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Pero la turbulenta historia del origen del libro impreso había transcurrido en la
primeros cincuenta años del 1500 en una típica secuencia de aventuras de Homo
delirans. Es la que personificó el hijo de un patricio de Mainz, Johannes
Gensfleish zur Laden, mucho más conocido como Johannes zum Gutenberg,
orfebre de profesión -lo que da patente presuntiva de una meticulosidad
imprescindible - que conjuntanemente con una brillante imaginación -inventó nada
menos que la tipografía, adosando los tipos móviles.largamente usados en China
y Japón a una prensa capaz de imprimir la espléndida Biblia en 1454. Tal invento
proyectó el universo escrito desde la Antigüedad en adelante, y lo sacó del altivo
aislamiento de los ‘scriptorium’ abaciales, en donde solamente se copiaba la
palabra del Dios de los cristianos y de sus exégetas.
Fue éste, quien junto con Peter Shoeffer firmó el primer libro impreso en Europa,
un Psalterio decorado con cientos de iniciales policromadas que se descuenta no
pudo haber sido impreso sin la supervisión de Gutenberg. El sueño de este
soñador e inventor, había sido precisamente imprimir esos bellísimos manuscritos
miniados que copiaban pendolistas habilísimos en los monasterios medievales.
Durante la Edad Media, la Iglesia fue un sistema cerrado, que ya tenía toda las
respuestas. La necesidad de mapas era insignificante. Cuando llegó su tiempo, las
exploraciones aumentaron considerablemente el conocimiento de las realidades
ultramarinas.
Por su parte el libro inició una larga carrera triunfal. Pronto, en Venecia, “Ad
Insigne Aldus”, Aldus Manutius, fue el más importante editor e impresor de su
tiempo. Sus espléndidas ediciones iniciaron el ‘pocket-book’, cuadruplicando su
número de sólo 250 volúmenes en octavo. Francesco Griffa diseñó para él la
gráfica llamada ‘itálica’. Aldus fue el más destacado protagonista de las primeras
ediciones de los humanistas, difundiendo autores griegos y latinos.
Este siglo XV, que introdujo la palabra impresa, tuvo en este brote singular de la
palabra escrita la posibilidad de una inmensa multiplicación que publicó los delirios
ya escritos y se abrió como un abanico a todos los que se pudieran escribir. Una
enorme palanca se había creado para mover ideas y conmover sentimientos. El
mundo ya no sería el mismo y la fraternidad y la querella tenían horizontes sin fin
para expandirse. No podía haberse inventado un más efectivo impulso a los
delirios y demencias. Brant en su ‘Nave de los locos’ había calificado a la imprenta
de ‘máquina diabólica’ porque había hecho conocer la cara y los poderes de
Satanás.
Pero los mares aún seguían allí, esperando la energía que pudiera atravesarlos.
Un enorme incentivo procuraban los libros que podrían acompañar a los
navegantes en sus velas y ensueños y cantar sus hazañas, atrayendo más gente
a los horizontes desconocidos, a las tierras tras las brumas, a los bosques lejanos
poblados por nuevos seres que vivían mitos que serían acuñados y
desparramados. Una realidad imaginaria de fantasías e infinidad de acciones y
objetos de la realidad concreta, tenía al fin posibilidad de ser descripta e incitar a
héroes aún no nacidos. El mundo nuevo del signo impreso estallaba como un fruto
al alcance de la mano. Y ciertamente era muy otro que los anteriores.
Por 1450, una espléndida pieza de altar pintada por Nuño Gonçalvez, muestra a
San Vicente, Santo Patrón de Lisboa, con el Príncipe Enrique de Portugal a su
lado, llamado el Navegante, aún cuando poco estuvo en el mar. Dotado de un
fuerte instinto explorador, organizó una escuela de Pilotaje en Sagres. e impulsó la
salida de las naves al mar.
La idea del descubrimiento de nuevas tierras, era un enorme delirio con un gran
poder movilizador, apenas debilitado por el miedo a los prodigios desconocidos,
porque se trataba nada menos que de llegar más allá del Cabo Bojador, situado a
unas ciento cincuenta millas al Sur, de las Islas Canarias, al que los arabes
llamaban el “Mar de la Oscuridad”. Sobre él, las fantasías eran horribles.
Medrosamente, se inventaban imágenes según las cuales, el agua era hirviente y
“las mareas son tan fuertes, que cualquier barco que pase el cabo no podrá volver
jamás”.
Y los otros, más conocidos, como Diogo Cao, Bartholomeu Días, el descubridor
del Cabo de Buena Esperanza, al que había llamado Cabo de las Tormentas,
nombre que el Rey Juan de Portugal rechazó, porque era punto que había que
superar para ir hacia la India, meta entonces de sus deseos. Fernando Póo, Vasco
de Gama, que llegó a Calicut, a través del Océano Indico, Pedro Cabral, eran
seres como interplanetarios, que entraban en tiempos y espacios, de otras
dimensiones, habitados por gentes que apenas parecían semejantes a ellos.
