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TRABAJO SOCIAL Y LOS DERECHOS HUMANOS

Desde una perspectiva universal de los derechos humanos, que traspasa la dimensión abstracta del
hombre y aboga no por una universalidad ideal sino por una unidad de los derechos, que nos sitúa
en el complejo universo de la realidad humana. Ningún pueblo del mundo, que se precie de ser
democrático, será verdaderamente libre ni justo, en tanto persistan normas o costumbres lesivas a
la dignidad y a los derechos humanos.
El 10 de diciembre se celebra el aniversario de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
por Naciones Unidas. Día reseñable para el Trabajo Social, ya que este tiene sus fundamentos éticos en los
derechos humanos, en la dignidad humana, en la justicia social y en la autodeterminación de la persona como
ciudadano de derechos, siendo todo ello el marco articulador desde el que guía sus intervenciones
profesionales en su día a día.

Este escenario nos desafía para que el Trabajo Social sea, más que nunca, una profesión de Derechos
Humanos, más aun sabiendo que muchas de estas políticas de recortes de derechos van en contra de los
principios de justicia social, derechos humanos y responsabilidad colectiva, justamente lo que sustantiva
nuestros fundamentos éticos en nuestras acciones profesionales.

Desde este prisma, el Trabajo Social, a nivel de sus organizaciones internacionales: la Asociación Internacional
de Facultades, el Consejo Internacional de Bienestar Social y la Federación Internacional de Trabajo Social,
ayuda a individuos que se ven afectados y violados los derechos humanos de muchas personas, unen sus
esfuerzos y abogan por un nuevo orden mundial en el que sea posible crear una realidad basada en el respeto
de los derechos humanos y en la dignidad y donde sea posible un nuevo orden de relaciones humanas.

Esta agenda recoge el compromiso mundial de todo el Trabajo Social, de apoyar a las estructuras y sistemas
que aborden positivamente las causas profundas de la desigualdad y opresión y, trabajar conjuntamente con
las personas de los servicios que atendemos, para construir un mundo más justo socialmente y que pueda
quedar de legado para futuras generaciones, e impulsando el cambio estructural y relacional desde el marco
inspirador de los Derechos Humanos.

La forma en que la profesión se centra en las necesidades humanas determina su convicción de que la índole
fundamental de esas necesidades exige que se satisfagan, y no por decisión personal, sino como un imperativo
de justicia básica. Por ello, el trabajo social avanza hacia la consideración de los derechos humanos como el
otro principio de organización de su práctica profesional. La transición de la orientación hacia las necesidades
a la afirmación de los derechos se ha hecho imprescindible porque es preciso satisfacer las necesidades
sustantivas tangibles. Una necesidad sustantiva puede traducirse en un derecho positivo equivalente y el goce
de ese derecho es algo que se espera faciliten el Estado y entidades más allá del Estado. 20. De ello se
desprende que la búsqueda y la realización de los derechos y las facultades positivos es inseparable de la
satisfacción de las necesidades. Al actuar dentro de sistemas políticos diferentes, los trabajadores sociales
sostienen y defienden los derechos de sus clientes individuales o colectivos a la vez que tratan de satisfacer
sus necesidades. Lo hacen a menudo al servicio de organismos oficiales y reconocidos y su posición como
mandatarios del Estado, o como empleados de instituciones u organismos poderosos, ha puesto a muchos en
situación precaria. La necesidad del profesional de ser un empleado fiel ha tenido que coexistir con su
obligación de servir al consumidor de sus servicios. Conforme al código deontológico profesional y con las
declaraciones sobre sus funciones de las escuelas de servicio social, el servicio a las personas es la
consideración suprema. 21. El trabajo social se ocupa de la protección de las diferencias individuales y entre
grupos. A menudo tiene que mediar entre particulares y el Estado u otras autoridades, defender causas
determinadas y brindar protección cuando la acción estatal en pro del bien común amenaza los derechos y
libertades de personas o grupos determinados (por ejemplo en casos de separación de niños de sus familias;
denegación de asistencia; internamiento en instituciones para personas de edad o discapacitadas; o conflictos
de vivienda que dejan a gente sin hogar). 22. Como profesión mediadora, el trabajo social exige tener
presentes sus valores y poseer una sólida base de conocimientos, sobre todo en la esfera de los derechos
humanos, para orientarse en muchas situaciones profesionales conflictivas. Aunque con su labor los
trabajadores sociales pueden reforzar los derechos de sus clientes, los errores de juicio pueden llevarlos a
poner en peligro esos derechos. La visión de su trabajo desde una perspectiva global de derechos humanos
ayuda a la profesión, al darle un sentido de unidad y solidaridad sin perder de vista las perspectivas,
condiciones y necesidades locales que constituyen el marco en el que actúan los trabajadores sociales.

