no criminal.315

Maruna y Mann reportan un estudio de Hanson y Wallace-Capreta316 que apoya en parte esa hipótesis.
Hanson y Wallace-Capreta estudiaron los resultados de un tratamiento en un programa comunitario
de 320 hombres que ejercían violencia familiar. Los usuarios respondieron a los 40 ítems de la Versión
3 del Balanced Inventory of Desirable Responding que comprende dos sub-escalas: autodecepción y
manejo de la impresión social. Contrariamente a lo esperado por los investigadores, los infractores en
tratamiento que puntuaron más alto en la escala de deseabilidad social fueron los que tuvieron una
probabilidad menor de reincidir en la violencia, según el reporte de las esposas.

En otro estudio reciente del tratamiento con hombres que ejercen violencia intrafamiliar317, se
encontró que la externalización de la culpa no estaba relacionada con la reincidencia en el delito;
los hombres que disminuían la gravedad de su violencia hacia sus parejas en una aparente muestra
de conformidad social, mostraron una menor probabilidad de reincidencia que quienes reconocían
su culpa. Los autores de ese estudio indican que de acuerdo a su experiencia en el tratamiento de
agresores, la mayoría de aquellos que aceptan su culpa del abuso tampoco tienen remordimientos y
no les importa lo que diga la sociedad respecto a su violencia hacia la pareja y un porcentaje de esos
sujetos presenta características de psicopatía.

Otra fuente de estudios que entregan apoyo al posible valor de excusar el comportamiento infractor
asociándolo a causas externas e incontrolables, provienen de estudios acerca del abandono de la
carrera criminal. Mischkowitz318 ha indicado que las técnicas de neutralización, permiten al ex infractor
reconstruir su biografía y modificar su pasado en una forma congruente con su autoconcepto actual
(de ex infractor). Según ese autor, esas técnicas son empleadas en forma útil para encontrar una
esposa no criminal, una de los mejores correlatos conocidos del abandono de la vida delictual.

Maruna y Mann, al igual que otros autores319, sugieren que existe otra forma de considerar el debate
internalización/externalización de las causas del comportamiento infractor: aunque los individuos
no se responsabilicen de su culpa en los actos cometidos, siempre es su responsabilidad la solución
de los problemas. Es decir, aunque un individuo atribuya a factores externos a su persona las raíces
de su problema (desventaja social, inequidad, victimización), para desistir de la comisión de esos
actos la persona debe internalizar la responsabilidad para sobreponerse a esos obstáculos. Maruna y
Mann afirman que dividir el concepto de “culpa por el pasado” y “control sobre el futuro” podría ser
una herramienta terapéutica útil y los terapeutas debieran esforzarse en colaborar con el individuo
infractor, para el desarrollo de estrategias que los ayuden a controlar esos riesgos de reincidencia
en el futuro.

Esta sugerencia de Maruna y Mann, es coincidente con el enfoque de Externalización de Problemas


en la Terapia Narrativa de White y Epston320: “la persona es la persona y el problema es el problema”.
En el enfoque de externalización, a través del uso de preguntas se busca que los usuarios se percaten
acerca de cómo han cooperado con esos “factores externos” que los han llevado a experimentar
el “problema” que los aqueja actualmente321 (y que en el contexto penal, es una pena privativa de
libertad o la obligación de adherir a una pena alternativa) y se fomenta el desarrollo de estrategias
desde el propio usuario para oponerse a esos factores que se supone los han “victimizado”.

Carey y Russel322, definen a las prácticas de la externalización como una alternativa a las prácticas de
la internalización. La externalización localiza los problemas fuera de los individuos, como productos
de la cultura y la historia. Los problemas son comprendidos como socialmente construidos o creados
a través del tiempo. El objetivo de la externalización, es permitir que las personas se percaten que
ellas y los problemas no son la misma cosa.

Sin embargo, el lector podría preguntarse si esas prácticas en realidad no están evitando que las
personas que ejercen violencia o abusan de otros, se hagan responsables de sus acciones. Carey y
Russel indican que el uso de conversaciones externalizadoras puede hacer mucho más probable que
esas personas asuman la responsabilidad al afrontar e impedir los efectos del problema. Las autoras
afirman que la externalización, no es simplemente separar a las personas de sus acciones, o de los
efectos reales de sus acciones. Un elemento clave en las conversaciones externalizadoras, implica
explorar en detalle los efectos reales del problema externalizado sobre la vida de la persona y la de
las otras personas que son afectadas por el problema.

Carey y Russel323 explican que en el trabajo con personas que han usado la violencia en su relación con
otros, no se externaliza la “violencia” o el “abuso” como un método para fomentar la responsabilidad

TALLER 1
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Cómo Comunicarnos Mejor
y reducir los efectos del problema. Un elemento clave —indican— es la exploración de las ideas,
creencias y prácticas que sostienen un problema. Por ejemplo, las prácticas de la violencia podrían
incluir los “juicios que se tienen respecto a los otros”, los “actos de reducción (de la responsabilidad)”,
los “actos de poder”, los “actos de control”, los “actos de crueldad”, la “noción de superioridad”,
etc. En esas conversaciones, es necesario articular los efectos reales de esas prácticas y las formas de
pensar. Esto hace posible que la persona se haga más consciente de los orígenes y las consecuencias
de sus actos en su vida.

“Cuando se trazan los efectos reales de esas ideas y prácticas en la vida de la persona y en sus
relaciones, cuando se articula la historia de esas ideas y prácticas en su vida y cuando se han construído
los vínculos de cómo esas ideas y prácticas pueden ser apoyadas y sustentadas por construcciones
más amplias de género, poder, etc., es más posible que la persona tome una posición en relación a
esas ideas y prácticas del poder y el control y asuma la responsabilidad de la acción. Durante este
proceso, pueden identificarse resultados singulares en los cuales la persona ha estado menos bajo
la influencia de las ideas y prácticas que apoyan la violencia, el poder y el control. Esos resultados
singulares pueden dar lugar a historias alternativas de acciones responsables de restauración, cuidado
y compasión por los demás.”324

c) Terapia Narrativa e Identidad Personal


El pensamiento social posmoderno325 supone que los seres humanos somos seres interpretantes y
constructores de nuestra experiencia:

“[…] la gente está continuamente comprometida en la construcción consciente a partir de la síntesis


dialéctica de varias fuentes de información. Esta forma de conciencia nos da la experiencia reflexiva
vivida propia.”326

“[…] interpretamos activamente nuestras experiencias a medida que vamos viviendo nuestras
vidas […] no nos es posible interpretar nuestra experiencia si no tenemos acceso a algún marco de
inteligibilidad que brinde un contexto para nuestra experiencia y posibilite la atribución de significado.
[…] los significados derivados de este proceso de interpretación no son neutrales en cuanto a sus
efectos en nuestras vidas, sino que tienen efectos reales en lo que hacemos, en los pasos que damos
en la vida. Es afirmar que es el relato o historia propia lo que determina qué aspectos de nuestra
experiencia vivida son expresados y la forma de la expresión de nuestra experiencia vivida. Es afirmar
que vivimos a través de los relatos que tenemos sobre nuestras vidas, que estas historias en efecto
moldean nuestras vidas, las constituyen y las ‘abrazan’”.327

Desde una perspectiva narrativa, White328 afirma que en la cultura occidental contemporánea hay
un relato dominante acerca de qué significa ser una persona moralmente valiosa; ese relato exalta
la seguridad en si mismo, la autonomía, la realización personal, etc. Esas ideas (invisibilizadas para
los miembros de la cultura) especifican o prescriben una manera de ser y de pensar, que moldea la
individualidad (la que en realidad es una manera culturalmente preferida de ser).
Desde el punto de vista terapéutico, la terapia narrativa se propone ayudar a las personas a internarse
en esos relatos que ellas juzgan preferibles, es decir, a poner en práctica las interpretaciones o relatos
alternativos que esos mismos relatos hacen posible. La técnica de la externalización usada en ese
enfoque terapéutico, busca cuestionar la idea que el problema expresa su identidad.329

“La interacción sobre la base de la idea que los problemas son inherentes a determinadas relaciones o
intrínsecos a las vidas de las personas, generalmente refuerzan estas verdades y perpetúan aquello que
las personas perciben como problemático. Y estas conversaciones internalizadoras sobre lo problemático
también hacen muy difícil que las personas puedan experimentar nuevas posibilidades para la acción. Si tú
eres el problema, si tu relación es el problema, entonces no será mucho lo que puedas hacer, a excepción,
quizá, de actuar contra ti mismo. Las conversaciones externalizadoras ponen en entredicho todo esto.
Hacen posible que las personas experimenten una identidad distinta o separada del problema. A través
de conversaciones externalizadoras, el problema queda en cierto modo inhabilitado, puesto que ya no
les comunica a las personas la verdad acerca de quiénes son como personas o acerca de la verdadera
naturaleza de sus relaciones, lo que abre nuevas posibilidades para la acción. En la evolución de estas
conversaciones externalizadoras, las personas siguen revisando su relación con los problemas.”330

“Cuando se comprende que las relaciones de las personas con los problemas están configuradas por la
historia y la cultura, es posible explorar cómo el género, la raza, la cultura, la sexualidad, la clase social
y otras relaciones de poder, han influenciado la construcción del problema. Al considerar las políticas
implicadas en la configuración de la identidad, se hacen posibles nuevas comprensiones acerca de la
vida que están menos influenciadas por la culpa y más comprensiones acerca de cómo nuestras vidas
están configuradas por historias culturales más amplias. En esta forma, vemos a las conversaciones
externalizadoras como pequeñas acciones políticas. Retornan a la esfera de la cultura y la historia lo que
fue creado en la cultura y la historia. Esto abre una amplitud de posibilidades para acción, que no están
disponibles cuando los problemas están localizados dentro de los individuos.”331

White (1997) propone usar estas conversaciones externalizadoras cuando los problemas que las
personas experimentan, tienen un efecto totalizante sobre sus vidas. En esas ocasiones —indica— las
conversaciones externalizadoras como conversaciones desconstructivas, han mostrado ser muy útiles.
White ha definido a la desconstrucción del siguiente modo:

“[…] la desconstrucción tiene que ver con procedimientos que subvierten realidades y prácticas que
se dan por descontadas, esas llamadas ‘verdades’ divorciadas de las condiciones y del contexto de
su producción, esas maneras desencarnadas de hablar que ocultan sus prejuicios y esas familiares
prácticas del yo y de su relación a que están sujetas las vidas de las personas. Muchos de los métodos
de desconstrucción hacen extrañas esas realidades prácticas del yo y de su relación a que están
sujetas las vidas de las personas. Muchos de los métodos de la desconstrucción hacen extrañas esas
realidades y prácticas familiares dadas por descontadas al objetivarlas. En este sentido, los métodos de
desconstrucción son métodos que ‘vuelven exótico lo doméstico’”.332

TALLER 1
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Cómo Comunicarnos Mejor
White se refiere del siguiente modo a los efectos de la desconstrucción en las personas:

“[…] ayudan a que las personas experimenten cierta sensación de ‘acción’. Esta sensación se debe
a la experiencia de escapar de la condición de ser un ‘pasajero’ en la vida y a la posibilidad de
desempeñar un papel activo en la modelación de la propia vida, la sensación de poseer la capacidad
de influír en los hechos de la vida, de conformidad con las finalidades que uno tiene y con los logros
preferidos. Esta sensación de acción personal, nace cuando la persona advierte hasta qué punto
ciertos modos de vida y de pensamiento dan forma a su existencia y cuando se lleva a cabo alguna
decisión respecto a los modos de vida y pensamiento según los cuales podríamos vivir.”333

White334 propone la siguiente secuencia de conversaciones de desconstrucción para la generación de


un relato alternativo al problema y por lo tanto, el inicio de una nueva construcción de identidad:

  Externalización del problema

1.  Preguntas de influencia relativa: Consistentes en una serie de preguntas que buscan indagar,
por un lado, sobre los efectos o consecuencias del problema en distintos ámbitos de la vida de
la persona y de sus relaciones. Por otro lado, buscan determinar cómo la persona participa y
“colabora” en la existencia del problema.
2.  Preguntas acerca de acontecimientos extraordinarios: Preguntas que se refieren a situaciones
en las cuales el problema no ha existido o se ha debilitado o la persona se ha refrenado de actuar
el comportamiento problema.

  Reconstrucción de la imagen de si mismo

El objetivo de esta fase, es que la persona se sienta parte del cambio y por lo tanto, responsable
de lo que puede descubrir y construir en su propia historia.
1.  Explicación única: Se refiere a la descripción de los pasos que dio la persona para lograr
un acontecimiento extraordinario (preguntas de eventos) otorgando un contexto temporal que
posibilita la generación de una nueva historia. El percatarse de cómo se dieron estos pasos,
permitiría repetirlos en el futuro.
2.  Redescripción única: Intervenciones que refuerzan la autoimagen en los nuevos relatos; se
refiere a preguntas orientadas a asignar significación a las explicaciones únicas.
3.  Posibilidades únicas: Descripciones acerca de la percepción sobre el futuro, reforzando la
mantención y proyección de los cambios logrados.

Rombach335 ha explorado el uso de las técnicas de la terapia narrativa en el tratamiento de hombres


infractores que ejercen violencia de género, una población francamente renuente a aceptar la
responsabilidad de sus delitos. La autora ha usado preguntas respetuosas para la creación de
un espacio donde los infractores puedan usar su pensamiento y su sabiduría. “[De este modo, se
produce una] liberación de las creencias patriarcales y se abre una oportunidad para que los hombres
reconstruyan su identidad de acuerdo a las personas que prefieren ser.”336
Rombach usa un estilo de conversar/interrogar al infractor, que se aleja de las prácticas que deben
ser evitados por los terapeutas al entrevistar a infractores que ejercen violencia de género (es decir,
desafiar directamente o confrontar las explicaciones del individuo, entregar consejos para que el
individuo detenga el comportamiento abusivo y asuma comportamientos responsables, entregar
argumentos sólidos contra la violencia, quebrar la negación, criticar o castigar al responsable y
expresar un impacto emocional o extrañeza ante sus acciones337). Esos errores de los terapeutas
invitan al infractor a mantener sus ideas, con un mayor vigor, intensidad y convicción. Rombach
indica que esas prácticas no solo hacen más resistente a infractor, sino que lo llevan a asumir cada
vez menos su responsabilidad.

