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Desaciertos

Reforma a la salud
La crisis del sistema de salud colombiano se ha venido evidenciando desde hace
varios años. Prueba de ello es el incremento acelerado de las tutelas
interpuestas por los usuarios del Sistema General de Seguridad Social en Salud
(SGSSS) para accederá servicios de salud. En este sentido se pronuncio la corte
constitucional en sentencia T-760 de 2008. Expreso la corte que gran cantidad
de las tutelas presentadas en salud corresponden a servicios médicos que ya
están reconocidos a los usuarios en el Plan Obligatorio de Salud, sobre graves
fallas en los órganos estatales de control y protección del derecho a la salud,
tales como, Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud, la comisión de
regulación de la salud y el ministerio de la protección social, y detecto omisiones
de los entes de vigilancia del sector, como la Superintendencia Nacional de
Salud.
Desde la implementación de la reforma establecida por la Ley 100 de 1993, se
ha observado una mejoría en la salud de la población y en el desempeño del
sistema. Se ha presentado un aumento importante en cobertura, acompañado
de mejoras en indicadores de salud como la esperanza de vida, la disminución
de la incidencia de ciertos tipos de enfermedades y la reducción en la mortalidad
infantil y de la niñez. Sin embargo, persisten ciertos problemas como la
desigualdad por niveles de riqueza, tanto en temas de cobertura y calidad, como
en resultados de salud. Estos resultados van de la mano con un alto gasto en
salud (como porcentaje del PIB y per cápita), que ha aumentado en los últimos
años de manera sustancial. En términos generales, el desempeño del SGSSS
se encuentra en los estándares promedio de Latinoamérica
No explicita que la salud es un derecho fundamental. Pese a que hasta la corte
lo dice, falta una ley que lo haga explicito. Persisten los regímenes contributivo y
subsidiado, aun cuando se ha dicho que todos los ciudadanos tienen los mismos
servicios. Ya que la posibilidad de que haya integración vertical en el primer nivel
de atención, entre gestores y prestadores. No queda claro en la iniciativa si los
gestores de salud manejaran dineros del sistema en los primeros niveles de
atención; para algunos esto sería como seguir con el modelo de EPS.
El sistema sigue presentando algunos problemas institucionales. En primer
lugar, se encuentran inconvenientes en la regulación debido a la dependencia
que tiene el CNSSS del Ministerio de la Protección Social y a los altos niveles de
rotación de sus miembros que no permiten un manejo amplio y de largo plazo de
la agenda del sector. Adicionalmente, no existe ninguna regulación financiera, a
pesar de que las EPS y las ARS son agentes aseguradores. Así mismo, la
estabilidad del sistema presenta problemas en la medida en que no ha mostrado
ser auto sostenible. Además de los cuellos de botella en el flujo de recursos que
salen del Gobierno, se encuentra una duplicidad en el gasto, en la medida en
que los hospitales reciben pagos por parte de las EPS y ARS por la atención a
sus afiliados y también recursos del Presupuesto General de la Nación.
Mientras menos servicios se presten, mas tasa de rentabilidad les queda, y de
este modelo responde a una tasa “mercantilización de la salud”. Según el
senador, el financiamiento del sistema a través de copagos y cuotas
moderadoras atenta contra el carácter de derecho fundamental de la salud al
limitar el acceso de las personas. Cuando hicieron el nombramiento y la
remoción de gerentes o directores de las empresas sociales del estado (ESE,
hospitales públicos) quedaría en manos de los entes departamentales, lo que,
según algunos analistas, expone los cargos a la politiquería.
Para regular el uso de los servicios de salud, la Ley 100 creó los copagos y las
cuotas moderadoras como una forma de neutralizar lo que los neoliberales
llaman el “riesgo moral”, que es el uso inadecuado de los servicios porque el
usuario no debe cubrir el valor del mismo y porque mientras más amplia es la
cobertura menor será el incentivo para que los individuos cuiden su salud. Reza
la ley que los copagos son aportes adicionales por parte de los beneficiarios no
cotizantes para cofinanciar el costo de los servicios utilizados. Las cuotas
moderadoras son los pagos que recaen sobre los cotizantes y beneficiarios para
moderar el uso del servicio. En ambas circunstancias son sobrecostos a la
utilización del servicio y restricciones para acceder a él. En muchas IPS utilizan
el término de copago para hacer un cobro parcial por adelantado de lo que
calculan costará la atención intrahospitalaria del paciente.
Las EPS privadas han venido reduciendo su número, debido a la gran inversión
inicial en capital que se requería para la competencia y a la intervención estatal
para facilitar la formación del monopolio. Estas EPS creadas para administrar
recursos del régimen contributivo hoy también manejan el subsidiado, con lo que
tienen acceso a dineros del Estado, prestan directamente servicios de salud,
producen medicamentos y hasta invirtieron en el negocio de formar su propio
recurso humano para que los médicos sepan desde la universidad como negar
servicios ramplonamente. Lo que en el año 93 se le mostró como un proceso de
libre concurrencia de oferentes, rápidamente se fue convirtiendo en uno de
concentración y de integración vertical.
Referencias
Acosta, O. L., & Gamboa, L. F. (2005). Una aproximación al financiamiento de
un sistema de protección social en Colombia. Borradores de Investigación (69).
Barón, G. (2007). Cuentas de salud de Colombia 1993-2003: el gasto nacional
en salud y su financiamiento. DNP y Ministerio de la Protección Social.
Acosta, O. L., & Giedion, U. (1008). Cómo reorientar el sector salud: retos y
desafíos para los próximos 4 años. (Fedesarrollo, & F. Corona, Edits.) Debates
de Coyuntura Social.

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