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NACIÓN ENFERMA, MODERNISMO

Y CIENCIA EN DOS NOVELAS DE


RAFAEL ARÉVALO MARTÍNEZ

por Francisco Sclares-Larrave


Nonbcm lllinois Univcnity

I.:homme de génie a les nerfs solides; l'enfant les a faibles.


Chez l'un, la raison a pris une place considérable; chez
l'autre, la sensibilité occupe presque tout l'etre. Mais le
génie n'est que /'enfance retrouvée a volonté, l'enfance
douée maintenant, pour s'e1tprimer, d'organes virils et de
1'esprit analytique qui luí permet d •ordonner la somme de
matériau1t involontairement amassée.
Charles Baudelaire, "Le peintre de la vie modeme"

l. ARTE, CONOCIMIENTO Y PODER

LAs lineas que abren este trabajo fueron publicadas en 1863, en un ensayo en
el que Charles Baudelaire presenta las relaciones entre la memoria, la filoso-
fia, el ambiente, la modernidad y el arte. En su trabajo, además de afirmar que
la diferencia entre un hombre y un genio radica en la fortaleza nerviosa, Bau-
delaire atribuye la sensibilidad a quienes son capaces de "rescatar la infancia a
voluntad", pero dotada de "órganos viriles y espíritu analítico" (144). Esta
relación entre una circunstancia fisiológica y la producción artística refleja el
afán de explicar el mundo en términos científicos y ajenos a toda subjetividad,
que surgió con el positivismo y que continuó con la creciente modernización
que afectó a Hispanoamérica a finales del siglo XIX.
De hecho, el modernismo participó de esa actitud ante el mundo por com-
partir con el positivismo el escenario intelectual en los países hispano-
americanos. Es más, esta cercanía llevó a que algunos rasgos del positivismo,

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76 Francisco Solares-Larrave

como la fe en un sistema lógico, se integraran en el modernismo. A raíz de


esta integración, los modernistas decidieron explicar, justificar y aclarar las
circunstancias y acontecimientos narrados en sus relatos o descritos en su
poesía mediante la biologización de las relaciones humanas y procesos socia-
les (Paz-Soldán 62). Un ejemplo es Rafael Arévalo Martinez, cuyas novelas
tempranas, Una vida (1914) y Manuel Aldano (la lucha por la vida) (1922),
revelan la vena cientifica en el discurso modernista para explicar problemas
sociales y pollticos causados por la modernización. En estas obras, reciente-
mente reeditadas en Guatemala, Arévalo Martinez presenta sus reacciones con-
tra la modernidad, articuladas en tomo a una conciencia de raza que es expresa-
da a través de un discurso de carácter cientifico que la define como una
comunidad de valores culturales resultante del determinismo geográfico. 1 De
hecho, Manuel Aldano representa un momento clave en la narrativa de Arévalo
Martinez, pues, como anota Maria Salgado, su autor, después de publicarla,
abandonó otras preocupaciones para concentrarse en los problemas políticos y
sociales de su país (Arévalo 52).
Un elemento que sustenta el cientificismo de estas novelas es el uso y con-
cepto de los textos, que, según Martin Lienhard, reflejan poder y autoridad
(6). 2 El modernismo, por su propia inclinación a referirse a textos ajenos
como fuentes de autoridad, reproduce los protocolos del método científico, en
el cual la interpretación de datos está condicionada por el análisis de ob-
servaciones precedentes. Este cientificismo se aprecia en estas novelas de Aré-
valo Martinez cuando los narradores se caracterizan a sí mismos como re-
sultado de su medio ambiente, y atribuyen a los textos el poder para modificar
sus vidas. Por esta razón, el protagonista de Una vida explica su condición
fisica y su capacidad para leer y escribir como resultado de su temprano con-
tacto con textos de enseñanza elemental:

En mis regordetas manos de niño enraizó así el libro; y debe ser una
planta maldita, pues pronto fueron largas y delgadas; cada vez más
delgadas. Hoy mis manos de hombre apenas pueden sostenerlo. Ha
absorbido todo jugo vital. (Vida 34-5)

De manera similar, Manuel Aldano, protagonista de la novela homónima,


explica sus fracasos al describirse como víctima de un mal epoca) definido
científicamente, la neurastenia, pero afortunadamente dotado con una elo-
cuencia salvadora que lo protege de esa "selva" que es la sociedad y admite:
"Entonces me di cuenta de que tenía las armas de los débiles; [...] comprendí
que mi palabra tenía el don de conmover y de persuadir, cuando hablaba en un
medio amigo, ante almas claras" (Aidano 39).
En ambos casos, los personajes, productores o consumidores de textos, les
atribuyen a su influencia y poder el lugar que ocupan en la sociedad cambiante
de la modernidad. La biologización en el retrato de los personajes refleja la in-
Nació!' enferma, modernismo y ciencia 77

fluencia del positivismo, notoria en el uso de una lógica mecanicista para


explicar los sucesos narrados en los relatos modernistas. Ejemplos de esta
lógica son los cuentos de Darlo "El pájaro azul" (93-96), que ilustra las pre-
siones sociales y existenciales que conducen al suicidio, y "El rubí" (151-57),
que plantea el origen de una piedra preciosa mediante una leyenda que articula
causa y efecto dentro de un ámbito legendario. También podemos notarla en el
poema de Herrera y Reissig "La torre de las esfinges", subtitulado "Psicologa-
ción morbo-panteísta" (57-70), y en los poemas salpicados de ténninos fanna-
céuticos de Gotas amargas, de José Asunción Silva (45 y ss.). 3
Entre las explicaciones plausibles sobre la confluencia de arte y ciencia
podemos considerar la que ofrece Sylvia Molloy en su ensayo "Too Wilde for
Comfort: Desire and ldeology in Fin-de-Siecle Spanish America", para quien
el lenguaje cientlfico sirve para demonizar - racionalmente - lo ajeno (lo
europeo) en favor de lo propio (lo americano). Por otra parte, vale considerar
la sugerencia de Cathy Jrade: que la desconfianza de los modernistas ante la
ciencia los llevó a consideraciones sobre el valor epistemológico de la literatu-
ra (4). Esta situación originó el discurso de la degeneración, difundido por
Max Nordau en Entartung ( 1885), debatido por Darlo en Los raros ( 1896), y
reflejado en la literatura de "diagnóstico nacional" que aparecerla posterior-
mente.
La explicación de Sylvia Molloy se basa en algunos textos de Martí y
Darlo sobre Osear Wilde, en los que observamos que, pese a su admiración
por Wilde, ambos autores se valen del discurso científico para demonizar lo
europeo a través de una de sus manifestaciones: lo decadente. Así, mientras
Martí señala las "diferencias" entre el inglés y los latinoamericanos, y Darlo
recurre a imágenes escatológicas y diagnósticos pseudomédicos para caracte-
rizar la "podredumbre moral" de la Europa de Wilde, su actitud y lenguaje los
alinean con la modernidad y la ciencia ("Wilde" 191-92).
Por su parte, Cathy Jrade propone que esta actitud del modernismo provie-
ne de su ambivalencia ante el conocimiento, pues en su contexto el co-
nocimiento, el saber científico y su posesión son elementos clave en la
modernización propugnada por los focos positivistas de América Latina
(como la dictadura de Porfirio Dlaz en México). Por ello indica:

