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El tratamiento hospitalario puede llevarse a cabo en un hospital o en una clínica especial.

Usted dormirá

en el centro y recibirá terapia durante el día o por la tarde.

El tratamiento hospitalario podría ser una buena opción si:


 Probó el tratamiento ambulatorio pero no funcionó.
 Tiene otros problemas físicos o de salud mental.
 Su situación en casa le dificulta mantenerse alejado del alcohol o las drogas.
 No vive cerca de una clínica de tratamiento ambulatorio.
Usted podría quedarse por 1 a 6 semanas, dependiendo de cómo vaya su recuperación. Después del

tratamiento hospitalario, usted debería acudir a tratamiento ambulatorio para recibir más asesoría y

terapia de grupo. Es posible que el tratamiento hospitalario también sea residencial, lo que significa que

usted se queda en el centro durante mese

3. NIVEL DE TRATAMIENTO RESIDENCIAL


3.1. Unidades de Desintoxicación Hospitalarias
Son dispositivos asistenciales sanitarios dentro de un servicio hospitalario, habitualmente
ubicados en Salud Mental o Psiquiatría, aunque en algunos casos pueden pertenecer a
Medicina
Interna. En ellos se realizan ingresos, de carácter voluntario y programado, que tienen como
objetivo general la realización de tratamientos de desintoxicación. Dicha intervención ha de
enmarcarse dentro de un plan terapéutico individualizado y, por tanto, ha de programarse
desde
los CAD, dispositivos que constituyen el eje central de toda intervención y a donde ha de
regresar
el paciente tras el alta hospitalaria, que suele producirse tras una estancia breve (10-15 días).
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11. Los niveles de atención sanitaria y la rehabilitación funcional en diferentes ámbitos de la
dependencia
La desintoxicación en el ámbito hospitalario se valorará cuando las condiciones del
usuario y de su contexto dificulten de forma significativa su realización de forma ambulatoria.
Así, la existencia de fracasos repetidos, un importante desarraigo familiar, un ambiente familiar
y/o social de elevado riesgo y la coexistencia de trastornos orgánicos o psicopatológicos
relevantes para la desintoxicación, son factores que pueden aconsejar el ingreso en este
dispositivo.
En ocasiones, el ingreso hospitalario puede estar motivado por la existencia de una posible
patología dual, buscándose un mejor diagnóstico y tratamiento en un entorno controlado y en
condiciones de abstinencia de sustancias.
En algunos hospitales existen unidades específicas para la desintoxicación del alcohol.
3.2. Comunidades Terapéuticas
Son centros de carácter residencial, cuyo objetivo es la deshabituación, rehabilitación y
reinserción de las personas con problemas de drogodependencias. Dentro de las mismas se
lleva a cabo un tratamiento integral, que comprende intervenciones psicológicas, médicas
y educativas, dirigidas, en último término, al desarrollo de un estilo de vida adecuado a un
entorno social normalizado.
Este dispositivo está dirigido a pacientes que habitualmente presentan una importante
desestructuración psicológica, familiar y/o social que dificulta de forma notable el desarrollo
de un tratamiento exitoso en su medio habitual y que han fracasado de forma repetida en
el ámbito ambulatorio. Hay que señalar que se requiere un elevado grado de motivación por
parte del usuario, debido a la amplitud y profundidad del cambio planteado, dirigido no sólo al
abandono del consumo de sustancias, sino a la modificación de un estilo de vida a través de
las
experiencias que proporciona el contexto interpersonal de la propia comunidad terapéutica.
La prevención de recaídas será un punto fundamental a trabajar, de cara al mantenimiento del
cambio una vez el sujeto regrese a su medio habitual.
Siguiendo a Comas (2008) podemos señalar como rasgos fundamentales de las
comunidades terapéuticas los siguientes:
-- Son centros de carácter residencial, con atención las 24 horas y presencia continua del
equipo de profesionales.
-- El tiempo de estancia es limitado, en función de acuerdos establecidos previamente o
de la evolución del paciente.
-- El ingreso en el dispositivo es voluntario, aunque en ocasiones puede haber usuarios
sujetos a medidas judiciales (menores, tratamientos alternativos u obligatorios a
personas con trastorno mental).
Manual de adicciones para psicólogos especialistas en psicología clínica en formación