De los dos, Isabel era la que tenía la llama, el delirio de la intransigencia, centro
vivo de la convicción, la violencia escondida en la fe religiosa, la certeza de su
idea de Dios. Y ella dictó la conducta y la visión del orden del Reino, del que
salieron las ideas delirantes de la unidad de la fe y de la sangre, integradoras y
excluyentes a la vez, es decir ordenadoras y desordenadoras al mismo tiempo.
Estos últimos funcionan como ‘realidad imaginaria ‘ y son más fuertes que los que
provienen de la “realidad concreta ‘ porque se expresan en el lenguaje intrínseco
propio del autor de la fantasía, resultan de su intransmisible experiencia y están
conectados a todo su sistema de recuerdos y de valores.
La Reconquista implicó así, la limpieza de todo rasgo infiel. Se procuró borrar toda
huella de influencia árabe. En un fenómeno delirante de automutilación, se
quemaron valiosos manuscritos, sin preservar su términos científicos o filosóficos.
Pero el paso del Islam había dejado huellas demasiado fuertes y complejas como
para que la estrecha voluntad real, pudiera extinguir su variedad y riqueza. La
lengua castellana se había enriquecido con raíces nuevas y el arte y la
arquitectura recibieron formas transculturales como una extensión ecológica, de
otras maneras de ver el mundo, revelando la cualidad multiplicadora de las
interrelaciones semirreales, que se establecen espontáneamente dentro de un
ecosistema civilizado. Fueron vínculos nutricios que expandieron las redes de la
información.
1492
Fue de todas maneras enorme lo que la Península recibió de Arabia. Ya al fin del
siglo X, académicos iban a España buscando manuscritos árabes, Gerbert de
Rheims, que luego fue el Papa Silvestre II, llegó a Cataluña a estudiar astronomía
y matemática árabe . Gerardo de Cremona, tradujo al latín el Canon de Avicena, la
mayor parte de los "Elementos" de Euclides y el libro de Arquímedes sobre las
esferas. Por su intermedio llegaron a la Edad Media más de setenta obras griegas
y árabes originales o de comentarios como el de Al-Farabi sobre acústica
aristotélica. El Islam difundió el conocimiento de los cielos. (A nota : Goldstein
Th.op.cit. (p.109)
El Gran Descubrimiento
No se puede decir que haya sido un hombre afortunado. Lo que consiguió fue tras
muchos esfuerzos, y tremendas penurias. Solamente a la vuelta de su primer
viaje, y por un corto lapso, alcanzó honores y homenajes. Del segundo, volvió
"palido y macilento..vestido con unas ropas color del hábito de San Francisco". La
vuelta del tercero, la hizo cargado de grillos. En palabras de Salvador de
Madariaga: "El que había desatado los atamientos del Océano, cruzaba
encadenado aquel Océano, cuyas cadenas había roto". Del cuarto, volvió enfermo
y tullido, casi para morir.
Había leído extensamente a Sir John Mandeville, un escritor del siglo 14, que
describía como suyos, una cantidad de viajes que habían hecho otros, contando
itinerarios y peripecias inventadas. Según Fernández Armesto, lo que atraía
particularmente a Colón "aparte de los sorprendentes relatos, eran las listas de
productos exóticos, que él anotaba en el margen de su copia: especias, perlas,
preciosas gemas, géneros de oro; mármol; jengibre; azúcar; sedas; minas de azur
y plata; casas salpicadas de oro; vituallas copiosas; y abundancia de ricas
mercaderías"
Compárese este párrafo con este otro de Cervantes:: “ Venía sobre un asno
pardo, como Sancho dijo, y ésta fue la ocasión que a Don Quijote le pareció
caballo rucio rodado, y caballero y yelmo de oro, que todas las cosas que veía con
mucha facilidad las acomodaba a sus desvariadas caballerías y mal andantes
pensamientos...” Cap XXI
Una de las proposiciones de Colón a los Reyes, había sido que los beneficios de
sus descubrimientos, se destinaran a una campaña, para liberar a Jerusalém.
Ejemplares completos de Homo Delirans, y grandes navegantes, han sido
indispensables en la historia de las aventuras del hombre, para alimentar su ego y
lanzarlo a ensanchar su mundo tras aventuras sin fin.