Son muchísimos los profesionales, profesores y trabajadores sobre el terreno que tienen conciencia de que
sus preocupaciones guardan estrecha relación con el respeto de los derechos humanos. Aceptan la premisa
de que los derechos humanos y las libertades fundamentales son indivisibles y de que es imposible la plena
realización de 15 los derechos civiles y políticos si no se disfrutan los derechos económicos, sociales y
culturales. Creen que el logro de un progreso duradero en la aplicación de los derechos humanos depende de
políticas nacionales e internacionales eficaces de desarrollo económico y social. Su conocimiento directo de
las condiciones de los sectores vulnerables de la sociedad hace que los profesores y profesionales del trabajo
social sean útiles en la formulación de políticas sociales. 24. Los derechos humanos son inseparables de la
teoría, los valores, la ética y la práctica del trabajo social. Hay que defender y fomentar los derechos que
responden a las necesidades humanas; y esos derechos encarnan la justificación y la motivación de la práctica
del trabajo social. Por consiguiente, la defensa de esos derechos debe formar parte integrante del trabajo
social, aunque en los países que viven bajo regímenes autoritarios esa defensa puede tener graves
consecuencias para los trabajadores sociales profesionales.

DERECHOS HUMANOS

Los Derechos Humanos son fundamentales para un nuevo orden mundial. Son un prerrequisito para
la transición a sociedades sustentables, donde las futuras generaciones podrá vivir en seguridad
política y económica. La idea fundamental de los Derechos Humanos se encuentra el artículo I de la
Declaración general de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948: “Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros […]. Los Derechos Humanos son
considerados como una exigencia de cada individuo y que se desprende del principio de dignidad”.
De los cuales pueden fundamentarse en los siguientes principios: 1. Principio de seguridad: da
origen al derecho de seguridad personal (por ejemplo contra la acción arbitraria policial, contra la
tortura) y el derecho a la vida (contra la ejecución arbitraria). También conduce el derecho a un
adecuado estándar a la vida y el derecho a la salud o al seguro social. 2. Principio de participación:
incluye los derechos a alimentarse y a la vivienda, la participación a la vida económica que incluye
el derecho al trabajo y el cual debe de ser completada con el derecho a la participación política. 3.
Principio de identidad: se refiere a la unidad de cada persona, esto es incluyendo su identidad
cultural y espiritual y su rol como parte de un grupo especifico. Esto supone lo derechos de las
minorías, pero también la

5. 5 libertad en las artes y en las ciencias, libertad de pensamiento, religión, opinión y elección. Una
propuesta de clasificación que agrupa a los Derechos Humanos es la siguiente: DERECHOS
ECONOMICOS. 1. El derecho a la alimentación y vivienda. 2. El derecho al trabajo. DERECHOS
SOCIALES. 3. Derecho a la seguridad social. 4. Los derechos de familias, madres y niños. 5. Derecho
a la salud física y mental. DERECHOS CULTURALES. 6. Derecho a la educación. 7. Derechos de
participar en la vida cultural y derecho al progreso científico. 8. Los derechos de las minorías
DERECHOS CIVILES. 9. Derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica y de la igualdad ante
la ley. 10.Los derechos de los presos. 11.Derecho a un proceso con las debidas garantías. 12.Derecho
a la circulación libre. 13.Derechos a la opinión. DERECHOS POLITICOS. 14.Derecho de reunión
pacífica. 15.Derecho a asociarse libremente. 16.Derecho a participar en la vida política. PROFESIÓN
DE TRABAJO SOCIAL Las profesiones surgen cuando existe una demanda social de aquellos servicios
que se consideran útiles o necesarios socialmente; que dan respuesta a necesidades o
problemáticas de las personas que constituyen una sociedad En este sentido debemos partir del
reconocimiento social en distintos foros (Declaración de los Derechos Humanos de la ONU; acuerdos
en esta materia de la Unión Europea, comenzando por el Tratado de Roma y respecto a España, la
Constitución Española de 1978), de que la organización social debe posibilitar unas condiciones
mínimas para el desarrollo humano.