Positivism generated in most modernistas a strongly ambivalent atti-


tude. They maintained a respect for science, its breakthroughs, and
its contributions to progress; they rejected it, however, as the ultimate
measure of all things. [...] lf anything, Spanish America 's growing
prosperity and its increasing involvement with the industrial capitals
of the world brought about social dislocations that heightened the
sense of crisis among its writers. (17)

Los esfuerzos por párticipar del conocimiento reflejaban el interés en par-


ticipar del poder de la ciencia (equivalente al control de la naturaleza), y es-
78 Francisco Solares-Larrave

timularon el análisis de las circunstancias sociales, políticas y culturales como


efecto negativo (respuesta o cuestiooamiento del valor) de la modernidad. En
la ciencia finisecular, el progreso traía consecuencias nefastas para Jos indivi-
duos y las comunidades que no pudieran comprender los cambios de la
modernización. Así, el diagnóstico de la degeneración individual, como el tra-
zado por Max Nordau en su libro Entartung, otorgó argumentos "científicos"
a favor de la modernización, aprovechados por autores posteriores que transfi-
rieron el esquema de lo individual a lo colectivo para formular teorías científi-
cas que explicaban el decadente estado de sus naciones.
La tradición del "diagnóstico nacional" articula temas de la agenda con-
testataria modernista, como la afirmación de una comunidad cultural, política
y artística, con el uso, posesión y manejo del conocimiento científico. Debido
a su valor como ciencia, esta tradición se extendió en Europa y América Lati-
na, y entre sus practicantes, señala Edmundo Paz-Soldán, figuran españoles
(Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu y Ángel Ganivet) e hispanoamerica-
nos (José Enrique Rodó, Octavio Bunge y Alcides Arguedas) (61) cuyas
formulaciones escondían una propuesta terapéutica que, pese a sus buenas
intenciones, no era congruente con el determinismo que los guiaba. Tal es el
caso de Alcides Arguedas, cuya " terapéutica" en Pueblo enformo ( 1909), afir-
ma Paz-Soldán, contradecía los principios de su análisis y producía "una suma
desordenada y poco verosímil de lugares comunes del positivismo" (73-4).
Arévalo Martinez participó de este hervor intelectual, como afirma su bió-
grafa Teresa Arévalo Andrade (Biografía 254-55), y su fe en el progreso y la
ciencia alterna se transluce en sus cuentos y novelas. Tanto Una vida como
Manuel Aldano han sido examinadas como experimentos de iniciación en la
autobiografia, y sobre ellas Maria Salgado anota:

[Una vida] es un relato autobiográfico de su niñez y adolescencia, un


análisis morboso de la enajenación y sufrimiento del futuro artista
ante un mundo que no comprende su refinada sensibilidad El énfasis
está en la presentación, en la manipulación preciosista de sensa-
ciones y sentimientos. [ ...] La misma obsesión narcisista por la per-
sonalidad del protagonista predomina en su segunda novela, Manuel
Aldano (1922), subtitulada La lucha por la vida. ("Novelista" 160)

Así pues, si la tradición crítica considera estas obras como intentos de


novela, debemos recordar que también reflejan las preocupaciones de Arévalo
Martinez con respecto a la modernidad, expresadas a través de su conciencia
de raza y sus condiciones. 4 Inspirado por la tradición contestataria del moder-
nismo, Arévalo Martínez comenzó la trayectoria que Salgado describe al decir:

Primero [Arévalo Martínez] dedicó sus esfuerzos a combatir los erro-


res de la politica guatemalteca, pero más tarde, al notar que la si-
tuación de Guatemala era en gran parte resultado de presiones ex-
Nación enferma, modernismo y ciencia 79
teriores, ensanchó sus intereses y se dedicó a tratar de salvar al mun-
do occidental. ("Novelista" 159)

U. FÁBULA DE ADAPTACIÓN: EL GENIO ATORMENTADO EN UNA VIDA (1914)

Una vida ofrece un ejemplo en el que los textos (ciencia) y la lectura (fic-
ción) se convierten en factores determinantes en la vida e identidad del prota-
gonista, partiendo de su predisposición hereditaria. En la novela, Arévalo Mar-
tínez presenta la incorporación del individuo en una comunidad modelo, la
escuela, y su protagonista, que permanece anónimo, recurre a la lógica cientí-
fica y a diagnósticos médicos para explicar su itinerario vital. La razón princi-
pal para recurrir a la biologización y a la ciencia en esta obra es la propuesta
de que el conocimiento científico otorga un cierto grado de participación en el
poder, y que, a la vez, propicia la aparición de una sociedad ideal. Así pues,
aunque Arévalo Martínez utilice las categorías que propone Nordau para
ejemplificar los efectos de la modernización en su personaje, su objetivo final
es trazar un diagnóstico nacional reflejado por un personaje que enfrenta los
mismos dilemas ante la modernidad, y cuyo desarrollo intelectual refleja el de
su país.
Tal como Baudelaire, Arévalo Martinez participa de la creencia de que
existe un vinculo entre el hombre de genio y los niños, y asume que la capaci-
dad de ver el mundo con una mente de tabula rasa, como la que se le atribuye
a los niños, constituye un medio ideal para percibir la realidad sin los blo-
queos de la razón. Sin embargo, la debilidad nerviosa, una cuestión fisiológi-
ca, entra en juego como parte clave de la caracterización del personaje, pues
explica que su aparente fracaso es, en realidad, resultado de la incomprensión
que sufre el intelectual. El protagonista de Una vida se convierte así en mártir
de la sensibilidad, pues debe sacrificarla a fin de incorporarse en el mundo
moderno que representa la escuela. Su retribución es significativa, pues el
beneficio ulterior que recibe es terminar el programa de estudios de su escuela
mucho antes de lo previsto:

