Вы находитесь на странице: 1из 37

El libro

Conocida a los investigadores como la Edad de Incunabula, (maravillosa palabra


que significa vestido por vendas') desde 1454 a 1501, - últimos cincuenta años
anteriores a 1500- se habían impreso veinte millones de libros en no menos de
cuarenta mil ediciones.

Pero la turbulenta historia del origen del libro impreso había transcurrido en la
primeros cincuenta años del 1500 en una típica secuencia de aventuras de Homo
delirans. Es la que personificó el hijo de un patricio de Mainz, Johannes
Gensfleish zur Laden, mucho más conocido como Johannes zum Gutenberg,
orfebre de profesión -lo que da patente presuntiva de una meticulosidad
imprescindible - que conjuntanemente con una brillante imaginación -inventó nada
menos que la tipografía, adosando los tipos móviles.largamente usados en China
y Japón a una prensa capaz de imprimir la espléndida Biblia en 1454. Tal invento
proyectó el universo escrito desde la Antigüedad en adelante, y lo sacó del altivo
aislamiento de los ‘scriptorium’ abaciales, en donde solamente se copiaba la
palabra del Dios de los cristianos y de sus exégetas.

Lo más curioso de este relato es que a su protagonista - zum Gutenberg- que


nunca firmó un libro impreso en su prensa, se le conoce a través de un litigio que
tuvo con un financiero llamado Fust, a propósito de un préstamo de 800 guilders
que fueron seguidos por otros 800 en carácter de socio en torno a la impresión de
libros con la técnica del primero. No hay razones para dudar que la Biblia de 1456,
llamada de 42 líneas, fue obra del genio del orfebre, pero éste fue demandado por
la devolución del préstamo y finalmente condenado a pagar 2026 guilders que no
fueron oblados, por lo cual todas sus posesiones pasaron a Fust .

Fue éste, quien junto con Peter Shoeffer firmó el primer libro impreso en Europa,
un Psalterio decorado con cientos de iniciales policromadas que se descuenta no
pudo haber sido impreso sin la supervisión de Gutenberg. El sueño de este
soñador e inventor, había sido precisamente imprimir esos bellísimos manuscritos
miniados que copiaban pendolistas habilísimos en los monasterios medievales.

Esta extensión del conocimiento a través del invento de la imprenta, condensación


de imaginería en materiales concretos, multiplicó explosivamente la
intercomunicación dentro del ecosistema civilizado del Renacimiento, llevándolo a
un espacio informativo difusor ‘urbi et orbi’ .

Cuando llegó la hora de los descubrimientos, se necesitaron mapas. “El mapa


-dice Stephan Hall- es a la par, estético e informativo, tan individual como
cualquier obra de arte, pero también comunal y consensual, el producto de valores
culturales (especialmente el valor de la exploración en sí misma) y de sabidurías
acumuladas.”
Fueron ejemplos semirreales de ideas dibujadas, instrumentos concretos de
orientación, junto con la brújula, el astrolabio, el sextante y el timón. Diseñados
con datos y ensueños, figuran en ellos tierras imaginadas, al lado de otras
existentes. A veces son obras de arte, con ángeles mofletudos que soplan. En
1492, Martín Behaim, construyó la primera esfera terrestre, aceptando una distinta
forma de la Tierra. El primer Atlas, lo publicó Abraham Ortelius en 1570 y se llamó
Theatrum Orbis Terrarum.

Durante la Edad Media, la Iglesia fue un sistema cerrado, que ya tenía toda las
respuestas. La necesidad de mapas era insignificante. Cuando llegó su tiempo, las
exploraciones aumentaron considerablemente el conocimiento de las realidades
ultramarinas.

Descripciones de los navegantes, paulatinamente fueron registrando con más


exactitud la topografía de las nuevas tierras visitadas y las especies portentosas
de gentes, animales y plantas que las habitaban. De éstas se llevaban imágenes y
fantasías y algunas veces ejemplares humanos,que a su vez alimentaban los
componentes oníricos de quienes los recibían.

La publicación de mapas difundió geografías extrañas e itinerarios de nuevas


rutas, rompiendo eficazmente el secreto con el que los imperios guardaban sus
monopolios del mar.

Por su parte el libro inició una larga carrera triunfal. Pronto, en Venecia, “Ad
Insigne Aldus”, Aldus Manutius, fue el más importante editor e impresor de su
tiempo. Sus espléndidas ediciones iniciaron el ‘pocket-book’, cuadruplicando su
número de sólo 250 volúmenes en octavo. Francesco Griffa diseñó para él la
gráfica llamada ‘itálica’. Aldus fue el más destacado protagonista de las primeras
ediciones de los humanistas, difundiendo autores griegos y latinos.

El libro ya estaba lanzado en el mundo. La tremenda revolución de Gutenberg en


el ecosistema de la civilización humana, fue un fenómeno ecológico explosivo,
que vinculó al mundo entero en una tensa urdimbre creciente. Tejido ingrávido de
transmisión de ensueños, ideas, afectos y palabras, capaz de desencadenar
torrentes, turbulencias y caos y desparramar todas las novedades, constituyó una
trama creciente de interrelaciones, multiplicando el alcance de palabras y
sentimientos, y transmitiendo los intercambios semirreales de cada cultura.

Este siglo XV, que introdujo la palabra impresa, tuvo en este brote singular de la
palabra escrita la posibilidad de una inmensa multiplicación que publicó los delirios
ya escritos y se abrió como un abanico a todos los que se pudieran escribir. Una
enorme palanca se había creado para mover ideas y conmover sentimientos. El
mundo ya no sería el mismo y la fraternidad y la querella tenían horizontes sin fin
para expandirse. No podía haberse inventado un más efectivo impulso a los
delirios y demencias. Brant en su ‘Nave de los locos’ había calificado a la imprenta
de ‘máquina diabólica’ porque había hecho conocer la cara y los poderes de
Satanás.
Pero los mares aún seguían allí, esperando la energía que pudiera atravesarlos.
Un enorme incentivo procuraban los libros que podrían acompañar a los
navegantes en sus velas y ensueños y cantar sus hazañas, atrayendo más gente
a los horizontes desconocidos, a las tierras tras las brumas, a los bosques lejanos
poblados por nuevos seres que vivían mitos que serían acuñados y
desparramados. Una realidad imaginaria de fantasías e infinidad de acciones y
objetos de la realidad concreta, tenía al fin posibilidad de ser descripta e incitar a
héroes aún no nacidos. El mundo nuevo del signo impreso estallaba como un fruto
al alcance de la mano. Y ciertamente era muy otro que los anteriores.

Los descubrimientos de ultramar

Solamente un hombre Juan Sebastián Elcano, capitán del Vittoria al ser


ennoblecido por el Rey de España, pudo ostentar en su escudo de armas un globo
terráqueo con la leyenda Primus Circundedisti Me “Fuiste el Primero en
circundarme”, pero sin duda muchos exploradores y escaladores de montañas
pueden decir como uno de ellos, James Cook que escribió “Yo...tenía ambición,
no solamente de ir más lejos que ningún hombre haya llegado, sino de ir tan lejos
como le sea posible al hombre ir..”

El afán explorador que estuvo muy pronto en la imaginación humana, resulta de la


inquietud y la curiosidad naturales, visibles en otras especies animales, enaltecida
por la conformación particular del cerebro del hombre. Sus facultades le incitan a
la asociación de imágenes e ideas, y a la comparación, que es la fuente de la
metáfora, y a su vez, uno de los instrumentos más agudos de la evolución de los
lenguajes. El horizonte de la exploración era inconmensurable y daba alas sin
cuento a la invención de tierras y aguas pobladas por seres mágicos.

Por 1450, una espléndida pieza de altar pintada por Nuño Gonçalvez, muestra a
San Vicente, Santo Patrón de Lisboa, con el Príncipe Enrique de Portugal a su
lado, llamado el Navegante, aún cuando poco estuvo en el mar. Dotado de un
fuerte instinto explorador, organizó una escuela de Pilotaje en Sagres. e impulsó la
salida de las naves al mar.

La idea del descubrimiento de nuevas tierras, era un enorme delirio con un gran
poder movilizador, apenas debilitado por el miedo a los prodigios desconocidos,
porque se trataba nada menos que de llegar más allá del Cabo Bojador, situado a
unas ciento cincuenta millas al Sur, de las Islas Canarias, al que los arabes
llamaban el “Mar de la Oscuridad”. Sobre él, las fantasías eran horribles.
Medrosamente, se inventaban imágenes según las cuales, el agua era hirviente y
“las mareas son tan fuertes, que cualquier barco que pase el cabo no podrá volver
jamás”.

Lanzar a la ventura a sus hombres de mar, era la necesidad de un pueblo, cuyo


ambiente era oceánico, en una comunidad tambíén orientada por una sólida
religión, e incitada por la rivalidad con España, las necesidades del comercio, y la
importación de especias, de tinturas y tejidos de Oriente. Todo el apoyo de la
fantasía se activaba en los ensueños de los príncipes, y en la movilización de las
voluntades populares. Era el despliegue de la atracción de lo desconocido, que
alimentaba el ingenio de los armadores, de los inventores de instrumentos de
navegación, de los geógrafos y cosmógrafos, aún incipientes en sus técnicas
cartográficas, sus mapas burdamente dibujados entre tormentas y delirios.

Es en este siglo XV tardío, después de Gutenberg, en el que se puede comenzar


a considerar realmente al Homo delirans, como el constructor de todas las
‘modernizaciones sucesivas de la humanidad. Por supuesto que sus ensueños
hacia otras técnicas más complejas de interrelación con las cosas preexistían
desde los primeras estremecimientos homínidas. La invención de herramientas del
Homo Habilis en la llamada ‘Pebble Culture’. significó un paso gigantesco, en
maneras novedosas y emergentes de búsquedas y encuentros. Para todo eso aún
no existían nombres, sino anhelos, temores, y señales borrosas de bienestar y
malestar.

Pero fue recién en la época en la que se abre al Renacimiento, en que el hombre


descubre su antigua humanidad, rescatando memorias abrumadas después de la
caída del Imperio Romano por el enorme peso de la Edad Media. Su taxonomía
dogmática, rechazaba toda noticia geográfica que llegara de los fondos paganos
de la historia, para preservar únicamente la información semirreal contenida en las
Escrituras, condenando de antemano la novedad. El imperio de la Cristiandad,
poderoso ecosistema ideológico. fue el obstáculo mayor al progreso más rápido de
los conocimientos sobre el mar y la tierra.

Ello, sin negar la calidad discursiva de los monumentos lógicos de la escolástica,


entre los cuales la Summa Theologica de Tomás de Aquino es paradigmática
como articulación de majestuosos espacios intelectuales. Y mucho menos aún al
arte gótico, que trabajó la piedra hasta clavarla como agujas en las nubes.

Pero la época de los descubrimientos, fue como un trabajoso y triunfante menester


de rasgar velos, de abrir puertas y ventanas a la sal y al iodo del mar. Cada barco
que volvía, y cada viajero que llegaba, añadía relaciones invisibles al ecosistema
semirreal, sembrando semillas de plantas exóticas, en la imaginación, híbridas de
realidad y leyenda como el hombre y la mujer de otras latitudes. Los cuentos de
prodigios vistos o inventados entre las brumas, agregaban luces y sombras
diferentes, extendiendo las huellas de los delirios deslumbrados de mundos y
culturas distintas, con costumbres que había que descifrar, incomparables con las
propias de la civilización descubridora.

Figuras ya olvidadas, como Alvise de Cadamosto, un Veneciano que entró al


servicio de Enrique el Navegante en 1455, y exploró las costas africanas, llegando
al Río Senegal y al Gambia, muchos años después, recordaría melancólicamente
su primera visión de leones, elefantes e hipopótamos, y el sabor indescriptible de
huevos de avestruz, bajo constelaciones de estrellas que no podía nombrar
porque eran en otro cielo.

Y los otros, más conocidos, como Diogo Cao, Bartholomeu Días, el descubridor
del Cabo de Buena Esperanza, al que había llamado Cabo de las Tormentas,
nombre que el Rey Juan de Portugal rechazó, porque era punto que había que
superar para ir hacia la India, meta entonces de sus deseos. Fernando Póo, Vasco
de Gama, que llegó a Calicut, a través del Océano Indico, Pedro Cabral, eran
seres como interplanetarios, que entraban en tiempos y espacios, de otras
dimensiones, habitados por gentes que apenas parecían semejantes a ellos.

El horizonte abierto por los descubrimientos, incitaba, no solamente a seguir


explorando, sino a Colónizar. También fueron impulsos y sin duda el más fuerte, y
el primero, el ‘amor propio’, gemelo de la conciencia de la identidad individual,
animado por la compulsión competitiva y destinado a una historia sin fin; el coraje,
la capacidad de decisión y la libertad de la fantasía, creadora de mitos, de
espejismos, de ilusiones, atractivos todos, que llevan consigo los intentos
imposibles. Impulso fáustico, explorador y alado, creador de energías, indiferente
a dar vida o muerte, que está en la raíz animal depredatoria de la especie
humana, y que proviene como es natural, de las apetencias desarrolladas en el
curso de su evolución transformadas y acicateadas por sus alucinaciones que se
alimentan con todas las semillas del universo.