Las tratativas con Colón, una tan fuerte personalidad fortificada por sus
obsesiones y extravíos, fueron en extremo fatigosas. Su proyecto, al fin fue
aceptado por los Reyes Católicos, que pronto concibieron en su propia fantasía
también alucinada, su delirio personal de un enorme escenario para difundir su
Religión. En las palabras de Hernán Pérez de Oliva, humanista contemporáneo de
esta gran hazaña, España "uniría al mundo y daría a esas tierras extrañas su
propia forma". (A nota cit K.Sale)
Para sus nativos, el ingreso al orden Colonial, fue sólo un caos permanente. Ni la
visión de los Reyes, ni la de Colón, les benefició. No tuvieron nada para ganar, y
perdieron su riqueza cultural, quedándoles sólo sus recuerdos y sus muertos.
El nombre quedó suficientemente firme, como para que el gran cartógrafo, Gerard
Mercator, -autor de la proyección gráfica de líneas curvas para latitud y longitud-
usara "Americae" en 1538, para nominar la gran masa de tierra continental, del
Norte y del Sud. Como comenta Boorstin “le tocó al oscuro Martin Waldseemuller
poner América en el mapa... Cuando ....cambió de opinión y decidió que después
de todo Amerigo Vespucci no debía ser acreditado como el verdadero descubridor
del Nuevo Mundo, ya era tarde.”
En cierto modo -y ello tiene peso singular- Todorov reivindica el talento epistolar y
literario de Vespucci en la redacción de sus ficciones, y les reconoce una
suficiente capacidad de convicción, que le dio verosimilitud. Subraya así el triunfo
de la dimensión imaginaria sobre la concreta que se manifiesta sin cesar en la
historia del Homo Sapiens.
Colón no había pedido que las tierras que alcanzara llevaran su nombre, porque
para él ya lo tenían Cathay y Cipango. Vespucci, por su parte, no tenía razón
alguna para pretender que llevaran el suyo. Acaso haya sido sólo una travesura
del azar, experto jugador, infaltable en todos los tableros delirantes de los
hombres.
La rica influencia de dos culturas creativas, como la árabe y la judía vistas como
contaminadas, al desaparecer, empobrecieron al ecosistema, angostando su
visión del mundo, acontecimiento tanto más decisivo, cuanto que ocurrió en el
momento en que el Reino se abría a una empresa oceánica, para la cual hubiera
necesitado la amplitud de su comunicación más inteligente y la apertura de un
triple manantial de imaginación, el de los dos culturas que expulsó y el de la suya
propia, diferentes entre sí como eran, en impulso y en estilo.
Otra hubiera sido la suerte del Exoecosistema, que nacería con el descubrimiento
y la Conquista, si la Colonia hubiera recibido en libertad, todas las corrientes
culturales previas a las expulsiones. Al extender España su ecosistema a ultramar,
la interrelación ecológica entre ambos, trasmitió la estrechez de su intolerancia. La
transmisión es capilar y transita por los vasos más finos. Pocos acontecimientos
históricos, pueden ilustrar la estructura ecosistemática de una civilización, como la
fuerza irradiante de estas políticas restrictivas españolas.
Distinta fue la historia de otras Colonizaciones: "Las Colonias inglesas (y esta fue
una de las principales causas de su prosperidad) han gozado siempre de más
libertad interior y de más independencia política que las Colonias de los demás
pueblos...los principios del gobierno representativo y las formas exteriores de la
libertad política se introdujeron en estas Colonias casi desde su nacimiento." .( A
nota.Tocqueville 1835.)
El sistema social entero fue conmovido, porque los judíos eran una minoría
importante, desde el punto de vista de su ilustración, su patrimonio, y su
capacidad administrativa. Prescindir de esta última, ocasionó problemas concretos
en el manejo de los negocios del Reino. Unas cien mil personas debieron
abandonar todos o parte de sus bienes, ocasionando estrepitosas alteraciones en
los valores de las propiedades, y por ende en el sistema económico entero. El
sistema judicial, perdió toda equidad al desconocerse el derecho y la justicia, de
manera tan intensa como extensiva y profunda. El funcionamiento del ecosistema
del Reino se conmovió íntegramente, en todas las vías de sus transferencias.
" La mezcla del cristianismo y del judaísmo que caracterizó la experiencia marrana
de la Península Ibérica, desembocó sobre toda fuente de escepticismo, de
secularismos, de neopaganismos,de deismos racionalistas o, en la mayor parte de
los casos, en una confusión poco articulada de los símbolos y las tradiciones. " (A
nota Yovel op.cit. )
Los Conquistadores que se extendieron como tela de araña por Indias llevaron
consigo sin habérselo propuesto como estrategia una suerte de ejército infernal,
invisible, devastador, auxiliar inquebrantable desde el principio, convertido más
tarde en una fuerza independiente y peligrosa. Lo componían virus y bacilos,
fauna secreta, que se diseminó como polen maldito, llevada por los vientos, las
aguas y los alientos de los soldados contaminados.