No pasó mucho tiempo sin que la Señorita llegase ante mi madre


para decirla que en su escuela ya no tenía nada que aprender. A pesar
de esta confesión, concluí el año bajo su férula. Al llegar las va-
caciones [. . .] fuí de una mano cariñosa á despedirme de la buena
señora, que tenía lágrimas en los ojos al decirme adiós. (Vida 37)

La alienación del personaje, impulsada por su amor por el conocimiento,


trae como resultado situaciones inesperadas, pues no corresponden con la
posesión del poder. Asl pues, junto con la paradoja de que el poder - el
conocimiento - que tanto ansía el personaje trae consigo la infelicidad, apa-
80 Francisco Solares-Larrave

rece también una forma de debilidad fisiológica, explicable únicamente


como resultado del entorno social: el microcosmos de los compañeros de
clase, que condiciona al niño a una vida de hipersensibilidad. Como anota
Arévalo Martínez:

(T]enía horror al colegio. (...) Era que mis compañeros [. . .) me in-


fundían un terror pánico. Se burlaban de mí; me llamaban hipócrita.
Me hacían víctima de todas sus burlas. A veces mi amor propio,
exasperado por la lectura de "Los tres mosqueteros" ó de una obra
análoga, vencía á mi irremediable miedo y nos pegábamos. (46)

Además de resolver su vida guiado por los textos que lee, como admite
antes, Arévalo Martínez se vale de biologizaciones para explicar la sed de co-
nocimiento del protagonista, y que lo llevan a trazar paralelismos poco favora-
bles para su personaje, especialmente cuando afirma que la lectura se había
convertido en vicio, y que le era imposible vivir sin ella:

Como un precoz vicioso, necesitaba para vivir en este mundo del


opio de la fábula. La ficción me es desde entonces precisa como el
alcohol al beodo. Desde entonces la lectura no interrumpida empezó
á crear en mí una segunda, extrahurnana naturaleza, falseada y de-
formada. (37)

Si recordamos la afirmación de Baudelaire sobre los nervios fuertes y


débiles, podremos comprender el énfasis del personaje por trazarse como
prueba viviente de la expresión que dice "los días de claro en claro y las
noches de TUrbio en turbio [...) generan Quijotes" (36). Esta circunstancia se
ve reforzada por la creencia de que la degeneración provenía, según Nordau,
de la mala alimentación y el envenenamiento por alcohol, tabaco, opio, has-
chisch, arsénico, y comidas contaminadas - como pan hecho con granos de
mala calidad (Nordau 34) - , y la fatiga, resultado de las transformaciones tec-
nológicas en todas las áreas de actividad humana (37-39), que incluyen la casi
necesaria lectura de miles de páginas, en busca de información presuntamente
indispensable (38-39). La imagen clave en la comprensión de este tipo de per-
sonajes se encuentra en la afirmación del "sabio francés Guérinsen", citada y
refutada por Nordau, según la cual el genio era "una enfermedad de los ner-
vios". Nordau responde:

Science does not assert that every genius is a lunatic; there are sorne
geniuses of super-abundant power whose high privilege consists in
the possession of one or other extraordinarily developed faculty,
without the rest of their faculties falling short of the average stand-
ard. (23)
Nación enferma, modernismo y ciencia 81

Sin embargo, Arévalo Martinez no se deja llevar por estos dictados con-
denatorios, y continúa valiéndose de la imagen del genio torturado, pues como
individuo caracterizado como místico por Nordau (22, 45 y ss.), es víctima de
la tecnología y el progreso (39), y también mártir del arte y la expresión indi-
vidual. Esta situación aparece modelada en los momentos en que el individuo
se integra en el sistema educativo, con la consecuente separación familiar y su
encuentro con el primer modelo de una figura de poder, que marcan su vida
como una especie de ascenso ritual; su transformación en individuo potencial-
mente útil (Vida 29). Además, por mucho que asi quiera hacemos creer, la afi-
ción a la lectura que tiene el personaje, así como su afición a los textos y su
pasión por leer no provienen exclusivamente de su inclinación personal, sino
también de una determinación cultural inherente de la sociedad en que vive.
Por eso evoca su iniciación a la lectura diciendo:

Con delicado mimo, una alumna de las mayores habla puesto en


mis manos la Cartilla de San Juan. ¿Qué niño guatemalteco olvidará
nunca la santa imagen del evangelista, grabada toscamente en la
cubierta del silabario? A, b, c ..... Las letras con dificultad penetraron
en los recintos de mi cerebro, en que una dama loca era el ama de
casa. (32)

La cartilla, recordada con ternura, se presenta, sin embargo, como una


especie de instrumento que trasciende la mera alfabetización: la Cartilla de
San Juan, asi como el traumático primer día escolar, forman parte de un rito
de integración que, no sólo prepara al personaje para las experiencias que le
esperan en el futuro, sino que también lo legitima como parte de un conglome-
rado: el de los niños de Guatemala. Su observación con respecto al silabario
resulta significativa, pues crea una identificación entre la niñez guatemalteca
y el documento en el que aprenden a leer. De este modo se encuentra cómo, al
menos en el caso de Arévalo Martlnez, las letras, elementos de los textos que
se insinúan tanto en la literatura hispanoamericana, ejercen un efecto de
modelación: el hermano de Adela se ha convertido no sólo en un obseso de la
instrucción, sino también en un dispuesto colaborador. Como apunta luego, su
capacidad para leer lo colocó en posición privilegiada con respecto a sus com-
pañeros, aunque, a la larga, sólo le trajera una perturbadora revelación con res-
pecto a su herencia:

Acaso esta mi pobre alma de infante, ya por completo abierta á la


ternura y al dolor, explica mi afición á los libros, unido á una imagi-
nación vivísima. [ ...] [Mis padres) poseían la misma sangre ascética,
el mismo tomar en serio la vida, como un deber sagrado. Asi se gene-
ra la tristeza; la infinita tristeza de ser hombre; la infinita tristeza de
ser hombre consciente. (36)
82 Francisco So/ares-Larrave