España Los delirios político-religiosos : Los Reyes Católicos

En España reinaban Fernando de Castilla e Isabel de Aragón.Se les llamó los


Reyes Católicos. Pero iguales, así eran el Rey, y la Reina. "Tanto monta, monta
tanto, Isabel como Fernando" era la divisa de la regia pareja. Y mientras duró esta
estrecha asociación, dos amplias firmas enlazadas sancionaron las ordenanzas
castellanas:" Yo el Rey, Yo la Reina".

De los dos, Isabel era la que tenía la llama, el delirio de la intransigencia, centro
vivo de la convicción, la violencia escondida en la fe religiosa, la certeza de su
idea de Dios. Y ella dictó la conducta y la visión del orden del Reino, del que
salieron las ideas delirantes de la unidad de la fe y de la sangre, integradoras y
excluyentes a la vez, es decir ordenadoras y desordenadoras al mismo tiempo.

Las dos grandes empresas de este Reinado, fueron la Reconquista, sustituyendo


el ecosistema árabe por el castellano, y el gran descubrimiento de Cristóbal Colón,
con la creación del primer ecosistema español de Ultramar: el Nuevo Mundo de
Indias.

Los Reyes Catolicos tenían la fuerza de su fe. La manera en la que la asumieron


les hizo encontrar una tremenda potencia emocional y pasional que orientó, y
fortaleció su disposición natural a ejercer el poder irrestricto. Su sentido mesiánico
de defensores de los dogmas cristianos, les proporcionó el más ancho respaldo
moral a un despotismo delirante, ejercido en nombre de Dios.

Dice Jean Descola: "Historia de España" "Mas las necesidades de la razón de


Estado y ese concepto nuevo en España de imponer la religión del príncipe, no
bastan para justificar la política implacable de los Reyes Católicos. Esas
necesidades fueron rebasadas por exigencias de un orden trascendente a la
política. En efecto, ya desde ahora se destaca y se define la tendencia
fundamental de España a identificarse con el catolicismo. Toda guerra será una
Cruzada. Toda discordia tendrá un tinte dogmático. Los Reyes de España
aceptarán y tendrán a gloria el título de Defensores de la Fe. Racismo y
fanatismo. Desde luego. En todo caso esa España dura y conquistadora que los
Reyes Católicos están forjando, y que en el Siglo XVI va a tener un pasmoso
destino, está transida de fervor religioso propio de los neófitos. Ha roto con el
Islam y no quiere de oir hablar de él. Está llena de Dios."

La creencia es un fenómeno afectivo radicado básicamente en el cerebro


intrínseco y propio de la dimensión imaginaria con honda comunicación
emocional. El objeto de esa creencia puede también formar parte de la realidad
concreta y pertenecer al mundo sensible. Creemos en el Matterhorn que estamos
viendo y en su solidez..La creencia religiosa es una convicción íntima de algo
inefable, es decir indecible porque está habituamente más allá de los sentidos.
Corresponde al mundo afectivo, conciente, inconciente e intelectual a la vez.

Joseph LeDoux es un Profesor del Centro de Estudios Neurales de la New York


University especializado en investigaciones del cerebro emocional , que es el
término que utiliza para referirse a los diferentes sistemas mentales que registran
y generan respuestas a la emoción. En su libro “The emotional brain” que este
ensayo sigue como texto sobre el tema, cita una frase de Eibl Eibensfeldt-
renombrado etólogo- que dice así: “ Tal vez el hombre sea la más temerosa de las
criaturas, desde que agregados al miedo básico de depredadores y seres hostiles
de su especie, vienen los miedos existenciales fundados intelectualmente“.

Estos últimos funcionan como ‘realidad imaginaria ‘ y son más fuertes que los que
provienen de la “realidad concreta ‘ porque se expresan en el lenguaje intrínseco
propio del autor de la fantasía, resultan de su intransmisible experiencia y están
conectados a todo su sistema de recuerdos y de valores.

El mejor sustento íntimo del poder es su sacralización, a través de una ideología,


su fuerza se respalda en dogmas. Cuando éstos son religiosos, necesariamente
se vuelven intolerantes. La intolerancia es uno de los delirios universales con
mayores consecuencias conflictuales. Simplemente nace de la certeza de poseer
la verdad absoluta. Su potencia se multiplica, y es justificada, para quienes la
detentan porque destierran la duda. Radicado en la esfera libre de la fantasía, el
poder se vuelve naturalmente irrestricto, porque se considera delegado por la
divinidad.
Fernando e Isabel tenían la fe más intensa, amparada por la ortodoxia
eclesiástica. Para proclamarla, defenderla y ejercitar totalmente el poder,
solicitaron una Inquisición al margen de la jurisdicción papal. Esta decisión, que
fue resistida por el Vaticano, pero al final, aceptada por Sixto IV, acentuó un
compulsivo programa de intolerancia religiosa, al introducir en el ecosistema
español, un ente delirante autónomo, capaz por sí de alterar todos los
fundamentos jurídicos y sociales.

La Reconquista implicó así, la limpieza de todo rasgo infiel. Se procuró borrar toda
huella de influencia árabe. En un fenómeno delirante de automutilación, se
quemaron valiosos manuscritos, sin preservar su términos científicos o filosóficos.
Pero el paso del Islam había dejado huellas demasiado fuertes y complejas como
para que la estrecha voluntad real, pudiera extinguir su variedad y riqueza. La
lengua castellana se había enriquecido con raíces nuevas y el arte y la
arquitectura recibieron formas transculturales como una extensión ecológica, de
otras maneras de ver el mundo, revelando la cualidad multiplicadora de las
interrelaciones semirreales, que se establecen espontáneamente dentro de un
ecosistema civilizado. Fueron vínculos nutricios que expandieron las redes de la
información.

La Reina Isabel fue el motor más ardiente de estas alteraciones al ecosistema. Su


propósito delirante, tan claro como de corto alcance, fue completar la unidad
territorial, con la homogeneidad de la sangre, llevando más tarde al Nuevo Mundo,
una monocultura intransigente, transmitida por soldados y clérigos, que al ver del
arte autóctono sólo su irrealidad pagana, los destruían como ídolos satánicos que
había que condenar.

En 1483 los Reyes nombraron Gran Inquisidor a su propio confesor, un celoso


converso dominicano llamado Tomás de Torquemada, cuyo nombre llegó a ser un
símbolo del delirio, en la clave de la más ciega intransigencia, al dar forma a la
voluntad real, a través de una prodigiosa técnica punitiva. Ese mismo año nació
Martin Lutero, que ligaría en una trama imprevisible de delirios divergentes, su
creencia con la de los descendientes de los monarcas. Esta curiosa sincronía,
muestra una y otra vez los vínculos no-lineares de la historia.

1492

En 1492 ocurrieron grandes acontecimientos en Europa y en el mundo: un Borgia


fue elegido Papa; murieron Lorenzo el Magnífico y Piero della Francesca;
Inglaterra renunció a conquistar Francia; Antonio de Nebrija, publicó la primera
gramática en lengua castellana, se imprimió en Italia por primera vez, el Tratado
de Armonía Musical de Boecio, autor de la Consolatio Philosophia, muerto en
Pavía en 524; finalizó la ocupación árabe en España; y Cristóbal Colón descubrió
las Indias. Estos acontecimientos tuvieron una reverberación que no hubieran
tenido cincuenta años antes. Ecosistemas civilizados habían multiplicado sus
alcances gracias a la tipografía, creando y transmitiendo múltiples energías de
imposible existencia antes de la imprenta.

Cada civilización ha concebido sus formas de orden y desorden en las múltiples


formas sugeridas por sus necesidades y la posibilidad de colmarlas. España
estuvo ochocientos años bajo el poder árabe, nacido en el desierto y expandido
bajo muchos cielos. Su cultura se abrió como una granada estallando en los
colores de sangre y perfumes que transmitió a la península. Ecosistema de
creciente grandeza, desde sus orígenes hasta el esplendor de sus Califatos de
Córdoba y de Bagdad, su semirrealidad dio frutos admirables en el arte y la
ciencia y también abominaciones en sus guerras de conquista de las tierras
‘infieles’.

Fue de todas maneras enorme lo que la Península recibió de Arabia. Ya al fin del
siglo X, académicos iban a España buscando manuscritos árabes, Gerbert de
Rheims, que luego fue el Papa Silvestre II, llegó a Cataluña a estudiar astronomía
y matemática árabe . Gerardo de Cremona, tradujo al latín el Canon de Avicena, la
mayor parte de los "Elementos" de Euclides y el libro de Arquímedes sobre las
esferas. Por su intermedio llegaron a la Edad Media más de setenta obras griegas
y árabes originales o de comentarios como el de Al-Farabi sobre acústica
aristotélica. El Islam difundió el conocimiento de los cielos. (A nota : Goldstein
Th.op.cit. (p.109)

Entre las técnicas brillantemente dominadas por los musulmanes estaba la


medicina. En los siglos XII y XIII, los europeos enfermos sólo contaban con las
enfermerías de los monasterios. En el mundo árabe existían ya más de treinta
hospitales, que seguían el modelo institucional de Harum-al-Raschid en Baghdad.
En las calles de las ciudades musulmanas habían farmacias que vendían hierbas
y preparaban recetas de sus médicos. Doctores Islámicos, en especial los de
origen persa, habían desarrollado prácticas quirúrgicas y diseñado instrumentos
adecuados. Ibn-Sinna, cuyo nombre latinizado fue Avicena, gran filósofo, era uno
de los médicos más reputados de su época.

Los árabes tradujeron el Almagesto de Ptolomeo -que era el epítome de los


conocimientos cosmológicos antiguos- en el siglo XII. Recién existió copia en latín
en 1410 . Esta traducción fue muy descuidada. La obra hubo de ser nuevamente
traducida del griego, antes de resultar útil a las grandes exploraciones oceánicas
del siglo dieciseis.

Sus primeros astrónomos habían sido urgidos por su religión a establecer la


dirección exacta de la Mecca, hacia donde tenían que dirigir sus plegarias.
Muchas estrellas llevan nombres árabes, como Aldebaran, Mizar o Alcor. Los
fundamentos religiosos requirieron apoyo de la observación astronómica y unos y
otros coincidieron en el avance técnico y científico.

"El factor más vital en la evolución de la ciencia musulmana fue el carácter


cosmopolita de la cultura que los árabes llegaron a crear. Atravesando el mundo
antiguo desde el Ganges al Atlántico, la civilización árabe reunió dentro de su
espacio las tradiciones culturales de India, Persia, y Mesopotamia, de Egipto, de
grandes partes de Bizancio, y del legado Greco-Romano desarrollado por el
Imperio Romano en el Oeste Mediterráneo."

El Gran Descubrimiento

Los protagonistas del Gran Descubrimiento, fueron tres personajes: Fernando de


Aragon, Isabel de Castilla, y Cristóbal Colón, quien fue el Atractor inesperado, que
les hizo posible extender la civilización del ecosistema español.

Los descubrimientos y exploraciones, fueron siempre 'delirios'’. Basados


necesariamente en ensueños, e informaciones erróneas o incompletas,
corporizaron rasgos omnipotentes del Homo delirans, que quería ensanchar su
mundo habitable. En formas mixtas de orden y desorden, fueron a menudo
empresas cruentas e insensatas. Es decir, fueron los Homines Delirantes y los
Homines Dementes, quienes mostraron las capacidades de imaginación,
resistencia y carácter, que consideradas en su aspecto legendario, crearon al
héroe en la historia.

“Colón fue hombre extraño, combinación de fe y ensueño; de codicia e ingenuidad;


de soberbia y de modestia; de fantasía y de cruda ambición. Vivió entre el hechizo
y el desencanto; del deslumbramiento a la decepción. Parte en la tierra y en el mar
, y parte en las nubes" Era un hombre delirante cuya patología alucinada lo hacía
vivir apasionada y ambiciosamente." Ejemplo preclaro de Homo Delirans, ( A nota:
E. Tiscornia "El destino circular de la Argentina" (21).

No se puede decir que haya sido un hombre afortunado. Lo que consiguió fue tras
muchos esfuerzos, y tremendas penurias. Solamente a la vuelta de su primer
viaje, y por un corto lapso, alcanzó honores y homenajes. Del segundo, volvió
"palido y macilento..vestido con unas ropas color del hábito de San Francisco". La
vuelta del tercero, la hizo cargado de grillos. En palabras de Salvador de
Madariaga: "El que había desatado los atamientos del Océano, cruzaba
encadenado aquel Océano, cuyas cadenas había roto". Del cuarto, volvió enfermo
y tullido, casi para morir.

Había leído extensamente a Sir John Mandeville, un escritor del siglo 14, que
describía como suyos, una cantidad de viajes que habían hecho otros, contando
itinerarios y peripecias inventadas. Según Fernández Armesto, lo que atraía
particularmente a Colón "aparte de los sorprendentes relatos, eran las listas de
productos exóticos, que él anotaba en el margen de su copia: especias, perlas,
preciosas gemas, géneros de oro; mármol; jengibre; azúcar; sedas; minas de azur
y plata; casas salpicadas de oro; vituallas copiosas; y abundancia de ricas
mercaderías"

Tenía un Libro de Profecías, y se creía un elegido para llevarlas a cabo. Cuando


llegó a la Isla Guanahani escribió: "Ya dije, que para la ejecución de la empresa de
las Indias, no me aprovechó razón, ni matemáticas, ni mapamundos, llanamente,
se cumplió lo que dijo Isaías". No lo movía una profunda creencia religiosa, como
a sus Reyes, sino una tremenda fe en sus propias quimeras. fue un arquetipo de
Homo Delirans, de unión de opuestos en una sola personalidad, animada por
ensueños y fantasías, de enorme fuerza y sugestión. Así llegó por caminos
equivocados a destinos sorprendentes, sin lograr jamás reconocer tan extraño
itinerario. Vivió entre alucinaciones, y la realidad concreta de usar técnicas
rigurosas de navegación.