Rombach describe del siguiente modo el programa de tratamiento grupal de 8 sesiones desarrollado
por ella. Las sesiones fueron divididas en dos partes: en la primera parte se revisaba cómo estaba
progresando el proyecto de cada infractor y cómo estaba ayudándolo a dirigirse a un estilo de vida
más pacífico; en la segunda parte de la sesión, cada hombre leía en voz alta su proyecto de cambio y
el equipo de tratamiento le entregaba preguntas reflexivas338 en las que el individuo debía trabajar.

  Algunas de las preguntas usadas por Rombach fueron las siguientes:

1.  ¿Cuál es su definición de una buena relación?


2.  ¿Qué hace que se dé una buena relación? ¿Qué tendrá que hacerse para mantener una buena
relación durante un extenso período de tiempo (siete años)?
3.  Describa a la persona en su vida que ha tenido la influencia más positiva en usted. ¿Cuáles son
las cosas que hizo esa persona para tener una influencia positiva en usted?
4.  ¿Qué aspectos de usted le permitieron ser influenciado por esa persona? ¿Cómo puede integrar
—o ha integrado— esas buenas influencias en su vida? ¿Cómo ha llevado o puede llevar en usted
mismo a esa persona por el resto de su vida?
5.  ¿Cuáles son las cosas que están ocurriendo o se están diciendo en este grupo que son útiles para
usted? ¿Cómo lo están ayudando en su vida?
6.  ¿Cuáles son las cosas que están ocurriendo o que se están diciendo en este grupo que no son
útiles para usted? ¿Cómo pueden ser cambiadas esas cosas en algo positivo para usted? O ¿qué
necesita que ocurra en el grupo para que ésta sea una experiencia positiva para usted?
7.  ¿Qué necesita que suceda o sea construido en su estilo de vida actual para garantizar que usted
pueda mantener su éxito en la promoción de la paz dentro de si mismo y le asegure que continuará
en una dirección pacífica en los años venideros?
8.  ¿Qué ha significado la participación en el grupo para usted y su familia?”.339

TALLER 1
103
Cómo Comunicarnos Mejor
  Otro tipo de preguntas usadas y entregadas para la reflexión entre las sesiones fueron las siguientes:

1.  Si nos uniéramos a usted en la justificación de la violencia, ¿le daríamos más o menos razones
para comportarse con violencia?
2.  ¿Cómo respondería el juez, el delegado de libertad vigilada, el público en general, si ellos
supieran que los consejeros le están dando más razones, no menos razones, para apoyar la
violencia?
3.  ¿Es fuerte un hombre, “que es controlado”, que puede ser empujado [a la violencia] cuando
otra persona aprieta el botón de la violencia?
4.  ¿Le serviría más o menos si nos uniéramos a usted para justificar su violencia?
5.  ¿Sería ayudado de mejor manera si promoviéramos que usted tuviera el control completo de
su comportamiento?
6.  Si usted pudiera culpar siempre a otros de su comportamiento, ¿sería un buen padre?... ¿una
buena pareja? ¿Ayudaría eso a su autoestima?
7.  ¿Qué clase de pareja le gustaría ser? ¿Alguien que asume la responsabilidad de sus acciones
o alguien que los culpa por su comportamiento?
8.  ¿Cómo lo ayuda su conciencia a justificar la violencia?
9.  ¿Son las justificaciones un hábito que le gustaría romper?
10.  ¿Promovería la justificación de la violencia una mejoría en la sociedad?
11.  ¿Lo ayuda la justificación de su hábito a enviar la culpa y la responsabilidad al fondo de su
mente?
12.  ¿La sociedad sería ayudada por hombres que son maestros de la justificación? ¿O maestros
en disminuir los conflictos?
13.  ¿Obtiene un hombre el respeto de otros hombres al justificar la violencia? ¿O por justificar la
no violencia? ¿Qué hace por su propio respeto su comportamiento violento?
14.  ¿Qué resultados tendría el hecho que usted escribiera una larga lista de justificaciones para
el juez? ¿Cuál sería la consecuencia probable?”.340

Al término de las 8 sesiones, cada participante del grupo recibe un diploma individualizado,
redactado a la usanza de la terapia narrativa341. Por ejemplo, Rombach cita el caso de Chetan quien
cumplía una pena por haber asaltado a su esposa y tenía dos niños pequeños. Este usuario no sabía
cómo comprometerse en un proceso de cambio y el grupo le fue de mucha utilidad; siempre estaba
quejándose por la falta de la presencia de un padre y quería cambiar sobre todo su comportamiento
para poder ser un buen padre para sus propios hijos. Trabajó mucho en el grupo para encontrar una
nueva forma de relacionarse con su esposa y luchaba con su paradigma de relación de pareja. Este
usuario recibió la siguiente carta:
Para Chetan, cuyo compromiso con tu familia emerge de una forma hindú de vivir la vida:
Te desafiamos, Chetan, en los días que vienen… para continuar ALEJANDOTE de cualquier influencia
que dañe a tu familia…

Y te desafiamos para que CAMINES HACIA comportamientos que crean una comprensión mutua,
respeto y seguridad para ti mismo, para tu pareja y para tus hijos. Camines hacia comportamientos
que hagan realidad al padre que siempre quisiste ser para tus hijos.
Felicitaciones por mantener un profundo compromiso con la familia y por usar toda tu determinación
para mantener la unidad familiar.342

La autora reporta que en un seguimiento de 2 años de su proyecto, no ha habido nuevas acusaciones


de violencia intrafamiliar en los individuos participantes.

Estado del arte de las investigaciones que evalúan el tratamiento de la identidad


delictiva y el enfoque de narrativas en su aplicación al tratamiento de infractores

La búsqueda en Internet (en www.google.com y en el buscador científico ProQuest) de las palabras


clave “Identity-Offender-Treatment” condujo solo a los artículos de Ward y sus colaboradores343 (GLM,
Goods Living Model), a dos trabajos que exploran el tema de la identidad en abusadores sexuales
desde una perspectiva narrativa344 y a un artículo acerca de la incorporación de la narrativa en el
trabajo social.345

Asimismo, la búsqueda de las palabras clave “Identity-Offender-Narrative Therapy” condujo al trabajo


de Rombach346 ya descrito y a una publicación del Correctional Service of Canada.347

Como puede percatarse el lector, este estado del arte contrasta fuertemente con la multitud de
publicaciones y diversos estudios de meta-análisis acerca de la efectividad de los tratamientos
cognitivo conductuales en la población infractora y en la población general. Esta situación puede ser
entendida en base a los siguientes antecedentes:

1. La historia del desarrollo de la terapia familiar en Estados Unidos, permite observar la evolución del
pensamiento psicoterapéutico desde el entendimiento de los problemas humanos, como problemas
intrapsíquicos o déficit de aprendizajes, hasta la concepción actual posmoderna.
En el campo de la psicoterapia estadounidense, en las décadas de los años 1950 y 1960, el
desarrollo de la teoría de los sistemas cibernéticos, la teoría de los procesos homeostáticos, de la
retroalimentación negativa y de la teoría de los sistemas sociales normativos, condujo al desarrollo de
una terapia familiar sistémica que se distinguió de la terapia psicodinámica y conductual, al enfatizar
que las personas vivimos y sentimos lo sucesos de la vida dentro de sistemas interaccionales.348

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Cómo Comunicarnos Mejor
Sin embargo, en el transcurso de los años 1980 comenzó en el pensamiento sistémico un
cuestionamiento hacia el paradigma cibernético mecánico que centraba la atención en los procesos
homeostáticos que mantenían unidos a los sistemas familiares, que acentuaba la ausencia de cambio
en esos sistemas y no explicaba el cambio. La publicación del sociólogo Mayurana349 que introdujo
el concepto de la cibernética de segundo orden (morfostasis —retroalimentación negativa que da
cuenta de la estabilidad de los sistemas— y morfogénesis —retroalimentación positiva que explica
el cambio) conjuntamente con nuevas reflexiones acerca de la ciencia, condujo crecientemente al
desafío del empirismo lógico y se cuestionó el dualismo sujeto-observador, conduciendo a la idea
que los sistema estudiados eran dependientes del observador. Estos desarrollos significaron un
resurgimiento del constructivismo y que se tradujo en la terapia familiar en el entendimiento de ésta,
como un tratamiento de las creencias, de las construcciones de mundo de los clientes.

•  Paralelo al resurgimiento del constructivismo, emerge el denominado paradigma evolutivo


en la terapia familiar, que indica que los sistemas experimentan constantemente un cambio en
forma discontinua, se organizan a si mismos y el cambio no es lineal sino que autorecursivo; esto
implica que los terapeutas no cambian a los sistemas que tratan, sino que son parte de un proceso
evolutivo mutuo.350

•  La evolución más reciente del pensamiento sistémico se ha dirigido hacia el entendimiento


del conocimiento como una práctica discursiva y se lo concibe como una construcción social,
donde el conocimiento y el conocedor son interdependientes; el mundo es conocido a través
de nuestras propias experiencias; continuamente interpretamos nuestras experiencias y nuestras
interpretaciones.351

Neimeyer352 ha definido del siguiente modo a esta terapia posmoderna y narrativa, la cual recientemente
se ha extendido más allá del movimiento sistémico familiar: “La psicoterapia se puede definir como
un intercambio abigarrado y sutíl y una negociación de significados (inter)personales. El objetivo es
articular, elaborar y revisar aquellas construcciones que utiliza el cliente para organizar su experiencia
y sus actos. Dicha definición enfatiza varias características del proceso de psicoterapia, incluyendo la
delicadeza con que el terapeuta debe comprender los contornos del mundo experiencial del cliente,
las bases dialógicas y discursivas de su interacción y las contribuciones de ambos a su investigación
mutua. […] Aunque la psicoterapia concebida en estas líneas puede tener muchos objetivos concretos
distintos, a un nivel abstracto todos ellos implican unirse a los clientes para crear un mapa refinado
de las construcciones, muchas veces inarticuladas, en las que están emocionalmente inmersos y que
definen lo que ellos ven como los cursos de acción viables y extender o suplir dichas construcciones
para ampliar el número de mundos posibles que pueden habitar.”

De lo anterior se desprende entonces, que el pensamiento narrativo ha aparecido recientemente en


el campo de la psicoterapia y su aplicación en el estudio y tratamiento de la población infractora es
más reciente aun, lo cual se traduce en las escasas publicaciones en el campo.
2. Otro de los factores que permite entender las escasas publicaciones de investigaciones de resultados
en el área está determinado por las exigencias actuales para el financiamiento de investigaciones. Desde
la introducción en los años 1990 de la medicina basada en la evidencia en el campo de la investigación
de resultados en psicoterapia (psicoterapia validada empíricamente)353 y posteriormente en su aplicación
a la investigación de los tratamientos penales efectivos354, las exigencias metodológicas implican la
incorporación en los estudio de meta-análisis solamente a las investigaciones cuantitativas. Sin embargo,
conceptos como identidad o narrativas, requieren el uso de metodologías de investigación cualitativas.355
Al respecto Riessman y Quinney356, han indicado que a pesar que el concepto de narrativa ha
ingresado en las ciencias sociales en los últimos 15 años, hay una carencia de estudios de la
aplicación de los métodos narrativos en el ámbito del trabajo social. Los autores atribuyen este
hecho al concepto de ciencia y a la metodología aceptada por el National Institutes of Health (NIH)
en Estados Unidos, la principal entidad que financia investigaciones sociales e investigaciones de
tratamiento psicoterapéutico. El NIH sólo financia investigaciones de tipo cuantitativas, excluyendo a
las investigaciones que usan metodología cualitativa. Los autores indican que ese panorama contrasta
con lo que ocurre en Europa, especialmente en Inglaterra, donde los criterios para el financiamiento
de la investigación social están menos sujetos a agendas políticas conservadoras, país en el cual se
han financiado investigaciones que no hubieran sido aprobadas por el NIH. 357

TALLER 1
107
Cómo Comunicarnos Mejor
IV
PROGRAMA DE INTERVENCIÓN
PSICOSOCIAL ESPECIALIZADO EN
FACTORES DE RIESGO DINÁMICOS

1. Objetivo General
Reducir los riesgos de reincidencia delictual y facilitar la integración social de hombres y mujeres que
cumplen condenas, tanto en reclusión como en medio libre.

2. Objetivos Específicos

1.  Entrenar habilidades cognitivas, emocionales y sociales que favorezcan una actitud prosocial.
2.  Evaluar los costos y beneficios de redes sociales ligadas al delito.
3.  Entrenar habilidades cognitivas de razonamiento crítico y resolución de problemas.
4.  Entrenar en el manejo de la ira y la impulsividad.

3. Perfil de Beneficiarios
El programa está dirigido a usuarios/as de recintos penales y medio libre dependientes de Gendarmería
de Chile.

3.1  Criterios de Exclusión


Es necesario definir si hay un perfil de usuarios/as que no se benefician de la intervención (por ejemplo,
personas psicóticas o con retardo mental) su participación puede perjudicar el trabajo grupal e impedir
el logro de objetivos en el resto de los participantes (por ejemplo, personas bajo efecto de drogas).

Los criterios de exclusión son:


•  Usuarios/as con retardo mental moderado a severo.
•  Usuarios/as sin habilidades de lectoescritura.
•  Usuarios/as con alteraciones del juicio de realidad (psicosis).
•  Usuarios/as que presenten sintomatología activa o psicopatología descompensada que pueda
interferir o dañar el trabajo grupal.
•  Usuarios/as que presenten trastorno severo de la personalidad que pueda interferir o dañar
el trabajo grupal.

TALLER 1
109
Cómo Comunicarnos Mejor
3.2  Perfil para Indicación de Participación en Talleres
Luego de determinar la existencia de criterios de exclusión, cada usuario/a será evaluado a través de
una Escala de Riesgo de Reincidencia, con el fin de determinar su nivel de riesgo en cada factor (leve,
moderado o alto). Este nivel de riesgo permitirá diseñar un plan de intervención individual y la indicación
de talleres que debe realizar. La metodología de indicación de talleres se explica más adelante en este
documento. Asimismo, las características de la Escala se describen en el capítulo V.

