completar el puzle pero mi persona no se contenta con el nombre no basta un número, una convención.
reconozco tenuemente mi sombra,
le doy forma a mi carne
No puedo ser uno, el pecho lo sabe
sabe de los avatares que nutren mis contradicciones. sabe que me gustaría llenar de frutos los mostradores, cambiar los celulares por agendas gastadas, cambiar los hijos de años futuros por manos amantes y cómplices.
Entre calles apretadas y fútiles
reconozco tenuemente mi sombra, le doy forma a mi carne mi pensar se estructura entre bocinas, vendedores ambulantes, pieles y curvas diferentes, pobreza reluciente y lujo invertebrado.
No puedo ser uno, el pecho lo sabe
sabe de los avatares que nutren mis contradicciones. sabe que me gustaría llenar de frutos los mostradores, cambiar los celulares por agendas gastadas, cambiar los hijos de años futuros por manos amantes y cómplices.
Los dedos ya gastados, el paseo matutino
con el que compartió el primer nido. viento tóxico de los motores golpeó fuerte, me dijo que aún el viaje continúa y que el descanso no es vida.
Este fue mi paseo, paseo donde no encontré piezas
no completé cabos ni me hice más persona. esperanzador no es el poema, es vividor vividor como busca ser este poeta.
Hija de mis besos:
Fue un año, agua sin fuente un año en donde las letras sobraron, cegado por tu totalidad aparente
Una rosa no te dí. café antes de partir
te hice amable, mujer anacrónica, llegaste y te fuiste como siempre lo quise.
Fue solo un año.
Primero yo tracé un círculo
luego hice crecer un árbol después puse un nido en la copa más arriba coloqué una nube también hice brotar el agua dibujé apenas un arroyo para que el árbol y nube y pájaro vivieran.
Mujer que el crucifijo te derrita el pecho.
la parte de tu sexo, obsesión estéril. ritualista muchas veces te nombré.
Sacerdotisa de pesares 10, 20, 30 caídas a tus pies. aun no me quemo, aun no vuelo.
Profeta, mesías de multiplicar
con tu genitalidad mi cuerpo. de luz a negro, ni medio beso. la cara corrida, mano distante.
Profecía intrínseca no desaparece.
hoy solo produces aflicción.
Por un tiempo te seguí
ofrecí medio ichtus añorando, ayayai dios mio, que volvieras con ese cuerpo en arco.