Retrato ejemplar del funcionamiento imaginario y autónomo del cerebro intrínseco,


dice Fernandez Armesto: "Por tres meses, Colón navegó por el Caribe,
dispensando nuevos nombres, a las islas, y objetos insignificantes a los nativos,
leyendo referencias al Gran Khan, o a la tierra de Cipango, en todo fragmento de
leyenda autóctona, o nombres mal pronunciados que pudiera oir, y siempre
esperando, que la próxima isla que se le ofreciera, habría de ser la propia
Cipango, ella misma. Al llegar a Cuba el 24 de Octubre, declaró: ’Creo que esta es
la isla de Cipango, de la cual, se han dicho cosas maravillosas. Y en los globos y
planisferios pintados que he visto, está situada en esta área’. Parece que se dio
cuenta muy pronto, de que ésta era una ilusión, pero él la descartó por una
conjetura aún más aventurada: que Cuba pudiera ser parte de la tierra firme de
Cathay”

Compárese este párrafo con este otro de Cervantes:: “ Venía sobre un asno
pardo, como Sancho dijo, y ésta fue la ocasión que a Don Quijote le pareció
caballo rucio rodado, y caballero y yelmo de oro, que todas las cosas que veía con
mucha facilidad las acomodaba a sus desvariadas caballerías y mal andantes
pensamientos...” Cap XXI

Este paralelo confirma la estructura hiperrealista del delirio y su compatibilidad,


con hazañas y hechos descomunales de la historia del hombre. Visiones tejidas
con texturas igualmente inconsútiles han sido la base de grandes guerras en todos
los tiempos. En el Libro Copiador de Cristóbal Colón en el Archivo de Indias,
existen dos cartas íntimas en las que revela sus ensueños y visiones místicas,
apariciones divinas y planes de conquistas.

Una de las proposiciones de Colón a los Reyes, había sido que los beneficios de
sus descubrimientos, se destinaran a una campaña, para liberar a Jerusalém.
Ejemplares completos de Homo Delirans, y grandes navegantes, han sido
indispensables en la historia de las aventuras del hombre, para alimentar su ego y
lanzarlo a ensanchar su mundo tras aventuras sin fin.

Las tratativas con Colón, una tan fuerte personalidad fortificada por sus
obsesiones y extravíos, fueron en extremo fatigosas. Su proyecto, al fin fue
aceptado por los Reyes Católicos, que pronto concibieron en su propia fantasía
también alucinada, su delirio personal de un enorme escenario para difundir su
Religión. En las palabras de Hernán Pérez de Oliva, humanista contemporáneo de
esta gran hazaña, España "uniría al mundo y daría a esas tierras extrañas su
propia forma". (A nota cit K.Sale)

La Reina no tuvo que empeñar sus joyas. En su lugar destinó un millon de


maravedíes, que provenían de venta de indulgencias en Extremadura, forma de
lucro, cuyo cuestionamiento por Martín Lutero, - también Homo Delirans
excepcional y a la sazón, un desconocido de treinta y cuatro años de edad-,
desencadenaría la Reforma un par de décadas más tarde en una bifurcación
brutal, creando problemas insolubles a su nieto Carlos V, y sobre todo a la Iglesia,
para la que ella quería expansiones más allá de su horizonte actual. Esta curiosa
multicronía asimétrica de espacios y situaciones en la que es tan pródiga la
historia del hombre, resultó una vez más una admirable travesura no linear.

El ecosistema naciente en Indias, también fecundaría culturas extrañas, con otras


visiones del mundo, imponiéndoles principios incomprensibles, desatando una
sucesión de situaciones emergentes, con propiedades novedosas, totalmente
inesperadas, aleatorias, a menudo turbulentas y caóticas. Por su desmesura,
excederían siempre a cualquier plan. Serían los principios religiosos que se
impondrían a los nativos, la reglamentación indiana, y los estilos de arte y de
modales, los que promoverían sin proponérselo, otras artes y formas de ser, que
surgirían en la conquista de la mano y de la mente indígena.

Es decir, una estructura nueva, e incoherente, porque sus propuestas provenían


de informaciones escasas, suplantadas con suposiciones, danzas constantes de
la imaginación sugeridas por el interrogante básico sobre la existencia o
inexistencia del alma en los indígenas. Planteada con la escasa capacidad de los
conquistadores, para organizar comunidades civilizadas, y con los ensueños de
los inmigrantes clandestinos que llegaron tras de ellos.

A Indias podían ir sólo hombres, y de origen castellano, que naturalmente,


iniciaron innumerables cepas mestizas. Recién en 1596, un siglo después del
descubrimiento, se aprobó el acceso de españoles no castellanos. Entre 1492 y
1592 llegaron tan sólo ocho mil, de los cuales 1400 eran clérigos. En la
Recopilación de Leyes de 1680, se persistió en impedir el ingreso de extranjeros.
Visión mezquina inevitable en una perspectiva tan dogmática.

América se inició de esta manera traumática, estrecha, en su curso universal, de


orden-desorden-orden, propio de un ecosistema natural. fue sacudida por
fluctuaciones, se bifurcó en sucesivas cadenas y soportó turbulencias y caos en
múltiples pronunciamientos, rebeldías, tumultos, guerras y masacres.

Para sus nativos, el ingreso al orden Colonial, fue sólo un caos permanente. Ni la
visión de los Reyes, ni la de Colón, les benefició. No tuvieron nada para ganar, y
perdieron su riqueza cultural, quedándoles sólo sus recuerdos y sus muertos.

Se trató también de una gigantesca 'polinización‘, en la que las velas transportaron


a Indias, semillas que habían crecido en otros suelos. Forma imprevista, de
imperialismo ecológico, se manifestó en árboles y plantas nuevas, en animales
desconocidos, que conmovieron profundamente los ecosistemas naturales de un
Nuevo Mundo, donde se improvisó también otro orden político y administrativo.

El eje del ecosistema americano fue la cultura española, trasplantada a suelos


desconocidos, cuyo ambiente se modificaría en forma radical, siendo a su vez
transformada, por elementos emergentes de su propia auto-constitución.

Su bautizo fue aleatorio. A principios del siglo XVI, en Francia, en la localidad


monasterio de Saint-Dié, existía un grupo selecto de hombres ilustrados,
protegidos por René II de Vaudemont, Duque de Lorena. Se agrupaban en una
pequeña Academia, a la que llamaban "Gimnasio Vosges", que deseaba
convertirse en centro del mundo, y foco irradiante de conocimientos.

Mientras se preparaba el prólogo de una "Cosmographia Introductio", llegó una


copia de una carta de Americo Vespucci a su amigo Soderini, miembro de una
poderosa familia florentina al cual le interesaba impresionar, en la que le contaba
que había dejado el comercio, y corría mundo por cuenta del Rey de España,
quien lo había elegido para salir en un viaje de descubrimiento. Uno de los
redactores, Martín Waldseemuller, escribió, en un sumario agregado al prólogo: “
estas partes de la Tierra (Europa, Africa, Asia) han sido más extensivamente
exploradas, y una cuarta parte ha sido descubierta por Amerigo Vespucci.... Asi,
como ambas, Europa y Asia recibieron sus nombres de mujeres, yo no veo
ninguna razón porqué se podría objetar que se llamara a esta parte Amerige (del
griego ‘ge’ que es ‘tierra de’) , la tierra de Amerigo, o America, por Amerigo, su
descubridor, un hombre muy hábil”.

Así el "Mundus Novus" debía llamarse América; como el corresponsal. Al editar la


Introductio, se estampó el nombre Americus, también en el mapa que la
acompañaba, que tenía dos grandes retratos, uno el de Ptolomeo y otro el de
Vespucci.

El nombre quedó suficientemente firme, como para que el gran cartógrafo, Gerard
Mercator, -autor de la proyección gráfica de líneas curvas para latitud y longitud-
usara "Americae" en 1538, para nominar la gran masa de tierra continental, del
Norte y del Sud. Como comenta Boorstin “le tocó al oscuro Martin Waldseemuller
poner América en el mapa... Cuando ....cambió de opinión y decidió que después
de todo Amerigo Vespucci no debía ser acreditado como el verdadero descubridor
del Nuevo Mundo, ya era tarde.”

El investigador y crítico francés Tzvetsan Todorov, tiene una conjetura muy


verosímil a propósito de este curioso e importante accidente nominativo, se
pregunta. “Porqué América y no Colombia ?” Y analiza las correspondencias de
Colón y de Vespucci. De allí resulta un contraste entre dos estilos de delirios
epistolares que por cierto, corresponden a cada una de las personalidades
envueltas. Sin dudas si Colón no hubiera vivido en el mundo semifabuloso de los
cuentos antiguos y de profecías, el proyecto mismo no habría existido: los marinos
más realistas que él, juzgaban el viaje demasiado largo...”

El contraste entre ambos corresponsales, muestra de parte de- Colón su carácter


semirreal y en cambio sobre las cartas de Vespucci una capacidad literaria ‘con
una cierta educación retórica ’ en una serie de afirmaciones, de las cuales es el
único expositor. En sus relatos se atribuye cualidades e itinerarios no
comprobados, y sobre todo, tiene muy en cuenta al lector cuando compone sus
cartas, ocupándose de convencerlo literariamente, componiendo lo que en el
lenguaje de este ensayo se llama un ‘discurso racional’ imaginario. No es fácil
saber si Amerigo viajó ‘oníricamente’ los itinerarios americanos que relata, o si fue
una hábil fabulación que contaba con la credulidad del corresponsal. Ambas
conjeturas son válidas para juzgar su Quatuor navigationes’ , que es precisamente
la carta a Soderini. En todo caso, su estilo tuvo eco en el grupo del Gimnasio
Vosges, y quedó firme su nombre en una empresa en la que no había tenido
participación alguna.

En cierto modo -y ello tiene peso singular- Todorov reivindica el talento epistolar y
literario de Vespucci en la redacción de sus ficciones, y les reconoce una
suficiente capacidad de convicción, que le dio verosimilitud. Subraya así el triunfo
de la dimensión imaginaria sobre la concreta que se manifiesta sin cesar en la
historia del Homo Sapiens.

De todos modos, la influencia que tuvieron los relatos en estas narraciones, en la


ilustración general de Europa, sobre el Nuevo Mundo, fueron sin duda más allá de
sus expectativas. Ellas inspiraron a Thomas More, para el argumento de su
‘Utopía'; More comentó que las cartas de Amerigo, “andan en manos de todos”
con lo cual confirma su ascendiente, en cuanto al origen del conocimiento del
Nuevo Mundo en Europa.

Colón no había pedido que las tierras que alcanzara llevaran su nombre, porque
para él ya lo tenían Cathay y Cipango. Vespucci, por su parte, no tenía razón
alguna para pretender que llevaran el suyo. Acaso haya sido sólo una travesura
del azar, experto jugador, infaltable en todos los tableros delirantes de los
hombres.

Para este texto, la enorme paradoja de la historia de la civilización es que el poder


real concreto de todas las grandes empresas religiosas o políticas, está en el
contenido abstracto de sus ideologías que es la fuerza oculta de fórmulas, ritos,
sentimientos y pasiones, capaz de neutralizar toda prueba en contra, porque se
guarda en el núcleo inaccesible de sus creencias.

La expulsión de árabes y judíos


España había sido durante quinientos años "el más grande centro judío del
mundo, la " joya de la Diáspora", hasta que a fines del siglo catorce, comenzó la
persecución. En 1391 se iniciaron ataques, que se extendieron a Andalucía, a
Aragón y a Castilla. En esos tiempos hubieron conversiones voluntarias. Hubo
conversos que llegaron a desarrollar grandes dotes administrativas y comerciales
y alcanzaron altas posiciones sociales y económicas encabezando el proto-
capitalismo que se insinuaba en el país. (A nota Yirmiyahu Yovel “Spinoza et les
autres hérétiques" Ed.du Seuil. París 1991)

En Marzo de 1492, los Reyes dictaron el decreto de expulsión que alcanzaba a


más de 250.000 judíos, parte de los cuales se convirtieron. El resto dejó España.
La introducción del terror, las sospechas verdaderas y falsas y las acusaciones
que llevaban consigo el apoderamiento de los bienes de las víctimas, sumergieron
a España en la honda inestabilidad del delirio colectivo. El doble lenguaje de la
sospecha y del disimulo, el terror de la amenaza siempre presente, conmovieron
el ecosistema en la integridad semirreal de la civilización española, a través de la
exaltación de fantasías y presunciones, es decir, de un grado de delirio tumultuoso
,violento y revulsivo.

La rica influencia de dos culturas creativas, como la árabe y la judía vistas como
contaminadas, al desaparecer, empobrecieron al ecosistema, angostando su
visión del mundo, acontecimiento tanto más decisivo, cuanto que ocurrió en el
momento en que el Reino se abría a una empresa oceánica, para la cual hubiera
necesitado la amplitud de su comunicación más inteligente y la apertura de un
triple manantial de imaginación, el de los dos culturas que expulsó y el de la suya
propia, diferentes entre sí como eran, en impulso y en estilo.