4.  Metodología
Los nueve talleres que componen el módulo, utilizan una metodología participativa, de reflexiones y
actividades individuales y grupales, organizadas en sesiones de 90 minutos. Cada sesión cuenta con
una actividad lúdica de distensión grupal, una o dos actividades centrales que buscan desarrollar los
objetivos de la sesión y una actividad de cierre.

Asimismo, es necesario que los talleres se realicen en una sala de, al menos, 20 metros cuadrados, con
sillas móviles, de manera que sea posible formar subgrupos. Es necesario que el lugar permita tener
controlado el ruido ambiental en beneficio de la concentración de los participantes y que permita una
adecuada privacidad para permitir la revelación personal. En este sentido, no es recomendable que
el taller se realice con la presencia de un/a gendarme dentro de la sala. Si, por motivos de seguridad,
es imprescindible, lo recomendable es que el funcionario se ubique en el lado exterior, junto a la
puerta abierta de la sala. También es importante considerar que la sala sea de fácil acceso para los/as
usuarios/as, de modo de evitar atrasos que se traducen en desorganización y desmotivación del grupo, lo
que dificulta la realización integral de cada sesión.

Es recomendable que los grupos estén compuestos por un máximo de 16 personas, con el fin de
intencionar una intervención más personalizada dentro del trabajo grupal.

El programa requiere que las actividades estén a cargo de dos profesionales, se sugiere que sea una
dupla (psicólogo y asistente social) capacitada en el marco conceptual y metodología utilizada en cada
uno de los talleres. El trabajo colaborativo de ambos enfoques profesionales puede permitir obtener
mejores resultados en términos de dinámica grupal y desarrollo del taller. Además, el trabajo en duplas,
permite fomentar el trabajo motivacional, colaborar en el desarrollo de la habilidad de hacer preguntas
reflexivas y manejar en conjunto situaciones críticas. El trabajo con poblaciones de alta complejidad
requiere una intervención más robusta en cuanto a recursos humanos.

Se espera que la dupla psicosocial cumpla las siguientes funciones:


•  Adaptar las actividades y el lenguaje a las características circunstanciales del grupo (número
de participantes, grupos étnicos, entre otras).
•  Ser facilitadores de los emergentes en la dinámica grupal.
•  Integrar los contenidos temáticos de la sesión.
•  Evaluar los objetivos planteados para cada sesión y para cada participante.

De igual manera, se requiere la aplicación del programa completo de cada taller, pues el diseño de la
intervención se ancla en un avance progresivo hacia su objetivo final y supone el logro de objetivos
intermedios que en su conjunto darían cuenta del logro del objetivo general.
La frecuencia óptima de las sesiones del taller grupal es bisemanal, esto permite que los/as usuarios/as
tengan tiempo para pasar de un tema a otro, puedan aplicar los aprendizajes en su vida dentro del
penal, haya un espacio para decantar las experiencias vividas en una sesión y puedan ir integrando
la experiencia del taller en su vida intrapenitenciaria. Además, esta periodicidad permite a los
facilitadores tener tiempo adecuado para preparar el material de cada sesión y evaluar en conjunto,
el desarrollo de las sesiones realizadas y el desempeño de cada usuario/a.

5. Actividades
En términos esquemáticos el Módulo de Intervención Psicosocial Especializado en Factores de Riesgo
Dinámicos se estructura de la siguiente manera:

ENTREVISTA ENTREVISTA

INDIVIDUAL
TALLERES INDIVIDUAL

DE INGRESO DE EGRESO

SISTEMA DE SEGUIMIENTO Y EVALUACIÓN

5.1 Entrevista Individual de Ingreso


Entrevista individual de 50 minutos con uno de los profesionales a cargo del Módulo de Intervención
con el fin de:
•  Evaluar el riesgo y compromiso delictual en base a un instrumento de Evaluación de Riesgo
de Reincidencia (ver Anexo 1).
•  Acordar los objetivos individuales de la participación en el Módulo.
•  Adecuar una selección y secuencia programática de talleres.

Esta entrevista debiera basarse en la técnica de entrevista motivacional, desarrollada por Miller y
Rollnick358 en su trabajo con consumidores problemáticos de alcohol y que ha sido promovida más
allá del campo de los comportamientos adictivos, para ser usada en las consejerías de salud (Miller
y Rollnick, 2002359) y recientemente sugerida para su incorporación en el trabajo con condenados en
libertad vigilada (Clark et al., 2006360; Walters et al., 2007361) e infractores en reclusión (Mc Murran,
2002362) para fomentar cambios en un estilo de vida infractor y motivar para la participación en los
programas de tratamiento penitenciarios.

TALLER 1
111
Cómo Comunicarnos Mejor
5.2 Talleres Grupales
La metodología general de trabajo de talleres pretende involucrar la participación activa en reflexiones
grupales e individuales de los/as usuarios/as, ante diversos temas y actividades propuestas por la dupla
psicosocial a cargo del taller. Se sustentará en una metodología activa, con un enfoque cognitivo y narrativo.
La metodología de los talleres se encuentra descrita detalladamente en el Manual del Facilitador.

El programa incluye nueve talleres grupales con sesiones de 90 minutos:

•  Taller N° 1: Cómo comunicarnos mejor.


Habilidades de Comunicación Efectiva

•  Taller N° 2: Usando la cabeza…


Razonamiento Crítico y Resolución de Problemas

•  Taller N° 3: Conociendo mis posibilidades personales.


Desarrollo de Empatía

•  Taller N° 4: Cómo resolver situaciones de mi vida que plantean una disyuntiva.


Dilemas Morales

•  Taller N° 5: Relaciones buenas y no tan buenas.


Asociación a Pares Infractores de Ley

•  Taller N° 6: Conociendo más acerca de mi mismo.


Actitudes Favorables al Delito

•  Taller N° 7: Explorando nuevas formas de ser.


Fomento de Roles Sociales

•  Taller N° 8: Cómo manejar el tren de la impulsividad.


Control de la Impulsividad

•  Taller N° 9: Manejando la ira y la hostilidad.


Control de la Ira y la Hostilidad

5.3 Entrevista Individual de Egreso


Entrevista individual de 50 minutos con el profesional que realizó la entrevista de ingreso con el fin de:
•  Evaluar el logro de objetivos individuales alcanzado en cada uno de los talleres en los que
participó y en el módulo en general, definidos en la entrevista de ingreso.
•  Elicitar y/o fortalecer la motivación intrínseca a mantener los logros, cambios y/o aprendizajes
alcanzados.
•  Valorar el riesgo de reincidencia post intervención, por medio de la aplicación del instrumento
de Evaluación de Riesgo de Reincidencia (ver Anexo 1).

Al igual que la entrevista de ingreso, ésta debiera basarse en la técnica de entrevista motivacional.
6. Plan de Intervención Individual
El plan de intervención individual deberá ser elaborado en conjunto con el/la usuario/a y estará
compuesto por los objetivos individuales de la participación del/la usuario/a en el Módulo y la
organización secuencial de los talleres. La organización secuencial de los talleres corresponde a
la selección de los talleres indicados para el/la usuario/a, teniendo como guía los resultados del
Instrumento Evaluación de Riesgo de Reincidencia.

A continuación se describe la asignación de talleres que tiene cada dimensión y el grado de


recomendación de los mismos, de acuerdo al nivel de riesgo:

NIVEL DE RIESGO

DIMENSIONES LEVE MODERADO ALTO TALLER

Habilidades de Comunicación Efectiva (1)


DELITO ACTUAL Razonamiento Crítico y Resolución de Problemas (2)
Control de la Impulsividad (8)

Habilidades de Comunicación Efectiva (1)


HISTORIA CRIMINAL Razonamiento Crítico y Resolución de Problemas (2)
TALLERES RECOMENDADOS

Control de la Impulsividad (8)


TALLERES INDICADOS

Dilemas Morales (4)


NO INDICADO

ACTITUDES
Identidad Delictual (6)

Habilidades de Comunicación Efectiva (1)


RELACIONES
Desarrollo de Empatía (3)
(Familia/Pareja) Fomento de Roles Sociales (7)

Habilidades de Comunicación Efectiva (1)


ESTILO DE VIDA Y PARES Asociación a Pares Infractores de Ley (5)

COMPORTAMIENTO Habilidades de Comunicación Efectiva (1)


INTERPERSONAL Control de la Ira y la Hostilidad (9)

Razonamiento Crítico y Resolución de Problemas (2)


ESTILO DE PENSAMIENTO Control de la Impulsividad (8)

Cuando el nivel de riesgo de una dimensión es leve, no están indicados los talleres que aparecen
asignados a cada factor. Si el nivel de riesgo es moderado, se recomienda la realización de los talleres
asignados a cada factor, pero la decisión final quedará a discreción del profesional. Cuando el nivel
de riesgo es alto, los talleres asignados a esa dimensión están indicados para el/la usuario/a.
Con estos criterios el profesional deberá seleccionar las dimensiones a trabajar en el módulo de
intervención (Plan de Intervención Individual) y por lo tanto, podrá definir los talleres que al usuario/a
le corresponde realizar. Como probablemente se obtendrán varios grupos de talleres, el/la usuario/a
deberá realizar los talleres indicados respetando el orden secuencial original de los 9 talleres.

TALLER 1
113
Cómo Comunicarnos Mejor

S I S T E M A DE SEGUIMIENTO Y
E VA L UACIÓN DE LOGRO V
El sistema de seguimiento está organizado en tres momentos del abordaje evaluativo:

1.  Evaluación Inicial – Ingreso al Programa.


2.  Seguimiento del Programa.
3.  Visita Seguimiento.
4.  Evaluación Facilitadores.
5.  Escala de Satisfacción Usuaria
6.  Evaluación Final – Egreso del Programa.

A continuación se señalan los objetivos de cada momento evaluativo.

1. Evaluación Inicial
La evaluación inicial tiene por objetivo determinar el nivel de riesgo/necesidad del interno. Esta
evaluación considera siete dimensiones:
•  Delito actual.
•  Historia criminal.
•  Actitudes.
•  Relaciones (familia/pareja).
•  Estilo de vida y pares.
•  Comportamiento interpersonal.
•  Estilo de pensamiento.

Para la evaluación inicial, un profesional del módulo de intervención deberá aplicar el instrumento
Escala de Evaluación de Riesgo de Reincidencia (ver Anexo 1) a partir de la información recopilada
en el análisis de la ficha del/la usuario/a y la Entrevista Individual de Ingreso. De acuerdo a lo
revisado en los diversos instrumentos de evaluación actualmente vigentes, se han elegido algunas

TALLER 1
115
Cómo Comunicarnos Mejor
dimensiones del OASyS (Offender Assessment System)363, como guía para elaborar una evaluación
pre tratamiento de los/as usarios/as. Por lo tanto, la Escala de Evaluación de Riesgo de Reincidencia
corresponde a una traducción libre de algunas dimensiones del instruemnto OASyS, realizada por el
psicólogo especialista Mario Pacheco y colaboradores, a solicitud de la Consultora Progessa y no ha
sido validado en la población nacional. La elección de los dominios de este instrumento responde a
dos razones: por una parte, entrega variables que permiten evaluar de manera integral el riesgo de
reincidencia y la disponibilidad a responder; y, por otra, se encuentran disponibles estudios evaluativos
del instrumento que respaldan su validez364.

Es importante aclarar que la utilización de esta escala sólo busca obtener información referencial que
permita orientar los procesos de intervención, no permitiendo extraer conclusiones que sostengan la
existencia de categorías de riesgo de reincidencia mientras ésta información no se valide con datos
empíricos. Por este motivo, se incluye el instrumento sólo para circulación y uso restringido a las
instituciones que colaboran del proyecto: Gendarmería de Chile y el Ministerio del Interior.

Para la evaluación de riesgo de reincidencia se han elegido las secciones del instrumento que están
asociadas a las siete dimensiones antes señaladas. Cada dimensión tiene componentes que deben
ser valorados en base a una escala asociada para determinar el puntaje final de cada dimensión y así
establecer el nivel de riesgo del mismo. Para cada dimensión se ha determinado como nivel de alto
riesgo de reincidencia sobre el 50% de la puntación, en base a este criterio se establecieron rangos
de puntajes para riesgo leve, moderado y alto. Debido a que los puntajes de cada dimensión no son
equivalentes, no es posible obtener de este instrumento, un puntaje único de riesgo de reincidencia.

Como se observa en la tabla siguiente, es necesario destacar que este instrumento ha sido diseñado
en base a un análisis conceptual del modelo de riesgo/necesidad de Bonta y Andrews del año 2007,
(diseñado para población masculina) y la opinión de profesionales expertos en población penal.
ORDENAMIENTO CONCEPTUAL PARA ORGANIZACIóN DE ITEMES DE EVALUACIóN

HOWARD, CLARK, AND MODELO BONTA Y ANDREWS


PROPUESTA MODULO PSICOSOCIAL ESPECIALIZADO
GARNHAM, 2006 2007

Offender Principales Factores


Assessment System de Factor de Riesgo Talleres
Secciones Riesgo/Necesidad

1. Actitudes 1. Actitudes procriminales Identidad Delictual


(Actitudes Favorables al Delito)
2. Pensamiento y 2. Relaciones familiares/pareja Dilemas Morales
comportamiento Cognición antisocial
3. Actividades recreativas Desarrollo de Empatía
3. Relaciones prosociales Fomento de Roles Sociales
interpersonales

4. Estilo de vida Asociación a Pares


y pares 4. Apoyo social para el delito Pares antisociales Infractores de Ley
5.Información del Razonamiento Crítico y
delito Patrón de personalidad Resolución de Problemas
5. Pauta de personalidad
6.Análisis de los antisocial antisocial Control de la Impulsividad
delitos Habilidades de Comunicación Efectiva
Control de la Ira y la Hostilidad
7. Abuso de drogas
6. Consumo de sustancias
8. Abuso de alcohol

9. Manejo de las
finanzas y de los
ingresos

10. Bienestar
emocional

11. Educación,
capacitación y
capacidad de 7. Escuela / trabajo
empleo

12. Vivienda

La Escala de Evaluación de Riesgo de Reincidencia tiene como objetivo ordenar y valorar la información
útil para evaluar riesgo de reincidencia y así determinar los perfiles de indicación de talleres. Por lo
tanto, no constituye en ningún caso un instrumento validado o estandarizado y debe ser revisado
luego de un primer período de aplicación del programa.