No fue por cierto un genocidio planeado pero ocurrió como si lo hubiera sido. La
leyenda negra de la conquista no incluye estas muertes porque no fueron
deliberadas. No obstante, el caos al que dieron lugar, era consecuencia de la
llegada de los conquistadores.
Ronald Wright, escribió un libro que ilustra este tema::"The stolen Continents"
Tiene un subtítulo: "The Americas through indian eyes since 1492" y un verso
Maya del siglo XVI:
"Ahora es claro, que las plagas del Viejo Mundo, mataron,por lo menos, la mitad
de la población de las civilizaciones Aztecas, Mayas, e Incas, poco antes de ser
desposeídas. La mera pérdida de la población, fue suficientemente devastadora,
(Europa vaciló durante un siglo después de la Muerte Negra, que fue menos
severa), pero la enfermedad, trajo también. un pelotón de asesinatos políticos,
removiendo reyes, generales y asesores competentes, cuando más se les
necesitaba". (0p.cit)
Hernán Cortés, figura superior de Homo Delirans, si las hay, porque unía todas las
cualidades del héroe, y las de creador de nuevas culturas, describió en una carta a
Carlos V, su Rey, la quema de sus naves, delirio descomunal y magnífico, como
acto y como símbolo. Lo hizo en este tono: “ Creyendo que si allí los navíos, se
me alzarían con ellos, y que yéndose, todos los que de esta voluntad estaban, yo
me quedaría casi solo, por donde se estorbara el gran servicio que a Dios y a
Vuestra Alteza se ha hecho, tuve manera como, so color, de que los dichos
navíos, no estaban para navegar, los eché a la costa. Por donde todos perdieron
la esperanza de salir de la tierra, y yo hice un camino más seguro, y sin sospecha
que, vueltas las espaldas, no había de faltarme la gente, que yo en la villa había
de dejar." ¡Qué admirable sencillez para hecho tan recio!
Para los Reyes Católicos, la empresa Colonial, era fundamentalmente una misión
evangelizadora que llevaba, más allà de lo imaginable, al delirio religioso que
marcó su reinado. Los mil cuatrocientos clérigos que fueron a Indias eran el núcleo
de la energía constructora de la Colonia. Si la conversión de árabes y judíos había
planteado muchos problemas, la de estos indígenas era aún más difícil. Se trataba
nada menos que de sustituir el panteón religioso de los nativos que adoraban sus
dioses, y "los tenían por buenos", negando éstos y proclamando a otros.
Para ello, la clerecía enviada a Indias, empleó todos los métodos destructivos
necesarios que estaban a su alcance, pero también inventó nuevas técnicas
ingeniosas para seducir seres cuyo lenguaje y costumbres anteriores
desconocían. Si bien esa ignorancia básica les inducía a la simplificación, su celo
les dictó tácticas indirectas: los llamados 'misterios medievales', que consistían en
teatralizaciones, cuyo objeto era la trasmisión de los sentimientos cristianos. En la
Colonia, se utilizaron textos en traducciones al nahuatl, al quechua y al aymará
para enseñanza de la fe católica.
En 1568, una Bula de Sixto V, aprobó una misa agustina de Navidad, con músicas
y mimos, elementos representativos, que atraían a los nativos También se utilizó la
imaginería, en forma dirigida y estudiada, para el objeto de atraer y mantener su
atención. Ella, en especial en Nueva España, se orientó hacia los aspectos
patéticos de un Cristo azotado y flagelado, resaltando la representación cruenta.
Esta, por su parte fue especialmente tratada por el Concilio de Trento, para las
imágenes que debían ser fijadas en la fantasía, como formas de combatir la
herejía protestante. Ellas fueron las armas técnicas y publicitarias de la
Contrarreforma en ultramar.
Sin duda las dos figuras más descollantes de la clerecía que llegó a Indias, fueron
Fray Bernardino de Sahagún y Fray Bartolomé de las Casas. El primero fue el más
importante educador e historiador de la Conquista deTenochtitlán. Llegó a México
en 1529 y no lo abandonó nunca. Enseñó el latín en el Colegio de Tlatelolco que
recibía a los hijos de los dignatarios aztecas, y trató de conocer a fondo su cultura.
Comenzó por aprender la lengua del país, ‘el nahuatl ‘y en este idioma compuso
una suerte de gran Enciclopedia cultural en doce tomos, que llamó: “Historia
general de las cosas de Nueva España”, de la cual dice Todorov que
“verdaderamente no pertenece ni a la cultura española ni a la azteca: es más bien
el primer gran monumento de la cultura mexicana, cultura híbrida nacida del
encuentro de dos mundos.” .