6. 6 En este contexto casi todas las propuestas recogen la última definición de la FITS aunque
cambiando algunos términos; en este sentido la frase que se suele cambiar es la de “la liberación
del pueblo”. Dado ese consenso nos parece importante recoger la sugerencia y proponemos
cambiarla por el resultado de la acción de liberar que es la AUTODETERMIACIÓN del sujeto. De ese
modo la definición quedaría: “La profesión de Trabajo Social promueve el cambio social y la solución
de los problemas en las relaciones humanas; así como la capacitación y “autoderminación” de todas
las personas con el fin de lograr un mayor bienestar social. Apoyándose en las teorías de las ciencias
humanas y de los sistemas sociales, interviene en el campo de las interacciones entre la persona y
su medio. Los derechos de la persona y la justicia social son los principios fundamentales de la acción
en Trabajo Social”. Sus objetivos son: 1. Contribuir a disminuir la desigualdad e injusticia social,
facilitando la participación social de las personas excluidas socialmente, económicamente
desfavorecidas, en situación de vulnerabilidad y/o de riesgo. 2. Contribuir a que las personas, los
grupos, las organizaciones y las comunidades desarrollen destrezas personales e interpersonales
que aumenten su poder para enfrentarse a las fuerzas sociales que inciden en su marginación. 3.
Apoyar y movilizar a las personas, grupos y comunidades con el fin de mejorar su bienestar y su
capacidad para resolver sus problemas de carácter psicosocial. 4. Dar a conocer las oportunidades
que los grupos sociales tienen a su disposición, motivarles para tener acceso a esas oportunidades
y ayudar a las personas, familias y grupos sociales a desarrollar las respuestas emocionales,
intelectuales y sociales necesarias para permitirles aprovechar esas oportunidades sin que tengan
que renunciar a sus rasgos personales culturales y de origen. Entre los PRINCIPIOS ÉTICOS de los
trabajadores sociales podemos mencionar: 1. LOS DERECHOS HUMANO. El trabajo social se basa en
el respeto al valor y dignidad inherentes a toda persona, y a los derechos que de ello se desprenden.
Los trabajadores sociales deben apoyar y defender la integridad y bienestar físico, psicológico,
emocional y espiritual y el bienestar de todas las personas. Esto significa:  Respetar el derecho a la
autodeterminación - Los trabajadores sociales deben respetar y promover el derecho de las
personas a elegir por sí mismos y a tomar sus propias decisiones, sea cuales

7. 7 sean sus valores y opciones de vida, siempre que no amenacen los derechos e intereses
legítimos de otros.2. Promover el derecho a la participación- los trabajadores sociales deben
promover el compromiso pleno y la implicación de los usuarios para reforzarles en la toma de
decisiones y acciones que afectan a sus vidas.  Tratar a cada persona como un todo - los
trabajadores sociales deben intervenir con la persona en su totalidad, con la familia, la comunidad,
y el entorno social y natural, y tener en cuenta todos los aspectos que influyen en la vida de una
persona.  Identificar y desarrollar sus fortalezas. Los trabajadores sociales deben concentrarse en
el potencial de las personas, grupos y comunidades y promover su empoderamiento. 2. JUSTICIA
SOCIAL. Desafiar la discriminación negativa- Los trabajadores sociales tienen la responsabilidad de
oponerse a la discriminación negativa por razones de capacidad, edad, cultura, género o sexo,
estado civil, estatus socioeconómico, opiniones políticas, color de la piel u otras características
físicas, orientación sexual o ideas religiosas. Esto significa:  Desafiar la discriminación negativa - Los
trabajadores sociales tienen la responsabilidad de oponerse a la discriminación negativa por razones
de capacidad, edad, cultura, género o sexo, estado civil, estatus socioeconómico, opiniones
políticas, color de la piel u otras características físicas, orientación sexual o ideas religiosas. 
Reconocer la diversidad- los trabajadores sociales deben reconocer y respetar la diversidad étnica y
cultural de las sociedades con las que trabajan, teniendo en cuenta las diferencias individuales,
familiares, grupales y comunitarias.  Distribuir los recursos equitativamente. Los trabajadores
sociales deben asegurarse de que los recursos a su disposición se distribuyen de forma justa de
acuerdo a la necesidad.  Oponerse a las políticas y acciones injustas- Los trabajadores sociales
tienen el deber de llamar la atención de sus empleadores, legisladores, políticos y de la sociedad en
general sobre aquellas situaciones en las que los recursos son inadecuados o cuando la distribución
de recursos, políticas y prácticas son opresivas, injustas o perjudiciales.  Trabajar en solidaridad.
Los trabajadores sociales tiene la obligación de oponerse a las situaciones sociales que contribuyen
a la exclusión social, estigmatización o subyugación, y trabajar hacia una sociedad inclusiva. 3.
RECONOCER LA DIVERSIDAD.