Otra hubiera sido la suerte del Exoecosistema, que nacería con el descubrimiento
y la Conquista, si la Colonia hubiera recibido en libertad, todas las corrientes
culturales previas a las expulsiones. Al extender España su ecosistema a ultramar,
la interrelación ecológica entre ambos, trasmitió la estrechez de su intolerancia. La
transmisión es capilar y transita por los vasos más finos. Pocos acontecimientos
históricos, pueden ilustrar la estructura ecosistemática de una civilización, como la
fuerza irradiante de estas políticas restrictivas españolas.

Distinta fue la historia de otras Colonizaciones: "Las Colonias inglesas (y esta fue
una de las principales causas de su prosperidad) han gozado siempre de más
libertad interior y de más independencia política que las Colonias de los demás
pueblos...los principios del gobierno representativo y las formas exteriores de la
libertad política se introdujeron en estas Colonias casi desde su nacimiento." .( A
nota.Tocqueville 1835.)

El sistema social entero fue conmovido, porque los judíos eran una minoría
importante, desde el punto de vista de su ilustración, su patrimonio, y su
capacidad administrativa. Prescindir de esta última, ocasionó problemas concretos
en el manejo de los negocios del Reino. Unas cien mil personas debieron
abandonar todos o parte de sus bienes, ocasionando estrepitosas alteraciones en
los valores de las propiedades, y por ende en el sistema económico entero. El
sistema judicial, perdió toda equidad al desconocerse el derecho y la justicia, de
manera tan intensa como extensiva y profunda. El funcionamiento del ecosistema
del Reino se conmovió íntegramente, en todas las vías de sus transferencias.

Se inició entonces una bifurcación de alcances insospechados, de cambios


imprevisibles, de serpenteantes fluctuaciones, de tremendas turbulencias, que
más tarde repercutirían en la política indiana. Se acentuó en forma exponencial la
influencia del sistema religioso, por su peso particular en la vida toda de Castilla y
Aragón, y en el futuro de Indias, y se cortaron cadenas de gran empuje y calidad,
trasmisoras de energía, conocimientos administrativos, y tradiciones filosóficas de
raíz muy antigua. La visión de un mundo semirreal intolerante y persecutorio hasta
la mayor violencia, trasladaría a las nuevas tierras semillas de conflicto que
persistirían sine die.

La situación personal de los conversos, les creó profundas alteraciones


psicológicas individuales. Su energía hubo de escindirse en dos polos, el de la
religión que habían adjurado y el de la que habían adoptado. Se originó así lo que
Gregorio Bateson llamó un "doble vínculo", es decir la confusión frente a dos
impulsos simultáneos, igualmente fuertes y antagónicos. Se planteó a los
conversos, un cambio de fe religiosa, que generó grandes choques afectivos. La fe
anterior no desapareció por el hecho de su conversión, sino que se vivió como
traicionada. La otra hubo de ostentarse para evitar la confiscación, la tortura y la
muerte. Todo converso, hubo de asumir un comportamiento esquizoide.

El ejercicio irrestricto del poder, a través de una concepción delirante, siempre


originó en sus víctimas perturbaciones mentales. Bajo la apariencia del orden,
coexistía un desorden contraproducente incluso para los mismos propósitos reales
de unidad religiosa:

" La mezcla del cristianismo y del judaísmo que caracterizó la experiencia marrana
de la Península Ibérica, desembocó sobre toda fuente de escepticismo, de
secularismos, de neopaganismos,de deismos racionalistas o, en la mayor parte de
los casos, en una confusión poco articulada de los símbolos y las tradiciones. " (A
nota Yovel op.cit. )

El discurso general, se hizo ambiguo en todo el lenguaje del Reino. La


persecución a un núcleo numeroso y coherente de una sociedad, afecta siempre a
todo un ecosistema, por la capacidad expansiva de la suspicacia; la interrupción
de la confianza general; la instalación de la duda permanente sobre la identidad
del otro.. Es el desorden profundo dentro de un orden aparente. La continuación
de la política cerrada de los Reyes Católicos, no terminó al independizarse los
países americanos, sino que se transmitió en herencias autoritarias a sus culturas,
en las que las clases nuevas seguían las líneas de aquella a la que sucedían. Una
estrecha visión del mundo, esterilizó las novedades y detestó la libertad.

La Colonización Española en el Nuevo Mundo


En 1493, los Reyes de España, deslumbrados con el descubrimiento de Colón,
trataron de consolidar sus derechos, sobre las tierras de ultramar. El Papa
Alejandro VI, asignándose una jurisdicción espacial ajena a su autoridad, publicó
la Bula Inter Cetera Divina, dividiendo el Nuevo Mundo, entre España y Portugal.
Esta Bula, corregida después, no puso punto final a las discusiones entre ambos
países, hasta que la firma del Tratado de Tordesillas, el 7 de Junio de 1494, definió
ambas fronteras. El orden jurídico apoyó así indebidamente al desorden de la
invasión y apropiación de tierras civilizadas en ultramar.

El orden y el desorden de los ejércitos invisibles

Los Conquistadores que se extendieron como tela de araña por Indias llevaron
consigo sin habérselo propuesto como estrategia una suerte de ejército infernal,
invisible, devastador, auxiliar inquebrantable desde el principio, convertido más
tarde en una fuerza independiente y peligrosa. Lo componían virus y bacilos,
fauna secreta, que se diseminó como polen maldito, llevada por los vientos, las
aguas y los alientos de los soldados contaminados.

Los españoles que llegaron al continente tenían defensas para enfermedades de


su estirpe de las que carecían los nativos, gripe, catarro, sarampión, escarlatina ,
viruela y peste bubónica.

Estimaciones razonables de la población de Indias en 1492, calculan un orden de


magnitud de ochenta millones de hombres y mujeres. La eliminación indígena por
epidemias diversas, en los primeros cien años, no fue inferior al 50%, o sean
cuarenta millones de nativos.

No fue por cierto un genocidio planeado pero ocurrió como si lo hubiera sido. La
leyenda negra de la conquista no incluye estas muertes porque no fueron
deliberadas. No obstante, el caos al que dieron lugar, era consecuencia de la
llegada de los conquistadores.

Ronald Wright, escribió un libro que ilustra este tema::"The stolen Continents"
Tiene un subtítulo: "The Americas through indian eyes since 1492" y un verso
Maya del siglo XVI:

" No había enfermedad;


Ellos no tenían entonces huesos doloridos;
Ellos no tenían entonces mucha fiebre;
Ellos no tenían entonces viruela;
Ellos no tenían entonces el pecho ardiente...
Ellos no tenían entonces tuberculosis...
En aquel tiempo el curso de la Humanidad era
ordenado
Los extranjeros lo hicieron de otra manera
cuando llegaron aquí. "

"Ahora es claro, que las plagas del Viejo Mundo, mataron,por lo menos, la mitad
de la población de las civilizaciones Aztecas, Mayas, e Incas, poco antes de ser
desposeídas. La mera pérdida de la población, fue suficientemente devastadora,
(Europa vaciló durante un siglo después de la Muerte Negra, que fue menos
severa), pero la enfermedad, trajo también. un pelotón de asesinatos políticos,
removiendo reyes, generales y asesores competentes, cuando más se les
necesitaba". (0p.cit)

En el lenguaje de este ensayo, las plagas irrumpieron en los ecosistemas de sus


civilizaciones autóctonas, trastornando y destruyendo uno por uno sus sistemas,
dejándolos sin palabras y sin plegarias, porque la violencia de las pestes
interrumpió los diálogos con sus dioses impotentes para conjurarlas. Fueron
fuerzas autónomas, a menudo caóticas, que no respondieron al llamado de los
extranjeros, ni a las oraciones de los magos y hechiceros nativos. Siguieron sus
propios caminos, llevadas por los vehículos naturales de los vientos y las aguas.
Alteraron planes e ilusiones. Para analizar y estudiar las grandes conquistas de la
historia, no basta la narración cronológica y biográfica. Debe completarse con la
descripción de los pasos turbios del delirio y la locura, impuestos en nombre de la
gloria o de la religión.

Se trata también, de una prueba singular de la sinuosidad de los caminos no-


lineares de la historia del hombre, y por lo tanto, de la verdadera existencia
de“pautas que conectan todos los seres vivientes"

De Tenochtitlan a Nueva España

Hernán Cortés, figura superior de Homo Delirans, si las hay, porque unía todas las
cualidades del héroe, y las de creador de nuevas culturas, describió en una carta a
Carlos V, su Rey, la quema de sus naves, delirio descomunal y magnífico, como
acto y como símbolo. Lo hizo en este tono: “ Creyendo que si allí los navíos, se
me alzarían con ellos, y que yéndose, todos los que de esta voluntad estaban, yo
me quedaría casi solo, por donde se estorbara el gran servicio que a Dios y a
Vuestra Alteza se ha hecho, tuve manera como, so color, de que los dichos
navíos, no estaban para navegar, los eché a la costa. Por donde todos perdieron
la esperanza de salir de la tierra, y yo hice un camino más seguro, y sin sospecha
que, vueltas las espaldas, no había de faltarme la gente, que yo en la villa había
de dejar." ¡Qué admirable sencillez para hecho tan recio!

Cuando terminó la faena de la Conquista de México, Cortés recorrió el país entero


y procedio a su reconstitución. moderna. Ungido por el Rey, Marqués del Valle de
Oaxaca, hubo de haber sido Virrey de México. A ello comentó Gómara, uno de los
biógrafos de esta empresa de guerra: “Pidió la Gobernación de México y no se la
dio, porque no piense ningún conquistador que se le debe. Que así lo hizo el Rey
Don Fernando con Cristóbal Colón y con Gonzalo Fernández de Córdoba, Gran
Capitán, que conquistó a Nápoles.” La mezquindad real perjudicó a ambos: a
Cortés porque limitó su obra, al Rey, porque la interrumpió. Cortés viajó a España:
" Traía consigo una especie de exposición flotante de curiosidades de la Nueva
España, inanimadas, animales y humanas: desde liquidámbar y bálsamos
extraños, hasta pájaros exóticos, desde tigres, hasta hombres y mujeres albinos,
desde enanos, a titiriteros...Oro en barras, en vajillas, en joyas, piedras preciosas
de tamaño inaudito, talladas con increíble artificio, mantas, y otras piezas de
algodón, plumas y objetos de plumería, y espléndidos atavíos de magnífico y
bárbaro aspecto'.

Tal descripción es de Madariaga. Es la prueba de la calidad de los aztecas, que


con los Mayas y los Incas, configuraban las tres grandes civilizaciones americanas
precolombinas destruidas por la Conquista. Obra nefasta realizada, por un número
relativamente pequeño de gentes insolentes e ignorantes. Lo hicieron en nombre
del amor a Cristo y la salvación de las almas extraviadas de los nativos.

La autoconstitución de dichas civilizaciones fue reconstruída por otra extraña que


se fue componiendo penosamente a través de tres grupos de hombres cuya
empresa era procurar otro orden: uno, el de los burócratas del Consejo de Indias y
sus representantes, los otros dos, los guerreros, y los religiosos. Estos grupos
descollaron en energía en una tarea, los primeros trasladando sus formas y
sistemas a Indias seguros de su verdad. Los segundos, excediendo en heroísmo y
resistencia militar, los terceros, en sus esfuerzos por convertir a los indígenas a
otra fe.

Bernal Díaz del Castillo, el excelente cronista de la conquista de México cuenta de


esta manera, una respuesta dada a Hernán Cortés, que quería cambiar la fe del
Emperador: Y el Montezuma respondió: desde av inicio, acá adoramos nuestros
dioses y los tenemos por buenos; ansí deben ser los vuestros, e no os cureis más
al presente de nos hablar dellos..." No existe forma más sintética, de proclamar el
derecho a la libertad de conciencia, aptitud humana desconocida por la España
conquistadora y por todos los demás reinos guerreros y sus sucesores.

Para los Reyes Católicos, la empresa Colonial, era fundamentalmente una misión
evangelizadora que llevaba, más allà de lo imaginable, al delirio religioso que
marcó su reinado. Los mil cuatrocientos clérigos que fueron a Indias eran el núcleo
de la energía constructora de la Colonia. Si la conversión de árabes y judíos había
planteado muchos problemas, la de estos indígenas era aún más difícil. Se trataba
nada menos que de sustituir el panteón religioso de los nativos que adoraban sus
dioses, y "los tenían por buenos", negando éstos y proclamando a otros.

Para ello, la clerecía enviada a Indias, empleó todos los métodos destructivos
necesarios que estaban a su alcance, pero también inventó nuevas técnicas
ingeniosas para seducir seres cuyo lenguaje y costumbres anteriores
desconocían. Si bien esa ignorancia básica les inducía a la simplificación, su celo
les dictó tácticas indirectas: los llamados 'misterios medievales', que consistían en
teatralizaciones, cuyo objeto era la trasmisión de los sentimientos cristianos. En la
Colonia, se utilizaron textos en traducciones al nahuatl, al quechua y al aymará
para enseñanza de la fe católica.

En 1568, una Bula de Sixto V, aprobó una misa agustina de Navidad, con músicas
y mimos, elementos representativos, que atraían a los nativos También se utilizó la
imaginería, en forma dirigida y estudiada, para el objeto de atraer y mantener su
atención. Ella, en especial en Nueva España, se orientó hacia los aspectos
patéticos de un Cristo azotado y flagelado, resaltando la representación cruenta.
Esta, por su parte fue especialmente tratada por el Concilio de Trento, para las
imágenes que debían ser fijadas en la fantasía, como formas de combatir la
herejía protestante. Ellas fueron las armas técnicas y publicitarias de la
Contrarreforma en ultramar.

