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R E V I S T A

FLO
REZ
CAN
P R I M E R A
E D I C I Ó N

pedazos de luna
El guión de la obra teatral escrito
por Ramiro Guevara

relato de calvario
La historia de una joven que fue
acosada en el transporte público

el abrazo
Un breve relato sobre Imelda y
la guerra interna que luchó para
florecer
editorial
De cara al miedo que se vive en las calles, surge un
deseo por fortalecer las denuncias, la oposición, la
radicalización de una cultura de paz y la visibilización
de un problema que nos involucra a todos.No podemos
seguir tapando el sol con un dedo, nunca debimos
dejar, de hecho, que intenten taparlo. ¿Por qué cuesta
tanto ser mujer en El Salvador? ¿Desde cuándo el
diario vivir se convierte en un campo de batalla?

Violencia contra la mujer es violencia contra la


humanidad. Esta revista surge con el objetivo de
reivindicar una lucha que no sólo debería ser de
ellas, porque cuando se legitiman prácticas que
atentan contra la integridad de una persona, es
necesario tomar medidas en conjunto, con apoyo
y solidaridad ante un fenómeno incrustado en
la cultura y el imaginario colectivo, haciendo de
la violencia una dosis de normal cotidianidad.

De la mano con la denuncia y la concientización,


también está la vía de la prevención. Creemos que
una de las alternativas es poner en vigencia medidas
de protección; el primer paso es el empoderamiento,
el reconocimiento de que pueden cuidarse a sí
mismas con la debida información y desde luego, la
negación de un sistema opresor. ¡Florezcan y luchen!
¡Salir del miedo y hacer que se valga su integridad!

Este documento, curiosamente escrito por


hombres, es una reflexión sobre el papel que
estamos teniendo en nuestras sociedades, pero
también queremos que sea una alternativa de
apoyo para cualquier chica. Estamos interesados
en que la sociedad pueda recuperar la confianza
necesaria para sanar, re-pensarse y reconstruirse
en una pacificación fortalecida y dignificada.

Atentamente

Ramiro Guevara, Víctor Ramírez y


José Miguel Santeliz
ÍNDICE
Pedazos de Luna 5
Relato de Calvario 10
Por qué tememos 14
Nustro acoso 16
Apuntes molestos para 18
una respuesta repleta de
preguntas
A los nueve 20
El rol de las instituciones 22
en la prevención de la
vioencia contra las mujeres
Florezcan y luchen: artes 24
publicitarios
"EL HADA",
POR RAMIRO GUEVARA

4
pedazos
de luna Por Ramiro Guevara

La acción sucede en el interior de un búnker.