2. Seguimiento del Programa


Los indicadores de seguimiento del programa han sido definidos a partir del cumplimiento de los objetivos
específicos de cada sesión que compone el taller. Se considera que cada uno de ellos corresponde a
un indicador de resultado intermedio. Tal como se ha descrito, el programa ha sido estructurado en 9
talleres y cada uno posee su propia Escala de Evaluación de Logro por Taller (Ver Anexo 2).

TALLER 1
117
Cómo Comunicarnos Mejor
El cumplimento de estos objetivos será evaluado individualmente por el equipo facilitador. Cada interno/
a debe tener una escala de logro. Se asignará una categoría (TL: totalmente logrado = 3, PL: Parcialmente
Logrado = 2, NL: No logrado = 1) de acuerdo al logro de cada objetivo. La categoría se debe llenar en
la casilla ubicada bajo cada afirmación. Es importante destacar que las primeras sesiones tomará más
tiempo aplicar el instrumento, pues requiere familiarizarse con él y conocer a los participantes.

3. Visita de Seguimiento
La visita de seguimiento es una evaluación que tiene por objetivo determinar el nivel de cumplimiento
del proceso de implementación del programa y puede ser utilizada en instancias de supervisión. Permite
retroalimentación tanto para el facilitador como para los administradores del módulo, en la medida
que el facilitador entrega observaciones y sugerencias, mientras el supervisor apoya el ejercicio de
actividades/estrategias que han obtenido resultados esperados y sugiere la modificación de aquellas
que no han logrado sus objetivos (Ver Anexo 3).

4. Evaluación Facilitadores
Este instrumento debe ser completado por los facilitadores al finalizar cada sesión de un taller específico.
Primero se completa en forma individual, luego se comparten las respuestas y se llegan a acuerdos
para mejorar el desempeño individual. Este instrumento constituye una instancia de evaluación de la
implementación del programa (ver Anexo 4).

5. Escala de Satisfacción Usuaria


Este instrumento debe ser aplicado al finalizar la última sesión de cada taller. Se debe obtener un
instrumento por cada taller. Corresponde al indicador de satisfacción usuaria del programa, variable
importante en la consideración de la calidad de la intervención (ver Anexo 5).

6. Evaluación Final
La evaluación final tiene por objetivo determinar el nivel de riesgo del usuario/a luego de haber
completado su Plan de Intervención Individual. Esta evaluación considera siete dimensiones:
•  Delito actual.
•  Historia criminal.
•  Actitudes.
•  Relaciones (familia/pareja).
•  Estilo de vida y pares.
•  Comportamiento interpersonal.
•  Estilo de pensamiento.

Para la evaluación final un profesional del módulo de intervención (idealmente el mismo que realizó la entrevista
de ingreso), deberá aplicar el instrumento Escala de Evaluación de Riesgo de Reincidencia (ver Anexo 1) a partir
de la información obtenida en la Entrevista Individual de Egreso.
ANEXOS VI

TALLER 1
119
Cómo Comunicarnos Mejor
E scala de E valuación de R iesgo A nexo 1

TALLER 1
121
Cómo Comunicarnos Mejor
EVALUACIÓN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.1)

Nombre Usuario/a:________________________________________________________________

Nombre Evaluador/a:__________________________________________Fecha:_______________

Marque con una cruz la alternativa que mejor represente al entrevistado/a en cada variable, luego sume cada columna y obtenga la
calificación de la dimensión sumando el total de puntos de las columnas.

Información
Problema
Delito actual sin Problemas Algún Problema
Significativo
no disponible/
desconocido

Número total de penas 0 1 2


N
(separadas por delito) (1 delito) (2-3 delitos) (4 + delitos)

¿El delito actual es parte de una serie 0 2


1 N
de pautas establecidas de delito? (NO) (Si)

¿El delito es una escalada en gravedad de un 0 2


1 N
delito previo? (NO) (Si)

Número total 0 1 2
N
de víctimas (0-1 víctima) (2 víctimas) (Más de 2)

Victimización repetida 0
1 2 (Si) N
de la misma persona (NO)

Grado de vulnerabilidad de la víctima (Ej: niño, 0


1 2 (Si/Vulnerab.) N
anciano, discapacitado, otro) (NO)

0 2 (Si/extraño
¿La víctima es un extraño? 1 N
(No/ Sin víctima) al azar )

Puntaje Total

Calificación
(0-3 Riesgo Leve;
4–7 Riesgo Moderado; 8-14 Alto Riesgo)
EVALUACIóN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.2)
Marque con una cruz la alternativa que mejor represente al entrevistado/a en cada variable, luego sume cada columna y obtenga la
calificación de la dimensión sumando el total de puntos de las columnas.

Información
Problema
HISTORIA CRIMINAL sin Problemas Algún Problema
Significativo
no disponible/
desconocido

Número de condenas siendo 0 1 2


N
menor de 18 años (0 penas) (1-2 penas) (3 + penas)
Número de condenas previas siendo mayor de 18 años 0 1 2
o sanciones y medidas previas como adolescentes N
infractores de ley* (No incluir el delito actual). (0 penas/sanciones) (1-2 penas/sanciones) (3 + penas/sanciones)

Edad de la primera condena 0 1 2


N
(registro en años) (18+) (14 - 17) (Bajo 14)
Edad del primer registro de detención o relación
0 1 2
con sistema penal por delito o falta (registro N
(18+) (14 - 17) (Bajo 14)
en años)
Violaciones de libertad vigilada/libertad
0
condicional/fianza o quebrantamiento beneficio 1 2 (Si) N
(NO)
(solo aplica en adultos)

Historia de escapes/huida de contextos 0


1 2 (Si) N
institucionales antes de los 18 años (NO)
Historia de escapes/huida de contextos 0
1 2 (Si) N
institucionales después de los 18 años (NO)

Historia de violencia/asalto/comportamiento 0
1 2 (Si) N
disruptivo en un contexto institucional (NO)

Versatilidad criminal: Registro de diferentes 0 1


2 (+4 tipos
tipos de delito/s, registre el número de delito/s (Menos de 3 (3 o 4 tipos N
de delitos))
en el cuadro** delitos) de delitos

Puntaje Total

Calificación
(0-4 Riesgo Leve;
5–10 Riesgo Moderado; 11-20 Alto Riesgo)

**Recuadro Tipos No
**Recuadro Tipos No
de Delitos de Delitos
Homicidio, homicidio involuntario o Asalto, robo en una casa habitación
intento de homicidio, lesiones
Hurto

Otros delitos violentos: incluyendo asalto, porte Fraude, falsificación, chantaje


o uso de arma en un contexto de delito
Otros actos deshonestos;
porte o posesión de arma
Delito/s sexual/es (excluyendo la prostitución,
solicitud de sexo, etc.) Daño criminal, acto incendiario
Secuestro/rapto Drogas: Importación/Venta/Posesión
Robo Infracciones de tránsito***

*Internación en régimen cerrado o semicerrado, libertad asistida, servicio a la comunidad, reparación del daño causado, multa o amonestación;
penas accesorias (prohibición de conducción de vehículos, obligatoriedad de tratamiento por adicción); medidas cautelares, internación
provisoria o suspensión condicional de procedimiento.
*** [N. T.] Se refiere a la conducción en estado de ebriedad
EVALUACIÓN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.3)
Marque con una cruz la alternativa que mejor represente al entrevistado/a en cada variable, luego sume cada columna y obtenga la
calificación de la dimensión sumando el total de puntos de las columnas.

Información
Problema
ACTITUDES sin Problemas Algún Problema
Significativo
no disponible/
desconocido

Acepta/niega la responsabilidad en el
delito
(¿Cuánta responsabilidad reconoce
0 1 2 N
el infractor en su/s delito/s?.
Niega el delito, culpa a otras
personas, minimiza el grado del delito)
Comprende las motivaciones de su delito
(¿El infractor reconoce los factores que 0 1 2 N
contribuyeron a su delito?)

Reconocimiento de la víctima
(¿El infractor reconoce el daño que ocasionó a
0 1 2 N
la víctima? ¿Muestra arrepentimiento o deseo
de enmendarse?)

Actitudes hacia la sentencia y el proceso


legal
(¿El infractor considera que su sentencia es 0 1 2 N
justa? ¿Considera justo y aceptable el proceso
judicial?)
¿Cuál es la actitud del infractor hacia los
profesionales? 0 1 2 N
(¿Acepta y coopera con la autoridad?)

Motivación para responder a la condena


(Grado en el cual el infractor está considerando que
debería comportarse en forma diferente en el futuro y
cómo se compromete con cualquier forma persistente
0 1 2 N
que lo lleve al cambio? ¿Cómo ha respondido al
trabajo focalizado en el delito anterior?

Actitudes criminales
(¿El infractor expresa actitudes que apoyan
el comportamiento criminal en general? 0 1 2 N
¿Cree que cualquier persona que tuviera la
oportunidad de cometer un delito, lo haría?)

Actitud hacia la comunidad/sociedad


(¿El infractor reconoce los derechos de las
otras personas, acepta los límites necesarios 0 1 2 N
a la libertad personal? ¿Expresa un deseo/
disposición a ser parte de la comunidad?)

Actitudes del infractor hacia si mismo


(¿Cómo se ve a si mismo, tiene confianza en si 0 1 2 N
mismo, en qué se basa?)

Puntaje Total

Calificación
(0-4 Riesgo Leve;
5–10 Riesgo Moderado; 11-20 Alto Riesgo)
EVALUACIÓN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.4)
Marque con una cruz la alternativa que mejor represente al entrevistado/a en cada variable, luego sume cada columna y obtenga la
calificación de la dimensión sumando el total de puntos de las columnas.

Información
Problema
RELACIONES (Familia/Pareja) sin Problemas Algún Problema
Significativo
no disponible/
desconocido
Infancia/lazos familiares
(Continuidad de los cuidados familiares,
0 1 2 N
separación en la infancia, períodos de
adopción, hogar de menores)
Evidencia de abuso infantil/familiar
(Evidencia documentada de abuso físico,
0 1 2 N
sexual o emocional durante la infancia y la
adolescencia, negligencia, abandono)

Relación actual con familiares cercanos


(Relación con los padres, hermanos, abuelos y
otros miembros de la familia/ hermanastros/as 0 1 2 N
o miembros de la segunda familia con los que
tiene un contacto regular)

Historia de las relaciones íntimas


(Número y calidad, satisfacción con las
0 1 2 N
relaciones cercanas. Si no hay una historia de
relaciones, registre N/A)
Relación actual con su esposa/pareja
(Nivel de apoyo, respeto/cariño mutuo, fortaleza
de la relación y dificultades. Si actualmente está 0 1 2 N
soltero/a, ¿cómo es el nivel de satisfacción con
ese estado?)

Evidencia de violencia doméstica/abuso


de la esposo/a 0 1 2 N
(Evidencia de amenazas y abuso psicológico)

Relación con los hijos en el rol parental


(Relaciones con los hijos biológicos,
hijastros o adoptivos. Considere el contacto
0 1 2 N
y nivel de apoyo, actitudes, comprensión y
comportamiento hacia los niños, nivel de
habilidades parentales)
¿Los miembros de la familia cercana o
0 2
la pareja actual tienen antecedentes 1 N
(No) (Si)
criminales?

Puntaje Total

Calificación
(0-4 Riesgo Leve;
5–8 Riesgo Moderado; 9-16 Alto Riesgo)
EVALUACIÓN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.5)
Marque con una cruz la alternativa que mejor represente al entrevistado/a en cada variable, luego sume cada columna y obtenga la
calificación de la dimensión sumando el total de puntos de las columnas.

Información
Problema
ESTILO DE VIDA Y PARES sin Problemas Algún Problema
Significativo
no disponible/
desconocido

Aislamiento social
(Ausencia de amigos cercanos, interactúa en 0 1 2 N
forma regular con otros, ¿es solitario?)
Integración a la comunidad
(Vínculos con uno o más individuos, grupos
comunitarios o participación en actividades 2
organizadas que no están relacionadas con el 0 1 (ausencia de N
delito, incluyendo la prisión. Por ejemplo, clubes vínculo)
deportivos, iglesia, etc.)

¿Cómo se relaciona el infractor con otros


0 1 2 N
prisioneros?

Pasa el tiempo con otros infractores


(¿Dónde pasaba el tiempo el infractor, en un
club/bar frecuentado por otros infractores, en la 0 1 2 N
casa de otro infractor?)
0 = No pasaba el tiempo con otros infractores

Fácilmente influenciable por pares


criminales (¿La mayoría de los delitos son en
0 1 2 N
compañía de otros infractores?
¿El delito es influido por otros?)
Actividades regulares que fomentan el
delito (¿Las actividades más comunes tienen
relación con la creación de oportunidades
0 1 2 N
para delinquir, o contribuyen a la necesidad de
delinquir?, por ejemplo, el juego en la prisión)

Estilo de vida manipulador/predador


(¿Explota a otras personas, abusa de los
amigos, de las relaciones, de la confianza? Usa 0 1 2 N
a otros, vive a costillas de otras personas sin
retribuirles, es matón)

Otros estilos de vida problemáticos


(Otros aspectos del estilo de vida que
0 2
podrían ser problemáticos: juego, otros 1 N
(No) (Si)
comportamientos adictivos, considérese la
ausencia de equilibrio en las actividades)

Temeridad/comportamiento riesgoso
(Demuestra la necesidad de una estimulación
excesiva o excitante en actividades que son 0 1 2 N
riesgosas,
excitantes o desafiantes)

Puntaje Total

Calificación
(0-4 Riesgo Leve;
5–8 Riesgo Moderado; 9-16 Alto Riesgo)
EVALUACIÓN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.6)
Marque con una cruz la alternativa que mejor represente al entrevistado/a en cada variable, luego sume cada columna y obtenga la
calificación de la dimensión sumando el total de puntos de las columnas.

