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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL ECUADOR

SEDE IBARRA
ESCUELA DE CIENCIAS AGRÍCOLAS Y AMBIENTALES

1. Datos informativos
Asignatura: Proyectos.
Nombre: Santiago Méndez
Fecha: 05/12/2018
Tema: Rol de China en la economía del mundo.
China ha protagonizado en las últimas décadas la mayor revolución económica de la historia de
la humanidad, en el sentido de que nunca una población había cambiado de forma tan intensa sus
condiciones materiales de vida en un periodo de tiempo tan corto. Su revolución económica se
sintetiza en la tasa media anual de crecimiento, un 10 por cien, lograda en este periodo.

El crecimiento económico chino se ha basado, como es bien sabido, en las exportaciones e


inversiones. Ahora se plantea un cambio de modelo, necesario para que su economía pueda
mantener un crecimiento equilibrado y sostenido a largo plazo. Este “reequilibra miento” de la
economía tiene amplias consecuencias, sobre China y sobre la economía internacional.

China ha dedicado normalmente más de un 40 por cien de su PIB a la inversión. La producción


industrial representa casi el 50 por cien de ese PIB, mientras que los servicios no llegan al 40. La
tasa de ahorro de los hogares es muy elevada, mientras que el consumo representa un 35 por cien
del PIB, una participación muy baja en relación con la mayoría de los países.

Esta estructura de la economía china está relacionada con algunos de los asuntos que causan
fricción en sus relaciones económicas internacionales. China ha producido mucho más de lo que
ha consumido, y la diferencia ha ido destinada a la exportación, gracias en buena medida a un
tipo de cambio que muchos consideran infravalorado. De esta forma, ha obtenido unos superávit
comerciales elevados con numerosos países, que han provocado descontento y conflictos.
Igualmente ha obtenido un elevado superávit en su balanza por cuenta corriente, que ha servido
para transferir un importante volumen de capitales al exterior, por ejemplo, a través de la compra
de bonos del Tesoro de Estados Unidos.

China tiene tres fundamentos esenciales como lo son: En primer lugar, hacia un mayor peso del
consumo, en detrimento del ahorro y la inversión. En segundo, hacia un menor peso de la
exportación, que debe ser compensado por una mayor demanda doméstica. Y en tercer lugar,
hacia un mayor peso de los servicios, en detrimento de la producción industrial.

Para propiciar esos cambios, y en particular para fomentar un mayor consumo y un menor ahorro,
el país tiene que desarrollar servicios sociales básicos, en especial educación y sanidad. Si los
ciudadanos chinos ahorran tanto, se debe principalmente a una cuestión de precaución frente a los
riesgos, a que tienen que ahorrar con el fin de estar preparados para afrontar gastos sanitarios (que
pueden ser muy elevados). Igualmente tienen que ahorrar para financiar la educación de sus hijos.

La estructura de la fiscalidad también debe cambiar, reduciendo relativamente su carga sobre el


consumo y aumentándola sobre las empresas. Una mayor imposición empresarial reducirá sus
beneficios y por tanto sus inversiones. Una menor carga fiscal sobre las personas aumentará la
renta disponible y el consumo.
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ESCUELA DE CIENCIAS AGRÍCOLAS Y AMBIENTALES

Asimismo, el sistema financiero debe reformarse, con el fin de reorientar la financiación desde
las empresas hacia los consumidores. Los tipos de interés de los préstamos a las empresas estatales
son muy bajos, lo que incentiva un elevado nivel de inversión, y en ocasiones la puesta en marcha
de proyectos poco rentables.

El tipo de cambio tiene un papel clave en la transformación del modelo de crecimiento. Un tipo
de cambio infravalorado supone un subsidio a la exportación y favorece en este sentido las
empresas (y la inversión), perjudicando a los consumidores. La apreciación del tipo de cambio de
la divisa china permitiría un aumento del nivel de renta de los consumidores y reduciría la
competitividad exterior de los productos chinos. De esta forma se favorecería una reorientación
de las bases del crecimiento desde la exportación hacia el consumo doméstico. Progresar hacia
un tipo de cambio más acorde con las fuerzas del mercado contribuiría además a reducir los
conflictos de China con sus socios comerciales.

Con la prudencia y gradualidad que caracterizan las transformaciones en China, estos cambios ya
se están produciendo. En 2010, las importaciones crecieron un 38 por cien, por encima de las
exportaciones (un 31,3 por cien). El superávit comercial descendió hasta 181.100 millones de
dólares, frente a 196.100 millones de 2009. El saldo por cuenta corriente de la balanza de pagos
también se redujo, y el yuan se apreció suavemente frente al dólar. En fin, en 2010 se marcaban
con claridad unas tendencias que previsiblemente serán la norma en los próximos años, y que irán
reflejando el cambio estructural de la economía china y, en especial, su menor dependencia de las
exportaciones para el crecimiento.

En diversos aspectos de la política económica se percibe una actuación de las autoridades que
buscan empujar este cambio estructural aumentos del salario mínimo, subvenciones al consumo
de una serie de productos en las zonas rurales, progresiva extensión de los sistemas de Seguridad
Social.

Este proceso de reequilibramiento de la economía, que parece tan conveniente como irreversible,
tendrá una amplia repercusión, no solo sobre China sino sobre la economía internacional. Sin
duda supondrá, en determinados aspectos, retos y dificultades para las empresas extranjeras. Pero
también podría abrir nuevos nichos de oportunidad, al crear oportunidades en sectores como los
servicios financieros, servicios médicos, bienes de consumo, turismo, estudios, etcétera, cuya
demanda por parte de los consumidores chinos crecerá con fuerza impulsada por el crecimiento
y su cambio de modelo.

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