Imelda:
La calle.
Laura:
¿Qué tiene la calle?
Imelda:
Es oscura y se oyen silbidos.
Laura:
Es de noche y hay viento.
Imelda:
Hay miedo en la calle, y hombres, y miedo y hombres. Son ellos, no es el viento. Son
ellos.
Laura:
¿Quiénes?
Imelda:
Esos que se esconden tras los árboles a esperar a que uno pase. Ellos silban. Esos que
merodean desde los postes o las señales de tránsito, y te observan. Te miran con ojos de
leones. Nos miran como si fuéramos gacelas.
Laura:
Pero en la sabana son ellas las que cazan. Las leonas merodean a las otras criaturas.
Imelda:
Sí, a veces son ellas, nosotras, las que avalamos esas cosas. Nosotras también les hemos
enseñado a que pueden hacerlo y que las cosas así son. Todo empieza con el permiso.
Laura:
Tienen que desaprender.
Imelda:
Tenemos. Para protegernos, hay que empezar por ahí: cuidar wsus mentes de esos
pensamientos hórridos, porque es como un espíritu silencioso que se acerca a ellos.
Cuando están niños poco a poco se van escuchando voces en la cabeza que dicen:
“Pegales, pegales, pegales porque podés. Tenés el poder sobre ellas. Andá, gritales y
pegales. Demostrate que no sos culero. No te dejés de ellas. Enseñales quién es el que
manda.” Así empieza todo…
Laura:
A nosotras también nos dicen cosas al oído: “Dejate, nena. Dejate que así son las
cosas. Él es así porque te quiere y te protege. Tenés que aprender que la vida es así,
porque vos sos menos fuerte y más tonta; porque vos sos bonita y para eso naciste:
para ser bonita y nada más. Dejate, nena. Dejá que te toque porque él se contenta.
Hacelo feliz. Hacelo feliz para que no tengás culpa ni remordimiento cuando estés
vieja. Tenés que creer que le has servido a alguien… a un hombre. Y no les des muñecas
ni los vistás de rosado porque se hacen maricas. Tus hijos tienen que ser machitos y
enseñale a tu hija a que tiene que darle sus cosas a su hermano cuando él las pida.
Enseñale a tus hijas a ser buena y lavar los platos y asear la casa mientras su hermano
juega fútbol, porque así se irá haciendo la idea de cómo son las cosas. Los dos.”
Imelda:
Por eso te digo que también nosotras tenemos que dejar de enseñarles que así deben
ser.
Laura:
Es difícil.
Imelda:
Lo es.
Laura:
Es que asfixia lento, como serpiente enroscada al cuello.
Imelda:
Pero se puede detener si logramos identificarlo a tiempo. Mirá, es que el
problema es que muchos creen que es parte de la normalidad. Lo que
hablábamos antes: es como un sistema que se enseña. Lecciones para ser
un hombre: Número uno, debe saber cuáles son los movimientos precisos
y correctos para dar el golpe de gracia y demostrar quien es el que manda.
Laura:
Número dos, el hombre nunca debe dejar que la mujer tome decisiones porque hay
enormes probabilidades de que cometa una torpeza.
Imelda:
Número tres, el señorito tiene que saber cómo conquistarlas.
Laura:
Conquistar, dícese de aquello que se posee.
Imelda:
Poseer, sinónimo de dominación, sometimiento o anulación de la voluntad.
Laura:
Mirá, ¿y es verdad que dicen que ahora hay nuevas formas en las que pueden
atacarnos?
Imelda:
Sí. ¿A vos nunca te ha pasado que alguien te manda mensajes al celular, queriendo
saber constantemente dónde estás, hacia dónde vas, con quién estás, qué hacés, por
qué lo hacés? Y si no respondés te estará llamando, o te estará escribiendo al mail o
al facebook o cualquier otro lugar… y así hasta que no podés estar sola o con alguien
porque sabés que esa persona te va a escribir o a llamar para controlarte, y quizá vos
ya no le podás mentir porque por alguna razón, él sabrá que lo hacés. Esa persona…
Laura:
¿Es como sentir que te están vigilando, verdad?
Imelda:
Es que te están vigilando, porque después te dicen que no hablés con nadie y que te
quedés en la casa.
Laura:
Sobreprotección.
Imelda:
No. Peor: dominación. Uno es quien en realidad debe protegerse. Esas cosas nos
obligan a sobreprotegernos, de hecho.
Laura:
Pero algunos dicen que porque te quieren un montón.
Imelda:
No, nena… cuando se ama a alguien, se le deja ser libre. O decime, a vos que te gustan
las flores...
Laura:
¡Petunias, anturios, margaritas!