Información
COMPORTAMIENTO sin Problemas Algún Problema
Problema
no disponible/
INTERPERSONAL Significativo
desconocido

Nivel de habilidades interpersonales


(¿Son adecuadas las habilidades sociales/
interpersonales del infractor, por ejemplo, 2
0 1 (ausencia de N
antecedentes del infractor y circunstancias
vínculo)
normales) 0 = habilidades apropiadas

Actitudes hostiles
(¿Cómo ve el mundo el infractor –muestra
hostilidad hacia individuos o grupos?
0 1 2 N
¿Sospecha de otros, tiende a pensar lo peor, y
no esta dispuesto a confiar en otros?) 0 = sin
actitudes hostiles
Comportamiento agresivo
(¿El agresor muestra agresión hacia otras
personas; usa la violencia o amenazas para
0 1 2 N
resolver los conflictos con otras personas?,
por ejemplo, violencia doméstica) 0 = sin
comportamiento agresivo

Manejo de la rabia
(¿El infractor pierde los estribos con facilidad
y a menudo; posee baja tolerancia a la 0 2
1 N
frustración; resolución de conflictos deficitaria? (No) (Si)
Incapacidad para controlar las emociones) 0 =
sin problemas en el control del temperamento

Actitudes/comportamientos
discriminadores
(Evidencia de delitos o de actitudes o
comportamientos del estilo de vida que pueden 0 1 2 N
ser considerados racistas/sexistas o degradantes
de cualquier grupo en la sociedad) 0 = sin
actitudes o comportamientos discriminadores

Puntaje Total

Calificación
(0-2 Riesgo Leve;
3–5 Riesgo Moderado; 6-10 Alto Riesgo)
EVALUACIÓN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.7)
Marque con una cruz la alternativa que mejor represente al entrevistado/a en cada variable, luego sume cada columna y obtenga la
calificación de la dimensión sumando el total de puntos de las columnas.

Información
Problema
ESTILO DE PENSAMIENTO sin Problemas Algún Problema
Significativo
no disponible/
desconocido

Habilidad para reconocer los problemas


(¿El infractor tiene consciencia de sus 0 1 2 N
problemas?)

Habilidad para resolver problemas


(El infractor tiene un método para resolver
los problemas, es lógico, emplea estrategias
0 1 2) N
adecuadas de manera autónoma. Es capaz
de pensar en forma flexible) 0 = buenas
habilidades para resolver problemas

Reconocimiento de las consecuencias


(El infractor reconoce que la mayoría de
los cursos de acción tienen una mezcla de 0 1 2 N
resultados positivos y negativos. Es capaz de
equilibrarlos)
Logro de metas
(El infractor no puede visualizar metas en
distintas áreas de su vida, éstas no son realistas
o no están basadas en una planificación. Está 0 1 2 N
motivado para el logro de metas, hay ejemplos
del logro de metas) 0 = capacidad para
visualizar y alcanzar metas realistas
Comprende el punto de vista de otros
(Falta de capacidad para interpretar correctamente
las situaciones sociales o tener una relación
aceptable con pares y con figuras de autoridad. 0 1 2 N
Fracasa en demostrar sus sentimientos hacia otros
o compadecerse de las víctimas)
0 = capacidad de comprender a los demás
Impulsividad
(¿El infractor prefiere actuar en lugar
de planificar; toma decisiones sin una 0 1 2 N
consideración posterior, propenso al
aburrimiento, requiere de estimulación?)

Pensamiento concreto/abstracto
(¿El infractor tiene una visión dogmática; tiene
dificultades para pensar en términos generales
en lugar de acontecimientos específicos, es 0 1 2 N
capaz de considerar problemas en abstracto,
inferir principios generales y adaptarse a las
circunstancias?)

Puntaje Total

Calificación
(0-3 Riesgo Leve;
4–7 Riesgo Moderado; 8-14 Alto Riesgo)
EVALUACIÓN DE RIESGO DE REINCIDENCIA (Página No.8)

Nombre USUARIo/A:_____________________________________________________________

MARQUE CON UNA CRUZ EN BASE A LOS RESULTADOS POR SUBESCALA.

rIESGO rIESGO rIESGO


pERFIL DE RIESGO lEVE MODERADO ALTO Observaciones

Delito Actual 0-3 4-7 8-14

Historia Criminal 0-4 5-10 11-20

Actitudes 0-4 5-10 11-20

Relaciones (Familia/Pareja) 0-4 5-8 9-16

Estilo de Vida y Pares 0-4 5-9 10-18

Comportamiento Interpersonal 0-2 3-5 6-10

Estilo de Pensamiento 0-3 4-7 8-14

Puntaje Total

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
E scala de Evaluación de A nexo 2
L O G R O P O R TA L L E R

TALLER 1
131
Cómo Comunicarnos Mejor
Pauta de A nexo 3
visita de seguimiento

TALLER 1
141
Cómo Comunicarnos Mejor
pauta de visita de seguimiento

Unidad Penal:_____________________________________________Fecha:________________

Región:______________________________________________________________________

Duración de la Visita:____________________________________________________________

Responsable Asesoría:___________________________________________________________

1. PERSONAS PRESENTES EN LA ASESORIA (nombre y cargo)

2. OBSERVACIONES RELATIVAS A LA IMPLEMENTACION/INSERCION DEL TALLER EN LAS ACTIVIDADES DEL


PENAL

3. OBSERVACIONES RELATIVAS A LA APLICACION DE INSTRUMENTOS

4. OBSERVACIONES RELATIVAS A LA METODOLOGIA DEL TALLER

5. SUGERENCIAS DEL ENCARGADO DE LA VISITA


E valuación de Facilitadores A nexo 4

TALLER 1
143
Cómo Comunicarnos Mejor
AUTOEVALUACIóN FACILITADORES

Esta ficha debe ser completada al final de cada sesión por el equipo facilitador. El objetivo es monitorear el propio
desempeño y compartir con el otro facilitador los resultados de esta autoevaluación para construir acuerdos de
colaboración que ayuden a mejorar la implementación del programa.

Nombre:________________________________________________Fecha:________________

Nombre del Taller:______________________________________________________________

En una escala de 1 a 10 ¿Qué necesitaría para Acuerdos tomados con el


SESION ¿Cómo fue su desempeño poder subir un punto otro facilitador
en el taller? en la escala?

1.

2.

3.

4.

5.

6.

7.

8.

9.
E scala de Satisfacción Usuaria A nexo 5

TALLER 1
145
Cómo Comunicarnos Mejor
Escala de Satisfacción Usuaria

Taller:______________________________________________________Fecha:_____________

Para mejorar el taller, le solicitamos que conteste esta escala. No escriba su nombre, pues es anónima.
Por favor elija solo una respuesta de entre las opciones que se le presentan:

Evalúe las siguientes características del


Muy
trabajo de los profesionales a cargo del Bueno/a
Bueno/a Malo/a Muy Malo/a No sé
taller:
CLARIDAD
CAPACIDAD PARA ESTIMULAR LA PARTICIPACIÓN
CONOCIMIENTO SOBRE LOS TEMAS TRATADOS
COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
AMABILIDAD Y TRATO
DISPOSICIÓN PARA ACOGER CONSULTAS
ENTUSIASMO
PREPARACIÓN DEL TALLER

Muy Malo/a
Evalúe las siguientes características Muy Información
Bueno/a Malo/a No sé
del taller: Bueno/a no disponible/
desconocido

TEMAS TRATADOS Y CONTENIDOS


EJERCICIOS Y ACTIVIDADES
APORTE A SU FORMACIÓN Y DESARROLLO PERSONAL
EL CUMPLIMIENTO DE EXPECTATIVAS PROPIAS
CUMPLIMIENTO DE FECHAS Y HORARIOS ESTABLECIDOS
CÓMO EVALÚA EN GENERAL AL TALLER
SU GRADO DE SATISFACCIÓN GENERAL CON EL TALLER

Escriba aquí cualquier sugerencia para mejorar el taller:

¡MUCHAS GRACIAS!
CITAS VII

TALLER 1
147
Cómo Comunicarnos Mejor
1. Makkai, Ratclifee, Veraar and Collins, 2004
2. Carr y Vandiver, 2001
3. Harness, 2003
4. Katsiyannis et al., 2004
5. Instrumento de auto-reporte para medir los rasgos de personalidad, consistente en 300 ítems, subdivididos en 15 sub-escalas: Logro,
Afiliación (disfrutar de las amistades y las personas en general), Agresión, Autonomía, Dominancia, Persistencia, Exhibición (querer
ser el centro de atención), Evitación del daño, Impulsividad, Entrega a otros, Orden, Juego (hacer muchas cosas sólo por “diversión”),
Reconocimiento social (deseo de ser tenido en alta estima), Comprensión (querer entender las cosas), Humildad, Cambio (el gusto por
las experiencias nuevas), Estructura cognitiva (regulación de la atención y la cognición; reducir la incertidumbre en la información),
Defensividad; Capacidad para percibir (sonidos, imágenes, sabores) y Afiliación (búsqueda de simpatía, protección y amor). (D. Jackson
[1989] Personality Research From Manual. 3rd Ed. Post Huron, MI: Sigma Assessment System, Inc.) (Katsiyannis et al., 2004, p. 25)
6. DeLisi. 2001
7. Ibid
8. Gendreau, Goggin & Little, s/f
9. Makkai, Ratclifee, Veraar and Collins, 2004
10. Frost, Greene and Prains, 2006
Seddon, 2006
11. Laub and Sampson, 2001
12. Quizá contribuya a la controversia en este campo el hecho que los investigadores usan distintas definiciones de reincidencia. Véase
Lyman and LoBuglio, 2006
13. Por ejemplo: Scared Straight, Shock Probation, Jail Shock, Shock Incarceration for Women, Boots Camps (Hollin, 2002)
14. Sabree, 2007
15. Hollin, 2002
16. Serin, 2005
Welsh and Farrington 2005
17. Serin, 2005
18. Bonta and Andrews, 2007
19. Es decir, factores que es imposible que cambien.
20. Bonta and Andrews, 2007
21. Andrews, 1996
22. Por ejemplo: Austin, 2006; Brown and Motiuk, 2005; Howard, Clark and Garnham, 2006; Johnson Listwan, Cullen and Latessa, 2006;
McNeill, Batchelor, Burnett and Knox, s/f; Lowenkamp and Bechtel, 2007; Lowenkamp, Pealer, Smith and Latessa, 2006; Lowenkamp,
Smith and Bechtel, 2007; Turner and Fain, 2006
23. Bonta y Andrews, 2007
24. Ibid
25. Bonta y Andrews (2007) reflexionan que la autoestima no es una necesidad criminógena, porque los cambios en ella no conducirán
a un cambio en el comportamiento delictual; un aumento en la autoestima del individuo sin que haya cambios en las actitudes pro-
sociales puede dar como resultado infractores con confianza en si mismos, y la disminución en la autoestima puede llevar a infractores
miserables
26. Lowenkamp et al., 2006
27. Los autores son canadienses, y han escrito acerca de la evaluación del riesgo de reincidencia y los tratamientos apropiados con las
etnias originarias canadienses
Véase, por ejemplo:
Bonta, LaPrairie, and Wallace-Capretta, 1997
28. Lowenkamp et al., 2006
29. Lowenkamp et al., 2006
30. Hollin and Palmer, 2006
31. En contraposición al uso de castigo y la prisión como disuasivos de la comisión de delitos
32. Covington, 2002
33. Hannah-Moffat, and Shaw, 2001
34. Covington, 2002
35. Fenómeno encontrado con frecuencia en los Centros de Tratamiento para internas mujeres en el Convenio Gendarmería de Chile-
CONACE
36. Howells, 2000
37. Bonta and Andrews, 2007
38. Reisig, Holtfreter and Morash, 2006
39. Bonta and Andrews, 2007
40. Lowenkamp and Bechtel, 2007
41. En ese país también se han desarrollado otros instrumentos para predecir el riesgo de reincidencia en poblaciones específicas, como
los delincuentes sexuales. Véase Richardson et al., 2006
También se han desarrollado instrumentos de predicción de riesgo de reincidencia para la población que comete delitos violentos. Por
ejemplo, The Violence Risk Assessment Guide (VRAG), desarrollado en Canadá por Quinsey et al. en 1998; el HCR-20 de Webster et al,
1997; y el Psychopathy Check List-Revised (PCL-R) de Hare, 1991. En Rubin, Gallo y Coutts, 2008
42. Lowenkamp and Bechtel, 2007
43. Reisig, Holtfreter and Morash, 2006
44. Fass, Heilbrun, DeMatteo and Fretz, 2008
45. Howard, Clark and Garnham, 2006
46. Obviamente esa investigación ha sido simplista, ya que no ha considerado que en un número no menor de infractores hombres la
comisión de delitos está incorporada en su estilo de vida o en la construcción de su identidad personal.
47. Nicholas, 2001
Raskin y Gorman, 2000
Seddon, 2006
48. Modelo psicofarmacológico en el modelo del nexo droga-delito de Goldstein (1985)
49. En los delitos contra la propiedad
50. Ross, Fabiano, Garrido y Gómez, 1996
51. Covington, 2002
Hannah-Moffat and Shaw, 2001
Howells, 2000
52. Van Voorhis, Salisbury, Wright and Barman, 2007
53. NIDA, 2006
54. Ross, Fabiano, Garrido y Gómez, 1996
Rubin, Gallo y Coutts, 2008
55. Ross, Fabiano, Garrido y Gómez, 1996
56. Williamson, 2004
57. Mandracchia, Morgan, Garos and Garland, 2007
58. Hollin, 2002
59. González, 1998
Sin embargo, indica Hollin (2002), las penas alternativas a la reclusión tampoco han demostrado la efectividad que se supone tendrían.
Para fundamentar su tesis, reporta la investigación de Lloyd y sus colegas (1994) que estudiaron las tasas de reincidencia posteriores
a los diferentes tipos de sanciones. Lloyd et al. compararon los efectos de cuatro tipos de sanción impuesta por las cortes: servicios
comunitarios, libertad vigilada, libertad condicional con requerimientos adicionales y encarcelamiento. Con un número sustancial de
infractores para cada tipo de sentencia, Lloyd et al. reportaron un análisis de las tasas reales y las tasas esperadas de reincidencia para
las cuatro sentencias. Encontraron que: no hubo diferencias sustanciales entre la reincidencia real y la anticipada dentro de los cuatro
tipos de sentencia; la tasa total de la reincidencia real entre los cuatro tipos de sentencia fue muy similar (en clústeres alrededor del
50%). Es decir, para los infractores sentenciados con una sanción particular la tasa real de reincidencia pareció no ser afectada por
la pena. Similarmente, la cercanía de los porcentajes entre las sentencias sugirió que las sentencias diferentes no tenían un efecto
diferencial en términos de reducir la reincidencia
McGuire (1995), comentando el estudio de Lloyd et al., observa que: “En base a esos porcentajes, el [tipo de sentencia] tiene poco
o ningún impacto sobre el comportamiento posterior de los infractores, cualesquiera fuera su severidad. Las sentencias de la corte, al
menos al nivel del individuo, no parecen tener un claro efecto disuasivo”
60. Welsh y Farrington, 2005
61. El movimiento por determinar “lo que funciona” en psicoterapia ha mostrado que los denominados “factores inespecíficos” de la
psicoterapia tienen lejos más peso en la varianza de resultados que los denominados “factores específicos” (teorías y técnicas) (Hubble,
Duncan y Miller, 1999)
62. Welsh y Farrington, 2005
63. Uno de los objetivos de esta iniciativa es ir entregando continuamente a los prestadores de servicios penitenciarios y a los diseñadores
de políticas penitenciarias un listado de los tratamientos que han probado ser eficaces
64. Véase, Chambless y Ollendick (2001). Sin embargo, los criterios descritos por esos autores para la psicoterapia han recibido
numerosas críticas, ya que emulan a la investigación de la eficacia de psicofármacos a través de estudios experimentales de doble ciego,
con asignación al azar de los sujetos; a la vez que implican que los principales factores del cambio son los “factores específicos” (los que