Los trabajadores sociales deben reconocer y respetar la diversidad étnica y cultural de las
sociedades con las que trabajan, teniendo en cuenta las diferencias individuales, familiares, grupales
y comunitarias. LOS DERECHOS HUMANOS COMO FUNDAMENTO ÉTICO DEL TARABAJADOR SOCIAL
El trabajo social como disciplina adopta como marco de referencia la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (civiles, políticos y sociales), incluido el derecho al desarrollo. El trabajo social
adopta la propuesta de Naciones Unidas de considerar el desarrollo humano y los derechos
humanos de manera integrada, que destaca que la promoción del desarrollo humano y la realización
efectiva de los derechos humanos que reflejan el compromiso fundamental de promover la libertad,
el bienestar y la dignidad de los individuos en todas las sociedades. La conciencia acerca de que los
hombres poseemos dignidad y derechos propios comenzó a desarrollarse desde los orígenes de la
humanidad, pero fue necesario que la dignidad del hombre se violara de modo inimaginable para
que los derechos fueran reconocidos en formulaciones doctrinarias y legales.  El Siglo XX fue el
escenario en el que Derechos Humanos y Trabajo Social se desarrollaron.  El Siglo XX ha sido el siglo
de la declamación y consagración de los Derechos Humanos; pero también el de su violación.  El
Siglo XX ha sido el siglo en que el Trabajo Social se institucionalizó.  El Siglo XX fue el siglo que cobijó
una forma de Estado - el Estado de Bienestar - que promovió y concretó los derechos humanos,
especialmente los de segunda generación: derechos sociales y económicos. Fue ese Estado el que
permitió la apertura de nuevos espacios profesionales para el Trabajo social, a partir de la
institucionalización de las Políticas Sociales.  El Siglo XX fue el escenario de la crisis del Estado de
Bienestar y su posterior reemplazo por el Estado Neoliberal Conservador, que desconoce las
reivindicaciones alcanzadas gracias a enormes luchas de los sectores populares. Este nuevo Estado
le plantea serios desafíos al Trabajo Social, pues la violación de los Derechos Humanos es moneda
común y el trabajador social interviene en esas violaciones que se producen al nivel de vida
cotidiana. La violación de los Derechos Humanos asume distintas formas: o La violación por acción
es la predominante cuando se interrumpe el orden constitucional y se atenta no sólo contra el
derecho a elección, sino - como ocurrió en la última dictadura - contra el derecho a la vida (la
detención arbitraria, la ejecución sin juicio, la desaparición forzada).