Imelda:
… ¿acaso no las dejás crecer, no las dejás que reciban la luz del sol, el rocío y el agua
lluvia para que sean ellas mismas? Si cortás una flor se muere. Si la dejás libre, crecerá y
podrá llenar tu jardín de paz… alimentará a las abejas y será parte del todo.
Laura:
Ojalá y…
Imelda:
¿Y qué?
Laura:
Nada.
Imelda:
No, decime. ¿Qué?
Laura:
Nada.
Imelda:
Por favor, no te lo guardés.
Laura:
No tiene caso. Sólo miranos aquí: encerradas y perdiéndonos de esa bella luna con
cara de pájaro. Encerradas porque afuera silban los hombres y no el viento. Encerradas
porque la oscuridad en vez de ser calma, es refugio de malos pensamientos y
experiencias desagradables. ¿Para qué repetir los ojalás si serán palabras muertas?
Imelda:
La palabra es acción. No digás eso. Entre más nos callemos más permiso damos.
Entendé que ya no se puede seguir así. Decime, ¿qué día es hoy?
Laura:
(Dice la fecha real del día)
Imelda:
Pues bien, hoy (Repite la fecha que dijo Laura), proclamo ¡el Día Internacional del
Florecimiento para Todas! que por cierto, no aplica sólo para hoy, sino también para
mañana y pasado mañana y el día siguiente, y el día que le siga a ese… ¡También el
próximo año y el próximo siglo!
Laura: ¿O sea que el Día Internacional del Florecimiento para Todas estará vigente
todos los días?
Imelda:
¡Sí!
Laura:
¿Y vos quién te has creído, la ONU?
Imelda:
Ve, chis, ¿y que hace falta acaso que otros digan que hay que ser libres para poder
serlo? No señorita. Lo digo yo, una mujer como vos, que ya está cansada de que
las cosas no cambien. Lo digo yo, que quiero que mis hijos no aprendan a ser como
muchos… lo digo yo aquí, encerrada en estas cuatro paredes porque es de noche,
y porque afuera silban los hombres y no el viento. ¡Lo digo yo, Imelda! ¡Y lo dicen
todas las que quieren salir a esta hora a ver a la luna cara de pájaro! Laura: ¡Pues
bien! Lo que yo iba a decirte hace un rato era que, ojalá y no fuéramos tan miedosas.
Imelda:
No lo somos Laura. No deberíamos permitir serlo.
Laura:
¡Hay que salir y anunciarles a todas que desde este día se declara el Florecimiento
para Todas! ¡Sí! ¡Vamos! ¡Vamos afuera! Pero mirá, de qué va eso del florecimiento (¿?)
Imelda:
Dejaratráslasangustias,reconocersecomopersonasquetienenderechoanosentirmiedo
y a no permitir los ataques de ningún tipo. No tenemos que esperar a que venga alguien y
nos defienda. Ese cuento del príncipe azul no tiene validez para las que quieren florecer.
Amar la libertad si se quiere amar de verdad. ¡Dejar de reproducir las formas de violencia!
Laura:
¡Sí! ¡Sí! No tenemos que permitir que ellos sigan silbando allá afuera. Decirles
claramente que le den permiso al viento para que silbe, detenerlos de inmediato y
asegurarles que cuando decimos No, será No.
Imelda:
¡Tenemos que florecer todas!
Laura:
Todos. También ellos. Si dejan de violentar, van a quitarse un enorme peso que los
comprime. La violencia que ejercen los reprime a ellos mismos. Nos reprime a todos.
Imelda:
El silencio es un enemigo en esta lucha.
Laura:
La falta de apoyo también. Si todas estamos informadas de esto, si todas sabemos que
podemos combatirlo… si todas llegamos a decidir que es momento de hablar las cosas,
dejar en claro que no nos gustan muchas cosas, dejar en claro que así no se puede
progresar. Si todas reconocen que no es natural que te paguen menos por ser mujer…
Imelda:
O que te peguen por serlo…
Laura:
Quién sabe, a lo mejor se pueden crear nuevas leyes o algo así.
Imelda:
Más que leyes lo que queremos es una consciencia distinta.
Laura:
Al primer indicio… ¡irse! ¡denunciar! ¡dialogar! ¡comunicar!
Imelda:
¡Visibilizar! Como la luna cara de pájaro de afuera. ¡Vamos a verla, Laura! ¡Vamos a
verla Verónica, Paola, Ingrid, ELoisa, Gloria, Sarai, Armanda, Karina, Reina, María, Flor,
Karla, Marixza, Daniela, Rosa, Julia, Rocío, Sara, Neidy! ¡Vamos todas a ver esa luna que
nos espera! ¡Vamos y florezcamos allá afuera y también adentro! No nos quedemos
sin decir nada. ¡Salgamos! ¡Salgamos! Vamos, ya es tiempo de que cambien las cosas.
"la danza",
POR RAMIRO GUEVARA