TALLER 1
149
Cómo Comunicarnos Mejor
se sabe tienen menos peso en la varianza de resultados)
65. Lo que implica que el estudio meta-analítico ha dejado fuera a otros tratamientos cuyo marco conceptual impide el uso de
metodologías cuantitativas y la asignación al azar de los sujetos a los grupos experimentales y controles. Por lo tanto, los hallazgos de
esas revisiones meta-analíticas no debieran tomarse como una conclusión definitiva acerca de los tratamientos penitenciarios efectivos
para disminuir la reincidencia de los penados
66. Welsh y Farrington, 2005
67. Una conclusión más que obvia: las expectativas de los prestadores de la terapia afectarán los resultados de la misma. No cabe duda
que los prestadores se comportarán en forma distinta si esperan que su método muestre resultados, que si aplican el método en una forma
estándar, mecánica. (Véase, J. Frank [1988] Elementos terapéuticos compartidos por todas las psicoterapias. En M. Mahoney y A. Freeman
[Comp.], Cognición y psicoterapia. Ed. Paidós, B. Aires, pp. 73-102)
Un segundo alcance tiene relación con la participación de los sujetos experimentales. El lector puede advertir que dados los requisitos de
las investigaciones incluidas en los meta-análisis, sólo está comparándose el efecto de las técnicas sobre la reincidencia, quedando en el
misterio si los infractores que participaron como sujetos experimentales o controles estaban motivados intrínsecamente para participar
en esos programas. En las secciones siguientes abordaremos este tópico que otras investigaciones definen como central a la hora de
comparar la eficacia de las intervenciones
68. Programas que tienen una estructura militar, en los que los infractores cual reclutas en el servicio militar, están obligados a respetar
la disciplina y realizar ejercicios físicos. (Hollin, 2002)
69. El “Scared Straight” es un programa (cuya filosofía subyacente es la de la disuasión) implementado en Estados Unidos en la década
de los años 1970 como una respuesta a que “nada funciona” en el tratamiento penal para reducir la reincidencia de los penados. Su
implementación con infractores juveniles implicaba la visita a diversos centros penitenciarios con el objetivo de asustar o impresionar a
los infractores juveniles con el probable futuro que les esperaba si continuaban delinquiendo. (Hollin, 2002)
70. El reporte de Welsh y Farrington (2005) no indica si los participantes en esos tratamientos sólo recibieron tratamiento para el
consumo de drogas, o si también se abordó el estilo de vida infractor. Tampoco se indica el tipo de delitos por los cuales esos internos
cumplían la pena de reclusión: delitos asociados a la venta, porte y consumo de drogas, o delitos adquisitivos cometidos por infractores
consumidores problemáticos de drogas
71. Shrum, 2004
72. Williamson, 2004
73. Véase también, Taxman, 2004
74. Landenberger y Lipsey, 20
Milkman y Wanberg, 2007
75. Prochaska, Norcross and DiClemente, 1994
76. Algunos autores reconocían 400 enfoques terapéuticos; y otros 250 enfoques, más diversas técnicas. (Hubble, Duncan and Miller, 1999)
77. Prochaska, Norcross and DiClemente, 1994
78. Ibid., p. 25
79. Ibid., p. 27-33
80. Prochaska (Prochaska, Norcross and DiClemente, 1994) indica que eligieron el comportamiento de fumar debido a que era un
hábito muy extendido en la población estadounidense, que se asocia con problemas de salud, que muy pocas personas buscaban
ayuda profesional para dejar de fumar, y las que lo hacían abandonaban prematuramente los tratamientos, y sin embargo hay suficiente
evidencia empírica que muestra que muchas personas logran dejar de fumar sin ninguna ayuda profesional
81. Prochaska, 1999
82. En lo que respecta al consumo de sustancias psicoactivas (alcohol, drogas ilegales o fármacos sin prescripción médica), la etapa
de mantenimiento durará bastante tiempo después que ha finalizado un tratamiento, razón por la cual toda intención de cambio
necesita ser auto-motivada y el individuo situarse como su propia agencia de cambio (como protagonista) para el logro de la
mantención de sus cambios
83. Velicer, Prochaska, Fava, Norman y Redding, 1998
84. Miller y Rollnick, 1999, p. 39
85. DiClemente, Schlundt and Gemmell, 2004, p. 104
86. Prochaska, 1999
Prochaska y Prochaska, 1993
87. Prochaska (1999) ha indicado que la mayoría de los enfoques terapéuticos suponen que todos los clientes que acuden a terapia
están motivados para efectuar cambios en su vida, y que desde el inicio del contacto terapéutico los prestadores de tratamiento
comienzan a aplicar técnicas que buscan promover el cambio, y las cuales sólo tendrían sentido para aquellos usuarios que tienen
claridad acerca de dónde quieren llegar con la terapia
Algunos autores (S. Miller, 2001), han indicado que alrededor del 65% de las personas que acuden a servicios de psicoterapia se
encuentran en la fase de contemplación, y por lo tanto indecisas respecto a qué hacer en su situación, e incluso piensan que son otras
personas las que deben cambiar para que ellas superen su aflicción
Ogles, Anderson y Lunnen (1999) afirman que la mayoría de los enfoques de terapia consisten en aplicaciones clínicas derivadas de una
teoría de personalidad desarrollada por sus proponentes, y que muy pocos enfoques terapéuticos se han derivado de la investigación
acerca de los factores que fomentan el cambio
Una excepción a esa tendencia se encuentra en la formulación de las terapias sistémicas desarrolladas a partir de los años 1970,
en las cuales los movimientos iniciales de los terapeutas dependen de la disposición motivacional de los clientes. A diferencia de los
enfoques terapéuticos que han sido derivados de las teorías de personalidad desarrolladas por sus proponentes, los modelos sistémicos
contemporáneos han sido construidos en base a una metodología de “investigación-intervención” (Nardone y Salvani, 1999), p.243-
255, para lo cual se ha usado la cámara con espejo de visión unilateral y las filmaciones en vídeo; metodología que permite observar en
vivo lo que ocurre en la interacción sistema cliente-terapeuta, proponer intervenciones, evaluar in situ los efectos de esas intervenciones,
introducir modificaciones y realizar un seguimiento de los clientes
88. DiClemente and Velasquez, 2002
Miller, 1999
89. En el contexto penal, un usuario podría no estar interesado en modificar su comportamiento infractor, ya que no lo considera un
problema para si mismo, sino que es su oficio (identidad delictual)
90. Un infractor de ley puede haberse convencido que no puede hacer nada por modificar su estilo de vida, porque cuando lo ha
intentado diversas circunstancias se lo han impedido
91. DiClemente, Schlundt and Gemmell, 2004
92. Afirmación que es más frecuente encontrar entre los hombres que en las mujeres
93. Respecto al consumo de sustancias, la persona puede estar dispuesta motivacionalmente a modificar su consumo de drogas, pero
no estar dispuesta a ingresar a un tratamiento que coloque como requisito y objetivo la abstinencia total
94. López Viets, Walter and Miller, 2002
95. Lo cual ha sido demostrado repetidamente en el ámbito penitenciario: aquellos internos que “hacen conducta”, pero que no están
comprometidos en un proceso de cambio respecto a su estilo de vida, lo más probable es que reincidan en el delito. Podríamos afirmar
que “hacer conducta” es un cambio motivado extrínsecamente, de modo que una vez logrado el objetivo (salir al medio libre), se regresa
a los patrones de conducta antiguos
96. Bowles, 2006
DiClemente, 2005
Sharma and Atri, 2006
97. DiClemente, 2005, 2007
98. Berg y Miller, 1996
DeJong and Berg, 1998
de Shazer, 1991, 1992
99. W. Miller, 2001
100. INTA, s/f
Seals, 2007
101. Hubble, Duncan and Miller, 1999
102. Clark et al., 2006
McMurran, 2002a
Walters et al., 2007
103. Prochaska and Levesque, 2002
104. Cuando “toquen fondo”. Tocar fondo en este contexto, puede significar que los individuos regresen una y otra vez al sistema penal
a cumplir una nueva condena, hasta que ocurra un hecho extraterapéutico (Duncan and Miller, 2000) que los lleve a abandonar el delito
como estilo de vida (Laub and Sampsom, 2001)
105. McMurran, 2002a
Walters et al, 2007
106. Thigpen, 2007
107. Miller y Rollnick, 1999, 2002
108. Resnicow et al., 2002
109. Clark et al., 2006
Ginsburg et al., 2002
McMurran, 2002b
Walters et al., 2007
110. Rollnick and Miller, 1995
111. Debe entenderse como enfoque directivo a un enfoque en el cual el terapeuta tiene un propósito: influenciar al cliente. En este

TALLER 1
151
Cómo Comunicarnos Mejor
contexto, influenciarlo motivacionalmente. Actuar en forma directiva no debiera entenderse como una influencia hacia metas prefijadas
arbitrariamente por el terapeuta
112. Rollnick and Miller, 1995
113. La primera fase de la Entrevista Motivacional busca movilizar al cliente desde la fase de precontemplación hacia la fase de
preparación para el cambio
114. Ya sea que se encuentre en precontemplación o en contemplación
115. Suficientes para el fomento del vínculo terapéutico, pero probablemente insuficientes para fomentar el cambio terapéutico en un
formato de terapia breve
116. Greenberg et al., 1996
117. Ibid., p. 131
118. White y Epston, 1993
119. Ibid., p. 55
120. Greenberg et al., 1996
121. Greenberg et al., 1996, p. 135-136
122. Miller and Rollnick, 2002
123. Adaptado de Walters et al., 2007, p. 30
124. Véanse Rogers y Kinget (1971) y Greenberg et al. (1996) para ejemplos de los diversos tipos de reflejos terapéuticos desarrollados
por Rogers
125. Walters et al., 2007, p. 34
126. Desde la perspectiva de la terapia estratégica (Erickson y Rossi, 1979; Nardone y Watzlawick, 1992) —un enfoque de terapia en
el cual el terapeuta busca influenciar al cliente— los reflejos terapéuticos sirven para fomentar en el cliente una tendencia a “estar de
acuerdo con el terapeuta” (yes set) o “dirección de aceptación”, lo cual ayuda a crear un contexto de colaboración mutua e influencia
del terapeuta
127. Miller and Rollnick, 2002, p. 89
128. Walters et al., 2007, p. 37
129. DeJong and Berg, 1998, p. 31-32
130. Miller y Rollnick, 2002, p. 75
131. Ibid., p. 167
132. Miller, 1999, p. 38
133. Ibid
134. Ibid
135. Ibid, p. 77
136. Miller and Rollnick, 2002, p. 16
137. Miller, 1995, p. 7
138. Ibid., p. 79
139. Miller, 1999
140. Véanse también: de Shazer, 1984, 1989; Duncan, Hubble y Miller, 2003
141. Miller and Rollnick, 2002, p. 100
142. Ibid., p. 101
143. Ibid., 102
144. Ibid., 103
145. Ibid., 105
146. Miller, 1999, p. 41
147. Miller and Rollnick, 2002, p. 105
148. Miller, 1999, p. 41
149. Bleuter, Moleiro y Penela, 2004
Dowd, 1999
150. Bleuter, Moleiro y Penela, 2004, p. 89
151. Miller and Rollnick, 2002
152. Ibid., p. 107
153. Bleuter, Moleiro y Penela, 2004
154. Fisch, Weakland y Segal, 1984
Haley, 1980
155. Miller and Rollnick, 2002, p. 108
156. Ibid., p. 127
157. Ibid., p. 130
158. Berg y Miller, 1996
Berg and Reuss, 1998
DeJong and Berg, 1998
159. Nardone y Salvini, 1999, p. 241-254.
160. Miller, 1995
161. Duncan, Hubble y Miller, 2003
162. CONACE, 2009
163. Miller y Rollnick, 1999
164. Berg y de Shazer, 2001
165. Burke, Arkowitz and Dunn, 2002
166. “También aplicamos el término ‘AMI’ a las intervenciones que incorporan técnicas de entrevistas no motivacionales mientras
retienen los principios de la entrevista motivacional como los elementos centrales del tratamiento, así como también a intervenciones
que han sido adaptadas específicamente para el uso por no especialistas.” (Burke, Arkowitz, and Dunn [2002], pp. 218)
167. Los autores indican que esas investigaciones son muy variables, las unas respecto a las otras, en lo que respecta a la naturaleza
y adecuación de los grupos de control, adecuación de la especificación de la variable independiente (por ejemplo, replicabilidad),
integridad del tratamiento, adecuación de la medición de las variables dependientes, y la reducción o eliminación de posibles fuentes
de sesgo
168. Hettema, Steele and Miller, 2005
169. Véase el apartado de los Tratamientos Cognitivo-Conductuales
170. Este hallazgo es obvio: las personas que ya están comprometidas con el cambio y están preparadas para la acción necesitan
comenzar a trabajar de inmediato en el diseño de un plan de cambio. Esto es consistente con un estudio reportado por Prochaska
(1999) respecto a la retención de los clientes en el tratamiento. En ese estudio se evaluó la fase de la motivación para el cambio
de los clientes cuando ingresaron a tratamiento, pero se aplicó a propósito el mismo tratamiento (orientado a la acción) a todos los
clientes; los primeros en abandonar el tratamiento fueron los clientes que ingresaron en precontemplación, luego los que ingresaron en
contemplación, luego los que ingresaron en la fase de mantención, y por último quienes ingresaron en la fase de acción. Asimismo, el
mayor porcentaje de clientes que terminaron apropiadamente el tratamiento fueron los que ingresaron en la fase de acción
171. Debe tomarse en consideración que en general cuando los terapeutas asisten a actividades de capacitación suelen prestar gran
atención a las técnicas que se supone aprenderán en el taller (mal que mal, la concepción tradicional indica que las técnicas son los
“agentes activos” del cambio), y pierden de vista que las técnicas necesitan ser aplicadas en una forma individualizada según la
disposición a responder de los clientes.
172. Miller, 1999a, p.2-3
173. Ginsburg, Mann, Rotgers and Weekes, 2002
174. Anderson y Goolishian, 1996
175. Ibid., p. 47
176. Ibid., p. 47
177. Ibid., p. 49
178. Reflejos, paráfrasis, resúmenes, afirmaciones, pausas (DeJong and Berg, 1998)
179. Anderson y Goolishian, 1996, p. 48
180. Ibid., p. 53
181. Bonta and Andrews, 2007
182. Anderson, 1999
183. Ibid
184. Ibid., p. 65
185. Ginsburg, Mann, Rotgers and Weekes, 2002
186. Anderson, 1999, p. 66
187. Duncan, Hubble y Miller, 2003
188. Ibid., p. 29
189. Joturán, 1994
190. Tomm, 1988
191. Maturana, 1996, 1997
192. Tomm, 1988, p. 39
193. Anderson y Goolishian, 1996
194. Miller y Rollnick, 1999, 2002
195. Miller, 1995