Estas directivas generales, tuvieron gran influencia en el desarrollo del arte


Colonial. Los planos de las iglesias y la dirección de los trabajos, llegaban desde
el Consejo de Indias, su adaptación a las construcciones, se hacía con mano de
obra indígena. A ésta, sorprendentemente, se les dio libertad decorativa, de tal
modo que las imágenes tenían coloridos nuevos y brillantes, sugeridos por las
luces y las sombras de la naturaleza tropical. Fue esta inesperada libertad, la que
dio a la imaginería y a las esculturas y altorrelieves Coloniales, una riqueza que no
se ve en los diseños italianos o españoles de su tiempo.

Se advierte aquí la acción intercultural entre el ecosistema civilizado español y su


adaptación exógena. Su raíz es manifiestamente europea pero el producto final
tiene rasgos propios que generan otra atmósfera, dándole distinto matiz y viva
originalidad. Esta consecuencia emergente, que fue natural y espontánea, y no
obedeció a ningún designio previo, aparece nítida al considerar a la civilización
desde la perspectiva ecológica. La parte imaginaria de cada cultura refleja formas
que llevan las cifras de sus ambientes con otros verdes, rojos y amarillos,
diferentes sonidos y distintas texturas. Así se conserva y se transforma la
identidad histórica de una cultura, y la de sus creencias, cuyas figuras se
ornamentan con estilos correspondientes a cada pueblo. La imaginería Colonial,
dio otros relieves a las vírgenes, ángeles y santos que fabricaban o a los diseños
que coloreaban.

Los clérigos, por su parte pertenecían a diversas órdenes religiosas. Si bien en


esa clerecía, hubo algunos hombres ilustres por su saber, la mayoría eran legos,
con escasas nociones letradas para ser capaces de orientar la educación.
Cooperaban activamente sí, en destruir ídolos, en los cuales sólo veían a Satanás.
Los ilustres Obispos Juan de Zumárraga y Diego de Landa, rivalizaron entre sí en
esa tarea.

Sin duda las dos figuras más descollantes de la clerecía que llegó a Indias, fueron
Fray Bernardino de Sahagún y Fray Bartolomé de las Casas. El primero fue el más
importante educador e historiador de la Conquista deTenochtitlán. Llegó a México
en 1529 y no lo abandonó nunca. Enseñó el latín en el Colegio de Tlatelolco que
recibía a los hijos de los dignatarios aztecas, y trató de conocer a fondo su cultura.
Comenzó por aprender la lengua del país, ‘el nahuatl ‘y en este idioma compuso
una suerte de gran Enciclopedia cultural en doce tomos, que llamó: “Historia
general de las cosas de Nueva España”, de la cual dice Todorov que
“verdaderamente no pertenece ni a la cultura española ni a la azteca: es más bien
el primer gran monumento de la cultura mexicana, cultura híbrida nacida del
encuentro de dos mundos.” .

Empleó en la composición de su obra métodos modernos congregando a los


conocedores de las tradiciones, recogiendo sus respuestas y haciendo nuevas
preguntas sucesivas para su depuración Logró así versiones que sometió
incansablemente a nuevos análisis. Esta obra espléndida, le llevó cuarenta años, y
en su género es la más importante de la Colonización.

Fray Bartolomé de las Casas es otro de los personajes singulares que llegó a
Indias. Denunció vivamente los malos tratos que los españoles tenían con los
indígenas, y trató de comprender la religiosidad de éstos, vista desde ellos
mismos. En ese sentido fue en cierto modo el único defensor de sus derechos a la
libertad de creencias. Despojado por su parte, de toda la intolerancia con la que
sus Reyes habían encarado la empresa Colonial, llegó a proponer restituir el poder
político a los nativos y a configurar una suerte de federación, idea por supuesto
demasiado avanzada para su tiempo y su propia cultura.

La fuerza organizada más potente del fenómeno evangelizador, fue sin duda la
Compañía de Jesús. La poderosa mentalidad de su Fundador, el admirable Homo
delirans, San Ignacio de Loyola, y su personalidad bélica y mística a la vez,
evidente en el texto y praxis de sus Ejercicios Espirituales, propuso un riguroso
programa de fantasías y visualizaciones, procurando crear sensorialmente en la
memoria emocional, las versiones ensoñadoras de las vidas de los Santos,
renovadas en la vigilia, a través de la imaginación exaltada, haciéndolas vívidas
hasta la alucinación. ( A nota.Ranke.(172)

La Sociedad, fundada en 1534, y reconocida por el Vaticano en 1540, fue


concebida como una organización semimilitar centralizada, que constituyó el brazo
más intelectual y coherente de la Contrareforma. Sus dirigentes doctrinarios,
imaginaron una estrategia audaz , capaz de darle a la ambiciosa Compañía, el
alcance de una potente construcción imaginaria que Octavio Paz describe así: "Lo
extraordinario, sobre todo desde el punto de vista religioso, es la mezcla
desconcertante de piedad y cálculo, de fe y maquiavelismo..." Llevaba consigo :
"Herencias de Roma y Bizancio" que consistían en proponerse "la unidad de las
distintas civilizaciones y culturas bajo el signo de Roma". Este designio ideal, vieja
aspiración de los Papas romanos, desde Gregorio VII (1073-85) renovado con
Carlos V, seguiría vigente con los Papas del Renacimiento.
Concepción de poder irrestricto universal con sus ensueños dogmáticos,fue una
construcción de realidad imaginaria tan inteligente como delirante. Por fortuna era
irrealizable.

La Compañía de Jesús tuvo, desde muy pronto después de su fundación, colegios


eficientes en diversos países del mundo. Vio con claridad en la educación el
instrumento ideal para difundir sus principios y la extensión del poder de su
doctrina, a través de la aplicación de las técnicas imaginadas por Loyola. Fue sin
duda un apoyo sin par de la ortodoxia católica en la Colonias indianas.

Los capitanes y soldados fueron a Indias porque era un mundo nuevo y prometía aventuras,
y sobre todo riquezas; no estaban desde luego interesados en las culturas autóctonas, y muy
poco en la actividad misional, tan principal para los Reyes . Veteranos de cruentas guerras
europeas, mal podía pedírseles notoria sensibilidad artística o piedad acendrada. Su religión
era supersticiosa, como una defensa natural frente a los peligros de los combates con
salvajes ayudados por Satanás y sus demonios.

El arte en la Colonización española de Indias

Pedro Cieza de León, uno de los grandes cronistas de la conquista del Perú,
escribió en 1534: " No es pequeña la pena que da el reflexionar, que nosotros los
Cristianos hemos destruído tantos reinos. Por todas las partes que los Cristianos
han pasado, conquistando y descubriendo, parecería como si un fuego haya
estado consumiendo todo"

Las riquezas que los naturales ofrecían a sus dioses eran para la clerecía
patrimonio infernal, por lo tanto inaceptables a la Iglesia, pero sí al tesoro real.
Coherente con el modelo ecológico, el discurso metafórico más acertado es el de
señalar que el fenómeno de la Conquista era en la precisa imagen de Cieza de
León como el pasaje del fuego. Nuevas cepas sustituyeron a las destruidas, y
entre ellas dos factores: clérigos como guerreros rivalizaron en desparramar el
incendio destruyendo todos los templos, altares e imágenes, y demoliendo todos
los rastros posibles de la cultura que los había levantado. Ninguna de las dos
fuerzas fue civilizadora. Estaban en la senda de todos los imperialismos.

Los ecosistemas naturales de América como los bosques húmedos, fueron


invadidos por el hombre que los convirtió en materia prima o transformó su energía
viva en la energía póstuma de la materia muerta. De la misma manera, la irrupción
del hombre blanco en las civilizaciones autóctonas, trocó los ecosistemas pre-
colombinos en sistemas cautivos, utilizando, en su provecho en las encomiendas,
las energías vivas de los nativos.

El arte de esa obra nueva construída por la conquista fue casi solamente de
arquitectura e imaginería religiosas. La conquista no dejó obras públicas. No
construyó puentes, caminos, calzadas o acueductos como los romanos. Son aún
de ver los espléndidos altares de las Iglesias del Cuzco, la ciudad de la que Cieza
de León dijera al conocerla recién conquistada"tuvo gran manera y calidad; debió
ser fundada por gentes de gran ser".

Reedificada en el estilo aprobado por el Consejo de Indias, tiene detalles que


señalan la mano de obra indígena, que son como una mayor densidad, en la que
por otra parte se advierte el temor a los sismos. Las grandes campanas, medio de
comunicación de todo acontecimiento, son el tejido sonoro de penas y
algazaras .Calladas hoy por voces más estridentes no perderán nunca su lenguaje
y deberían cada dìa echarse a volar orando por el género Homo Sapiens y sus
subespecies.

España entre los siglos XVI y XIX fue un país cerrado a la riquísima evolución del
Renacimiento italiano, con sus experiencias artísticas y filosóficas y sus
exploraciones científicas. Este bloqueo se trasmitió a las culturas Colonizadas que
se estaban autoconstituyendo como mestizas, y les impidió recibir la rica sustancia
elaborada en Europa después del Medioevo. Llegó a Indias y mantuvo enquistada
una visión anacrónica del mundo, que había pasado por alto tres siglos, XIV, XV y
XVI. Entonces, al decir de Ots y Capdequí: "la vieja Edad Media castellana, ya
superada o en trance de superación en la metrópolis, se proyectó y se continuó en
estos territorios de Indias".

Por su parte Octavio Paz dice lo siguiente: "Nueva España fue una realidad
histórica, que nació y vivió en contra de la corriente general de Occidente, es decir,
en oposición a la modernidad naciente."

Las influencias positivas de la Colonización española fueron la trasmisión del gran


lenguaje castellano, y de algunos de los rasgos que España ha acumulado
genéticamente desde los iberos y los celtas, pasando por los fenicios, los
visigodos, los árabes y todas las combinaciones que han poblado, o dejado su
impronta en su tierra apasionada.

Pero las cepas primitivas que se plantan en los primeros estadios de una
transcultura,-como lo es todo exoecosistema- tienen un alcance que va más allá de
su vida. Es decir llevan semillas que se van a fijar y transmitir en la como rasgos
genéticos fuertes, creando pautas que llevan impresas la intolerancia de los
conquistadores, y los fantasmas de sus ensueños

Aplicada esta afirmación a la conquista de Indias, surge como trazos marcados, la


compulsión y el autoritarismo del ecosistema originario, transmitido como forma de
civilización. El siglo XVI fue un tiempo de enormes bifurcaciones en la ecografía
europea en general, y particularmente en la de España. fue el de la implantación
jurídica y económica del ecosistema de Indias a través de una elaborada
concepción político-religiosa con sus dimensiones inmaginarias penosamente
adaptadas al Nuevo Mundo. Formas de ‘imprinting cultural’, sus rasgos marcaron
desde el principio un anacronismo irremediable del cual la Colonia no se
desprendería jamás.

La bifurcación comenzada en 1492, turbulenta en la conquista, como lo sería


después, en las luchas por la independencia de los países nuevos, y en sus
guerras civiles, comenzó generando dos corrientes de mutua trasmisión de
riquezas y energía, en productos de cada una de las partes.

Esta interrelación fue singular en extremo porque exigió idear una estructura
inédita de intercambios, por la variedad de especies desconocidas que se llevaron
a Europa, y que modificaron definitivamente las costumbres alimentarias del
continente: maíz, papas, batatas, tomates, maníes, cacao y varias clases de
pimientos, porotos, etc. Y por supuesto el tabaco, que revolucionaría con el tiempo
el comportamiento social.

Los invasores habían llegado también con lo suyo a Indias: trigo, duraznos, peras,
naranjos y limoneros, arvejas, viñas de uva, melones, cebollas. Además, caballos,
cerdos, ovejas y burros.

Tanto en Europa como en América, los ecosistemas naturales, habían sufrido la


intensa transformación de mutuos intercambios. Su llegada a ambos continentes,
modificó profundamente sus culturas, la española y la indiana, especialmente, por
cierto a esta última, a la que construyó. En cuanto al ecosistema español, sin duda,
fue de Europa el más conmovido materialmente por el hecho de la Conquista. La
afluencia de oro y plata llegó a España y de allí se distribuyó por Italia, los Países
Bajos, Francia e Inglaterra a través de transacciones comerciales y transferencias
financieras, costeando las estériles guerras de los Habsburgos, y originando en
consecuencia profundas transformaciones económicas, financieras, jurídicas y
sociales.

“La Península, agobiada de tesoros, desempeñó -queriéndolo o sin quererlo- el


cauce de irrigación de los metales preciosos....(que) salían hacia Amberes,
verdadera capital del Atlántico...los Países Bajos no eran simplemente una plaza
de armas para el imperio de Carlos V, sino también un gran centro monetario, a
través del cual, el metal americano pasaba a Alemania, al norte de Europa y las
Islas Británicas...Cada consigna de metal americano se dispersa en todas
direcciones con enorme rapidez, casi como una explosión.” Braudel 1949

España cobró así un nuevo papel, por completo inesperado en la civilización


europea, como resultado de la Conquista, fue la proveedora de metales preciosos,
que entraron en la corriente monetaria y económica del continente, dando lugar a
subas de precios, a devaluaciones y también a falsificaciones cuantiosas. Se
consumieron en su mayor parte en aventuras guerreras de los monarcas
españoles, llevando energía a los ecosistemas civilizados europeos y restándola a
sus propias posesiones en América.
Como resumen general de la conquista, algunas opiniones resultan de gran
interés: Dice J.M. Ots Capdequí : "Los monarcas españoles, quisieron tener en sus
manos todos los hilos del gobierno, en un mundo tan vasto, tan complejo y tan
lejano.. Comprendían las dificultades que esto ofrecía, y movidos por la
desconfianza en sus autoridades coloniales, multiplicaron las instrucciones de
gobierno y complicaron extraordinariamente los trámites burocráticos y
administrativos". Esta carga indeleble quedó como una tradición en Latinoamérica.