Si la sensibilidad heredada detennina el destino del protagonista, su condi-


ción social lo define como "el hijo de Juan" (39). Sin embargo, el relato de
Una vida cuenta cómo la verdadera personalidad de su protagonista emerge
progresivamente, rompiendo esta identidad prestada. Aunque no lo manifieste
abiertamente, Arévalo Martínez está narrando aquí una autobiografla espiri-
tual más que fisica, la historia del descubrimiento de su creatividad más que la
de sus días de escolar; al hacer lo anterior y explorar los factores que lo han
llevado a donde está, también presenta los factores que lo definen como guate-
malteco. En la f01ja del futuro ciudadano, según da a entender Arévalo Martí-
nez, es indispensable el uso de ciertas prácticas y otros tantos y detenninados
textos, pues son estos los factores que solidifican la conciencia de una raza
latina. Entre las prácticas se encuentra la disciplina del Colegio de Infantes, de
la que escribe Arévalo Martínez:

Y me acuerdo de esos meses oscuros de mi vida de colegial. Los


plantones, cuando una clase entera había faltado. [. . .) Y ya en las
clases, cada tres ó cuatro días un profesor me llamaba á la pizarra y
me dictaba una suma, que concluía con su ayuda; y luego, á soñar, ó
á leer novelas en el banco mlis lejano. Y en todas las asignaturas algo
parecido. (45-6)

Entre las lecturas, que en Una vida abundan en cantidad y calidad, Arévalo
Martínez enfatiza los textos de alfabetización, y los convierte en vínculos cul-
turales responsables también de la fonnación de una sociedad lectora, al seña-
lar el hecho de que han sido compartidos por todos los que han aprendido a
leer en Guatemala:

A la Cartilla de San Juan sucedió el libro de lectura de Mantilla.


No me separaba de él. ¿Qué interés tendrían para mi aquellas lineas
de "El niño sube y baja; la casa se ve bien; ¿ve el perro la casa?; el
perro no ve nada''? ¿Qué imágenes harían nacer en mi mente la his-
toria de la niña del geranio 6 la del perro que muerde las orejas del
puerco, tan conocidas de todos los niños hispano-americanos? [sic)
(34-35)

Por otra parte, así como hay documentos que lo condicionan o moldean
como guatemalteco, también hay circunstancias y prácticas sociales. Así,
cuando se refiere al colegio San José de los Infantes, define su lugar en la
Guatemala de su tiempo al describir a sus compañeros:

Eran, como yo, muchachos de caras tímidas y bien parecidas, limpia-


mente trajeados y de movimientos llenos de mesura, á quienes tres ó
cuatro generaciones de hombres honrados habían asegurado el equi-
librio moral. Compañeritos por lo que me seria menos duro el roce
Nación enferma, modernismo y ciencia 83

con escolares turbulentos, que llenaban el patio estrecho para un co-


legio [...]. (39)

El hecho de estar rodeado de gentes como él, que además contaban con el
apoyo de generaciones previas que les otorgaban "equilibrio moral", se con-
vierte en una circunstancia atenuante y favorable para el protagonista, que, por
su parte, no puede probar una herencia similar. Además, durante el curso de
· sus estudios, el protagonista convierte su "degeneración moral", o falta de
equilibrio intelectual, en una circunstancia que trabaja a su favor por ser un
rasgo de actividad En este aspecto Arévalo Martínez contradice abiertamente
el cientificismo que lo ha guiado hasta entonces, pues la caracterización del
personaje como un lector irredimible cuestiona la influencia del conocimiento
y los textos como medio de mejoramiento social:

[A]sí pasé siete años. Los cinco primeros, mal estudiante, leyendo á
todas horas, envenenándome con toda clase de libros, que conseguía
por mil ingeniosos medios. Leyendo cuando, durante el recreo todos
jugaban á mi alrededor. Leyendo, oculto por la espalda de un com-
pañero, á la hora de clase (... ]. (...] Todos los hechos que des-
cuellan en mi vida de estudiante están relacionados con la lectura.
(50)

Esta misma actitud se refleja en su selección de lecturas - '"La investi-


gación de lo absoluto' ó 'El doctor Pascal"' (51) - que, a ojos de uno de sus
profesores, "más inteligente que sus congéneres", servía para ejemplificar "la
infinita tristeza de un niño que á los diez años lee á Zola ó á Bal.zac" (51).
Además, la lectura constante del personaje tiene un efecto añadido, pues reco-
noce que los procesos o situaciones descritos en los textos que menciona (de
Dumas, Daudet, Zola y Balzac, entre otros) reflejan su destino final. Sin
embargo, su motivación es que la literatura, en última instancia, constituye un
conocimiento más profundo sobre la naturaleza humana. Por esta razón revela
su desinterés por lo académico al confesar: ·

Al fin de los años escolares estaba la prueba terrible de los exáme-


nes. [. . .]. Entraba a ellos pálido, sudoroso. No tenia más conoci-
miento que el de los héroes y heroínas de las fábulas de autores más
ó menos célebres. Sabía de memoria las tramas de cien novelas de
folletín. Y callaba como un muerto á las preguntas de los examinado-
res( .. .]. (46)

La lectura de la Cartilla de San Juan, su uso del libro de lectura de Man-


tilla y su comunión constante con obras literarias dan como producto final un
individuo cuya condición como ser atormentado y sujeto a las limitaciones de
84 Francisco Solares-Larrave

su propia tolerancia fisica lo convierten en caso clínico de estudio para cual-


quier tratado sobre la psicopatía. Sin embargo, la ciencia que le interesa es la
que puede ayudarlo a definirse a sí mismo como integrante de liD3 comunidad
cultural. Si Salgado ha escrito sobre Una vida como una novela de introspec-
ción psicológica (Arévalo 46), también conviene recordar que el itinerario espi-
ritual del personaje descansa sobre la idea del degenerado superior, que fue el
diagnóstico que, según su biógrafa Arévalo Andrade, alteró definitivamente la
vida de Arévalo Martinez (Biografia 108). Ecos de esta impresión surgen en
las líneas finales de esta novela, en las que Arévalo Martínez, valiéndose del
determinismo que le ha dado la ciencia, define a su personaje irrevocablemen-
te, como resultado de sus lecturas y de sus circunstancias históricas y cul-
turales:

Y esta mi triste existencia de no ser nada, de no hacer nada, de vivir


en mi infinito egoísmo de contar las pulsaciones de mi dolor. Y á la
postre, como remate, tres palabras que lo definen todo, que lo hacen
comprensible todo: un poeta decadente más, un poeta decadente his-
pano americano más. [sic] (Vida 52)

Ill. DEMONIZACIONES Y CONDICIONAMIENTOS EN MANUEL AWANO ( 1922)

En respuesta a los razonamientos de Nordau, Darío, en su volumen de cri-


tica literaria Los raros, escribió:

Una de las cosas que [Nordau] señala en los modernos artistas


como signo inequívoco de neuropatia es la tendencia a formar escue-
las y agrupaciones. Seria deliciosamente peregrino que por ese solo
hecho todas las escuelas antiguas, todos los cenáculos, desde el de
Sócrates hasta el de Nuestro Señor Jesucristo, y desde el de Ronsard
hasta el de Víctor Hugo, mereciesen la calificación inapelable de la
nueva crítica científica. ( 189) 5

El determinismo de Nordau, que David Pick considera clave de las teorias


sobre la dégénérescence ( 11 y ss.), responde a la creencia de que la moderni-
dad babia propiciado la aparición de enfermedades nuevas. Asi, aunque Dario
se burle de Nordau, modernistas como Arévalo Martínez, imbuidos por el aura
legitimadora de la ciencia, comparten con él la creencia de que el ambiente
determina la capacidad para sobrevivir en un mundo de cambios y desafios.
Por esta razón Salgado, al hablar de Manuel Aldano, reproduce el modelo
fisiológico que relaciona la neurastenia de Aldano con el estado político gene-
ral de Guatemala, pues ambos comparten la misma "descomposición y deca-
dencia". Salgado añade:
Nación enferma, modernismo y ciencia 85

[Aldano) decide que ambos están afectados por el calor y las enfer-
medades tropicales y que ambos necesitan fuerza de voluntad para
sobreponerse a sus debilidades. Según Aldano, al país y a sus líderes
les falta vitalidad y ciegamente se dejan sangrar por las compaftias
extranjeras. Los yanquis son escobas: vienen, barren las ganancias y
se van. Y entretanto van destruyendo los países hispanoamericanos
con el mismo desgaire con que los bárbaros de antaño destruyeron la
civilización clásica. ("Novelista" 160)

Además de asociar su "neurastenia" con los males de su país, Aldano re-


fuerza la correlación entre su mal y el ambiente. De este modo, la temperatura
tropical trae consigo un ambiente que conduce a la molicie, por lo que Aldano
y su país tropical sufrirán por estar ligados por su situación geográfica. Este
determinismo permite que Manuel Aldano represente la condición de la
nación "en que le tocó nacer" (Aidano 13), como ejemplo de la tesis de la for-
taleza nerviosa de Baudelaire.
Manuel Aldano continúa el tema de Una vida al narrar la historia de un
individuo cuya familia no supo enfrentar los embates de la modernidad. En la
narración, Aldano enfrenta el dilema de convertirse en un ser útil como ciuda-
dano, o entregarse por completo al arte y admitir su degeneración. Aunque
ambos fines se le presentan como diametralmente opuestos y mutuamente
excluyentes, Aldano encuentra una solución conciliadora: la de declararse una
especie de "hijo del siglo", individuo enfermo por el agotamiento y la fatiga
pero que cuenta con "las armas de los débiles'': la elocuencia y la creatividad.
Este rasgo surge cuando, agobiado por sus fracasos y desesperado por encon-
trar trabajo, Aldano se entrevista con el dueño de un almacén:

Supe interesado. Entonces me di cuenta de que tenia las armas de los


débiles; esas armas que la naturaleza pone en manos de sus hijos mal
dotados. Entonces comprendí que mi palabra tenía el don de conmo-
ver y de persuadir, cuando hablaba en un medio amigo, ante almas
claras. (39)

La historia de los fracasos de Aldano adquiere un interés particular cuando


vemos que se relaciona directamente con su concientización como latino, en la
que se identifica con la cultura de los países hablantes de lenguas romances.
Este proceso comienza a partir de una serie de contrastes, basados en patrones
de comportamiento que tipifican a los miembros de la raza latina. Para Alda-
no, el determinismo geográfico condena a Guatemala a ser satélite colonial,
pues las razones de su baja productividad residen en su ambiente:

Guatemala era, en el orden flsico, el país del paludismo, y en el or-


den moral, el país de la tiranía [...). Y de pronto tuve la otra clara
visión de que este mal físico era el padre de nuestro mal moral: habla
86 Francisco Solares-Larrave

tiranos porque habla paludismo [... ). Nos esclavizaba un sombrío y


despótico gobernante porque éramos un pueblo de enfermos. Luego
recordé un triste factor más: nuestros malos caracteres étnicos. El
millón de indios que pesaba sobre el país. ( 100)

Después de incluirse a sí mismo en el problema guatemalteco al decir


"éramos un pueblo de enfermos porque habitábamos en un mal medio", Alda-
no añade:

Además de estas malas condiciones propias de las tierras tro-


picales, entre las que no hay que olvidar el terrible calor que nos que-
ma a fuego lento [...] había las causas de degeneración que afligen
al mundo civilizado entero. [... ) Eran, en primer lugar, el alcohol y
la sífilis. Y luego la falta de cultura fisica y luego ... Pero, ¿a qué enu-
merarlas? (101)