TALLER 1
153
Cómo Comunicarnos Mejor
196. Howard, Clark and Garnham, 2006
197. Hoffman, 1996
198. W. Miller, 2001
199. Walters, Ogle and Martin, 2002
200. Esa retroalimentación individualizada puede haber contribuido a provocar discrepancia en los sujetos; además, al haber sido
enviada por correo, puede haber sido leída varias veces por los sujetos
201. Y el propósito de la terapia es enseñar al individuo a reconocer esas pautas de pensamiento”irracional”, desafiarlas y reemplazarlas
por otras pautas más “saludables”. La terapia de Beck también propone el ensayo de conductas tanto en el contexto de la oficina del
terapeuta como en el ambiente natural del individuo. El renombre alcanzado por el enfoque conductual-cognitivo se relaciona con el
hecho que Beck desarrolló la primera terapia efectiva para el tratamiento de la depresión a mediados de la década de los años 1970
202. Milkman and Wanberg, 2007
203. Ibid
204. Beck et al. (1983) han descrito los siguientes errores de pensamiento:
•Inferencia arbitraria: proceso de adelantar una determinada conclusión en ausencia de la evidencia que la apoye o cuando la evidencia
es contraria a la conclusión
•Abstracción selectiva: consiste en centrarse en un detalle extraído fuera de su contexto, ignorando otras características más relevantes
de la situación, y conceptuar toda la experiencia en base a ese fragmento
•Generalización excesiva: proceso de elaborar una regla general o una conclusión a partir de uno o varios hechos aislados y de aplicar
el concepto tanto a situaciones relacionadas como a situaciones inconexas
•Maximización y minimización: errores cometidos al evaluar la significación o magnitud de un evento; errores de tal calibre que
constituyen una distorsión
•Personalización: tendencia y facilidad del individuo para atribuirse a si mismo fenómenos externos cuando no existe una base firme
para hacer tal conexión
•Pensamiento absolutista, dicotómico: tendencia a clasificar todas las experiencias, según una o dos categorías opuestas

205. Seligman y sus colaboradores (Seligman, 1999; Shatté et al., 1999) han descrito los siguientes estilos atribucionales:
•Algunas personas creerán que la dificultad es su culpa (interno), mientras otras la atribuirán a otras personas a las circunstancias
(externo) [Estilo Atribucional de Personalización];
•Algunas personas atribuirán la dificultad a una causa permanente(estable), mientras que otras lo considerarán como algo pasajero
(inestable) [Estilo Atribucional de Duración];
•Algunas personas creerán que la causa de la dificultad afecta casi todas las cosas que hacen o experimentan (global), mientras que
otras tienden a centrar los efectos de la causa en un dominio estrecho de su experiencia (específico) [Estilo Atribucional de Alcance]
206. Según Greenberg y cols. (1996), las personas están implicadas en una síntesis de información dialéctica y dinámica para construir
significado consciente. En este proceso los esquemas emocionales tácitos organizan automáticamente la experiencia del si-mismo-en-
el-mundo y generan sus significados y reacciones emocionales
Esos significados y reacciones pueden o no ser simbolizados en la conciencia. La terapia supone simbolizar estos significados emocionales
y facilitar el cambio de esos esquemas cuando sea necesario
Los esquemas son estructuras complejas de conocimiento no consciente que resultan del procesamiento activo de la experiencia. Los
esquemas son estructuras o módulos mentales inconscientes que interactúan con la información entrante para determinar lo que se
percibe y se experimenta y ofrecer el marco para nuestras respuestas al mundo. Constituyen nuestros medios básicos para organizar
nuestras experiencias y nuestras respuestas, y cambian acomodándose a la experiencia
Esos autores resumen en la siguiente secuencia de pasos el desarrollo de Esquemas Emocionales:
1. La base inicial son las Reacciones Afectivas Sensorio-Motoras, de naturaleza biológica e innatas (alegría, pena, rabia, miedo, asco y
entusiasmo), las cuales son adaptativas y surgen en un contexto relacional. Estas reacciones otorgan al niño/a la sensación primaria de
estar en el mundo (Si Mismo básico)
2. La repetición de estas experiencias afectivas hace que se representen simbólicamente y se formen reglas para predecir, interpretar,
responder y controlar estas experiencias: este es el origen de los Esquemas Emocionales
3. Así, estos Esquemas Emocionales son estructuras cognitivo-afectivo-motivacional-relacional, y comienzan a gobernar la experiencia
de la persona de si misma en el mundo
4. Con la capacidad de representación cognitiva y emocional del objeto en su ausencia, se desarrollan los sentimientos asociados a los
Esquemas Emocionales
5. Con la experiencia de vida, los Esquemas Eemocionales empiezan a contener representaciones de las necesidades y de las respuestas
afectivas a las situaciones
6. Con el desarrollo cognitivo posterior se agregan creencias sobre la situación y reglas para regular esas experiencias, las cuales en parte
se aprenden de otros y en parte se construyen a partir de uno mismo
207. Mikam y Wanberg, 2007, p. 11
208. Ross, Fabiano, Garrido y Gómez, 1996
209. Ibid
210. Al-Attar, s/f
211. Ibid
212. Empatía cognitiva: habilidad para comprender la experiencia de otra persona.
Empatía afectiva/emocional: habilidad para sentir los sentimientos de otra persona; depende de la empatía cognitiva (Al-Attar, s/f)
213. Milkman and Wanberg, 2007
214. Beutler et al., 2005
Bachelor an Horvath, 1999
Consoli y Machado, 2004
Wampold and Brown, 2006
215. Corbella y Botella, 2003
216. Hollin and Palmer, 2006
El análisis de los programas en este documento de trabajo no considera los programas desarrollados para los infractores sexuales
217. La versión en castellano de este programa es la siguiente: Ross, R.; Fabiano, E.; Garrido, V. y Gómez, A. (1996) Programa “El
Pensamiento Prosocial”: una guía de trabajo detallada para la prevención y el tratamiento de la delincuencia y la drogodependencia Ed.
Cristóbal Serrano Villalba, Valencia
218. Bush, Glick and Taymans, 1997
219. Golden, 2002
220. Robinson, 1996
221. Cann, 2006
222. Andrews and Dowden, 2007
Bonta and Andrews, 2007
223. Cann, 2006, p. 4
224. Covington, 2002
Hannah-Moffat and Shaw, 2001
Howells, 2000
225. Se ha sugerido que es más probable que las mujeres, en comparación con los hombres, hayan sido consumidoras problemáticas de
drogas antes de cometer delitos. (Cann, 2006)
226. Cann, 2006
227. Howells et al., 2005
228. Howells et al., 2002
229. Por ejemplo, baja validez de contenido, selección no adecuada de los participantes (medición inadecuada del riesgo de reincidencia),
mezcla de diferentes tipos de infractores, personal no capacitado para entregar el programa
230. Forde, 2005
231. Maruna, 2004
232. Seligman, 2004
233. Seligman, 1999, 2004
234. Por ejemplo (Maruna, 2004, p. 196):
Evento negativo: Quería obtener un trabajo cuando saliera de la prisión, pero volví a cometer un delito
Explicación: La causa es que lo único que sé es delinquir
Evento negativo: [Mi actividad delictual] empeoró
Explicación: Una vez que usted lo ha probado, usted quiere más. Usted quiere más y más, y las cosas mejoran
235. Por ejemplo (Maruna, 2004, p. 197)
Evento positivo: me gusta trabajar con computadoras
Explicación: Porque parece que puedo ser yo mismo ahora
Evento positivo: Me gustaría trabajar como consejero
Explicación: De verdad, me gustaría, porque soy bueno en eso. Me llevo bien con las personas
Evento positivo: Estoy comenzando un curso de capacitación, y quiero hacerlo bien
Explicación: Porque soy muy inteligente
236. Seligman, 2004
237. Es decir, individuos que habían desistido de cometer delitos; que se habían refrenado o abstenido de involucrarse en actos ilegales
(Maruna, 2004)

TALLER 1
155
Cómo Comunicarnos Mejor
238. Seligman, 1999, 2003
Yapko, 1988
239. Landenberger and Lipsey, 2005
240. Andrews and Dowden, 2007
Bonta, and Andrews, 2007
241. Supervisión postratamiento
242. Hollin, McGuire, Hounsome, Hatcher, Bilby and Palmer, 2008
243. Welsh and Farrington, 2005
244. Chambless and Ollendick, 2001
245. Landenberger and Lipsey, 2005
246. Welsh and Farrington, 2005
247. Hubble, Duncan and Miller, 1999
Ogles, Anderson and Lunnen, 1999
248. Butler, Chapman, Forman and Beck, 2006
Society of Clinical Psychology, s/f
249. Welsh and Farrington, 2005
250. Assay and Lambert, 1999
Castelnuovo et. al, 2004, 2005
Duncan and Miller, 2005
Hubble, Duncan and Miller, 1999
Ogles, Anderson and Lunnen, 1999
251. Ogles, Anderson and Lunnen, 1999
252. Mientras que otros enfoques quedan fuera de los estudios de meta-análisis debido a que su formulación teórica, las técnicas usadas
y el modo en que se implementa el tratamiento es de tipo individualizado, impiden que sean investigados sólo a través de estudios
cuantitativos
253. Project MATCH Research Group, 1993
254. Enfoque terapéutico colocado a prueba en el Proyecto MATCH, sustentado en el concepto que el beber problema es una enfermedad
espiritual y médica. La intervención terapéutica fue consistente con los 12 Pasos de Alcohólicos Anónimos (AA), con un énfasis en los
pasos 1 al 5. Además de buscar la abstinencia de los sujetos experimentales, otra de las metas principales del tratamiento fue fomentar
en los participantes la participación en Alcohólicos Anónimos. (Mattson, 2003)
255. Enfoque basado en los principios de la teoría del aprendizaje social, y que concibe el beber problema como funcionalmente
relacionado con los problemas en la vida de la persona. Esta posición sostiene que en el tratamiento efectivo del beber problema,
debe abordarse un amplio espectro de problemas en la vida de la persona, más que centrarse solamente en el consumo de la sustancia
psicoactiva
En énfasis de la terapia está colocado en la superación de las habilidades deficitarias y en el aumento de la habilidad de afrontamiento del
individuo de las situaciones de alto riesgo de consumo que con frecuencia precipitan las recaídas, como las dificultades interpersonales
y la incomodidad personal, como la rabia y la depresión
El programa de tratamiento consistió en 12 sesiones cuya meta era entrenar a los sujetos experimentales para que usaran en forma
activa métodos de afrontamiento cognitivos o conductuales para afrontar los problemas, más que centrarse en que el alcoholismo es una
estrategia de afrontamiento desadaptativa. El entrenamiento también proveyó los medios para obtener apoyo social, el que es crítico en
la mantención de la abstinencia. (Mattson, 2003)
256. Este enfoque terapéutico colocado a prueba en el Proyecto MATCH, desarrollado por W. Miller, está basado en los principios de la
psicología motivacional y está diseñado para producir un cambio rápido, motivado internamente
Este enfoque no intenta guiar ni entrenar al usuario durante su proceso de recuperación, sino que emplea estrategias motivacionales
para movilizar los propios recursos del usuario
Las sesiones eran individualizadas, y el terapeuta siguió la filosofía y las técnicas básicas de la Entrevista Motivacional. El tratamiento
consistió en cuatro sesiones; todos los tratamientos estuvieron precedidos de la aplicación de una batería de evaluación que requería
aproximadamente 7 a 8 horas
La meta del tratamiento fue la abstinencia, y excepto situaciones inusuales todas las sesiones fueron filmadas en vídeo. Cada sesión
de tratamiento fue precedida de un test de aliento para probar la sobriedad; las pruebas positivas de uso alcohol daban origen a una
nueva hora de sesión
(Miller, Zweben, DiClemente and Rychtarik, 1995)
257. Project MATCH Research Group, 1993
258. Cutler and Fishbain, 2005
259. Wampold, 2001
260. Hubble, Duncan and Miller, 1999
261. Corbella y Botella, 2003
262. Bonta and Andrews, 2007
263. Walters, Clark, Gingerich, y Meltzer, 2007, p. 8
264. Hollin, McGuire, Hounsome, Hatcher, Bilby and Palmer, 2008
265. Casey, Day, Howells, and Ward, 2007
266. Landenberger and Lipsey, 2005
Welsh and Farrington, 2005
267. La investigación de resultados asigna un peso del 15% en la varianza de resultados a las expectativas, optimismo y el factor placebo
en el tratamiento realizado. (Assay y Lambert, 1999)
268. Ward y Marshall, 2007
269. Bonta y Andrews, 2007
270. Ward y Marshall (2007) indican que la forma más inapropiada de entregar esos tratamientos —pero que no es infrecuente— es
usar un formato psico-educativo que sólo aporta información a los individuos infractores
271. Ward and Gannon, 2006
Ward y Marshall, 2007
272. Maruna, 2001; en Ward and Marshall, 2007; y en Maruna and Mann, 2006
273. Cooper, 2002
274. …”los grupos sociales crean la desviación al hacer las reglas cuya infracción constituye la desviación y al aplicar dichas reglas a
ciertas personas en particular y calificarlas de marginales. Desde este punto de vista, la desviación no es una cualidad del acto cometido
por la persona, sino que una consecuencia de la aplicación que los otros hacen de las reglas y las sanciones para un ‘delincuente’. El
desviado es una persona a quien se ha podido aplicar con éxito dicha etiqueta; la conducta desviada es la conducta así etiquetada por
la gente” (citado en González, 1998, p. 854)
275. Desde esta perspectiva, pueden entenderse las afirmaciones de muchos internos que indican que si cambiaran su comportamiento
y “dureza” en el medio cerrado, se expondrían a tener serias dificultades con sus compañeros, e incluso colocar en riesgo su seguridad
personal
276. González, Cavieres y Valdebenito, 2005
277. Ibid
278. Bonta and Andrews, 2007
279. Zambrano y Pérez-Luco, 2004
280. Jodelet, 1993; en Zambrano y Pérez-Luco, 2004, p. 120
281. Araya y Sierra, 2002
Seddon, 2006
Venderschueren con Lunecke, 2004
282. Araya y Sierra, 2002
Frost, Greene and Prains, 2006
Zambrano y Pérez-Luco, 2004
283. Cordova, 2005
284. Vanderschueren con Lunecke, 2004
285. Walgrave, 1995; en Vanderschueren con Lunecke, 2004
286. “Excluidos”, según la conceptualización de Mastropietro, 2001
287. Woodward, 2008
Los factores protectores han sido definidos como las características o condiciones que interactúan con los factores de riesgo para reducir su
influencia sobre el comportamiento infractor. Esos factores son la única forma para explicar por qué en dos grupos juveniles con idénticos
factores de riesgo, uno de ellos comete delitos mientras que el otro nos los comete
288. Ward y Marshall, 2007
289. Aguirre y Güell, 2002
Chappell and Egger, 1995
290. Zambrano y Pérez-Luco, 2004
291. Ibid
292. Glauben et al, 1993; en Zambrano y Pérez-Luco, 2004
293. La investigación de resultados ha encontrado 4 grupos de factores que se asocian con el éxito del tratamiento, y que son comunes
en todas las psicoterapias (Assay and Lambert, 1999)
Factores del cliente y cambios extra-terapéuticos (40% en la varianza de resultados)
Factor de la alianza terapéutica (30%)