Octavio Paz comenta la conquista de Indias de esta manera: "Dos palabras


definen la expansión hispánica : conquista y evangelización. Son palabras
imperiales y asimismo medioevales. Incluso la 'sed de oro' de los conquistadores
corresponde a las ideas de botín y pillaje de los guerreros musulmanes y
cristianos." .

Ortega y Gasset, por su parte escribió:”La Colonización inglesa fue la acción


reflexiva de minorías, bien en consorcios económicos, bien por secesión de un
grupo selecto que busca tierras para servir mejor a Dios; en la española es el
'pueblo', quien directamente, sin propósitos conscientes, sin directores, sin táctica
deliberada, engendra otros pueblos. Grandeza y miseria, de nuestra Colonización
vienen de aquí. Nuestro 'pueblo' hizo todo lo que tenía que hacer, pobló. cultivó, y
cantó, gimió, amó. Pero no podía dar a las naciones que engendraba, lo que no
tenía: disciplina superior, cultura vivaz, civilización progresista."

Todos estos enormes acontecimientos crearon un intrincado tejido genético


religioso, juridico y económíco, en forma de redes de información , que concurrió a
diseñar novísimos mecanismos de 'feedback ’en buena parte de la Europa más
desarrollada, impulsando nuevos métodos de comercio. La extensión de principios
religiosos y jurídicos de España, a su Exoecosistema de Indias, y la mutua
recepción de influencias y productos, definen claramente la red entre ecosistemas
civilizados y sus culturas, con relaciones directas e irradiaciones indirectas, en mil
formas de resonancias y reverberaciones. Tejidos inmensos de comunicación de
afectos, emociones, juicios y prejuicios,. construyeron puentes invisibles de
relaciones abstractas entre ambos ecosistemas protagonistas de la Conquista, y
entre América y Europa, en el que se multiplicaron sus crecientes
autoconstituciones semirreales dando lugar a innúmeros , viejos delirios, y a los
nuevos que consigo traería al mundo la naciente Edad Moderna.
CARLOS V

Carlos de Gante descendía de gente ilustre. Su abuela materna era Isabel la


Católica y su abuelo paterno Maximiliano de Habsburgo. Su padre, Felipe el
Hermoso, había muerto en 1504.

En ese mismo año, Maximiliano trató de comprometer su casamiento con la hija de


Luis XI. Esta expectativa fracasó. Lo hubiera hecho Rey de Francia. Era todavía la
época en la que las alianzas matrimoniales modulaban la ecografía de Europa.
Con todo, el problema no fue grave, Carlos tenía cuatro años de edad y mucho
tiempo por delante.

Muy pronto comenzaron las herencias: por Fernando e Isabel, España, Nápoles y
Sicilia, el Reino de Granada, Mallorca y Cerdeña y por supuesto el Nuevo Mundo.
De España sabía poco, se educó en Bruselas sus primeros años fueron flamencos
y no hablaba el castellano.

Su maestro principal fue Adriano de Utrecht, Rector de la Universidad de Lovaina


que sería un día el Papa Adriano VI. La historia de Carlos V es por supuesto una
sucesión de muchos delirios. No se podía impunemente ser heredero de tal
magnitud y variedad de reinos y potestades sin enredarse en mil fantasías ajenas
de cuyas prebendas se era beneficiario, pero que venían envueltas en toda clase
de ropajes oníricos. Ello, sin contar con las cargas de intrigas, envidias, celos y
pasiones que suscitaban en el ámbito de cada una de ellas.

Cuando murió su abuelo Maximiliano quedó abierto al príncipe un camino al Sacro


Imperio Romano Germánico. Pero ese camino era caro. Dependía de siete
electores más o menos venales que tenían que elegir entre él, Francisco I de
Francia y Enrique VIII de Inglaterra.

El proceso electoral era sobremanera complejo. Por una parte era necesario
satisfacer a los electores. Por otra incidían en él también factores políticos. Si se
hubiera tratado sólo del primer factor el elegido hubiera sido Francisco que era el
más rico y estaba dispuesto a pagar cualquier suma.

Pero la poderosa Liga Suabia puso su peso a favor de Carlos. Y éste fue el
elegido. Ello traería sus consecuencias naturales. Una de ellas la de la decepción
airada de Francisco I que fue energía inexhaustible que alimentó la guerra contra
el Emperador electo. La otra y principal que pondría ante éste una tarea insoluble e
inesperada, el fenómeno tremendo de la Reforma y todas sus consecuencias en el
seno del Imperio debido a su profunda fe católica que tomó la lucha como una
Cruzada haciendo suyo el delirio de sus antepasados.

Windham Lewis en "Carlos de Europa" describe escuetamente la transacción


inicial: "Después del acostumbrado juramento hecho por los electores declarando
la pureza de sus votos y la limpieza de sus manos, fue elegido Carlos. El costo
total fue de 852.000 florines. La casa Fugger le había prestado 500.000.

El dinero provenía de los cofres de Jacobo II, cabeza reinante de la cuarta


generación de esta gran dinastía de banqueros -eslabón entre los Medicis y los
Rothschild - y fundada por Johannes Fugger, tejedor de Grauben, cerca de
Augsburgo, un siglo y medio antes.

El Rey Carlos I de España se convirtió entonces en el Emperador Carlos V del


Sacro Imperio Romano Germánico y agregó a sus posesiones los Países Bajos,
Lorena, Luxemburgo, el Franco Condado, Austria y Alemania. De esta bifurcación
salió una historia. Otra sin duda muy diferente habría sido si el elegido hubiera sido
alguno de los otros dos candidatos.

Hermann Keiserling llamó al Sacro Imperio Romano "la idea Supranacional


Europea". Carlos V tenía apenas diecinueve años de edad. Sus bifurcaciones
sucesivas lo hicieron cabeza visible de fronteras en las que no se ponía el sol e
Indias en ultramar comenzó también su propia sucesión de bifurcaciones. En el
año 1519 Hernán Cortés entró en Tenochtitlán originando el potente estado que se
llamaría Nueva España.

Dentro de los condicionamientos históricos propios de un Emperador y Rey en


Europa del Siglo XVI, Carlos V fue un gran señor que mostró la rara virtud de la
magnanimidad cuyo signo es precisamente la auto-restricción del poder . El era
profundamente civilizado, pero pudo restringir su poder sólo en la medida en la que
la ecología de su Imperio se lo permitió.

Entre países en guerra se crea una interrelación transitoria en ambos campos de la


realidad en la el que las relaciones mutuas se intensifican hasta casi una simetría
sangrienta: la del golpe por golpe. Extraña relación binaria entre los adversarios
como la que liga a los depredadores con sus víctimas. Mientras dura la contienda
las energías mutuas alcanzan todos los gradientes de su mayor velocidad posible
en los fenómenos del caos en medio de los cuales hay principios de remolinos y
pequeños vórtices que son las semillas de la paz futura. Idénticas fuerzas en
medio de ésta invertirán su movimiento y funcionarán como heraldos de una guerra
aún invisible.

Toda esta agitación de la energía -que es la vida misma- ocurre hacia el caos y
desde éste hacia el orden, siempre al margen pero como fuerza íntima de los
hechos en el juego dialéctico del orden y desorden del universo. Después los
hombres los revisten, disfrazan e interpretan, con arengas, discursos, mensajes,
despachos y tratados.

Las guerras de Carlos V fueron inevitables porque estuvo siempre acosado por la
administración y el peso de los bienes que había recibido como herencia. A través
de ellas mostró siempre una integridad singular: al emprender su primera campaña
contra el feroz pirata Barbarroja se le acercó un moro revelándole que como
panadero del enemigo podía fácilmente envenenarlo. Lo despidió
despectivamente.

En 1547 después de su victoria de Muhlberg contra los príncipes protestantes


alguien le instó a desenterrar los restos de Lutero y echarlo a los perros. Carlos le
respondio glacialmente: "Sólo entro en guerra con los vivos". A raíz de su triunfo en
Pavía quedó en su poder su enemigo Francisco I de Francia, Rey oportunista si los
había, aliado secreto de Solimán II, Sultán de Turquía, invasor de Hungría,
enemigo de Europa y peor aún de toda la Cristiandad. El Emperador lo trató
fraternalmente, firmó con él el tratado de Madrid y le dio la libertad instándolo a su
cumplimiento a lo que el Rey contestó que si no lo hiciera sería "cobarde y malo"
-lache et méchant- . Tres meses después formó una liga contra Carlos V aliándose
con el Papa, Inglaterra, Milán, Florencia y Venecia. El Emperador lo llamó entonces
"méchant et lache" y Francisco lo retó a un duelo que fue aceptado pero que nunca
se llevó a cabo debido a maniobras dilatorias del Rey francés.

No obstante sus grandes cualidades de señorío y su real capacidad de auto-


restringir su poder, Carlos V no logró nunca pacificar el Imperio. El nacimiento de
Europa fue una sucesión de acontecimientos sísmicos que crearon ciudades
volcánicas llenas de violencia, fuego y creatividad. En tiempos de tal turbulencia
era imposible generar una era de paz.

Pasó su vida luchando y fueron sus tropas impagas las que en 1527 llevaron a
cabo el despiadado saqueo de Roma en una impía y espantosa temporada de
robo, tropelías y toda clase de destrucción. El Emperador no pudo evitar semejante
siniestro y lo lamentó profundamente a pesar de considerar un castigo divino a
Clemente VII Medicis, uno de sus grandes enemigos. Dice Lewis: "La
responsabilidad de Carlos ante la falta de disciplina de sus tropas parece limitarse
a esto: la carencia de dinero para pagarlas.

En las guerras del Siglo XVI todos los Estados beligerantes hacían sus campañas
con mercenarios. Suiza y Alemania eran los mayores proveedores de esas tropas.
En las ciudades italianas, los 'condottieri' eran capitanes autoproclamados que
organizaban bandas a sueldo de quienes podían pagarlos y existía la costumbre
establecida que cuando les faltaba el dinero, como era hábito en la casa de los
Habsburgo, a pesar de sus cuantiosos ingresos, los soldados se hacían justicia
saqueando las ciudades vencidas.

En estos casos harto frecuentes en la historia del Renacimiento es cuando surge el


homo demens con todas las características de la alienación mental. La masa se
desbanda en grupos suficientemente numerosos como para mantener la cohesión
y el nivel de excitación mutua que necesita su desborde y autoprotección para
manifestarse sin rienda alguna y perder toda inhibición.

El delirio de su propia energía sin control y la velocidad en la que se desarrollan los


eventos les infunde una suerte de trance en los que se borra toda memoria. Es el
caos. Se inicia entonces libremente lo que Eliot denomina "a raid into the
inarticulate", un viaje en lo desarticulado de su propio ser fuera de control.
Entonces el inconsciente sustituye la discriminación de la conciencia para ser
energía pura que rompe, devasta, destruye lo que codicia, atacando ciegamente a
quien se le ponga en su camino
Esa energía múltiple desenfrenada se trueca en un fenómeno puramente físico que
escapa a las leyes humanas porque actúa sin dirección alguna. Ello no impide que
instintivamente busque comida o bebida o como saciar su sexo. Conjunto de ideas
únicas que transcurren en un campo onírico con la potencia alucinatoria de un
sueño de autómatas. Esta horrible vacación de humanidad la regresa a tiempos
aún sin palabras, a épocas de gestos y balbuceos, lapsos turbulentos en los que
ese pasado arcaico se transmuta en energía en una alquimia caótica racionalizada
como venganza justa que es acicate de la codicia Fenómenos emocionales que
provocan alienaciones como producto de conciencias alteradas son escenas
frecuentes en la Historia registrada del homo demens. Se trata de esas zonas
alterables de las que dice James que están como velos inmediatas a la conciencia
habitual y que por su extravío están disponibles en cada hombre o mujer para
desplegarse en formas demenciales.

La Reforma

Las condiciones iniciales de la Reforma, son muy anteriores a Lutero. Desde


siglos, el comportamiento de la clerecía era escandaloso e insolente, y abrumado
ras las exacciones de la Iglesia Las pretensiones del Papado, después de los
tiempos de Gregorio VII, en el siglo X, eran de una insoportable ambición temporal.
En el Siglo XIV, John Wycliffe y John Huss, denunciaron públicamente estos
excesos, y Huss fue quemado.Ya Petrarca en el siglo XIV, decía de los cardenales
"que eran sátrapas montados sobre caballos cubiertos de oro.”

La codicia de Sixto IV, en 1476, le había inspirado la invención de que las


indulgencias compensaban pecados futuros. Agregó además, que podían aligerar
las desventuras de las almas queridas, consignadas temporalmente al Purgatorio,
aliviando los tiempos de su penitencia.

