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ENSAYO BIBLIOGRÁFICO
INTRODUCCIÓN
Poco después de la llegada del invasor foráneo, la
población autóctona panameña quedó diezmada, como se ha
venido señalando desde los Cronistas de Indias. Tal fue la
eficiente rapidez de la destrucción, que faltó tiempo para que
surgieran lenguas mixtas o para que esos pacientes
evangelistas que ha alabado J. R. Firth redactaran las
laboriosas gramáticas que pergeñaron en otros lugares. (Véase,
de M. Jamieson, "Visión lingüística del Istmo de Panamá al
iniciarse la Conquista", Revista Nacional de Cultura Nº 26
( junio 1994), pp. 107-113). En nuestro siglo, varias instituciones
religiosas y varios religiosos, de manera independiente, se han
abocado a cubrir este déficit.
Con todo, se sabe de una tardía descripción de sólo una de
las diversas lenguas mutuamente ininteligibles que se hablaban
en el Istmo. Fue la de 1740 del P. Ignacio Franciscio, y versaba
sobre la lengua dariela, el hablar de los urabaes, idibaes o
darieles, seguramente los cunas de hoy. Lamentablemente se
encuentra perdida.
Los estudios sobre las lenguas indígenas de Panamá
debieron esperar, entonces, hasta el siglo XIX, cuando los
etnógrafos empezaron sus investigaciones. En el siglo XX han
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tenido un auge acorde con el que ha gozado la ciencia del
lenguaje.
BIBLIOGRAFIAS
Existen unos cuantos repertorios generales a los cuales
recurrir para informarse sobre la lingüística indigenista acerca
de Panamá. Hay algún catálogo muy viejo, el del Conde de la
Viñaza, titulado Bibliografía española de las lenguas
indígenas de América (Madrid: 1892). Más recientes son los de
Paul Rivet o el de C. Loukotka (1952). Pero para tener una
accesible fuente continua y conocidísima, no obstante la
dispersión de sus excelentes entradas con anotaciones, es útil
recurrir al Handbook of Latin American Studies (Cambridge,
Mass.: Harvard University Press, 1937-1950; Gainesville, Fla.:
University of Florida Press, 1951-1978; Austin and London:
University of Texas Press, 1979 y ss.). No aspira este manual a
registrar todo lo publicado y, desde luego, la bibliografía previa a
su primera aparición no figura. (Para su historia puede verse, de
Dan C. Hazen, “The Handbook of Latin American Studies at
(volume) fifty: Area Studies Bibliography in a Context of Change”
Revista Interamericana de Bibliografía, XLI : 2 (1992), pp.
195-202).
Es mucho más abarcador el Catálogo de las lenguas de
América del Sur (1948, 1ª ed.; Madrid: Gredos, 1984, 2ª ed.,
pp. 179-181), de los esposos Antonio Tovar y Consuelo Larrucea
de Tovar, según el cual las lenguas indígenas panameñas son
del "gran grupo chibcha". Se sabe que los Tovar recogen todo
material al alcance, sin establecer distingos y que, para la
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segunda edición, interesaron menos las variables publicaciones
del Instituto Lingüístico de Verano.
El volumen Current Trends in Linguistics, IV: Ibero-
American and Caribbean Linguistics (The Hague: Mouton,
1968), cuyo editor general fue Thomas A. Sebeok, en su parte
segunda trata de "Linguistics of Non-Ibero-American Languages"
(pp. 249-360) y, aunque es un muy útil repertorio
minuciosamente comentado, nunca enfoca a Panamá como país.
En él se encuentra mencionada, sin embargo, otra
bibliografía que aquí importa, la de Jacob A. Loewen, "Chocó I:
Introduction and Bibliography" (IJAL . 29 : 3 -July 1963-, pp. 239-
263; bibliografía en las pp. 246-263), sobre la familia lingüística
chocó. Los hablantes de estas lenguas viven a ambos lados de
la frontera panameña con Colombia (país en donde sumarán
más de 40,000), y se extienden hasta el Ecuador, por lo que
Loewen los emparienta con grupos brasileños. (En rigor, su
hábitat originario es del sur, y va extendiéndose tesoneramente
al norte.) Además, asegura que la lengua es caribe, no chibcha,
e informa que el cueva del que se hablaba en el período de los
Cronistas fue un dialecto chocó. Pero, en contra de lo que
piensan C. Loukotka y Greenberg y transitando el mismo sesgo
de Loewen, Kathleen Romoli, en Los de la lengua cueva: los
grupos indígenas del Istmo Oriental en la época de la
conquista española . Bogotá: Instituto Colombiano de
Antropología e Instituto Colombiano de Cultura, 1987, afirma con
insistencia comprobatoria que los cuna no son los cueva, pues
estos desaparecieron antes de mediados del siglo XVI. Añade
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que los antepasados de los cunas aparecieron en la historia
después de 1611.