Fray Bartolomé de las Casas es otro de los personajes singulares que llegó a
Indias. Denunció vivamente los malos tratos que los españoles tenían con los
indígenas, y trató de comprender la religiosidad de éstos, vista desde ellos
mismos. En ese sentido fue en cierto modo el único defensor de sus derechos a la
libertad de creencias. Despojado por su parte, de toda la intolerancia con la que
sus Reyes habían encarado la empresa Colonial, llegó a proponer restituir el poder
político a los nativos y a configurar una suerte de federación, idea por supuesto
demasiado avanzada para su tiempo y su propia cultura.
La fuerza organizada más potente del fenómeno evangelizador, fue sin duda la
Compañía de Jesús. La poderosa mentalidad de su Fundador, el admirable Homo
delirans, San Ignacio de Loyola, y su personalidad bélica y mística a la vez,
evidente en el texto y praxis de sus Ejercicios Espirituales, propuso un riguroso
programa de fantasías y visualizaciones, procurando crear sensorialmente en la
memoria emocional, las versiones ensoñadoras de las vidas de los Santos,
renovadas en la vigilia, a través de la imaginación exaltada, haciéndolas vívidas
hasta la alucinación. ( A nota.Ranke.(172)
Los capitanes y soldados fueron a Indias porque era un mundo nuevo y prometía aventuras,
y sobre todo riquezas; no estaban desde luego interesados en las culturas autóctonas, y muy
poco en la actividad misional, tan principal para los Reyes . Veteranos de cruentas guerras
europeas, mal podía pedírseles notoria sensibilidad artística o piedad acendrada. Su religión
era supersticiosa, como una defensa natural frente a los peligros de los combates con
salvajes ayudados por Satanás y sus demonios.
Pedro Cieza de León, uno de los grandes cronistas de la conquista del Perú,
escribió en 1534: " No es pequeña la pena que da el reflexionar, que nosotros los
Cristianos hemos destruído tantos reinos. Por todas las partes que los Cristianos
han pasado, conquistando y descubriendo, parecería como si un fuego haya
estado consumiendo todo"
Las riquezas que los naturales ofrecían a sus dioses eran para la clerecía
patrimonio infernal, por lo tanto inaceptables a la Iglesia, pero sí al tesoro real.
Coherente con el modelo ecológico, el discurso metafórico más acertado es el de
señalar que el fenómeno de la Conquista era en la precisa imagen de Cieza de
León como el pasaje del fuego. Nuevas cepas sustituyeron a las destruidas, y
entre ellas dos factores: clérigos como guerreros rivalizaron en desparramar el
incendio destruyendo todos los templos, altares e imágenes, y demoliendo todos
los rastros posibles de la cultura que los había levantado. Ninguna de las dos
fuerzas fue civilizadora. Estaban en la senda de todos los imperialismos.
El arte de esa obra nueva construída por la conquista fue casi solamente de
arquitectura e imaginería religiosas. La conquista no dejó obras públicas. No
construyó puentes, caminos, calzadas o acueductos como los romanos. Son aún
de ver los espléndidos altares de las Iglesias del Cuzco, la ciudad de la que Cieza
de León dijera al conocerla recién conquistada"tuvo gran manera y calidad; debió
ser fundada por gentes de gran ser".
España entre los siglos XVI y XIX fue un país cerrado a la riquísima evolución del
Renacimiento italiano, con sus experiencias artísticas y filosóficas y sus
exploraciones científicas. Este bloqueo se trasmitió a las culturas Colonizadas que
se estaban autoconstituyendo como mestizas, y les impidió recibir la rica sustancia
elaborada en Europa después del Medioevo. Llegó a Indias y mantuvo enquistada
una visión anacrónica del mundo, que había pasado por alto tres siglos, XIV, XV y
XVI. Entonces, al decir de Ots y Capdequí: "la vieja Edad Media castellana, ya
superada o en trance de superación en la metrópolis, se proyectó y se continuó en
estos territorios de Indias".
Por su parte Octavio Paz dice lo siguiente: "Nueva España fue una realidad
histórica, que nació y vivió en contra de la corriente general de Occidente, es decir,
en oposición a la modernidad naciente."
Pero las cepas primitivas que se plantan en los primeros estadios de una
transcultura,-como lo es todo exoecosistema- tienen un alcance que va más allá de
su vida. Es decir llevan semillas que se van a fijar y transmitir en la como rasgos
genéticos fuertes, creando pautas que llevan impresas la intolerancia de los
conquistadores, y los fantasmas de sus ensueños
Esta interrelación fue singular en extremo porque exigió idear una estructura
inédita de intercambios, por la variedad de especies desconocidas que se llevaron
a Europa, y que modificaron definitivamente las costumbres alimentarias del
continente: maíz, papas, batatas, tomates, maníes, cacao y varias clases de
pimientos, porotos, etc. Y por supuesto el tabaco, que revolucionaría con el tiempo
el comportamiento social.