9
Relato de
calvario
Por Víctor Ramírez

En El Salvador subirse al transporte co-


lectivo puede representar un calvario, ya
que muchos hombres miran a los buses
como el lugar propicio para cometer ac-
tos de violencia sexual contra las mujeres.

A sus 21 años de edad, Camila parece


tener menos de 18 años gracias a su
corta estatura y su cara de niña. Sin
embargo, aparentar ser una adolescente
no la salva del acoso sexual que invade
muchas calles y buses de El Salvador.
Actualmente, vive en el municipio de
Mejicanos, San Salvador y estudia tercer
año de profesorado en una universidad
ubicada en Antiguo, hacia donde iba la
mañana en la que fue acosada.

El Instituto Salvadoreño para el


Desarrollo de la Mujer define el acoso
sexual como un tipo de violencia que
manifiesta relaciones de poder y se
expresa de diversas formas, directas
e indirectas y en distintos ámbitos
sociales, incluidos lugares de trabajo y de
estudio. Pueden ir desde proposiciones,
chistes, bromas, exhibición de carteles
o fotografías con contenido sexual,
pasando por comportamientos físicos
o roces indeseados, hasta el asalto o la
agresión sexual.

Camila salió de su casa la mañana del


primer jueves de mayo del 2018. Se
dirigió a la parada de bus, casi se cae en
el camino, iba tarde a un examen en su
centro de estudios. Abordó un microbús
de la ruta 44 y eligió ubicarse en la
parte de atrás, en un asiento individual
que llevan al costado derecho algunas
unidades de esta ruta.

Minutos después un hombre moreno,


alto, de aproximadamente 25 años de
edad y que vestía ropa oscura y floja, se
subió al automotor en la parada de los
centros comerciales de la colonia Zacamil.
La unidad de transporte colectivo se llenó
de gente y siguió su recorrido. El individuo
se colocó muy cerca del asiento donde se
encontraba Camila leyendo un folleto del
cual le harían preguntas en el examen.

Todo normal, hasta que la brisa que


entraba por la ventana le levantó un
poco la blusa a Camila. A partir de ese
momento el hombre empezó a acercar
su parte pélvica al brazo de Camila, quien
se incomodó pero pensó que eso sucedía
porque el microbús iba lleno de personas.

Al llegar a Metrocentro, el microbús se


vació un poco, las personas que iban
paradas se sentaron, pero el joven moreno
no tomó asiento y continuó acercando la
zona de sus genitales al cuerpo de Camila;
a ella le quedó más claro que se trataba
de un acoso u hostigamiento sexual y se
quiso levantar para cambiarse de asiento,
pero el hombre no la dejó pararse e hizo
gestos corporales intimidatorios.

Camila no soportaba el hostigamiento y


empezó a sentir temor. Sin embargo no
hizo nada porque pensó que el hombre
podía agredirla con alguna arma, pues
por su apariencia pensó que podría ser
pandillero.

El microbús volvió a llenarse de pasajeros


y el hombre incrementó el movimiento
a tal punto que su pelvis quedó arriba
del hombro de la joven. En las cercanías
del Estadio Cuscatlán el hombre se
tocó el zíper del pantalón y a meter su
mano dentro de él, a manera de intentar
masturbarse. No obstante, de acuerdo al
relato de la víctima, un señor le dirigió
la mirada al agresor con el objetivo de
desaprobación de lo que estaba haciendo.

El sujeto se bajó en una de las paradas del


bulevar Los Próceres para subirse a una
pasarela. El sufrimiento había terminado
para la chica universitaria. La resignación
comenzó a aparecer, un mecanismo
psicológico de alivio que surge a veces
ante la frustración de darnos cuenta que
muchos problemas no se solucionan o no
son resueltos como se esperaba, según
especialistas psicológicos.