9. 9 Concierne especialmente a los derechos de primera generación (civiles y políticos). o La


violación por omisión sucede cuando los poderes públicos se muestran indiferentes frente a
situaciones que requiere de su intervención. Concierne a los derechos económicos y sociales. Hay
violación de derechos toda vez que no se garantiza un nivel de vida digna, el derecho al trabajo, a la
educación, a la salud, etc. o La violación por exclusión se produce cuando sectores de la población
son apartados explícitamente del goce de derechos, en virtud de caracteres que tienen que ver con
el sexo, la religión, la raza, la edad, la clase social, la nacionalidad, etc. Trabajamos con un sujeto
pobre no con un pobre sujeto. El primero es una persona con derechos (vulnerados) y obligaciones;
el segundo es una persona que recibe favores. Los trabajadores sociales tenemos la obligación
ineludible de conocer todos y cada uno de los derechos humanos. Y la obligación de difundirlos.
Además los ocho principios restantes implican de una u otra manera el reconocimiento de la
dignidad del hombre: de su capacidad para el desarrollo autónomo, de la necesidad de la
autodeterminación y de la participación en las decisiones que los afectan, del derecho a la
protección de la privacidad mediante el secreto profesional, de la aceptación de las diferencias (no
de las desigualdades) rechazando la discriminación. ENSEÑANZA DE LOS DERECHOS HUMANOS A LA
FORMACIÓN ACADÉMICA EN TRABAJO SOCIAL Los códigos de ética que orientan el ejercicio
profesional establecen directrices semejantes centradas en el respeto a la individualización y
autodeterminación de la persona, confidencialidad, respeto a la diversidad y a las diferencias, uso
disciplinado de la relación profesional, y compromiso con la democracia, la justicia social, la igualdad
y la equidad. En consecuencia, las y los trabajadores sociales tienen que actuar para prevenir y
eliminar cualquier discriminación contra personas o grupos en razón de raza, etnia, condición social,
sexo, orientación sexual, edad, religión, preferencia política, origen nacional, estado civil,
discapacidad física o mental o cualquier otra preferencia o característica personal, condición o
estatus. Debe promover la creación y fortalecimiento de condiciones que fomenten el respeto a las
diferencias, la diversidad y el pluralismo. Su compromiso por el cambio social le obliga a promover
cambios en las políticas y la legislación que posibiliten un mejoramiento en las condiciones sociales
y políticas de estos grupos, así como la justicia social y una participación informada y crítica de la
población en la formulación de políticas sociales y la estructuración de las instituciones encargadas
de la prestación de servicios sociales.

10. 10 Como profesión mediadora, el trabajo social exige tener presentes sus valores y poseer una
sólida base de conocimientos, sobre todo en la esfera de los derechos humanos, para orientarse en
muchas situaciones profesionales conflictivas. Aunque con su labor los trabajadores sociales pueden
reforzar los derechos de sus clientes, los errores de juicio pueden llevarlos a poner en peligro esos
derechos. La visión de su trabajo desde una perspectiva global de derechos humanos ayuda a la
profesión, al darle un sentido de unidad y solidaridad sin perder de vista las perspectivas,
condiciones y necesidades locales que constituyen el marco en el que actúan los trabajadores
sociales. Son muchísimos los profesionales, profesores y trabajadores sobre el terreno que tienen
conciencia de que sus preocupaciones guardan estrecha relación con el respeto de los derechos
humanos. Aceptan la premisa de que los derechos humanos y las libertades fundamentales son
indivisibles y de que es imposible la plena realización de los derechos civiles y políticos si no se
disfrutan los derechos económicos, sociales y culturales. Creen que el logro de un progreso duradero
en la aplicación de los derechos humanos depende de políticas nacionales e internacionales eficaces
de desarrollo económico y social.

Su conocimiento directo de las condiciones de los sectores vulnerables de la sociedad hace que los
profesores y profesionales del trabajo social sean útiles en la formulación de políticas sociales. Los
derechos humanos son inseparables de la teoría, los valores, la ética y la práctica del trabajo social.
Hay que defender y fomentar los derechos que responden a las necesidades humanas; y esos
derechos encarnan la justificación y la motivación de la práctica del trabajo social. Por consiguiente,
la defensa de esos derechos debe formar parte integrante del trabajo social, aunque en los países
que viven bajo regímenes autoritarios esa defensa puede tener graves consecuencias para los
trabajadores sociales profesionales.