La atribución de los males de Guatemala al ambiente es parte del argu-


mento central de Nordau, para quien la debilidad, la fatiga y otros males a los
que se refiere como degeneración, provienen de una mala nutrición y el efecto
adverso del clima. Arévalo Martinez aprovecha el sustrato científico que ofrece
Nordau para demonizar lo moderno - sífilis y uso generalizado del alcohol -,
con lo que sugiere que América pudo haber sido inicialmente un locus amamus,
un paraíso o una utopía, antes de verse sometida a las demandas de la
modernidad. De ahí que su apreciación implique una condena contra lo
moderno y lo extranjero, así como un diagnóstico nacional que concluye con
una dramática advertencia en contra de la mezcla de razas ( 106). De ahí que,
basado en sus lecturas de Nordau y Lombroso, Arévalo Martínez divida al
mundo en grupos raciales a los que distingue por su capacidad para adaptarse
a los cambios y al progreso. Además, dentro de este flujo, Arévalo Martínez
deja lugar para los que, según el discurso científico, reciben el título de dege-
nerados, como es el caso del propio Manuel Aldano (80-81 ). 6
En principio, Arévalo Martínez describe las conductas esperables para for-
mular sus perfiles raciales. Por esta razón, al hablar de sus patronos judíos,
como el señor Wolf, Juan Feel o Pedro Sohn, Aldano los describe como
variaciones de un modelo particular. De Wolf, el primero, escribe:

Era un amable vividor. Pertenecía a esa simpática especie de seres


que parecen tener en su personalidad un fragmento de la de Al-
cibíades, Petronio, Lúculo; todos esos atrayentes maestros que vivie-
ron el arte pagano, que los poetas sólo versifican. Un extraño tipo de
comerciante(. . .). (38)

Este fragmento refleja la demonización de lo extranjero señalada por


Molloy, aunque también, y no menos curiosamente, formule una distinción a
Nación enferma. modernismo y ciencia 87
través de un criterio tan particular como es el de la fe. Como podemos notar
en esta y otras afirmaciones, Arévalo Martínez asocia a los judíos con los clá-
sicos romanos por su condición como paganos, lo cual encierra un cierto jui-
cio de valor. Sin embargo, en contraste con esta primera caracterización, Aré-
valo Martínez se ciñe más a los estereotipos e incluso trata de conferirles
legitimidad al escribir sobre Juan Feel:

Feel [. . .] pose! a verdadera sugestión - la sugestión de su raza, esa


fuerte raza que, dispersa por todos los países de la tierra, no se mez-
cla, sino que conserva puros los acentuados caracteres distintivos.
¿Qué fuerza oculta la preserva del medío y modifica para ella las le-
yes de la herencia? ¿Por qué el judío casado con la hispanoameri-
cana, conserva, al reproducirse, el tipo de la especie? ¿La Circun-
cisión? [sic] (50)

Además de esta caracterización, Arévalo Martínez formula otra, de tono


todavia más científico, al escribir:

Los hijos de alemanes e ingleses, tenidos en una hija de Hispano-


américa, eran muelles y regalones, como si la activa sangre heredada
hubiese visto sus glóbulos rojos convertidos en linfa bajo la acción
del fuerte sol de la zona tórrida [...]. Sólo una raza excepcional,
señalada por la mano de Dios [. ..] no se mezclaba con las otras, o si
se mezclaba, predominaba dominando a la otra carne. [...] Eran los
judíos. ¿Ayudaba a ello la circuncisión? (98-99)

Si bien Arévalo Martínez explota el estereotipo al describir a Juan Feel,


llama la atención que su estrategia justificadora sea su admiración ante la in-
mutabilidad racial de los judíos. También llama la atención que aluda a la
mezcla de razas -judía e hispanoamericana - , en la cual el judío no sacrifica
ni gana rasgos culturales complementarios. Al explicar que se debe a la
circuncisión, Aldano refleja una biologización convenientemente teñida de tra-
dición j udeocristiana, mientras la demonización de lo foráneo aparece en la
reticencia al mestizaje.
La adaptación a la modernidad conlleva rasgos psicopatológicos, como
vemos en otros casos retratados por Arévalo Martínez. El primero de ellos es
el de Santiago Navinés Gall, presunto creador del intuicionismo, cuya empatía
con Aldano es explicada en términos científicos: "[l]a ley que hace que lo
homogéneo busque y encuentre a lo homogéneo nos hizo miramos, reconocer-
nos y aproximarnos" (54). Navinés, según narra Aldano, dejó la bohemia de
Barcelona y se instaló en Guatemala para aparecer en esta novela como el pri-
mer latino adaptado reticentemente a la modernidad. Con todo, en su carac-
terización, Arévalo Martínez profundiza más en sus problemas que en sus
logros, sugiriendo, casi, que se trata de una especie de degenerado, de otro
88 Francisco SoÚJres-Larrave

individuo que, como el mismo Aldano, es incapaz de incorporarse con éxito a


la cultura de su medio.
Similar es el caso de Benjamín Gallego, cuya capacidad de trabajo gana la
admiración de Aldano. Gallego es padre de familia, inversionista, motociclista
aficionado, especulador en el mercado y de bienes raíces, además de jefe del
departamento bancario en el que Aldano va a trabajar. Al describirlo, Aldano
traza su perfil apoyándose en un diagnóstico pseudopsicológico:

El hada locura, esa admirable hada que toca las frentes de los poetas,
de los reformadores y de los profetas, de todos los estigmatizados
que hacen avanzar a la Humanidad, tocó también la frente de este
admirable padre de familia, al encontrarlo en su camino. [...] Sólo le
quedó, intermitentemente, una lucecita de locura que le hizo hacer
cosas raras, y hasta llegó, en su primera juventud, a hacer que le Ha-
macan El loco de Gallego (86, subrayado original).

En contraste con Navinés, Gallego y el propio Aldano la imagen de los


indígenas, representados por algunos clientes indecisos y un eficiente emplea-
do llamado Francisco, ilustra, con cierta intención sociológica, las razones por
las que viven en sumisión. Desde el punto de vista de los personajes y del
narrador, los indígenas son una silente masa trabajadora cuyo aporte a la cul-
tura ha expirado ya, y por ello sirven como una especie de lastre, triste ejem-
plo de una degeneración colectiva a la que describe como una "carga enorme
que colgaba de los pies del Job agonizante y lo arrastraba al abismo" ( 100).
Ahora bien, anatematizar a Arévalo Martínez como racista por estas decla-
raciones seria anacrónico, pues, en realidad, sus observaciones sobre los indí-
genas reflejan los conceptos que Alcides Arguedas vertió en Pueblo enfermo. 7
Es más, el hecho de que Arévalo Martínez responsabilice a la población indí-
gena por la incompatibilidad de Guatemala con la modernidad revela también
su afán científico por explicar las circunstancias nacionales. Los indígenas son
un problema debido a su reticencia a la incorporación, y de ahí que sean tan
demonizados como los decadentes europeos.
Gallego y Navinés, como representantes raciales, ofrecen un perfil que, en
comparación con Wolf, Feel y Sohn, y pese a su aparente adaptación a la
modernidad, los asocia con la degeneración. Esta circunstancia tal vez pueda
explicarse por la influencia que tienen los textos literarios en la vida de estos
individuos, ya que ambos son artistas: Navinés es poeta, pintor y escultor, y
Gallego "escribe versos" (55-57, 87). Los degenerados como Navinés, Gallego
y el mismo Aldano acusan la influencia de diversos textos, que, sean produci-
dos o consumidos, forman parte sustancial de su desarrollo personal. Esta
influencia incluso afecta su desempeño social y matiza su conducta dando
lugar a episodios que tanto Arévalo Martínez (46-47) como su biógrafa Aréva-
lo Andrade (Biografía 78) denominan "hablar en libro". Por otra parte, Aldano
Nación enferma, modernisma y ciencia 89