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-- Presencia de un equipo multidisciplinar: psicólogos, trabajadores sociales, educadores,
médicos, etc.
-- Se pretende que la vida cotidiana en la comunidad terapéutica, así como las dinámicas
de la misma, se constituyan en un entrenamiento para el regreso al medio habitual. A
este objetivo responde la existencia de unas normas que los residentes han de asumir
previamente a su entrada en el dispositivo, y que han de cumplir a lo largo de toda la
estancia. El número de plazas existente, que habitualmente oscila entre 20 y 40, debe
posibilitar y contribuir al desarrollo de esta filosofía subyacente.
-- El papel del aprendizaje social se combina con distintos procedimientos terapéuticos
individuales y grupales.
-- Las dinámicas complejas hacen preciso la existencia de una serie de procedimientos que
faciliten su gestión de forma ordenada: historias clínicas, reuniones del equipo técnico
para la toma conjunta de decisiones, “diarios de acontecimientos”, organigramas de
responsabilidades, contratos terapéuticos, reglamento de régimen interno, etc.
-- El objetivo de toda intervención debe ser ayudar a la persona a desarrollar un proyecto
y un estilo de vida alternativo, que minimice sus dificultades y facilite su adaptación a
un ambiente social normalizado.
-- Ha de procurarse que los sujetos vayan asumiendo responsabilidades de forma
progresiva en el funcionamiento de la comunidad, de tal forma que puedan extrapolar
las habilidades y actitudes aprendidas a su medio habitual.
-- La comunidad terapéutica no pretende ser una institución total, que resuelva todos
los problemas de los residentes, sino que promoverá su independencia, a través de los
recursos propios de la comunidad social (sistema sanitario, servicios sociales, sistema
educativo, etc.).
-- La evaluación ha de ser continua y debe realizarse por parte del equipo tanto durante el
proceso como al final del mismo.
Como en el resto de las intervenciones en adicciones, ha de primar el principio de
continuidad terapéutica, decidiéndose y programándose el ingreso en comunidad desde los
centros ambulatorios (CAD), a los que regresará el paciente tras el alta del dispositivo que nos
ocupa.
Dentro del proceso desarrollado en la comunidad terapéutica se pueden distinguir
tres fases, en función del momento y de los objetivos planteados: fase de acogida, fase de
tratamiento y deshabituación y fase de inserción social (Consellería de Sanitat, 2006). El
tiempo
de estancia puede oscilar entre varios meses y tres años, en función del punto de partida, de la
evolución, de los objetivos planteados y del dispositivo concreto.
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11. Los niveles de atención sanitaria y la rehabilitación funcional en diferentes ámbitos de la
dependencia
Las actividades desarrolladas abarcan un amplio rango, buscando responder a
necesidades de tipo sanitario (p. ej., patologías orgánicas y psiquiátricas, educación para la
salud), psicológico (p. ej., extinción de conductas desadaptativas y adquisición de hábitos más
saludables, autocontrol, habilidades sociales y asertividad, prevención de recaídas)
educativasocupacionales
(p. ej., formación académica y laboral, ocio y tiempo libre) y social (p. ej.,
coordinación con otros recursos, orientación, gestiones administrativas) (Arenas, Del Valle,
López, Martín y Tirado, 2002).
3.2.1. Comunidades Terapéuticas de menores
Tal y como se recoge en la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la
responsabilidad
penal de los menores, “el internamiento terapéutico se prevé para aquellos casos en los que
los menores, bien por razón de su adicción al alcohol o a otras drogas, bien por disfunciones
significativas en su psiquismo, precisan de un contexto estructurado en el que poder realizar
una programación terapéutica, no dándose, ni, de una parte, las condiciones idóneas en el
menor o en su entorno para el tratamiento ambulatorio, ni, de otra parte, las condiciones de
riesgo que exigirían la aplicación a aquél de un internamiento en régimen cerrado”.
Las comunidades terapéuticas de menores tratarán de responder a la problemática de la
adicción procurando adaptarse a las necesidades de los adolescentes. Por ser una etapa
crítica
en el desarrollo, se prestará una especial atención a las áreas educativa y de formación laboral,
así como al empleo del ocio y tiempo libre, buscando promover unos valores que le permitan
una adecuada adaptación al contexto social.
3.2.2. Comunidades Terapéuticas para mujeres con hijos