La campaña de promoción de ventas, que dio lugar a un encadenamiento de


bifurcaciones inconmensurables, fue encomendada al fraile franciscano Johannes
Tetzel, personaje vehemente y ordinario, en cuyo delirio, no escatimaba insultos a
quien se le opusiere. Proclamaba: "Tengo aquí los pasaportes....para guiar al alma
humana, a las alegrías celestiales del Paraíso” Tetzel alcanzó a decir “ que si un
Cristiano, había dormido con su madre, y ponía dinero en el bol del Papa, el Santo
Padre tenía el poder, en el cielo y en la tierra, para perdonar el pecado, y que si él
lo perdonaba, Dios debía hacer otro tanto.". Además, daba la seguridad, de que
tan pronto como sonaba la moneda en el bol, el alma que la inspiraba, “volaría del
Purgatorio al cielo." (A notaTuchman)

Así, con una discusión semi-teológica de dos frailes, Lutero era agustino, comenzó
una bifurcación, que pronto se transformaría en un caudal fluído y turbulencia
gigantesca, que inundaría caóticamente buena parte de Europa y desteñiría el
catolicismo en el mundo entero.
Tal proceso no fue imaginado, ni respondió a estrategia alguna. Se desencadenó
con la autonomía física de una avalancha, como tantos otros episodios de la
historia que es linear y no linear a la vez. El viejo orden de la Iglesia Romana
jamás se recobraría de esta irrupción iconoclasta que atacó sus dogmas más
inconmovibles.

El 31 de octubre de 1517, Lutero clavó 95 tesis en protesta contra la venta de


indulgencias. La defensa estuvo a cargo de Tetzel y el conflicto podría haber
quedado en una confrontación brusca entre dos frailes casi anónimos a propósito
de un tema discutible. En el repudio de Lutero no había críticas de fondo a la
Iglesia ni al Papado. Uno de los objetos de la venta era allegar fondos para
construir la nueva Basílica de San Pedro y el medio elegido no era nuevo en la
Cristiandad.

La trama, crecientemente compleja, se originó en el carácter fuerte e iracundo de


Martín Lutero, hombre de enorme talento y gran erudición teológica, con una
personalidad con firmes rasgos paranoides, que se manifestaban en su
temperamento turbulento y arrebatado pero muy especialmente en las formas
extremas de sus creencias religiosas. Elaboró la doctrina de que la "iustitia Dei" era
el camino a la salvación por la mera fe. Poderosísima afirmación que restablecía la
relación directa del creyente con Dios suprimiendo la ubicua empresa eclesiástica.
El Papa reinante, León X, tuvo la percepción del inminente peligro de las nuevas
doctrinas y envió a uno de sus cardenales a convencer al disidente. En la versión
del propio Lutero: "hubo intercambio, sin mutuo entendimiento y su total rechazo, a
la sumisión que se le recomendaba." Después de esta entrevista, Lutero mandó al
Papa una carta, titulada: "Súplica al mal informado Papa, para su mejor
instrucción", título ya ilustrativo, sobre su estado de ánimo y la fuerza de la
convicción que lo sustentaba.

En ese mismo año, Carlos V fue coronado Emperador en Aix-la Chapelle, lugar
ancestral de coronación carolingia. A los dos enemigos, que le imponían la guerra:
Francisco I y Solimán el Magnífico, se le agregaba uno completamente inesperado
que atacaba su religión en su raíz más vulnerable: el poder de la Iglesia.

En ese mismo año 1520, Lutero publicó tres grandes tratados que fueron su
declaración frontal a la Iglesia. León X, ya asustado, creyó apagar el fuego con la
Bula "Excurge Domine", que excomulgaba al cismático agustino, Lutero, que ya
estaba persuadido de que el Papa era realmente el Anticristo; en diciembre de
1520 quemó la Bula públicamente en Wittenberg, junto con libros 'papistas'. Con
ello pasó a ser el conductor de un cisma destinado a provocar una ruptura vital en
el seno de la Iglesia de Roma a través de indescriptibles delirios.

No se trataba por cierto de la primera herejía que enfrentaba la Iglesia. Desde los
primeros siglos de la Cristiandad se había visto atacada en algunos de sus
dogmas, en especial, con respecto a la naturaleza humana y divina de Cristo y el
carácter de la Eucaristía. Así, con mayores o menores suertes, había rechazado a
los Cátaros y a los Waldenses, a los Docetianos, a los Marrionistas, a los
Adopcionistas, a los Sabellianos, a los Arrianos, a los Apollinaristas, a los
Nestorianos, a los Pelagianos y a los Gnósticos.

El Emperador Carlos V personificaba el poder y la autoridad temporal del Imperio,


del cual el Papa era la autoridad espiritual. Debía y quería encarar el problema
como ‘Defensor de la verdadera fe´. Al año siguiente, 1521, se convocó a Lutero a
la Dieta de Worms, a la que asistiría el Emperador, quien le preguntó: "Pueden
equivocarse los concilios de la Iglesia ? " Lutero contestó afirmativamente. Carlos
V, sin agregar una palabra, se retiró. La turbulencia se amplió hacia el caos y
planteó la irreversibilidad del cisma. En este punto, se desataron las furias.

La herejía había sido públicamente denunciada, a Lutero se le ordenó el exilio.


Cuando se lo acompañaba a la frontera, fue secuestrado por gente adicta, y
llevado a Warburg, un castillo de su protector Federico de Sajonia. Allí vivió con un
nombre supuesto y se despojó de su vestimen\a agustina. Además dio otro paso
decisivo. Utilizó: la fuerza de un gran lenguaje como el alemán vernáculo y el
moderno invento de la imprenta. Su mensaje corrió sin fronteras.

En su momento, hizo una magnífica traducción completa de la Biblia que se


publicó en 1534. Las traducciones anteriores al alemán popular, eran literariamente
deficientes. El complejo episodio de la Reforma, era el cisma mayor que sufrió la
Iglesia Católica, desde el siglo undécimo. .

Esta vez, se desató una gigantesca lucha de poderes irrestrictos. Ninguno de sus
protagonistas principales: Lutero, el Emperador y el Papa, estaba en condiciones
de retroceder. Las fuerzas diseminadas, estaban fuera del control humano.

Lutero, tenía tal soberbia en su fanática convicción que escribió una carta, en junio
de 1522, en la que decía: " Yo no admito que mi doctrina, pueda ser juzgada por
persona alguna, ni siquiera por los ángeles. Aquel, que no recibe mi doctrina, no
puede acceder a la salud. " Esta notable pieza de seguridad delirante, que podría
sin forzar el término calificarse de demencial, se basaba, como la doctrina del
Islam en una suerte de 'revelación' unívoca que aún cuando Lutero no la enunció
como lo había hecho Muhammad, la sellaba, como una verdad absoluta. El
Emperador y el Papa, cada uno por su parte, se enfrentaban a una herejía sin
límites. Para la Santa Sede era explosiva. La corrección al dogma que Lutero
proponía, desnaturalizaba a la Iglesia Romana como única institución eclesiástica
del cristianismo, lo cual significaba, lisa y claramente, su deposición como centro
único del inmenso poder de la Cristiandad.

Todas las perspectivas en pugna, eran absolutas. Ninguna de ellas, podía restringir
su alcance. A Carlos V lo llevó hasta su victoria en Muhlberg. Al Papa, a su Bula de
Excomunión. A Lutero, a proclamar su propia doctrina, que lo escindía de Roma.
Los caminos, para sus tres protagonistas, eran sin retorno, cada uno tenía su
propia racionalidad. Ya no se trataba de discutir el fondo teológico de las
diferencias, era el peor de los conflictos: la lucha por el manejo de poderes
incompatibles. Su sustento, único, tremendo e irreversible, eran delirios unidos por
el nudo antinómico de la intransigencia. El origen de los acontecimientos, el
problema de la licitud de las Indulgencias, se transformó en anécdota, no tuvo otra
incidencia que la llama que prende un bosque cuya propia combustión lo va a
consumir..

En los años siguientes a la Dieta de Worms, mientras Lutero vivía en una discreta
clandestinidad, ocurrieron hechos gravísimos en Alemania como la rebelión de los
campesinos que reaccionaron contra los abusos de los señores, muchos de los
cuales pertenecían a la Iglesia. Ocurrieron matanzas horribles y represiones
sangrientas.

El Sacro Imperio, super estructura semirreal, reveló la debilidad de su trama, su


falta total de cohesión y la impotencia de su poder y autoridad para actuar en
tiempos de crisis. Puso de relieve un poder espectral, corroído por la desunión,
demostrando lo que era: una conjunción artificial de circunstancias dinásticas y
hereditarias y no un metaecosistema viable. Se había construido un mosaico
heteróclito de nacionalidades y culturas apenas compatibles.. Carecían de lenguaje
y aspiraciones comunes. Probaron tener creencias ligadas sólo por la superficie.,
La bifurcación iniciada con las 95 Tesis había pasado más allá de la fluidez, de la
turbulencia y del caos. De allí surgió un nuevo orden religioso, a través de un
cambio de fase: " el Protestantismo." El resultado fue igualmente desastroso para
la Iglesia que para el Emperador que la sostenía.

La Reforma tuvo graves consecuencias políticas aparte de las religiosas. Concurrió


paradójicamente a la formación del liberalismo europeo, a pesar de su propia
estructura intransigente, de la cual uno de los arquetipos fue Juan Calvino. Enseñó
que los baluartes más inexpugnables de la doctrina podían ser atacados y
negados. Sobre todo, que los principios más seculares tampoco eran sólidos
obligando a admitir la pluralidad de las perspectivas.

En 1526, la Dieta de Spires decidió que cada Estado alemán independiente


actuara en forma individual frente al problema religioso aceptando su propia
responsabilidad ante Dios y el Emperador y dando un paso muy importante en el
camino de un nuevo concepto de la libertad. No era ciertamente la mejor decisión
para Carlos V. Pero con ella, el problema del Protestantismo comenzó un curso
definitivo.

Clemente VII, sucesor de León X, fue prisionero del Emperador en 1527 después
del increíble episodio del saqueo de Roma por parte de los mercenarios de Carlos
V, lógicamente, inexplicable y vergonzoso para la Cristiandad entera.
Las necesidades descomunales, de Carlos V y de su hijo Felipe II, impidieron la
inversión en el desarrollo de Indias, de donde provenían sus cuantiosas riquezas
minerales. Las extracciones de metales americanos, enormes como fueron, se
enviaban a España, y seguían a Amberes y Génova, envueltas en tráficos
financieros autónomos. Ni América, ni tampoco España, se beneficiaron con ellas.
Indias comenzó una larga historia de subdesarrollo político y económico que
engendraría sus propios delirios.

Las continuas guerras de Carlos V no dieron a su extenso Imperio ganancias


materiales, sino gastos incalculables. Incluso su gran victoria sobre los
protestantes en Mulbergh, dejó poco más que el magnífico retrato ecuestre de
Tiziano, su pintor favorito, de un Emperador resplandeciente en su soberbia
armadura.

Carlos de Gante fué un gran señor, cada vez que pudo serlo. Sus gestos de
magnanimidad con sus enemigos, como Francisco I y Clemente VII, no tenían que
ver con su origen real sino con su señorío natural. Para ser magnánimo se
necesita la fortaleza interior y el poder exterior. Fué todo lo religioso que podía ser
en su lugar. Es decir, consecuente con los principios de una Iglesia, en una época
que admitió todas las contradicciones, y todos los extremos, desde Papas
guerreros o disolutos, hasta el límite de jugar a la suerte todo el ecosistema
religioso de la civilización cristiana.

Tenía el Emperador una forma de integridad singular, para un tiempo de príncipes


que abusaron constantemente de su poder . Se retiró cerca de un pequeño
monasterio de los Jerónimos, en Yuste, donde se había hecho construir una
modesta casa de dos pisos, con un gran dormitorio, pintado de negro, en memoria
de su madre Juana la Loca.

Allí, en los relojes deTorriani su artífice relojero italiano contaba las horas que le
faltaban para morir.

LA CONTRARREFORMA

La Reforma, fue para el ecosistema español, una bifurcación compulsiva, que


violentó su sistema religioso, y le obligó a iniciar una vigorosa política reactiva,
conocida como la Contrarreforma. Dos palabras precisan sus intenciones:
Vigilancia y Reconquista. La primera, para limitar su expansión, y la segunda para
recobrar el terreno invadido por la herejía protestante,,.

El Concilio de Trento fue una reacción inevitable a la profunda perturbación


causada por la Reforma. Hacía ya tiempo que era necesaria una reunión conciliar.
El Emperador la reclamaba constantemente, pero a ninguno de los Papas le
interesaba. Sabían muy bien que se exhibiría, oficial y públicamente, el
espectáculo pavoroso de la mixtificación de la Iglesia, pero después de tan
formidable cisma, ya no era posible postergarlo. Se reunió en 1545 y duró hasta
1563, en sesiones tumultuosas, separadas en tres períodos: 1545-47; 1551-52 y
1562-63. Se trataron dos temas: la reforma interna de la Iglesia, y la redefinición de
los artículos de la fe, atacados por Lutero, y por las demás sectas protestantes,
como lo era por ejemplo, la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

El Concilio manifestó la intención centralizadora y autoritaria de la Iglesia,


fortificando todos los principios atacados por los herejes, en particular, el de
subrayar para sí la exégesis e interpretación de la ortodoxia cristiana. Ratificó a su
rito fundamental, la Misa y al celibato sacerdotal.

