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La motivación se deduce
La motivación y la capacidad son las explicaciones más usuales por lo que se refiere al
comportamiento. Se parecen en cuanto que ninguna se puede observar directamente.
¿Cómo sabemos si Juan que mencionamos en la lista anterior se sentía motivado o no?
Solo vemos su desempeño. La respuesta es que si Juan se desempeña como era de esperar,
deducimos que tenía tanta capacidad como motivación o capacidad. Si tenemos razones
para creer que posee capacidad, entonces concluimos con que le falta motivación.
En la escuela hay algunos que se encaminan hacia el reto que presentan las nuevas ideas,
mientras que otras no proceden así, prefiriendo la seguridad de lo que lo es familiar. A
algunos les gusta las buenas calificaciones y aprobación de los adultos; otros se sienten a
gusto en una “contracultura” joven. Hay adultos que se sienten bien en el trabajo, en los
deportes, en los conciertos, en las reuniones y en un sin número de otras actividades, y
otros que las evitan, según sean los motivos.
No hemos de concluir que siempre sea mejor tener más motivación. Aunque el
aprendizaje aumenta con la motivación hasta determinado punto, hay muchas pruebas
que indican, que disminuye la calidad del mismo aprendizaje si la motivación es excesiva
(Weiner, 1969). El cuándo se llega al exceso, dependerá de la complejidad, de la tarea y
de la tolerancia de cada discípulo al apremio emotivo. La fuerte motivación, en especial
la que comporta temor y angustia, tiende a ser mejor en tareas rutinarias o relativamente
faciales o complejos, tanto la dificultad como la tolerancia del apremio son asuntos en
alto grado individuales, que dependen de la capacidad que el alumno tiene y sus
características personales.
Como regla general, cuando los niveles de motivación son moderados resultara una
eficiencia mayor en el aprendizaje, en especial si él requiere la resolución de problemas.
El deseo de sobresalir o hacer bien las cosas es característica personal de quienes tienen
una elevada “motivación al logro” (Altkinson, 1965; McClelland,1965). En cada edad y
curso hay diferentes individuales en estas características que pueden permanecer
relativamente estables desde la infancia hasta la joven adultez (Moss y Kagan, 1961).
No podemos hacer mucho por cambiar a los padres de los alumnos y los psicólogos
descepan sobre el probable éxito de los intentos de acrecentar por preparación directa y a
la necesidad del logro que tiene la persona.
2). Ha de crear expectativas positivas fuertes sobre que el alumno puede, y logrará una
orientación mayor hacia el rendimiento, como debe ser.
3). ha de mostrar que el cambio se busca está de acuerdo con los demás de la realidad, la
propia constitución de la persona y los valores culturales.
4). Ha de hacer que el alumno se proponga a llevar a cabo metas realizadas, prácticas y
específicas, a partir de ese nuevo motivo para el logro.
5). Ha de hacer que le alumno registre su adelanto hacia las metas que se ha
comprometido.
Todo esto producirá entendimiento de la motivación del logro que lo conduzca a tomar
riesgos moderados, a enfrentarse a tareas difíciles, a proponerse metas realistas, tener
confianza en su capacidad, buscar retroalimentación en el desempeño y posponer las
gratificaciones.
Otros cambios que también se han dado es cuando se ha capacitado a los maestros y en
su capacitación han recibido técnicas de logro y motivación, y para mejor los resultados
de motivación al logro McCleland (1972) advierte que lo que se ha demostrado es un
aprendizaje mejor o una instrucción efectiva, y si esa motivación es excesiva creara
problemas.