El Código Penal, en el Artículo No. 165


posee una regulación expresa, relativa
al acoso sexual: “El que realice conducta
sexual indeseada por quien la recibe, que
implique frases, tocamiento, señas u otra conducta inequívoca
de naturaleza o contenido sexual y que no constituya por sí sola “La violencia contras las mujeres es descrita
un delito más grave, será sancionado con prisión de tres a cinco
años. El acoso sexual realizado contra menor de quince años, como una concurrencia común aún entre
será sancionado con la pena de cuatro a ocho años de prisión. las mismas mujeres, por lo que muchas de
Si el acoso sexual se realizare prevaliéndose de la superioridad
originada por cualquier relación, se impondrá además una ellas ya lo ven como algo parte de la cultura
multa de cien a doscientos días multa.” salvadoreña.”
Camila llegó a la universidad y trató de tranquilizarse, nada
de lo poco que leyó lo asimiló. Realizó su examen y a manera
de desahogar el susto vivido, comentó lo sucedido con sus al desconocimiento de las leyes y del proceso para proceder a
compañeras de estudios, quienes la abrazaron y le expresaron una denuncia formal o debido al mismo temor que les produce
que ellas han sido acosadas de la misma forma en varias las diferentes expresiones de violencia. En el transporte público
ocasiones. una de las principales formas de violencia que sufren las
mujeres es el acoso sexual, de que hay diferentes formas en las
Según estadísticas de la Policía Nacional Civil (PNC), en el año que se puede manifestar, por ejemplo Piropos o comentarios
2017 los delitos sexuales se incrementaron casi en 500% en sexuales; Actitudes condescendientes o paternalistas de
comparación con el 2016. connotaciones sexuales contrarias a su dignidad; Contacto
físico innecesario y no deseado, como: tocamientos, abrazos,
De regreso a casa, Camila abordó otro microbús de la misma besos, acorralamientos, caricias, pellizcos o violencias;Las
ruta en la que le ocurrió la tan angustiante situación, puesto que miradas lascivas y gestos relacionados con la sexualidad; formas
para ella no hay otra solución porque “de todos modos esa es el de hostigamiento verbal; Miradas lascivas y gestos relacionados
único ‘micro’ que la lleva hasta su casa o cerca de ella,”, expresó con la sexualidad; Invitaciones o peticiones impertinentes,
con resignación y tristeza, agregando que no denunciará porque implícitas o explícitas, acompañadas o no de amenazas;forman
ya no quiere ver ni saber nada de su victimario. parte de violencia sexual, pero las mujeres desconocen que son
En el caso de El Salvador la Constitución de la República expresiones de violencia por lo que no proceden a denunciar.
reconoce los derechos y garantías de la persona protegiendo También y a pesar de que existe la Ley Especial Integral para una
su integridad: Art. 2. Toda persona tiene derecho a la vida, a la Vida Libre de Violencia contra las mujeres, que está aprobada
integridad física y moral, a la libertad, a la seguridad, al trabajo, desde el año 2010, muchas de las víctimas de estas agresiones
a la propiedad y posesión, y a ser protegida en la conservación no denuncian. “En mi familia siempre me dicen, vestite de una
y defensa de los mismos. Se garantiza el derecho al honor, a la manera adecuada, para que los bichos no te digan nada, vos
intimidad personal y familiar y a la propia imagen. sabes que la gente si te pasa algo va decir que fue culpa tuya,
“En este país es bastante común que solo nos resignemos o que si uno no se viste formal no lo respetan, no entiendo qué
nos acostumbremos al acoso en los buses, a que los cheros tiene que ver la forma de vestir con el acoso, pero supongo que
nos intimiden con su disque mirada pícara, que discretamente eso es lo que te enseñan” concluye la joven.
nos pasen rozando y solo nos toque quedarnos calladas ya Autoridades judiciales y públicas hacen un llamado a la
ni modo ” Agregó. En El Salvador se ha dado un proceso de población para que denuncie cualquier tipo de delito que daña
naturalización del acoso en el transporte público, esto es debido la integridad sexual de la población infantil y juvenil del país.
12
ENTRE MUJERES
NOS APOYAMOS
#BELIEVEWOMEN

13
¿por qué
tememos?
Por Karla Chamagua

Anoche iba saliendo de la universidad alrededor de las 7:30pm y


vi la Luna en cuarto creciente jugando con las nubes. Iba sacando
de mi mochila las llaves de mi casa y no es que mi casa esté cerca,
es que mi casa está lejos y camino hasta la parada del bus sola.
Llevaba las llaves en el puño y caminaba rápido. Recordé a mi
novio diciéndome que nunca veo hacia atrás cuando camino, así
que a cada oportunidad que tuve volví el rostro con el temor de
hallarme alguna sombra horrible. Puse atención a cada carro que
bajó la velocidad mientras pasaba cerca de mí, malditos túmulos
y el recuerdo de mi mamá que siempre caminaba del lado de
la calle porque así nadie podía alcanzarme y llevarme lejos.

Una vez en la parada esperé bajo la luz de una lámpara,


siempre con las llaves empuñadas y tratando de
quedarme quieta. Cuando mostrás tu miedo te convertís
en víctima vos misma, decía un profesor que tuve en
tercer ciclo. Pasó el bus y llegué a mi casa sin problemas.

Ser mujer y tratar de caminar por el mundo produce temor


porque hemos visto, hemos oído, hemos vivido cómo los
hombres se sienten en derecho de violentarnos. Temí porque
no importaba si tenía 15 años y el uniforme del colegio.
Temí porque no importaba si caminaba con mi mamá. Temí
porque nunca he podido caminar en paz. Todas nos hemos
enfrentado a hombres que creen que tienen el derecho a
decirnos obscenidades o tocarnos sin nuestro consentimiento.