Antes que el catálogo anotado de Loewen arriba fichado
había aparecido el de Gerardo Reichel-Dolmatoff, "Bibliografía
lingüística del grupo chocó" (Revista del Instituto Nacional de
Etnología , Nº2 (1945), pp. 625-7). Como se notará, ambos se
reducen a una sola agrupación lingüística.
En la compilación titulada Panama (Oxford -England- &
Santa Barbara -Calif.-: CLIO Press, 1982, pp. 54-58), Eleanor
DeSelms Langstaff entregó 122 fichas someramente descritas,
en inglés, acerca de publicaciones sobre las lenguas indígenas
de Panamá. (Una de las fichas, la nº 245, no trata la lengua
chocó, como a primera vista parece, sino el español de una
región colombiana.)
Entre los repertorios más recientes se encuentra la
"Bibliografía de la etnolingüística panameña", que su autor,
Arysteides Turpana, anexó a su trabajo "Lenguas indígenas"
(América Indígena , XLVII : 4, (octubre-diciembre 1987), pp.
621-4). La entrada más distante en el tiempo data de 1851 y la
más reciente es de 1985. Recoge, sin interés de ser exhaustivo,
publicaciones y algún material inédito sobre todas las lenguas
autóctonas panameñas.
Sería útil consultar bibliografías más generales
(antropológicas o etnológicas, por ejemplo) o específicas (de
ciencias del lenguaje), que consideran la lingüística indigenista
o las diversas subdisciplinas tanto sobre Colombia como sobre
Costa Rica, pues variedades del cuna y del chocó se hablan por
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el sur, y el bribri y el teribe son, también, lenguas
costarricenses. Como guía para ello conviene revisar, de
Francesc Ligorred, Lenguas indígenas de México y
Centroamérica . Madrid: Editorial Mapfre, 1992. Otro trabajo de
utilidad sería el de Adolfo Constenla Umaña, Comparative
Chibchan Phonology , Tesis doctoral inédita, Universidad de
Pennsylvania, 1981, o una consideración histórica del mismo
autor: A. Constenla U., “Desarrollo del estudio diacrónico de las
lenguas chibchas” (Estudios de lingüística chibcha , 2,
-1983- pp. 15-66).
ETNIA CHOCO
(14,659 miembros del grupo emberá o emperá; 2,605 del
grupo wounán o noanamá, ubicación geográfica: Darién).
Sobre el hablar de este grupo en Panamá existen menos
escritos que sobre el cuna. De todos modos, el interés por el
grupo también tiene tradición, y un diario del sacerdote Palacios
de la Vega, redactado entre 1787 y 1788, -la fuente histórica
conocida más temprana-, aunque sólo tardíamente publicado en
este siglo, (J. A. Loewen, “El habla chocó, 1787-1788”, Hombre
y Cultura 2, 1 -dic. 1970-, pp. 29-55), es un punto de partida
para constataciones diacrónicas de orden fonológico o
morfológico.
El mismo J.A. Loewen, quien asiduamente ha enfocado el
grupo, y del cual ha publicado informes sobre sus variedades
lingüísticas, redactó sus tesis de postgrado sobre esta habla:
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Jacob Abraham Loewen, Waunana Grammar: A Descriptive
Analysis , Tesis de maestría, U. of Washington, 1954 y An
Introduction to Epera Speech: Sambu Dialect . Tesis doctoral
inédita, Universidad de Washington, 1958.
Estudios léxicos del siglo pasado son el de Edward Cullen
"Vocabulary of the Language of the Cholo or Chocó Indians of
the Isthmus of Darien" (1851); el de Daniel Garrison Brinton,
“Some Words from the Andágueda Dialect of the Chocó Stock”,
Proceedings of The American Philosophical Society ,
Philadelphia XXIV (1895), pp. 401-402 y, del mismo, “Vocabulary
from the Noanamá Dialect of Chocó Stock”, id., ibid., XXXV
(1896), pp. 202 y ss. Resultará útil, del mismo Brinton su
“Catalogue of the Berendt Linguistic Collection”, Bulletin of the
Free Museum of Science and Art of the University of
Pennsylvania , Philadelphia, II, 4, 1900, pp. 203-234.
Cronológicamente le siguen, en este siglo, una extensa
incursión contrastiva del antropólogo Paul Rivet, "La lengua
chocó", (Revista del Instituto Etnológico Nacional , I -1943-
pp. 131-196 y 2 -1944- pp. 297-349) y una "Dialectología de la
familia lingüística chocó" ( Revista Colombiana de
Antropología , IX -1960-, pp. 9-22) junto con una bibliografía
(repertoriada arriba), ambas de J. A. Loewen. En “Dialectología”
clasifica los dialectos del chocó que se hablan a lo largo de la
costa del Pacífico entre Ecuador y Panamá.
Nils M. Holmer contribuyó con una "Gramática comparada
de un dialecto del chocó, con textos, índice y vocabulario",
Etnologiska Studier , 26, 1963, pp. 79-248, en donde se estudia
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una variedad del waunana, y a la que se le añade un vocabulario
bilingüe waunana-español.