Los invasores habían llegado también con lo suyo a Indias: trigo, duraznos, peras,
naranjos y limoneros, arvejas, viñas de uva, melones, cebollas. Además, caballos,
cerdos, ovejas y burros.
Muy pronto comenzaron las herencias: por Fernando e Isabel, España, Nápoles y
Sicilia, el Reino de Granada, Mallorca y Cerdeña y por supuesto el Nuevo Mundo.
De España sabía poco, se educó en Bruselas sus primeros años fueron flamencos
y no hablaba el castellano.
El proceso electoral era sobremanera complejo. Por una parte era necesario
satisfacer a los electores. Por otra incidían en él también factores políticos. Si se
hubiera tratado sólo del primer factor el elegido hubiera sido Francisco que era el
más rico y estaba dispuesto a pagar cualquier suma.
Pero la poderosa Liga Suabia puso su peso a favor de Carlos. Y éste fue el
elegido. Ello traería sus consecuencias naturales. Una de ellas la de la decepción
airada de Francisco I que fue energía inexhaustible que alimentó la guerra contra
el Emperador electo. La otra y principal que pondría ante éste una tarea insoluble e
inesperada, el fenómeno tremendo de la Reforma y todas sus consecuencias en el
seno del Imperio debido a su profunda fe católica que tomó la lucha como una
Cruzada haciendo suyo el delirio de sus antepasados.
Toda esta agitación de la energía -que es la vida misma- ocurre hacia el caos y
desde éste hacia el orden, siempre al margen pero como fuerza íntima de los
hechos en el juego dialéctico del orden y desorden del universo. Después los
hombres los revisten, disfrazan e interpretan, con arengas, discursos, mensajes,
despachos y tratados.
Las guerras de Carlos V fueron inevitables porque estuvo siempre acosado por la
administración y el peso de los bienes que había recibido como herencia. A través
de ellas mostró siempre una integridad singular: al emprender su primera campaña
contra el feroz pirata Barbarroja se le acercó un moro revelándole que como
panadero del enemigo podía fácilmente envenenarlo. Lo despidió
despectivamente.
Pasó su vida luchando y fueron sus tropas impagas las que en 1527 llevaron a
cabo el despiadado saqueo de Roma en una impía y espantosa temporada de
robo, tropelías y toda clase de destrucción. El Emperador no pudo evitar semejante
siniestro y lo lamentó profundamente a pesar de considerar un castigo divino a
Clemente VII Medicis, uno de sus grandes enemigos. Dice Lewis: "La
responsabilidad de Carlos ante la falta de disciplina de sus tropas parece limitarse
a esto: la carencia de dinero para pagarlas.
En las guerras del Siglo XVI todos los Estados beligerantes hacían sus campañas
con mercenarios. Suiza y Alemania eran los mayores proveedores de esas tropas.
En las ciudades italianas, los 'condottieri' eran capitanes autoproclamados que
organizaban bandas a sueldo de quienes podían pagarlos y existía la costumbre
establecida que cuando les faltaba el dinero, como era hábito en la casa de los
Habsburgo, a pesar de sus cuantiosos ingresos, los soldados se hacían justicia
saqueando las ciudades vencidas.
La Reforma
Así, con una discusión semi-teológica de dos frailes, Lutero era agustino, comenzó
una bifurcación, que pronto se transformaría en un caudal fluído y turbulencia
gigantesca, que inundaría caóticamente buena parte de Europa y desteñiría el
catolicismo en el mundo entero.
Tal proceso no fue imaginado, ni respondió a estrategia alguna. Se desencadenó
con la autonomía física de una avalancha, como tantos otros episodios de la
historia que es linear y no linear a la vez. El viejo orden de la Iglesia Romana
jamás se recobraría de esta irrupción iconoclasta que atacó sus dogmas más
inconmovibles.
En ese mismo año, Carlos V fue coronado Emperador en Aix-la Chapelle, lugar
ancestral de coronación carolingia. A los dos enemigos, que le imponían la guerra:
Francisco I y Solimán el Magnífico, se le agregaba uno completamente inesperado
que atacaba su religión en su raíz más vulnerable: el poder de la Iglesia.
En ese mismo año 1520, Lutero publicó tres grandes tratados que fueron su
declaración frontal a la Iglesia. León X, ya asustado, creyó apagar el fuego con la
Bula "Excurge Domine", que excomulgaba al cismático agustino, Lutero, que ya
estaba persuadido de que el Papa era realmente el Anticristo; en diciembre de
1520 quemó la Bula públicamente en Wittenberg, junto con libros 'papistas'. Con
ello pasó a ser el conductor de un cisma destinado a provocar una ruptura vital en
el seno de la Iglesia de Roma a través de indescriptibles delirios.