El acoso sexual coarta nuestra libertad, es nuestro derecho


circular las calles y cuando nos estampan sus alaridos
asquerosos y sus cuerpos grotescos, nos limitan. No tendría
que empuñar mis llaves, no tendría que pedirle a un hombre
que me acompañe, no tendría que vestirme de otro modo,
no tendría que sentir vergüenza. La calle es tan suya como
nuestra y nuestros cuerpos son nuestros y de nadie más.
14
MI CUERPO.
MIS REGLAS.

15
Nuestro acoso
Por Silvia Cruz

Cuando salía a comprar a la tienda con mi mamá y tenía 5 años,


ella me tomaba de la mano, y llegando a la esquina, me apretaba
fuerte, caminábamos más rápido y nos bajábamos de la acera
para caminar por la calle; todo esto porque ahí en la esquina de
la acera, siempre había un grupo de 5 o 6 hombres, al dejar atrás
esta esquina la presión en mi mamo disminuía y aligerábamos
el paso. De regreso a nuestra casa, se cumplía la misma rutina.
Con el paso de los años, entendí por qué mi madre hacía todo
esto; cada vez que pasábamos por ahí éramos víctimas de acoso
callejero.
Al pasar de los años, el instinto de sobrevivencia que creció en
mí, al andar por la ciudad sola sin la compañía de un hombre,
fue: evitar a toda costa pasar cerca de grupos de hombres
reunidos en algún espacio físico como aceras, calles, salones;
nunca subirme a un bus en el que los únicos pasajeros presentes
en ese momento fueran hombres y sobretodo nunca dudar en
empezar a correr si un hombre se acercaba a mí diciendo cosas
que me sexualizaran.
Aún ahora en la época en la que se habla tanto de la inclusión,
tolerancia y aceptación, este instinto no ha desaparecido de
mí, y estoy segura de que no lo hará. Sobre todo, en un país en
el que se sigue pensando que las mujeres tenemos la culpa al
salir vestidas así de casa, al caminar solas por la noche o por una
calle sola; en un sistema educativo que no enseña a los infantes
a respetar a las mujeres; en los medios de comunicación que
siguen sexualizando la imagen femenina para impulsar un
producto; en una sociedad que no logra diferenciar entre un
cumplido y un piropo vulgar.
El acoso callejero, aún pasa desapercibido pues las que somos
afectadas, al contarlo, se nos llama exageradas o dramáticas.
Creo que es una actitud de la que se debe hacer conciencia de
su existencia a la parte masculina de la sociedad, pues quizás
para muchos sea algo tan normal como tomar 3 comidas diarias.
Saber que las mujeres no necesitamos tener la mirada puesta
sobre nosotras mientras caminamos, que no necesitamos
escuchar comentarios sobre nuestro cuerpo. Hacer conciencia
que no queremos y no necesitamos todo esto.
16
"YO SOY LA
HEROÍNA DE ESTA
HISTORIA. NO
NECESITO QUE ME
SALVEN"
- REGINA
SPEKTOR

17
apuntes molestos para
una respuesta repleta
de preguntas
Por Camila Santamaría

Las mujeres tenemos que velar por nosotras mismas. Vivimos


en una sociedad en donde el acoso, en conjunto con otras
formas –cada una más bárbara que la otra –de violencia, se ha
normalizado de forma caótica. Importa mirar hacia adelante y
preguntarnos qué es lo que hemos hecho mal con todo, porque
de pronto así parece, como una especie de culpabilidad… pero
no. Nada tenemos que ver. Nada deberíamos padecer. Así como
nadie en una sociedad medianamente sana.
A veces el más grande de los problemas es creer que somos
nosotras las culpables. Me lastima mucho reconocer que de
pronto se vuelve una duda, de pronto un reproche, e incluso
una carga con la que soportamos la inclemencia de los tiempos.
Cuando las prácticas violentas se convierten en la normalidad,
nos enfrentamos a un monstruo mayor que la misma violencia.
¿A qué me refiero? La cultura como parte del problema. Hacer
invisible el acoso y la violencia es un problema de cultura.
Estamos aceptando que nuestra sociedad se comporta de
esa forma. Creemos que el miedo es algo que se combate con
más miedo y más represión. ¿Por qué no nos enfocamos en la
educación? Nuestra sociedad tiene que confrontar estos valores,
porque en eso se convierten: valores y normas a seguir, que
tienen vigencia y se alargan en el tiempo, se reproducen y se
aceptan como pan de Dios.
El primer paso es dejar de ver lo que nos está pasando como algo
que debe estar pasando. Cambiemos la cultura. Cambiemos las
mentes y por tanto el comportamiento.
18
TOMA EL
TELÉFONO Y
DENUNCIA