también observa que Juan Feel habla de la literatura como una actividad
improductiva, favorecida por quienes no trabajan, especialmente cuando dice
que su mujer, "como todas las latinas, es amiga de los versos" (Aldano 51).
La asociación de la raza latina o indolatina con la producción y consumo
de textos, y los perfiles de Navinés, Gallego y Aldano, sugiere que la ina-
daptación a la modernidad y el arte son circunstancias concurrentes, y por
ello, el arte mismo puede verse como una degeneración. Sin embargo, los lati-
nos, capaces de disfrutar este poder de representación, son capaces de deter-
minar la percepción de la realidad y condicionar, e incluso modificar patrones
de conducta a través de algunas lecturas elegidas. De ahí que Aldano no sólo
hable "en libro" sino que también siga patrones de conducta provenientes de
novelas, y vea su propia vida como una escritura en proceso:

¡Qué grande es la industria de los hombres! ¡Qué bien ordenada está


la máquina del universo, tan varia y tan una, es decir tan bella! E
imprevistos, reales, caudalosos, armónicos, eternos, oía en mi alma
sonar los versos. Mi cuerpo se cubría de un sudor frío, mis cabellos
se erizaban ante aquella extraña voz que hablaba en el silencio... For-
maba largas tiradas de versos, que sacaba de mi abstracción un papi-
rotazo o un grito:
-Eh, bachiller, aquí no se viene a dormir. ¡Córcholis! (27-28)

En última instancia, se nota que en Manuel Aldano la literatura tiene un


efecto similar al que tuvo el libro sobre los poetas de la decadencia latina de
Désiré Nisard, sobre los poetas simbolistas (Hinterhauser 18-19), que fue sa-
cralizar la actividad intelectual, y otorgarle también valor fundacional. 8 La re-
ferencia constante a libros y escritura también p ropone, como afirma Rosario
Peñaranda, una idea diferente de lo que se considera como realidad, pues Aré-
vale Martínez, en Manuel Aldano, no calca una realidad objetiva o experi-
mental, como era la pretensión de los realistas y naturalistas, sino que retrata
una realidad condicionada por las percepciones del narrador. Por esta razón
afirma:

La 'realidad' novelesca será, con el Modernismo, producto de una


mirada subjetivo-creativa y no mimético-objetiva. El paso que va de
la metonimia a la metáfora es el paseo que va del realismo de-
cimonónico y su objetividad al Modernismo y su mirada subjetivo-
creativa, donde es la palabra la que crea la 'realidad' y no al revés, lo
que requiere un lector cómplice, co-productor. (Peñaranda 182)

Así pues, si lo libresco es el referente para una nueva versión de la vero-


similitud, se comprende que Manuel Aldano no sólo hable con frecuencia de
sus poemas, sino que incluso los transcriba en su narración. El hecho de que
su poema "Oíd lo que el trópico encierra" (Aldano 104-5) esté al final de la
90 Francisco Solares-Larrave
novela y advierta a sus lectores sobre las consecuencias de la modernización y
la mezcla de razas, confirma la importancia de la ciencia como discurso legiti-
mador de narrativas nacionales. De hecho, el tono autobiográfico de esta obra
se presta, también, en la fmja de una identidad simbólica, apoyada por todos
los elementos científicos ya vistos. Aldano, que se denomina a sí mismo "el
más peñecto caso de neurastenia" debido al diagnóstico del doctor Ezquerdo
(80), se constituye como el individuo iluminado cuyo intelecto le permite ver
más allá que a los demás, y construir, en su prosa, un retrato de profundidad
histórica y social. De la misma manera que otros hispanoamericanos que han
escrito autobiografías, Arévalo Martinez confirma las afirmaciones de Sylvia
Molloy sobre la escritura autobiográfica, que señalan la necesidad de ver este
discurso como un rasgo de autoafirmación, y no como una estrategia de actua-
lización ("Self" 28-9). Molloy añade que el valor de la voz individual no pue-
de reducirse a interpretaciones formulaicas, pues al hacerlo se perdería la
oportunidad de apreciar el espacio crítico que crea la escritura autobiográ-
fica. 9 De ahí que, merced a esta ventana de oportunidad y a su destreza como
narrador representativo de una época, Arévalo Martínez, en su prosa aparente-
mente transparente, sea capaz de revelar sus preocupaciones sobre su país, su
identidad y su destino en estas novelas sobre la modernidad guatemalteca.

NOTAS

1 Para los modernistas la palabra "raza", anota Gerald Aching, "signaled the
ability of a transnational people to come into being and fulfill its manifest destiny. lts
significance presuwosed the integrity of cultural meaning, the ability to achieve, for
example, the kind of completeness and autonomy toward which the poetic voice in
'Salutación del optimista' strove as it eliminated dissent and by the end of the poem
celebrated an epiphany of pan-Hispanic unity. Raza, therefore, represents the concreti-
zation of a pure and unchallengeable meaning and identity" ( 156, subrayado original).
2 Escribe Lienhard: "A los ojos de los conquistadores, la escritura simboliza,

actualiza, o evoca - en el sentido mágico primitivo - la autoridad de los reyes españo-


les, legitimada por los privilegios que les concedió, a raíz de la reconquista cristiana de
la península ibérica, el poder papal. A su vez, la institución romana, heredera autopro-
clamada del legado cristiano, se considera depositaria de la que fue, en la Europa
medieval, la Escritura por excelencia: la Biblia. El poder - o capacidad performativa -
que Colón y sus compañeros ven encamado en el texto escrito resulta, en última ins-
tancia, un poder ideológico afianzado en la concepción occidental etnocentrista del
valor universal de las Sagradas Escrituras judea-cristianas" (5-6).
3 Si recordamos que el clima de transformaciones que, según Atan Bullock