No se trataba por cierto de la primera herejía que enfrentaba la Iglesia. Desde los
primeros siglos de la Cristiandad se había visto atacada en algunos de sus
dogmas, en especial, con respecto a la naturaleza humana y divina de Cristo y el
carácter de la Eucaristía. Así, con mayores o menores suertes, había rechazado a
los Cátaros y a los Waldenses, a los Docetianos, a los Marrionistas, a los
Adopcionistas, a los Sabellianos, a los Arrianos, a los Apollinaristas, a los
Nestorianos, a los Pelagianos y a los Gnósticos.
Esta vez, se desató una gigantesca lucha de poderes irrestrictos. Ninguno de sus
protagonistas principales: Lutero, el Emperador y el Papa, estaba en condiciones
de retroceder. Las fuerzas diseminadas, estaban fuera del control humano.
Lutero, tenía tal soberbia en su fanática convicción que escribió una carta, en junio
de 1522, en la que decía: " Yo no admito que mi doctrina, pueda ser juzgada por
persona alguna, ni siquiera por los ángeles. Aquel, que no recibe mi doctrina, no
puede acceder a la salud. " Esta notable pieza de seguridad delirante, que podría
sin forzar el término calificarse de demencial, se basaba, como la doctrina del
Islam en una suerte de 'revelación' unívoca que aún cuando Lutero no la enunció
como lo había hecho Muhammad, la sellaba, como una verdad absoluta. El
Emperador y el Papa, cada uno por su parte, se enfrentaban a una herejía sin
límites. Para la Santa Sede era explosiva. La corrección al dogma que Lutero
proponía, desnaturalizaba a la Iglesia Romana como única institución eclesiástica
del cristianismo, lo cual significaba, lisa y claramente, su deposición como centro
único del inmenso poder de la Cristiandad.
Todas las perspectivas en pugna, eran absolutas. Ninguna de ellas, podía restringir
su alcance. A Carlos V lo llevó hasta su victoria en Muhlberg. Al Papa, a su Bula de
Excomunión. A Lutero, a proclamar su propia doctrina, que lo escindía de Roma.
Los caminos, para sus tres protagonistas, eran sin retorno, cada uno tenía su
propia racionalidad. Ya no se trataba de discutir el fondo teológico de las
diferencias, era el peor de los conflictos: la lucha por el manejo de poderes
incompatibles. Su sustento, único, tremendo e irreversible, eran delirios unidos por
el nudo antinómico de la intransigencia. El origen de los acontecimientos, el
problema de la licitud de las Indulgencias, se transformó en anécdota, no tuvo otra
incidencia que la llama que prende un bosque cuya propia combustión lo va a
consumir..
En los años siguientes a la Dieta de Worms, mientras Lutero vivía en una discreta
clandestinidad, ocurrieron hechos gravísimos en Alemania como la rebelión de los
campesinos que reaccionaron contra los abusos de los señores, muchos de los
cuales pertenecían a la Iglesia. Ocurrieron matanzas horribles y represiones
sangrientas.
Clemente VII, sucesor de León X, fue prisionero del Emperador en 1527 después
del increíble episodio del saqueo de Roma por parte de los mercenarios de Carlos
V, lógicamente, inexplicable y vergonzoso para la Cristiandad entera.
Las necesidades descomunales, de Carlos V y de su hijo Felipe II, impidieron la
inversión en el desarrollo de Indias, de donde provenían sus cuantiosas riquezas
minerales. Las extracciones de metales americanos, enormes como fueron, se
enviaban a España, y seguían a Amberes y Génova, envueltas en tráficos
financieros autónomos. Ni América, ni tampoco España, se beneficiaron con ellas.
Indias comenzó una larga historia de subdesarrollo político y económico que
engendraría sus propios delirios.
Carlos de Gante fué un gran señor, cada vez que pudo serlo. Sus gestos de
magnanimidad con sus enemigos, como Francisco I y Clemente VII, no tenían que
ver con su origen real sino con su señorío natural. Para ser magnánimo se
necesita la fortaleza interior y el poder exterior. Fué todo lo religioso que podía ser
en su lugar. Es decir, consecuente con los principios de una Iglesia, en una época
que admitió todas las contradicciones, y todos los extremos, desde Papas
guerreros o disolutos, hasta el límite de jugar a la suerte todo el ecosistema
religioso de la civilización cristiana.
Allí, en los relojes deTorriani su artífice relojero italiano contaba las horas que le
faltaban para morir.
LA CONTRARREFORMA
Ni las opulentas minas de México y Perú, que eran don gratuito ni tasas, impuestos
y exacciones de toda clase, fueron suficientes para financiar las aventuras bélicas
delirantes y monstruosas de ambos monarcas. Siempre estaban carentes de
dinero y llenos de deudas, para enfrentar sus inacabables sueños guerreros, pagar
sus tropas e incluso los gastos de su casa. Soberbios Homines Delirantes, ambos,
vivieron casi siempre en el ámbito de los sueños y más allá de las pesadillas.