IA
NC
NU
DE

19
a los nueve
Por Indra Rivera

La primera vez que me acosaron en la calle fue a los 9. Iba Y no, amigo, no sos una gran cosa por decir que puya, vos nunca
caminando con mi mamá y un hombre sentado en el banco le has gritado a una mujer en la calle. No sos súper vergón y
frente a la tienda que estaba a dos cuadras de mi casa dijo a “support women” o mereces más respeto de mi parte porque
su compañero: “Mírate a esa puta y a la bichita, ahora salen hacés lo mínimo que como ser humano tenés que hacer: No
más creciditas”. Teniendo 9, sin saber porque dejé de sentirme agredirme en la calle.
segura en la calle. Empecé a caminar más tímidamente sin
llamar la atención, escondiéndome detrás de suéteres largos o
pantalones flojos, yendo más rápido y tapándome el cuerpo con
las manos cuando habían hombres alrededor.
Hasta ahora, 10 años después, sigo haciendo lo mismo,
evalúo mis pasos y mi camino en función a horarios, de mi
vestimenta y de “que tan oscurito esté”. No me siento segura
en ningún momento del día si estoy en la calle y a veces le pido
a compañeros hombres de confianza que me acompañen a
recorrer los 15 minutos de la universidad a la casa. Y aún así, me
han gritado, tratado de puta, tratado de tocar, silbado o hecho
de esas miradas que vos sabés que te están comiendo y están
evaluando que decirte para luego gritarte “Hey, que buena que
estás, mami” para luego tirarte besos y reclamarte porque no
dijiste “gracias” o no sonreíste o si no les dirigiste la mirada. Gran
fijación, complejo de Edipo en su máxima expresión, diría Freud.
Y pues sí, así toca, todos los días que me vengo a la u, que me
regreso, que voy a la tienda a dos cuadras. Me toca cambiarme
a veces, para evitar que me griten, para evitar que me hagan
algo peor. Porque yo tengo suerte, de llegar todos los días a casa
“bien”, sin que nadie me haya manoseado, hay días que incluso,
no hay gritos, besos o saludos mal intencionados. Pero hay otras.
Hay otras a las que tocan, manosean o les hacen cosas peores en
callejones oscuros o a puertas de su casa o que sé yo dónde, pero
se los hacen.
Por eso me enoja cuando alguien, a veces mujeres a veces
hombres, a veces jóvenes a veces mayores, me dicen que es
bien exagerado cuando reclamo porque se me deje de gritar,
porque me indigno cuando me tiran besos, porque hasta perdí
la costumbre de saludar por las calles en cierto tramo que paso
todos los días dos veces para que no se fijaran en mí, para que
me dejaran en paz.
20
ESTÁ BIEN.
TODOS
NECESITAMOS
AYUDA DE VEZ
EN CUANDO.

CONTÁCTANOS.
denuncia.

21
el rol de las
instituciones
en la prevención de la
violencia contra la mujer
Datos arrojados de la primera Encuesta Según lo datos de la Encuesta Nacional en algún caso en el que sean víctimas de
Nacional de Violencia contra las Mujeres, de Violencia contra las Mujeres que alguna forma de violencia. Por esta razón
realizado por el Banco Central de Reserva de El fue realizada en el año 2017, con las instituciones juegan un rol importante
Salvador reveló que siete de cada diez mujeres, una población representada de 2.6 en la prevención de la violencia contra la
a partir de los 15 años ha sufrido algún tipo de millones de mujeres mayores de 15 mujer.
violencia en su vida. años, demuestra que 7 de 10 mujeres
Las mujeres salvadoreñas sufren acoso en
han sufrido alguna forma de violencia
su diario vivir u alguna otra expresión de
durante su vida y que 4 de 10 fueron
violencia. Por tal motivo, el gobierno de
La violencia está presente en todos los agredidas en los últimos 12 meses. La
El Salvador en conjunto con diferentes
ámbitos en que se desenvuelven las violencia hacia las mujeres en El Salvador
organizaciones como el Instituto
mujeres, en nuestro país es una situación presenta un incremento considerable
Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer
que se ha normalizado y se repite en comparación a años anteriores, este
(ISDEMU), Policía Nacional Civil (PNC),
constantemente. Además de la violencia es un dato alarmante para el Gobierno
Fiscalía General de la República (FGR),
física que es la más conocida y frecuente, salvadoreño.
secretaria de cultura, entre otras, forman
existen otros tipos de agresiones
Un factor por la que muchas mujeres un módulo de atención especializada
como el abuso sexual, el acoso laboral,
no denuncian es el desconocimiento para atender y asesorar a mujeres que
hostigamiento en los espacios públicos
de dónde acudir y qué hacer. Esto han sufrido algún tipo de violencia con el
(acoso callejero), violencia psicológica,
representa un reto para las instituciones fin de brindar una atención especial a las
entre otros. Lamentablemente muchas
gubernamentales y no gubernamentales, mujeres, como es el caso de Ciudad Mujer
víctimas en estos casos no denuncian
generar conciencia e informar a las que ofrece un conjunto de servicios que
por temor a no ser escuchadas por las
mujeres sobre las formas de protegerse, y les permite superar las secuelas físicas,
instituciones o desconocimiento de estas.
sobre los lugares a los que pueden acudir psicológicas y emocionales.