En CONCLUSIÓN Nos encontramos en un mundo donde las condiciones de interdependencia global


nos sitúan un nuevo horizonte ético. Esto no es otro que el de encontrar caminos para que la
dignidad de la persona sea respetada en todos los lugares de la tierra. Pero la dignidad de las
personas no podemos entenderla de manera abstracta sino enraizada en contextos concretos, es
decir, históricos, sociales, culturales, medioambientales cuyo respeto y protección se hace
igualmente necesaria para que el derecho a una vida digna pueda estar garantizado para todos los
seres humanos. Ningún pueblo del mundo, que se precie de ser democrático, será verdaderamente
libre ni justo, en tanto persistan normas o costumbres lesivas a la dignidad y a los derechos
humanos. Hablar de derechos humanos, es referirse al patrimonio común e inalienable de toda la
humanidad. Así mismo, estamos inmersos en un presente marcado por profundas situaciones de
desigualdad, injusticia, violencia, intolerancia, que ponen en peligro la vida muchos seres humanos,
los ecosistemas en los que habitamos y en definitiva, la convivencia en paz y armonía con otros y
con la naturaleza. En ese camino de búsqueda, nuestras sociedades han ido generando una serie de
principios de los que el Trabajo Social toma su inspiración para la consecución de sus objetivos. Así,
los Derechos Humanos se convierten en bandera de la que el Trabajo social hace gala para orientar
su tarea, tal y como queda recogido en la definición que realiza la Federación Internación de Trabajo
Social Los derechos humanos y el trabajo social tienen que considerarse en el contexto de las condiciones
con las que se enfrentan la mayoría de los habitantes de la Tierra a finales del siglo XX. Se estima que, sólo en
el último decenio, fue mayor el número de seres humanos que perdieron la vida como consecuencia de
privaciones económicas y sociales que el de muertos en la segunda guerra mundial. 26. Innumerables
personas han sido asesinadas o torturadas, o han desaparecido, en un mundo sometido a la dominación y la
opresión. Los sistemas y estructuras explotadores y opresivos dan lugar a dictaduras y regímenes autoritarios,
bajo los cuales millones de personas son víctimas de violaciones de sus derechos humanos como precio de su
lucha por la libertad y la supervivencia. 27. Cada año en los países en desarrollo mueren 12,9 millones de niños
antes de cumplir los 5 años y, en muchos de esos países, casi la mitad de los adultos son analfabetos1 . Según
cifras reveladas por la Organización Mundial de la Salud, sólo en los países en hay más de 1.000 millones de
personas sin vivienda adecuada y 100 millones que viven en condiciones las clasifican como personas sin
hogar2 . En todo el mundo se estima que hay 17,5 millones de refugiados y de 25 millones de personas
desplazadas en su propio país debido a conflictos internos, hambre u otros desastres. Cerca del 80% de los
refugiados son mujeres y, en algunos países, las mujeres y los niños integran el 90% de los refugiados3 . 28.
Las mujeres ocupan las primeras filas en las estadísticas de la pobreza y las privaciones. Dos tercios de los
analfabetos del mundo son mujeres4 . Las tasas de mortalidad materna son altas en casi todos los países en
desarrollo: una mujer africana, por ejemplo, tiene una posibilidad entre 20 de morir de parto; una mujer
asiática, una posibilidad entre 54; una mujer sudamericana tiene una posibilidad entre 73. En cambio, una
mujer norteamericana tiene una posibilidad entre mas de 10.0005 . 29. Si bien desde que terminó la guerra
fría se han observado algunas muestras de adelanto, en general la crisis no ha disminuido y en algunas partes
del mundo hasta se ha agravado. Casi un tercio del total de la población en los países en desarrollo, 1.300
millones de personas, vive en absoluta pobreza y casi 1.000 millones son analfabetos6 . El gasto militar
representa alrededor del 15% del producto nacional bruto de los países industrializados y de los países en
desarrollo. Sin embargo, mientras que el gasto militar de los países industrializados representa la mitad del
gasto global en salud y educación, estas dos cifras son aproximadamente iguales en los países en desarrollo7
. En 1993, los países en desarrollo deben dedicar el 20% de sus ingresos de exportación al servicio de la deuda.
Cada año hay que pagar 143.000 millones de dólares de capital e intereses Hablar de derechos humanos,
es referirse al patrimonio común e inalienable de toda la humanidad.

MADELEYN

PAULINA

JOSSELIN

MARIANA

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