TALLER 1
157
Cómo Comunicarnos Mejor
Factores placebo, expectativas y optimismo (15%)
Factor del enfoque teórico y técnicas usadas (15%)
294. Corbella y Botella, 2003
295. Miller, 1999a
Miller y Rollnick, 1999, 2002
296. DiClemente y Velasquez, 2002
297. Ward and Marshall, 2007
298. Ward y Gannon, 2006
299. Miller and Rollnick, 2002
300. Gredecki, 2007
301. Ward y Marshall, 2007
302. Maruna y Mann, 2006
303. Explicaciones que implican dimensiones externas (la causa está fuera de la persona), incontrolables (la causa está más allá del
control de la persona) y no intencionalidad (la persona no buscaba actuar el comportamiento en cuestión)
304. La teoría de Sykes y Matza afirma que tanto los individuos infractores de ley como los no infractores adhieren en forma similar a
los valores convencionales, y experimentan culpa o vergüenza por violar dichos valores, e incluso cuando piensan en violar las normas
sociales. Esta culpa y su potencial para producir una auto-imagen negativa, ayuda la mayoría de las veces a disuadir a las personas de
involucrarse en actos criminales o actuar en forma desviada. Por lo tanto, para participar en comportamientos desviados, la persona debe
encontrar acciones para neutralizar la culpa asociada con esos comportamientos. (Maruna and Copes, 2004)
Sykes y Matza identifican 5 técnicas de neutralización que permite a los infractores cometer sus delitos sin experimentar culpa: negación de
la responsabilidad, negación del daño, negación de la víctima, condenación de quienes los condenan, y la apelación a una lealtad superior
(por ejemplo, razones de Estado en los terroristas de estado y genocidas). Sykes y Matza argumentan que los adolescentes se convierten en
delincuentes en la medida que aprenden esas técnicas. (Sykes y Matza, 1957; en Maruna y Mann, 2006, p. 156; Maruna and Copes, 2004)
305. Bandura ha desarrollado una teoría de la falta de compromiso moral en los infractores, la que implica las siguientes técnicas cognitivas
para evitar la auto-sanción: desplazamiento de la responsabilidad, difusión de la responsabilidad, distorsión de las consecuencias de una
acción, deshumanización de la víctima y asumir el rol de víctima (Bandura, 1990; en Maruna y Mann, 2006, p. 156)
Los psiquiatras Yochelson y Samenow publicaron en 1977 una lista de 52 errores del pensamiento asociados con la violencia y la
criminalidad (en Maruna y Mann, 2006, p. 156)
La noción de un estilo de pensamiento criminal ha sido resumido por Sharp del siguiente modo: “El comportamiento criminal es el
resultado de un pensamiento erróneo. El pensamiento de los criminales los lleva a [experimentar] sentimientos, y los sentimientos los
conducen a comportamientos, y sus comportamientos reafirman su pensamiento. Usando las palabras de los Alcohólicos Anónimos, el
criminal está afectado por un ‘pensamiento infectado’, el que incluye la racionalización, la justificación, excusas, culpar a otros, acusar a
otros, y ser una víctima.” (Sharp, 2000; en Maruna y Mann, 2006, p. 157)
306. Heller, 1962
307. Maruna y Mann, 2006, p. 158
308. Hanson and Bussiere, 1998; en Maruna y Mann, 2006
309. Hanson and Morton-Bourgon, 2005; en Maruna y Mann, 2006
310. Maruna y Mann, 2006, p. 164
311. Hodd et al., 2002; en Maruna y Mann, 2006, p.164
312. Ibid
313. Lemert, 1951; en Maruna y Mann, 2006, p. 164
314. Meisenhelder, 1982; en Maruna y Mann, 2006, p. 164
315. Desde esta perspectiva, podría afirmarse que el hallazgo de Andrews y Bonta (Lowenkamp, Pealer, Smith and Latessa, 2006) que las
intervenciones intensivas con infractores de ley con bajo riesgo de reincidencia aumentan su riesgo de reincidencia, no sólo tienen relación
con el hecho que los infractores son mezclados y quedan a merced de la influencia de infractores más avezados y predadores (Lowenkamp
and Latessa, 2004), sino que también con el hecho que las intervenciones intensivas terminarían convenciendo al infractor que es un
delincuente, estigma que probablemente lo llevará a la comisión de delitos una vez que recobre la libertad (Guzmán, 2008)
Es probable que este mismo efecto sea el responsable de los efectos perjudiciales encontrados en los Scared Straight (o programa de
tour por diversas prisiones) usados en los años 1980 con infractores juveniles en Estados Unidos. La investigación (Welsh y Farrington,
2005) encontró que esas intervenciones no fueron efectivas para prevenir la comisión de delitos en los infractores juveniles; y se reveló
que los jóvenes que pasaron por ese programa tuvieron más probabilidad de implicarse en conductas delictivas que los controles que
no recibieron el programa. Es decir, “si me traen a visitar a estos delincuentes ‘profesionales’, eso quiere decir que yo soy como ellos…
y por lo tanto actuaré como ellos”
316. Hanson and Wallace-Capreta, 2000; en Maruna y Mann, 2006, p. 164
317. Henning and Holdford, 2006; en Maruna y Mann, 2006, p. 164-165
318. Mischkowitz, 1994; en Maruna y Mann, 2006, p. 165
319. Brickman et al., 1982; Braithwaite & Braithwaite, 2001; Stefanakis, 1998; Ward & Brown, 2004; en Maruna y Mann, 2006, p. 167
320. White y Epston, 1993, p.55
321. Esta estrategia “rodea”, “utiliza” (Haley, 1980) o “rueda con” (Miller y Rollnick, 1999, 2002) la “resistencia” del usuario. En lugar
de confrontarlo con su negación, el terapeuta coopera con la teoría atribucional del usuario
322. Carey and Russel, 2002
323. Ibid
324. Ibid
325. Anderson, 1999
Bertrando y Boscolo, 2000
McNamee y Gergen, 1996
Neimayer y Mahoney, 1998
White, 2002
326. Greenberg y Pascual-Leone, en Neimayer y Mahoney, 1998, p. 149-150
327. White, 2002, p. 17-18
328. Ibid
329. En el tratamiento de personas infractoras de ley, esa técnica cuestionaría su “forma de ser” como algo dado, inherente a su persona
330. White, 2002, p. 27-28
331.Carey and Russel, 2002
332. White, 1997, p. 29
333. Ibid, p. 52
334. Carey y Russell, s/f
White, 2002a
335. Rombach, 2003
336. Ibid, p. 45
337. Ibid, p. 46
338. Tomm (1988) ha definido del siguiente modo a las preguntas reflexivas: “preguntas hechas con la intención de facilitar la
auto-curación en un individuo o familia mediante la activación de la reflexividad entre significados dentro de sistemas preexistentes
de creencias que permiten a los miembros de la familia generar o generalizar por si mismos patrones constructivos de cognición y
conducta.” (p. 60)
Rombach indica que las preguntas reflexivas con sus sujetos buscaban crear deliberadamente un espacio para los individuos pensaran
respecto a sus ideas respecto a su relación de pareja, para contrastar lo que ellos hacían actualmente con lo que preferirían hacer, activar
procesos acerca de cómo encajaban sus ideales de la relación de pareja con sus comportamientos reales, experimentar lo que sentían
cuando descubrían que habían actuado en una forma incongruente con lo que ellos creían respecto a si mismos, y experimentar lo que
sentirán los otros significativos cuando hubieran refrenado sus comportamientos irresponsables. (p. 46)
339. Rombach, 2003, p. 50-51
340. Ibid., p. 51-52
341. White y Epston, 1993
342. Rombach, 2003, p. 54
343. Ward and Gannon, 2006
Ward and Marsall, 2007
344. Boyd, 2007
El autor analiza —desde una perspectiva de la teoría feminista y los estudios de masculinidad— la importancia de incorporar en el estudio
científico y en el tratamiento de los infractores sexuales y violentos una perspectiva de género masculina
El autor advierte que puede haber críticas a la aplicación de ese enfoque, basadas en el supuesto que al colocar el acento en los
aspectos sociales y culturales de la masculinidad, se disminuiría la responsabilidad de los infractores individuales. Sin embargo —indica
el autor— esos críticos estarían pasando por alto el hecho que la construcción social y cultural de la masculinidad apoya la violencia de
los hombres, y que esas ideas acerca de la masculinidad y la violencia masculina también excluyen la responsabilidad de los hombres.
El autor propone el estudio sistemático de la aplicación del enfoque de Jenkins [A. Jenkins (1990) Invitation to responsability: The
therapeutic engagement of men who are violent and abusive. Adelaida: Dulwich Center Publications] en el tratamiento de infractores
sexuales. Según Boyd, el aspecto central de este enfoque es el examen junto al infractor de su relación con la masculinidad y, en particular,
su relación con algunas de las ideas o actitudes subyacentes a la construcción de la masculinidad que promueven los comportamientos
abusivos. En ese enfoque, la masculinidad es el foco central del tratamiento; y reconoce que todos los hombres y los niños se involucran
con las ideas del poder asociadas al género, muchas de las cuales los invitan a comportarse en formas que son abusivas y dañinas.
Boyd afirma que este enfoque contrasta marcadamente con los enfoques terapéuticos tradicionales que se centran el aprendizaje de

TALLER 1
159
Cómo Comunicarnos Mejor
habilidades específicas y en el manejo de los comportamientos problema, sin hacer una referencia específica al contexto social y cultural
en el cual ocurren los comportamientos abusivos de los hombres
En una línea de trabajo similar, Brcak (2005) explora el tratamiento del manejo de la rabia desde una perspectiva narrativa y de la
socialización de género masculina. El autor propone y describe un programa de tratamiento grupal para ser efectuado en 18 sesiones, y
entrega sugerencias para el estudio de su efectividad en una aplicación piloto
Gavin, 2005
La autora sugiere en su artículo que la narrativa cultural dominante ha construido socialmente a los infractores sexuales como irredimibles
y persistentes, a pesar de la emergencia de narrativas alternativas. La autora indica que el análisis narrativo está bien establecido en la
investigación social, pero que es un concepto nuevo en el estudio de los infractores de ley. La autora concluye su artículo sugiriendo el
método narrativo para examinar las construcciones y la extensión de las narrativas dominantes
345. Riessman and Quinney, 2005
346. Rombach, 2003
347. Correctional Service of Canada, s/f
Este artículo difunde algunas ideas centrales del enfoque narrativo de White y Epston, definiéndolo como un enfoque de consejería de
reciente desarrollo e invitando a los profesionales a conocerlo e incorporar algunas de sus técnicas en el trabajo con los infractores
juveniles y sus familias. El artículo contiene una extensa bibliografía para que sea consultada por los profesionales
348. Anderson, 1999
349. Joturán, 1999
Anderson, 1999
350. Anderson, 1999
351. Ibid
352. Neimeyer, 1998, p. 18
353. American Psychological Association, s/f
Chambless and Ollendick, 2001
354. Welsh and Farrington, 2005
355. Maione y Chenail, 1999
356. Riessman and Quinney, 2005
357. Un ejemplo de este panorama menos conservador en el financiamiento en investigaciones, son las investigaciones de Maruna
descritas en este texto
358. Miller y Rollnick, 1999
359. Miller and Rollnick, 2002
360. Clark, Walters, Gingerich and Meltzer, 2006
361. Walters, Clark, Gingerich and Meltzer, 2007
362. McMurran, 2002
363. Howard, Clark & Garnham, 2006
364. Ibid
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