(58-9), enmarca la aparición del modernismo europeo, también es contemporáneo para


muchos de los modernistas hispanoamericanos, comprenderemos que este fervor cien-
tífico responde (o refleja) la crisis a la que se refiere Jrade ( 17 y ss.). A raíz de esta cri-
Nación enferma, modernismo y ciencia 91
sis tanto Herrera y Reissig como Asunción Silva adoptan un vocabulario especifico
para describir procesos, sentimientos y sensaciones. Herrera y Reissig incorpora voca-
bulario médico o psicológico en el poema mencionado, y habla de un "país psicofi-
sico", "la materialización del alma planetaria", la "conciencia profunda de espectros-
copio" y "epilepsias abstrusas" (57 y ss.). Silva describe terapias- "Psicoterapéutica"
- (49), o sufrimientos, y narra, en "Enfermedades de la niñez": "Del amor no sintió la
intensa magia 1 y consiguió una buena blenorragia" (49). Arévalo Martinez refleja esta
inclinación en relatos como "La farnecina (ensayo de magia sexual)" y "La signatura
de la esfinge", en los que explica las relaciones entre tipos humanos conflictivos con
terminología psicológica.
4
Arévalo Martinez no estaba solo en su esfuerzo por denunciar los proble-
mas político-sociales de América Latina. Armando Chirveches (Bolivia), Manuel Díaz
Rodriguez (Venezuela) y Máximo Soto-Hall (Guatemala) hablan formulado ya sus
preocupaciones con respecto a la "raza" latinoamericana y su vulnerabilidad a la opre-
sión. Enrique Rojas, protagonista de La candidatura de Rojas (1909) de Chirveches,
expone la influencia del ambiente en el desempeño político de los habitantes de regio-
nes abandonadas de Bolivia. Díaz Rodrlguez, en Sangre patricia (1913), plantea la
dificil adaptación de Thlio Arcos, artista en una sociedad materialista; Soto-Hall arti-
cula raza y ambiente como los elementos que facilitan la sujeción de América Latina
por el colonialismo económico, en su novela contra la influencia de Estados Unidos,
El problema ( 1899). Añade Anlbal González: "No pocas de las novelas modernistas
pueden leerse como alegorías acerca del origen y desarrollo del intelectual hispano-
americano, lo cual las hace profundamente políticas" (27-28).
' Por cierto, es muy posible que Darlo, según Óscar Montero (821 ), haya
leído alguna de las traducciones al español de otras obras de Nordau, como Las menti-
ras convencionales de nuestra civilización ( 1887) y El mal del siglo ( 1892). Entartung
no apareció en español hasta 1902. Benigno Trigo escribe que Darlo inició su contacto
personal con Nordau en Paris, en 1893, y añade: "A raíz de esa visita, Darlo publica un
artículo en el diario argentino La Nación que después aparece en Los raros en 1896"
(305).
6 En su biografía de Arévalo Martinez, Teresa Arévalo Andrade narra que el
doctor Pedro Molina Flores diagnosticó a Arévalo Martinez como un "degenerado
superior" (Biografía 108), y que médico y paciente discutían sobre el sentido de las
clasificaciones de la locura. Así revela Arévalo Martinez su conocimiento de los traba-
jos de Cesare Lombroso, a quien recurre en la caracterización de algunos de sus perso-
najes, y de la obra de Nordau, que menciona en Manuel Aldano.
7
Alcides Arguedas, según anota Paz-Soldán, también se suscribió a la
noción del determinismo geográfico, como se ve en Pueblo enfermo (64, 68). Nordau
adopta esta noción, enmarcada dentro de la lógica de la evolución, y la responsabiliza
por todos los signos de la modernidad a los que se refiere como "degeneración". Lle-
vado por este affm añade: "In our times [ ...) steam and electricity have turned the cus-
toms of life of every member of the civilized nations upside down, even of the most
obtuse and narrow minded citizen, who is completely inaccessible to the impelling
thoughts of the times" (36).
a Marc Fumaroli, editor de A rebours, novela admirada por los modernistas,
añade que el libro tan atesorado por Des Esseintes es, precisamente, este volumen de
Nisard, publicado en 1834 y titulado Études de mreurs et critique sur les poetes latins
92 Francisco Solares-Larrave
de la décadence. Según Fumaroli, Huysmans también adoptó el ténnino "decadente"
pero, a diferencia de Nisard, le dio un sentido positivo al añadir que el arte decadente
es, en realidad, wi arte erudito (397). La elección de este ténnino en particular llama la
atención, pues implica que el arte posee calidad intelectual (i.e., científica) tan impor-
tante como expresiva.
9 Al respecto, Molloy escribe: "Tbe •¡• speaks from more tban one place.

Reliance on either view - the text as national essence or as national allegory - cuts
critical reflection short instead of opening it up and channels the text into one, exclu·
sive reading. What seems more profitable, instead, is to allow tbe preoccupation with
national identity (undeniab1y present in Spanish American self-writing) to reverberate
in the text as an ever-renewed scene of crisis necessary to the rhetoric of self figura-
tion; to see it as a critical space, fraught with the anxiety of origins and representation,
within which the self stages its presence and achieves ephemeral unity" ("Self" 29).

OBRAS CITADAS

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Cambridge: Cambridge UP, 1997.
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Arévalo Martínez, Rafael. Manuel Aldano (la lucha por la vida) [1922]. 2' edición.
Guatemala: Editorial Cultura, 1998.
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París: Gallimard, Livre de Poche, 1971: 133-193.
Bullock, Alan. "The Double lmage" [1976). Modemism /890-1930. Eds. Malcolm
Bradbury & James McFarland. London: Penguin, 1987.
Darlo, Rubén. Cuentos completos [ 1950]. Ed. Ernesto Mejia Sánchez. México: Fondo
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Fumaroli, Marc. Edición y notas en J. K. Huysmans. A rebours [1884). París: Galli-
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