El historiador Veneciano Paolo Sarpi, escribió la Historia del Concilio de Trento en


1619, reprochándole '"su ignorancia del ideal de conciliación en el interés de
proveer un programa para el conflicto" ( A Nota Hale (138)

La Contrarreforma reorganizó la doctrina cristiana, reforzando ideas atacadas por


la Reforma, valiéndose para ello de análisis, reflexiones y programas tan
minuciosos, como publicitarios: la Exaltación de la figura de María, (Anunciación,
Natividad). Temas dolorosos, como la Flagelación se volvieron más crudos,
crueles, brutales, Cristo caído de rodillas, agotado por los azotes de sus verdugos,
aparecerá después, rodeado de látigos y disciplinas. Surgieron nuevas devociones,
la Sagrada Familia, el Niño Jesús, San José, el Angel de la Guarda, los Santos
Mártires, tormento, éxtasis, visiones. Pasaron a segundo término las figuras de
aquellos que curaban a los enfermos o practicaban obras de misericordia. (A nota,
Iris Gori 1970.) El arte es un arma poderosa para combatir y medio eficaz para
instruir. Había que valerse de él. Frente a la contención iconoclasta del
Protestantismo, la Iglesia exaltó el esplendor de sus templos. Ahí paradójicamente,
surgió el imponente Barroco": del Cristianismo post-conciliar. (Braudel.1949)

Ni las opulentas minas de México y Perú, que eran don gratuito ni tasas, impuestos
y exacciones de toda clase, fueron suficientes para financiar las aventuras bélicas
delirantes y monstruosas de ambos monarcas. Siempre estaban carentes de
dinero y llenos de deudas, para enfrentar sus inacabables sueños guerreros, pagar
sus tropas e incluso los gastos de su casa. Soberbios Homines Delirantes, ambos,
vivieron casi siempre en el ámbito de los sueños y más allá de las pesadillas.

Las necesidades descomunales, de Carlos V y de su hijo Felipe II, impidieron la


inversión en el desarrollo de Indias, de donde provenían sus cuantiosas riquezas
minerales. Las extracciones de metales americanos, enormes como fueron, se
enviaban a España, y seguían a Amberes y Génova, envueltas en tráficos
financieros autónomos. Ni América, ni tampoco España, se beneficiaron con ellas.
Indias comenzó una larga historia de subdesarrollo político y económico que
engendraría sus propios delirios.
Las continuas guerras de Carlos V no dieron a su extenso Imperio ganancias
materiales, sino gastos incalculables. Incluso su gran victoria sobre los
protestantes en Mulbergh, dejó poco más que el magnífico retrato ecuestre de
Tiziano, su pintor favorito, de un Emperador resplandeciente en su soberbia
armadura, .

Dijo Octavio Paz: " Entre los acontecimientos que inauguraron el mundo moderno,
se encuentra con la Reforma y el Renacimiento, la expansión europea en Asia,
América y Africa. Este movimiento fue iniciado por los descubrimientos y
conquistas de los portugueses y los españoles. Sin embargo, muy poco después, y
con la misma violencia, España y Portugal se cerraron, y encerrados en sí mismos,
se negaron a la naciente modernidad. La expansión más completa, radical y
coherente de esa negación, fue la Contrarreforma. La monarquía española se
identificó con una fe universal y con una interpretación única de esa fe."
Efectos de la Reforma en Indias.

Los ecosistemas religiosos de Occidente: el Catolicismo romano, y el


Protestantismo alemán, actuaron en grado muy diferente en Indias. El fenómeno
ideológico de la Contrarreforma afectó toda su estructura . El protestantismo fue
lógicamente interdicto. La Colonia se desarrolló desde la ortodoxia católica a través
de la Inquisición y de todo su aparato jurídico. Ello significó desde luego la acción
de un poder irrestricto, que hacía imposible encaminar la sociedad naciente hacia
una civilización en libertad. Así influyó en la organización política de la Colonia,
asentando bases autoritarias e intransigentes, que probaron ser más estables que
las que derivaron de las ansias liberadoras de los patriotas.

El sistema religioso de Indias fortificó sus reglas de conducta adaptándolas a la


evangelización de los indígenas. El espíritu de la Contrarreforma fue de "severidad
que purificó las prácticas sacerdotales... eliminó de su seno a los moderados, a los
espíritus intermedios y a los conciliadores..." (A nota, Sierra). Es decir, reforzó la
represión a los opositores. Su baluarte fue la Inquisición. Se trataba de poner a la
Iglesia militante en pie de guerra, aun olvidando los admirables preceptos
cristianos del Sermón de la Montaña.

Boleslao Lewin dice: " no puede ser puesta en duda la existencia de judíos,
protestantes herejes, en el Nuevo Mundo, desde el momento mismo desde su
descubrimiento, llegados clandestinamente. La Inquisición fue pues, establecida en
los albores de la conquista..."

Al principio, actuó a través de los superiores eclesiásticos, considerados como


delegados. "Aunque la Inquisición delegada, además de fulminar edictos contra
herejes y judaizantes, quemaba a estos últimos, inmediatamente después de
solemnes autos de fe, el progreso de la Conquista, el aumento de la población, y el
crecimiento del número de sospechosos de la fe entre ella, tuvo como efecto, el
establecimiento del tribunal del Santo Oficio, con todas sus prerrogativas”, fue
ordenada por la cédula real de Felipe II del 25 de enero de 1569.

En el largo texto de la cédula real se dice: "...los que están fuera de la obediencia y
la devoción de la Santa Iglesia Católica, obstinados en sus errores y herejías,
siempre procuran pervertir y apartar de nuestra santa fe católica a los fieles
devotos cristianos.... el verdadero remedio, consiste en desviar, y excluir del todo
la comunicación de los herejes y sospechosos, castigando y extirpando sus
errores... "

Cabe recordar que la Inquisición sometía a la tortura en dos casos, in 'caput


alienum' para obtener información sobre terceros, y en 'caput proprium', para sacar
a la víctima datos sobre sí misma. De acuerdo con una reglamentación de 1561, a
los que eran 'buenos confidentes", es decir sinceros en sus confesiones, se les
recibía 'a reconciliación...'. Los beneficios de esta vuelta al seno de la Iglesia, eran
relativos. La recepción se hacía, "confiscándoles sus bienes, imponiéndoles hábito
penitencial ' (escapulario de lienzo con dos aspas coloradas) y cárcel perpetua que
llamaban de la 'misericordia".

También en su arquitectura e imaginería dejaron su sello. Ejemplo completo de la


ecología de una civilización, a la que desde su nacimiento, se transfirieron rasgos,
que probarían ser indelebles en su futuro. La influencia de la Iglesia en la
civilización argentina, que recién existiría 300 años después, fue diseñada en el
Siglo XVI y es visible aún hoy. Esta formidable actitud real impuso un signo -el de
la Cruz- con toda la fuerza de sus propios dogmas. Su rigidez e inviolabilidad,
defendidas por el aparato feroz de la Inquisición fue un armazón de hierro
sobrepuesto a las culturas posibles y novedosas, que se hubieran constituido con
alguna forma de simbiosis intercultural con las interesantes culturas
precolombinas.
FELIPE II

Felipe II "el rey taciturno y papelero' como lo llamó Enrique Larreta, heredó casi
todos los bienes y posesiones españolas de Carlos V. Este terminó la larga lucha
con Francia y dejó Italia, los Países Bajos, Artois y el Franco Condado a España.
Felipe, viudo de María Tudor, se casó con Isabel, hija del rey
Enrique II de Francia. Era un personaje duro como su castillo de El Escorial y el
paisaje "reseco, mineral de Castilla la Nueva" . Heredero de la intransigencia de
Isabel la Católica, su reinado intensificó la tarea depuradora de la Inquisición.
Introvertido y fanático, sus fantasmas interiores le llevaron a deleitarse
particularmente con los temibles y admirables ensueños surrealistas de
Hyeronimus Bosch.

Felipe careció del señorío de su padre, una prueba más de los caminos aleatorios
de la genética. Fue un trabajador incansable y meticuloso. "Se ha conservado
enorme cantidad de papeles, cartas, decretos y notas de su puño y letra...Austero
y enemigo de la pompa real, cualquier noble de aquel tiempo vivía con más boato
que su monarca absoluto...no careció sin embargo de sensibilidad, estableció en
su palacio una Academia de matemática y desde lejanos países hizo traer códices
y libros de inestimable valor científico y se interesó en las ciencias naturales."
Hasta aquí, una breve nota positiva de Carl Grinberg. Asimismo hizo de Madrid la
capital del Reino congregando en ellas grandes riquezas artísticas europeas en
cuadros y tapices y fundando un museo de pintura con una rica colección de obras
italianas españolas y flamencas que fueron la base de la riquísima colección del
actual Museo del Prado una de los más espléndidas del mundo.

La política internacional de Felipe II fue descabellada. En particular en los Países


Bajos. Su media hermana, Margarita de Parma, ejercía la Regencia con un tacto
singular, apreciando y respetando las diferencias entre flamencos y españoles.
Tenía lamentablemente como Ministro a Granvella cuyo orientación era
contrarreformista. En su Consejo eran representantes de la nobleza a los Condes
de Egmont y de Hoorn.

La actitud de Granvella, y sobre todo el espíritu represivo e intolerante de la


Contrarreforma, suscitaron indirectamente la difusión del calvinismo y así se
acentuaron las diferencias con España y se fortalecieron considerablemente las
ansias de independencia de los flamencos.

España respondió con la persecución y el máximo rigor. Egmont y Hoorn fueron


ejecutados públicamente y se desencadenó la secuencia turbulenta en la que dos
fanatismos igualmente enérgicos se enfrentaron sin cuartel. El del Duque de Alba a
cuyas órdenes estaban las fuerzas irrestrictas de España y del el Príncipe de
Orange, hombre "receloso y reconcentrado, puro y tenaz" que dirigía las
flamencas. Felipe II apoyó todas las medidas que despojaron al pueblo de sus
derechos políticos.

El extremismo religioso del Rey y de los súbditos católicos planteó la rebelión de


los Países Bajos como un punto más de la defensa de su fe. Se trataba de
continuar con la lucha para extirpar la herejía. Por otra parte tampoco se olvidaba
que Flandes era un emporio de riqueza y Amberes el gran puerto donde se
manejaban los Fuggers, los Hochstetter, los Recklinger y otras casas bancarias
capaces de financiar todo el comercio europeo y cambiar todas las monedas de
Europa. Para los flamencos existía también la certeza de su poder económico,
pero a ella se agregaban el orgullo nacional y el anhelo de independencia política.

El calvinismo aumentó la energía disponible y los elementos combustibles


necesarios. En tiempos del Duque de Alba, poco después de estallada la rebelión
-1566- una 'Junta de sangre’' condenó a muerte y ejecutó mil ochocientos herejes.
En 1581 un Acta de Revocación de los Estados Generales autolegitimó desposeer
los Países Bajos del patrimonio de Felipe II. En 1584 Guillermo de Orange fue
asesinado. Recién en 1609 se firmó la Tregua de los Doce Años y la
independencia fue reconocida.

Poder irrestricto de todos los protagonistas -víctimas de sus propias decisiones-


poder irrestricto de las fuerzas de la energía física desatada con el fervor del poder
delirante hasta el caos del homo demens.

El Concilio de Trento y la Inquisición habían terminado con el protestantismo en


España. Felipe II en la confusión de sus ambiciones temporales y divinas pretendió
extirpar también la energía religiosa cismática de Inglaterra. Para ello se preparó a
invadir el Reino Unido. Congregó la 'Armada Invencible' una imponente escuadra
de ciento treinta barcos de guerra. Volvió a equivocarse al ponerla al mando del
Duque de Medina Sidonia, hombre de su confianza pero mal marinero. Además
una tremenda tempestad destruyó casi toda la flota. La restricción al poder real
esta vez vino de afuera. Felipe había esperado un segundo Lepanto que limpiara
su vieja rivalidad con su medio hermano Don Juan de Austria, vencedor de
Lepanto.
El Siglo de Oro

El siglo XVI español es llamado el Siglo de Oro. Pero la fantasía llevaba consigo la
letra y el color. Y como era también natural, en ese tiempo, en las letras y en las
artes plásticas, un fuerte predominio de temas religiosos y morales. Poetas y
filósofos, teólogos y juristas, expresaron el amor a Dios, fueron exegetas de textos
sagrados, y elaboraron formas novedosas del derecho internacional, como
Francisco de Vitoria. Nombres de clérigos ilustres, Fray Luis de León, Juan Luis
Vives, San Juan de la Cruz, Fray Luis de Granada o Francisco Suárez, usaron el
lenguaje castellano con igual belleza que expresión. Entre los pintores surgieron el
Greco con sus extrañas figuras longilíneas, y Luis Morales, Alonso Sanchez Coello,
Alonso Berruguete, y Juan Fernández de Navarrete, pintor de Corte de Felipe II.
También, desde luego, el gran Zurbarán, y el inmenso Velázquez, que nacen al filo
del siglo siguiente.

Y por supuesto, la enorme creación sin par de la figura del Quijote de la Mancha,
máxima personificación del delirio y la quimera, de la generosidad, de la libertad y
el denuedo, figuración espléndida de las mejores gracias humanas, insano
inocente, reivindicador de su especie que llena el siglo dieciséis con sus reflejos ,
simplemente, porque su autor nació en 1547. Pero la obra misma, con el increíble
personaje de su invención, apareció recién en el siglo XVII.

Вам также может понравиться