El tema de los préstamos ocupó a J. A. Loewen en
“Spanish Words in Waunana”, IJAL , 26, (1960), pp. 330-344.
Con el auspicio del Instituto Lingüístico de Verano se llegó
a publicar Una gramática pedagógica del waunana , de Micaela
Sánchez A. y Olga Castro G., (Panamá: INAC e ILV, 1977). Se
trata de 16 lecciones de cuño didáctico, con un vocabulario.
Posteriormente apareció un Vocabulario ilustrado español-
wounmeu (Panamá: Instituto Nacional de Cultura-ILV, 1980), de
Tingo Membache y Diego Peña. Más técnico es el estudio
conjunto de Ronald G. Binder y de su esposa Kathleen P. Binder,
Fonología waunana (en P. Baptista (Ed.), Lenguas de Panamá ,
citado supra , pp. 71-92), que describe 20 fonemas
consonánticos y 16 fonemas vocálicos de esta lengua.
Una publicación muy interesante es la de Adolfo Constenla
Umaña y Enrique Margery Peña, “Elementos de fonología
comparada chocó”, Revista de Filología y Lingüística de la
Universidad de Costa Rica , XVII (1-2) -1991-: 137-191 en
donde se reconstruye el sistema fonológico del proto-chocó
utilizando datos del waunana y cuatro dialectos (saija, chamí,
catlo y sambú) del emberá. El dialecto norteño sambú es el que
le ha servido a J. A. Loewen para sus sesudas investigaciones,
“Chocó I” (citado supra ) y “Chocó II” (IJAL , 29:4, -oct., 1963-,
pp. 357-371.)
Sobre el dialecto emperá (o emberá) puede verse la tesina
inédita de Viodelda E. Botello, Contribución al estudio del
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dialecto emperá . Trabajo de graduación, Universidad de
Panamá, 1973, 60 folios.
ETNIA TERIBE
(2,194 miembros; ubicación: Bocas del Toro y Veraguas.)
Esta lengua de filiación chibcha apenas tiene 1,000
hablantes en Panamá, aunque en la época hispánica hubo más
numerosa representación del grupo en lo que hoy es la provincia
de Bocas del Toro. Sobre la etnia ya se ha publicado una
"Fonología teribe", en la que se estudian fonemas segmentales y
suprasegmentales (Ronald G. Binder y Kathleen P. Binder,
“Fonología waunana”, en P. Baptista (Ed.), Lenguas de Panamá ,
citado supra , pp. 71-92). Y Carol Koontz y Joanne Anderson se
interesaron porque la lengua dejara de ser la de un pueblo
ágrafo: en 1973 habían adelantado "La derivación de una
ortografía teribe", en A.A. V.V., Actas del IV Simposium
nacional de Antropología, Arqueología y Etnohistoria de
Panamá . Panamá: INAC, 1973, pp. 151-162.
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Un breve Cursillo de asimilación teribe . Panamá: ILV,
1979, 48 pp. se le debe a Carol Heinze.
Felipe Gamarra e Inocencio Villagra dieron a conocer un
Vocabulario ilustrado teribe-español (1980), también con el
auspicio del Instituto Lingüístico de Verano.
La etapa de recoger léxico la representa la publicación de
Reina Torres de Araúz, "Palabras teribe recogidas en la
localidad de Siejic en febrero de 1964", Hombre y Cultura, 1: 4,
dic., 1965, pp. 27-29. Se trata de una lista de 172 palabras con
transcripción fonética hecha por otro antropólogo, Philip Young.
PARA NO CONCLUIR
El catálogo propuesto por estas páginas, no exhaustivo, por
cierto, dice del estado actual de la lingüística indigenista
panameña. El camino por recorrer es largo. Esto se debe, entre
otras razones, a las desigualdades de lo publicado, que ni goza
de alta calidad unánime ni tiene accesibilidad constante. Pero
cabe cerrar este brevísimo, fragmentario panorama
optimistamente, visto que el fortalecimiento de la individualidad
étnica es un fenómeno que se registra cada vez más entre los
grupos mencionados y, además, porque la lingüística actual se
ve obligada a comprobar sus teorías en las lenguas que el hoy
periclitante europeocentrismo consideraba exóticas, y, entre
éstas, las amerindias.
Si al que algunos consideran el verdadero fundador de la
lingüística general, Guillermo von Humboldt, no desdeñó
estudiar las lenguas amerindias sino que, al contrario, se
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preocupó por conocerlas, y ellas fueron definitorias para que él
urdiera sus teorías, nosotros no podemos hacer menos, máxime
cuando estos hablares se nos ofrecen tan próximos.
Martín Jamieson
Abstract
The Amerindian languages of Panama have not been studied as
deeply as the science of linguistics would desire, therefore the
number of these languages, their dialects and/or their number of
speakers are not precisely known. A large number of papers
covering different aspects of these languages (which should be
studied more) have been cited in this bibliographical essay.