La Ley Especial Integral para una Vida de violencia contra las mujeres dentro caso de que las víctimas lo requieran,
Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV) del ámbito escolar. Las competencias podrá gestionarse reubicación de su
que entra en vigor el año 2010 establece del Ministerio de Gobernación son: lugar de trabajo o la reorganización de
cuáles son las competencias que les Garantizar que, en las situaciones de sus horarios”.
corresponde a cada una de las carteras riesgo y desastre, la atención a las
Con estas acciones, las diferentes
de Estado. Todas están abonando a mujeres se diseñe y ejecute tomando en
instituciones gubernamentales buscan
resolver una misma problemática, es cuenta su condición de vulnerabilidad
generar conciencia en la población, con
decir, la Violencia contra las mujeres, de género y sus necesidades específicas.
el fin de promover una sociedad sin
pero cada una está cumpliendo funciones El Ministerio de Salud tiene la función
violencia contra la mujer
diferentes e indispensables para darle Garantizar las medidas específicas en el
una salida integral a dicho problema. ámbito de los servicios de salud pública, El ISDEMU invita a que las mujeres que
para la prevención, detección temprana, sufren algún tipo de violencia acudan
La LEIV establece cuales son las
atención e intervención en los casos de a cualquiera de las instituciones antes
competencias de cada cartera de Estado,
violencia contra las mujeres. Ministerio mencionadas para ser asesorada y
por ejemplo establece que las funciones
de Trabajo y Previsión Social tiene la en cualquier caso extremo hacer la
del Ministerio de Educación son
función de realizar, en los centros de respectiva denuncia. Las instituciones
“Promover el derecho de las mujeres a
trabajo acciones de sensibilización y están preparadas para responder a las
vivir libre de violencia y de discriminación,
prevención de cualquier tipo de violencia necesidades de cada caso, por lo que no
así como la divulgación de medidas
contra las trabajadoras, que afecten deben sentir temor alguno y tampoco
destinadas a la prevención y erradicación
sus condiciones de acceso, promoción, quedarse calladas. El abuso no debe ser
de cualquier tipo de violencia contra las
retribución y formación, La protección de algo normal, debe ser denunciado.
mujeres y adoptar medidas necesarias
los derechos laborales de las trabajadoras
para la detección y atención de los actos
que enfrentan hechos de violencia. En
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FLOREZCAN
Y LUCHEN:
ARTES
PUBLICITARIOS
En un mundo y una cultura patriarcal construida para violentar
a las mujeres de diversas maneras, es necesario que ellas se
convierten en sus propias heroínas, capaces de defenderse
a sí mismas y a las demás. Las mujeres contemporáneas,
aún reteniendo grandes rasgos de su feminidad, enfrentan
a la sociedad con espíritu de guerreras; ellas son como la
aparente delicadeza de una rosa, cuyas espinas puntiagudas
hacen sangrar a quien ose provocarlas. Es este espíritu
de autoprotección lo que la campaña busca retomar: las
mujeres como flores, frágiles y poderosas, capaces de
hacer sangrar a sus agresores, capaces de florecer y luchar.

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Yo soy
mujer.
yo soy
persona.
respétame.
Florezco
porque
me quiero,
florezco
porque te
apoyo.
No
silencio
mi voz, yo
le subo el
volumen a
mi fuerza.

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