Dijo Octavio Paz: " Entre los acontecimientos que inauguraron el mundo moderno,
se encuentra con la Reforma y el Renacimiento, la expansión europea en Asia,
América y Africa. Este movimiento fue iniciado por los descubrimientos y
conquistas de los portugueses y los españoles. Sin embargo, muy poco después, y
con la misma violencia, España y Portugal se cerraron, y encerrados en sí mismos,
se negaron a la naciente modernidad. La expansión más completa, radical y
coherente de esa negación, fue la Contrarreforma. La monarquía española se
identificó con una fe universal y con una interpretación única de esa fe."
Efectos de la Reforma en Indias.
Boleslao Lewin dice: " no puede ser puesta en duda la existencia de judíos,
protestantes herejes, en el Nuevo Mundo, desde el momento mismo desde su
descubrimiento, llegados clandestinamente. La Inquisición fue pues, establecida en
los albores de la conquista..."
En el largo texto de la cédula real se dice: "...los que están fuera de la obediencia y
la devoción de la Santa Iglesia Católica, obstinados en sus errores y herejías,
siempre procuran pervertir y apartar de nuestra santa fe católica a los fieles
devotos cristianos.... el verdadero remedio, consiste en desviar, y excluir del todo
la comunicación de los herejes y sospechosos, castigando y extirpando sus
errores... "
Felipe II "el rey taciturno y papelero' como lo llamó Enrique Larreta, heredó casi
todos los bienes y posesiones españolas de Carlos V. Este terminó la larga lucha
con Francia y dejó Italia, los Países Bajos, Artois y el Franco Condado a España.
Felipe, viudo de María Tudor, se casó con Isabel, hija del rey
Enrique II de Francia. Era un personaje duro como su castillo de El Escorial y el
paisaje "reseco, mineral de Castilla la Nueva" . Heredero de la intransigencia de
Isabel la Católica, su reinado intensificó la tarea depuradora de la Inquisición.
Introvertido y fanático, sus fantasmas interiores le llevaron a deleitarse
particularmente con los temibles y admirables ensueños surrealistas de
Hyeronimus Bosch.
Felipe careció del señorío de su padre, una prueba más de los caminos aleatorios
de la genética. Fue un trabajador incansable y meticuloso. "Se ha conservado
enorme cantidad de papeles, cartas, decretos y notas de su puño y letra...Austero
y enemigo de la pompa real, cualquier noble de aquel tiempo vivía con más boato
que su monarca absoluto...no careció sin embargo de sensibilidad, estableció en
su palacio una Academia de matemática y desde lejanos países hizo traer códices
y libros de inestimable valor científico y se interesó en las ciencias naturales."
Hasta aquí, una breve nota positiva de Carl Grinberg. Asimismo hizo de Madrid la
capital del Reino congregando en ellas grandes riquezas artísticas europeas en
cuadros y tapices y fundando un museo de pintura con una rica colección de obras
italianas españolas y flamencas que fueron la base de la riquísima colección del
actual Museo del Prado una de los más espléndidas del mundo.
El siglo XVI español es llamado el Siglo de Oro. Pero la fantasía llevaba consigo la
letra y el color. Y como era también natural, en ese tiempo, en las letras y en las
artes plásticas, un fuerte predominio de temas religiosos y morales. Poetas y
filósofos, teólogos y juristas, expresaron el amor a Dios, fueron exegetas de textos
sagrados, y elaboraron formas novedosas del derecho internacional, como
Francisco de Vitoria. Nombres de clérigos ilustres, Fray Luis de León, Juan Luis
Vives, San Juan de la Cruz, Fray Luis de Granada o Francisco Suárez, usaron el
lenguaje castellano con igual belleza que expresión. Entre los pintores surgieron el
Greco con sus extrañas figuras longilíneas, y Luis Morales, Alonso Sanchez Coello,
Alonso Berruguete, y Juan Fernández de Navarrete, pintor de Corte de Felipe II.
También, desde luego, el gran Zurbarán, y el inmenso Velázquez, que nacen al filo
del siglo siguiente.
Y por supuesto, la enorme creación sin par de la figura del Quijote de la Mancha,
máxima personificación del delirio y la quimera, de la generosidad, de la libertad y
el denuedo, figuración espléndida de las mejores gracias humanas, insano
inocente, reivindicador de su especie que llena el siglo dieciséis con sus reflejos ,
simplemente, porque su autor nació en 1547. Pero la obra misma, con el increíble
personaje de su invención, apareció recién en el siglo XVII.