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La moda y su carácter banal.

La moda se refiere a una posible manifestación que ocurre a nivel social, político y
cultural, que puede reiterarse mas no repetirse y esto sucede más aún con factores
externos. Jean Baudrillard (1991, pp. 30) define a la moda como un fenómeno
irrepetible, ya que participa de una manera de comunicación insensata, viral e
inmediata, que, así como llega de rápido se esfuma del mismo modo, sin pasar por
la mediación de los sentidos.

En una empresa, se determina la toma de decisiones en la forma de producción y


distribución en relación a todos los eventos notables o poco ilustres que ocurren allá
afuera, y así, por medio del convencimiento hacer que una parte de la población
tenga la necesidad de obtener al alcance de sus manos un servicio o un producto,
que al final termina siendo un engaño para la sociedad inmersa en mundo del
consumismo.

La dialéctica de la mercadotecnia, en todos sus discursos intenta recalcar aspectos


positivos o atractivos en materia de compra-venta y si le es permisible, hacer uso
de medios audiovisuales en los que censuran las marcas de otras compañías para
hacernos saber que su calidad no es confiable, como una manera de sabotear
sutilmente a su competencia, puesto que, lo único que hacen es borrar el logo o la
tipografía para que se siga viendo evidente cuál es el artículo que no debemos
consumir.

Haciéndose un poco igual de familiar que en la política ¿no? La oratoria de una


crítica política no hace más que llenar de expectativas del oyente, no siempre con
afán de persuadir sino también de disuadir, claro ejemplo con los spots políticos,
que, al no ser suficientes las propuestas de cada candidato, tratan de perjudicar a
sus demás contrincantes, pero los postulantes no sólo han tenido el descaro de
remarcar las debilidades o desaciertos de sus oponentes, sino que han requerido
de la osadía de llamar a figuras públicas a ofrecerse como aspirantes a diputados o
senadores de un partido político para conseguir el voto del pueblo por su simpatía
o carisma, algo así como un concurso de Miss Universo (que también es
espectáculo), aun sin tener pericia para resolver convenios o facilidad de palabra,
empero, lo último es intrascendente, porque, hay personas tan facundas que
dedican toda su vida a desarrollar argumentos falsos o arduos de conseguir que al
final sólo quedan en palabrería, en demagogia, en grandilocuencia.

Baudrillard (1991, pp. 22) Cuestiona si la publicidad está diseñada para hacer
apología no de un producto, sino, más bien, para elogiarse a ella misma, plantea
que la información pudiera no remitir a un acontecimiento, sino, a la promoción de
la misma como acontecimiento.

No hay que confundirnos al creer que las formas de expresión son las que
entorpecen o hacen retroceder a la ciudadanía en facultad de quienes, se supone,
son especialistas en materia gubernativa y enunciación. Los elementos están
puestos en un espacio-tiempo designados, en los que, en una u otra condición, son
útiles, poniendo un ejemplo un tanto discutible, una persona puede poseer un arma
con un permiso, pero ésta sabrá si la va a usar en defensa personal (ni si quiera
tener que usarla, sólo servirle como apoyo) o para cometer un homicidio.

A la moda en términos de la industria siempre se le relaciona con lo novedoso, lo


innovador; aunque, en realidad pueden regresar modas, pero ya no ser concebidas
desde la misma perspectiva en las que su primer entorno las vio nacer.

Yves Michaud (2007, pp.144) lo pensó como un concepto constitutivo de la


modernidad “modernista”, en el que implicaba la idea de un inicio de los vocablos
“absolutamente nuevo” que pondría, en aquel entonces, un final definitivo de lo
nuevo, pero que, al haberse vuelto algo rutinario y tradicional, sólo quedó en un
pensamiento utópico.

Y este pasa, como antes se mencionaba, a formar parte de la moda y las tendencias,
al estilo de vida en sí, Michaud hace una concordancia de lo que él concierta como
“nuevo” en cuanto a los medios de comunicación y el entretenimiento en conjunto
al registro y es que: “Algo tiene que suceder continuamente ¿Qué? Algo nuevo”.
Lo nuevo no busca devaluar lo antiguo, ni siquiera reevaluarlo, sino, empujarlo hasta
el olvido; relacionándolo más con el arte, él afirma que a lo que se le da más
prioridad en los artistas es al hecho de que existan tantos y, por ende, haya libertad
en las obras sobre cualquier tema, satisfaciendo el gusto de cualquier clase de
público, es así como el registro fue surgiendo a partir de conservar lo que valía la
pena de ser visto o rescatado para las generaciones posteriores, pero ahora, todo
se resume en archivar lo que va manifestándose sin hacer memoria de jerarquías y
tradiciones, termina siendo un archivo que remite al archivo forzado de la moda
manteniendo un almacenamiento de “experiencias”.

Si antes la selección era discriminatoria, en la actualidad no sólo es indiferente, sino


que, el registro pasa a ser de dominio público, reflexionando sobre lo anterior los
youtubers, son individuos que suben video blogs profusamente en una plataforma
digital, sin reprensiones.

En los últimos años se han sabido desenvolver a través este medio y hacer uso de
su elocuencia para tener persuadidos a jóvenes, adolescentes y adultos. La mayoría
de su contenido no ha sido tan relevante hasta entonces, pero con el pasar del
tiempo esto se fue convirtiendo en una moda, en la que, considerar un sin fin de
temáticas controversiales o hablar de cualquier tema insignificante los ha llevado a
la fama y al éxito.

En la contemporaneidad no se solicitan mentes tan brillantes, basta que den de qué


hablar, sea bueno o malo, sea trivial o profundo, pero el punto es que exista una
audiencia que esté presente para verlo. El acervo tanto del arte como de la cultura
se está yendo en picada, las últimas décadas ha sido complicado no recopilar datos
sin la excusa de que es una eventualidad. Todo pilar en el capitalismo se mantiene
firme gracias al hedonismo, que es cúmulo de experiencias en las que el bienestar
es lo más distinguido; las firmas están más concentradas en cerrar acuerdos en los
que la imagen del producto le suma más valor que la misma mercancía.

Tania Hernández Mendoza.


Bibliografía

Baudrillard, J. La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos externos.


(1991) Ed. Anagrama. Barcelona

Michaud, Y. El arte en estado gaseoso (2007) Breviarios, Fondo de Cultura


Económica. 1era edición

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