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Clasicismo es la denominación historiográfica de un movimiento cultural, estético e intelectual

inspirado en los patrones estéticos y filosóficos de la Antigüedad clásica la cual se caracteriza por
buscar la perfección del hombre en sus aspectos físicos. Se desarrolló de forma simultánea a los
distintos estilos artísticos y movimientos literarios4 de la Edad Moderna.

Viaje del Parnaso, de Miguel de Cervantes.

L'art poëtique, de Nicolas Boileau.

Molière como Julio César, de Nicolas Mignard.

Se expresó en todos los dominios del arte, desde la arquitectura y la música hasta la pintura y la
literatura. Aparece junto con el Manierismo, que a su vez dio paso al Barroco y éste al Rococó;
siendo renovado a través del Neoclasicismo y atacado por el Romanticismo.5 Llegó a ser la
tendencia dominante en las artes y el pensamiento occidentales durante buena parte de los siglos
XVIII y XIX, en su vertiente institucionalizada en las academias (el academicismo).

Fundación y Estatutos de la Real Academia Española, 1715. En la ilustración, el lema de esa


institución: limplia, fija y da esplendor.
Viage fuera de España, de Antonio Ponz.

Sello de los custodios de la Academia de la Arcadia.

Diccionario de la Academia Francesa de 1835. En la ilustración, el edificio del Instituto de Francia,


sede de esa institución.

Como su propio nombre indica se inspiró en los patrones del arte y el pensamiento del mundo
clásico (la Antigua Grecia y la Antigua Roma). El clasicismo, sin embargo, tiene sus orígenes más
inmediatos en la continuidad de los valores del Renacimiento, junto a la búsqueda del
conocimiento y la perfección que caracterizan al humanismo. El clasicismo recupera todo ello y lo
convierte en un nuevo canon que aspira a lograr la perfección absoluta a través del arte, tanto en
la pintura como en la música y en la literatura.

El Orfeo, de Monteverdi, la primera obra del repertorio operístico (1609, periodo del Barroco).

Representación del Orfeo y Eurídice de Gluck.

Haydn y Mozart, los principales compositores del clasicismo musical.

De hecho, se denomina también "Clasicismo" a una fase del Renacimiento italiano, el


Renacimiento pleno del primer cuarto del siglo XVI, cuando convivieron las figuras de "los cuatro
grandes" (Leonardo, Bramante, Rafael y Miguel Ángel) que hicieron pasar el centro del arte de
Florencia a Roma (los tres últimos, mientras que el primero terminó sus días en Francia, que se
abrió a la influencia italiana -escuela de Fontainebleau- como toda Europa -Renacimiento nórdico,
Alto Renacimiento español-).6 7

El condottiero Gattamelata, de Donatello.

Neptuno y Anfitrite, de Mabuse.

Andrea Doria como Neptuno, de Bronzino.

Carlos V y el Furor, de Leone Leoni.

Retrato mitologizado de Francisco I de Francia, de Nicoletto da Modena.

Representación pictórica de la destruida estatua ecuestre de Luis XIV, de Girardon.

Retrato de Madame Raymond de Verninac, de Jacques Louis David.

El clasicismo tuvo en el comienzo del siglo XVII una contradicción con el Barroco, inicialmente en el
terreno de la pintura (los Carracci o Guido Reni frente a Caravaggio) y que con el paso de los años
se extendió, como batalla de ideas, al terreno de la literatura, justo cuando los cánones barrocos la
dominaban casi por completo. El clasicismo se impuso en el campo de las letras a finales del siglo
XVII, quedando fijado en el ensayo de Boileau L'art poëtique (El arte poética), (1674).8 En él, aboga
por una literatura emocional que llegue a los sentimientos del lector/espectador, pero que lo haga
a través de los filtros del intelecto. De esta forma, Boileau carga contra los excesos de lo que
posteriormente se denominará Barroco y Rococó, y apuesta por la recuperación de la solemnidad
clásica y de los valores de la armonía y el equilibrio que dominaron la literatura de la Antigüedad.
Se busca la armonía y el equilibrio entre el fondo y la forma, el control consciente en el desarrollo

de los temas y el sentido de orden


racional y proporción formal.

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