En los últimos años, y asociado a una mayor preocupación por las diferencias de género,
ha ido surgiendo un modelo de comunidad terapéutica que permite que las mujeres con
problemas de adicciones convivan con sus hijos a lo largo del proceso terapéutico. Esto
facilita el mantenimiento y desarrollo adecuado de su rol como madres, promoviendo
y favoreciendo la relación afectiva y de apego con sus hijos cuando éstos son pequeños
(habitualmente hasta los 3 ó 4 años de edad) y constituyéndose éstos como una fuente
de motivación fundamental para el abandono de las sustancias y el desarrollo de nuevos
patrones de funcionamiento.
3.3. Pisos
Los pisos son dispositivos también residenciales y de convivencia que, a diferencia de las
comunidades terapéuticas, se sitúan en edificios o zonas de viviendas normalizadas y se
caracterizan por un régimen abierto. En ellos convive un reducido número de personas,
habitualmente acompañados y supervisados por miembros del equipo técnico, que tiene
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una presencia continua en el domicilio. Su objetivo principal, además del tratamiento de
los problemas de abuso y dependencia de sustancias, es facilitar la reintegración del sujeto
a la sociedad, de una forma autónoma y normalizada. Los candidatos para este recurso son
personas drogodependientes cuyo entorno familiar y/o social dificultan de forma notable un
adecuado tratamiento en su medio habitual.
Nuevamente, la residencia del paciente en un piso ha de considerarse dentro del plan
individualizado de tratamiento, diseñado por el CAD. Las características del dispositivo
concreto, así como sus objetivos y tipos de actuaciones, estarán en función de las necesidades
del perfil de usuario al que está dirigido.
3.3.1. Pisos para desintoxicación
Su objetivo es alojar y apoyar a personas sin apoyo familiar en la primera fase del tratamiento:
la
desintoxicación. En numerosas ocasiones supone la preparación para la entrada en
Comunidad
Terapéutica o en Centro de día.
3.3.2. Pisos de distinta exigencia según la fase en que se encuentra el paciente
Tal y como señalamos previamente, la entrada de un usuario en un piso puede producirse en
distintos momentos del proceso terapéutico. A grandes rasgos podemos distinguir entre pisos
de apoyo al tratamiento y pisos de apoyo a la reinserción. Los primeros están orientados a
proporcionar apoyo en las fases iniciales, con una importancia central de los esfuerzos dirigidos
a
conseguir una estabilización del paciente y una adecuada adhesión al tratamiento ambulatorio,
o como paso previo a la entrada en comunidad terapéutica. Los pisos de reinserción juegan
un importante papel en fases más avanzadas del tratamiento, en muchas ocasiones como
dispositivo intermedio entre la comunidad terapéutica o el piso de apoyo al tratamiento y una
vida plenamente normalizada e integrada en la sociedad. Su función principal será promover y
apoyar la progresiva integración social.
3.3.3. Pisos especializados en dependencia a la cocaína
El creciente consumo de cocaína producido en España en los últimos años y las características
distintivas de dicha sustancia, cuyo tratamiento es principalmente psicológico, ha derivado en
la creación de pisos especializados en dependencia a la cocaína. Ha de tenerse en cuenta que
en
numerosas ocasiones el patrón de consumo de esta sustancia va acompañado de importantes
ingestas de alcohol y se asocia a un uso más recreativo que en el caso de otras drogas.
3.3.4. Pisos especializados en patología dual
Son dispositivos para personas con problemas de drogodependencias asociados con algún
otro diagnóstico psiquiátrico comórbido (habitualmente un trastorno mental grave), que
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11. Los niveles de atención sanitaria y la rehabilitación funcional en diferentes ámbitos de la
dependencia
se encuentran en una etapa avanzada del tratamiento de la adicción y que precisan de un
importante apoyo por su situación familiar y/o social.
En el caso de estos recursos es de especial importancia disponer de los servicios de
profesionales especializados en psicología clínica y psiquiatría, y, en todo caso, mantener una
adecuada coordinación con los servicios de salud mental de la red sanitaria. Son pacientes que
suelen requerir un especial seguimiento tanto a lo largo del proceso terapéutico como al alta
del dispositivo concreto.

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